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catatumbo

Lun 8 Nov 2021

“Quiero servir al Catatumbo con el propósito de ayudar a ver la luz que hay en este lugar de Colombia”

Estas fueron las palabras del sacerdote Israel Bravo Cortés, quien luego de hacerse público su nombramiento como obispo de Tibú, dirigió un mensaje al pueblo de Dios que peregrina en estas bellas tierras del Catatumbo. El obispo electo ha dicho que se considera discípulo de Dios, por tanto se atreve a escucharlo y seguirlo esforzándose por vivir el Evangelio, y es así, como ha indicado, asumirá en obediencia este nuevo encargo pastoral en el Norte de Santander. “A lo largo de mi existir le he pedido al Señor que guíe mis pasos, que me diga por dónde ir. Sé que solo me pierdo y con Él en mi vida he podido amar y servir con alegría. Hoy Él me pide un nuevo servicio en la Iglesia, así lo entiendo. No soy ni el mejor ni el peor, pero siempre he sido un discípulo de Dios que se atreve a escucharlo y a seguirlo, alguien que se esfuerza por vivir el evangelio y compartirlo con los demás. Así recibo este encargo del Papa Francisco de pastorear la Iglesia particular de Tibú”. Comparó su nombramiento con la multiplicidad de rayos que suelen caer durante el año en esta región del país, fenómeno que es conocido por los indígenas Motilón Bari con el nombre de “Catatumbo”, y agregó, que si bien para muchos estas centellas de luces pueden producir temor, suspenso e incertidumbre, para otros puede ser “un faro de luz que embellece la oscuridad”. “Con este sentir, quiero ir al Catatumbo: con el deseo de compartir la luz que engalana mi vida y la de muchos creyentes, la luz de Cristo, y poder así poner mis capacidades y fuerzas al servicio de los más pobres y necesitados”. El sacerdote dijo no sentirse solo para asumir este nuevo encargo pastoral que la Iglesia le encomienda, por lo que advirtió que desea seguir compartiendo esa luz con los demás y continuar el recorrido que otros han emprendido tanto en lo pastoral como en lo social. En este contexto recordó a quienes han pasado por estas tierras dejando su huella. “Sé que ya son muchos los testigos de la fe que han dado su vida por la evangelización de esta Iglesia particular y que hoy son muchos los incansables discípulos misioneros que han cultivado y construido su vida y ministerio en esta tierra: laicos, sacerdotes diocesanos, religiosas y religiosos, misioneros, catequistas, benefactores. Espero seguir contando con su invaluable y vital entrega”. Al dirigirse a los hombres y mujeres que habitan esta región del Catatumbo, les manifestó su unión y cercanía para estar con ellos, resaltando su valentía y coraje con la que han tenido que afrontar los diferentes conflictos sociales que allí están presentes, como son la violencia, el narcotráfico, los cultivos ilícitos, entre otros. “Junto a ustedes, espero crecer en la fe, proclamar la buena nueva que Cristo nos trajo y, sobretodo, insistir en que no podemos dejar que la violencia en todas sus formas apague la luz de la verdad y las grandes esperanzas de todos los hijos e hijas de Dios que habitan aquí”. Para este nuevo prelado, que lleva marcada su vida pastoral con 25 años de servicio como sacerdote, no hay una experiencia en particular que le haya marcado su vida, pues resaltó que cada tarea que realiza la hace con cariño y esto, le ha dejado grandes satisfacciones, desafíos y aprendizajes. Su conocimiento sobre esta región en el Catatumbo no le es del todo desconocido, pues observó que de niño su familia habitó estas regiones, así también de seminarista y sacerdote tuvo la oportunidad de vivir algunos momentos pastorales, además de conocer parte del clero. "No conozco tanto la región como quisiera (...) es una realidad nueva para mí y vamos a ir conociendo un poquito más, haciendo lo que mejor se pueda (...) tengo en mente llegar pronto a trabajar. El plan de vida que hay que hacer ya está definido en el Evangelio, hay que vivir la caridad y buscar la dicha del Señor siendo pobres en el espíritu, sabiendo dar la vida y no perder la sensibilidad, buscando trabajar por la justicia y la paz, tratando de no dejar de construir siempre una sociedad mejor”, puntualizó.

Mar 25 Feb 2020

"Pedimos soluciones de afuera y las merecemos, pero en ellas no están todas las salidas": obispo de Tibú

Ante la actual situación que afronta el Catatumbo, el obispo de la diócesis de Tibú, monseñor Omar Alberto Sánchez Cubillos, ofreció un mensaje a la comunidad de fe y a todos los que hacen parte de esta región del país, para que vean en esta crisis grandes oportunidades y actúen de manera particular como parte de la solución de los problemas. “Estamos unos y otros diciendo sobre nuestra realidad siempre lo mismo y culpando a los mismos (…) Si no somos capaces de leer correctamente lo que nos está pasando y nos quedamos atrapados en las coyunturas sin ir a la raíz de nuestros problemas, no sabremos apostar por una solución efectiva”, afirmó el prelado. Sostuvo que es importante conocer el territorio que se habita, sus dinamismos, sus intereses y protagonistas para no hacer lecturas básicas que arrojen soluciones erradas. “Creemos que conocemos nuestro territorio, pero puede ser que no sea así, no parece que nos esforcemos en relacionar todo lo que hay en él (…) Nuestro conocimiento es pobre si lo hacemos desde nuestros intereses particulares y limitados o simplemente desde lo que los otros nos dicen; tal vez no estamos haciendo el diagnóstico correcto y por eso nos enfocamos en soluciones erradas”. Monseñor Sánchez asintió que, si bien se tiene la potestad de exigir desde afuera a las instancias garantes por el respeto a los derechos de las personas, también es un hecho que esto ha permitido una parálisis y una justificación para no actuar internamente, por lo que animó a reflexionar en familia y a nivel comunitario en la construcción de un futuro compartido. “Queremos y pedimos soluciones de afuera y las merecemos, pero en ella no están todas nuestras salidas de fondo, nuestros problemas salen también de adentro (...) Los invito a pensar a cada uno en su futuro personal; aquí, en este territorio de bondades y dolores, pensemos en nuestro futuro con nuestra familia, para dónde vamos con ella, pensemos en nuestro territorio, qué futuro nos espera. Cada campesino humilde, cada comerciante, cada transportador, cada pobre y cada rico, el adulto y el joven, los doctos y los sencillos, tenemos que pensar en esto ahora sin buscar culpables que es lo más fácil y suele ser una trampa que nos impide mirar hacia adentro y hacia adelante”, aseveró. Al recordar, desde el cristianismo, que Dios siempre está con su pueblo y no lo abandona, que las soluciones no son simples porque los problemas son complejos y, por esto, “no hay que perder el aliento, la cordura, la sensatez ni el interés para seguir trabajando con persistencia y realismo contra todo lo que nos hace daño y particularmente a esta tierra bendita (…) Porque esta tierra necesita un proceso fuerte y claro para pasar de los criterios que nos están finalmente destruyendo a los criterios de Jesús que dan vida”. Finalmente, dijo que la crisis que vive actualmente el Catatumbo no es una crisis social sino humana, “no se trata de volver a esa normalidad por la que todos claman, que es dolorosamente anormal y, por tanto, no tiene ingredientes de solución plena para todos”. Aseguró que es importante ir a la raíz de los problemas donde se necesitará de la ayuda de todos para llegar a la verdadera libertad de los pueblos: “un pueblo de Dios que camina hacia la verdadera libertad, este es un pueblo valiente, trabajador, inquebrantable, capaz de levantarse siempre y de seguro que así saldremos adelante”.

