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familia

Mié 16 Oct 2024

Todos llamados al seguimiento de Jesús

Por Mons. José Libardo Garcés Monsalve, Obispo de la Diócesis de Cúcuta - Avanzamos en el mes de octubre dedicado en la Iglesia a la oración, reflexión y ayuda a las misiones, con el llamado a tomar conciencia de la tarea evangelizadora de la Iglesia, que en salida misionera, sigue llamando a todos al seguimiento de Jesús.En el pasado, en la familia se transmitían las verdades fundamentales de la fe, que permitían al niño y al joven optar por el Señor; hoy la parroquia en salida misionera, debe convocar mediante el proceso evangelizador, para que el seguimiento de Jesús sea una realidad en muchos hogares y ambientes. La tarea de la Iglesia sigue siendo la de cumplir con el mandato del Señor de ir a todos para anunciarles el mensaje de salvación, la Buena Nueva del Evangelio.San Pablo VI así lo enseña cuando afirma: “No obstante estas adversidades, la Iglesia reaviva su inspiración más profunda, la que le viene directamente del Maestro: ¡A todo el mundo! ¡A toda creatura! ¡Hasta los confines de la tierra! Como una llamada a no encadenar el anuncio evangélico limitándolo a un sector de la humanidad o a una clase de hombres o a un solo tipo de cultura” (Evangelii Nuntiandi, 50). Este llamado que nos hace el Papa nos tiene que mover a todos a desarrollar la creatividad para llegar a los distintos sectores de la parroquia.Hay que salir del ámbito del despacho parroquial. En palabras del Papa Francisco, hay que tener presente llegar con la evangelización a los tres ámbitos de la pastoral: “En primer lugar el ámbito de la pastoral ordinaria, animada por el fuego del Espíritu, para encender los corazones de los fieles que regularmente frecuentan la comunidad. En segundo lugar, el ámbito de las personas bautizadas que no viven las exigencias del bautismo, no tienen una pertenencia cordial a la Iglesia y ya no experimentan el consuelo de la fe. Finalmente, está el ámbito de quienes no conocen a Jesucristo o siempre lo han rechazado” (Evangelii gaudium, 14). Revisando nuestra acción misionera en el proceso evangelizador, hemos cuidado con diligencia el primer ámbito de la pastoral, encendiendo el corazón de los fieles que conservan una fe católica intensa y sincera, buscando que los creyentes respondan cada vez mejor y con toda su vida al amor de Dios.Nos hace falta ir a buscar a los que están en el ámbito de los que no viven las exigencias del bautismo, que es un grupo amplio de fieles. Y mucho más descuidado, se encuentran los del tercer ámbito, aquellos que no conocen a Jesucristo o lo rechazan abiertamente. El mandato de la salida misionera debe abarcar el segundo y tercer ámbito, y para llegar a todos, debemos convocar a los que tenemos en el primer ámbito de la pastoral, para que se comprometan en el anuncio gozoso del mensaje de Jesucristo en todos los ambientes, recordando lo que nos dice el Papa Francisco que: “los cristianos tienen el deber de anunciar el Evangelio sin excluir a nadie, no como quien impone una obligación, sino como quien comparte una alegría, señala un horizonte bello, ofrece un banquete deseable” (EG 14).En el credo proclamamos que la Iglesia es católica, esto quiere decir universal, y la universalidad tiene que estar en la mente del evangelizador, para llegar con la fuerza del Evangelio a todas partes. Recordemos que el Señor es quien conduce la misión; nosotros somos instrumentos que entregamos nuestra vida al servicio del Evangelio. Esta certeza nos ayuda a vencer los miedos de entrar a ciertos sectores de la sociedad y arriesgarnos a ir; aún si nos rechazan en un primer momento, no desistir en la tarea evangelizadora, ya que sabemos, vamos en el nombre del Señor y tenemos la certeza de que Él mismo nos ha dejado en el Evangelio: “sepan que yo estoy con ustedes todos los días hasta el final de los tiempos” (Mt 28, 20).Esto implica tener fervor por la evangelización, que en el misionero se percibe con fuerza cuando está en gracia de Dios. Un sacerdote, un misionero en gracia de Dios, es capaz de salir de su habitual situación de confort y dar la vida por Jesucristo. No es posible ser un misionero fervoroso estando en situación permanente de pecado. Todos somos pecadores, pero lo que se espera de un sacerdote, de un misionero es que no permanezca en situación de pecado por mucho tiempo, que, frente al pecado, busque de inmediato el sacramento de la confesión, reciba el perdón, y sienta la necesidad de ir a anunciar la misericordia de Dios por todas partes.Frente a esta realidad, necesitamos comunicar que todos están llamados al seguimiento de Jesús. Queda de parte del misionero hacer vida el llamado del Papa Francisco cuando dice: “la actividad misionera representa aún hoy día el mayor desafío para la Iglesia y la causa misionera debe ser la primera” (EG 15), de tal manera que lo tenemos que hacer presente con la salida misionera a la que estamos convocados todos, con la conciencia de que: “cada cristiano y cada comunidad discernirá cuál es el camino que el Señor le pide, pero todos somos invitados a aceptar este llamado: salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio” (EG 20).En nuestra Diócesis de Cúcuta estamos con la disponibilidad de cumplir el mandato del Señor, de convocarlos a todos para que sigan a Jesucristo que es Camino, Verdad y Vida, que nos lleva hasta el Padre Celestial. Que la Santísima Virgen María, estrella de la evangelización y el glorioso patriarca san José, fiel custodio de la fe, alcancen de Nuestro Señor Jesucristo el fervor pastoral, para estar siempre en salida misionera.En unión de oraciones, reciban mi bendición.

