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Iglesia

Mié 28 Oct 2020

Unidad de criterios formativos: Camino orientador de los seminarios mayores

Con el objetivo de implementar el capítulo sexto de la ‘Ratio Nationalis’, dedicado a la dimensión intelectual de los seminarios mayores de Colombia, se desarrolló el encuentro de rectores de seminarios, organizado por el Departamento de Ministerios Ordenados y Vida Consagrada de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC). En entrevista con el Departamento de Comunicaciones, el padre Manuel Hernando Vega León, director del departamento organizador, compartió sobre lo que fue este encuentro, las conclusiones y desafíos que se tienen hacia futuro. ¿Qué realidad fue la que motivó este encuentro? La situación que hemos vivido este año ha sido muy compleja para los seminarios mayores. La mayoría de los seminarios enviaron a los seminaristas a sus casas y eso generó, de una u otra forma, como una insistencia muy grande en esta dimensión: la formación académica de los seminaristas. Pero sabemos que no es suficiente, que la formación es mucho más amplia. Hay que dedicar tiempo también a la formación humana, a la formación afectiva, a la formación espiritual y, desde luego, a la formación pastoral. Entonces, estos encuentros nos permiten, en primer lugar, conocer la situación de los seminarios y, en segundo lugar, implementar estrategias comunes que nos permitan ser más asertivos a la hora de hacer un proceso formativo gradual e integral. ¿Quiénes estaban invitados? Estaban invitados en primer lugar los rectores de los seminarios mayores, pero cuando empezamos a hacer el ejercicio y pensando que iba a ser de este modo virtual, pues pensábamos que los primeros destinatarios eran los secretarios académicos de los seminarios y fuimos evolucionando precisamente en esa perspectiva y, entonces, terminamos evidenciando que también los profesores debían participar de este encuentro, en el que íbamos a tocar este aspecto en cuanto a las metodologías, las didácticas de la formación académica en cada una de las etapas dela formación. Pues nos resultó un encuentro amplísimo, tuvimos la participación de 52 seminarios mayores diocesanos, unos 40 seminarios religiosos, estaban los rectores, un buen número de secretarios académicos, y en lo que pudimos contar 109 personas diariamente, fijas y conectadas, pero detrás de cada computador, muy seguramente había otros sacerdotes, o los equipos de deformadores. ¿A qué conclusiones llegaron después del análisis? Tal vez lo primero que tenemos que decir es que se creó la conciencia de buscar la unidad en los procesos formativos, es decir, la formación de los sacerdotes en Colombia se debe caracterizar por ser una formación única para el país. No distintos esquemas, no distintas insistencias formativas, como pudo haber pasado en otras épocas, sino que en este momento debe existir una misma línea formativa para todos los que quieren en su corazón ser ministros ordenados, sacerdotes, en la iglesia colombiana. ¿Qué desafíos se les plantea posterior al encuentro? Desafíos aparecen varios. Primero, tenemos el desafío de implementar la etapa propedéutica, que es una etapa netamente experiencial, deslindada en buena medida de la formación académica tradicional. Durante esta etapa, el joven tiene la oportunidad de tener una experiencia más de encuentro con la persona de Jesús y, a partir de esa experiencia, tomar la decisión de asumir las siguientes etapas formativas en el seminario. Esa es una novedad y es un cambio grandísimo que queda como tarea hacia futuro y que empezaremos en el 2021, ese fue uno de los compromisos. Así, el próximo año, todos los seminarios vamos a estar trabajando en la etapa propedéutica. Segundo, en la etapa discipular que corresponde a los estudios filosóficos. Quiere decir esto que el elemento pedagógico está precisamente en un primer momento el que, a partir del estudio filosófico, del conocimiento del mundo, del hombre y de Dios, seamos capaces de comprender que una de las notas del que hace este estudio, es poder transformar su corazón, en un corazón de discípulo. No es estudiar la filosofía por estudiarla, aunque sabemos que es un elemento básico para la formación sacerdotal, la filosofía tiene que estar conectada a la etapa y esta etapa es discipular. Entonces todos sus estudios lo deben llevar a conocer la persona de Jesús, el mundo que él nos predicó, el Dios que él nos presentó, el hombre que él nos manifestó desde la filosofía. Y tercero, la etapa configuradora que corresponde a los estudios teológicos. Se compone de dos fuerzas muy grandes: La formación del corazón del pastor, la configuración con Cristo Buen Pastor, pero un Pastor que es Misionero en la Iglesia, que sería la segunda fuerza. Esa nota misionera se vuelve transversal a todo el proceso va a ser uno de los ejes en cada una de las áreas y materias que se van a trabajar en los seminarios.

Mié 28 Oct 2020

La Iglesia en Riohacha, pensando en la formación integral de los guajiros

El uso de las TIC en la educación, de manera especial en este tiempo de pandemia, se ha convertido, en un elemento imprescindible para el crecimiento de educativo de los estudiantes en las diferentes áreas académicas. En atención a ello, la diócesis de Riohacha, presidida por su obispo Francisco Antonio Ceballos Escobar y a través del área de la Educación Misional Contratada, realizará del 28 al 30 de octubre, el conversatorio "Incidencia de la tecnología, el arte y el deporte en la formación integral de los jóvenes guajiros". Esta actividad, que se desarrollará de manera virtual, dará apertura al evento Diocesano 2020, que cada año se celebra con las Instituciones Educativas e Internados Indígenas administrados por esta Iglesia particular. Estarán como panelistas exponentes del tema: Ing. Carlos Robles, recto de Uniguajira; Vicenta María Siosi, escritora; Roger Bermúdez, maestro; Lic. Isadora Gámez; María Rodríguez, científica; Deirys Pimienta; directora Educación Misional Contratada; y el padre Yenner Orozco. El evento podrá seguirse a través de la plataforma Facebook Live de la diócesis de Riohacha.

Mar 27 Oct 2020

Llamado a la responsabilidad personal y comunitaria: Obispos de la Amazonía

Los obispos del Caquetá y Putumayo, preocupados por el incremento de contagio del Covid-19 en estas zonas del país, a través de un comunicado hicieron un llamado a la comunidad para que ejerzan la responsabilidad personal y comunitaria. “Frente a la situación que vivimos, hacemos un llamado a la comunidad para mantener el autocuidado y la responsabilidad de cuidar al prójimo, al uso responsable y permanente del tapabocas, evitando las aglomeraciones y siendo protectores de nuestra propia vida y la de nuestros hermanos”, expusieron. Igualmente, hicieron evidente factores que pueden estar generando este aumento de los contagiados, tales como la poca toma de muestras, la demora en la entrega de resultados y los casos que no son reportados por las personas. Frente a este panorama los prelados animaron a las autoridades a ejercer un mayor control en las medidas de bioseguridad. “Invitamos a los gobiernos departamentales y locales a intensificar los controles y medidas de contención de aglomeraciones y el cumplimiento de las normas de bioseguridad, a trabajar sin bajar la guardia en el tamizaje y cerco epidemiológico que permita contener el contagio”, expresaron. En el mensaje suscrito por Mons. Omar de Jesús Mejía Giraldo, Arzobispo de Florencia; Mons. Francisco Javier Múnera, Obispo Diócesis de San Vicente del Caguán; Mons. Luis Albeiro Maldonado Monsalve, Obispo Diócesis de Mocoa-Sibundoy; y Mons. Joaquín Humberto Pinzón, Vicario Apostólico de Puerto Leguízamo-Solano, los prelados reiteraron su compromiso con las comunidades y expresaron a las autoridades su compromiso para seguir apoyando cualquier iniciativa que esté encaminada en la protección de las comunidades. Finalmente, impartieron su bendición, pidiendo por el fin de la pandemia, por la salud de los enfermos y la protección de todos los pueblos. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon]

Mar 27 Oct 2020

Pastoral Universitaria centra su atención en la post pandemia

Con el objetivo de discernir las acciones pastorales que se deben implementar en la post pandemia, varios capellanes y animadores de la pastoral universitaria participaron en un conversatorio convocado por el departamento de educación y culturas de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC). “El Evangelio nos presenta y nos pide que interpretemos los signos de los tiempos (…) Creo que es una tarea clave, fundamental, que nos toca a todos nosotros con mucha creatividad, desde la distancia a veces, a través de estos medios virtuales”,señaló monseñor Luis Fernando Rodríguez Velásquez, obispo auxiliar de Cali y presidente de la comisión episcopal de educación y culturas. Asimismo, monseñor Rodríguez insistió en que esta tarea de acompañamiento no solamente debe hacerse con el estudiantado, sino también con el personal docente, y administrativo, e, incluso, con el personal externo que presta sus servicios a las instituciones de educación superior. El padre Diego Alonso Marulanda, vicerrector de la Universidad Pontificia Bolivariana, motivó la reflexión desde cuatro principios de realidad, cuatro oportunidades y cuatro retos que ha dejado la pandemia a la pastoral universitaria, ofreciendo herramientas para asumir la época de la post pandemia. Principios de realidad: La pandemia ha revelado muchas formas de vulnerabilidad humana. Entre ellas “la relación” (entre nosotros, con nosotros mismos, con la naturaleza, etc.) Este tiempo nos sorprendió inesperadamente en medio de una sociedad del cansancio, hiperconectados, con altos niveles de consumismo e individualismo, saturados de mucha información, además de la exposición al miedo y la incertidumbre. Se ha evidenciado que la mayoría de niños y jóvenes estaban desconectados de la experiencia cercana del amor, que estaban muy solos, tanto en casa como en las instituciones. Descubrimos que los jóvenes si están abiertos a Cristo, que tal vez somos nosotros quienes debemos desbloquear ese miedo a convocarlos. Oportunidades: Atreverse a encontrarse con los jóvenes desde la condición humana. Enseñar a los jóvenes la oración de Jesús en la que de manera permanente mencionaba que Él estaba en el Padre y el Padre en Él. Motivar a los jóvenes para que vivan en una lógica del don, de la gratuidad. Que descubran la lógica de lo sencillo y lo simple. Si los jóvenes están abiertos a Cristo, hay que llevarlos con la experiencia y el testimonio al encuentro personal con el Señor. Nuestra pastoral tiene que ser ‘kerigmática’. Retos: Construir cultura del encuentro. Alcanzar altos niveles de amor propio. Lograr resignificar la capacidad humana. Acercar a los jóvenes a la Eucaristía y la Sagrada Escritura. Uno de los grandes compromisos de este encuentro virtual es la propuesta de realizar un conversatorio a partir de las experiencias vividas por las instituciones durante este tiempo, destacando la importancia de mantenerse juntos, alimentar permanentemente la fe, acercarse a Dios para superar la incertidumbre y el miedo, ser creativos en la difusión de contenidos y abrir espacios de interacción con todos los miembros de la comunidad educativa. Como tarea del encuentro quedó la invitación de monseñor Luis Fernando Rodríguez a elaborar una publicación con todas las experiencias vividas.“Me atrevo a sugerir que a través de la RUC (Red de Universidades Católicas), pudiéramos hacer una publicación de todas estas experiencias que ustedes han tenido. Tenemos que decir que la Iglesia ha hecho acciones en la pastoral, que hemos aportado con acciones concretas”, puntualizó el obispo.

Lun 26 Oct 2020

Ecos del Encuentro Nacional de Pastoral Familiar

“En medio del confinamiento han sido muchos los aspectos a resaltar en el caminar de las familias, uno de ellos, en positivo, ha sido el rescatar el papel de la familia como 'iglesia doméstica'”, así lo destacó monseñor Óscar Urbina Ortega, presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), durante el Encuentro Nacional de Delegados y Agentes de Pastoral Familiar, que se celebró de manera virtual para conmemorar el 50 aniversario del departamento de matrimonio y familia de la CEC. “El primer fruto, sin duda, durante el confinamiento, ha sido redescubrir la misión de la 'célula fundamental de la sociedad y la Iglesia', espacio de creación y crecimiento de las relaciones interpersonales, refugio y protección ante las adversidades. Pero, aparecieron también los vacíos que existen en ese papel propio de la familia. La violencia intrafamiliar, la incapacidad para superar demandas individuales y comunitarias, también se manifestaron”, expresó. Durante su intervención, advirtió que es en el hogar donde se empieza la transmisión de la fe y se aprende el abecedario del amor, la fraternidad, el perdón, la preocupación efectiva por los pobres y necesitados. “Las familias tienen necesidad de la Iglesia y son necesarias para que ella esté presente en el centro de la vida y en los diversos ambientes existenciales”. También enfatizó cómo en este tiempo la pobreza, que ya existía en el país, se está viendo aumentada por cuenta de la emergencia sanitaria, donde el cierre de actividades productivas ha dejado en evidencia aspectos negativos como el desempleo, la precariedad en las viviendas, la deficiencia en servicios básicos de salud, agua, educación y conectividad para los trabajos tanto de estudiantes como de trabajadores. Si bien destacó que el trabajo realizado por las familias campesinas, indígenas y afrocolombianas dedicadas a las labores agrícolas, ha sido una bendición para que no falte el pan en los hogares, también dijo que “aparecieron las desigualdades y las urgencias por no ser los poseedores de las tierras, y no tener acceso a los mercados”. Además agregó que “muchas familias enfrentan hoy grandes dificultades: los desplazados, los migrantes, los pobres, los desempleados que no pueden llevar una vida digna. Las condiciones económicas y laborales influyen sobre la cohesión y convivencia familiar. La familia sigue siendo el camino normal de la persona como lo ha develado la Pandemia”. El también arzobispo de Villavicencio, se adelantó a decir que después de la pandemia le esperan grandes retos a la Iglesia en materia de ‘pastoral familiar’, entre ellas la de realizar un “reengendramiento” de la familia. “Hemos avanzado en los procesos de preparación al matrimonio, pero es preciso ayudar a las parejas a sanar sus heridas sicológicas, a discernir su misión en un mundo pluricultural que cada día transforma la imagen de familia por la crisis antropológica existente. Que se preparen para vivir el amor conyugal y familiar en lo cotidiano”, afirmó. Finalmente, el prelado agradeció el trabajo de todas las personas que desde su testimonio, talento y profesión le han aportado, a lo largo de estos 50 años, al departamento de matrimonio y familia de la CEC. Monseñor Vicenzo Paglia, invitado internacional Por su parte, monseñor Vicenzo Paglia, presidente de la Pontificia Academia para la Vida y gran canciller del Pontificio Instituto para la familia Juan Pablo II en Roma, quien intervino virtualmente en el encuentro, dijo que ciertamente el covid-19 ha puesto de relieve, a veces de manera trágica, las fragilidades internas de las familias y las dificultades sociales, pero al mismo tiempo resaltó que las familias han mostrado recursos y potencialidades inimaginables que han permitido a la mayoría de la población superar este grave momento de crisis. “Esto me lleva a decir que, a pesar de todas las crisis por las que estamos pasando, la familia sigue siendo una dimensión decisiva del tejido social. La familia apareció una vez más de manera rotunda como el lugar de cuidado por excelencia, el lugar donde se atiende las necesidades de los demás”, asintió. El prelado dijo que, si bien esta experiencia de la pandemia ha permitido el fortalecimiento en algunos aspectos dentro de la familia, también deja dificultades que se deben enfrentar. “Muchas familias cristianas son hoy un lugar de profunda y verdadera catequesis de testimonios excepcionales para no ceder a la tristeza y la desesperación, pero junto a esta riqueza, sin embargo, no podemos olvidar las muchas dificultades a las que se ven expuestas las familias en un momento tan difícil”. Mencionó aspectos como la crisis económica generada por el Covid-19 y los efectos devastadores en las familias que ya padecen condiciones de pobreza graves; el tema de la violencia doméstica, especialmente contra las mujeres; el aumento de los embarazos entre las mujeres jóvenes; y el abandono de los ancianos. “El covid-19 nos recuerda que, desafortunadamente, nuestras familias pueden ser verdaderos infiernos que no le importan a nadie”. Una teología de la familia es indispensable y urgente Para este obispo, la cultura del ‘hiper individualismo’ que se está viviendo hoy, invita a proponer una fuerte reflexión sobre la familia, su vocación y misión en el mundo contemporáneo que pueden ser guiadas, entre otras, por la exhortación apostólica ‘Amoris laetitia’ (La alegría del amor). “Estamos llamados a emprender nuevas perspectivas teológicas y pastorales, porque desafortunadamente la reflexión que se hace hoy sobre la familia como tal, es débil”. Explicó que desde el Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II para las Ciencias del Matrimonio y de la Familia, se está proponiendo elaborar un nuevo plan de estudios donde se pueda rescatar la densidad humana y cristiana de la institución familiar. “Es indispensable iniciar una nueva reflexión teológica si queremos que el trabajo pastoral encuentre un nuevo vigor”. Giro eclesiológico para entender la Iglesia como familia de Dios Explicó que el Papa Francisco, en la exhortación ‘Amoris laetitia’, llama a una profunda renovación de la Iglesia. “Hoy en día las iglesias, todas las iglesias, no pueden llevar a cabo la tarea que Dios les ha asignado en relación con la familia, sin asumir ellas mismas los rasgos de una comunión familiar”. Por lo que insistió que cuando la iglesia habla de familia, en realidad se refiere primero a sí misma, en este sentido, cuando habla de pastoral familiar, significa hacer familiar a toda la iglesia. Afirmó que, si bien las familias tienen la responsabilidad de comunicar al mundo el Evangelio, también ellas requieren de la ayuda y guía de los ministros ordenados. A este respecto dijo que a menudo dentro de la Iglesia se carece de una formación adecuada para hacer frente a los complejos problemas actuales de las familias y pidió que se preste una atención renovada a la formación de los seminaristas. Por último, se refirió a la relación que debe existir entre las familias y las comunidades parroquiales, asintiendo que es importante hacer una reflexión frente al tema. “Hoy, por desgracia, estamos siendo testigos de una brecha a menudo profunda que separa a las familias de la comunidad cristiana” (…) Podríamos decir que las familias no son muy eclesiásticas porque a menudo están encerradas en sí mismas y las comunidades parroquiales no son muy familiares porque a menudo están atrapadas en una burocracia desesperante. Lo que nos llevaría a decir que no se trata de revisar la pastoral familiar, sino de transformar toda la pastoral en una perspectiva familiar”.

Sáb 24 Oct 2020

A nuestros pueblos indígenas no los amamos porque no los conocemos

Por: Mons. Joselito Carreño Quiñones - Los pueblos indígenas no se les ha reconocido como lo que verdaderamente son, pueblos con una gran riqueza cultural milenaria, con una gran sabiduría ancestral que los ha convertido en los más grandes guardianes de los bosques, de los recursos hídricos, de la fauna y de la flora. Ellos todavía conservan en gran medida el sentido de comunión con toda nuestra casa común, el sentido de ser administradores y no dueños de la tierra y de todos los recursos naturales. Ellos tienen mucho que enseñarnos a nosotros los que nos consideramos aparentemente "civilizados" y superiores a ellos. Ellos han sufrido el exterminio por parte de los colonizadores. La historia de la presencia colonizadora y evangelizadora en Latinoamérica ha estado causando el exterminio cultural, espiritual y también físico de muchos de los pueblos indígenas. Ellos han sido usados tanto por los varones de la droga, como por la insurgencia armada para cultivar la coca y saber que es el eslabón más débil y más mal pagado de toda la cadena del narcotráfico nacional e internacional. Y que ese primer eslabón ha sufrido las consecuencias del envenenamiento con el glifosato y que solo el 0.8 % del costo en el mercado Internacional es que se les paga por cultivar la coca, por poner en riesgo sus vidas, por las masacres y el envenenamiento con el glifosato. Todas estas realidades las sufren nuestros pueblos indígenas y todavía se les estigmatiza, se les desprecia y se les hace semejante desplante después de recorrer tan larga travesía para pedir ser escuchados por el Presidente de la República, en actitud completamente pacífica y totalmente respetuosa. Mons. Joselito Carreño Quiñones Vicario Apostólico de Inírida

Vie 23 Oct 2020

Mensaje a los capellanes castrenses en su día

Con motivo de la festividad de san Juan de Capistrano, patrón de los capellanes castrenses, monseñor Fabio Suescún Mutis, ha enviado un saludo especial a todo el clero castrense, agradeciéndoles su entrega y compromiso de servicio a los militares y policías. “Un saludo cariñoso a mis queridos padres castrenses en la fiesta del patrono. Yo, le pido al Señor que este santo que se entregó al servicio de los militares y de los soldados, sea para nosotros un ejemplo y un intercesor”. El obispo castrense afirmó que, a pesar del desgaste que pudiera haber generado el encierro propio de la pandemia, también es un tiempo para despertar con alegría y servicio a quienes lo necesitan:“los soldados y los policías nos necesitan, necesitan de nuestra voz de aliento, que los acerquemos a Jesús, que hagamos que su confianza en Dios aumente”. Les recordó a los sacerdotes que hoy, más que nunca, en estos momentos históricos que vive el país, los militares y policías necesitan del acompañamiento de la Iglesia para seguir cumpliendo con su tarea.“Queridos párrocos castrenses, los militares y policías nos quieren y nos necesitan, sigan adelante con entusiasmo, haciéndose también ustedes santos, sirviendo como párrocos castrenses en Colombia”. Finalmente, al expresarles su admiración y cariño por la tarea que realizan en todo el territorio nacional, les impartió su bendición. SAN JUAN DE CAPISTRANO, PATRÓN DE LOS CAPELLANES Nació en la montañosa ciudad italiana que le da nombre, Capistrano, en 1386. Tuvo una gran facilidad para los estudios, de tal forma que con 26 años consiguió el título de juez y, posteriormente, el cargo de gobernador de Perugia. Ejerciendo esa responsabilidad cayó prisionero de una ciudad rival, hecho que le permitió reflexionar y decidió dar un giro a su vida de tal forma que fue ordenado sacerdote con 33 años. San Juan de Capistrano, durante 40 años, ejerció su vocación sacerdotal con indudable éxito ante los fieles que encontraron a través de sus inspirados sermones, que podían durar dos o tres horas, una forma de acercarse a Jesucristo. Durante su vida recibió encargo de los Papas de cumplir diversas misiones diplomáticas, y, por tanto, ejerció su ministerio por diversos lugares de Europa que sufrían fuertes convulsiones provocadas por la actividad bélica otomana. El 23 de octubre la Iglesia católica celebrará a san Juan de Capistrano, patrono de los capellanes militares. Fue beatificado el 19 de diciembre de 1650 por el papa Inocencio X y, posteriormente, canonizado el 16 de octubre de 1690 por el papa Alejandro VIII.

Vie 23 Oct 2020

Vicariato de Inírida continúa brindando apoyo a comunidades indígenas

Dando continuidad al proceso de acompañamiento, en este tiempo de pandemia, a algunas comunidades indígenas en el Departamento del Guainía, el Vicariato Apostólico de Inírida a través de su proyecto brigadas extramurales de salud, se dispone a realizar a partir del próximo mes de noviembre un segundo recorrido de asistencia humanitaria por el río Guainía. Según lo han expresado en un informativo esta misión busca “apoyar y fortalecer la atención en salud a cinco comunidades de la etnia Curripaco en el río Guainía, visitando así Galilea, San Felipe, Puerto Colombia, San José, y Santa Rita, además de dos comunidades de Venezuela incluyendo Maroa y San Gabriel”. Esta brigada irá acompañada de un médico y dos auxiliares de enfermería, quienes atenderán consultas durante siete meses, además una pareja de laicos misioneros distribuirán ayudas humanitarias compuestas por kits de bioseguridad, además de apoyar pastoralmente a estas comunidades a visitar. También Irán otros colaboradores locales en diferentes áreas. En atención a los sectores en mención, se llevarán 1200 paquetes de ayuda alimentaria, 1200 Kits de higiene y, elementos de bioseguridad para cinco centros de salud en Colombia y dos en Venezuela, además de medicamentos y elementos de protección personal. Para los participantes de la brigada, ésta experiencia significa un gran reto profesional con el que se contribuye al país y al departamento en una de las zonas más distantes de la región, ya que como lo expresa el médico Octaviano, quien acompañará la misión “es significativa en el sentido que desde el conocimiento profesional, se está ayudando a mejorar lo que está pasando a causa de la Covid-19, pues se adelantará una investigación de tipo científico, para conocer las características epidemiológicas de ésta zona, que a diferencia de otras regiones del país, son más variadas y resilientes, gracias a la medicina tradicional”. Ésta brigada de salud, respaldada por el Vicariato de Inírida, presidida por monseñor Joselito Carreño Quiñónez y el episcopado colombiano, es un trabajo de gran valía que busca preservar la vida de las personas y ganar la batalla que se viene librando día a día, desde que se inició la emergencia por Covid-19. Fuente: Of. de pastoral de comunicaciones Vicariato Apostólico de Inírida