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Opinión

Sáb 13 Ago 2016

“He venido a prender fuego en el mundo”

Por Monseñor Omar de Jesús Mejía Giraldo - No podemos olvidar que continuamos en la escuela de Lucas, donde el evangelista nos ha venido presentando las características propias de los discípulos de Jesús el Señor. Hoy en una lección más, Jesús le enseña a sus discípulos no una teoría o un discurso alejado de la realidad. Él enseña con su vida, Jesús, el Señor, el enviado del Padre, ha venido a traernos el Reino de Dios, a instaurar la Verdad, la Justicia, la Paz; pero el mundo aún no lo ha recibido en toda su plenitud. Su misión ha ido avanzando y la cercanía a Jerusalén es ahora más próxima. Por eso, exhorta a sus discípulos y hoy a nosotros: 1.He venido a prender fuego en el mundo: ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Lucas en su evangelio quiere hacer entender a su comunidad que ese fuego devorador que impulsa a la misión es el Espíritu Santo. El Espíritu Santo es quien produce realmente la conversión en las personas y en las comunidades. El Espíritu Santo es Dios, por lo tanto, su acción es una acción salvífica y transformante. El Espíritu Santo transforma desde dentro. No se trata por lo tanto de una mera transformación externa, es un cambio de corazón. Hermanos, la conversión no se puede dar de afuera hacía adentro, lo contrario, la conversión parte de la transformación mental y de corazón. No se nos olvide “donde está tu tesoro allí está tu corazón”. La conversión real, real…, inicia en la mente; porque se inicia por transformar lo que se piensa. Las acciones externas del ser humano nacen de lo que se piensa en la mente y se medita en el corazón. Por eso, la importancia de la educación. Padres de familia, por favor, por favor, ustedes son los primeros y principales educadores de sus hijos. Padres de familia, no permitan que el proyecto educativo, según la ley, se les meta en la intimidad de sus hijos. Padres, padres, son ustedes los primeros responsables de la educación de sus hijos. Son ustedes los que tienen que salir a decirle al gobierno que clase de educación quieren para sus hijos. Ustedes no pueden permitir que se impongan criterios foráneos, simplemente porque así son los intereses internacionales; ¿dónde está entonces la educación de contexto de la cual tanto se habla y se pregona? “He venido a prender fuego en el mundo: ¡y ojalá estuviera ya ardiendo!” Es ahora, mis queridos hermanos cuando en nuestra Colombia, tan amada por todos, tenemos que salir a manifestar nuestra fe, nuestra identidad. Tenemos que ser respetuosos, dialogantes, tenemos que estar abiertos a las transformaciones del mundo. Pero también es necesarísimo que ardan nuestros corazones para defender la ética y la moralidad de nuestros niños y jóvenes… Tenemos que decir con el salmista: “El celo por tu casa nos devora”. Hermanos queridos, por encima de todo, que nos impulse desde dentro el amor a Dios y el amor a los hermanos, especialmente a los más necesitados. ¡Que nos impulse desde dentro el amor por una vida recta y honesta!. El evangelio no puede ser para nosotros una noticia tranquilizante, ni mucho menos una droga que produce uniformidad, no. Diversidad sí, pero no uniformidad. Diversidad, con respeto por las tradiciones, por la herencia ética y cristiana que hemos recibido de nuestros mayores. 2.Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla! Recordemos que Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre y si algo le interesa resaltar a Lucas es precisamente la humanidad del Señor. Según el evangelio el recorrido que Jesús el Señor ha realizado le ha llevado a comprobar que la instauración del Reino de Dios Padre, no es una tarea fácil, Él sabe que su camino a Jerusalén es un camino riesgoso, pero por encima de todo está su identidad, su misión. Él tiene claro que no puede renunciar a su tarea por más dificultades que puedan existir. Siente angustia, porque experimenta que su misión es desafiante y así se lo hace saber a sus discípulos. La angustia es un sentimiento que se experimenta desde dentro, desde lo profundo del alma. La angustia no es ni buena ni mala. Es una situación que se puede presentar en cualquier momento de la vida y que se puede generar por múltiples situaciones. Por más desafínate que sea cada situación. Por más dificultades que se tengan en el camino de la vida, en el desarrollo de la misión – vocación, se debe permanecer y se debe pedir la ayuda del Espíritu Santo. Hermanos, ¿quién no ha sentido angustia? ¿qué nos genera angustia? ¿nos angustiamos por cosas realmente trascendentales o por realidades meramente pasajeras? ¿por qué nuestras relaciones son tan angustiosas? Vamos a pedirle al Señor que nos sane de la angustia. Si por alguna circunstancia “yo” siento que le genero angustia a alguien, recapacitemos y cambiemos de actitud. Cuidado, una angustia mal asumida nos puede llevar a la depresión y al suicidio. Una angustia bien asumida nos permite madurar y crecer humana y espiritualmente. 3. ¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división. ¿Qué nos está planteando el evangelio de hoy? Al parecer se trata de algo contradictorio, porque precisamente, la Palabra nos ha dicho muchas veces que Jesús es el príncipe de la Paz. En su nacimiento se anuncia la paz (Lc 2,14), a muchos que ha curado Jesús les dice “vaya en paz” (Lc 8,48), Jesús envía a sus discípulos como mensajeros de la paz, ¿porque dice ahora que ha venido a traer divisiones? Jesús le deja bien claro a sus discípulos que la paz que Él pregona es la paz mesiánica que no coincide con la paz romana o pacificación en sentido político. La actuación de Jesús no puede ser la pacificación exterior. Su venida conlleva para los hombres decidirse frente a él y su mensaje. La posibilidad de libertad de elección trae la escisión y la división. La figura de Jesús es el centro. La actitud de cada cual es la que divide. Se ejemplifica esta división desde la comunidad familiar. La actitud frente a Jesús crea nuevos lazos y relaciones que relativizan los lazos de la sangre. Era una experiencia vivida en muchas familias. Dentro de la misma familia unos se convertían y seguían a Cristo y otros se oponían y perseguían a los seguidores. Igual que ayer es hoy. La paz que la iglesia anuncia, es la paz del evangelio, es la paz de Jesús, es la paz de la fraternidad. La paz verdadera se construye desde la conversión real en función del bien común y de la justicia social y esta paz crea división interior, porque muchas veces tenemos que violentarnos desde dentro para obrar según la recta razón, según la ley natural y la ley sobrenatural y no según nuestros caprichos o lo más grave según nuestros intereses meramente individuales o egoístas. Nuestra tarea, hermanos es construir paz, reconociendo lo que somos: humanos y por gracia de Dios divinos. Es indispensable, que aunque hayan conflictos, construyamos paz desde la libertad, la justicia, la solidaridad y el diálogo. Esta paz, mis hermanos, no es política, ni politiquera. La paz verdadera es un don de Dios que nosotros con humildad y con fe debemos pedir al Espíritu Santo y debemos esforzarnos por construir entre todos como buenos artesanos de la paz, dispuestos al perdón y la reconciliación. Monseñor Omar de Jesús Mejía Giraldo Obispo de Florencia

Jue 11 Ago 2016

Todos los hombres son mortales, el gato es mortal, luego, los gatos son hombres

Por Monseñor Juan Carlos Ramírez - El título de este escrito es correctamente inferido pero su conclusión se distancia de la verdad porque una de sus premisas es falsa. En el mundo helenístico esta manera de razonar usaba las figuras del silogismo y era propio de los sofistas, que por medio de la exposición de premisas falsas o verdaderas, y conclusiones que no se adecuan a las mismas, buscaban defender algo y confundir al contrario. Hoy, en tiempos de híper modernidad, caracterizado por lo efímero y lo frívolo, con una cultura urbana consumista como estrado de la “Era del vacío”, -según la reflexión del filósofo francés, Gilles Lipovetsky-, los sofistas y sofismas florecen y reverdecen en la destrucción de sistemas referenciales, en la construcción de ambiguas antropologías que llevan a nuevas éticas y conviene identificar en la realidad, quién asume el rol de sofista y cuál es el sofisma en los llamados “lineamientos para la revisión y actualización de los manuales de convivencia” que deben ser revisados en las instituciones educativas, públicas y privadas del País. En una sociedad cambiante, con nuevos retos, es acertada y oportuna la Sentencia de la Corte Constitucional T-478 de 2015 que en la parte resolutiva le indica al Ministerio de Educación “ordenar y verificar que en todos los establecimientos de educación preescolar, básica y media estén constituidos los comités escolares de convivencia” y que sus contenidos “…sean respetuosos de la orientación sexual y la identidad de género de los estudiantes y para que incorporen nuevas formas y alternativas para incentivar y fortalecer la convivencia escolar…que permitan aprender del error, respetar la diversidad y dirimir los conflictos de manera pacífica…”. Lo anterior es lo que las instituciones educativas vienen realizando, es su visión y misión y tienen la disposición interna y el conocimiento científico y técnico para fortalecer sus manuales. El sofisma está en hacerle creer al país que para educar en la “no discriminación y respeto a las diferencias” debemos enseñarle a los dicentes que no se nace siendo hombre o mujer sino que eso depende de una construcción cultural, más aún, se quiere eliminar la idea de que los seres humanos se dividen en dos sexos. Porque no pensar que si clamamos por el respeto a las diferencias, el crecer, formarse y asumir esos valores es en el reconocimiento de mi identidad natural y que en la medida en que reconozco mi ser natural puedo valorar y entender al otro que me interpela y fortalece mi propia identidad y me habilita para respetar la opción de vida de los demás. El anterior sofisma busca arrasar la identidad de la persona humana, a tal extremo de afirmar que las diferencias entre el hombre y la mujer, “más allá de las obvias diferencias anatómicas, no corresponden a una naturaleza fija, sino que son producto de la cultura de un país o de una determinada época…”. Otro sofisma, es decir que la construcción de los “manuales de convivencia” es del resorte de cada institución educativa y que los cuestionados “lineamientos” son orientativos y simplemente para directivos y docentes; se desconoce que la educación es un proceso, que si se convoca a capacitación a las directivas y educadores el fruto de esas capacitaciones tienen como destinatario final al educando, o “¿quién hace mercado y lo lleva a la casa del vecino?. En síntesis: Las instituciones no se oponen a implementar en sus manuales de convivencia los valores necesarios para formar en el respeto a las diferencias, a una convivencia pacífica, a la no discriminación, no se trata de perseguir personas; pero el Ministerio de Educación no puede “manosear” la autonomía escolar que gravita en la Constitución y la ley y desconocer el derecho natural y positivo que tienen las familias de acompañar la formación integral de los hijos. Adenda: 1.- ¿Qué hay detrás de esos lineamientos de revisión y actualización de los “manuales de convivencia?. ¿Intereses políticos, económicos, políticas internacionales que condicionan procesos internos del país, el deseo de implantar una ideología que promueve una desconstrucción antropológica e impone una ideología cerrada al diálogo? El momento actual exige oración, reflexión, respeto profundo por las personas, pero libertad para confrontar las ideas. A este vestido, le falta tela. Monseñor Juan Carlos Ramírez Director Financiero y ecónomo Conferencia Episcopal de Colombia

Jue 11 Ago 2016

¿Pedir perdón a quiénes?

Por Raúl Ortiz Toro - Soy incrédulo con los medios de comunicación tendenciosos que, a veces, resultan ser la gran mayoría, pues de acuerdo a sus intereses particulares acomodan las noticias según su parecer y desdibujan la verdad al punto de presentar como banal un tema trascendente. El Papa Francisco, hace pocos días, en su viaje de regreso de Armenia - Cáucaso a Roma concedió, como es su costumbre, una entrevista a los medios de comunicación que lo acompañaron en el viaje. Una de las preguntas fue sobre qué pensaba el Papa de las declaraciones del cardenal alemán Reinhard Marx, quien acababa de dar unas declaraciones en una conferencia en Dublín en las que instaba a que la Iglesia pidiera perdón a la comunidad homosexual “por haberla marginado” según la pregunta de Cindy Wooden de CNS. El Papa, muy lúcido, afirmó lo siguiente para no dar aires de exclusividad a una sola comunidad, pero las noticias solo registraron lo sensacionalista: “La Iglesia no solo debe pedir perdón a las personas homosexuales que ha ofendido, sino que debe pedir perdón también a los pobres, a las mujeres explotadas, a los niños explotados en el trabajo, debe pedir perdón por haber bendecido muchas armas. La Iglesia debe pedir perdón por no haberse comportado muchas veces. Los cristianos, la Iglesia, es santa, los pecadores somos nosotros”. Y de allí, ya sabemos lo que titularon al otro día: que la Iglesia estaba ahora comprometida en el lobby gay. No. La Iglesia está comprometida con la persona humana y su dignidad y en ese sentido el Papa dice que debe pedir perdón a todos aquellos que han buscado en la Iglesia a una madre que acoge y han encontrado las puertas cerradas o las bocas silentes. No falta quien piense que pedir perdón es una muestra de debilidad que la Iglesia no debe ofrecer; pero estas también son resistencias históricas como los pecados de los bautizados; recordemos, por ejemplo, las reacciones a la hazaña de San Juan Pablo II en el Jubileo del año 2000 cuando el primer domingo de Cuaresma pidió perdón a la Humanidad “por los pecados de los hijos de la Iglesia” y concluía diciendo: “Nunca más contradicciones con la caridad en el servicio de la verdad; nunca más gestos contra la comunión de la Iglesia; nunca más ofensas contra cualquier pueblo; nunca más recursos a la lógica de la violencia; nunca más discriminaciones, exclusiones, opresiones, desprecio de los pobres y de los últimos”. Esta reflexión del Papa nos cae muy bien para el contexto en el que se encuentra Colombia: Perdón, Reconciliación, Justicia, Paz, Progreso… Los Señores Obispos en la Asamblea Plenaria del Episcopado, realizada la primera semana de julio, buscaron traducir estos sentimientos del Papa y con humildad pedirán perdón en nombre de la Iglesia por las veces en las que los bautizados esperaron una mano amiga, una defensa oportuna, y no la encontraron. Pero también es la ocasión de ofrecer el perdón a todos aquellos que han visto a la Iglesia como una enemiga cuando se ha comprometido en la igualdad y la justicia, cuando ha acompañado a los ciudadanos en los procesos de reivindicación de sus derechos y de defensa de la vida. Esas dos facetas: dar y pedir perdón son tan cristianas como plausibles en la actual realidad del país. Sería realmente histórico. P. Raúl Ortiz Toro Docente del Seminario Mayor San José de Popayán rotoro30@gmail.com

Mié 10 Ago 2016

¡Marchemos por la familia!

Por Monseñor Pedro Mercado Cepeda.- La comunidad educativa, no solo confesional sino también pública y laica, junto a numerosas Asociaciones de Padres de familia, Iglesias y comunidades de fe, han manifestado al Gobierno y a la opinión pública nacional su honda y creciente turbación por las directrices emitidas por el Ministerio de Educación Nacional con el fin de revisar y ajustar los Proyectos Educativos Institucionales –PEI- y los Manuales de convivencia de todos los colegios del país, públicos y privados. La violencia escolar, en sus diversas manifestaciones (discriminación, matoneo o bullying) es un tema que causa profunda preocupación a los padres de familia, a las autoridades académicas y a la entera sociedad, incluida la Iglesia, que no ha sido nunca ajena a esta problemática. Ha sido, de hecho, pionera en la lucha contra este terrible y creciente flagelo. Mucho antes de que las instituciones del Estado –Corte Constitucional, Congreso de la República o Ministerio de Educación- posaran su mirada sobre el problema, la Iglesia en Colombia había dedicado al tema al menos dos Congresos Nacionales –el último de ellos promovido por el Departamento de Educación de la Conferencia Episcopal de Colombia en el 2012- que dieron pautas, muy concretas, para establecer una convivencia escolar fundada en el respeto, la tolerancia y el diálogo. Durante muchos años, desde un enfoque educativo integral -basado en el fortalecimiento de las habilidades relacionales de los estudiantes y de sus familias, del cultivo de virtudes y valores personales- se han conformado grupos de prevención antibullying, se han establecido pautas para brindar atención integral a las víctimas de matoneo y se han fortalecido las “escuelas de padres”, incluyendo mecanismos para la resolución pacífica de los conflictos intrafamiliares, dada la fuerte relación causal entre la violencia escolar y la violencia en las familias. Se trata pues de una perspectiva incluyente que aborda el problema desde sus más profundas y variadas causas. Lamentablemente, hasta el momento el Ministerio de Educación ha desconocido la riqueza de estas experiencias, pretendiendo abordar la compleja problemática de la discriminación y de la violencia escolar desde el reductivo enfoque de la “ideología de género”. Este enfoque ideológico, que el Cardenal Salazar ha definido como “peligroso y destructivo”, no ha sido invención de la Ministra Parody. Se ha convertido en pieza imprescindible de las políticas estatales, no solo de este gobierno, que –hay que reconocerlo y denunciarlo- ha terminado potenciando la nefasta influencia de esta ideología, hasta el punto de incluir sus postulados en el texto de los acuerdos de paz. Es pues claro, que el problema al que nos enfrentamos es mucho mayor y más grave que el de las modificaciones de los manuales de convivencia escolar. La ideología de género, incluida en los acuerdos de paz, entrará –sin mayores debates- a hacer parte de nuestro ordenamiento constitucional. Algo se tendrá que decir también sobre esto… Es en definitiva este enfoque ideológico sesgado, y no la lucha contra la discriminación o la violencia escolar, causa común de todos, el motivo fundamental de las preocupaciones, controversias y debates originados por las directivas ministeriales. No se puede tapar el sol con un dedo. Basta leer la lista de las instituciones contratadas por el Ministerio –aparentemente sin previa licitación- para poner en entredicho su objetividad y neutralidad. Y basta leer el contenido de las propuestas y las preguntas dirigidas a los rectores para darse cuenta que el objetivo perseguido por el Ministerio extralimita sustancialmente las competencias que la Corte Constitucional le confió. A juicio de varios expertos constitucionalistas, el Ministerio se extralimitó en su interpretación de la Sentencia T-478 de 2015. Dicha providencia no era un “cheque en blanco” que daba al Ministerio potestad omnímoda para imponer por decreto una ideología, desconociendo la sana pluralidad social y el respeto de otros derechos constitucionales amparados por la jurisprudencia de la misma Corte, como la libertad religiosa, la libertad de conciencia, la libertad de enseñanza, la autonomía educativa o el derecho de los padres a educar a sus hijos según sus valores y convicciones éticas, morales y religiosas, etc. Estos son los derechos que, como ciudadanos, reclamamos. Pero todo tiene una solución. Existe siempre el recurso al dialogo. Estoy convencido de que la Señora Ministra escuchará el justificado clamor de la sociedad colombiana y los argumentos de millones de padres de familia que quieren –como ella- luchar contra la discriminación y la violencia, sin tener por ello que renunciar a su inalienable derecho a ser los principales educadores y formadores de sus hijos. De parte nuestra, como ha dicho el Cardenal Salazar, la voluntad de dialogar y de contribuir al bien común persiste siempre. Confío entonces en que, muy pronto, pueda establecerse entre el Ministerio de Educación, las Iglesias y los padres de familia un diálogo fecundo, con presencia de otros grupos sociales, que pueda enriquecer la lucha conjunta contra la violencia escolar y la discriminación, también contra las personas con tendencia homosexual, cuya dignidad y derechos deben ser siempre respetados. Esa es también misión que nos compete. A quienes participan en las marchas por la familia, convocadas en distintas ciudades, quiero animarlos a ser auténticos testigos. Que su comportamiento, gestos y palabras, reflejen siempre la justicia de su causa y el amor de Cristo por todas las personas, sea cual sea su condición. Recuerden que no nos manifestamos en contra de nadie –persona o grupo social- sino a favor de la familia, de sus derechos y libertades. Mons. Pedro Mercado Cepeda Secretario Adjunto de la Conferencia Episcopal de Colombia para las Relaciones con el Estado Vicario Judicial de la Arquidiócesis de Bogotá

Mar 9 Ago 2016

“Premia tu Corazón” Tu ayuda es la mejor forma de decir, Gracias

Por Monseñor Juan Carlos Ramírez - El próximo domingo 28 de agosto, se realiza en la Iglesia colombiana la Campaña “Dona Nobis”, en la cual los católicos del país y las personas de buena voluntad, ayudan con su oración a la obra evangelizadora de la Iglesia. La expresión “Dona Nobis” se puede traducir (dona a nosotros-concédenos). Dona a nosotros la alegría de compartir tu ofrenda para que el anuncio del mensaje del evangelio se traduzca en un principio interno que está en el origen de nuestra misión y le da forma a nuestra manera de vivir y se concreta en acciones y compromisos orientados a aliviar y erradicar el sufrimiento de los hermanos. Concédenos, es la súplica de la Iglesia que necesita de tu generosidad para poder sostener en el tiempo la acción pastoral, para que el clamor de los más necesitados encuentre una respuesta que les permita sentir la inmensa y paternal caridad con la que Dios les ama. Desde el evangelio, nada puede justificar la indiferencia ante el sufrimiento ajeno, como bautizados, tenemos el compromiso de ayudar a difundir el evangelio y esto implica oración, discipulado, generosidad de tiempo y de recursos para sostener proyectos, personas, acciones a favor de quienes en el anuncio salen al encuentro y tienen “hambre” y debemos darles de comer. Hacerlo es “premiar tu Corazón y tu ayuda es la mejor forma de decir, Gracias”. Premiar tu corazón es asumir las resonancias que suscita la palabra «corazón» en tu vida de bautizado. El corazón es lo que se halla en lo más interior; en lo íntimo del hombre se hallan, los sentimientos, pero también los recuerdos y los pensamientos, los razonamientos y los proyectos. El corazón del hombre designa toda su personalidad consciente, inteligente y libre. En el ejercicio de esa libertad, compartir con la Iglesia de manera oblativa, tu ofrenda; es permitir que hombres y mujeres que han hecho una opción de vida de servicio a los pobres, puedan seguir tratando de aliviar, con el anuncio del evangelio y acciones de promoción integral de las comunidades, el dolor y la necesidad de quienes poco pueden esperar de unas estructuras sociales injustas y con frecuencia corruptas. Premiar tu corazón es saber y sentir que con tu ofrenda ayudas a sanar la memoria histórica de los hermanos. Si Dios es un misterio de misericordia y compasión hacia sus criaturas, cuanto más, debe ser alegría para nosotros acoger, introducir y desarrollar esta compasión, “Dios es caridad y quien permanece en la caridad, permanece en Dios. Ama, pues, al prójimo y en él, verás a Dios”, San Agustín de Hipona. Dona Nobis, una oportunidad para “Premiar tu Corazón”. Monseñor Juan Carlos Ramírez Director Financiero y ecónomo Conferencia Episcopal de Colombia

Lun 8 Ago 2016

Suicidio juvenil

Por: Mons. Ismael Rueda Sierra - En los últimos días, ha sido causa de gran preocupación en los diversos ambientes sociales de Santander y del Área Metropolitana de Bucaramanga, el reporte de las autoridades sanitarias, comentado por un periódico regional, sobre el alto índice de intentos de suicidios que están ocurriendo, especialmente en la población joven. Las estadísticas hablan de un número de 190 casos reportados en el primer semestre, o sea, prácticamente uno diario. Las causales descubiertas tienen que ver con síntomas depresivos (24%) o trastornos afectivos (21%) o debido a problemas legales (11%). El segmento de edad de la mayor ocurrencia de estos dolorosos episodios está entre los 15 y los 29 años. Se presenta un mayor número entre la población femenina (65%). Las mismas estadísticas dan cuenta que en Colombia, en el mismo periodo se han presentado 8.175 casos de intento de suicidio. Conclusión: problema nacional. Estos son los hechos registrados, o pudiéramos decir el fenómeno que aparece en la superficie de lo que puede ser conocido, incluso con números estadísticos. Pero es importante reflexionar todos sobre las causas que pueden estar afectando tan seriamente la salud mental y el equilibrio emocional, especialmente de las poblaciones jóvenes. Los comentarios psiquiátricos dan a entender que mucho tiene que ver con los problemas en la vida de las familias, especialmente aquellos que sobrevienen de la violencia intrafamiliar, de la falta de diálogo y comunicación asertiva que muchas veces no facilitan ni la resolución de conflictos domésticos o de relaciones y que sin duda, revelan el desconocimiento de los problemas puntuales de los miembros de las familias o de las comunidades. Tenemos que decir que en esta hora de la vida del país en la que de tantos modos el tema de la paz se ha convertido en el punto de mayor interés para los colombianos, y de la necesidad de trabajar para conseguirla y sostenerla, estos análisis no puede quedar al margen sino que por el contrario, constituyen preocupación que amerita puntual cuidado. El bienestar integral, la capacidad para superación de frustraciones (resiliencia), el perdón y la reconciliación, así como la alegría de vivir, han deben ser el fruto de muchas acciones educativas y pedagógicas de acompañamiento para los grupos de familias, instituciones educativas, grupos especialmente afectados por el conflicto, personas concretas, comunidades locales etc. Si examinamos el mensaje de la pasada Asamblea Plenaria del Episcopado, sobre el compromiso con la paz, podemos observar que las citadas allí “raíces de las violencias”, tienen mucho que ver con el fenómeno objeto de este comentario pues en ellas anidan también las raíces de tantos desequilibrios emocionales que afectan tan profundamente la alegría de vivir y un auténtico sentido de bienestar. Sólo por recordar, pensemos en lo que significa el alejamiento de Dios, la crisis de humanidad, la desintegración de la familia, la pérdida de valores y el relativismo ético, los vacíos del sistema educativo etc. señalados en el documento en mención. Pastoralmente significa para la Iglesia, atender también a esta sintomatología e intensificar, por decirlo así, en la pastoral familiar, juvenil y educativa especialmente, acciones pertinentes como respuesta evangelizadora y de acompañamiento humano y espiritual. Con mi fraterno saludo. + Ismael Rueda Sierra Arzobispo de Bucaramanga

Sáb 6 Ago 2016

Para orar, meditar y vivir

Por Monseñor Omar de Jesús Mejía Giraldo - “Ojos y oídos bien abiertos” Para comenzar nuestra meditación de hoy, partamos de cinco máximas que se enseñan en el movimiento scout, en la rama de los lobatos. Se trata de las máximas fundamentales para sobrevivir en la selva, son a su vez las palabras mágicas que debe aprender el niño al inicio de su proceso de formación en el movimiento mencionado. Son máximas tomadas del “libro de la selva”: • El Lobato piensa ante todo en los demás. • El Lobato tiene los ojos y los oídos bien abiertos. • El Lobato es limpio y bien aseado. • El Lobato dice siempre la verdad. • El Lobato es alegre. Continuando nuestro proceso de formación en la escuela de discipulado, escuchemos ahora las máximas o palabras mágicas que Jesús, el Señor dirige a sus discípulos: 1.No temas, pequeño rebaño: porque vuestro Padre ha tenido a bien darles el reino El discípulo no puede ser temeroso. El discípulo sabe en quién ha puesto su confianza. El discípulo sabe que su Padre celestial cuida de él y por eso se confía en Él. El discípulo se reconoce un hijo amado del Padre y por eso no tiene porque temer. Dice la Palabra, salmo 36: “Sea el Señor tu delicia. Él te dará lo que pide tu corazón. Encomienda tu camino al Señor, confía en Él y Él actuará. Descansa en el Señor y espera en Él, los que esperan en el Señor poseerán la tierra. El Señor asegura los pasos del hombre. Se complace en sus caminos, si tropieza, no caerá, porque el Señor lo tiene de la mano. Confía en el Señor, sigue su camino”. El seguidor de Jesús debe vivir sabiendo que el reino del Padre es ya una realidad en él. Su vida goza del cariño, la protección y la seguridad que el Padre otorga. Hermanos, creámosle a la Palabra. Preguntas: ¿Hermanos, vivimos confiando absolutamente en el Padre celestial o vivimos en la desconfianza y en el miedo? ¿Por qué tanto temor al futuro? No temas, pequeño rebaño. Dios nos ama y nos ha prometido la vida eterna, a quiénes creamos en Él. Tengamos en cuanta las siguientes palabras de San Agustín al interpretar el texto: “Si, a pesar de las fatigas diarias, perpetuas y gigantescas, ponen los hombres tanto cuidado en morir lo más tarde posible, ¡cuánto mayor no debe ser el esmero para no morir nunca! Sin embargo en esto nadie quiere pensar”. No temas, pequeño rebaño. Hermanos, pensemos en Dios, pensemos en nuestro futuro con Él y en Él. En nuestra vida cristiana el futuro es ya, porque quien vive en Dios, ya vive en la eternidad. Recordemos las palabras de la Beata Isabel de la Trinidad: “Qué importa estar en el cielo o en la tierra. Vivamos en el amor para glorificar al Amor”. El cristiano, cristiano, el que ha tomado en serio el don de la fe; quién de verdad, verdad, es ya discípulo del Señor vive inserto en el reino de Dios; reiteremos esto nuevamente con el testimonio de la Beata en mención: “Yo he hallado mi cielo en la tierra en mi querida soledad del Carmelo, donde vivo a solas con Dios solo. Todo lo hago con Él. Por eso realizo las cosas con alegría divina. Que barra, trabaje o haga oración, todo me resulta encantador y delicioso porque descubro a mi divino Maestro en todas partes”. 2.Vendan sus bienes, y den limosna Una vez más se aborda en el evangelio de Lucas el tema del dinero. Es una exhortación continua, en la cual el Señor pretende instruir muy bien a sus discípulos. Quien de verdad opta por ser cristiano seriamente, debe entender que su vida no depende de sus bienes. Los bienes materiales son necesarios, pero no son la vida. El dinero no puede ser el móvil de uno a quien el Padre le ha confiado su reino. 3.Dónde está tu tesoro, allí está tu corazón El corazón para la sagrada escritura es fundamental porque es allí, donde se anidan los sentimientos de bendición o de perdición. El corazón es el centro de las emociones, de las pasiones y de los sentimientos; el corazón es el centro de la “inteligencia emocional”. El corazón es un órgano físicamente esencial para conservar la vida. Igualmente ocurre en la vida espiritual, sin un corazón sano no hay vida espiritualmente sana y no podrá existir una relación sana y trasparente frente a Dios y frente a los hermanos. Sin un corazón sano jamás reconoceremos la presencia de Dios en nuestras vidas. La persona que no posee un corazón sano espiritualmente vive en conflicto con Dios y con los demás. Custodia tu corazón dice el Papa Francisco. Custodia tu corazón es lo que le dice el Señor a sus discípulos, porque “dónde está tu tesoro allí está tu corazón”. Hermanos: ¿Cuál es el tesoro de nuestra vida? ¿A qué o a quienes le hemos endosado nuestro corazón? ¿Cuál es la razón de ser de nuestra vida? ¿Tenemos una razón por la cual luchar? ¿Esa razón por la cual luchamos es realmente importante, es trascendental o pasajera? Para custodiar nuestro corazón es fundamental: Orar; estudiar la Palabra; el amor al hermano; respetar y amar la naturaleza; conocer nuestra fe (formación); anunciar el reino, esto nos enriquece y nos ayuda a ser custodios de nuestra fe. 4.Estén siempre en vela Dice el Señor a sus discípulos en el huerto de los olivos: “Estén en vela y en oración para que no caigan en la tentación, porque la carne es débil y el espíritu es fuerte”. El Señor continua formando a sus discípulos y Él sabe de la debilidad de cada uno de ellos, por eso, los invita a estar en actitud vigilante. Estén despiertos, atentos, cuídense de no caer en la tentación. Sin vigilancia no hay perseverancia y sin perseverancia es imposible la fidelidad. Para permanecer en la fe es necesario mantener los “ojos y los oídos bien abiertos”. San Pedro dice: “Estén sobrios y vigilantes, porque el diablo, como león rugiente anda buscando a quién devorar, resistan firmes en la fe(1 Pe 5,8). Por los sentidos externos entran a nuestro corazón los buenos o los malos deseos. 5. Ser administradores fieles y solícitos Frente al Señor cada uno deber dar a la medida de sus capacidades. Dice San Agustín: “¿Qué tienes que no lo hayas recibido del Señor?” La vida es un don, la fe es un don, los bienes que se poseen son dones que Dios nos ha dado. Pedro le pregunta al Señor, ¿has dicho esa parábola por nosotros o por todos? Él le responde con otra parábola que termina con la siguiente máxima: “Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá; al que mucho se le confió, más se le exigirá”. Es decir, cada uno debe dar en cuanto ha recibido. Hemos recibido el don de la fe y de la esperanza, tenemos que dar fe y esperanza, el cristiano no puede ser una persona derrotada. No podemos enterrar nuestros talentos, debemos ponerlos a producir. “Cada ser obra de acuerdo a lo que es su ser”. Somos discípulos del Señor, debemos entonces pensar, obrar y vivir como discípulos del Señor. El evangelio nos invita a ser proactivos a ser misioneros y difusivos. La Palabra de Dios nos convoca a gastar nuestra existencia con responsabilidad y buscando siempre producir frutos de eternidad, de paz y de fraternidad. Tarea: Continuar con la lectura del libro de los proverbios.

Vie 5 Ago 2016

La bandera de la verdad, en defensa de la verdadera educación

Por Monseñor Víctor Ochoa Cavid - Hay valores y realidades que, por la grandeza de su significado y por la trascendencia que tienen en la vida concreta de las personas, no pueden quedar a la deriva, ni quedar a merced de las opiniones y posiciones tan variables que hoy se proponen. Muchos quieren implantar sus modelos de pensamiento, que de una parte son respetables, pero que como católicos no podemos compartir, pues tocan el ser mismo de la dignidad de la persona humana. Hace ya algunos años, el Papa Benedicto XVI, en una famosa intervención ante algunos políticos europeos, recogiendo la experiencia milenaria de la Iglesia, Maestra en humanidad, declaró que ni la vida humana, ni la familia, ni la educación son principios negociables (Benedicto XVI, 30 de marzo 2006). El Papa en su momento nos recordó cómo la vida humana es sagrada desde su inicio mismo, desde el instante de la concepción hasta su fin natural. Claramente no está en juego, no se puede exponer un don tan grande a las ideas de quienes, por culpable ignorancia, pretenden dejarla a disposición de aquellos que la quieran impedir, interrumpir o truncar, siguiendo los criterios de un humanismo disfrazado en el que la visión del hombre queda recortada a su utilidad. La familia, célula fundamental de la comunidad humana, tampoco es negociable. Obviamente que se habla de la forma natural y original de la familia, con todo lo que representa la grandeza de la unión de un hombre y una mujer, que abiertos a la vida, quieren encontrarse para conformar un espacio de amor y de comunión (espiritual, corporal, de convivencia), que se refleja en los hijos, en la descendencia que expresa la calidad del amor que la engendra y la fidelidad al mandato divino que, más que prolongar una especie, busca hacer del mundo el hogar de pequeñas comunidades humanas en las que no faltarán las limitaciones. Es una comunidad de vida, en la cual el hombre y la mujer, unidos por el amor y bendecidos por Dios, regalan el don de la vida. Por ello, todo lo que se refiera a la familia debe estar marcado por el respeto a su identidad, por la salvaguarda de sus derechos, por el afán de custodiar lo que con razón avalada, por la sabiduría de la experiencia iluminada por la voz misma de Dios, se ha querido llamar Santuario de la Vida en el que, si bien hay dolorosas y complicadas situaciones, no puede cambiarse lo que la misma creación hace evidente y lo que genere un desarrollo armónico de la persona y de la comunidad humana. Entre las cosas que no podemos negociar está la Educación, tanto la forma como los contenidos, pues es el lugar y el espacio donde formamos y modelamos al hombre, desde su infancia. Educar está mucho más allá de generar y ofrecer información, no es solo la metodología y la forma. Educar es formar la persona, mostrarle horizontes claros, poner en el corazón de todos verdades estables y claras, no informaciones confusas, valores auténticos, que sean capaces de vencer el relativismo de las cosas sin sentido y de las posiciones parciales que se quieren imponer como verdades definitivas. La educación es algo muy complejo y exigente. No es una organización que transmite datos es una experiencia que modela seres maduros y equilibrados, capaces de decidir, de vivir a plenitud, de acoger con respeto y colmar de esperanza el corazón de todos. La educación no es una caprichosa actividad que ensaya pedagogías dudosas y favorece ideas oscuras que deforman al ser humano o lo encasillan en modos y costumbres parcializadas. Es generar libertad en el precioso significado de la expresión que está muy lejos de ser caos y desorden, para indicarnos que es armonía y bondad, belleza y paz que nos permiten seres humanos, que más que informados, han sido modelados por la sabiduría de siglos de verdad y de bondad. Con presuntos criterios de modernidad, de aparente libertad, se van imponiendo modelos educativos y contenidos, incluso en el campo moral que son inaceptables para la Iglesia Católica. Tenemos que defender al hombre y los contenidos que generen una verdadera formación. No podemos dejar pasar ideas que no forman en la verdad y en los sanos principios del bien y de la trascendencia que Dios quiere para el hombre. La educación no es la academia del relativismo. No puede estar sujeta a principios fútiles y pasajeros y depender de la voluntad de un funcionario o de una simple moda o defensa de una propia condición. La educación tiene que estar fundada en el santuario de verdades tan claras y luminosas que, como las que ilumina la fe, le dan al ser humano su altura y su grandeza y lo distancian del caos, del desorden, de la violencia y de la inmoralidad. Principios y valores morales no pueden depender de la volatilidad de momentos y de actitudes que pretenden fortalecer posiciones que no corresponden al sentimiento de todos los miembros de la comunidad, especialmente en momentos que son fundamentales para la persona humana (niñez, adolescencia, juventud). Estas batallas tenemos que afrontarlas con claridad y verdad, con respeto por las personas humanas, por su condición natural y por su diversidad. Pero tenemos que afirmar la verdad y los principios que no son negociables. La Iglesia de frente a estas propuestas toma la bandera de la verdad y de la defensa de los altos principios que constituyen a la persona humana. ¡Alabado sea Jesucristo! Mons. Víctor Manuel Ochoa Cadavid Obispo de Cúcuta (Colombia)