Jue 30 Mayo 2019
Predicación Orante - Junio 02 de 2019
Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 1,1-11
Salmo: 47(46),2-3.6-7.8-9 (R. cf. 6)
Segunda lectura: Efesios 1,17-23
Evangelio: Lucas 24,46-53
Introducción
Ideas temáticas que se pueden ofrecer de esta solemnidad: La Ascensión como evento final del paso de Jesús por esta tierra; el tiempo de la Iglesia; la síntesis de la obra de Jesús: una presentación general de su obra desde el inicio hasta la Ascensión, remarcando el tiempo y la acción de la Iglesia que se inicia con esta experiencia de la Ascensión.
1. ¿Qué dice la Sagrada Escritura?
Los textos de este domingo, para acentuar la Ascensión, presentan de diversas formas la experiencia de Jesús, que ha de leerse en la globalidad de su vida, “todo lo que Jesús hizo y enseñó, desde el principio… hasta el día que fue levantado a los cielos” (Hch 1,1-2). Se da prioridad al acontecimiento pascual y las “pruebas de supervivencia”: “se les presentó después de su pasión, dándoles numerosas pruebas que estaba vivo” (Hch 1,3). En el Evangelio, aparecen las últimas instrucciones de Jesús a sus apóstoles, a partir de hacerles comprender las Escrituras les expone lo relacionado con la experiencia de su muerte y resurrección, “está escrito que el Cristo debía padecer y resucitar de entre los muertos al tercer día” (Lc 24, 45-46).
En este período inmediatamente posterior a la resurrección se destacan unas enseñanzas. De forma global se dice que Jesús los instruyó sobre el “Reino de Dios” (Hch 1,3); la comunidad recordará temas particulares, como la renovación de la Promesa del Padre, es decir del envío del Espíritu Santo, del cual anuncia su inmediato cumplimiento (Hch 1,4; Lc 24,49), para lo cual insiste en permanecer en la ciudad de Jerusalén. El cumplimiento de la Promesa del Padre se realiza mediante una efusión del Espíritu Santo que se denomina: “seréis bautizados con Espíritu Santo” (Hch 1,5) o “revestidos de la fuerza de lo alto” (Lc 24, 49).
El anuncio de una Fuerza de lo alto, marca la comunidad, de inmediato se indica el objetivo de esta fuerza, ella capacita para dar testimonio, “cuando el Espíritu Santo descienda sobre ustedes, recibirán una fuerza para ser mis testigos…” (Hch 1,8), “ustedes serán testigos de estas cosas” (Lc 24,48). Esta “fuerza” marca el inicio de un tiempo nuevo, es tiempo del testimonio, es tiempo de la acción evangelizadora, es tiempo de la “Iglesia en salida”, en este compromiso se entienden las palabras de los personajes vestidos de blanco que dicen “¿Qué hacen ahí plantados mirando al cielo?” (Hch 1,11).
Concluido este periodo de enseñanza tenemos el grandioso acontecimiento de la Ascensión, que los Hechos llama “fue levantado”, el Evangelio de Lucas lo refiere como “se separó de ellos, subiendo hacia el cielo”, la segunda lectura, “sentándolo a su derecha en el cielo”.
Los acontecimientos entre la resurrección y la ascensión son el objeto primordial de reflexión en este día, haciendo notar su efecto en la vida cristiana como lo hace la segunda lectura en la que se subraya la grandeza del “poder y la fuerza poderosa” que se ha desplegado en Cristo. Su comprensión se logra gracias a dones especiales del Espíritu Santo, que siempre está dispuesto a dar, “espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo… para comprender cuál es la esperanza” (Ef 1, 17-18 ). Todo ésta comprensión, del Señorío universal de Dios, se canta hermosamente en el Salmo. Allí vemos a Dios que asciende en un cortejo triunfal, en medio de expresiones y aclamaciones rituales; Dios preside desde su santuario y reina sobre todas las naciones. Por estas expresiones de ascensión, realeza y poderío de Dios este salmo adquirió en la comunidad cristiana un lugar para comprender y orar sobre la Ascensión de Jesús.
2. ¿Qué me dice la Sagrada Escritura?
La Sagrada Escritura me invita a comprender la vida completa de Jesús, a dar un espacio prioritario a su Pascua, es decir a su muerte, resurrección, ascensión y envío del Espíritu Santo. A reconocer que este es tiempo de “testimonio”, es tiempo de ponerme en camino para inundar con este mensaje salvador los diferentes espacios en los que el Señor me permite moverme. Es una llamada a reconocer la misión e importancia de la Iglesia.
3. ¿Qué me sugiere la Palabra, que debo decirle a la comunidad?
El evento de la Ascensión como culmen del paso de Jesús por esta tierra pide a gritos que cada creyente conozca lo que hizo y enseñó Jesús desde su inicio hasta el momento en que “fue elevado a los cielos”, hay que invitar a la comunidad a la tarea de leer los Evangelios, conocerlos para poder vivirlos. El cristiano católico debe profundizar su encuentro personal con la Palabra de Dios y de manera especial con los Evangelios y la historia de la Iglesia naciente, es decir la lectura meditada del libro de los Hechos de los Apóstoles.