Lun 11 Feb 2019

El Catatumbo, realidad de la Colombia profunda

Temor, miedo, zozobra y convivir con la cultura de la muerte es el pan de cada día de más de un millón de personas que habitan a lo largo y ancho de la región del Catatumbo en nuestro país. Las extensas siembras y cultivo de la planta de coca es la bandera que marca este territorio, regido además, por toda clase de acciones ilícitas y desorden moral. Conviviendo con esta realidad, la presencia de la Iglesia no está al margen. Todo lo contrario. Su trabajo es relevante pero prudente y laborioso. A través de sus representantes los obispos y presbíteros escuchan, ven y tienden puentes de diálogo entre las partes enfrentadas, como el ELN y el EPL, entre otros grupos armados vigentes en esta zona. Atienden a la sociedad civil y pastorean a una comunidad que vive entre la incertidumbre por sobrevivir y el miedo. Paciencia activa La Iglesia también proporciona esperanza en este territorio donde la tensión es continua, que sueña que el Catatumbo algún día pueda vivir en paz. Son muchos, también, los actores que intervienen para aportar un cambio positivo y de renovación en estas tierras, como la cooperación de organismos internacionales como la OEA, las Naciones Unidas, embajadas, organizaciones campesinas, entre otros. Y, por supuesto, animan a que el Estado, fije sus ojos en esta cruda realidad y se logre un cambio en este territorio. Recordemos que el Catatumbo o Región del Catatumbo, como también se le conoce, pertenece al departamento de Norte de Santander, en el noroccidente de Colombia y se extiende hasta la zona de Maracaibo en la República Bolivariana de Venezuela, por lo que se considera una región “transfronteriza”. Cuenta con 33 municipios y una población con alrededor de 1.200.000 habitantes. El obispo de la diócesis de Tibú, Ómar Alberto Sánchez Cubillos, perteneciente a la orden de los dominicos, concedió a la oficina de comunicaciones de la arquidiócesis de Bogotá una entrevista y describe con sus palabras la realidad de esta región del país. Fuente: Of. de comunicaciones arquidiócesis de Bogotá

Vie 12 Oct 2018

Situación de orden público es compleja en el Catatumbo

Así lo aseguró el obipo de Ocaña, Monseñor Ángel Villa Vahos, en una entrevista concedida al periódico El Nuevo Siglo. El prelado expresó su preocupación por los últimos casos de secuestros en la zona, la falta de inversión social y por la 'incipiente' implementación de los acuerdos de paz. EL NUEVO SIGLO:¿Cómo está la situación de orden público en Norte de Santander? GABRIEL ÁNGEL VILLA:En estos momentos estoy fuera de la región, porque estoy participando en el Sínodo sobre los Jóvenes, la Fe y el Discernimiento Vocacional, pero por medio de los medios digitales estoy enterado de lo que sucede en la zona. Como bien sabemos, de tiempo atrás viene una lucha entre los grupos el Eln y el Epl por el dominio de la zona. Esto se ha agudizado en distintos momentos, sobre todo en algunas áreas como Vellavista, Convención, Acarí y parte de El Carmen y Teorama. Se han presentado en estos días secuestros, como el del niño Cristo José, que fue liberado, pero sigue secuestrado el señor Jesús David Castilla, comerciante de la ciudad de Ocaña, y tuvimos noticias del secuestro de un señor Vergel, de la Playa de Belén. Por lo tanto, la situación es compleja y la gente vive con miedo de lo que puede suceder en la zona. ENS:¿Cómo es esta zona? GAV:Como bien sabe, se trata de la región del Catatumbo, una región rica en muchos recursos naturales, como la madera, también la palma, el carbón, pero está también infectada por la siembra de la coca y esto se convierte en combustible que enciende en todo momento situaciones sociales difíciles, por lo tanto, es una situación compleja que esperamos pueda tener el mejor desenlace en el resto de los años. ENS:¿Qué espera para la zona? GAV:Lo que la región requiere siempre es inversión social. Todavía hay mucha escasez en vías de comunicación para sacar los productos de los campesinos, lo que tiene que ver con carreteras terciarias; falta mayor número de educadores; puede faltar en algunos de los pueblos inversión en acueducto y alcantarillado. Son situaciones que hacen entender que se necesita mucho la inversión. Esta, que ha sido una región de frontera, siempre ha sido descuidada. ENS:¿Cómo ha sido su trabajo pastoral? GAV:El trabajo pastoral siempre ha sido con la gente, acompañándolos en las distintas situaciones. Tenemos un plan de pastoral que también logra priorizar lo que más necesita cada población. Hay algunas zonas que requieren una atención especial en la pastoral social, lo que se hace en zonas de conflicto por medio de fundaciones caritativas a nivel de Iglesia. Lo que más valora la gente es la presencia del sacerdote, que nunca abandona a sus comunidades, la cercanía, la compañía y el buscar alternativas para solucionar las distintas situaciones. ENS:¿Y el tema de la implementación de los acuerdos de paz con la Farc, cómo avanza? GAV:En Norte de Santander la presencia de las Farc no fue tan fuerte. Allá hay presencia más activa del Eln. Solamente hubo un campamento en la zona de Tibú y unos pocos que había de las Farc. Parece que están retornando a actividades de beligerantes, por lo tanto, los acuerdos en Norte de Santander todavía son muy incipientes. En la región no se notan los efectos de los acuerdos con las Farc, porque la realidad es distinta a otras zonas del país. ENS:¿Cómo le ha ido en Sínodo? GAV:Son tres semanas y cada uno de los padres que asiste, los distintos obispos, tienen la oportunidad de hablar. La primera semana trata de la realidad, lo que se ha llamado reconocer la situación de los jóvenes en el mundo. La Iglesia está presente en los cinco continentes. La segunda semana es interpretar esa realidad, saberla leer a la luz del Evangelio, de las ciencias sociales y la última semana es elegir. Es decir, qué acciones podríamos tener para ayudar a los jóvenes en esta época. Hemos reconocido los valores de los jóvenes, pero también la problemática que viven. Fuente: El Nuevo Siglo

Jue 3 Mayo 2018

Catatumbo: “La gente como que perdió el miedo”

El obispo de Tibú ha sido uno de los protagonistas de las movilizaciones en Catatumbo para parar la violencia desatada en la zona en estos meses. Su visión del problema de la coca y del papel de guerrillas y Estado es clarificadora. Monseñor Omar Alberto Sánchez Cubillos, Obispo de Tibú, ha sido una voz crítica y valiente en aquella región abandonada por el Estado. Monseñor también ha liderado las recientes protestas en el Catatumbo en contra de la guerra. Cerca de cien mil personas se han visto afectadas por la confrontación que mantienen el Ejército Popular de Liberación (EPL) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), dos guerrillas que se disputan el control de la zona. Colombia Plural conversó con él para entender mejor lo que está pasando en el Catatumbo. La siguiente es la entrevista que Monseñor Omar Alberto Sánchez Cubillos, Obispo de Tibú, concedió al portal COLOMBIA PLURAL. — ¿Cómo está la crisis humanitaria hoy después de cuatro meses de enfrentamientos entre las dos guerrillas? Hasta donde sabía estábamos cerca de los seis mil desplazados, hay veredas confinadas. La cifra de muertos es incierta, porque a lo mejor si han caído en el campo ellos no van a dejar ver sus víctimas, pero las ha habido, de hecho esta semana mataron a un líder conocido del EPL. El EPL tiene tomados unos muchachos como rehenes, que no sé si ya los estarán devolviendo. — Usted dice que nunca había visto movilizaciones tan grandes y potentes en el Catatumbo exigiéndole a los grupos armados que cesen la confrontación. ¿Algo está cambiando? Por venir de afuera uno puede tener la percepción de que la cultura en el Catatumbo es de resignación frente a los grupos armados, es decir, vamos a sobrevivir con este grupo y lo tenemos que tolerar. La gente se ha adaptado para sobrevivir y tiene un código de resignación muy alto. ¿Qué es lo nuevo? Al comienzo de la confrontación lo que uno percibía es que los líderes deseaban que las guerrillas sólo se pusieran de acuerdo, consideraban que eso era suficiente. Pero el pueblo del Catatumbo es un pueblo parado, valiente, fuerte, que aguanta muchas cosas, así que el boicoteo que hizo el EPL con el paro armado fue muy mal pensado porque sumó todas las voluntades contra la guerra. El paro fue una estrategia que no se sabía si era de guerra o de paz: poner la gente en la mitad para presionar una negociación con el ELN, pero finalmente les sucedió al revés porque la gente hizo unas expresiones contra la guerra tremendas, que no es tan fácil porque estos grupos están muy insertados y vinculados con la comunidad, pero en ese sentido ahí hay una circunstancia nueva: la gente como que perdió el miedo. Nuestras comunidades están viendo que pueden hacer algo más que aguantar la guerra. Si un pueblo logra pasar de su mentalidad derrotada o derrotista empieza a imaginarse nuevos escenarios, por ejemplo, yo en una de esas manifestaciones les preguntaba: ¿por qué no podemos soñar que mañana no hay coca? Imaginémonos cómo sería esto sin coca, imaginémonos qué pasaría si este Catatumbo no tuviera ni un grupo armado. ¿Cómo viviríamos? ¿Cómo nos relacionaríamos? ¿Cómo produciríamos? Imaginémonos que el Estado no es el enemigo nuestro que nos olvidó, sino que es el aliado en la construcción de futuro. Ese imaginario hay que despertarlo porque ellos no lo tienen, pienso que la tarea nuestra es en esa dirección. — Justo en el Catatumbo empezó a fracasar el programa de sustitución de cultivos porque el Estado le incumplió a los campesinos, ¿Cómo va eso? Nosotros dijimos “mientras estos están en guerra nosotros salvemos el programa de sustitución voluntaria y los planes especiales para los municipios priorizados, que nuestras comunidades no se quedaran sin esos marcos de proyección a diez años”. Esa fue nuestra apuesta con los alcaldes y el Gobierno entendió eso, ahora, no es claro que en estos tres meses tengan la capacidad de moverse más rápidamente. Pero realmente sí hay muy pocas personas que se inscribieron en el programa de sustitución de cultivos y el Gobierno no tiene la gerencia ni la habilidad para cumplirle a los campesinos que dan ese paso de dejar la coca. Definitivamente, la gente está lista pero no frente a un Estado tan débil y tan poco asertivo, si el Estado cumpliera la gente daría pasos más rápidos. — ¿Ha habido presión de los grupos armados para que la sustitución no avance? No se han enfrentado porque hay tanta coca, es tan masiva, que el programa todavía no representa una amenaza para ellos, la tendencia es a que la coca no se quita. Los campesinos que firmaron los acuerdos son muy poquitos, están en Caño Indio en una vereda en particular y en este momento están centralizados sólo Tibú y Sardinata. Aunque sí hubo un caso de amenaza a un líder de una comunidad que se ha puesto en la tarea de promover la sustitución, le dijeron: “Quédese callado, no se meta en eso”. Hay intereses concretos de mucha gente que vive de la coca, no sólo de las guerrillas. — El Ejército de Liberación Nacional se negó durante muchos años a mezclarse con el narcotráfico ¿Están involucrados ahora en ese negocio? Sí, eran muy reacios, de hecho yo creo que fueron ellos los que acabaron la coca en Arauca. Acá es diferente, diciéndolo francamente ellos tuvieron que decidir entre ser cómplices o enfrentarse a la gente, porque la gente se lo impuso. Digamos que no manejan líneas ni cargamentos, pero la cultura coquera lo que hace es mover mucha plata. Por ejemplo, por cada canasta de cerveza son diez mil pesos de ganancias para las guerrillas. — Además, el Catatumbo tiene un problema de superposición territorial muy fuerte: hay tierras despojadas y reclamantes, hay Parques y Reservas Naturales, hay colonos, hay resguardos indígenas y hasta un proyecto de Reserva Campesina… Es un territorio que tiene toda la informalidad en tema de tierra y va a ser muy difícil solucionar eso porque casi nadie tiene escrituras públicas, son posesiones o documentos de compraventa. El tema de tierras para mí en este momento no es un problema fundamental, lo será en otro momento, cuando la gente vaya a pedir un préstamo en el banco y necesite las escrituras de su finca. Para mí, el punto de quiebre en ese territorio, en la línea que abrieron los acuerdos de La Habana, sería administrar correctamente el problema de los cultivos ilícitos, si la coca comienza a disminuir en el territorio va a haber un problema porque es la riqueza que trae la coca la que alimenta los grupos armados, es mucho dinero que se mueve. — El Ejército Popular de Liberación es menospreciado por el gobierno, que los llama la banda de “Los pelusos” ¿Usted cree que sean un actor político? El EPL tiene una cepa muy revolucionaria, ahí hay unos “cacaos” de lo que quedó del EPL original que son muy radicales y no dieron el paso a la paz cuando hubo el acuerdo con esa guerrilla. Esa base existe, es ideológica, pero es una base pequeña, casi que invisible, incluso se dice que no están en el territorio. Es indudable que el ELN tiene una mayor formación política e ideológica en sus miembros. El EPL empezó a reproducirse a partir de Megateo [Víctor Ramón Navarro, comandante del EP, muerto en 2015] porque él tenía el propósito de hacer crecer esa guerrilla, pero lo hizo de un modo no muy revolucionario, enrolando jóvenes sin formación política, sólo por la atracción de las armas. Megateo se estaba convirtiendo en un estorbo para esa cepa original del EPL, era algo así como una especie de mafioso que desfiguraba la cosa. Yo pensé que después de la muerte de Megateo se iba a calmar la situación y fue al revés, empezó a crecer y ahora no hay una unidad de mando, hay un montón de caudillismos. Fuente: Colombia plural

Jue 19 Abr 2018

“El ruido de la guerra tiene más impacto que el clamor de un pueblo”

Estas palabras describen el panorama que impera en el territorio del Catatumbo, donde la población es la principal víctima de la guerra generada por el enfrentamiento entre grupos armados. Así lo manifestó el obispo de Tibú, monseñor Omar Sánchez Cubillos. Tras los acuerdos de paz, “el Catatumbo sigue escribiendo páginas de violencia y guerra, es un largo libro que todavía está pendiente de terminar y hoy ha abierto un nuevo capítulo con una confrontación inédita entre el ELN y el EPL”, afirma el obispo. Según Sánchez Cubillos, luego de la desmovilización de las Farc, se desestabilizaron los controles del territorio y estas dos guerrillas empezaron a acumular roses que los han ido llevando a la declaración de guerra, impactando a esta región que tiene como ciudades principales a Ocaña y Tibú. El prelado afirmó que el paro decretado por el EPL, desde el pasado 15 de abril, es inusual debido a que no sabe hasta cuándo va durar y por ello los habitantes de esta región han quedado confinados. “Es inusual porque se abre el paro, pero no sabemos hasta cuando lo van a radicalizar (…) digamos la palabra técnica estamos confinados”, señaló. Así mismo, indicó que en este momento la región es dominada por la violencia y el miedo. “Desafortunadamente se constata que quien domina el territorio con las armas puede determinar quién sale, quién entra, quién trabaja, quién vive o quién muere; es la desdicha de los territorios como estos que termina siendo de quien tiene el arma más poderosa o es capaz de hacer más daño”. Recordó a estos grupos armados, que la guerra tiene un límite y que no pueden ir más allá del Derecho Internacional Humanitario, que la sociedad civil no se toca. Agregó, que todo lo que está pasando en el Catatumbo llevará muy pronto a la quiebra de la economía y al rompimiento de muchos procesos sociales que se venían adelantando en esta región. Monseñor Sánchez Cubillos hizo un llamado urgente al Estado y de manera particular a la Defensoría del Pueblo para que hagan presencia y respondan de manera efectiva ante el inminente desplazamiento de los habitantes de estos territorios. “Yo creo que el Estado colombiano, particularmente la defensoría del pueblo tendría que hacer una gran presencia y una estrategia muy contundente porque pueden surgir aquí temas grandes de una tarea humanitaria para quienes vayan finalmente desplazándose, (…) debemos como Estado o como Iglesia, en lo que nos toca a nosotros, ayudar a preparar a las comunidades para tener mecanismos de protección muy claros, como lo estamos haciendo desde las diócesis en escuelas y en algunos cascos urbanos de estos corregimientos. Finalmente, el prelado recordó que los sacerdotes siguen acompañando a las comunidades, pidió del pueblo colombiano su oración y alentó a la población para que de esta crisis se saquen enseñanzas positivas “porque el Catatumbo se merece una página que finalmente se escriba con reconciliación y paz”. Desde la Diócesis de Tibú se emitió un comunicado de prensa en el que se advierte la difícil situación de orden social que se vive en la región. Se denuncia la violencia psicológica con la que están actuando los grupos al margen de la ley. “Las estrategias empleadas en este escenario de control, afecta el estado emocional y psicosocial de personas y comunidades, lo que repercute en la reactivación del silencio, alimentado por las sensaciones de miedo y angustia, como mecanismo de respuesta ante las secuelas de la violencia.”, señala el mensaje. DESCARGA COMUNICADO DE LA DIÓCESIS DE TIBÚ

Mié 28 Mar 2018

El Catatumbo no es para la guerra: obispo de Tibú

Ante el constante miedo y zozobra que viven las comunidades de la región de Catatumbo por causa de la confrontación armada entre el Epl y el Eln, el obispo de la diócesis de Tibú, Omar Alberto Sánchez Cubillos, animó y acompañó lo que se denominó la “Caravana de la esperanza”. Más de 20.300 personas afectadas en 35 veredas y representantes de movimientos ciudadanos participaron de esta marcha, que según monseñor Sánchez no tenía otra razón diferente a la de hacer un llamado para que el Catatumbo pueda vivir en paz. ‘’Creamos este ciclo que nos llena de satisfacción por la respuesta positiva de nuestras comunidades, que finalmente expresaron un deseo inequívoco, el derecho a la paz’’, aseguró monseñor Sánchez. Cabe recordar que el pasado 16 de marzo monseñor Gabriel Villa Vahos, obispo de Ocaña y monseñor Omar Alberto Sánchez Cubillos, obispo de Tibú, habrían presentado a la opinión pública un comunicado donde clamaban por el respeto y protección de la población catatumbera. Monseñor Sánchez Cubillos, quien promovió y acompañó la “Caravana de la esperanza”, hace un llamado para que el Catatumbo pueda vivir en paz. Le habla tanto a los civiles como a los armados, cree que el diálogo es la salida a un momento tan difícil como el que se vive en la región y resalta la importancia de la movilización social en medio de la guerra. Presentamos a continuación la entrevista realizada por el Diario El Espectador, a través del Colectivo Colombia 2020, a Monseñor Omar Sánchez Cubillos, obispo de Tibú. ENTREVISTA MONSEÑOR OMAR SÁNCHEZ" Fotos: Tomadas de internet