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jóvenes

Jue 22 Nov 2018

Se realizó encuentro de formadores de asesores de Pastoral Juvenil

El equipo, que se reunió del 19 al 21 de noviembre, en la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), es el encargado de formar los asesores de jóvenes en el país. Durante el encuentro-taller los asistentes, entre los que se encuentran sacerdotes, religiosos y laicos, fueron capacitados en elementos de discernimiento, acompañamiento, pedagogía y metodología apropiados en la implementación de los procesos de educación en la fe de los jóvenes, para que puedan guiar los cursos de formación y promoción de los agentes de Pastoral Juvenil (PJ). Discernimiento vocacional, realidad juvenil, acompañamiento y opciones metodológicas de la PJ en Colombia, fueron algunas de las temáticas abordadas durante la primera jornada formativa, que se constituye en un esfuerzo para fortalecer la labor social y evangelizadora con los jóvenes. La iniciativa también busca aportar al perdón, la reconciliación y la paz, desde la promoción de “una espiritualidad de comunión a ejemplo del Buen Samaritano (Reconocer, discernir y ser testigos del Evangelio de la Misericordia)”, ha explicado el padre Rubén Darío García Ramírez, director del Departamento de Estado Laical de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC). Este proceso formativo es apoyado por Cáritas Noruega, a través del Secretariado Nacional de Pastoral Social.

Mar 20 Nov 2018

La Iglesia y los jóvenes

Por: Mons. Ricardo Tobón Restrepo - Recientemente se concluyó el Sínodo de los Obispos que analizó la realidad de los jóvenes en nuestro tiempo. Al terminar las deliberaciones, los obispos suscribieron un documento conclusivo en el que presentan algunos de los temas que trataron; todos llenos de interés y actualidad para nosotros. Probablemente este texto será la base, como ha ocurrido en otras ocasiones, para que el Papa escriba una Exhortación Apostólica; pero resulta interesante recoger desde ya, sintéticamente, algunas de esas reflexiones. 1. Los jóvenes quieren ser escuchados, reconocidos y acompañados a nivel personal y grupal; desean que se les dedique tiempo para acoger su opinión como algo importante en el campo social y eclesial. 2. Ayudar a los jóvenes a hacer discernimientos esenciales es una misión que debe realizar la Iglesia, a fin de acompañarlos en un mundo caracterizado por el pluralismo y una amplia disponibilidad de opciones. En esto es fundamental el sacramento de la Reconciliación. 3. Es irremplazable el papel de los centros educativos y de las parroquias para la formación integral de los jóvenes, para hacerlos capaces de vivir una fe madura y para llevarlos a un compromiso en la transformación del mundo. 4. Las migraciones se presentan hoy como un paradigma de nuestro tiempo, no son algo transitorio sino estructural en nuestra sociedad. Ellas afectan principalmente a los jóvenes con su ímpetu para ir a otros lugares y su necesidad de ser acogidos y ayudados. 5. Es preciso implementar medidas rigurosas, especialmente en la formación de los que tendrán tareas educativas y pastorales, que prevengan y eviten la repetición de abusos de poder, de conciencia y de sexo por parte de clérigos o laicos en contextos eclesiales. 6. Hay que promover la conversión y la solidaridad frente a prácticas como el desempleo, las persecuciones étnicas, las inequidades económicas y las exclusiones religiosas que vulneran a muchos jóvenes como si fueran “descartables” para la sociedad. 7. Los jóvenes pueden aportar mucho para que la Iglesia se sacuda de encima “la pesadez y las lentitudes”. Jesús aparece joven entre los jóvenes y se cuenta con el testimonio de muchas santos jóvenes. Es necesario acoger e integrar la juventud en la Iglesia. 8. Hay necesidad de una mayor valoración de la mujer, porque su ausencia empobrece el camino de la sociedad y de la Iglesia. Debe darse una presencia femenina en todos los organismos eclesiales y una participación femenina en los procesos de toma de decisiones. 9. Darse uno mismo es un camino a la auténtica felicidad. Cada persona debe vivir su propia vocación específica en el campo familiar, profesional y eclesial. Por eso, hay que presentar a los jóvenes la misión como una brújula segura. 10. El mundo digital es como una plaza donde los jóvenes pasan mucho tiempo. Puede ser un medio para formarse o un espacio en que sufren soledad, manipulación, explotación y violencia. Es necesario impregnar el mundo digital de Evangelio. 11. Los jóvenes quieren confrontar explícitamente todas las cuestiones relacionadas con la sexualidad. La Iglesia, con caminos formativos renovados, les debe ofrecer la belleza de la visión cristiana sobre el cuerpo y sobre el sexo. 12. Las diversas vocaciones se encuentran en la única y universal llamada a la santidad. La Iglesia está llamada a renovar su ardor espiritual y su vigor apostólico a través de la santidad de tantos jóvenes dispuestos a permanecer fieles al Evangelio + Ricardo Tobón Restrepo Arzobispo de Medellín

Mar 6 Nov 2018

El Sínodo pide acompañar y escuchar a los jóvenes

El acompañamiento a los jóvenes a través de una escucha permanente, fue la idea que insistentemente marcó las reflexiones de los obispos en el Sínodo que concluyó hace pocos días en Roma y que también quedó en la memoria de monseñor Omar de Jesús Mejía Giraldo, obispo de Florencia y miembro de la Comisión Episcopal de Estado Laical de la Conferencia Episcopal de Colombia. El prelado, quien fue uno de los representantes nacionales que participó en este evento, señaló que el acompañamiento y la escucha a los jóvenes debe hacerse sin prejuicios, orientando, guiando y aprendiendo de ellos. En el documento final se visibilizan diferentes escenarios que son propicios para el acompañamiento y la escucha efectiva. Se puede evidenciar temas como la formación, el fenómeno de las migraciones, la cultura del descarte, las vocaciones y la cultura digital, entre otros. Lee también: Esto es lo que dice el documento final del Sínodo Al referirse a la formación, monseñor Mejía Giraldo explicó que actualmente se debe pensar en procesos integrales generando verdaderos líderes a nivel eclesial y social. “En los jóvenes de hoy está el futuro Papa, los futuros obispos y los políticos que deben infundir en el mundo criterios de evangelio y pensar en el bien común”, señaló. Otro de los temas tratados fue el fenómeno de las migraciones que tiene entre sus raíces la pobreza y el abandono. “Los migrantes también son jóvenes y deben ser objeto del acompañamiento evangélico por parte de la Iglesia”, aseguró. Sobre este punto, recordó que, si bien preocupa las migraciones entre países, no es menos alarmante la realidad de las migraciones internas, que tiene a los jóvenes como víctimas y que requieren de la atención de la Iglesia. Durante el Sínodo, el papa Francisco recordó que el clericalismo está afectando gravemente a la Iglesia, impidiendo el acompañamiento y escucha que se necesita, por ello se invita a construir estructuras que sean cercanas, empáticas y que sobre todo estén enfocadas a buscar la santidad. Monseñor Mejía Giraldo aseguró que se hizo especial énfasis en el tema de la cultura del encuentro que invita a ir hacia los jóvenes sin distinción de ningún tipo e implicándolos en la renovación de la sociedad y de la misma Iglesia. Así también, comentó que el tema de la cultura digital fue reiterativo en las reflexiones. En este punto, la invitación fue a no cerrar los ojos frente a esta realidad, entrar con más fuerza, ver lo positivo que tiene, advertir sobre los peligros que trae y aprovechar todas sus ventajas. Finalmente, aseguró que es importante comprender el documento y entender el espíritu con el que se trabajó, por ello a nivel diocesano se debe aterrizar con una actitud de escucha y pensando en la respuesta que se debe dar a la evangelización y a los jóvenes. Monseñor Mejía Giraldo vivió este evento con agradecimiento, lo califica como una experiencia positiva y asegura que se vivió una “verdadera experiencia sinodal”. Brinda a los jóvenes y a todos los creyentes un mensaje de esperanza, comunión, acompañamiento, discernimiento e unidad para que todos se sientan implicados. Colombia estuvo representada por monseñor José Roberto Ospina Leongómez, Obispo de Buga y presidente de la Comisión Episcopal de Estado Laical, monseñor Omar de Jesús Mejía Giraldo, obispo de Florencia y miembro de la Comisión Episcopal de Estado Laical; y monseñor Gabriel Ángel Villa Vahos, Obispo de Ocaña y presidente de la Comisión Episcopal de Ministerios Ordenados, El Sínodo se desarrolló del 3 al 28 de octubre y contó la presencia de 267 padres sinodales.

Jue 1 Nov 2018

Una traducción no oficial del documento final del Sínodo circula en redes

En las últimas horas ha circulado en redes sociales una traducción al español del documento final del Sínodo de los Jóvenes que no es oficial. La denuncia la hicieron los organizadores del Sínodo de los Obispos desde su cuenta de Facebook. “La traducción del Documento Final en español que está dando vueltas en Internet es falsa”, indicaron este 31 de octubre. El Documento Final fue aprobado los padres sinodales el sábado 27 y hasta el momento solo se ha publicado en italiano. Varios usuarios consultaron a ACI Prensa sobre la autenticidad de la traducción que se ha difundido como un archivo de Google Drive, una plataforma de almacenamiento pública. Hasta el cierre de esta edición el Vaticano no ha anunciado cuándo se publicará la traducción oficial que debería ser divulgada a través de los canales verificados de la Santa Sede. Fuente: ACIPrensa