En el crecimiento espiritual, cada bautizado o miembro de la Iglesia, debe reconocer que ha recibido una “fuerza de lo alto”, ha recibido el Espíritu Santo, la Promesa del Padre, por tanto está capacitado convenientemente para dar “Testimonio” convincente y con poder de manera que el Reino de Dios se extienda de manera maravillosa. La Palabra sugiere que hoy se recuerde y se empodere a la comunidad de este elemento evangelizador, ser Iglesia en salida, asumir la responsabilidad de la evangelización como tantas veces nos lo han recordado los sucesores de Pedro, y de manera especial el Papa Francisco que nos ha hablado de ser Iglesia en salida e ir a las periferias. No tener miedo de estar siempre en camino contamos con una fuerza del todo misteriosa y divina.
Otro elemento que se debe indicar es la profundización del efecto de estos acontecimientos en la vida del bautizado. Los textos del Nuevo Testamento profundizan en todas estas relaciones, por ello es importante invitar a la lectura de estos escritos, a hacerlos momento de oración, no solo de satisfacer curiosidades sino fuentes de crecimiento espiritual. Hay que señalar la importancia de un camino o itinerario de crecimiento espiritual que permita alcanzar la santidad.
Vivir en Iglesia, es claro que Jesús formó un grupo al que dio instrucciones, un grupo de “apóstoles”, de discípulos, de “testigos”, un grupo de seguidores a quienes en la Ascensión dio su bendición y ellos respondieron con la adoración, “se postraron ante Él”. Un grupo que según la Palabra de Dios es la Iglesia de la cual Cristo es su Cabeza, y ella es su cuerpo (Ef 1, 23). Un grupo que prontamente se llamó Iglesia católica porque en ella hay espacio para todos.
4. ¿Cómo el encuentro con Jesucristo me anima y me fortalece para la misión?
Mi encuentro con Cristo debe producir los efectos esperados. No distraernos con los detalles de la Ascensión, es necesario centrar la mirada. La resurrección de Jesús y su Ascensión lo ubican “sentado a la diestra de Dios”, se anuncia la victoria definitiva, lo cual exige una aceptación confiada de su mensaje y asumir la responsabilidad de este momento histórico: dar Testimonio. El Espíritu Santo obra en cada bautizado, capacita a la Iglesia para anunciar el Evangelio con fuerza transformadora. El efecto de mi misión no depende de mis flaquezas o debilidades, su éxito está asegurado porque depende de la eficacia del Espíritu Santo. Hay que asumir la evangelización y ver su realización con ojos de fe, con los ojos del resucitado.
Mi encuentro con Jesús me hace sentir la importancia de estar en la Iglesia. Ella es instituida por Jesús para continuar su obra en el tiempo y el espacio, ella no es absoluta, ella está bajo su cabeza suprema, ella comunica la salvación, así lo quiso el Señor, no es invento ni prepotencia o arrogancia, es sencillamente como acontecen las cosas según el querer del Señor Resucitado. Decir: “creo en Jesús, pero no en la Iglesia” o “no necesito ir a la Iglesia, es sencillamente no conocer a Jesús”. La Iglesia es su obra, Él la creó, Él la modeló, Él sigue siendo hoy su Cabeza Suprema, por tanto despreciar a la Iglesia es despreciar a su Cabeza: a Jesús.
Saber que está Iglesia la quiso el Señor me anima a vivir mi misión. ¿Cuál Iglesia? Pues la Católica, pues todo el mundo sabe que históricamente a ese momento no existía otra iglesia, las “otras iglesias” aparecerán cientos de años más tarde; por tanto con respeto, pero con claridad de los acontecido hay que afirmar que quienes estaban allí en ese momento en que reciben el mandato misionero, el envío y la Promesa del Espíritu es un puñado de creyentes de la naciente Iglesia del Señor, la Iglesia bajo el gobierno de Pedro, la Iglesia que unos años más tarde se le llamó Iglesia católica; la hoy pastoreada por el sucesor 266 de san Pedro: El Papa Francisco. Así de claro y sin ambigüedades. Les confieso: me siento orgulloso que Dios me haya dado el don de conocer y vivir en esta herencia que es su Iglesia. Orgullosamente católico.
RECOMENDACIONES PRÁCTICAS:
1. Sería oportuno hacer hoy el Rito para la bendición y la aspersión del agua en memoria del Bautismo, que ocuparía el lugar del acto penitencial al comienzo de la Misa, siguiendo lo indicado en el Apéndice I, propio para la cincuentena pascual, Misal, p. 1058.
2. En este domingo se celebra la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales y el Papa Francisco propone el tema “Comunicación y Misericordia: un encuentro fecundo”.