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catequesis

Mié 20 Abr 2022

Francisco: hay que honrar a los ancianos, así se reconoce su dignidad

El Papa Francisco retomó en la Audiencia General de este miércoles 20 de abril la serie de catequesis sobre la vejez con el tema: “'Honra al padre y a la madre”: el amor de vivir la vida. Allí pidió “no descartar a los ancianos”. Durante su intervención observó que no siempre en las sociedades se presta atención a devolver a nuestros ancianos el amor recibido, con la ternura y el respeto debidos. Por eso, invitó a las familias a acercar a sus hijos a los abuelos y a no desatenderlos cuando sean huéspedes de una residencia de ancianos o de reposo. A continuación, el texto completo de la catequesis del Papa Francisco: Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días! Hoy, con la ayuda de la Palabra de Dios, abrimos un pasaje a través de la fragilidad de la edad anciana, marcada de forma especial por las experiencias del desconcierto y del desánimo, de la pérdida y del abandono, de la desilusión y la duda. Naturalmente, las experiencias de nuestra fragilidad, frente a las situaciones dramáticas – a veces trágicas – de la vida, pueden suceder en todo tiempo de la existencia. Sin embargo, en la edad anciana, estas pueden suscitar menos impresión e inducir en los otros una especie de hábito, incluso de molestia. Cuántas veces hemos oído o hemos pensado que los ancianos molestan o estos ancianos siempre molestan. No digan que no, porque es sí. Lo hemos dicho y lo hemos pensado. Las heridas más graves de la infancia y de la juventud provocan, justamente, un sentido de injusticia y de rebelión, una fuerza de reacción y de lucha. Sin embargo, las heridas, también graves, de la edad anciana están acompañadas, inevitablemente, por la sensación de que, sea como sea, la vida no se contradice, porque ya ha sido vivida. Y así los ancianos se alejan un poco también de nuestra experiencia, queremos alejarlos. En la común experiencia humana, el amor – como se dice – es descendiente: no vuelve sobre la vida que está detrás de las espaldas con la misma fuerza con la que se derrama sobre la vida que está todavía delante. La gratuidad del amor aparece también en esto: los padres lo saben desde siempre, los ancianos lo aprenden pronto. A pesar de eso, la revelación abre un camino para una restitución diferente del amor: es el camino de honrar a quien nos ha precedido. La vida de honrar a las personas que nos han precedido, y de aquí honrar a los ancianos. Este amor especial que se abre el camino en la forma del honor – ternura y respeto al mismo tiempo – destinada a la edad anciana está sellado por el mandamiento de Dios. «Honrar al padre y a la madre» es un compromiso solemne, el primero de la “segunda tabla” de los diez mandamientos. No se trata solamente del propio padre y de la propia madre. Se trata de la generación y de las generaciones que preceden, cuya despedida también puede ser lenta y prolongada, creando un tiempo y un espacio de convivencia de larga duración con las otras edades de la vida. En otras palabras, se trata de la vejez de la vida. Honor es una buena palabra para enmarcar este ámbito de restitución del amor que concierne a la edad anciana. Nosotros hemos recibido el amor de nuestros padres, de nuestros abuelos, y ahora nosotros sustituimos este amor a ellos, a los ancianos, a los abuelos. Nosotros hoy hemos descubierto el término “dignidad”, para indicar el valor del respeto y del cuidado de la vida de todos. Dignidad, equivale sustancialmente al honor. Honrar a los padres y madres, honorar a los ancianos es reconocer la dignidad que tienen. Pensemos bien en esta bonita declinación del amor que es el honor. El cuidado mismo del enfermo, el apoyo a quien no es autosuficiente, la garantía del sustento, les puede faltar el honor. El honor falla cuando el exceso de confianza, en vez de decantarse como delicadeza y afecto, ternura y respeto, se convierte en rudeza y prevaricación. Cuando la debilidad es reprochada, e incluso castigada, como si fuera una culpa. Cuando el desconcierto y la confusión se convierten en una apertura para la burla y la agresividad. Puede suceder incluso entre las paredes domésticas, en las residencias, como también en las oficinas o en los espacios abiertos de la ciudad. Animar en los jóvenes, también indirectamente, una actitud de suficiencia – e incluso de desprecio – en relación con la edad anciana, de sus debilidades y de su precariedad, produce cosas horribles. Abre el camino a excesos inimaginables. Los chicos que queman la manta de un “vagabundo”, lo hemos visto, porque lo ven como un desecho humano. Muchas veces vemos a los ancianos como un descarte, o los metemos nosotros en el descarte. Estos chicos que queman la manta de un vagabundo son la punta del iceberg, es decir del desprecio por una vida que, lejos de las atracciones y de las pulsiones de la juventud, aparece ya como una vida de descarte. Descarte es la palabra que va aquí, despreciar a los ancianos y descartarlos de la vida, ponerlos a parte, echarlos fuera. Este desprecio, que deshonra al anciano, en realidad nos deshonra a todos nosotros. Si yo deshonro al anciano, me deshonro a mi mismo. El pasaje del Libro del Eclesiástico, es justamente duro en relación con este deshonor, que clama venganza a los ojos de Dios. Existe un pasaje, en la historia de Noé, muy expresivo en relación con esto. No sé si lo tienen en mente. El viejo Noé, héroe del diluvio y todavía gran trabajador, yace descompuesto después de haber bebido algún vaso de más. El anciano ha bebido demasiado. Los hijos, por no hacerle despertar en la vergüenza, lo cubren con delicadeza, con la mirada baja, con gran respeto. Este texto es muy bonito y dice todo del honor debido al anciano. Cubrir las debilidades del anciano para que no tengan vergüenza. Es un texto que nos ayuda mucho. No obstante todas las providencias materiales que las sociedades más ricas y organizadas ponen a disposición de la vejez – de las cuales podemos ciertamente estar orgullosos -, la lucha por la restitución de esa forma especial de amor que es el honor, me parece todavía frágil e inmadura. Debemos hacer de todo para sostenerla y animarla, ofreciendo mejor apoyo social y cultural a aquellos que son sensibles a esta decisiva forma de “civilización del amor”. Y sobre esto me permito aconsejar a los padres, acercar a los hijos, los niños y los jóvenes a los ancianos. Acercarles siempre, y cuando el anciano está enfermo, un poco fuera de cabeza, acercarles siempre. Que sepan que esta es nuestra carne, que esto sea lo que ha hecho posible que nosotros estemos aquí. Por favor no alejéis a los ancianos, y si no hay otra posibilidad que enviarles a una residencia, por favor ir a verles y llevar a los niños a verles. Son el honor de nuestra civilización, los ancianos que han abierto las puertas. Y muchas veces, los hijos se olvidan de esto. Os digo una cosa personal, a mi me gustaba visitar las residencias de ancianos en Buenos Aires, iba a menudo, visitaba a cada uno. Y recuerdo una vez que pregunté a una señora cuántos hijos tenía. Me dijo que tenía cuatro, todos casados con hijos, y comenzó a hablarme de su familia. Le pregunté si ellos venían y dijo “sí, vienen siempre”. Cuando salí de la habitación, la enfermera que había escuchado me dijo: “Padre, ha dicho una mentira para cubrir a sus hijos. Desde hace seis meses no viene nadie”. Esto es descartar a los ancianos y pensar que son material de descarte. Por favor, es un pecado grave. Este es el primer mandamiento y el único que dice el premio: Honrarás a tu padre y a tu madre y tendrás vida eterna en la tierra. Este mandamiento de honrar a los ancianos nos da una bendición, que se expresa en este modo de tener una larga vida. Por favor, cuiden a los ancianos, y si pierden la cabeza, cuiden a los ancianos. Porque son la presencia de la historia, la presencia de la familia, y gracias a ellos yo estoy aquí y podemos decirlo todos nosotros. Gracias a ti, abuelo y abuela, yo estoy vivo. Por favor, no le dejéis solos. Y esto de cuidar a los ancianos no es una cuestión de cosméticos y de cirugía plástica. Más bien es una cuestión de honor, que debe transformar la educación de los jóvenes respecto a la vida y a sus fases. El amor por lo humano que nos es común, incluido el honor por la vida vivida, no es una cuestión para los ancianos. Más bien, es una ambición que iluminará a la juventud que hereda sus mejores cualidades. La sabiduría del Espíritu de Dios nos conceda abrir el horizonte de esta auténtica revolución cultural con la energía necesaria.