Lun 29 Oct 2018

Sin disciplina no hay progreso

Por: Mons. Froilán Tiberio Casas Ortiz - La pereza nunca ha sido rentable; la vida muelle, cargada de holgazanería, no trae buenos dividendos. La misma naturaleza evidencia la necesidad que se tiene para cambiar y trasformar el entorno. Un ejemplo: el río Jordán vive lleno de vida, gracias a su movimiento, a sus caídas de agua, etc., el movimiento oxigena el agua, incluso las aguas residuales se liberan de toxicidades gracias a las caídas de las mismas; en principio, el agua que cae de las cascadas es pura; los choques del agua con las grandes piedras la hace saludable; un niño antes de caminar, gatea y en este ejercicio va midiendo los espacios, cuando da un mal movimiento y se cae en la escalera, entonces entiende que hay vacíos; un niño antes de nacer vive “feliz” moviéndose en el líquido amniótico que le ofrece la madre, en ambiente térmico le llega el oxígeno, cuando nace, lo primero que hace es llorar; claro le tocó respirar por sí solo, viene el primer choque, empieza él a ser él mismo. Una persona que no forja el futuro con procesos de disciplina no logrará grandes triunfos; los padres alcahuetas y las mamás “gallinas” que siempre abren las alas para “proteger” a sus polluelos, no dejarán volar por sí solos a sus hijos; les atrofian las alas. No hay personas más enclenques de carácter y más tiranas cuando tienen poder que aquellos que han tenido un hogar en los que no han desarrollado sus propias habilidades. Los niños mimados son los seres más desadaptados socialmente, suelen ser exigentes y malcriados. La disciplina forja hombres y mujeres batalladores, constructores de la historia y promotores del desarrollo social y económico. La holgazanería, la pereza, son la madre de todos los vicios. Un pueblo de la cultura del “pan y circo” nunca saldrá del subdesarrollo. Una persona acostumbrada al “dolce far niente”, es la persona más inútil del mundo, las responsabilidades las asume folclóricamente; exige el máximo con el mínimo de exigencias. Cuando ejercen la autoridad, si por desgracia la tienen, se rodean de bufones más mediocres que ellos y tiranizan a sus subalternos generando una empresa paquidérmica, poco y nada competitiva y que un día saldrá del mercado. Los pueblos que perdieron la segunda guerra mundial, se levantaron como el ave fénix de sus cenizas y llegaron a inundar el mercado mundial con la calidad de sus productos desplazando a marcas otrora recocidas. Claro, camarón que se duerme, se lo lleva la corriente. Un estudiante vago y sinvergüenza puede pasar las asignaturas académicas con notas mediocres y de pronto, conquistándose a los profesores, pero cuando llegue al mercado laboral será desplazado al último lugar, a no ser que tenga las asquerosas palancas sociales, políticas o de cualquier pelambre y es designado por tales intereses, demeritando a la empresa y dejando desastrosos resultados. Los grandes científicos han logrado aportarle a la ciencia grandes logros, en el silencio de sus laboratorios, sin ningún protagonismo y finalmente, sus resultados exitosos son fruto de su dedicación y disciplina a base de ensayo y error. La ciencia tiene raíces amargas pero sus frutos son dulces. Mons. Froilán Tiberio Casas Ortiz Obispo de Neiva

Lun 29 Oct 2018

Sínodo Jóvenes: es esto lo que dice el Documento Final

Tres partes, doce capítulos, ciento sesenta y siete parágrafos y 60 páginas: así se presenta el Documento final de la XV Asamblea general ordinaria del Sínodo de los Obispos, sobre el tema “los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional”. El texto fue aprobado por los dos tercios del Aula, la tarde del 27 de octubre. El Documento ha sido entregado en las manos del Papa, que luego, ha autorizado su publicación Es el episodio de los discípulos de Emaús, narrado por el evangelista Lucas, el hilo conductor delDocumento Final del Sínodo de los Jóvenes. Leído en el Aula en voces alternas por el Relator General, Card. Sérgio da Rocha, los Secretarios Especiales, Padre Giacomo Costa y Don Rossano Sala, junto con Mons. Bruno Forte, miembro de la Comisión para la Redacción del texto, el Documento es complementario al Instrumentum laboris del Sínodo, del que retoma la división en tres partes. Acogido con aplausos, el texto -dijo el Cardenal da Rocha- es “el resultado de un verdadero trabajo de equipo” de los Padres sinodales, junto con los demás participantes en el Sínodo y “en modo particular con los jóvenes”. El Documento contiene, pues, los 364modos, es decir, las enmiendas, que se han presentado. “La mayoría de ellos -añadió el Relator General- fueron precisos y constructivos”. “Caminaba con ellos” En primer lugar, pues, elDocumento final del Sínodoexamina el contexto en el que viven los jóvenes, destacando sus puntos de fuerza y sus desafíos. Todo comienza con una escucha empática que, con humildad, paciencia y disponibilidad, permita dialogar verdaderamente con la juventud, evitando “respuestas pre confeccionadas y recetas ya preparadas”. Los jóvenes, intactos, quieren ser “escuchados, reconocidos, acompañados” y desean que su voz sea “considerada interesante y útil en el campo social y eclesial”. La Iglesia no siempre ha tenido esta actitud, reconoce el Sínodo: a menudo los sacerdotes y los obispos, sobrecargados por muchos compromisos, tienen dificultad para encontrar tiempo para el servicio de la escucha. De ahí la necesidad de preparar adecuadamente a los laicos, hombres y mujeres, que sean capaces de acompañar a las jóvenes generaciones. Además, ante fenómenos como la globalización y la secularización, los chicos se encaminan hacia un redescubrimiento de Dios y de la espiritualidad, y esto debe ser un estímulo para que la Iglesia recupere la importancia del dinamismo de la fe. La escuela y la parroquia Otra respuesta de la Iglesia a las interpelaciones de los jóvenes proviene del sector educativo: las escuelas, universidades, colegios, oratorios, permiten una formación integral de los chicos, ofreciendo al mismo tiempo un testimonio evangélico de promoción humana. En un mundo donde todo está conectado - familia, trabajo, tecnología, defensa del embrión y del migrante - los obispos definen como irremplazable el papel que desarrollan las escuelas y universidades, en donde los jóvenes transcurren mucho tiempo. En particular, las instituciones educativas católicas están llamadas a afrontar la relación entre la fe y las exigencias del mundo contemporáneo, las diferentes perspectivas antropológicas, los desafíos científicos y técnicos, los cambios en las costumbres sociales y el compromiso por la justicia. La parroquia también tiene su papel: “Iglesia en el territorio”, necesita volver a pensar su vocación misionera, porque a menudo es poco significativa y poco dinámica, especialmente en el ámbito de la catequesis. Los migrantes, paradigma de nuestro tiempo El Documento sinodal se detiene luego en el tema de los migrantes, “el paradigma de nuestro tiempo” como fenómeno estructural y no como emergencia transitoria. Muchos migrantes son jóvenes o menores no acompañados que huyen de la guerra, violencias, persecuciones políticas o religiosas, desastres naturales, pobreza, y terminan siendo víctimas del tráfico, de las drogas, abusos psicológicos y físicos. La preocupación de la Iglesia es sobre todo por ellos -dice el Sínodo- en la perspectiva de una auténtica promoción humana que pase a través de la acogida de los refugiados y prófugos, y sea punto de referencia para los muchos jóvenes separados de sus familias de origen. Pero no sólo: los migrantes -recuerda el Documento- son también una oportunidad de enriquecimiento para las comunidades y sociedades a las que llegan y que pueden ser revitalizadas por ellos. Resuenan pues, los verbos sinodales “acoger, proteger, promover, integrar”, indicados por el Papa Francisco para una cultura que supere la desconfianza y los miedos. Los obispos piden también un compromiso mayor en el garantizar a quien no querría migrar, el derecho efectivo de permanecer en su propio país. La atención del Sínodo se dirige también a las Iglesias que son amenazadas, en su existencia, por las migraciones forzadas y las persecuciones sufridas por los fieles. Compromiso firme contra todo tipo de abuso. Luz en la verdad y pedido de perdón Luego hay una amplia reflexión sobre los “diferentes tipos de abusos” (de poder, económicos, de conciencia, sexuales) cometidos por algunos obispos, sacerdotes, religiosos y laicos: en las víctimas –se lee en el texto- causan un sufrimiento que “puede durar toda la vida y que ningún arrepentimiento puede remediar”. De ahí el llamamiento del Sínodo a “un firme compromiso a la adopción de rigurosas medidas de prevención que eviten su repetición, a comenzar de la selección y la formación de aquellos a quienes se les confiarán tareas de responsabilidad y educación”. Por lo tanto, será necesario erradicar aquellas formas -como la corrupción o el clericalismo- en las que se injertan estos tipos de abusos, contrarrestando también la falta de responsabilidad y transparencia con la que se han gestionado muchos casos. Al mismo tiempo, el Sínodo expresa su gratitud a todos aquellos que “tienen el valor de denunciar inmediatamente el mal”, porque ayudan a la Iglesia “a tomar conciencia de lo que ha ocurrido y de la necesidad de reaccionar con decisión”. “La misericordia, de hecho, exige justicia”. No deben olvidarse, sin embargo, los numerosos laicos, sacerdotes, consagrados y obispos que se dedican cada día, con honestidad, al servicio de los jóvenes, quienes pueden ofrecer realmente “una ayuda preciosa” para una “reforma de envergadura histórica” en este ámbito. La familia “Iglesia doméstica” Otros temas presentes en el Documento tienen que ver con la familia, principal punto de referencia para los jóvenes, primera comunidad de fe, “Iglesia doméstica”: el Sínodo recuerda, en particular, el papel de los abuelos en la educación religiosa y en la transmisión de la fe, y advierte sobre el debilitamiento de la figura paterna y de los adultos que asumen estilos de vida “juveniles”. Además de la familia, para los jóvenes cuenta mucho la amistad con sus coetáneos porque les permite compartir su fe y ayudarse mutuamente en su testimonio. Promoción de la justicia “contra la cultura del descarte” El Sínodo se detiene seguidamente, en algunas formas de vulnerabilidad de los jóvenes en diversos ámbitos: en el trabajo, donde la desocupación juvenil empobrece a las jóvenes generaciones, socavando su capacidad de soñar; las persecuciones hasta la muerte; la exclusión social por razones religiosas, étnicas o económicas; la discapacidad. Frente a esta “cultura del descarte”, la Iglesia debe hacer un llamamiento a la conversión y a la solidaridad, convirtiéndose en una alternativa concreta a las situaciones de malestar. En el lado opuesto, no faltan en cambio los ámbitos en los que el compromiso de los jóvenes se expresa con originalidad y especificidad: por ejemplo, el voluntariado, la atención a los temas ecológicos, el empeño en política para la construcción del bien común, la promoción de la justicia, para lo cual los jóvenes piden a la Iglesia “un compromiso firme y coherente”. Arte, música y deporte, “recursos pastorales” También el mundo del deporte y de la música ofrece a los jóvenes la posibilidad de expresarse lo mejor posible: en el primer caso, la Iglesia les invita a no subestimar las potencialidades educativas, formativas e inclusivas, de la actividad deportiva; en el caso de la música, en cambio, el Sínodo se centra en su ser “un recurso pastoral” que interpela también a una renovación litúrgica, porque los jóvenes tienen el deseo de una “liturgia viva”, auténtica y alegre, un momento de encuentro con Dios y con la comunidad. Los jóvenes aprecian las celebraciones auténticas en las que la belleza de los signos, el cuidado de la predicación y el compromiso comunitario hablen realmente de Dios”: por tanto, se les debe ayudar a descubrir el valor de la adoración eucarística y a comprender que “la liturgia puramente expresión de sí misma, sino una acción de Cristo y de la Iglesia”. Las jóvenes generaciones, además, quieren ser protagonistas de la vida eclesial, aprovechando sus propios talentos, asumiéndose responsabilidades. Sujetos activos de la acción pastoral, ellos son el presente de la Iglesia, deben ser animados a participar en la vida eclesial, y no obstaculizados con autoritarismo. En una Iglesia capaz de dialogar de una manera menos paternalista y más directa, de hecho, los jóvenes saben ser muy activos en la evangelización de sus semejantes, ejerciendo un verdadero apostolado que debe ser apoyado e integrado en la vida de las comunidades. “Se abrieron los ojos” Dios habla a la Iglesia y al mundo a través de los jóvenes, que son uno de los “lugares teológicos” en los que el Señor se hace presente. Portadora de una sana inquietud que la hace dinámica – se lee en la segunda parte del Documento - la juventud puede estar “más adelantada que los pastores” y por eso debe ser acogida, respetada, acompañada. Gracias a ella, de hecho, la Iglesia puede renovarse, sacudiéndose de encima “la pesadez y lentitudes”. De ahí el llamado del Sínodo al modelo de “Jesús joven entre los jóvenes” y al testimonio de los santos, entre los cuales hay muchos jóvenes, profetas de cambio. Misión y vocación Otra “brújula segura” para la juventud es la misión, don de sí mismo que conduce a una felicidad auténtica y duradera: Jesús, en efecto, no quita la libertad, sino que la libera, porque la verdadera libertad es posible sólo en relación con la verdad y la caridad. Estrechamente ligado al concepto de misión, está el de vocación: cada vida es una vocación en relación con Dios, no es fruto de la casualidad o un bien privado que se gestiona por sí mismo -afirma el Sínodo- y toda vocación bautismal es una llamada a la santidad para todos. Por eso, cada persona debe vivir su propia vocación específica en cada ámbito: profesión, familia, vida consagrada, ministerio ordenado y diaconado permanente, que representa un “recurso” que debe ser desarrollado plenamente aún. El acompañamiento Acompañar es una misión que la Iglesia debe llevar a cabo a nivel personal y de grupo: en un mundo “caracterizado por un pluralismo cada vez más evidente y una disponibilidad de opciones cada vez más amplia”, buscar junto con los jóvenes un recorrido específico para hacer elecciones definitivas es un servicio necesario. Destinatarios son todos los jóvenes: seminaristas, sacerdotes o religiosos en formación, novios y jóvenes esposos. La comunidad eclesial es lugar de relaciones y ámbito en el cual, en la celebración eucarística, uno es tocado, instruido y sanado por el mismo Jesús. El Documento Final destaca la importancia del sacramento de la Reconciliación en la vida de fe y anima a los padres, enseñantes, animadores, sacerdotes y educadores a ayudar a los jóvenes, a través de la Doctrina Social de la Iglesia, a asumir responsabilidades en el campo profesional y socio-político. El desafío en sociedades cada vez más interculturales y multirreligiosas es indicar en la relación con la diversidad, una ocasión de enriquecimiento mutuo y comunión fraterna. No a moralismos y falsas indulgencias, sí a la corrección fraterna El Sínodo promueve, por tanto, un acompañamiento integral centrado en la oración y en el trabajo interior que valora también la aportación de la psicología y de la psicoterapia, en cuando están abiertas a la trascendencia. “El celibato por el Reino” – se exhorta – debe ser entendido como “un don que debe ser reconocido y verificado en la libertad, la alegría, la gratuidad y la humildad”, antes de la elección final. Se busque acompañantes de calidad: personas equilibradas, de escucha, fe y oración, que se han medido con sus propias debilidades y fragilidades y que, por ello sean acogedoras “sin moralismos ni falsas indulgencias”, sabiendo corregir fraternalmente, lejos de actitudes posesivas y manipuladoras. “Este profundo respeto – se lee en el texto – será la mejor garantía contra los riesgos de plagio y abusos de cualquier tipo”. El arte del discernimiento “La Iglesia es el ambiente para discernir y la conciencia – escriben los Padres sinodales – es el lugar donde se capta el fruto del encuentro y de la comunión con Cristo”: el discernimiento, a través de “una confrontación regular con un guía espiritual”, se presenta, por tanto, como un trabajo sincero de conciencia, “sólo puede entenderse como una auténtica forma de oración” y “requiere el valor de comprometerse en la lucha espiritual”. La prueba de las decisiones tomadas es la vida fraterna y el servicio a los pobres. De hecho, los jóvenes son sensibles a la dimensión de la diaconía. “Se fueron sin demora” María Magdalena, primera discípula misionera, sanada de sus heridas, testigo de la Resurrección, es el icono de una Iglesia joven. Los esfuerzos y la fragilidad de los jóvenes “nos ayudan a ser mejores, sus preguntas – se lee – nos desafían, las críticas son necesarias porque muchas veces a través de ellas la voz del Señor nos pide conversión y renovación”. Todos los jóvenes, incluso aquellos con diferentes visiones de vida, sin excepción, están en el corazón de Dios. Los Padres subrayan el dinamismo constitutivo de la sinodalidad, es decir, caminar juntos: el final de la Asamblea y el documento final son sólo una etapa, porque las condiciones concretas y las necesidades urgentes son diferentes entre países y continentes. De ahí la invitación a las Conferencias Episcopales y a las Iglesias particulares a continuar el proceso de discernimiento con el fin de desarrollar soluciones pastorales específicas. Sinodalidad, estilo misionero “La sinodalidad” es un estilo de misión que nos anima a pasar del yo al nosotros y a considerar la multiplicidad de rostros, sensibilidades, proveniencias y culturas. En este horizonte hay que valorar los carismas que el Espíritu dona a todos, evitando el clericalismo que excluye a muchos de los procesos de toma de decisiones y la clericalización de los laicos que frena el impulso misionero. La autoridad – es la esperanza – se vive en una perspectiva de servicio. Sinodal también sea el enfoque del diálogo interreligioso y ecuménico, orientado al conocimiento mutuo y a la ruptura de prejuicios y estereotipos, así como a la renovación de la vida comunitaria y parroquial para acortar la distancia entre los jóvenes-Iglesia y muestre la íntima conexión entre la fe y la experiencia concreta de vida, debe ser también sinodal. Se formalizó la petición reiterada en el Aula de establecer, a nivel de las Conferencias Episcopales, un “Directorio de pastoral juvenil en clave vocacional” que pueda ayudar a los responsables diocesanos y a los agentes locales a cualificar su formación y su acción “con y para los jóvenes”, ayudando a superar una cierta fragmentación de la pastoral de la Iglesia. Reafirmada la importancia de la JMJ, así como la de los centros juveniles y de los oratorios que, sin embargo, deben ser replanteados. El desafío digital Hay algunos desafíos urgentes que la Iglesia está llamada a asumir. El Documento Final del Sínodo trata de la misión en el entorno digital: parte integrante de la realidad cotidiana de los jóvenes, una “plaza” donde pasan mucho tiempo y donde se encuentran fácilmente, un lugar esencial para llegar e involucrar a los jóvenes en las actividades pastorales, la web presenta luces y sombras. Si, por un lado, permite el acceso a la información, activa la participación sociopolítica y la ciudadanía activa, por otro, presenta un lado oscuro – el llamadodark web– en el que se encuentran la soledad, la manipulación, la explotación, la violencia, elcyberbulismoy la pornografía. De ahí la invitación del Sínodo a habitar en el mundo digital, promoviendo las potencialidades comunicativas con vistas al anuncio cristiano, y a “impregnar” de Evangelio sus culturas y dinámicas. Se espera que se creen Oficinas y organismos de cultura y evangelización digital que, además de “fomentar el intercambio y la difusión de buenas prácticas, puedan gestionar sistemas de certificación de los sitios católicos, para contrarrestar la difusión de noticias falsas sobre la Iglesia”, emblema de una cultura que “ha perdido su sentido de la verdad”, fomentando la promoción de “políticas y herramientas para la protección de los menores en la red”. Reconocer y valorar a la mujer en la sociedad y en la Iglesia El documento evidencia también la necesidad de un mayor reconocimiento y valoración de la mujer en la sociedad y en la Iglesia, porque su ausencia empobrece el debate y el camino eclesial: hay una urgente necesidad de cambio por parte de todos – se lee – incluso a partir de una reflexión sobre la reciprocidad entre los sexos. Se espera que “haya una presencia femenina en los organismos eclesiales a todos los niveles, incluso en las funciones de responsabilidad” y que “haya una participación femenina en los procesos de toma de decisiones eclesiales con respecto al papel del ministerio ordenado”. “Es un deber de justicia” – afirma el documento – que encuentra su inspiración en Jesús y en la Biblia. Cuerpo, sexualidad y afectividad El Documento se detiene sobre el tema del cuerpo, de la afectividad, de la sexualidad: ante los avances científicos que plantean cuestiones éticas, fenómenos como la pornografía digital, el turismo sexual, la promiscuidad, el exhibicionismo en línea, el Sínodo recuerda a las familias y a las comunidades cristianas la importancia de hacer descubrir a los jóvenes que la sexualidad es un don. A menudo la moral sexual de la Iglesia se percibe como “un espacio de juicio y condena”, mientras que los jóvenes buscan “una palabra clara, humana y empática” y “expresan un deseo explícito de confrontación sobre cuestiones relacionadas con la diferencia entre la identidad masculina y la femenina, la reciprocidad entre hombres y mujeres, la homosexualidad”. Los Obispos reconocen el esfuerzo de la Iglesia por transmitir en el contexto cultural actual “la belleza de la visión cristiana de la corporeidad y de la sexualidad”: es urgente buscar “caminos más apropiados, que se traduzcan concretamente en la elaboración de caminos formativos renovados”. “Es necesario proponer a los jóvenes una antropología de afectividad y sexualidad capaz de dar el justo valor a la castidad” para el crecimiento de la persona, “en todos los estados de vida”. En este sentido, es necesario prestar atención a la formación de agentes pastorales creíbles y maduros desde el punto de vista afectivo-sexual. El Sínodo constata también la existencia de “cuestiones relativas al cuerpo, a la afectividad y a la sexualidad que requieren una elaboración antropológica, teológica y pastoral más profunda, que debe llevarse a cabo de la manera más adecuada y en los niveles más adecuados, desde lo local hasta lo universal”. Entre ellas surgen las relacionadas con la diferencia y la armonía entre la identidad masculina y femenina y las inclinaciones sexuales. “Dios ama a cada persona y también a la Iglesia al renovar su compromiso contra toda discriminación y violencia por motivos sexuales”. Igualmente – continúa el Documento – el Sínodo “reafirma la importancia antropológica decisiva de la diferencia y de la reciprocidad entre hombre-mujer y considera reductivo definir la identidad de las personas a partir de su orientación sexual”. Al mismo tiempo se recomienda “fomentar” los “caminos de acompañamiento en la fe, ya existentes en muchas comunidades cristianas”, de “personas homosexuales”. En estos caminos las personas son ayudadas a leer su propia historia; a adherirse libre y responsablemente a su propia llamada bautismal; a reconocer el deseo de pertenecer y contribuir a la vida de la comunidad; a discernir las mejores formas de alcanzarla. De esta manera ayudamos a cada joven, sin excluir a nadie, a integrar cada vez más la dimensión sexual en su personalidad, creciendo en la calidad de las relaciones y caminando hacia “el don de sí”. Acompañamiento vocacional Entre los otros desafíos señalados por el Sínodo está también el económico: la invitación de los Padres es a invertir tiempo y recursos en los jóvenes con la propuesta de ofrecerles un período destinado a la maduración de la vida cristiana adulta que “debe permitir un alejamiento prolongado de los ambientes y de las relaciones habituales”. Además, mientras esperamos un acompañamiento antes y después del matrimonio, se alienta la creación de equipos educativos, incluyendo figuras femeninas y matrimonios cristianos, para la formación de seminaristas y personas consagradas, también con el fin de superar las tendencias al clericalismo. Se requiere una atención especial en la acogida de los candidatos al sacerdocio, que a veces tiene lugar “sin un conocimiento adecuado y una relectura profunda de su historia”: “la inestabilidad relacional y afectiva, y la falta de raíces eclesiales son signos peligrosos. Descuidar las normas eclesiales a este respecto – escriben los Padres sinodales – constituye un comportamiento irresponsable, que puede tener consecuencias muy graves para la comunidad cristiana”. Llamados a la santidad “Las diversidades vocacionales – concluye el Documento Final del Sínodo de los Jóvenes – están reunidas en la única y universal llamada a la santidad. Lamentablemente, el mundo está indignado por los abusos de algunas personas de la Iglesia, más que animado por la santidad de sus miembros”, por eso la Iglesia está llamada a “un cambio de perspectiva”: a través de la santidad de tantos jóvenes dispuestos a renunciar a la vida en medio de la persecución para permanecer fieles al Evangelio, puede renovar su ardor espiritual y su vigor apostólico. El regalo del Papa a los participantes del Sínodo Finalmente, como recuerdo del Sínodo de los Jóvenes, el Santo Padre ha regalado a todos los participantes una baldosa de bronce en bajorrelieve que representa a Jesús y al joven discípulo amado. Se trata de una obra del artista italiano Gino Giannetti, acuñada por el Estado de la Ciudad del Vaticano, emitida en sólo 460 ejemplares. Fuente: Vatican News

Vie 19 Oct 2018

Un Sínodo de los jóvenes

Por: Mons. Ismael Rueda Sierra - La palabra “sÍnodo” significa ir, transitar por el mismo camino para encontrarse, ir juntos para discernir y tomar opciones favorables hacia el futuro. Es sin duda, providencial, la convocación y ahora puesta en marcha de la Asamblea del “sínodo de los jóvenes” por parte del Papa Francisco, con el propósito primario de escucharlos, compartir sus sueños, valorar sus reclamos y con ellos proponer acciones pastorales concretas junto con los convocados al discernimiento, base para la exhortación post-sinodal que entregará el Santo Padre, seguramente, como es usual en estos acontecimientos de Iglesia. Sin duda, desde el momento mismo de la convocación se desplegó en la Iglesia universal la respectiva consulta desde las bases para conocer más de cerca la situación de las nuevas generaciones en el contexto del tipo de cultura y sociedad que estamos viviendo. La idea del papa no es ir “hacia los jóvenes” sino “con los jóvenes”: “La Iglesia, no sale hacia las nuevas generaciones, sino que sale con las nuevas generaciones, y el Sínodo es fruto de un trabajo en el que ustedes han sido y son protagonistas”, dijo Francisco en una de las sesiones. Este ejercicio, ha dado a conocer las mayores preocupaciones del mundo juvenil, que se ubican entre otras, en situaciones de desarraigo y pertenencia, vacilaciones de identidad, los interrogantes sobre la sexualidad en el clima de su madurez y relaciones, la atracción por el lujo que priva de lo sencillo e importante y naturalmente los temas que se relacionan con la valoración de la música y el deporte, la ecología, la era digital unidas a las condiciones de trabajo y desempleo, la guerra y la pobreza y los alejamientos de la vida de familia. De primera mano nos llevaría esto a pensar que estas percepciones de los jóvenes, reflejan indudablemente el tipo de cultura y sociedad vigentes y un gran indicativo de lo que significa el reto de la propuesta de Jesús como razón de sentido y base también para construir un mundo nuevo y mejor, y una Iglesia renovada que escucha y acompaña, no con auto-referencia sino mirando al evangelio. Por sí solo el método y espíritu señalado por el papa Francisco y aplicado en el desarrollo del Sínodo, sugieren también un cambio de paradigma en el modo tradicional de hacer la pastoral juvenil, a menudo cargada de esquemas y estructuras, pero en la práctica, con poca eficacia para llegar a los jóvenes. Escuché en una ocasión a un apóstol del trabajo con los jóvenes, quien decía que no entendía cómo se pretendía “hacer pastoral juvenil sin los jóvenes”. Traducida esta apreciación al resultado de la “escucha” que quiere ser el Sínodo, sería aceptar con humildad el reclamo de los jóvenes que nos podrían decir: “como pueden trabajar por nosotros sin nosotros?”. Pero aún va más a fondo el Papa. En el aula Paulo VI en reunión organizada por la Secretaría General del Sínodo y la Congregación para la Educación Católica les decía a los jóvenes: “Por favor, jóvenes, niños y niñas, ¡Ustedes no tienen precio! ¡Ustedes no están subastados!. Y les pidió que repitieran: “¡no estoy en una subasta, no tengo precio. Soy libre, soy libre!. Necesario pues reconocer que los jóvenes tienen su propio puesto, personalidad y protagonismo en la sociedad y en la Iglesia. Llamados a construir un mundo mejor del heredado por los mayores. + Ismael Rueda Sierra Arzobispo de Bucaramanga

Mar 16 Oct 2018

Sínodo: "Hay que valorar e impulsar la cultura de la escucha en los jóvenes"

En el sínodo de los jóvenes que se desarrolla en Roma, monseñor Omar Mejía Giraldo, obispo de Florencia y quien hace parte de la delegación colombiana presente en este importante evento eclesial, ofrece algunas reflexiones personales, a partir de aspectos y aportes ofrecidos por los padres sinodales. Retos de la Iglesia 1. Cercanía, salir, nuevos métodos, formación sacerdotal y formación de agentes misioneros para que vayan a los jóvenes, trabajar los temas de: sexualidad, afectividad, la mujer en la Iglesia y el mundo digital. 2. Debemos ser más propositivos. Tenemos que ser capaces de unir todos los enfoques y dejar de ser tan occidentales. Retomar el tema de la paternidad y la maternidad espiritual. Profundizar el mundo virtual y digital… Con la situación de los abusos sexuales, debemos superar el escándalo y sus efectos y sobretodo, comprometernos en renovar la Iglesia desde dentro. Tenemos que llamar a la virtud mediante la vivencia de la castidad y la virginidad. Es necesario que seamos claros en la presentación del magisterio de la Iglesia. 3. Debemos poner todo nuestro empeño en la vivencia de la liturgia y en la presentación de las homilías. Es urgente promover la participación activa de los jóvenes en la Iglesia. Es necesario hablar y compartir más experiencias y ser menos teoría. Debemos profundizar el tema de la relación entre mundo moderno y fe. Es necesario que les hablemos a los jóvenes de la identidad y la libertad. Urgente crecer en nuestra Iglesia en el tema de la calidad y la calidez de nuestras relaciones humanas. También es bueno que presentemos los aspectos positivos de la Iglesia y no quedarnos sólo con lo negativo. 4. El documento no se puede quedar hablando de los miedos de los jóvenes debe ser más esperanzador. En el acompañamiento de los jóvenes es central la escucha y el diálogo. Se hace necesario que mencionemos más explícitamente a Dios. Los jóvenes quieren ver a la Iglesia como un lugar de honestidad y transparencia. Valorar e impulsar la cultura de la escucha. 5. Es necesario tener presente los diferentes contextos de los jóvenes e ir allí donde ellos están. Necesitamos ir al mundo universitario. Valoremos más los aportes de los medios digitales, éste es un medio maravilloso de evangelización. Pongámosle atención a las sectas, ellas están creciendo y es un factor bastante preocupante. Falta profundizar el mundo indígena. Se hace necesario crear espacios físicos de encuentro y evangelización para los jóvenes. Profundizar más el tema de los jóvenes y la vida consagrada. 6. Se hace urgente que los pastores conozcamos la realidad de los jóvenes. Debemos presentar el rostro visible y glorioso de la Iglesia. Que las homilías no sean ideas o discursos, que apunten fundamentalmente a tocar el corazón de las personas. Usar la web sin dejarnos usar de la web. No necesitamos ser expertos, pero si acompañantes de los jóvenes. Pongámosle atención a la: ludopatía, corporeidad, sexualidad, comunicación. En el trabajo con los jóvenes debemos utilizar más la pedagogía del silencio. 7. Con los jóvenes démonos a la tarea de: escuchar, reconocer, descubrir, mirar, observar, encontrarnos con ellos… 8. La crisis de la transmisión de la fe, hace parte de la crisis general que vive el mundo de hoy. Urgente: Salir, dar testimonio, cercanía entre movimientos y comunidades nuevas, articulación entre todos… La Iglesia debe ser profética. Debemos insistir en la integralidad de la persona. Promovamos la conversión entre los jóvenes. Propuestas: 1. Debemos resaltar más el aspecto propositivo y positivo de los jóvenes. Propuesta: que se den pequeños mensajes cada semana, algo breve, con pocas palabras y muchas imágenes. Decirle a los jóvenes: Queremos escucharlos, lamentamos nuestros errores, los amamos… Profundizar el tema de la amistad. Elaborar pequeños talleres interactivos y con preguntas abiertas, donde los jóvenes se puedan expresar. 2. Que se haga un mensaje corto y concreto para los jóvenes, máximo de tres minutos y con muchas imágenes. Debemos decirle a los jóvenes: ustedes son parte de la Iglesia, estimados jóvenes ustedes son ya en presente. Partir de nuestra propia actitud de conversión para acompañar a los jóvenes.