Vie 4 Oct 2024

La importancia de la familia, a propósito del mes de las misiones

Por Mons. Félix Ramírez Barajas - “La familia está llamada a ser una comunidad misionera, que anuncia el Evangelio y testimonia el amor de Dios” (Familiaris Consortio n. 53)La Iglesia, que es misionera por naturaleza, acoge a cada familia y en ella a sus miembros que, como bautizados también reciben la fe y se unen estrechamente a la misión evangelizadora de la Iglesia. Acogiendo la Palabra de Dios y haciéndola vida en el seno de la familia, está llamada a formar en los valores del Reino como fundamental tarea de su acción misionera.1. En este mes caracterizado por el esfuerzo misionero, la familia aparece como protagonista, en virtud de su vocación cristiana, se esfuerza por ser defensora de la vida en contra de tantas amenazas desde el vientre materno, la familia creyente es y debe ser defensora de este don inestimable. “La familia está llamada a ser un lugar de acogida y defensa de la vida” (Amoris Laetitia, n. 44) y a rodear el ambiente familiar siendo consciente de la dignidad de la persona. En la familia la acción misionera en favor de la vida ha de ser una bandera que se lleva en la mente y en el corazón para gritar al mundo que la vida es don de Dios.2. También en este mes misionero, la familia ha de recordar el compromiso por el valor de la verdad, en contra de tanta falsedad y engaño del mundo moderno, con una preocupación desde la fe para conocer más a Cristo Camino, Verdad y Vida, solo desde este principio la familia puede también ser misionera, pues la verdad desde Cristo la lleva a poder dialogar entre las generaciones (adultos, jóvenes y niños) y lograr así verdaderos consensos que lleven a la unidad familiar. “La familia es un lugar privilegiado para la formación en la verdad y la virtud” (Veritatis Splendor, n. 101).3. La familia es escuela de amor y caridad, pues es, en el seno del hogar, donde los niños y jóvenes adquieren conocimiento y entrenamiento en este valor fundamental que proyecta a la familia a la caridad con los más necesitados y en general al amor al prójimo. “La familia es un sujeto misionero, llamado a evangelizar y a testimoniar el amor y la caridad” (Amoris Laetitia n. 88). Esta fuerza del amor en familia es, en definitiva, lo que dispone al perdón y a la reconciliación, muchas veces sanando heridas aun generacionales y de toda índole para buscar la armonía entre sus miembros y ad extra con las demás personas con las cuales se interactúa. El amor y la caridad, en todo caso, dispone a la familia a la apertura a la acción del Espíritu Santo quien es el protagonista de la misión, y se convierte así en testigo de la fe y la esperanza, en medio de un mundo donde se necesita testigos creíbles, para que el Evangelio llegue, como nos recuerda el Papa Francisco, a todas las periferias y sobre todo, a las existenciales, donde falta el amor, la paz, la verdad, la justicia y la vida y pueda sanar y redimir al ser humano desde su condición de pecado y lograr integrarlo a la dignidad bautismal de hijo de Dios.4. Su compromiso social también se extiende a la vivencia del valor de la justicia, en contra de tantas situaciones injustas y estructuras de corrupción en la sociedad. La familia mediante la práctica de la justicia está llamada a educar a las nuevas generaciones en esta acción misionera, que le ayuda a responder a la invitación del Evangelio a ser buenos administradores de los bienes que el mismo Señor pone en las manos de los padres y madres de familia, en primer lugar, confiándoles la vida y también la misión de educar en los valores fundamentales a sus hijos. San Juan Pablo II recordaba que la “Familia es el lugar privilegiado para la formación en la justicia y la solidaridad” (Jornada mundial de las familias 2018).5. A la familia cristiana se le pide también el aporte efectivo en la construcción de la paz, esta acción misionera es y debe ser permanente, “Cristo es nuestra Paz”, la familia en el desarrollo de esta tarea busca desarmar el corazón de toda clase de violencia, odios y rencores, incoherencias e infidelidades y se dispone para que cada uno de sus miembros, pueda ser instrumento de paz, revisando las maneras de ser y actuar y mediante la corrección fraterna, como acción evangélica, pueda generar espacios donde se propicien relaciones muy justas que lleven a la vivencia de la paz: “la familia es la fuente de toda fraternidad, y por eso es también el fundamento y el camino primordial para la paz, pues, por vocación, debería contagiar al mundo con su amor” (Mensaje 47 Jornada Mundial de la Paz 2014).6. La vida sacramental en la familia que comienza por la preocupación en la iniciación cristiana y en los demás sacramentos que garantizan en la familia la búsqueda de la santidad. “La familia es una comunidad sacramental, llamada a vivir la vida de gracia y de amor” (Familiaris Consortio n. 11) En este mes de las misiones estamos todos convocados a renovar nuestra tarea evangelizadora dentro de cada familia. Que especialmente la reconciliación y la Eucaristía defiendan a la familia de todo mal y les conceda vivir la alegría de ser discípulos misioneros. María madre y reina de las misiones guie, acompañe y proteja a cada una de las familias.Mons. Félix Ramírez BarajasObispo de Málaga-SoatáComisión Episcopal de Matrimonio y Familia

Vie 6 Sep 2024

Reconstruir la familia

Por Mons. Ramón Alberto Rolón Guepsa - La familia es expresión de la voluntad creadora de Dios Uno y Trino.De donde viene mi familia, no ha sido una elección personal sino un regalo, un hecho puntual en que se me dio la vida y se desarrolló, allí me encontré con los seres más significativos de mi vida, que reconozco por los afectos y lazos de parentesco; que en gran parte hacen posible mi subsistencia y mi relación con la sociedad.Es un hecho que tengo que reconocer porque lo he recibido y vivido, pero también asumirlo como un don inestimable de gracia, la familia es expresión de la voluntad creadora de Dios uno y trino. Dios crea al hombre a su imagen y semejanza, como nos los describe la Palabra de Dios en el libro del Genesis (1,27). “la fecundidad de la pareja humana es imagen viva y eficaz, signo visible del acto creador”. (A.L. 10)La pareja que ama y genera vida dando origen a la prole en su misión “creced y multiplicaos” se da como en un santuario: la familia, imagen que nos lleva a descubrir, por la fe, el misterio de Dios Uno y Trino (Dios Trinidad es comunión de amor y la familia es reflejo viviente). De allí se revela la dignidad, amor, santidad, valor y misión de la familia, como estado necesario e indispensable dado a la persona para el desarrollo de la vida, esta es la voluntad del Dios Creador.Pero este plan original fue frustrado por el pecado de la pareja, entra el desorden llegando hasta el fratricidio de Caín que mata a su hermano Abel, se desdibuja la imagen de amor y Santidad.Sin embargo, el Creador, en su bondad, continuaba su plan benevolente sobre la familia, debía restablecer su dignidad, valor, misión y santidad; así podemos contemplar en el llamado a Abrahán para enrutar la historia del hombre y la familia como plan de salvación.Con el hijo de la promesa, no nacido de la esclava sino de la esposa, comienza un camino para devolver la imagen perdida de la familia, Isaac y luego Jacob continúan esta misión de reconstruir la familia, obedientes a la escucha de la Palabra de Dios que quiere renovar todas las cosas por la fe.En la familia de Jacob, los doce hermanos que van a dar origen el pueblo de Israel, pero allí se da un nuevo insuceso, los hermanos atentan contra José (Cfr. Gn. 37,20) pero Dios interviene en la historia para renovarla, los hermanos no comenten fratricidio, no matan a José, sino que lo venden a unos mercaderes que lo llevan a Egipto donde la protección de Dios se manifiesta. Enviado por delante para ayudar a su familia posteriormente.El recuentro de José con sus hermanos es una bella lección de arrepentimiento y de perdón necesario para restablecer la familia, donde el padre Jacob ocupa un rol fundamental para mantener el afecto y valor de la familia y restablecer la fraternidad.Podemos Leer la historia de José que se encuentra en el libro del Genesis (Gn. Cap. 39 y ss).En este relato podemos ver cómo Dios dirige en su voluntad de reconstruir el sentido y rol de la familia con el perdón que tiene todo un proceso, los hermanos de José van a Egipto a proveerse de trigo ante una situación de grave desabastecimiento que pone en riesgo la subsistencia de toda la familia, así comienza el primer encuentro; el corazón de José no está marcado por la venganza sino al contario desea la reconciliación, es la primera gran lección para la familia hoy no albergar sentimientos negativos de represalia. Cuánto bien se haría a nuestra familia hoy tener esos sentimientos positivos de perdón y reconciliación.José les concede la ayuda necesaria vendiéndoles el trigo, abrigando la esperanza de volver a ver a su padre Jacob, no renuncia a su propósito, ahora ve claramente que Dios le ha enviado por delante a Egipto para salvar a su familia y así lo asume. Dios tiene un propósito con cada uno de nosotros en nuestra familia, que debemos leer desde la fe y también asumir con entereza para colaborar en el plan de Dios.Pero en este proceso es necesario el arrepentimiento para sanar, reconocer la falta para no volver a caer en ella. El perdón siempre tendrá la condición de la contrición con el compromiso de no volver a caer en el mismo pecado, eso es lo que busca el hombre de los sueños, hacer que sus hermanos se arrepientan y deseen no haber cometido tan grave falta, deben traer al hermano menor y pasar por la prueba recordando el trato que dieron a su hermano José, reconocer el pecado y confesarlo, proceso de sanación, que debemos trabajar en nuestra familia hoy.La cristalización del perdón llega cuando José conoce a su hermano menor Benjamín y sus hermanos están dispuestos a cambiarse por El, pues no puede repetirse la historia que les ha constado tanto, así han pasado la prueba y José les perdona, viene pues el esperado encuentro con su Padre Jacob, todo se ha dado en el marco del amor camino de la restauración.La familia patriarcal ha vuelto a reunirse recuperando al hijo que había sido vendido, ahora vuelve al estado de la verdadera fraternidad que debe existir en la familia ese es el querer de Dios en cada uno de nuestros hogares.Esta historia de José debemos leerla en familia para volver a recuperar el valor, la dignidad y el estado de gracia con la cual salió de la mano creadora de Dios y que, en la familia de Nazaret, con la presencia del Hijo Amado en medio de la familia humana Dios Padre renueva todas las cosas para volverlas a su estado original.Cada uno de nosotros tenemos un rol en la familia, una misión que asumir como don del Dios Uno y Trino, no renunciemos a ella, al contrario, hay que estar dispuestos a trabajar sinceramente para a santificar nuestra familia, en el amor y la fraternidad con la reconciliación, el perdón la fe, con la gracia del Padre Dios que nos une como familia bendecida y santificada por Cristo con el sacramento del matrimonio.Dios bendiga nuestra familia.+ Ramón Alberto Rolón GuepsaObispo de Montería

Mié 8 Mayo 2024

Iglesia colombiana invita a vivir la Semana de la Familia 2024 profundizando en la guía del Espíritu Santo

Del 12 al 19 de mayo, la Iglesia Católica colombiana vivirá la Semana de la Familia 2024. En esta oportunidad bajo el lema “Familias, el Espíritu Santo hacia el amor nos guía: ¡Que nuestras familias sean transformadas por su compañía!”. Buscando unir a todos los fieles a esta celebración, el Departamento de Matrimonio y Familia de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), ha preparado un documento que servirá como guía para que las familias compartan momentos de encuentro que les ayuden a construir una espiritualidad familiar auténticamente cristiana. Esta publicación está disponible también en versión física, a través de la Librería de la CEC.Para la elaboración de este material, se contó con el apoyo de ocho parejas que, unidas en matrimonio, buscan dar testimonio de cómo el Espíritu Santo ha acompañado y renovado su hogar.“Una familia cuyos miembros se dejan impregnar por la moción del Espíritu, es una familia que ha encontrado la ruta de la santidad y esto se verá reflejado en su forma de ser coherente con el ideal evangélico en todos los ambientes en que se desenvuelven sus miembros: hogar, vecindario, colegio, trabajo, parroquia y sociedad en general y, por lo tanto, será forjadora de un mundo mejor, donde prime lo bueno, lo bello y lo verdadero y se contrarresten significativamente todos los antivalores que pululan en las nuevas generaciones y que atentan contra la dignidad del ser humano y las instituciones más preciadas por el creador: el matrimonio y la familia”, plantea el documento.La oración del “Padre Nuestro”, que Jesús enseñó a sus discípulos y que ha acompañado a los católicos a lo largo de la historia, inspira las meditaciones allí propuestas.“A lo largo del texto encontrarán 8 capítulos, cada uno de los cuales ahonda en una frase del Padre Nuestro, exhortando una reflexión de su significado y de cómo llevar a la práctica, en lo cotidiano de la vida, esta sencilla pero profunda y completa oración que Jesús enseñó. Al finalizar la lectura del capítulo sugerido para cada día, se invita a las familias a hacer un compartir de lo aprendido, de aquello que el Señor le dice a cada uno y, posteriormente, hacer un compromiso que los lleve a fortalecer su vida espiritual con el objetivo de que esta permee todas las dimensiones de su vida y se conviertan en discípulos misioneros, dando respuesta a la invitación que nos hace el papa Francisco: “ser una Iglesia en salida”", se expresa allí.En la última parte, se podrá encontrar una sección titulada “Biblioteca de Espiritualidad Matrimonial y Familiar”. Se trata de un listado de 19 libros recomendados para que, más allá de celebrar esta semana, las familias cuenten con herramientas que les permitan seguir cultivando su espiritualidad.Para adquirir la versión física de la cartilla, comuníquese con la la Librería de la Conferencia Episcopal de Colombia a través de la siguiente línea: +57 313 8808447

Mar 9 Mayo 2023

CEC invita a orar por las familias del país entre el 14 y el 21 de mayo

Las familias son protagonistas de la esperanza y de la vida humana en todas sus dimensiones, de manera especial, en la formación de cada persona, su rol social, su relación con la ecología integral y en la misión evangelizadora de la Iglesia. Inspirada en el magisterio del papa Francisco, esta es la premisa bajo la cual este año la Iglesia Católica, a través de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), promueve la celebración de la Semana de la Familia 2023, del 14 al 21 de mayo. Durante estos días, inspirados en el Día Internacional de la Familias, jornada animada cada 15 de mayo por Naciones Unidas, la CEC propone a todos los miembros de la Iglesia, reflexionar y orar por todas las familias del país reconociendo su rol como principales formadoras de colombianos dispuestos a contribuir en la construcción de un mejor país, y a las familias cristianas, como sujetos claves en la tarea misionera. Para ello, el Departamento de Matrimonio y Familiaha preparado una guía de trabajo que permitirá vivir esta celebración de manera práctica. En el documento se explica que cuando una familia no logra este rol en el acontecer humano, social, ecológico y eclesial, sino que, por el contrario, hay ausencia o debilidad, “puede ser causa de graves heridas. La fuente de su fuerza transformadora está en su identidad propia de ser íntima comunidad de vida y amor, llamada a recibir el don del amor de Dios para irradiarlo en los distintos ambientes en los que su acción tiene una repercusión más inmediata”. Desde el Secretariado Permanente del Episcopado Colombiano se ha extendido la invitación para que los distintos hogares, diócesis y parroquias de Colombia se sumen a esta celebración especial por las familias. Esta es la invitación que hace el padreNelson Ortiz Rozo, director del Departamento de Matrimonio y Familia de la CEC:

Vie 24 Feb 2023

Diócesis Chiquinquirá, comprometida con la Pastoral Familiar

El Departamento de Matrimonio y Familia de la Conferencia Episcopal acompañó a monseñor Luis Felipe Sánchez, obispo de la Diócesis de Chiquinquirá y a su presbiterio en el Centro de Evangelización y Pastoral de Sáchica, Boyacá, en el encuentro de reflexión y planeación de la Pastoral Familiar. El encuentro aconteció inicialmente con la presentación de las conclusiones de un análisis que hicieron sobre la realidad de la Pastoral Familiar de la Diócesis, a cargo del Padre Luis Alberto Bustos y el equipo diocesano, cuyo objetivo macro del plan de la Diócesis es: “Desarrollar estrategias de Pastoral Familiar, que fortalezcan la dimensión humana y espiritual de las familias pertenecientes a la Diócesis de Chiquinquirá, en el período 2022 - 2027, como aporte eclesial en la construcción de una sociedad fraterna, en igualdad de oportunidades y enamorada de la paz”. Entre tanto, se continuó con la intervención del padre Nelson Ortiz, director del Departamento, quien iluminó sobre los fundamentos y las perspectivas de la pastoral familiar diocesana y parroquial como una dimensión esencial y transversal de la evangelización. Fue acompañado del matrimonio de Luisa Fernanda y Leonardo Cruz, quienes compartieron la experiencia de realizar un acompañamiento evangelizador de acuerdo a las diferentes etapas y situaciones de la familia, respondiendo a las propuestas dadas por el Papa Francisco en la Exhortación Amoris Laetitia. Y además hicieron una presentación con las claves para la renovación e implementación de la pastoral familiar parroquial que se adecue a las necesidades y a la medida de cada realidad parroquial. Concluyendo, el señor obispo y los sacerdotes quedaron motivados para continuar e implementar el trabajo en sus parroquias. Fueron notando que hay en sus comunidades muchas oportunidades para empezar o continuar la Pastoral Familiar y también expresaron el deseo de vincular laicos en este servicio. En la presentación de su proyecto diocesano, reconocieron el trabajo que vienen haciendo y acogieron el proyecto, en el que la familia es un protagonista insustituible.

Dom 12 Feb 2023

MEMORIA: Encuentro Equipo Nacional de Delegados de Pastoral Familiar 2023

Los días 3 y 4 de febrero se llevó a cabo en la sede de la Conferencia Episcopal de Colombia, el Encuentro del Equipo Nacional de Delegados de Pastoral Familiar, que tuvo como propósito el de resaltar el amor familiar como vocación y camino de santidad, para comprender y compartir el significado profundo y salvífico de las relaciones familiares en la vida cotidiana. Durante el encuentro, organizado por el Departamento de Matrimonio y Familia del Secretariado Permanente del Episcopado Colombiano (SPEC), se exaltó ‘la alegría de ser familia’, es decir, la belleza del sacramento del matrimonio y la gracia en todas las situaciones de la vida tanto positivas en la fraternidad y en el compartir; como aquellas que se constituyen en prueba como el sufrimiento, el perdón y la aceptación de la cruz. Con la presencia de monseñor Marco Antonio Merchán, presidente de la Comisión Episcopal de Matrimonio y Familia; y de monseñor Edgar de Jesús García, monseñor Miguel Fernando González y monseñor Rubén Darío Jaramillo miembros de esta Comisión Episcopal y la significativa participación de las regiones eclesiales Cundiboyacense, Orinoquía-Amazonía, Caribe, los Santanderes, Antioquía-Chocó, Tolima grande, Sur-occidente, Eje Cafetero y los movimientos Laicales Familiares, “revisamos nuestro caminar como equipo nacional, a la luz de la experiencia vivida en los últimos años –marcados por el año de la familia, los encuentros a nivel mundial, nacional y local – y, a partir de esto, elaboramos juntos una proyección del camino a seguir en este trienio que responda a las urgencias y necesidades que han emergido como prioritarias” afirmó el padre Nelson Ortiz, Director del Departamento en el SPEC. En una jornada llena de escucha y discernimiento, se retomó el camino de actualización del Plan Nacional de Pastoral familiar, a la luz de lo vivido en el año de Amoris Laetitia y el Encuentro Mundial de las Familias del año anterior; se revisó el documento ‘Hacia una Iglesia Sinodal’ de la Primera Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe; también se realizó la evaluación del Encuentro Nacional de Agentes de Pastoral Familiar y se asumió con alegría ‘El Itinerario Catecumenal para la Vida Matrimonial’ como una clave de la renovación pastoral del acompañamiento a los jóvenes, matrimonios y familias. Finalmente, se hizo un ejercicio juicioso sobre las iniciativas que han venido desarrollando las jurisdicciones eclesiásticas de cada una de las regiones, las fortalezas y debilidades del Departamento de Matrimonio y Familia y se exploraron líneas de trabajo para futuros encuentros regionales y nacionales de cara al Jubileo de las Familias en 2025.

Jue 2 Feb 2023

Un año sinodal

Por: Mons. Luis Fernando Rodríguez Velásquez - De nuevo mi saludo en el inicio del año 2023. Deseo a todos lo mejor de lo mejor. Dios los acompañe. Como dice el salmo 36, “encomienden sus caminos al Señor, confíen en Él y él actuará”. En general cuando se da inicio a un nuevo año son muchas las ilusiones, los proyectos, los deseos que pasan por las mentes de todos. Ese “confiar en el Señor” es clave para entender que nuestro destino está en las manos de Dios, y él no nos deja solos. Sin duda que el contexto actual en el que nos encontramos no es fácil. Si hablamos de lo económico, los índices de pobreza son altos, la afectación que tendrá el incremento de los salarios, para muchos, es grande. Nadie puede negar que todo sube y los aumentos de los salarios rápidamente se esfuman. Por otro lado, la problemática social también es compleja. Muertes, violencia, abusos de toda índole, desempleo, desplazamientos y otros fenómenos hacen parte de las noticias cotidianas. En lo político, seguimos confiando en la consolidación de los programas prometidos en orden a la paz, la justicia social, la erradicación de la corrupción y la protección de la dignidad humana de hombres y mujeres de todas las edades. A todo lo anterior, hay que agregar la afectación negativa que ha tenido en la economía local y nacional la ola invernal con los desastres que han ocasionado, que ha llevado, como bien se sabe, a la declaración de la calamidad pública por parte de las administraciones civiles ante la evidencia de las vías cerradas, deslaves que destruyen casas, familias que han perdido todo por las inundaciones, carestía de los alimentos, etc. Sin que cerremos los ojos a estas realidades, debemos recordar lo que el Señor nos dice en su evangelio: “Todo es posible para quien tiene fe”. Así es. Los invito para que el nuevo año no sea el de la desesperanza, sino el de la esperanza. Si sabemos que Dios está con nosotros, vale la pena tener presente lo que durante la pandemia el papa Francisco nos decía cuando nos invitaba a remar juntos, a sentirnos parte de la misma barca. Nadie se salva solo, lo ha dicho el Papa en varias ocasiones. Así, nadie piense que solo va a salir airoso de lo que estamos viviendo. Necesitamos poner en práctica la sinodalidad. Es necesario repetirlo una y mil veces, que la clave para lograr superar las adversidades es estar unidos, caminar juntos, sentir que estamos participando todos de una misma realidad que estamos llamados a convertirla en oportunidad de vida. Por eso este año será el de la sinodalidad, no solo desde la perspectiva eclesial, sino desde lo social. Cuando como ciudadanos aprendamos a vivir sinodalmente, seguro que todo va a ser mejor. Este es el aporte que la Iglesia siempre ha hecho, es el aporte que ahora queremos hacer todavía más visible. Para la Arquidiócesis también será el año de la sinodalidad. Varios eventos vamos a tener en esta línea: pre-sínodos con los jóvenes, con las familias y las parroquias. Una gran asamblea sinodal arquidiocesana tendremos en el segundo semestre, en consonancia con el Sínodo que el papa ha convocado en Roma, que tendrá como tema "Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión". Oremos para que dejándonos guiar por el Espíritu Santo, seamos capaces de aprender a desaprender, y caminemos sinodalmente, mirando el futuro con ilusión. + Luis Fernando Rodríguez Velásquez Arzobispo coadjutor de Cali