Jue 27 Ene 2022

Catequesis sobre la Teología del Cuerpo

Este viernes 28 de enero, se dará inicio a un ciclo de catequesis titulado: “La sexualidad como expresión del amor, una visión cristiana”. Se trata de una síntesis de las 129 catequesis de la Teología del Cuerpo de San Juan Pablo II. Serán 67 envíos, guiados por la pareja de esposos Maria Carolina Ochoa Reales y German Gutierrez Arango, quienes hacen parte de los equipos de Nuestra Señora y de la Red Provida. Se necesitarán de 7 minutos diarios, para que a través de Telegram o de WhatsApp, los interesados puedan leer el texto o escuchar el audio que recibirán de lunes a viernes. Whatsapp https://chat.whatsapp.com/JeDb5GOEU4W6Vbugr0yju1 Telegram https://t.me/+3n9YtxpvddwwNzdh Según se informó, si los grupos estuvieran llenos, se invita a dar click en el siguiente enlace https:wa.me/573133662735 y mandar un mensaje pidiendo un grupo que tenga cupo. Teología del cuerpo La teología del cuerpo es el título que el Papa Juan Pablo II le dio a las 129 catequesis sobre el amor, la sexualidad humana y el matrimonio que impartió entre septiembre de 1979 y noviembre de 1984.

Vie 14 Ene 2022

FRANCISCO: La paternidad en tiempos de COVID y el testimonio de San José

Entrevista del Papa Francisco con los medios vaticanos sobre la paternidad en tiempos del Covid y el testimonio de San José, ejemplo de fuerza y ternura para los padres de hoy. El Año especial sobre San José se concluyó el pasado 8 de diciembre, pero la atención y el amor del Papa Francisco por este Santo no se han concluido, es más, se desarrollan aún más con las catequesis que, desde el pasado 17 de noviembre, se están centrando en la figura del Patrón de la Iglesia universal. L’Osservatore Romano, el periódico del Papa, ha publicado una columna mensual a lo largo de todo el 2021. También la ha recogido el portal de Vatican News. Han dedicado cada número a un capítulo de la Carta Apostólica sobre San José. Esa columna que ha hablado de padres, pero también de hijos y de madres en diálogo ideal con el Esposo de María, ha suscitado el deseo de poder confrontar al Papa precisamente sobre el tema de la paternidad en sus diversas facetas, desafíos y complejidades. El resultado es esta entrevista, en la que Francisco responde a nuestras preguntas mostrando todo su amor por la familia, su proximidad a quien experimenta el sufrimiento y el abrazo de la Iglesia a los padres y a las madres que hoy deben afrontar miles de dificultades para dar un futuro a sus hijos. Pregunta: Santo Padre, usted ha establecido un Año especial dedicado a San José, ha escrito una carta, la Patris Corde, y está llevando a cabo un ciclo de catequesis dedicadas a su figura. ¿Qué representa San José para usted? Respuesta: Nunca he escondido la sintonía que siento hacia la figura de San José. Creo que esto viene de mi infancia, de mi formación. Desde siempre he cultivado una devoción especial por San José porque creo que su figura representa, de manera hermosa y especial, lo que debería ser la fe cristiana para cada uno de nosotros. José, de hecho, es un hombre normal y su santidad consiste precisamente en haberse convertido en santo a través de las circunstancias buenas y malas que ha debido vivir y afrontar. No podemos tampoco esconder que a San José lo encontramos en el Evangelio, sobre todo en los relatos de Mateo y de Lucas, como un protagonista importante de los inicios de la historia de la salvación. En efecto, los acontecimientos que rodearon el nacimiento de Jesús fueron acontecimientos difíciles, llenos de obstáculos, de problemas, de persecuciones, de oscuridad y Dios, para ir al encuentro de Su Hijo que nacía e el mundo le coloca al lado a María y a José. Si María es aquella que dio al mundo el Verbo hecho carne, José es aquel que lo defendió, que lo protegió, que lo alimentó, que lo hizo crecer. En él podremos decir que está el hombre de los tiempos difíciles, el hombre concreto, el hombre que sabe asumir la responsabilidad. En este sentido, en San José se unen dos características. Por una parte, su fuerte espiritualidad se traduce en el Evangelio a través de los relatos de los sueños; estos relatos atestiguan la capacidad de José para escuchar a Dios que habla a su corazón. Sólo una persona que reza, que tiene una intensa vida espiritual, puede tener también la capacidad de distinguir la voz de Dios en medio de las muchas voces que nos habitan. Junto a esta característica después hay otra: José es el hombre concreto, es decir, el hombre que afronta los problemas con extrema practicidad, y frente a las dificultades y a los obstáculos, no asume nunca la posición del victimismo. En cambio, se sitúa siempre en la perspectiva de reaccionar, de corresponder, de fiarse de Dios y de encontrar una solución de manera creativa. Pregunta: ¿Esta atención renovada a San José en este momento de prueba tan grande asume un significado particular? Respuesta: El tiempo que estamos viviendo es un tiempo difícil marcado por la pandemia del coronavirus. Muchas personas sufren, muchas familias están en dificultades, muchas personas se ven asediadas por la angustia de la muerte, de un futuro incierto. He pensado que precisamente en un tiempo tan difícil necesitamos a alguien que pueda animarnos, ayudarnos, inspirarnos, para entender cuál es el modo juntos para saber afrontar estos momentos de oscuridad. José es un testimonio luminoso en tiempos oscuros. He aquí por qué era justo darle espacio en este tiempo para poder volver a encontrar el camino. Pregunta: Su ministerio petrino inició precisamente el 19 de marzo, día de la fiesta de San José… Respuesta: He considerado siempre una delicadeza del cielo poder iniciar mi ministerio petrino el 19 de marzo. Creo que, de algún modo, San José me ha querido decir que continuaría ayudándome, estando junto a mí y yo podría continuar pensando en él como un amigo al que dirigirme, al que confiarme, al que pedir que interceda y rece por mí. Pero ciertamente esta relación, que se da por la comunión de los santos, no sólo me está reservada a mí, creo que puede ser de ayuda para muchos. Por eso espero que el año dedicado a San José haya llevado a muchos cristianos a redescubrir el profundo valor de la comunión de los santos, que no es una comunión abstracta, sino una comunión concreta que se expresa en una relación concreta y tiene consecuencias concretas. Pregunta: En la columna sobre la Patris Corde, organizada por L´Osservatore Romano durante el Año especial dedicado a San José, hemos enlazado la vida del Santo con la de los padres, pero también con la de los hijos de hoy. ¿Qué pueden recibir del diálogo con San José los hijos de hoy, es decir, los padres del mañana? Respuesta: No se nace padres, pero ciertamente todos nacemos hijos. Esta es la primera cosa que debemos considerar, es decir, cada uno de nosotros más allá de lo que la vida le ha reservado, es sobre todo un hijo, ha estado confiado a alguien, proviene de una relación importante que lo ha hecho crecer y que lo ha condicionado en el bien o en el mal. Tener esta relación y reconocer su importancia en la propia vida significa comprender que un día, cuando tengamos la responsabilidad de la vida de alguien, es decir, cuando debamos ejercer una paternidad, llevaremos con nosotros sobre todo la experiencia que hemos hecho personalmente. Y es importante entonces poder reflexionar sobre esta experiencia personal para no repetir los mismos errores y para atesorar las cosas hermosas que hemos vivido. Estoy convencido de que la relación de paternidad que José tenía con Jesús ha influenciado tanto su vida hasta el punto de que la futura predicación de Jesús está plena de imágenes y referencias tomadas precisamente del imaginario paterno. Jesús, por ejemplo, dice que Dios es Padre, y no puede dejarnos indiferentes esta afirmación, especialmente si pensamos en la que ha sido su personal experiencia humana de paternidad. Esto significa que José lo ha hecho tan bien como padre que Jesús encuentra en el amor y la paternidad de este hombre la referencia más hermosa para dar a Dios. Podríamos decir que los hijos de hoy que se convertirán en los padres de mañana deberían preguntarse qué padres han tenido y qué padres quieren ser. No deben dejar que su papel paternal sea el resultado de la casualidad o simplemente la consecuencia de una experiencia pasada, sino que deben decidir conscientemente de qué modo amar a alguien, de qué modo responsabilizarse de alguien. Pregunta: En el último capítulo de Patris Corde se habla de José como padre en la sombra. Un padre que sabe estar presente pero dejando al hijo libre para crecer. ¿Es posible esto en una sociedad que parece premiar solo a quién ocupa espacios y visibilidad? Respuesta: Una de las características más hermosas del amor, y no solo de la paternidad, es, de hecho, la libertad. El amor genera siempre libertad, el amor nunca debe convertirse en una prisión, en posesión. José nos muestra la capacidad de cuidar de Jesús sin adueñarse nunca de él, sin querer manipularlo, sin querer distraerlo de su misión. Creo que esto es muy importante como prueba de nuestra capacidad de amar y también de nuestra capacidad