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obispado castrense

Lun 1 Feb 2021

“Quiero ponerme como obispo al servicio de esta tarea con humildad y sencillez”

Este fue el mensaje contundente que expresó el nuevo obispo castrense, monseñor Víctor Manuel Ochoa Cadavid, durante su homilía en la celebración eucarística de posesión canónica realizada el pasado 30 de enero, en la Catedral Castrense Jesucristo Redentor, en Bogotá. Al dirigirse a los miembros de las fuerzas militares y de policía, así como a representantes de todas las instituciones del Ministerio de Defensa, les aseguró que desde el obispado castrense pueden sentirse “arropados, cuidados, apoyados y estimulados en los momentos de dificultad o tristeza que puedan estar pasando”. “Quisiera que hoy nos centráramos en Jesucristo. La acción, la tarea, el servicio del obispado castrense, ese es nuestro principio y fin, anunciar a Jesucristo. Es hacer que cada uno de los miembros de las fuerzas militares ponga su mirada en Jesús. ¡Desde hoy los llamo queridos hijos! (…) Las fuerzas militares y de policía de Colombia no deben tener miedo, porque tienen la certeza de la fe y la certeza de los altos ideales y de las altas tareas a las que están llamados, las más altas tareas en medio de una comunidad constituida como lo es la patria”, agregó. El prelado aseguró que es importante que en el ámbito militar y de policía se viva una experiencia de Dios y de pertenencia a la Iglesia, esto da la seguridad de construir sobre grandes valores. “Allí tienen que vivirse los valores espirituales con una profunda vivencia de Dios. Allí donde están nuestros soldados, oficiales, suboficiales y personal militar y también el personal civil qué sirve al Ministerio de Defensa y a los que han prestado su obra a estas grandes instituciones, encontrarán la presencia de la Iglesia en los párrocos y capellanes, que transmiten y contribuyen a que la vida militar sea un proyecto de vida, animado por altos valores espirituales y humanos”. Monseñor Ochoa Cadavid resaltó seis líneas que considera marcarán el caminar pastoral de servicio en el obispado castrense. Primero: Estado de misión permanente. Observó que el anunciar a Jesucristo será una misión que continuará la Iglesia diocesana del obispado castrense. “Esto no cambia, tenemos que anunciar a Jesucristo, tenemos que hacer que los soldados de tierra, mar, aire y agua y los miembros de la Policía Nacional, vivan a Jesucristo celebrando los sacramentos, orando, encontrando la certeza de la presencia de Dios”. Segundo: Al servicio del sufrimiento. Al afirmar que el sacrificio de las fuerzas armadas y de policía, en ocasiones, es incomprendido y atacado en su oficio, también destacó que la absoluta mayoría de sus miembros están ofreciendo su servicio para cuidar y ayudar a los colombianos. Tercero: Solidaridad y caridad cristiana. Al resaltar la labor de tantos héroes de la patria, que en cumplimiento de su deber han quedado inválidos o con secuelas psicológicas, advirtió que es importante ayudar desde el obispado a estos hombres y mujeres que quizás necesitan de una palabra de aliento. Cuarto: Cuidado de las familias. También puso de presente a los familiares de militares y policías. “Es urgente hoy trabajar en las fuerzas armadas y de policía en favor de las familias de oficiales, suboficiales, soldados, policías, para que brille la luz de Cristo en cada hogar, para que brille una gran riqueza espiritual y humana”. Quinto: Trabajar en la construcción de una Colombia digna, justa, respetuosa de la persona humana. Frente a este aspecto, el prelado trajo a la memoria algunas palabras del Papa Francisco durante su última visita a Colombia y dijo que en este camino hacia la paz “es necesario evangelizar, es necesario tener opciones éticas y es necesario reencontrarse en la dignidad humana”. Sexto: “Tenemos que defender a la persona humana”. “La Iglesia, en su misión, está comprometida con la paz, la justicia y el bien común; es consciente que los principios evangélicos constituyen una dimensión significativa del tejido social colombiano y, por eso, puede aportar mucho al crecimiento del país”, a este respecto el prelado dijo que se trabajará para fortalecer la santidad y la práctica religiosa dentro de los estamentos militares y de policía. Al acto de posesión canónica le acompañaron el nuncio apostólico de Colombia, monseñor Luis Mariano Montemayor; el obispo castrense saliente, monseñor Fabio Suescún Mutis; monseñor Víctor Manuel López, primer obispo castrense de Colombia, y el arzobispo de Bogotá, monseñor Luis José Rueda Aparicio; los obispos auxiliares de Bogotá, monseñor Luis Manuel Alí Herrera y monseñor Pedro Manuel Salamanca Mantilla; y monseñor Timoteo Archimandrita, máxima autoridad de la Iglesia Ortodoxa Griega en Colombia. Igualmente hizo presencia una pequeña delegación de la Diócesis de Cúcuta.

Vie 29 Ene 2021

Obispo castrense tomará posesión de su sede

Este sábado 30 de enero estará tomando posesión de su sede, como obispo castrense de Colombia, monseñor Víctor Manuel Ochoa Cadavid, en ceremonia que tendrá lugar a las 11:00 a.m. en la Catedral Castrense Jesucristo Redentor de la ciudad de Bogotá. Siguiendo las normas de bioseguridad que impone la pandemia, el ingreso a la eucaristía será restringido, pero la ceremonia podrá ser seguida a través del canal Cristovisión, por la web de la Conferencia Episcopal (cec.org.co) o por las páginas en Facebook /episcopadocol o del Obispado Castrense. Monseñor Ochoa Cadavid fue nombrado por el Papa Francisco como obispo castrense el pasado 11 de diciembre de 2020. Nació en Bello (Antioquia), el 18 de octubre de 1962. Su Santidad Benedicto XVI lo nombró obispo auxiliar de Medellín, el 24 de enero de 2006. El 24 de enero de 2011, este mismo Pontífice lo nombró obispo de la diócesis de Málaga – Soatá y el 24 de julio de 2015, el Papa Francisco lo nombró obispo de la Diócesis de Cúcuta. La Diócesis Castrense de Colombia, también conocida como Obispado Castrense de Colombia y Ordinariato Militar de Colombia, siendo esta última su denominación oficial,​ es una iglesia particular católica encargada de atender el servicio religioso de las Fuerzas Militares y de la Policía Nacional, e, igualmente a sus familias en cualquier parte del país.

Jue 17 Dic 2020

No ceso de dar gracias por ustedes, mencionándolos en mis oraciones”: Efesios 1, 16

Por: Monseñor Víctor Manuel Ochoa Cadavid - El día 7 de diciembre de 2020, en la fiesta del gran Obispo San Ambrosio, se ha publicado el nombramiento que el Papa FRANCISCO ha tenido a bien hacer, al nombrarme como Obispo Castrense de Colombia, quien atiende pastoralmente en nombre de la Iglesia a las Fuerzas Militares y de Policía, que sirven a la Patria. Con este nombramiento concluye mi servicio pastoral como Obispo de la Diócesis de Cúcuta, para la cual fui designado en el mes de julio del año 2015. Quiero manifestarles mi agradecimiento y mi gratitud por todas las bondades que han tenido los sacerdotes, religiosas y religiosos, laicos de esta Iglesia particular durante estos años de servicio en las distintas comunidades en la animación de la evangelización. He procurado ponerme al servicio de la Evangelización, buscando anunciar con fuerza el nombre de Jesucristo, su Evangelio, su mensaje y llamada a la vida según la voluntad de Dios para cada uno de ustedes. Desde el primer momento, en la noche del 14 de agosto 2015, vi cómo Dios quería que se anunciara a Cristo como el CAMINO, para ir al Padre, para vivir según la voluntad de Dios. Estos años han sido años de evangelización en los distintos frentes de la acción pastoral: el Sínodo Diocesano, los distintos programas de formación y Asambleas Diocesanas que nos han permitido encontrarnos y caminar juntos para encontrar el camino de Dios en nuestras vidas. Tengo que dar gracias a Dios por la riqueza y todos los dones espirituales que se dan como frutos maduros en la Diócesis de Cúcuta. Son muchos los laicos, hombres y mujeres que están insertos en programas de evangelización promovidos desde nuestro plan diocesano de evangelización. Son muchos los jóvenes y niños, los adultos, familias, ancianos, que de una u otra manera están vinculados a la Iglesia en sus distintos frentes. Tengo que reconocer la gran riqueza de estas comunidades y su proceso maduro y ordenado que ha llevado a fortalecer el anuncio de la Iglesia, presentando a Jesucristo como Redentor y Salvador. He encontrado grandes riquezas en esta Iglesia particular, una de ellas el gran compromiso con la catequesis, con la formación constante de niños, jóvenes, adultos en la fe, para conocer más y amar a Jesús. Procesos liderados por sacerdotes y, especialmente por los párrocos que, con gran celo apostólico y pastoral, se dan a la tarea de formar a los católicos. Es necesario agradecer profundamente a Dios por el don de los sacerdotes, empeñados, trabajadores y comprometidos con los distintos frentes de la pastoral, para dar razón de Cristo en el mundo. Es una gran riqueza ver la abnegación y el celo de un presbiterio que se esfuerza por evangelizar y vivir los sacramentos, especialmente con la celebración digna del Sacramento de la Eucaristía, el Santo Sacrificio de Cristo en el altar que es vivido por todos con profunda veneración y cuidado. Tengo que dar gracias a Dios por el don de la vida religiosa, que entre nosotros florece en muchas comunidades, con carismas y llamados muy concretos, que sirven estos religiosos y religiosas en medio de nosotros, para ser fermento en la masa, para dar testimonio de Cristo en el mundo. También es necesario agradecer a Dios por el compromiso y empeño de tantos laicos, que, en cada parroquia, en las distintas comisiones, en los frentes de trabajo pastoral, se empeñan en los grupos pastorales, en los movimientos, en la acción misionera de la Diócesis. No puedo dejar de lado la vida y el empeño de tantos jóvenes y niños que con generosidad anuncian al Señor en los grupos parroquiales, en los grupos de animación misionera; y que con fuerza viven su fe y su entrega al Señor. Tengo un particular sentimiento de gratitud hacia el Seminario Mayor Diocesano San José de Cúcuta, a sus formadores sacerdotes de la Compañía de San Sulpicio y de los sacerdotes diocesanos que allí trabajan, a los seminaristas que, con empeño, en el silencio, con generosidad se aplican en la “Escuela de Jesús” para configurarse con Él para ser un día como el Buen Pastor. Años de intensa compañía, mutuo conocimiento, trabajo para vivir en profundidad a experiencia de encuentro con Jesucristo vivo en su Palabra y en la Eucaristía. Gran esfuerzo formativo para cuidar las vides que deben dar mucho fruto, y así lo harán con la ayuda de Dios. Me alegra mucho, al final de mis servicios, ver una Iglesia consolidada y serena, que camina siguiendo a Jesús, fortalecida y decidida a dar lo mejor de sí, en el camino, cada uno según el carisma y la llamada que el señor le ha regalado. Profunda gratitud a los colaboradores, empezando por el Vicario General Monseñor Israel Bravo Cortés, y todos los colaboradores de la Curia Diocesana, a los Vicarios Territoriales y a los Decanos, a los párrocos, a todos que Dios les ayude. Gracias a los que han sido responsables de los medios de comunicación de la Diócesis, de la Emisora VOX DEI, el Periódico LA VERDAD, a todos sus colaboradores gracias por ayudarme al anuncio de Jesucristo en estos medios de comunicación social. Durante estos años el Señor nos ha hecho el regalo de la caridad y del servicio de los pobres en Colombia y con los emigrantes. Hemos todos, especialmente sacerdotes y laicos, vivido el don de ser la mano que cuida, acoge, ayuda y protege a los que sufren. Nuestra Iglesia se ha consolidado en la vivencia de la caridad. Que no se pierda esta dimensión de la caridad y del servicio a los hermanos. Un gran sentimiento de gratitud a la Santísima Virgen María, Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, a su esposo San José. Ellos con su manto y su protección nos han mantenido firmes en el trabajo y en la acción evangelizadora. A todos, mis sentimientos de gratitud y reconocimiento por su generosa ayuda y paciencia, les aseguro mi oración y pido que oren por mí. Me pongo al servicio de todos ustedes en mis nuevas responsabilidades que la Iglesia me entrega. + Víctor Manuel Ochoa Cadavid Obispo de la Diócesis de Cúcuta

Lun 7 Dic 2020

El Obispado Castrense tiene nuevo obispo

Se trata de monseñor Víctor Manuel Ochoa Cadavid, quien hasta el momento de su nombramiento era obispo titular de Cúcuta y ahora sucederá a monseñor Fabio Suescún Mutis, a quien el Papa Francisco le aceptó la renuncia por límite de edad. La Diócesis Castrense de Colombia, también conocida como Obispado Castrense de Colombia y Ordinariato Militar de Colombia, siendo esta última su denominación oficial,​ es una iglesia particular católica encargada de atender el servicio religioso de las Fuerzas Militares y de la Policía Nacional, e, igualmente a sus familias en cualquier parte del país. La Diócesis Castrense ejerce su jurisdicción en forma personal, no territorial, su sede episcopal se encuentra en Bogotá y está vinculada a la Provincia Eclesiástica de esta ciudad, por lo cual es sufragánea de la Arquidiócesis de Bogotá. BIOGRAFÍA DE MONSEÑOR VÍCTOR MANUEL OCHOA CADAVID Es oriundo de Bello (Antioquia), territorio de la Arquidiócesis de Medellín, el 18 de octubre de 1962. Realizó sus estudios de primaria en la Escuela de Marco Fidel Suárez de Bello y los de bachillerato en el Liceo de la Universidad de Antioquia. Luego cursó los ciclos filosófico y teológico en el Seminario Conciliar de Medellín. Recibió la ordenación presbiteral de manos de Su Santidad Juan Pablo II el 5 de julio de 1986, durante el viaje apostólico del Pontífice a Colombia. Ya ordenado, adelantó en la Pontificia Universidad de Santo Tomás de Aquino “Angelicum”, en Roma, la licenciatura en Filosofía y, más tarde, obtuvo el doctorado en el mismo centro académico. Durante su ministerio, Monseñor Víctor Manuel ha desempeñado los siguientes cargos: Vicario Parroquial del Santuario de Sabaneta (Antioquia) Secretario Adjunto del Economato del Seminario Conciliar de Medellín. Formador en el Seminario Conciliar de Medellín. Director de la Casa de Formación de la Arquidiócesis de Medellín, en Roma. Entre 1989 y 2006, prestó su colaboración a la Santa Sede como Oficial de la Pontificia Comisión para América Latina. Director de la Domus Internationalis Paulus VI, casa de hospitalidad de la Santa Sede desde el año 2002, hasta su nombramiento como Obispo titular de San Leone, en 2006. Fue distinguido con el título de capellán de Su Santidad el 15 de abril de 1995. Su Santidad Benedicto XVI lo nombró obispo auxiliar de Medellín, titular de San León, el 24 de enero de 2006, y el 1º de abril del mismo año recibió la ordenación episcopal. El 24 de enero de 2011, Su Santidad Benedicto XVI lo nombró obispo de la Diócesis de Málaga – Soatá y tomó posesión canónica de la misma el 5 de marzo de 2011. El 24 de julio de 2015, Su Santidad Francisco lo nombró obispo de la Diócesis de Cúcuta y tomó posesión canónica de la misma el 15 de agosto de 2015.

Vie 23 Oct 2020

Mensaje a los capellanes castrenses en su día

Con motivo de la festividad de san Juan de Capistrano, patrón de los capellanes castrenses, monseñor Fabio Suescún Mutis, ha enviado un saludo especial a todo el clero castrense, agradeciéndoles su entrega y compromiso de servicio a los militares y policías. “Un saludo cariñoso a mis queridos padres castrenses en la fiesta del patrono. Yo, le pido al Señor que este santo que se entregó al servicio de los militares y de los soldados, sea para nosotros un ejemplo y un intercesor”. El obispo castrense afirmó que, a pesar del desgaste que pudiera haber generado el encierro propio de la pandemia, también es un tiempo para despertar con alegría y servicio a quienes lo necesitan:“los soldados y los policías nos necesitan, necesitan de nuestra voz de aliento, que los acerquemos a Jesús, que hagamos que su confianza en Dios aumente”. Les recordó a los sacerdotes que hoy, más que nunca, en estos momentos históricos que vive el país, los militares y policías necesitan del acompañamiento de la Iglesia para seguir cumpliendo con su tarea.“Queridos párrocos castrenses, los militares y policías nos quieren y nos necesitan, sigan adelante con entusiasmo, haciéndose también ustedes santos, sirviendo como párrocos castrenses en Colombia”. Finalmente, al expresarles su admiración y cariño por la tarea que realizan en todo el territorio nacional, les impartió su bendición. SAN JUAN DE CAPISTRANO, PATRÓN DE LOS CAPELLANES Nació en la montañosa ciudad italiana que le da nombre, Capistrano, en 1386. Tuvo una gran facilidad para los estudios, de tal forma que con 26 años consiguió el título de juez y, posteriormente, el cargo de gobernador de Perugia. Ejerciendo esa responsabilidad cayó prisionero de una ciudad rival, hecho que le permitió reflexionar y decidió dar un giro a su vida de tal forma que fue ordenado sacerdote con 33 años. San Juan de Capistrano, durante 40 años, ejerció su vocación sacerdotal con indudable éxito ante los fieles que encontraron a través de sus inspirados sermones, que podían durar dos o tres horas, una forma de acercarse a Jesucristo. Durante su vida recibió encargo de los Papas de cumplir diversas misiones diplomáticas, y, por tanto, ejerció su ministerio por diversos lugares de Europa que sufrían fuertes convulsiones provocadas por la actividad bélica otomana. El 23 de octubre la Iglesia católica celebrará a san Juan de Capistrano, patrono de los capellanes militares. Fue beatificado el 19 de diciembre de 1650 por el papa Inocencio X y, posteriormente, canonizado el 16 de octubre de 1690 por el papa Alejandro VIII.

Mar 3 Dic 2019

Obispado Castrense celebra su 70 aniversario

Con motivo del septuagésimo aniversario de esta instancia creada en 1949, monseñor Fabio Suescún Mutis, Obispo Castrense de Colombia, destacó el servicio evangelizador y misionero del Ordinariato con los uniformados y sus familias. “Cuando asumí la tarea de ser pastor de esta diócesis castrense sentí la necesidad de tener una Iglesia en estado permanente de misión, que abarca los diferentes ámbitos de la vida cotidiana de nuestros uniformados, aquellos que dan la vida por el bienestar de todos los ciudadanos”, afirmó. Para el Obispo Castrense es importante que dentro de la tarea evangelizadora que esta Iglesia adelanta, en todo el territorio nacional, esté la de acompañar a hombres y mujeres de la fuerza pública, así como a sus familias, “para que siempre estén llenos de la presencia de Dios, para que Cristo sea conocido, amado e imitado”. “Esta labor evangelizadora y misionera tiene que tocar a las familias para que sean verdaderas Iglesias domésticas, tiene que llevar a un compromiso serio y sólido con la solidaridad cristiana, especialmente con los más necesitados; tiene que ser un compromiso que nos lleve a colocar los valores fundamentales en la primera instancia de nuestra vida”. Así mismo, hizo un llamado a los jóvenes para que ellos sean partícipes activos de la fe dentro de sus comunidades educativas, “así sepan comunicar su labor y nuestra labor evangelizadora de manera asertiva, para estar más cerca de nuestros militares y policías”. “Por eso quiero celebrar con ustedes estos 70 años de servicio pastoral misionero y de acompañamiento a nuestros uniformados y a sus familias en condiciones especiales de vida de la mano de Dios. Que el Señor del amor y de los ejércitos siga acompañando la labor en el futuro del Obispado Castrense de Colombia”, puntualizó. HISTORIA DEL OBISPADO CASTRENSE La historia del Obispado Castrense de Colombia inicia desde la campaña libertadora, pero fue hasta 1949 que monseñor Ismael Perdomo Barrero, Arzobispo de Bogotá, al observar la importancia de mantener un acompañamiento espiritual a los soldados, decidió solicitar al Vaticano la creación del Vicariato Castrense de Colombia. En 1986 el Papa Juan Pablo II en la Constitución Apostólica Spirituali Militum Curae, ordena a los episcopados de todo el mundo que deberán tener un obispo encargado exclusivamente de proporcionar atención a los militares, llamado “ordinario militar” u “ordinario castrense”. Fue así como monseñor Víctor Manuel López Forero se convirtió en el primer Obispo Castrense de Colombia, fundó el Seminario Mayor Castrense para la formación de los capellanes de todas las Fuerzas. En el 1997, monseñor Álvaro Raúl Jarro Tobos, tras la renuncia de monseñor López Forero asumió el cargo hasta el 2001. En el 2001, monseñor Fabio Suescún Mutis, se posesionó como Obispo Castrense de Colombia, teniendo como prioridad la evangelización, el bienestar pastoral y psicosocial de las Fuerzas. Desde entonces y en sus 19 años de servicio, diseñó el plan pastoral, con sus líneas de acción, metas vivenciales y acciones guía, buscando con estas estrategias la cercanía de los misioneros y profesionales del Obispado con todos los integrantes de las Fuerzas y su núcleo familiar. Hoy el Obispado Castrense de Colombia cuenta con 200 párrocos Castrenses y más de 50 psicólogos, orientadores espirituales y comunicadores que trabajan en 7 áreas pastorales, con el fin de brindar apoyo espiritual y psicosocial a los héroes de la patria. Con un acto eucarístico presidido por monseñor Fabio Suescún Mutis, hoy 3 de diciembre a las 4:00 pm. en la Catedral Castrense, esta Iglesia Particular celebrará sus 70 años de existencia.

Jue 28 Nov 2019

Mensaje del Obispado Castrense a los uniformados de Colombia

En las movilizaciones que se han registrado en el país tras el paro prolongado del 21 de noviembre, la Policía Nacional, y con ellos sus familias, han sido otros de los actores afectados en medio de los disturbios. Ante estos hechos, el Obispo Castrense en Colombia, monseñor Fabio Suescún Mutis, envió un saludo de agradecimiento y reconocimiento a estos héroes de la patria: “Mis queridos policías, en estos días difíciles para el país, sabemos que su trabajo ha sido duro y pesado, quiero que sepan que los estamos acompañando de corazón, que sabemos de la calidad de su servicio y entrega (…) Ustedes son nuestros guardianes, nuestros protectores y su sacrificio es muy grande”. Reconociendo la difícil tarea en el cumplimiento de su deber, el prelado ofreció al personal uniformado sus oraciones para que, fortalecidos con ellas, puedan seguir sirviendo con afecto en la protección y la seguridad de todos los ciudadanos. “Les ofrecemos nuestro cariño, pero ante todo nuestra oración. Estamos orando por ustedes, sabemos lo difícil que es el cumplimiento de su deber y queremos que cuenten con la ayuda de Dios, en Él encuentren la fortaleza para cumplir lo que deben hacer por estos días en beneficio de la guarda de los derechos y también en la protección y seguridad de todos los ciudadanos”, expresó. Por último, extendió su bendición y puso en la protección de la Virgen del Carmen, patrona de la Policía Nacional, cada uno de los miembros de esta Institución. Por otra parte, hizo un llamado a todos los capellanes de las instituciones militares y de policía del país para que, como pastores, manifiesten su cercanía y acompañamiento a estos servidores de la patria: “Debemos estar cerca de ellos porque su corazón tiene aflicción, porque son grandes sus responsabilidades y sus riesgos, porque pueden estar buscando de nosotros espacios para la reconciliación”. “Ahí tienen que estar los capellanes, cerca de sus fieles compartiendo sus dolores y preocupaciones, ojalá ustedes los acompañen con su presencia permanente, su oración y su voz de ánimo para que ellos puedan cumplir rectamente su misión”, aseveró. Los invitó a estar listos, en comunión y en permanente comunicación de lo que pase en las diferentes ciudades del país. “Debemos estar junto con nuestros policías ayudándoles a que cumplan con rectitud su deber, pero también dándoles la voz de animo a ellos, que se sacrifican por el bienestar de todos los ciudadanos”. El Obispado Castrense de Colombia, es también conocido como Ordinariato Militar, ​ es una Iglesia particular católica encargada de atender el servicio religioso de las Fuerzas Militares y de la Policía Nacional, e igualmente a sus familias en cualquier parte del país.

Mar 14 Mayo 2019

La Fuerza Pública a los pies de la Reina y Patrona de Colombia

El pasado jueves, nueve de mayo, el Obispado Castrense de Colombia peregrinó a Chiquinquirá con el fin de consagrar el servicio de las Fuerzas Armadas de Colombia a Nuestra Señora del Rosario en el Centenario de su coronación como Reina y Patrona del país. Más de 40 sacerdotes castrenses en cabeza de monseñor Fabio Suescún Mutis y 700 uniformados entre los cuales se encontraban miembros de la Fuerza Área Colombiana, Ejército Nacional, Policía Nacional y Armada Nacional, llegaron a Chiquinquirá para engalanar las calles de la ciudad con un desfile militar que partió desde el batallón de infantería No 2 Mariscal Antonio José de Sucre hasta el Santuario Mariano Nacional, donde se realizó la solemne eucaristía en honor a la Madre de todos los colombianos. “La mamá es importante para el policía, la mamá ocupa un valor importante en el corazón del soldado. Por eso hoy su corazón une esos sentimientos de la mamá terrena con la mamá del cielo. Hoy venimos a visitar a la mamá para pedir por la protección de todos, para que Ella les ayude a llevar a buen término su vocación, porque la vocación del policía y del militar es la de cumplir la voluntad de Dios”, señaló monseñor Fabio Suescún durante la homilía en la Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá. Sumado a esto, manifestó que debajo de los uniformes que portan los policías y militares existe un corazón grande, un corazón generoso que se entrega por el bien de todos los ciudadanos, hasta el punto de donar su vida. “Que quieren para sus hijos y los hijos de los colombianos un futuro de paz y reconciliación. Corazón grande que protege, que ha hecho de los soldados y policías unos héroes. A quienes agradecemos su generosidad y valor por resguardar la vida de todos los habitantes del país”. Luego del acto religioso las bandas sinfónicas de la Fuerza Aérea Colombiana y de la Policía Nacional homenajearon a la Reina y Patrona de Colombia con un repertorio musical enmarcado en interpretaciones magistrales digno de una soberana nacional. Este evento hizo parte de los actos conmemorativos que se han venido organizando para celebrar el Centenario de la Coronación de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá como Reina y Patrona de Colombia. Las fuerzas armadas de Colombia y la virgen de Chiquinquirá La visita del Obispado Castrense de Colombia, de las Fuerzas Militares y de Policía al Santuario Mariano Nacional fue una remembranza de las veces que la fuerza pública ha estado a los pies de la Reina y Patrona, pues no se trata de una casualidad o de un hecho simplemente ceremonial y de protocolo. Consagrar el servicio de la fuerza pública a María es un legado que los grandes héroes de la patria han dejado escrito en la historia. En 1915 el jefe militar de Cundinamarca, José Acevedo y Gómez viajó a Chiquinquirá a pedirle al prior del convento el préstamo de las joyas de la virgen para financiar la causa libertadora. El convento, en un gesto de desprendimiento y generosidad, consignó a los delegados del gobierno central el tesoro que en aquel momento se guardaba como recuerdo imperecedero de la gratitud y cariño de los miles y miles de peregrinos que ya visitaban por ese entonces el Santuario. Un año después, el general Cerviez, junto con el general Santander fueron también a Chiquinquirá, y en un gesto desesperado, se llevaron el sagrado lienzo a los llanos colombianos, dice la crónica que lo trataron con inmensa ternura y que cuando el ejército español los alcanzó más allá de Cáqueza, los patriotas prefirieron entregar el cuadro pacíficamente para no trenzarse en una batalla cuyas consecuencias habrían sido fatales. Finalmente, no se puede pasar por alto el padre de la patria, el libertador Simón Bolívar, quien visitó la Basílica en tres oportunidades. Dicen los historiadores que, de rodillas, solo y triste, compartió con la Madre de Dios sus más íntimos sentimientos. Estos y otros hechos enmarcados en la historia del bicentenario cuentan cómo los militares y policías han estado siempre ligados a nuestra señora del Rosario de Chiquinquirá, pues Ella durante más de 200 años ha batallado al lado de ellos velando por su protección, cuidando sus familias y trabajo. Fuente: Of. de comunicaciones Santuario Mariano Nacional de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá