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Obispado Castrense celebra su 70 aniversario
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Con motivo del septuagésimo aniversario de esta instancia creada en 1949, monseñor Fabio Suescún Mutis, Obispo Castrense de Colombia, destacó el servicio evangelizador y misionero del Ordinariato con los uniformados y sus familias.
“Cuando asumí la tarea de ser pastor de esta diócesis castrense sentí la necesidad de tener una Iglesia en estado permanente de misión, que abarca los diferentes ámbitos de la vida cotidiana de nuestros uniformados, aquellos que dan la vida por el bienestar de todos los ciudadanos”, afirmó.
Para el Obispo Castrense es importante que dentro de la tarea evangelizadora que esta Iglesia adelanta, en todo el territorio nacional, esté la de acompañar a hombres y mujeres de la fuerza pública, así como a sus familias, “para que siempre estén llenos de la presencia de Dios, para que Cristo sea conocido, amado e imitado”.
“Esta labor evangelizadora y misionera tiene que tocar a las familias para que sean verdaderas Iglesias domésticas, tiene que llevar a un compromiso serio y sólido con la solidaridad cristiana, especialmente con los más necesitados; tiene que ser un compromiso que nos lleve a colocar los valores fundamentales en la primera instancia de nuestra vida”.
Así mismo, hizo un llamado a los jóvenes para que ellos sean partícipes activos de la fe dentro de sus comunidades educativas, “así sepan comunicar su labor y nuestra labor evangelizadora de manera asertiva, para estar más cerca de nuestros militares y policías”.
“Por eso quiero celebrar con ustedes estos 70 años de servicio pastoral misionero y de acompañamiento a nuestros uniformados y a sus familias en condiciones especiales de vida de la mano de Dios. Que el Señor del amor y de los ejércitos siga acompañando la labor en el futuro del Obispado Castrense de Colombia”, puntualizó.
HISTORIA DEL OBISPADO CASTRENSE
La historia del Obispado Castrense de Colombia inicia desde la campaña libertadora, pero fue hasta 1949 que monseñor Ismael Perdomo Barrero, Arzobispo de Bogotá, al observar la importancia de mantener un acompañamiento espiritual a los soldados, decidió solicitar al Vaticano la creación del Vicariato Castrense de Colombia.
En 1986 el Papa Juan Pablo II en la Constitución Apostólica Spirituali Militum Curae, ordena a los episcopados de todo el mundo que deberán tener un obispo encargado exclusivamente de proporcionar atención a los militares, llamado “ordinario militar” u “ordinario castrense”.
Fue así como monseñor Víctor Manuel López Forero se convirtió en el primer Obispo Castrense de Colombia, fundó el Seminario Mayor Castrense para la formación de los capellanes de todas las Fuerzas.
En el 1997, monseñor Álvaro Raúl Jarro Tobos, tras la renuncia de monseñor López Forero asumió el cargo hasta el 2001.
En el 2001, monseñor Fabio Suescún Mutis, se posesionó como Obispo Castrense de Colombia, teniendo como prioridad la evangelización, el bienestar pastoral y psicosocial de las Fuerzas.
Desde entonces y en sus 19 años de servicio, diseñó el plan pastoral, con sus líneas de acción, metas vivenciales y acciones guía, buscando con estas estrategias la cercanía de los misioneros y profesionales del Obispado con todos los integrantes de las Fuerzas y su núcleo familiar.
Hoy el Obispado Castrense de Colombia cuenta con 200 párrocos Castrenses y más de 50 psicólogos, orientadores espirituales y comunicadores que trabajan en 7 áreas pastorales, con el fin de brindar apoyo espiritual y psicosocial a los héroes de la patria.
Con un acto eucarístico presidido por monseñor Fabio Suescún Mutis, hoy 3 de diciembre a las 4:00 pm. en la Catedral Castrense, esta Iglesia Particular celebrará sus 70 años de existencia.
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Sobre “La Paz Total”
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Mié 16 Oct 2024
Manifiesto de la Pastoral Afrocolombiana: hacia el fortalecimiento del “rostro negro” de la Iglesia Católica
A través de un manifiesto, quienes lideran, animan y acompañan la Pastoral Afro en Colombia reafirman su compromiso con el fortalecimiento de los procesos de evangelización en sus territorios “desde el ser, el pensar y el soñar” del pueblo negro. Además, con su contribución a las diversas organizaciones sociales, de género y étnicas presentes en los territorios; de tal manera que se logre avanzar hacia la búsqueda de dignidad, igualdad, equidad, justicia, desarrollo y paz en las comunidades. En el mensaje, los sacerdotes, religiosas, religiosos y laicos que se desempeñan como agentes de la Pastoral Afrocolombiana también asumen un compromiso directo con la promoción y formación de diversos liderazgos en medio de sus comunidades, ayudando a “que la diversidad y la juventud sean dinamizadores de nuestro ser como Iglesia”, enfatizan.Allí también confirman su participación en el Jubileo del 2025 convocado por el papa Francisco, especialmente, propiciando espacios de comunión eclesial en medio de la amplia diversidad étnica y geográfica de Colombia; todo esto, - expresan- “para continuar nuestra caminada como Iglesia con rostro propio, desde las directrices de nuestra Iglesia Católica”.La declaración es fruto del XXI Encuentro de Pastorales Afrocolombianas -EPA-, desarrollado el pasado mes de septiembre en la ciudad de Cartagena, en el que participaron cerca de 200 personas de diferentes territorios del país. En él, se desarrollaron diferentes actividades de formación, espiritualidad, trabajo colectivo e intercambio cultural.Este EPA que se desarrolló bajo el lema “UBUNTU: Espiritualidad afro para una Iglesia profética”, permitió reconocer la riqueza cultural y espiritual del pueblo afrocolombiano, así como las diversas realidades sociales, muchas veces complejas, que enfrentan actualmente sus comunidades.El encuentro fue acogido por monseñor Francisco Javier Múnera Correa, arzobispo de Cartagena y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, y acompañado por monseñor Omar Alberto Sánchez Cubillos, arzobispo de Popayán y por monseñor Juan Carlos Barreto Barreto, obispo de Soacha y presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social. También estuvo presente el padre Carlos Alberto Zuluaga Benjumea, IMC, Director del Área de Etnias del Secretariado Permanente del Episcopado Colombiano. Vea a continuación el informe del encuentro, elaborado por la Oficina de Comunicaciones de la Arquidiócesis de Cartagena:
Jue 10 Oct 2024
Salud mental en las comunidades rurales: 'EscuchArte' es la apuesta de la Iglesia y la Alcaldía de Cali
Desde 1992, cada 10 de octubre, el mundo conmemora el Día de la Salud Mental, una fecha establecida por la Federación Mundial de la Salud Mental y promovida por la Organización Mundial de la Salud, para crear conciencia acerca de los problemas de salud mental que afectan a tantas personas de distintas edades y condiciones. En Colombia, una encuesta aplicada por el Ministerio de Salud en 2023, permitió identificar que más del 66% de los colombianos ha enfrentado algún problema de salud mental y que, en la mayoría de los casos, son los hogares los entornos donde más se generan. Sin duda, esta es una realidad que preocupa a muchos actores e instituciones en el país, entre ellos, a la Iglesia.En este contexto, el pasado mes de septiembre, la Arquidiócesis de Cali y la Alcaldía de Cali iniciaron la implementación de “EscuchArte”, un programa a través del cual realizan jornadas de apoyo psicosocial en los comedores comunitarios a través de los cuales la Pastoral Social, la Secretaría de Bienestar Social de Cali y miembros de la comunidad, alimentan diariamente a cientos de personas de escasos recursos económicos que habitan las zonas rurales.“En Cali estamos acompañando estos procesos porque como Iglesia es muy importante caminar de la mano de cada una de estas personas, porque es importante la salud integral de toda la persona. Jesús nos enseña eso, a recuperar a la persona como tal en todas sus dimensiones”, explica el padre José Luis Jaimes Ortiz, director del programa Comedores Comunitarios.La apuesta de la Iglesia y la Alcaldía de Cali en los comedores comunitarios va mucho más allá de brindar alimento físico a quienes más lo necesitan. Se trata de acercar la oferta de atención en salud mental a quienes tienen menos posibilidades de acceso a este servicio. Allí, tanto niños como adultos, participan en actividades pedagógicas asociadas a temas como gestión de las emociones, amor propio, importancia de la escucha, prevención de violencias y del suicidio y herramientas de autocuidado.“La idea de ir a corregimientos y veredas es llevar la oferta de salud mental de comedores comunitarios a esos territorios que son apartados, donde ellos no tienen mucha posibilidad de acceder a un psicólogo. Hay gente que no baja de allá, entonces estamos acercando esa oferta porque nos parece supremamente importante la salud mental y, además, también estamos bajando un poco el estigma de esta profesión que la gente no asiste porque dicen que es para un enfermo de salud mental y no es eso. Estamos haciendo mucha prevención”, comenta Claudia Vargas Hincapié, la líder del componente de Psicología de los Comedores Comunitarios.De los 759 comedores comunitarios que tiene la Arquidiócesis de Cali, en los que entregan 74.455 raciones diarias de comida, 42 están ubicados en estas zonas rurales, hasta la fecha, han realizado estas jornadas en los corregimientos de Pance, Saladito, Navarro, Felidia y Los Andes. Además, con estudiantes de algunos colegios aledaños y con sus padres han adelantado actividades formativas sobre como comunicación asertiva y el uso correcto de dispositivos móviles. Esperan hacerlo próximamente también con docentes.Justamente Nubia Lucumí, beneficiaria del programa en el comedor comunitario de Navarro, cataloga esta iniciativa como una bendición y reconoce su importancia en ese contexto:“Es tan importante que vengan acá, porque la verdad hay muchas personas que tienen muchas necesidades donde han perdido un ser querido, donde pasan situaciones duras de violencia, de maltratos en las casas, por las parejas”.Al tratarse de una iniciativa de la Iglesia, también con un alto componente espiritual, los psicólogos que hacen parte de este programa tienen claro que su labor va mucho más allá de aplicar los conocimientos y herramientas psicosociales propias de su formación; se convierte en una misión muy especial: prestar sus oídos y su corazón para llevar consuelo y esperanza a quienes más lo necesitan, inspirados en la misión del mismo Jesucristo.“Escuchar a la gente nos recuerda la época donde Jesús asistía al pueblo, donde lo escuchaba, donde se sentaba en medio de mucha gente para atenderlos, para saber qué les pasaba, cuáles eran sus dolencias. Básicamente este ejercicio que hacemos como psicólogos nos permite dibujar un poco de lo que Jesús fue en ese entonces” narra Marco González, psicólogo que hace parte del programa.Vea el informe audiovisual a continuación:
Mié 2 Oct 2024
Con la Copa de la Fe 2024, la Diócesis de Riohacha se la jugó por la fraternidad y la misión
El 27 de septiembre concluyó en la Diócesis de Riohacha la novena versión de la Copa de la Fe. El evento deportivo y pastoral protagonizado en esta oportunidad por 543 sacerdotes de las iglesias de Colombia, México y Venezuela finalizó con la disputa de los tres partidos finales por las copas de oro, plata y bronce; así como con un emotivo acto de clausura en el Estadio Federico Serrano Soto de la capital de La Guajira.Tras el partido contra los sacerdotes mexicanos, una vez más, el equipo de la Diócesis de Garzón se coronó campeón de la Copa de la Fe; ya había levantado la de oro en dos ocasiones anteriores (2016 y 2023). La copa de plata fue para el equipo de la Arquidiócesis de Bucaramanga y la de bronce se la llevaron los presbíteros de la Arquidiócesis de Medellín.Monseñor Francisco Antonio Ceballos Escobar, obispo de esta jurisdicción eclesiástica, entregó un balance muy positivo de este evento, que no solo buscó motivar el deporte, sino también la fe y la fraternidad entre los sacerdotes y con las diferentes comunidades parroquiales e instituciones públicas presentes en esa Iglesia particular, que acogieron y se sumaron a su desarrollo.“El mensaje de fondo es mostrar una Iglesia fraterna en los sacerdotes, una Iglesia que deja las sacristías, que sale a la calle; una Iglesia que, como dice el Papa, está en salida misionera. Porque somos conscientes que no solamente se hace misión anunciando el Evangelio, sino que con la actitud, con la vida, con el ejemplo que la gente vea de nosotros…Una iglesia joven, una iglesia que se involucra en todos los ámbitos”, explicó el prelado.Por primera vez, la Copa de la Fe se adelantó en escenarios deportivos de varias localidades. Además de Riohacha, los partidos se jugaron en los municipios de Barrancas y Dibulla. Al respecto, monseñor Ceballos destacó:“Quisimos sacar la Copa de la Fe fuera de Riohacha, sabiendo que allá en estas periferias hay personas que también necesitan vivir con intensidad estos acontecimientos el deporte, el arte, la música, el encuentro fraterno, escuchar el Evangelio. Si nos hubiéramos quedado aquí en Riohacha, hubiéramos hecho una buena Copa de la Fe, pero no hubiéramos llegado a estos rincones de la geografía guajira que tanto necesita de la presencia de la Iglesia. En síntesis, fue una misión extraordinaria”.Al cierre de esta Copa de la Fe asistieron también monseñor Pablo Emiro Salas, monseñor José Mario Bacci y monseñor Óscar José Vélez, todos de la provincia eclesiástica de Barranquilla a la que pertenece la Diócesis de Riohacha. Para monseñor Francisco su presencia significó un respaldo muy importante, que también le dio una connotación especial al evento.“Su mera presencia, para uno, es muy importante, porque se da cuenta que la Iglesia es una, que estamos en una Iglesia que es diversa, pero es una Iglesia que se colabora mutuamente; una Iglesia donde se vive en profundidad la fraternidad, la fraternidad misionera, la fraternidad episcopal. Y eso lo he sentido yo como obispo de la Diócesis de Riohacha, el apoyo de mis hermanos obispos de la provincia”.Entérese de más detalles a continuación en el informe audiovisual:
Mar 1 Oct 2024
Comedores comunitarios de la Arquidiócesis de Cali: un reconocimiento a la invaluable misión de sus gestoras y gestores
La Arquidiócesis de Cali y la Alcaldía Distrital reconocieron la labor y el esfuerzo que realizan los más de 2.000 gestores y gestoras de los 759 comedores comunitarios a través de los cuales, tanto Iglesia, como institucionalidad y comunidad, buscan garantizar alimento diario a 75.000 habitantes de las zonas urbanas y rurales de ‘La Sucursal del Cielo’. Con espíritu solidario y fraterno, estos voluntarios donan su espacio y tiempo para recibir, preparar y entregar los alimentos diariamente.Desde la Iglesia, la jornada de integración contó con el liderazgo del padre Diego Fernando Guzmán Ruiz, delegado para la Vicaría Episcopal para el Servicio del Desarrollo Humano Integral de esa Iglesia particular. Además, estuvo presente la Secretaria de Bienestar Social de la Alcaldía Distrital de Cali, María Isabel Barón.El padre Diego Guzmán compartió que, los comedores comunitarios son una iniciativa que inició con la Arquidiócesis de Cali y la comunidad hace 10 años aproximadamente, dentro de los cuales, la última parte se ha desarrollado en alianza con la Alcaldía Distrital. Gracias a esa misión conjunta se ha logrado tener una incidencia en la capital vallecaucana que va, desde la mitigación del hambre, hasta la ayuda psicosocial que se brinda a las personas beneficiarias. De allí que el programa tenga como lema “Sobre la mesa, recuperamos a Cali”.“La Iglesia tiene esta vocación natural del servicio y cuando podemos unirnos todos, sin distingos políticos ni religiosos, sino con el ánimo de poder servir, podemos hacer estos programas que tienen tanta incidencia en la ciudad”, explicó el presbítero.Así mismo, Yeimy Jhoana Bernal, quien alterna su rol de madre con el de ser gestora en el comedor comunitario ‘La Gracia de Dios’, manifestó que su experiencia en allí ha sido muy especial y grata ya que, además de brindarle alimento a los más necesitados, ser parte del programa le ha permitido compartir con diferentes personas.“Es muy grato ser gestora, es muy grato el acompañamiento que nos ha prestado la Alcaldía, que nos ha prestado también la Arquidiócesis y todas las personas que trabajan allí luchando por este programa”, manifestó la gestoraA lo largo de la jornada, se rifaron $25.000.000 de pesos en sorteos y se entregaron alrededor de 80 anchetas. De igual forma, realizaron actividades lúdicas, como bailes y juegos, a cargo de 40 animadores, con las cuales los asistentes pudieron disfrutar del encuentro organizado para su reconocimiento.En contextoPara hacer posible el trabajo de los comedores comunitarios facilitando la participación de los gestores y gestoras, el programa dispone de alrededor de 53 buses con capacidad para 40 personas, ubicados de forma estratégica en varios puntos de la ciudad. Desde allí, los trasladan hacia los puntos de servicio; 42 de ellos están ubicados en zona rural y 717 en zona urbana.En los comedores se sirven 74.455 raciones diarias de comida, los fines de semana se entregan entre 1.100 y 1.300 raciones, ratificando así el compromiso de la Iglesia por aportar a las comunidades menos favorecidas de la ciudad y llevando consigo el mensaje de la caridad cristiana y la esperanza de Jesucristo.Vea el informe audiovisual a continuación: