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“El ritual de la reconciliación”, la escultura colombiana en el Vaticano
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José Augusto Rivera Castro, escultor colombiano nacido en el municipio de Herveo, departamento del Tolima, ha dedicado su vida artística a producir obras que tienen que ver con acontecimientos nacionales, siempre en la perspectiva de hacer reflexionar al público acerca de ideales sublimes que tiendan a la justicia, la solidaridad, la esperanza, la reconciliación y la paz.
En esta línea creó la escultura “El ritual de la reconciliación” que, según afirma, “tiene todo que ver con la vida violenta que hemos vivido a través de tantos años en Colombia” y que en el momento que la pensó, la relacionó con la firma del acuerdo de paz para nuestro país, en Cuba. “Mi reflexión fue: si ese acuerdo de paz se firma con la guerrilla más numerosa y que más dolor le ha causado a este país, entonces lo que sigue es el perdón y la reconciliación, tal como lo ha planteado el Papa Francisco en todos los lugares del mundo donde él ha ido a predicar”.
Para conocer más sobre esta escultura que, muy pronto, estará en los jardines del Vaticano, nos reunimos virtualmente con Rivera Castro, y hoy compartimos esta entrevista con ustedes.
¿Por qué un grupo de personas abrazándose? Explíquenos la obra
Bueno, el asunto es que aquí tenemos un problema que no es de unos individuos, o de unas familias, o de unos vecinos, sino que es un problema de toda la nación en todos los confines del territorio patrio, es decir, es un asunto de todos y al que todos tenemos que enfrentar y solucionar de la mejor manera. Entonces yo quise representar un grupo grande de personas. Pero este asunto, ahora que hablaba del Papa, no es solamente de Colombia, sino que es un asunto que concierne a muchas nacionalidades, podría decir que concierne a la humanidad entera. Por eso, la versión final de “El ritual de la reconciliación”, que va a estar en los jardines del Vaticano, es representando las diferentes etnias de la humanidad que nos conforma.
En nuestro país siguen los actos de violencia por distintos actores. A pesar de todo este panorama, que a veces se ve desalentador, usted sigue llamando la atención a través de su obra para recordarnos que la esperanza nunca se debe perder.
Sí, es desalentador desde la perspectiva que se mire. Por ejemplo, si tú lo miras desde la perspectiva del desarme de miles de hombres que pertenecieron a la guerrilla de las FARC, eso nos debe animar mucho. Ahora, si tú lo miras desde la perspectiva de los políticos que andan enfrentados, los unos desprestigiando y pretendiendo acabar los acuerdos, y los otros acreditándolo y hablando desde su interés político, otra será la perspectiva.
La mía es la perspectiva de quien quiere mirar la vida nacional como la miran los profetas, vaticinando que vendrán tiempos mejores porque es la única posibilidad que le queda al artista. El mismo Papa Francisco nos pide que realicemos obras que sean esperanzadoras para la humanidad. En ese sentido todas mis obras, a lo largo de mi vida, han sido esperanzadoras. He sido testigo de mi época, cada una, en cada lugar donde la he dejado, le da al público la posibilidad de hacer una interpretación esperanzadora sobre los destinos de nuestra patria.
Esta obra ha sido elaborada en miniatura y ha recorrido varios lugares de Colombia. ¿Qué representa para usted que este trabajo sea reconocido y, sobre todo, sea tenido en cuenta como símbolo de paz en los diferentes espacios donde ha llegado?
Has mencionado algo supremamente importante para el artista. Uno realiza una escultura, pero desde mi punto de vista no es una obra de arte hasta tanto el público no la reconozca como tal, no le dé el valor simbólico que el artista quiso representar allí en la obra. Y, entonces, el camino que ha tenido esta escultura yo lo puedo titular desde La Chinita, Apartadó, Urabá… hasta el Vaticano, porque en cada una de las instancias, de los espacios, de los eventos donde la escultura ha sido presentada ha ido ganando reconocimientos y te los voy a nombrar brevemente.
El primero es que en el evento de perdón que recibieron las FARC a las víctimas en el barrio La Chinita de Apartadó, donde cometieron una masacre, allí la escultura fue ubicada en el atril de los oradores para que recibiera el evento. Después la escultura fue llevada al Senado de la República para proponer que la obra fuese entregada al Papa Francisco como un reconocimiento del compromiso con los otros. Y en la Nunciatura Apostólica, al lado de tantos regalos que le llevaron al Papa, él se detuvo, consideró la escultura, la interpretó, la sintió y decidió llevársela para el Vaticano.
Y, luego, cuando tomamos la decisión de proponerle al Papa Francisco que esa escultura la queríamos hacer monumental como una donación del pueblo colombiano en reconocimiento a su formidable pastoral social por el mundo en torno al perdón, la paz y la reconciliación, en la gobernación del Vaticano el cardenal Giuseppe Bertello, le dio su reconocimiento y agradeció que tuviéremos esa iniciativa y nos ofreció ubicarla en el lugar donde más peregrinos concurrieran en el Vaticano, y lo hacen en condiciones normales 10 millones de personas.
Estuvimos con el director de cultura del Vaticano e, igualmente, le dio su valor y la comparó con otras obras que han tenido importancia en la historia de la humanidad, como el Guernica de Picasso y dijo: “Esta escultura podría llegar a representar este periodo de la historia de la humanidad”.
Finalmente, estuvo en las oficinas de la doctora Barbara Jatta, directora de los museos del Vaticano y ella dijo: “No solamente queremos la escultura monumental en los jardines del vaticano, sino queremos esta maqueta que nos estas trayendo para integrarla a la colección del museo de arte contemporáneo de los museos del Vaticano”.
Así, por donde ha pasado la obra, a las comunidades donde hemos ido a mostrarla, ha gustado mucho y hasta la han comprado, porque las distintas versiones que yo he hecho de “El ritual de la reconciliación” se han ido vendiendo, lo cual nos está sirviendo para financiar la obra monumental. En cada uno de esos lugares la escultura ha encontrado un reconocimiento, las personas le han dado valor y quieren tener la obra para que ella le hable a todas las personas que la vean del compromiso de quien la posee, pero también del interés, para que quienes la vean se sumen y se conviertan en ciudadanos tejedores de reconciliación.
¿Usted mismo le entregó la obra de arte al Papa Francisco?
No, el procedimiento fue que una comisión del Congreso de la República se desplazó a la Nunciatura Apostólica, el nuncio la recibió, y la ubicó junto con los demás presentes para el Papa. Ya no estábamos en tiempo cuando el Senado propuso ser incluidos en un protocolo especial, porque esto fue preparado con mucha anticipación y ya nosotros llegamos fuera del tiempo para integrarnos en el protocolo.
¿Cómo ha sido el proceso para que la escultura llegue al Vaticano?
El primer momento fue cuando el Papa dio su veredicto sobre la obra y se la llevo. Vino luego un segundo momento y fue comprender las razones del Papa para llevarse la obra y, entonces, yo traduje un libro del Papa que se llama: “Mi idea del arte” y comprendí que al Papa le podía llegar perfectamente la idea de hacerla monumental, puesto que él dice que las obras de arte deberían servir para apoyar la evangelización y “El ritual de reconciliación” es un apoyo poderoso para el interés que tiene el Papa sobre la reconciliación en el mundo.
Entonces, entendiendo eso, busqué el apoyo de la Cancillería colombiana y el doctor Carlos Holmes Trujillo, quien ya me había apoyado en el pasado para un monumento a la paz en Medellín, me apoyó y le pidió al doctor Jairo Aníbal Riaño, en ese entonces embajador de Colombia en la Santa Sede, para que hiciera gestiones a fin de que este proyecto fuera aprobado por el Vaticano. Cuando esto comenzó yo me desplace a Roma y acompañé al embajador en todas estas cuestiones.
Fue una iniciativa mía, fue una iniciativa apoyada por la cancillería, gestionada por el embajador de Colombia ante el Vaticano logrando la aprobación del Estado Vaticano. No obstante, por gestión de humildes migrantes latinos en el Vaticano, el proyecto logró llegarle directamente al Papa Francisco y él nos mandó la razón de que esa escultura le importaba mucho y la quería en los jardines del Vaticano.
Con esas dos aprobaciones yo regresé a Colombia y he estado en dos actividades: una, en la realización escultórica y, dos, apoyando la gestión de los recursos que está en cabeza de una entidad que se llama Crónica, especializada en apoyar proyectos como este.
Y, en este momento, ¿cómo avanza el proyecto de la obra?
Bueno, la escultura tiene varios momentos: el proceso escultórico. El primero de ellos se llama modelado, que es lograr la figura definitiva que uno quiere tener en la obra; ese trabajo lo hicimos en medio de las cuarentenas y logramos terminarlo definitivamente.
El segundo momento es llevar la escultura a la fundición. Aquí se hace todo un recorrido que comienza con moldes de silicona, luego en esos moldes se hace un vaciado de la escultura exactamente igual, pero en cera, y esas ceras se cubren con un molde refractario que se calienta; entonces la cera se derrite y el espacio que ocupaba la cera lo ocupará después el bronce que es ya el momento de vaciar el bronce en los moldes para empezar a encontrar de nuevo la escultura.
La escultura va a ser en bronce y tendrá un color dorado, porque yo considero que la reconciliación es un tesoro que los pueblos del mundo deben cuidar y deben preservar.
¿De qué manera se está subsidiando esta propuesta? ¿Quiénes lo están apoyando?
Inicialmente, antes de la pandemia, habíamos hablado con la Conferencia Episcopal porque tuvimos la oportunidad de presentar el proyecto un año atrás al episcopado que se reunió en Bogotá y éste ofreció apoyo al proyecto. Conseguida esa adhesión de la Conferencia Episcopal, entonces nos reunimos con ellos para planear la difusión del mensaje a todas las parroquias y a todos los empresarios amigos de la Iglesia a fin de conseguir apoyo. Pero a los dos días entramos en cuarentena y todo ese plan quedó ahí, porque los templos tuvieron que cerrar y en este momento la población en general se encuentra en una situación muy difícil y, entonces, no es apropiado lanzar esta campaña.
No obstante, hay empresas y entidades que no sufrieron tan duro el impacto de la pandemia, entonces hemos recurrido a ellas y hemos encontrando donaciones que nos han permitido llevar la escultura hasta el punto donde está hoy. Es tener ya tres fundiciones de las 30 que tenemos que hacer porque la escultura se secciona por partes. Entonces tres de esas partes ya las tenemos fundidas y estamos trabajando para conseguir recursos y seguirlas fundiendo. Tenemos en perspectiva varias ofertas económicas, pero también se pueden vincular mediante la recolección de chatarra de cobre y eso es algo que el pueblo católico y las comunidades pueden hacer sin un esfuerzo tan grande, porque es buscar en sus casas y pedirle a los amigos y los vecinos que seleccionen de las cosas desechables que tienen, el material metálico de color amarillos que llamamos cobre.
Esta es una campaña en la que aún estamos cortos, pero que deberíamos emprender en algún momento porque, por más difícil que sea la situación de las personas, ayudar a conseguir esta chatarra no es nada engorroso.
La recolección de chatarra también cuenta. Por decir algo, hay empresas del sector eléctrico que tienen cables y quitan cables eléctricos, esa chatarra nos puede servir a nosotros. Entonces también va el mensaje para los empresarios que nos puedan ayudar.
¿En dónde se podría hacer el contacto para aquellas personas que quisieran donar la chatarra de cobre?
Pues yo estoy pretendiendo tener una reunión con monseñor Elkin Fernando para proponerle que difundamos ese mensaje, que le pidamos al pueblo católico ese propósito. Entonces si lo logramos, el punto de acopio serían las parroquias. Pero aún no lo tengo hablado, conversado y mucho menos aprobado.
Pero en los colegios sí hemos desarrollado una labor que hemos denominado tejiendo reconciliación y le pedimos a los estudiantes que reúnan la chatarra y en el momento en el que sea presencial la educación ellos vayan y depositen la chatarra de cobre.
¿Cuáles son las medidas de la escultura y para cuándo se tiene previsto que este en los jardines del Vaticano?
La escultura tiene 2,50 metros de altura, 2,20 de largo y 2,00 de ancho; es una escultura bastante grande. El tiempo de entrega depende de varios factores: el primero, de cuando terminemos de conseguir los recursos, porque en el momento que se termine de pagar la escultura, ya se puede retirar de la fundición. Y el segundo factor depende de la evolución de la pandemia y la agenda del Papa en el Vaticano que está aún muy incierta.
Agradecimiento al Vaticano
El Papa y las autoridades del Vaticano tuvieron la generosidad de abrirle las puertas por primera vez a un artista americano en los jardines del Vaticano. Y eso, en gran parte, es un honor para Colombia, porque vamos a tener un mensaje muy poderoso de lo que surgió de nuestra situación ahora ante el mundo. Entonces cuando los peregrinos circulen por allí van a oír de parte del guía un mensaje esperanzador que nosotros mismos le estamos enviando al mundo.
Agradecimiento al episcopado
Para terminar, tenemos un agradecimiento muy grande a la Conferencia Episcopal y en especial para monseñor Elkin Fernando, porque nos han apoyado en la medida de las posibilidades incondicionalmente, incluso nos enviaron una carta llamando a todo el mundo a vincularse al proyecto. Es importante decirlo porque a todo señor todo honor.
Para mayor información del artista, podrán comunicarse en el correo electrónico: arivera51@hotmail.com
"Nuestro pueblo gime de dolor": Pro-Vicario de Guapi
Mar 5 Nov 2024
Sobre “La Paz Total”
Jue 7 Nov 2024
Mié 16 Oct 2024
Manifiesto de la Pastoral Afrocolombiana: hacia el fortalecimiento del “rostro negro” de la Iglesia Católica
A través de un manifiesto, quienes lideran, animan y acompañan la Pastoral Afro en Colombia reafirman su compromiso con el fortalecimiento de los procesos de evangelización en sus territorios “desde el ser, el pensar y el soñar” del pueblo negro. Además, con su contribución a las diversas organizaciones sociales, de género y étnicas presentes en los territorios; de tal manera que se logre avanzar hacia la búsqueda de dignidad, igualdad, equidad, justicia, desarrollo y paz en las comunidades. En el mensaje, los sacerdotes, religiosas, religiosos y laicos que se desempeñan como agentes de la Pastoral Afrocolombiana también asumen un compromiso directo con la promoción y formación de diversos liderazgos en medio de sus comunidades, ayudando a “que la diversidad y la juventud sean dinamizadores de nuestro ser como Iglesia”, enfatizan.Allí también confirman su participación en el Jubileo del 2025 convocado por el papa Francisco, especialmente, propiciando espacios de comunión eclesial en medio de la amplia diversidad étnica y geográfica de Colombia; todo esto, - expresan- “para continuar nuestra caminada como Iglesia con rostro propio, desde las directrices de nuestra Iglesia Católica”.La declaración es fruto del XXI Encuentro de Pastorales Afrocolombianas -EPA-, desarrollado el pasado mes de septiembre en la ciudad de Cartagena, en el que participaron cerca de 200 personas de diferentes territorios del país. En él, se desarrollaron diferentes actividades de formación, espiritualidad, trabajo colectivo e intercambio cultural.Este EPA que se desarrolló bajo el lema “UBUNTU: Espiritualidad afro para una Iglesia profética”, permitió reconocer la riqueza cultural y espiritual del pueblo afrocolombiano, así como las diversas realidades sociales, muchas veces complejas, que enfrentan actualmente sus comunidades.El encuentro fue acogido por monseñor Francisco Javier Múnera Correa, arzobispo de Cartagena y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, y acompañado por monseñor Omar Alberto Sánchez Cubillos, arzobispo de Popayán y por monseñor Juan Carlos Barreto Barreto, obispo de Soacha y presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social. También estuvo presente el padre Carlos Alberto Zuluaga Benjumea, IMC, Director del Área de Etnias del Secretariado Permanente del Episcopado Colombiano. Vea a continuación el informe del encuentro, elaborado por la Oficina de Comunicaciones de la Arquidiócesis de Cartagena:
Jue 10 Oct 2024
Salud mental en las comunidades rurales: 'EscuchArte' es la apuesta de la Iglesia y la Alcaldía de Cali
Desde 1992, cada 10 de octubre, el mundo conmemora el Día de la Salud Mental, una fecha establecida por la Federación Mundial de la Salud Mental y promovida por la Organización Mundial de la Salud, para crear conciencia acerca de los problemas de salud mental que afectan a tantas personas de distintas edades y condiciones. En Colombia, una encuesta aplicada por el Ministerio de Salud en 2023, permitió identificar que más del 66% de los colombianos ha enfrentado algún problema de salud mental y que, en la mayoría de los casos, son los hogares los entornos donde más se generan. Sin duda, esta es una realidad que preocupa a muchos actores e instituciones en el país, entre ellos, a la Iglesia.En este contexto, el pasado mes de septiembre, la Arquidiócesis de Cali y la Alcaldía de Cali iniciaron la implementación de “EscuchArte”, un programa a través del cual realizan jornadas de apoyo psicosocial en los comedores comunitarios a través de los cuales la Pastoral Social, la Secretaría de Bienestar Social de Cali y miembros de la comunidad, alimentan diariamente a cientos de personas de escasos recursos económicos que habitan las zonas rurales.“En Cali estamos acompañando estos procesos porque como Iglesia es muy importante caminar de la mano de cada una de estas personas, porque es importante la salud integral de toda la persona. Jesús nos enseña eso, a recuperar a la persona como tal en todas sus dimensiones”, explica el padre José Luis Jaimes Ortiz, director del programa Comedores Comunitarios.La apuesta de la Iglesia y la Alcaldía de Cali en los comedores comunitarios va mucho más allá de brindar alimento físico a quienes más lo necesitan. Se trata de acercar la oferta de atención en salud mental a quienes tienen menos posibilidades de acceso a este servicio. Allí, tanto niños como adultos, participan en actividades pedagógicas asociadas a temas como gestión de las emociones, amor propio, importancia de la escucha, prevención de violencias y del suicidio y herramientas de autocuidado.“La idea de ir a corregimientos y veredas es llevar la oferta de salud mental de comedores comunitarios a esos territorios que son apartados, donde ellos no tienen mucha posibilidad de acceder a un psicólogo. Hay gente que no baja de allá, entonces estamos acercando esa oferta porque nos parece supremamente importante la salud mental y, además, también estamos bajando un poco el estigma de esta profesión que la gente no asiste porque dicen que es para un enfermo de salud mental y no es eso. Estamos haciendo mucha prevención”, comenta Claudia Vargas Hincapié, la líder del componente de Psicología de los Comedores Comunitarios.De los 759 comedores comunitarios que tiene la Arquidiócesis de Cali, en los que entregan 74.455 raciones diarias de comida, 42 están ubicados en estas zonas rurales, hasta la fecha, han realizado estas jornadas en los corregimientos de Pance, Saladito, Navarro, Felidia y Los Andes. Además, con estudiantes de algunos colegios aledaños y con sus padres han adelantado actividades formativas sobre como comunicación asertiva y el uso correcto de dispositivos móviles. Esperan hacerlo próximamente también con docentes.Justamente Nubia Lucumí, beneficiaria del programa en el comedor comunitario de Navarro, cataloga esta iniciativa como una bendición y reconoce su importancia en ese contexto:“Es tan importante que vengan acá, porque la verdad hay muchas personas que tienen muchas necesidades donde han perdido un ser querido, donde pasan situaciones duras de violencia, de maltratos en las casas, por las parejas”.Al tratarse de una iniciativa de la Iglesia, también con un alto componente espiritual, los psicólogos que hacen parte de este programa tienen claro que su labor va mucho más allá de aplicar los conocimientos y herramientas psicosociales propias de su formación; se convierte en una misión muy especial: prestar sus oídos y su corazón para llevar consuelo y esperanza a quienes más lo necesitan, inspirados en la misión del mismo Jesucristo.“Escuchar a la gente nos recuerda la época donde Jesús asistía al pueblo, donde lo escuchaba, donde se sentaba en medio de mucha gente para atenderlos, para saber qué les pasaba, cuáles eran sus dolencias. Básicamente este ejercicio que hacemos como psicólogos nos permite dibujar un poco de lo que Jesús fue en ese entonces” narra Marco González, psicólogo que hace parte del programa.Vea el informe audiovisual a continuación:
Mié 2 Oct 2024
Con la Copa de la Fe 2024, la Diócesis de Riohacha se la jugó por la fraternidad y la misión
El 27 de septiembre concluyó en la Diócesis de Riohacha la novena versión de la Copa de la Fe. El evento deportivo y pastoral protagonizado en esta oportunidad por 543 sacerdotes de las iglesias de Colombia, México y Venezuela finalizó con la disputa de los tres partidos finales por las copas de oro, plata y bronce; así como con un emotivo acto de clausura en el Estadio Federico Serrano Soto de la capital de La Guajira.Tras el partido contra los sacerdotes mexicanos, una vez más, el equipo de la Diócesis de Garzón se coronó campeón de la Copa de la Fe; ya había levantado la de oro en dos ocasiones anteriores (2016 y 2023). La copa de plata fue para el equipo de la Arquidiócesis de Bucaramanga y la de bronce se la llevaron los presbíteros de la Arquidiócesis de Medellín.Monseñor Francisco Antonio Ceballos Escobar, obispo de esta jurisdicción eclesiástica, entregó un balance muy positivo de este evento, que no solo buscó motivar el deporte, sino también la fe y la fraternidad entre los sacerdotes y con las diferentes comunidades parroquiales e instituciones públicas presentes en esa Iglesia particular, que acogieron y se sumaron a su desarrollo.“El mensaje de fondo es mostrar una Iglesia fraterna en los sacerdotes, una Iglesia que deja las sacristías, que sale a la calle; una Iglesia que, como dice el Papa, está en salida misionera. Porque somos conscientes que no solamente se hace misión anunciando el Evangelio, sino que con la actitud, con la vida, con el ejemplo que la gente vea de nosotros…Una iglesia joven, una iglesia que se involucra en todos los ámbitos”, explicó el prelado.Por primera vez, la Copa de la Fe se adelantó en escenarios deportivos de varias localidades. Además de Riohacha, los partidos se jugaron en los municipios de Barrancas y Dibulla. Al respecto, monseñor Ceballos destacó:“Quisimos sacar la Copa de la Fe fuera de Riohacha, sabiendo que allá en estas periferias hay personas que también necesitan vivir con intensidad estos acontecimientos el deporte, el arte, la música, el encuentro fraterno, escuchar el Evangelio. Si nos hubiéramos quedado aquí en Riohacha, hubiéramos hecho una buena Copa de la Fe, pero no hubiéramos llegado a estos rincones de la geografía guajira que tanto necesita de la presencia de la Iglesia. En síntesis, fue una misión extraordinaria”.Al cierre de esta Copa de la Fe asistieron también monseñor Pablo Emiro Salas, monseñor José Mario Bacci y monseñor Óscar José Vélez, todos de la provincia eclesiástica de Barranquilla a la que pertenece la Diócesis de Riohacha. Para monseñor Francisco su presencia significó un respaldo muy importante, que también le dio una connotación especial al evento.“Su mera presencia, para uno, es muy importante, porque se da cuenta que la Iglesia es una, que estamos en una Iglesia que es diversa, pero es una Iglesia que se colabora mutuamente; una Iglesia donde se vive en profundidad la fraternidad, la fraternidad misionera, la fraternidad episcopal. Y eso lo he sentido yo como obispo de la Diócesis de Riohacha, el apoyo de mis hermanos obispos de la provincia”.Entérese de más detalles a continuación en el informe audiovisual:
Mar 1 Oct 2024
Comedores comunitarios de la Arquidiócesis de Cali: un reconocimiento a la invaluable misión de sus gestoras y gestores
La Arquidiócesis de Cali y la Alcaldía Distrital reconocieron la labor y el esfuerzo que realizan los más de 2.000 gestores y gestoras de los 759 comedores comunitarios a través de los cuales, tanto Iglesia, como institucionalidad y comunidad, buscan garantizar alimento diario a 75.000 habitantes de las zonas urbanas y rurales de ‘La Sucursal del Cielo’. Con espíritu solidario y fraterno, estos voluntarios donan su espacio y tiempo para recibir, preparar y entregar los alimentos diariamente.Desde la Iglesia, la jornada de integración contó con el liderazgo del padre Diego Fernando Guzmán Ruiz, delegado para la Vicaría Episcopal para el Servicio del Desarrollo Humano Integral de esa Iglesia particular. Además, estuvo presente la Secretaria de Bienestar Social de la Alcaldía Distrital de Cali, María Isabel Barón.El padre Diego Guzmán compartió que, los comedores comunitarios son una iniciativa que inició con la Arquidiócesis de Cali y la comunidad hace 10 años aproximadamente, dentro de los cuales, la última parte se ha desarrollado en alianza con la Alcaldía Distrital. Gracias a esa misión conjunta se ha logrado tener una incidencia en la capital vallecaucana que va, desde la mitigación del hambre, hasta la ayuda psicosocial que se brinda a las personas beneficiarias. De allí que el programa tenga como lema “Sobre la mesa, recuperamos a Cali”.“La Iglesia tiene esta vocación natural del servicio y cuando podemos unirnos todos, sin distingos políticos ni religiosos, sino con el ánimo de poder servir, podemos hacer estos programas que tienen tanta incidencia en la ciudad”, explicó el presbítero.Así mismo, Yeimy Jhoana Bernal, quien alterna su rol de madre con el de ser gestora en el comedor comunitario ‘La Gracia de Dios’, manifestó que su experiencia en allí ha sido muy especial y grata ya que, además de brindarle alimento a los más necesitados, ser parte del programa le ha permitido compartir con diferentes personas.“Es muy grato ser gestora, es muy grato el acompañamiento que nos ha prestado la Alcaldía, que nos ha prestado también la Arquidiócesis y todas las personas que trabajan allí luchando por este programa”, manifestó la gestoraA lo largo de la jornada, se rifaron $25.000.000 de pesos en sorteos y se entregaron alrededor de 80 anchetas. De igual forma, realizaron actividades lúdicas, como bailes y juegos, a cargo de 40 animadores, con las cuales los asistentes pudieron disfrutar del encuentro organizado para su reconocimiento.En contextoPara hacer posible el trabajo de los comedores comunitarios facilitando la participación de los gestores y gestoras, el programa dispone de alrededor de 53 buses con capacidad para 40 personas, ubicados de forma estratégica en varios puntos de la ciudad. Desde allí, los trasladan hacia los puntos de servicio; 42 de ellos están ubicados en zona rural y 717 en zona urbana.En los comedores se sirven 74.455 raciones diarias de comida, los fines de semana se entregan entre 1.100 y 1.300 raciones, ratificando así el compromiso de la Iglesia por aportar a las comunidades menos favorecidas de la ciudad y llevando consigo el mensaje de la caridad cristiana y la esperanza de Jesucristo.Vea el informe audiovisual a continuación: