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Liturgia

Sáb 10 Dic 2022

Voz del Pastor | 11 de diciembre de 2022

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio segúnSan Mateo 11,2-11

Vie 9 Dic 2022

¡Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?

TERCER DOMINGO DE ADVIENTO «Gaudete» Diciembre 11 de 2022 Primera Lectura: Isaías 35,1-6a.10 Salmo: 46(145),6c-7. 8-9a.9bc-10 Segunda Lectura: Santiago 5, 7-10 Evangelio: Mateo11, 2-11. I. Orientaciones para la Predicación Introducción El Adviento es tiempo de preparación y conmemoración. Las celebraciones nos han de ayudar a encontrar el significado auténtico de este tiempo, que se nos ofrece para preparar nuestros corazones para recibir al Señor. A manera de reflexión se puede asumir: 1. La alegría de la liberación: 2. Los anuncios y signos de la presencia del Hijo de Dios – una era mesiánica; 3. El cumplimiento de la profecía del ayer, la nueva y paciente espera del creyente hoy. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Primera lectura. El profeta Isaías hace resonar en algunos de sus apartes el anuncio de la esperanza con sentido escatológico, se interesa por el destino final del mundo y las naciones, recurre al género apocalíptico (34,1 – 35,10), aquí al final de esta sección se proclama el restablecimiento de Jerusalén en toda su gloria y esplendor (35,1-10). Todo se transforma maravillosamente, comenzando por la naturaleza (vv. 1-2), que se “regocija”, “alegra”, y “florece” llegando a la saciedad del gozo y la alegría; es tal el panorama que la desolación de la tierra inhóspita se compara ahora con los mejores paisajes de la región: “la gloria del Líbano”, la exuberante belleza del Carmelo y el Sarión”. Toda esta fuerza para manifestar la “gloria del Señor, la belleza de nuestro Dios”. En un segundo movimiento, la alegría trasformadora invade uno a uno los órganos del ser humano (vv. 3-6): manos, rodillas, corazón, ojos, oídos, piernas, lengua. Todo se transforma, y la razón se precisa en el v. 4: “Miren a su Dios, que trae el desquite; viene en persona, resarcirá y los salvará”. Así Jerusalén, Sión es el destino final de la alegre peregrinación. La visita del señor produce alegría porque es visita salvadora, mesiánica. Salmo. Hay una serie de salmos en los cuales la expresión “¡Aleluya!” (Alabad a Yahvé) los caracteriza, conocidos como salmos aleluyáticos, quince salmos en total. La liturgia judía los exaltó en tres grupos de Hallel, expresión hebrea que significa “alabanza, agradecimiento”: el “Pequeño Hallel” (Sal 113-118), así llamado por el Sal 114 que canta la epopeya del éxodo; el “Gran Hallel” (Sal 136) y el “Hallel Final” (Sal 146-150), grupo al que pertenece el salmo de la celebración. El salmo 146 es un himno de alabanza al Señor, Él es el creador que mantiene su fidelidad y por tanto el único que puede ayudar a su pueblo. En forma de letanías se anuncian algunas acciones del Señor para con los pobres, oprimidos, hambrientos, cautivos, ciegos, cojos, indefensos (huérfanos y viudas). La alabanza se hace suplica de presencia salvadora: “Ven, Señor, a salvarnos”. La alabanza es la palabra última de la creación, de la historia, del creyente que goza de la intimidad con Dios. Segunda lectura. Esta lectura nos recuerda que el adviento no solo es conmemoración sino también preparación a la venida del Señor. El texto la presenta como “parusía del Señor”, es la venida de Cristo al final de los tiempos. En el mundo griego, “parusía”, designaba la llegada de un rey, a quien se esperaba en ambiente festivo, esplendidos preparativos, víveres, construcciones y acuñación de monedas conmemorativas. Este sabor festivo debe marcar la conmemoración y la preparación de la venida del Señor. Santiago con una parábola explica cuál es la conducta de los cristianos que esperan la parusía: se requiere paciencia, el creyente vive su propio tiempo de espera como sembrador, “el fruto madura a su tiempo”; nada se puede hacer para anticipar la cosecha, debe concentrase en sus tareas y dejar que lo demás suceda a su tiempo. El cristiano no debe quejarse uno de otro, debe animarse, queda tomar el ejemplo: “fortaleza y paciencia” de los profetas, pues como para ellos también para el creyente hoy cada día está más próxima la venida del Señor. Evangelio. El texto abre la sección narrativa (11-12) del “Misterio del Reino de los Cielos” que introduce el discurso parabólico (13) sobre el Reino. La perícopa de este domingo está marcada por la figura de Juan Bautista, que se ha de comprender en su relación al Reino, así se identifican dos secciones: 1) vv. 3-6. La perplejidad de Juan al ver que Jesús no se ajusta a la idea que él ha tenido de Mesías, el justiciero que ya tiene puesta el hacha (cf. Mt 3, 10-11), ante lo cual pregunta “¿eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?”, a lo cual Jesús responde con obras que testimonian su condición de Mesías, ellas dicen: el Señor está aquí, el tiempo de salvación se está cumpliendo. La respuesta alude a los oráculos de la era mesiánica, entre los cuales se referencia el pasaje de la primera lectura; en Jesús, aunque su proceder contraríe las expectativas, en él se cumplen los anuncios mesiánicos, él produce un cambio gozoso y alegre, él no es el justiciero esperado sino la presencia viva de la misericordia de Dios. “Dichoso quien no se escandaliza de esta presencia del Reino. 2) vv. 7-15, el pasaje va un poco más allá de lo proclamado. Jesús aborda el tema de quien es Juan el Bautista, su identidad. Un profeta, más que profeta, sin embargo, precisa que el momento actual el rasgo característico de la identidad es la pertenencia al Reino, bien este que supera otras grandezas; esto explica que Juan sea el más grande nacido de mujer, como Profeta, sin embargo, más pequeño a aquellos que ahora tienen la gracia de conocer el Misterio del Reino, que se anuncia en esta sección. Juan no está excluido del Reino, su situación se refiere a la contraposición histórica que le correspondió vivir. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? ¡Gaudete! ¡Alégrense! La liberación está aquí ¡Gaudete! Es necesario recuperar el auténtico sentido del nombre este tercer domingo de adviento. La alegría es la característica esencial de aquello que tiene sabor a buena noticia, fiesta; pero el ¡Alégrense! De este domingo no se refiere a las alegrías superficiales, profundas o pasajeras que se motivan por diversas circunstancias como un nacimiento, un cumpleaños, el éxito en la vida o incluso la victoria de un partido de futbol o competencia deportiva. El gozoso ¡Estén alegres! anuncia la inminente llegada de la alegría mesiánica, la venida del Salvador. Es el grito gozoso de la alegría que nace de la presencia de Dios. No es causada de forma espontánea y natural, ni por el hermoso paisaje de la creación ni de las fuerzas del ser humano, sino que tiene su causa en la irrupción de Dios y su salvación. Dios es la causa y fuente del grito gozoso del ¡alégrense! En él se expresa la certeza de la presencia y salvación de Dios, es conmemoración y preparación. Se nos hace presente la alegría de la salvación y nos anuncia su llegada al final de la historia. El estén alegres es la forma concreta de responder con la alabanza a la presencia de Dios. Es la vivencia de una alegría profunda que requiere paciencia y acción. El Reino de Dios está aquí y aún se ha de esperar. Como Juan y sus discípulos es necesario tener la capacidad de ver y oír lo que Jesús está realizando, no es necesario seguir esperando a quien no ha de llegar. Él ya llegó, sigue llegando y llegará, su victoria siempre asegurará. La salvación ya está actuando. Seguir esperando nos lleva a preguntarnos qué Jesús tenemos en nuestras mentes, en nuestros ideales; quizás la figura de la presencia real del Salvador contraríe esa esperanza, pues normalmente las expectativas humanas no se ven compaginadas con la forma de actuar de Dios. Cuál es nuestra actitud en este momento histórico que nos corresponde vivir. Ya participamos de la irrupción del Misterio del Reino de una manera especial, nos tocó este momento particular, pronto celebraremos el Jubileo de la Esperanza (2025), el Jubileo de la gracia Mariana (2031) y los dos mil años de la Redención (2033). De momento disfrutemos con alegría profunda y autentica la presencia del Reino, el Señor ya está aquí y pronto vendrá. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Para acoger la alegría de la salvación se necesita meditar con atención y escuchar con amor, estas actitudes permitirán ver de verdad el misterio del Reino en las acciones del hoy. Señor que como los hombres de tu tiempo también veamos como obras grandes maravillas y nos comprometes en la misión de anunciar que solo acogiendo estos signos evidentes de la misericordia de Dios podremos comprender la grandeza de la alegría con que inunda nuestro día y corazón. _______________________ Recomendaciones prácticas: • Motivar que cada familia construya su pesebre, su belén y que en torno a él se viva la alegría de acoger la buena noticia de la salvación. • Programar el rezo de la novena de Navidad es garantizar una celebración de piedad popular con mayor participación, con un alto nivel de comprensión que deja frutos de compromiso evangelizador en las personas, familias y comunidades. Se seguiré la Novena de aguinaldo propuesta por la Conferencia Episcopal. • Después del saludo, puede encenderse la tercera luz de la corona de Adviento, recitando la respectiva oración. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Bienvenidos hermanos a la celebración de este tercer domingo de Adviento: “Gaudete”, alégrense, salten de alegría, porque ya está cerca el Señor. En un mundo con tantos dolores los cristianos debemos ser esa voz profética que invita a la esperanza y a la alegría, no basada en comidas y vino sino en la certeza de la Buena Noticia de la Salvación. Jesucristo está aquí y nos trae la salvación. Con este gozo que nos llega de Dios comencemos la celebración, cantando y orando alegrémonos hermanos que es tiempo de salvación. Monición a la Liturgia de la Palabra Hoy, todo invita a alabar con alegría y júbilo a Dios que es fiel. El ama a todos y les ofrece la salvación. El rostro divino de Jesús nos deja ver su amor, su era mesiánica en la que trasforma todo, así la creación entera es gloria y el esplendor de Dios, vale la pena hermanos tener paciencia para acogerlo ya en el corazón y esperar su segunda venida como el triunfo definitivo de su amor. Escuchemos con atención el anuncio que nos hace su Palabra y recibamos al Rey y Salvador. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Oremos a Dios Padre, pidiendo en nuestra plegaría de hoy la especial intercesión de la Madre de Jesús, que su cercanía nos inunde de la Alegría de la Salvación. Respondemos: R. Bendice y alegra a tus hijos, Señor. 1. Padre te pedimos por toda la Iglesia, para que en medio de los dolores sepa a coger la alegría del Evangelio y persevere en la verdad de Jesús como lo hizo la Virgen María. 2. Padre te pedimos por los gobernantes para que, inspirados en el mensaje de la salvación, dediquen sus esfuerzos a la búsqueda de la Paz, la concordia y la armonía entre todos los pueblos de la Tierra. 3. Padre te pedimos, por los enfermos, ancianos, los maltratados, explotados y vejados, para que ellos sientan la alegría del mensaje que instaura una nueva época de salvación. 4. Padre te pedimos, por todos los consagrados para que aprendan del evangelio a comunicar la alegría, y en ella vivan la fidelidad, la pureza y perseverancia en el seguimiento de Jesús. 5. Padre te pedimos, por nuestra comunidad parroquial, para que la alegría de las fiestas de adviento y la navidad que se acerca nos ayuden vivir mejor nuestra misión. Oración conclusiva Padre, en la alegría que nos inunda el Adviento, acoge en tus manos estas plegarias y permite que día a día nuestra vida se asemeje a lo que tú esperas de tu pueblo. Por Jesucristo, Nuestro Señor. R. Amén.

Mié 7 Dic 2022

Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo

INMACULADA CONCEPCIÓN DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA Diciembre 8 de 2022 Primera Lectura: Génesis 3,9-15.20 Salmo: 98(97),1.2-3ab.3cd-4 (R. Lc 1,49) Segunda Lectura: Efesios 1,3-6.11-12 Evangelio: Lucas 1,26-38 I. Orientaciones para la Predicación Introducción La Solemnidad de la Inmaculada ofrece la oportunidad de leer en este contexto algunos temas entre sí interconectados, he aquí tres sugerencias: Examinar el origen y las consecuencias del pecado a la luz de la fe; comprender las abundantes bendiciones divinas en el Plan de la salvación, o presentar la espléndida figura de la Virgen María como la llena de gracia en la cual Dios hace brillar su acción en favor de la humanidad, pieza esencial en el plan salvador. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Primera lectura. Estos versículos de la pintoresca página de la caída del ser humano (Gn 3), presentan el pecado como una desobediencia al mandato divino (v.11) fruto de un “engaño” (v.13), que tiene sus consecuencias: no se soporta la presencia y vista de Dios, hay un reconocimiento de la desnudez (física y espiritual), ante lo cual se siente miedo y el hombre se esconde de la presencia de Dios (v.10); misteriosamente hay una consecuencia de esperanza, el anuncio de la primera buena nueva, (proto-evangelio v.15). Dios interviene como juez, interroga al ser humano, pero no a la serpiente, para establecer las responsabilidades y sanciones. Al hombre (Adán) le plantea 3 preguntas para establecer que el pecado es una desnudez y una violación al mandato expreso de Dios, por ello el centro gravita sobre saber dónde lo dejó el pecado, ¿Dónde estás? El hombre redirige la “culpabilidad” indirectamente a Dios, pues le dice “la mujer que me diste como compañera me llevó a fallar” (vv. 9-12) y lógicamente a la mujer. A la mujer, Dios le dirige solo una pregunta, “¿qué has hecho? (v. 13), su respuesta: haber caído en el “engaño”. El juicio final, dos decisiones: una maldición divina para el animal más astuto (3,1) que se convierte en la bestia más miserable, y el anuncio de una aversión radical entre el “mal” y la humanidad a la cual se le vislumbra la victoria final, el protoevangelio. La traducción griega usa en la última frase del v. 15 un pronombre masculino singular, “él te herirá la cabeza”, así se asegura una interpretación mesiánica del texto. Un descendiente de la mujer obtendrá la victoria definitiva. Salmo 98 (97). Es un himno escatológico, pertenece a la colección de los himnos de la realeza de Dios (cf. sal 47, 93, 96-99), canta la victoria definitiva de Dios de la cual han sido testigos todos los pueblos. El mundo, los habitantes de las naciones, la creación entera, todos son invitados a cantar el cántico nuevo con una alegría desbordante en vítores, gritos y toques musicales. Segunda lectura. Estos versículos están entresacados de la cascada universal de las bendiciones “en Cristo” como la fuente de todas las bendiciones desde siempre y para siempre (Ef 1, 3-14). El texto, describe con una profundidad magistral la obra universal de la salvación, en la que actúan las tres divinas personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo, en bien de la humanidad. En Cristo, el Padre nos ha dado todos los “bienes espirituales y celestiales” (v.3), que se explicitan en la elección (v.4), la filiación (v.5), la liberación (v.7) y la herencia (v. 11). El hombre destinatario de estas prerrogativas divinas está destinado a ser santo e irreprochable de manera que se convierte en “himno de alabanza para la gloria de Dios” (Cf. vv. 6. 12. 14). El Evangelio. El pasaje comprende cinco elementos básicos: la entrada en escena del mensajero (vv. 26-27); la sorpresa causada por el ángel (v. 29); el mensaje (vv. 30-33); la objeción (v. 34), y la respuesta - señal (vv. 35-37). Que se pueden agrupar en tres partes, conforme al diálogo, intervención uno a uno, El ángel y la Virgen. El saludo a la virgen llena de gracia (26-29). Viene presentado el escenario, Nazaret, que no aparece relacionado con las expectativas mesiánicas del Antiguo Testamento; los personajes: Gabriel el mensajero de parte de Dios y la presentación de María como virgen, este término se repite 2 veces en el v. 27, para el evangelista no hay duda es “virgen” y añade que se llama “María”, que a la época probablemente se pronunciaba Mariam, con un sentido de “princesa, dama”. Destacan las tres partes del saludo, “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”. Es un saludo mesiánico con características claras: invitación a la alegría, presencia de Dios salvador, y en María una presencia que denota abundancia, como si se le dijera que Dios la hace en abundancia objeto de su favor salvador. Al saludo la Virgen María se “turbó”, expresa sorpresa y para comprender entra en una actitud reflexiva: “se preguntaba que significaría aquel saludo”. El anuncio de la maternidad fruto de la gracia (30-34). El mensajero le reafirma su condición de “llena de gracia” por segunda vez. Le anuncia la maternidad, concebirá y dará a luz un hijo: Lo llamará Jesús, será grande e Hijo del Altísimo. Esta presentación se centra en Jesús para que se comprenda que su aparición es fruto de la abundancia de la gracia divina como manifestación de la misericordia de Dios, por ello se alude a las promesas del reinado duradero de la casa de David. La sección cierra con la pregunta de la anunciada madre, en la que ahora ella reafirma su condición virginal, descrita por el evangelista dos veces, y reafirmada por el saludo del ángel, “llena de gracia”. La maternidad virginal (35-38). El mensajero explica la concepción virginal de Jesús, y explicita su identidad: Santo, Hijo de Dios. Suceso completamente nuevo y único en la historia, que se describe con dos acciones paralelas: “el Espíritu Santo vendrá sobre ti”, y “el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra”. La concepción es absolutamente obra del poder creador de Dios, del Espíritu Santo, hay una nueva creación. Nadie desde Adán a Jesús y después de él hasta el final de la historia ha sido ni será creado mediante este proceso. Una nueva humanidad. El mensaje de esta maternidad se cierra con una señal, el embarazo de Isabel. No son necesarias otras razones aparte del poder creador de Dios, “para Dios no hay nada imposible”. La respuesta de María es la inmediatez para acoger el misterio de Dios. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? La espléndida figura de la Virgen María, la llena de gracia, en la cual Dios hace brillar su acción en favor de la humanidad, pieza esencial en el plan salvador. María es una pieza clave en la comprensión de la realización del plan de salvación. Ella es la mujer que llena de gracia a la pregunta a la mujer ¿Qué has hecho? Ella con hechos responde que no se dejó “engañar” y aceptó ser la “esclava del Señor”; en ella, de alguna manera se inicia el cumplimiento del protoevangelio (Gn 3,15), su “Sí” permite que la humanidad reciba la abundancia de las bendiciones celestiales “en Cristo Jesús” (Ef 1,3). María es Virgen, Mujer llena de gracia, esclava del Señor, Madre del Grande. Su figura es modelo de la respuesta al amor de Dios. La abundancia de la gracia divina acogida en la virginidad de María se hizo fecundidad de nueva maternidad y humanidad. Nace el Niño que es Mesías, de linaje divino y real. En todo el Anuncio, tanto para María como para el Niño que nacerá se subraya la pertenencia exclusiva a Dios, Jesús es consagrado, Santo, María la esclava del Señor. La Encarnación del Hijo de Dios es una irrupción divina única en nuestra historia que se hace salvación; para ello se contó con la colaboración de una “Virgen llamada María”. El salmo nos invitó a cantar un cántico nuevo por las maravillas que ha hecho el Señor. Estas son sus maravillas: se preparó una Virgen, llena de Gracia desde su concepción. La Inmaculada Concepción, que hoy en este día celebramos y en nueve meses nos alegraremos con su nacimiento. María toda ella es fruto de las maravillas que obra el Señor, porque para Dios no hay nada imposible. La Gracia de Dios le permite dar una respuesta diferente a la pareja de la creación, ella no huye de la presencia de Dios, al contrario, el ángel le dice “el Señor está contigo… No temas María porque has encontrado gracia ante Dios”. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? La atrayente página bíblica bien conocida, misterio desbordante que para profundizarlo es necesario hacer silencio, cerrar los ojos y tener mirada interior para contemplar las maravillas de Dios. Que cada uno se deje sorprender por la sencillez, humildad, y grandeza de la Virgen Madre, y que como ella acojamos en nuestra vida la gracia de Dios para que demos espacio en nuestro corazón a la presencia de su Hijo, el Hijo de Dios. Que a ejemplo de María todo cristiano se disponga siempre a huir del pecado, pero nunca de Dios, a llenar su desnudez con la “gracia de Dios”, a dar siempre su mejor respuesta al amor del Señor, ser esclavos de su Palabra, no en el romanticismo de la palabra sino en el compromiso fiel de vivir el Plan que salvación. El pecado tuvo una consecuencia positiva abrirnos a la irrupción de Dios, no huyamos engañados y miedosos sino confiados en las bendiciones espirituales y celestiales que nos llegan “en Cristo Jesús” recorramos el camino de una nueva creación, toda ella obra del Dios creador. _______________________ Recomendaciones prácticas: • Motivar la bella tradición colombiana de prender las luces (velas) en la noche de esta fiesta frente a cada casa para recibir la bendición de Dios. • Se puede preparar convenientemente el Rosario y, donde es posible, con procesión. Es una buena oportunidad para seguir fortaleciendo las expresiones de fe en Dios, que motiven la fe de otros y el amor; igual que el pedido de intercesión de la Bienaventurada Virgen María. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Bienvenidos hermanos a esta celebración. Entre las fiestas de la tradición cristiana esta de hoy figura entre las más bellas. Ella por sí misma nos llena de felicidad, alegría y gran gozo en el Señor. Que esta celebración de los sacramentos que en este día se celebran: Bautismos, Primeras Comuniones, y la Eucaristía misma, nos inviten a vivir como María, “llenos de la Gracia del Señor”, a decir en cada instante de nuestra vida “He aquí los esclavos del Señor”. Gritemos, cantemos y celebremos con alegría esta fiesta de la Inmaculada Virgen María, y a su Hijo el Santo de Dios. Monición a la Liturgia de la Palabra Hermanos, ¡Atentos que nos habla el Señor! Las lecturas nos interrogan: ¿Dónde estás? ¿Qué has hecho? Hagamos silencio para acoger con fruto la Palabra y las bendiciones de Dios, que con nuestra actitud contemplativa le respondamos desde el corazón, como respondió María al mensajero de Dios: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mi según tu Palabra”. ¡Silencio, Amor y escucha! Escuchemos con atención la Palabra de Dios. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Padre de todas las bendiciones, Tú en la Virgen María, la llena de gracia, nos ofreces la imagen de la humanidad nueva que participa a la plenitud de la victoria de Cristo. Por intercesión de la Inmaculada te presentamos nuestra oración. A cada petición respondemos diciendo: R. Que tu Santa Madre, Señor, interceda por nosotros. 1. Te pedimos Señor por la Iglesia que peregrina en este mundo, para que, a imagen de la humilde mujer de Nazaret, sea la esclava, esposa y madre que llena de gracia a tus hijos. 2. Te pedimos Señor por toda la humanidad, para que, reconozca en María, la Nueva Eva, un signo de esperanza que acompaña las pruebas de la vida y les permita concebir en sus corazones al Hijo de Dios. 3. Te pedimos Señor por los cristianos que se alegran con esta festividad, para que, ellos den cabida a la gracia del señor y con la vivencia de los sacramentos crezcan en su amor y santidad. 4. Te pedimos Señor por loa que sufren, para que la mirada misericordiosa de María se vuelva con piedad hacia ellos y les alcance de ti la fortaleza, esperanza y paz. 5. Te pedimos Señor por nosotros que nos disponemos a celebrar la liturgia de la mesa eucarística, anuncio del banquete del Reino Eterno, para que en comunión con María nos comprometamos en la nueva evangelización. Oración conclusiva Escucha Padre, la oración que hoy sometemos a tu bondad, en la alegría de acoger en nuestro corazón al Hijo Santo de Dios, y que deseamos te sea agradable, por Jesucristo Nuestro Señor. R. Amén.

Jue 1 Dic 2022

Voz del Pastor | 04 de diciembre de 2022

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio segúnSan Mateo 3,1-12

Sáb 26 Nov 2022

Conviértase, porque está cerca el Reino de los Cielos

SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO Diciembre 4 de 2022 Primera Lectura: Isaías 11,1-10 Salmo: 72(71),1-2.7-8.12-13.17 (R. cf. 7) Segunda Lectura: Romanos 15, 4-9 Evangelio: Mateo 3,1-12 I. Orientaciones para la Predicación Introducción • Resuena fuerte en este segundo domingo de Adviento el llamado a la conversión en labios de Juan el Bautista. • La venida del Señor nos pide una preparación espiritual y cada vez más fecunda en buenas obras. Debemos reflexionar sobre las implicaciones comunitarias o sociales de la llegada del Mesías. • Acoger a Cristo, que nace entre nosotros, nos lleva al compromiso de caridad con los más pobres y vulnerables. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El pasaje de Isaías nos propone, en dos momentos, la llegada del Mesías. El primero (vs. 1 – 3a) es una presentación del Salvador como sobre el que reposa el espíritu del Señor con sus dones. El segundo (vs. 3b – 11) es una descripción de su acción salvífica, subrayando que juzgará con rectitud, especialmente para rescatar a los débiles y a los pobres, para implantar la paz y la concordia. Esta realidad se pinta maravillosamente diciendo que ya no se enfrentarán entre sí los animales ni éstos atacarán a las personas, para significar así la paz y la fraterna convivencia que implantara el Salvador. Lo anterior se repite claramente en el salmo, en el que se recogen las ideas de justicia, paz, protección, liberación de la aflicción, salvación de la vida de los pobres. La carta de San Pablo a los Romanos se centra en la vida de la comunidad, a la que invita a mantener la esperanza, a la acogida mutua, al servicio, a la alabanza a Dios por las maravillas que realiza en la historia. En síntesis, se exhorta a tener entre los miembros de la Iglesia los mismos sentimientos de Cristo o según Cristo. La figura de Juan el Bautista en el Evangelio se presenta en función del “que viene detrás de él, el que bautizará con Espíritu Santo y fuego, el que tiene el bieldo en la mano”. Su invitación a la conversión se realiza con la imagen de preparar el camino del Señor y allanar sus senderos. Es central el tema de los frutos de conversión, es decir las obras que evidencian una verdadera vuelta al Señor. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? En el camino del Adviento, la palabra de Dios introduce en este día, en los labios del Bautista, el llamado a la conversión, a partir de la presentación de Cristo, quien viene para juzgar con justicia y rectitud, o como se lee en la escena en el templo de Jerusalén cuando Simeón toma en brazos al niño: “para dejar al descubierto la aptitud de muchos corazones” (Lc 2, 35). Es oportuno reflexionar hoy, cuando avanzamos en la espera de la doble venida del Señor, sobre la conversión a la que nos llama, de modo que podamos acoger la salvación que nos trae. • El Señor nos invita a prepararle el camino y allanarle los senderos: Se trata de quitar de nuestra vida personal y comunitaria todas las resistencias y los obstáculos para que su reinado sea una realidad entre nosotros. También se refiere a nuestra misión de “hacer transitable” el sendero de Cristo hacia los demás. • El Señor nos pide una conversación sincera y radical: No superficial, ni aparente, ni pasajera. Debe ser una nueva actitud frente a Cristo y a su mensaje, como lo dice el apóstol, de vivir entre nosotros con los mismos sentimientos de Jesús. • El Señor nos llama a una conversión efectiva: Con obras que la manifiesten o la hagan visible, tanto de rechazo y alejamiento del pecado, como de caridad concreta con los hermanos. La conversión personal, que en definitiva es una vuelta a Cristo, tiene efectos en la vida comunitaria, así como los describe el profeta Isaías. Tenemos que ser conscientes de que será imposible tener entre nosotros la justicia y la paz sino volvemos a Dios. El Adviento debe significar este camino de conversión. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? La liturgia de este día nos pone delante del Señor que se acerca y que nos hace la oferta de salvación. Él nos pide una respuesta de corazón confirmado por las obras. Hoy pedimos al Señor que nos de la fortaleza para sumir radicalmente el compromiso de ser discípulos y misioneros, a partir del bautismo que recibimos con Espíritu Santo y fuego. _______________________ Recomendaciones prácticas: • Después del saludo, puede encenderse la segunda luz de la corona de Adviento, recitando la respectiva oración. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Hermanos: Iniciamos la segunda semana de Adviento, en la que el Evangelio nos invita especialmente a la conversión de corazón, a vivir entre nosotros con los mismos sentimientos de Cristo y a disponer los senderos para ir al encuentro del Salvador. Juan Bautista, figura central del Adviento, con su presencia y predicación anuncia la llegada del tiempo nuevo del Mesías. Mantengamos una actitud de escucha y oración, dispuestos acoger lo que este tiempo de Adviento nos inspira para vivir con plenitud la Navidad. Celebremos activa, plena y conscientemente la Eucaristía. Monición a la Liturgia de la Palabra “Todo lo que se escribió en el pasado, se escribió para enseñanza nuestra”. La Iglesia, siguiendo el ejemplo del Bautista, es la voz que clama en el desierto: ¡Preparad el camino del Señor! ¡Convertíos! Esta Buena Nueva siga resonando en el corazón de cada hermano. Despertemos del sueño porque nuestra salvación está más cerca que cuando empezamos a creer. Escuchemos con docilidad de corazón la Palabra de Dios. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Presentemos nuestras súplicas a Dios Padre, por las necesidades de la Iglesia y del mundo entero, que se preparan a la venida del Salvador. Digamos: R. Dios de amor, escúchanos. 1. Por la Iglesia, para que, durante este tiempo de Adviento, preparación a la Navidad, lleve a los hombres a una sincera conversión y a prepararse para la segunda venida de Cristo. 2. Por los cristianos, para que, según la enseñanza divina, esperemos vigilantes la venida de nuestro Redentor. 3. Por todos los pueblos de la tierra, para que, la paz de Cristo habite en el corazón de todos los hombres y así las naciones vivan en armonía y prosperidad. 4. Por los que sufren, para que Cristo en su venida ya próxima, les traiga consuelo y ayuda. 5. Por todos los que estamos reunidos en esta celebración, para que, prepararemos en el corazón y con buenas obras la venida del Señor. Oración conclusiva Padre misericordioso, concédenos cuanto te hemos pedido con humildad y con fe y enséñanos a que sólo deseemos lo que a Ti te agrada, para estar seguros de gozar de tu benevolencia. Por Jesucristo nuestro Señor. R. Amén.

Vie 25 Nov 2022

Estén en vela para estar preparados

PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO Noviembre 27 de 2022 Primera Lectura: Isaías 2,1-5 Salmo: 122(121), 1-2.4-5.6-7. 8-9 (R. cf. 1) Segunda Lectura: Romanos 13, 11-14a Evangelio: Mateo 24, 37-44 I. Orientaciones para la Predicación Introducción • El Adviento, como lo enfatiza la Palabra y la tradición eclesial, es preparación para la doble venida de Cristo: Su nacimiento entre nosotros y su llegada al final de los tiempos. • La invitación del profeta Isaías resume bien el espíritu del Adviento: “Vamos, caminemos a la luz del Señor”. • El discipulado cristiano nos exige “estar en vela”, que es la actitud de permanecer fielmente en el Señor. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El profeta Isaías nos anticipa la obra que realizará el Mesías a su llegada. La propone en tres dimensiones: la reunión del pueblo de Dios antes disperso que, en comunión, sube al monte del Señor; la instrucción en la ley del Señor, para que todos marchen por sus sendas, y el establecimiento de la paz entre los pueblos. Concluye con una exhortación para la comunidad: “Ven, caminemos a la luz del Señor”. El apóstol Pablo invita a tomar clara conciencia de la “hora” que vive la comunidad, esto es, de la cercanía de la salvación. Es elocuente la imagen de la noche y el día, con la que se evidencia la necesidad de vivir en la luz; también lo es la figura de revestirse de Cristo, que invita a los bautizados al testimonio y a la coherencia. El Evangelio nos hace dirigir la mirada hacia la segunda venida de Cristo, anunciada como la llegada del Hijo del hombre con figuras y expresiones tomadas de los pasajes apocalípticos de la escritura. Frente a lo que sucederá, la invitación es estar en vela o estar preparados. Para la comunidad cristiana, que debe anhelar esta segunda venida del Señor, la vigilancia y la preparación es igual a la fidelidad constante en el discipulado y la misión. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? El inicio del Adviento pide de todos nosotros una renovada disposición para ir al encuentro de Cristo que viene. La exhortación es para cada uno y para la comunidad: “Ven, caminemos a la luz del Señor”; con ésta se propone un modo de vida que siempre este dirigido por Cristo, que es Luz del mundo, y abarca todas las dimensiones de la existencia. Como lo pide el apóstol Pablo, es necesario tomar plena conciencia del momento de gracia que vivimos y de las profundas implicaciones de la espera de la venida del Señor. Esto significa, entre otras cosas que no debemos celebrar el Adviento pensando únicamente en disponer cosas materiales o decoraciones para la fiesta navideña. Tampoco se puede olvidar la doble connotación del Adviento, pues con frecuencia se prefiere desconocer la espera escatológica de la segunda venida de Cristo. El propósito del Adviento es llevar a la comunidad cristiana a caminar a la luz del Señor, ahora y siempre. No se trata de una espera pasiva sino de un camino que recorremos juntos, como el pleno día, con las armas de la luz, revestidos de Jesucristo. Esta vivencia del Adviento, en el marco de la celebración del nacimiento del Señor y con el impulso de la esperanza de su retorno, debe ser manifestada en una comunión más fuerte entre los miembros del pueblo de Dios, en una apertura total para dejarnos instruir por su palabra y en una decisión firme para construir la paz que el Salvador nos trae. Estos propósitos coinciden fundamentalmente son los del camino Sinodal que recorremos convocados por el Papa Francisco. En efecto, si escuchamos atentamente la Palabra en este día notamos una insistencia marcada en la comunidad o pueblo que espera al Señor. Estar en vela o estar preparados reclama de cada uno y de la comunidad un continuo esfuerzo de fidelidad al Evangelio, al mismo tiempo que una manifestación explicita de su horizonte escatológico, el mismo que expresaba la primera comunidad cristiana diciendo ¡Maranathá! Ven, Señor Jesús. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Hoy iniciamos el Adviento con los sentimientos del salmo que proclama ¡Vamos alegres a la casa del Señor! Hemos de pedir al Señor que nos permita vivir santamente este tiempo, con la viva conciencia de que está más cerca nuestra salvación. Supliquemos que la celebración de la Navidad esté precedida de una verdadera disposición del corazón, de gestos de reconciliación, de acciones de misericordia, de contemplación del misterio del amor de Dios. Hoy es un buen momento para preguntarnos interiormente ¿Cómo queremos vivir este Adviento y esta Navidad?, y también, ¿cómo estamos en vela y nos preparamos para la segunda venida del Señor? _______________________ Recomendaciones prácticas: • Es recomendable leer, por tiempos litúrgicos, todo el conjunto de Recomendaciones Prácticas, para tener una visión de conjunto y poder preparar con tiempo y debidamente las celebraciones litúrgicas y de piedad popular, de modo que se logre un mejor fruto espiritual en el pueblo de Dios. • Por su propia naturaleza y espiritualidad, el Adviento es un tiempo de sobriedad que contrasta con la explosión festiva y ornamental de la Navidad. Sin embargo, a diferencia de la Cuaresma, no es un tiempo tan austero (por ejemplo, en Adviento se canta el Aleluya, cosa que no se realiza en la Cuaresma). Se permite el uso de instrumentos siempre que se utilicen con moderación o, como dice el Ceremonial de los Obispos, “sin que se anticipe la alegría plena de la Navidad” (CE 236). Se entona el aleluya, no se dice el “Gloria”, se usa con moderación los instrumentos musicales y las flores para adornar el altar. • Sugerir la corona del Adviento como expresión de piedad popular y signo de la espera de Jesús, luz del mundo. Por lo tanto, podría hacerse en este domingo la respectiva bendición. Esta corona tiene cuatro velas y cada domingo de Adviento se enciende una de las luces, a la par que el ministro realiza una oración adecuada para el caso. • En la Eucaristía dominical, las velas podrían ser encendidas después del saludo y por distintas personas de la comunidad, debidamente preparadas. • En este domingo se puede encender la primera luz de la corona de Adviento, con su respectiva oración; y así sucesivamente en los otros domingos. • Si se realiza este rito de la Corona de Adviento, se omite el acto penitencial. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Queridos hermanos: Iniciamos hoy el tiempo de preparación para la doble venida del Señor, el Adviento. Se trata del recorrido que hacemos hacia “el que viene”, pero también de una senda para sentir la presencia “del que está”; será camino hacia el Señor glorioso y apertura al Señor que se acerca. Despertemos del sueño y mantengamos una actitud vigilante; llenemos nuestros corazones de esperanza porque el Señor hace nuevas todas las cosas. Comencemos alegres nuestra celebración. Monición a la Liturgia de la Palabra Las lecturas de hoy deben llenarnos de alegría y no de miedo ni angustia; porque, como dice el profeta Isaías, avanzamos hacia la luz del Señor, que nos encamina no hacia la destrucción, sino hacia un tiempo de salvación en el que reina la paz y convivencia fraterna. Por eso mismo el salmista nos invita a estar alegres y alabar a Dios mientras peregrinamos a la casa del Señor, y san Pablo, a llevar un estilo de vida propio de los hijos de la luz. Escuchemos atentos. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Hermanos, mientras esperamos llenos de gozo la venida de nuestro Señor Jesucristo, imploremos misericordia, pues El viene a anunciar la salvación a todos los hombres. Supliquemos con fe viva diciendo: R. Escúchanos, Señor. 1. Por la Iglesia, para que el Padre encienda en los corazones de todos sus fieles el deseo ardiente de recibir gozosamente a su Hijo que llega para salvarnos. Oremos. 2. Por los gobernantes de las naciones, para que los rijan con rectitud y justicia y busquen el bien integral de todos los que se les han confiado. Oremos. 3. Por los que sufren, para que el Padre alivie a los enfermos, dé pan a los hambrientos y aleje del mundo toda tribulación. Oremos. 4. Por nuestros hogares, para que, permaneciendo en la verdad sean auténticos testigos del amor cristiano. Oremos. 5. Por esta asamblea eucarística, para que, al prepararse para la venida del Señor mediante la Palabra de Dios, sean luz y alegría en medio del mundo. Oremos. Oración conclusiva Dios, refugio y fortaleza nuestra, Tú que inspiras toda verdadera petición escucha las plegarias de tu Iglesia y haz que cuanto hemos pedido con fe lo obtengamos plenamente. Por Jesucristo nuestro Señor. AMÉN

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