Mié 27 Nov 2019
Colombia prepara su aporte para el pacto común por la nueva economía
Atendiendo al llamado del Papa Francisco a “construir un pacto para cambiar la economía actual y dotar de alma la economía del mañana”, se desarrolló en la sede de la Conferencia Episcopal (CEC) una jornada de reflexión en torno al pensamiento católico sobre la gestión económica.
El encuentro, convocado por la Asociación de Empresarios Católicos de Colombia, la Corporación Millennia Global Part y la Fundación Grupo Social, contó con la participación de jóvenes economistas, estudiantes, emprendedores y profesionales en el campo.
En desarrollo de la jornada, realizada el 27 de noviembre, monseñor Héctor Fabio Henao, director del Secretariado Nacional de Pastoral Social, destacó la importancia de esta reflexión “porque justamente son temas que están sobre la mesa en este momento en el país”.
Refiriéndose a la manera en la que en el Evangelio se asume el tema de la economía, el también presidente del Consejo Nacional de Paz, Reconciliación y Convivencia señaló que “Jesús muestra que hay un camino hacia la generación de riqueza y que hay una posibilidad de un diálogo transformador en todas las relaciones” (…) Desde esta perspectiva, “la economía tiene que ser tocada por ese diálogo y esto está en el corazón de la iniciativa del Papa que nos reúne hoy”.
Refiriéndose a la economía actual que “funciona sobre la base del mercado, pero ha sido una economía de descarte. Una economía que ha generado mucho crecimiento, enormes progresos, pero al mismo tiempo ha ido descartando seres humanos” y dando la espalda a la naturaleza, el sacerdote dijo que el pacto para cambiar la economía actual, cuyo encuentro se realizará del 26 al 28 de marzo de 2020 en Asís, es un proceso de largo aliento en el que “corresponderá a los jóvenes repensar la economía y ver cómo ponemos en diálogo la construcción de paz, la economía y el cuidado de la Casa Común”.
Ante este desafío, destacó cuatro verbos utilizados por el Papa: reanimar, revisar, responder y reparar.
“Reanimar la economía tiene que ver con volver a darle vida, no es descalificar, satanizar, es volver a darle oxígeno desde la gratuidad que da un horizonte distinto que no es acumular bienes, es capacidad de humanizar”.
“Revisar hace relación a lo que ha sido la historia del mercado, responder ante las necesidades de los más pobres y reparar”.
Una economía de paz y reconciliación
Monseñor Bruno Marie Duffé, secretario general del Dicasterio para la Promoción del Desarrollo Humano Integral del Vaticano, compartió su aporte a través de un mensaje que fue leído a los asistentes.
Partiendo del contexto local e internacional en el que señaló se “pone en luz la crisis de nuestro modelo actual de desarrollo económico” en el que “no respetamos los derechos y las aspiraciones fundamentales de las personas”, destacó la urgencia de pensar otro paradigma cultural, económico y social del desarrollo.
En esta línea propuso cuatros pilares de una economía ecológica y social:
- Pensamiento y análisis de las necesidades primarias de nuestra humanidad. Estamos en un mundo de inequidades y eso es una violencia en sí mismo. Analizar las necesidades y posibilidades de compartir de una manera justa y eficaz es una condición primera de una economía social. Esto va cambiar la manera de calcular los intereses a la luz del bien común y romper con la acumulación de beneficios para un grupo de privilegiado.
- Pensar el sentido de invertir.Hay que reconciliar el mundo financiero y el mundo de la economía real y del trabajo humano. Hay demasiado que no sirve a nada y hay demasiado dinero que sirve a la muerte, a actividades que destruyen. Necesitamos una ética económica que permita decidir lo que es mejor para el futuro de la vida en nuestro planeta y lo que conduce a la muerte.
- La participación de todos en la vida económica. Tenemos una riqueza extraordinaria de talentos y de capacidades en los jóvenes y su experiencia en la tecnología. ¿Qué hacemos con esta riqueza? La guerra económica y geopolítica y los conflictos dejan muchísimas personas sin posibilidades de sobrevivir o de desarrollar sus talentos. Es terrible todo lo que perdemos en nuestro sistema actual de economía sin las personas y de conflictos que producen migraciones y muertes.
La participación es la condición de una economía viva con evolución más justa.
- El último pilar de la economía de fraternidad es la esperanza. No se puede hablar de humanidad si no abrimos por las actividades económicas a un futuro más pacífico y justo, un futuro de derecho y de la palabra compartida. Una esperanza de renovación con la memoria comunitaria. La economía no es solamente la actividad de producir sino también y sobre todo la de proteger y compartir.
La próxima jornada de reflexión como preparación para el aporte de Colombia en el encuentro de Asís tendrá como tema “iniciativas económicas en el marco de la economía con alma”.