de saber dar un paso atrás. Un buen padre lo es cuando sabe retirarse en el momento oportuno para que su hijo pueda emerger con su belleza, con su singularidad, con sus elecciones, con su vocación. En este sentido, en toda buena relación es necesario renunciar al deseo de imponer una imagen desde arriba, una expectativa, una visibilidad, una forma de llenar completa y constantemente la escena con excesivo protagonismo. La característica de José de saber hacerse a un lado, su humildad, que es también la capacidad de pasar a un segundo plano, es quizá el aspecto más decisivo del amor que José muestra por Jesús. En este sentido es un personaje importante, me atrevería a decir que esencial en la biografía de Jesús, precisamente porque en un momento determinado sabe retirarse de la escena para que Jesús pueda brillar en toda su vocación, en toda su misión. A imagen y semejanza de José, debemos preguntarnos si somos capaces de saber dar un paso atrás, de permitir que los demás, y sobre todo los que nos han sido confiados, encuentren en nosotros un punto de referencia pero nunca un obstáculo. Pregunta: En varias ocasiones usted ha denunciado que la paternidad hoy está en crisis. ¿Qué se puede hacer, qué puede hacer la Iglesia, para devolver la fuerza a las relaciones padre-hijo, fundamentales para la sociedad? Respuesta: Cuando pensamos en la Iglesia pensamos en ella siempre como Madre y esto no es algo equivocado. También yo en estos años he tratado de insistir mucho en esta perspectiva porque el modo de ejercer la maternidad de la Iglesia es la misericordia, es decir, es ese amor que genera y regenera la vida. ¿El perdón, la reconciliación no son tal vez un modo a través del que nos volvemos a poner en pie? ¿No es un modo a través del que recibimos nuevamente la vida porque recibimos otra posibilidad? ¡No puede existir una Iglesia de Jesucristo si no es a través de la misericordia! Pero creo que deberemos tener el valor de decir que la Iglesia no debería ser solo materna sino también paterna. Es decir, está llamada a ejercer un ministerio paterno no paternalístico. Y cuando digo que la Iglesia debe recuperar este aspecto paterno me refiero precisamente a la capacidad paterna de colocar a los hijos en condiciones de asumir las propias responsabilidades, de ejercer la propia libertad, de hacer elecciones. Si por un lado la misericordia nos sana, nos cura, nos consuela, nos anima, por el otro lado el amor de Dios no se limita simplemente a perdonar, a sanar, sino que el amor de Dios nos empuja a tomar decisiones, a despegar. Pregunta: A veces, el miedo, más aún en este tiempo de pandemia, parece paralizar este impulso… Respuesta: Sí, este periodo histórico es un periodo marcado por la incapacidad de tomar decisiones grandes en la propia vida. Nuestros jóvenes muy a menudo tienen miedo de decidir, de elegir, de ponerse en juego. Una Iglesia es tal no solo cuando dice sí o no, sino sobre todo cuando anima y hace posible las grandes elecciones. Y cada elección siempre tiene consecuencias y riesgos, pero a veces por el miedo a las consecuencias y a los riesgos permanecemos paralizados y no somos capaces de hacer nada ni de elegir nada. Un verdadero padre no te dice que irá siempre todo bien, sino que incluso si te encontrarás en la situación en la que las cosas no irán bien podrás afrontar y vivir con dignidad también esos momentos, también esos fracasos. Una persona madura se reconoce no en las victorias sino en el modo en el que sabe vivir un fracaso. Es precisamente en la experiencia de la caída y de la debilidad como se reconoce el carácter de una persona. Pregunta: Para usted es muy importante la paternidad espiritual. ¿Los sacerdotes cómo pueden ser padres? Respuesta: Decíamos antes que la paternidad no es algo que se da por descontado, no se nace padres, como mucho uno se convierte en ello. Igualmente, un sacerdote no nace ya padre sino que debe aprenderlo un poco cada vez, a partir sobre todo del hecho de reconocerse hijo de Dios pero también hijo de la Iglesia. Y la Iglesia no es un concepto abstracto, es siempre el rostro de alguien, una situación concreta, algo a lo que podemos dar un nombre bien preciso. Nuestra fe cristiana no es algo que siempre hemos recibido a través de una relación con alguien. La fe cristiana no es algo que se pueda aprender en los libros o en un simple razonamiento, sino que es siempre un pasaje existencial que pasa por las relaciones. Así, nuestra experiencia de fe surge siempre del testimonio de alguien. Por tanto, debemos preguntarnos cómo vivimos nuestra gratitud hacia estas personas y, sobre todo, si conservamos la capacidad crítica de saber distinguir lo que no es bueno que ha pasado a través de ellas. La vida espiritual no es diversa de la vida humana. Se un buen padre, humanamente hablando, es tal porque ayuda al hijo a convertirse en sí mismo, haciendo posible su libertad y empujándole a las grandes decisiones, de igual modo un buen padre espiritual lo es cuando no cuando sustituye la conciencia de las personas que se confían a él, no cuando responde a las preguntas que estas personas se llevan en el corazón, no cuando domina la vida de los que le han sido confiados, sino cuando de manera discreta y al mismo tiempo firme es capaz de indicar el camino, de ofrecer claves de lecturas diversas, ayudar en el discernimiento. Pregunta: ¿Qué es más urgente hoy para dar fuerza a esta dimensión espiritual de la paternidad? Respuesta: La paternidad espiritual es muy a menudo un don que nace sobre todo de la experiencia. Un padre espiritual puede compartir no tanto sus conocimientos teóricos, sino sobre todo su experiencia personal. Sólo así puede serle útil a un hijo. Hay una gran urgencia, en este momento histórico, de relaciones significativas que podríamos definir como paternidad espiritual, pero -permítanme decir- también maternidad espiritual, porque este papel de acompañamiento no es una prerrogativa masculina o sólo de los sacerdotes. Hay muchas religiosas buenas, muchas consagradas, pero también muchos laicos que tienen una gran experiencia que pueden compartir con otras personas. En este sentido, la relación espiritual es una de esas relaciones que necesitamos redescubrir con más fuerza en este momento histórico, sin confundirla nunca con otras vías de naturaleza psicológica o terapéutica. Pregunta: Entre las dramáticas consecuencias del Covid está también la pérdida del trabajo de muchos padres. ¿Qué le gustaría decir a estos padres en dificultades? Respuesta: Siento muy cercano el drama de esas familias, de esos padres y de esas madres que están viviendo una particular dificultad, agravada sobre todo a causa de la pandemia. No creo que sea un sufrimiento fácil de afrontar el de no conseguir dar el pan a los propios hijos y de sentirse encima la responsabilidad de la vida de los demás. En este sentido, mi oración, mi cercanía, y también todo el apoyo de la Iglesia es para estas personas, para estos últimos. Pero pienso también en tantos padres, en tantas madres, en tantas familias que escapan de las guerras, que son rechazadas en los confines de Europa y no solo y que viven situaciones de dolor, de injusticia, y que nadie toma en serio o ignora deliberadamente. Quisiera decir a estos padres, a estas madres, que para mí son héroes porque encuentro en ellos el coraje de quien arriesga su propia vida por amor a sus hijos, por amor a su familia. También María y José han experimentado este exilio, esta prueba, debiendo escapar a un país extranjero a causa de la violencia y del poder de Herodes. Este sufrimiento suyo les hace cercanos precisamente a estos hermanos que hoy sufren las mismas pruebas. Que estos padres se dirijan con confianza a San José sabiendo que como padre él mismo ha experimentado la misma experiencia, la misma injusticia. y a todos ellos y a sus familias quisiera decir que no se sientan solos. El Papa se acuerda de ellos siempre y en la medida de lo posible continuará dándoles voz y no los olvidará. Fuente: Agencia católica ZENIT

Mar 9 Nov 2021

Se estrena Laboratorio Latinoamericano y Caribeño de Catequesis

El Consejo Episcopal Latinoamericano y del Caribe (CELAM), a través del Centro de formación Cebitepal, hizo este martes 09 de noviembre, la presentación del “Nuevo Laboratorio Catequístico”, proyecto que hace parte del trabajo de reestructuración que este ente eclesial viene adelantando al interno de la Institución. Según lo han señalado sus organizadores “este espacio será una amplia comunidad de encuentro y aprendizaje que se cuestiona, explora y ofrece respuestas innovadoras al desafío de la catequesis sobre todo dentro del dinamismo sinodal”. Se trata entonces, de laboratorios virtuales donde el Cebitepal ha diseñado espacios de investigación, formación y comunicación, dirigidos a aquellas personas que están vinculadas con la catequesis: laicos, sacerdotes, diáconos, religiosas, religiosos y obispos. Igualmente, la convocatoria se amplía para investigadores, estudiantes de teología, editores de revistas especializadas, docentes, centros educativos, movimientos, seminarios, universidades, entre otros. Las inscripciones están abiertas y serán totalmente gratuitas. Diligenciar el formulario [icon class='fa fa-download fa-2x'] AQUÍ[/icon] ¿Por qué un laboratorio de catequesis en América Latina y el Caribe? Son 6 las razones que el CELAM expone sobre el porqué la creación de este "Nuevo laboratorio catequístico para América Latina y el Caribe”. 1. Porque estos tiempos inéditos piden espacios ágiles, flexibles y multidimensionales que generen nuevos “cómo” a través del ensayo y error, la elaboración y reelaboración, los proyectos y experiencias compartidos y analizados y la presencia en escenarios que son, a la vez, escenarios de experimentación y de observación. 2. Porque cada instancia puede ser parte de un proceso de aprendizaje y de una reflexión profunda que nos lleve a construir una propuesta superadora. 3. Porque estamos viviendo un tiempo nuevo también para la catequesis: con un Directorio recién estrenado y el reconocimiento del ministerio del catequista. 4. Porque ese mismo Directorio nos invita a una “dinámica del laboratorio en el contexto grupal, como una práctica formativa en la que la fe se aprende haciendo, es decir, valorando lo vivido, las contribuciones y las reformulaciones de cada uno, con miras a un aprendizaje transformador”. 5. Porque es un espacio que contribuye a la toma de decisiones fundamentadas, interviniendo en el cribado, el diagnóstico, la valoración, pronostico y el monitoreo y seguimiento de resultados de diversas situaciones catequísticas. 6. En definitiva, porque el actual horizonte digital, que incide en la transmisión de la fe, nos impulsa a elegir el Laboratorio como espacio favorable para la cercanía y la generación de redes. Ellas nos permiten descubrir, enlazar y compartir proyectos y acciones pastorales.

Vie 20 Ago 2021

Obispos de Colombia saludan a los catequistas en su día

En el Día del Catequista, fiesta que la Iglesia Católica celebra cada año en conmemoración del Papa Pío X, monseñor Pedro Salamanca Mantilla, presidente de la Comisión de Catequesis y Animación Bíblica de la Conferencia Episcopal de Colombia, presentó en nombre de los obispos un saludo especial a los catequistas del país, agradeciendo el servicio que prestan al interior de la Iglesia. “Se trata de un servicio esencial, fundamental y que consiste en acompañar a las personas para que fortalezcan su adhesión a la persona del Señor Jesucristo, se vayan configurando cada vez más con Él y se incorporen de manera decidida a la vida de la comunidad cristiana”, aseguró. El también obispo auxiliar de Bogotá, expresó que, si este ministerio no existiera, la Iglesia no podría cumplir a cabalidad su tarea evangelizadora. Resaltó, además, la presencia urgente de los catequistas en el contexto actual que vive la humanidad. “En el momento actual este servicio es indispensable porque hay muchas personas que no han llegado a conocer a Jesucristo, que no han tenido la dicha de encontrarse con él, personas que habiendo conocido a Jesucristo no están todavía en un camino de crecimiento hacia la madurez del ser humano en Cristo. Por eso los necesitamos a ustedes”, aseveró. Observó como en otros momentos las familias eran transmisoras de la fe en la iniciación cristiana de los hijos, pero esto, con el cambio de los tiempos se ha ido perdiendo, dando prioridad a otros aspectos de la vida social. “Hoy muchas familias no están en condiciones de hacerlo porque sus miembros no recibieron la alegría del anuncio cristiano, tampoco lo hace la escuela. El ambiente social más bien tiende hacia valores divergentes respecto a los del evangelio”. Igualmente, hizo mención de la carta apostólica Antiquum Ministerium, donde el Papa Francisco instituye de manera oficial el ministerio laical del catequista, allí el obispo de Roma resalta la participación de los laicos y la trascendencia del valor del catequista en la vida de la Iglesia. Finalmente, animó a los catequistas a vivir inspirados bajo la figura de San Juan de Ávila, un gran hombre comunicador que escribió varios catecismos y dedicó su vida a la oración y contemplación. “Él puede ser para nosotros en este día, una figura que nos inspire y nos anime a continuar nuestro servicio en la Iglesia”.

Mar 18 Mayo 2021

Con la carta “Antiquum ministerium” se instituye el ministerio laical de catequista

En los últimos días, el Papa Francisco instituyó el ministerio laical de catequista con la carta apostólica en forma de motu proprio “Antiquum ministerium” (Antiguo ministerio). Con esto, ha dicho el Vaticano, se busca institucionalizar este papel dentro de la Iglesia católica y permitir una mejor formación de los laicos para la transmisión de la fe. Para hablar sobre este nuevo documento pontificio, desde el Departamento de Comunicaciones de la Conferencia Episcopal de Colombia, nos dimos a la tarea de dialogar con el padre Francisco Mejía, director del Departamento de Catequesis y Biblia en el episcopado. P/ ¿En qué consisten estos cambios frente a lo que se viene aplicando tradicionalmente en la enseñanza de la catequesis? R/ El 27 de septiembre de 2013 se realizó en la ciudad del Vaticano el Congreso Internacional de Catequesis y allí los participantes en el evento le solicitaron al Papa Francisco que institucionalizara el ministerio de catequista. Después de nueve años recibimos con gran alegría la noticia de la publicación de la Carta Apostólica “Antiquum Ministerium” (Antiguo Ministerio), con la que se instituye este ministerio. Agradecemos al Papa Francisco que, sabiendo que es un ministerio muy antiguo de la Iglesia católica, con este paso hace un reconocimiento a tantos laicos “que, obedientes a la acción del Espíritu Santo, han dedicado su vida a la edificación de la Iglesia”. (AM 2). El Papa evidencia en la carta la misión de los catequistas: Obispos, sacerdotes, diáconos, consagrados, laicos, laicas que han dedicado su vida a la enseñanza catequética y que merece ser conocida para que sirva de testimonio y fuente fecunda para los catequistas de hoy y para la historia de la espiritualidad cristiana (cf AM 3). Esta iniciativa del Papa Francisco debe animar a todas las jurisdicciones eclesiásticas del país, a sus señores obispos, presbíteros, diáconos, delegaciones de catequesis a comprometerse: * A apoyar en cada iglesia particular un itinerario formativo para los catequistas, tanto en su formación inicial como la permanente. * A preocuparse por la espiritualidad de los catequistas. * Reconocer que el catequista es un testigo de la fe, maestro y mistagogo, acompañante y pedagogo. P/ ¿Quiénes pueden acceder a este nuevo ministerio en la Iglesia? R/ En su dignidad propia de hijos de Dios, todos los creyentes bautizados están llamados a ejercer este ministerio de catequista en la Iglesia. Es importante anotar que en nuestra Iglesia que peregrina en Colombia son innumerables los laicos y laicas que participan directamente en la difusión del Evangelio a través de la enseñanza catequística. Hombres y mujeres, jóvenes, matrimonios, padres de familia, consagrados animados por una gran fe y auténticos testigos de santidad que ejercen en todo el territorio nacional un papel muy importante en la educación de nuestros niños, jóvenes y adultos. P/ Se habla de una necesidad urgente de evangelización en el mundo contemporáneo, advirtiéndose que debe realizarse de forma secular, sin caer en la clericalización. ¿A qué se refiere?. Desde sus inicios el Papa Francisco ha denunciado el clericalismo: «La tentación del clericalismo, que tanto daño hace a la Iglesia en América Latina, es un obstáculo para que se desarrolle la madurez y la responsabilidad cristiana de buena parte del laicado. El clericalismo entraña una postura autorreferencial, una postura de grupo, que empobrece la proyección hacia el encuentro del Señor” (Vídeomensaje a los participantes en la peregrinación al Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, Ciudad de México, 16 -19 de noviembre 2013). El papa nos exhorta a continuar animando el papel de los laicos en la tarea catequética de la Iglesia, promoviendo en ellos itinerarios formativos, una consistente y arraigada espiritualidad, una vivencia fuerte de la vida comunitaria, un gran compromiso caritativo y una decidida vocación misionera. P/ Esta carta que presenta el Papa, sumado al "Rito de Institución", que próximamente publicará la Congregación del Culto Divino y de los Sacramentos, implican un gran desafío para la Conferencia Episcopal. ¿Qué viene para su implementación? * Desde el Departamento de Catequesis de la Conferencia Episcopal difundimos la formación para los catequistas desde la Escuela Parroquial de Catequistas ESPAC. * Acompañamos los delegados de catequesis de las jurisdicciones eclesiásticas del país incentivándoles en el estudio del Directorio para la Catequesis y en las Orientaciones Comunes para la Catequesis. * Por el momento el compromiso más urgente es difundir esta carta que acaba de entregarnos el Papa Francisco entre los catequistas del país para su respectivo estudio y esperar de parte de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos el Rito de Institución del ministerio laical del Catequista para ofrecerlo a todas las iglesias particulares.

Jue 24 Ene 2019

La Catequesis cuenta con orientaciones comunes. Adquiéralas aquí

El Departamento de Catequesis de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) pone a disposición la reedición del libro "Orientaciones comunes para la Catequesis en Colombia". [tabs class="horizontal"][tab title="PRESENTACIÓN" icon="Icon name 1"] Cada Iglesia particular tiene el deber de organizar ampliamente, así como planear y de programar celosamente, la acción catequística. Más que un programa de acciones centradas en opciones operativas, debe implementar un proyecto coherente, dinámico, procesual y por etapas, a todos los niveles y para todas las edades. Para llevar a cabo de manera fiel y competente esta dimensión de su misión, puede y debe elaborar instrumentos de carácter más reflexivo y orientador, que contengan los criterios y principios orientadores para una adecuada catequesis. Estos instrumentos pueden ser propios o pueden ser provicionales, e incluso nacionales, como estas Orientaciones Comunes, cuya finalidad es clarificar en qué consiste la catequesis: naturaleza, finalidad, tareas, contenidos, destinatarios y método. [/tab][tab title="DETALLE" icon="icon name 2"] Autor(a): Departamento de Catequesis Catálogo: Catequesis Idioma: Español Número de Páginas: 188Editorial Kimpress S.A.S Editora: Pictograma Creativos S.A.S Año de publicación:2016 | 2da edición 2019 Dimensiones: 17 cm x 23 cm ISSN: 2216-1643 [/tab][tab title="COMENTARIOS" icon="Icon name 1"] (function(d, s, id) { var js, fjs = d.getElementsByTagName(s)[0]; if (d.getElementById(id)) return; js = d.createElement(s); js.id = id; js.src = "//connect.facebook.net/es_LA/sdk.js#xfbml=1&version=v2.5"; fjs.parentNode.insertBefore(js, fjs); }(document, 'script', 'facebook-jssdk')); [/tab][/tabs] Mayores informes: PBX: 437 55 40 Ext. 264 Celular: 3138808447 Correo electrónico: libreria@cec.org.co

Mié 16 Ene 2019

“Cuando oren, no se cansen de llamar a Dios, Padre”

“Para un cristiano, rezar es decir simplemente: Abba”. ‘Abba, Padre’: tema de la catequesis del Papa Francisco en la Audiencia General del miércoles 16 de enero de 2019. “Queridos hermanos y hermanas, seguimos con la catequesis sobre el ‘Padre nuestro’ y lo hacemos observando que esta oración se centra en la palabra: ‘Abba, Padre’. Esta expresión es tan importante para los cristianos que se ha conservado en su forma original, escuchando en ella la misma voz de Jesús”, lo dijo el Papa Francisco en la Audiencia General del tercer miércoles de enero de 2019, continuando con su ciclo de catequesis dedicadas a la oración del Padre Nuestro. El Espíritu nos hace hijos adoptivos El Santo Padre comentando el pasaje de la Carta de San Pablo a los Romanos (8,15), en el que el apóstol dice que, “hemos recibido el Espíritu que nos hace hijos adoptivos, por medio del cual gritamos: ¡Abba! ¡Padre!”. Ese mismo Espíritu, precisa el Pontífice citando la Carta a los Gálatas (4,6), habita en nuestros corazones y clama: ¡Abba! ¡Padre! “Esta invocación – señala el Papa – se presenta dos veces y en ella se condensa toda la novedad del Evangelio. Después de haber conocido a Jesús y escuchado su predicación, el cristiano ya no considera a Dios como un tirano temible, ya no tiene miedo de Él, sino que siente que la confianza en Él florece en su corazón: puede hablar con el Creador llamándolo ‘Padre’. La expresión es tan importante para los cristianos que a menudo se ha conservado intacta en su forma original: Abba”. La radical novedad de la oración cristiana Asimismo, el Papa Francisco explica que, es raro que en el Nuevo Testamento las expresiones arameas no se traduzcan al griego. Debemos imaginar, agrega el Pontífice, que en estas palabras arameas se haya quedado como “grabada”, la voz del mismo Jesús. Y esta es la novedad radical de la oración cristiana. “No se trata sólo de usar un símbolo – la figura del padre, precisa el Papa – que relacionar al misterio de Dios; en cambio, se trata de tener, por así decir, todo el mundo de Jesús decantado en el propio corazón. Si llevamos a cabo esta operación, podemos rezar con verdad el ‘Padre Nuestro’. Decir ‘Abba’ – puntualiza el Pontífice – es algo mucho más íntimo y conmovedor que simplemente llamar a Dios ‘Padre’. Por eso alguien sugirió traducir la palabra aramea original ‘Abba’ con ‘Papá’ o ‘papito’. Con el corazón estamos invitados a decir Papá y a tener una relación con Dios como aquel de un niño con su padre”. “¡Abba! ¡Padre! Estas expresiones evocan afecto, calidez, algo que nos proyecta en la etapa de la infancia: la imagen de un niño completamente envuelto en el abrazo de un padre que siente una ternura infinita por él” Un Padre que sólo conoce el amor Además, el Santo Padre señala que, son los Evangelios los que mejor nos presentan el sentido de esta palabra. El “Padre Nuestro” adquiere sentido y color si aprendemos a rezarlo después de leer la parábola del Padre misericordioso. “Imaginemos esta oración pronunciada por el hijo pródigo, después de haber experimentado el abrazo de su padre que lo había estado esperando durante mucho tiempo, un padre que no recuerda las palabras ofensivas que le dijo, un padre que ahora simplemente le hace entender cuánto lo extrañaba. Entonces descubrimos cómo esas palabras cobran vida y adquieren fuerza. Y nos preguntamos: ¿es posible que tú, oh Dios, sólo conozcas el amor? ¿Tú no conoces el odio? No – respondería Dios – yo conozco sólo el amor. ¿Dónde está en ti la venganza, el reclamo de justicia, la ira por tú honor herido? Y Dios respondería: yo sólo conozco el amor”. “Basta con evocar esta única expresión – Abba – para que se desarrolle una oración cristiana. Y San Pablo, en sus cartas, sigue el mismo camino, y no podía ser de otra manera, porque es el camino enseñado por Jesús: en esta invocación hay una fuerza que atrae a todo el resto de la oración” Orar es simplemente decir Abba Finalmente, el Papa Francisco señala que, Dios te busca, aunque si tú no lo buscas. Dios te ama, aunque lo hayas olvidado. Dios ve una belleza en ti, incluso si piensas que has desperdiciado todos tus talentos innecesariamente. Dios es no sólo Padre, es como una madre que nunca deja de amar a su criatura. “Puede ser que nosotros también caminemos por senderos alejados de Dios, como le sucedió al hijo pródigo; o caigamos en una soledad que nos hace sentir abandonados en el mundo; o, de nuevo, errar y ser paralizados por un sentido de culpabilidad. En estos tiempos difíciles, todavía podemos encontrar la fuerza para orar, empezando por la palabra ‘Padre’. Recuerde bien esto – afirma el Papa – si alguien tiene cosas feas dentro de sí y que no sabe cómo resolverlas se dirija a Dios y le diga Padre y Él te responderá. No nos ocultará su rostro, no se cerrará en silencio: nos dirá que nunca nos ha perdido de vista”. No se cansen de llamarlo “Padre” Antes de concluir su catequesis, el Santo Padre saludando cordialmente a los peregrinos de lengua española venidos de España y Latinoamérica le dijo: “Los animo a dirigirse a Dios como un Padre que nos ama y que sale a nuestro encuentro. No se cansen de llamarlo; porque él como Padre bueno viene a sanar nuestras heridas y a restablecer la alegría de ser sus hijos”.