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San José

Mié 27 Mar 2019

San José, justo y custodio

Por: Mons. Víctor Manuel Ochoa Cadavid - Hemos celebrado, el pasado 19 de marzo, la Solemnidad de San José, Esposo de la Santísima Virgen María, un día de júbilo y de fiesta en nuestra Iglesia Particular de Cúcuta, ya que no solo veneramos su figura como padre adoptivo de Jesús y modelo de fe en la Iglesia, sino que por él, nuestra Diócesis tiene además un particular cariño, puesto que es el Patrono, de nuestra Ciudad, nuestra Diócesis, el Seminario Mayor, Seminario Menor, y la Catedral. Al poner nuevamente la mirada en San José, debemos descubrir en este hombre sencillo la capacidad que tuvo de asumir en su vida los planes de Dios. Como hombre justo no solo quiso repudiar en secreto a la Virgen María (Mt 1, 19), sino que antes de cumplir una ley humana fue cumplidor de la voluntad divina, como lo afirma San Bernardino de Siena, en uno de sus sermones: “Esa es la actitud justa que admiramos en José, pero es justo no ante la ley de su pueblo, es ante Dios, aceptando totalmente su voluntad, y lo demuestra al alejarse de María en silencio, en secreto. El nos revela el misterio de la concepción virginal del Hijo de Dios en María”. No por ello debemos excluir que humanamente José no siente dudas ante el misterio que está envolviendo su vida y la de su Esposa la Santísima Virgen María, existen dudas sí, pero su amor y su fe en Dios, le llevan a vivir sus dudas en el silencio amoroso de esperar que la obra de Dios se realice en favor de la humanidad y del plan de Salvación que el Padre quiere realizar en su único Hijo. San José como hombre justo (Mt 1, 19), fue elegido por Dios, para que hiciese las veces de padre de Nuestro Señor Jesucristo, y fuese fiel custodio, no solo de la Santísima Virgen María, sino un fiel custodio del Verbo Eterno del Padre, un custodio por amor que desde el momento en que se realiza en la Virgen María, por obra del Espíritu Santo, la concepción virginal, asume con absoluta fidelidad el encargo de Dios. José trabaja en el oficio de artesano para alimentar y cuidar de su Hijo putativo Jesús y de su esposa María procurándoles todo lo necesario y conveniente para vivir con dignidad. Pero también en el peligro inminente asume su rol de custodio, escucha con fe las palabras del ángel: “Levántate, toma contigo al niño y a su madre, huye a Egipto y permanece allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo” (Mt 2, 13). Al escuchar atento estas palabras del ángel, se levanta y de noche cuida y protege su hogar emprendiendo camino a Egipto. Sin duda que San José es un modelo de virtudes tanto para la Iglesia universal, como para nuestra Iglesia particular de Cúcuta, puesto que el mismo San José revela el gran misterio de la paternidad del Padre Celestial sobre Jesucristo y sobre cada uno de nosotros. San José puede enseñarnos a vivir en el amor al Padre confiando en su bondadosa paternidad. Hoy a muchos padres de familia en esta zona de frontera, San José les muestra el camino para amar, custodiar y cuidar a sus familias, tal como lo afirmó Su Santidad Benedicto XVI: “él, que custodió al Hijo del Hombre. También cada padre recibe de Dios a sus hijos, creados a imagen y a semejanza de Él. San José fue el esposo de María. A cada padre de familia se le confía igualmente, mediante su propia esposa, el misterio de la mujer. Como San José, queridos padres de familia, respetad y amad a vuestra esposa, y guiad a vuestros hijos hacia Dios, hacia donde deben ir (Lc 2, 49), con amor y con vuestra presencia responsable”. Que San José haga de nosotros, hombres y mujeres llenos de Dios, que nos caractericemos por vivir la justicia, asumiendo con fe y amor la voluntad de Dios, para que en el silencio de nuestra oración, en este tiempo de cuaresma, descubramos cuanto nos pide el Padre Celestial, siendo custodios amorosos de los dones, carismas y ministerios, que el mismo Dios nos ha infundido y nos ha confiado. Terminemos esta sencilla reflexión orando a San José con las mismas palabras de San Bernardino de Siena: “Acuérdate, pues, de nosotros, bienaventurado José, e intercede con tus oraciones ante tu Hijo; haz también que sea propicia a nosotros la santísima Virgen, tu esposa, que es madre de aquel que con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina por los siglos infinitos”. + Víctor Manuel Ochoa Cadavid Obispo de Cúcuta

Dom 20 Mar 2016

“Acudid a José”

Por monseñor Libardo Ramírez Gómez: La historia de José, hijo de Jacob (Israel), que llega a Egipto por maldad de sus hermanos, y se convierte, luego en protector de la familia que da origen al antiguo pueblo de Dios, es preanuncio de lo que acontecía mil seiscientos años después con José como Patrono de la Iglesia universal. Que llega a ese mismo país huyendo de la persecución de Herodes, y se dedica por años a ser custodio y protector de la familia sagrada, con la que se inicia la historia del nuevo pueblo de Dios, la Iglesia. La historia del primer José culmina con ser colocado como Gobernador de Egipto con aquella indicación del Faraón: “¡Acudid a José!” La historia de segundo José culmina con ser colocado como Patrono de la Iglesia universal, eficaz intercesor. Se califica San José, “varón justo”, en el Evangelio, (Mt. 1,19) se destaca, así, que es correcto, honesto, humilde, sin reclamo de títulos ni pago se servicios a los planes divinos de ser custodio fiel y sacrificado. Tiene sus dudas pues no tuvo previa advertencia de la “obra del Espíritu Santo” en María, pero, advertido de este hecho en cumplimiento de la profecía de Isaías (7,14), y ante la santidad de María, creyó la explicación dada por el Ángel, y “tomo consigo a su mujer” (Mt. 1,28). Acompaña a María, con amor y dedicación en los hechos de la infancia de Jesús. Ante la amenaza de muerte de Herodes, tomó, de noche al niño y a la madre y se retiro a Egipto. “Muerto Herodes, ante aviso del Ángel, retornó a su tierra, Nazareth” (Mt. 2,19-23). Con piadosa obediencia, a la Ley y costumbres del pueblo de Israel, vemos a José en peregrinación con María y el Niño a Jerusalén, a cuyo retornó acontece la pérdida de éste y su hallazgo en el templo adoctrinando a los maestros, y recibiendo, con María la respuesta de Jesús sobre tener órdenes recibidas de su Padre. Regresados a Nazareth, Jesús, en cuanto hombre, “crecía en sabiduría, en estatura y en gracia (Lc.2,52) y era “súbdito de ellos” (Lc. 2,51). Sale Jesús a predicar hacia sus 30 años y ya no aparece S. José, por lo que se ha deducido que murió antes acompañado de El y de María. El culto a S. José es motivado por su vida presentada por el Espíritu Santo, en las páginas del Evangelio, y se abre paso a través de los siglos. En 1621 Gregorio XV colocó, su festividad el 19 de marzo y, por el Beato Pio IX es exaltado a Patrono de la Iglesia Universal (1870). Recientemente, el Papa, S. Juan Pablo II escribió, la preciosa Exhortación “Carta del Redentor” (15-08-89), en el Centenario de la Encíclica de León XIII “Aunque muchas veces”. Lo coloca, el Papa, en el marco del Evangelio, como “depositario del misterio de Dios”, quien cumple fielmente el servicio de la paternidad” terrena de Jesús. Destacó el Papa la dedicación de S. José al trabajó, ejemplar en él, para sustentar la familia de Nazareth, en ambiente oración, señalando en él “primado de la vida interior”. Al repasar el avance de la devoción a S. José encontramos muchos santos desde S. Ignacio de Antioquia (+107), pasando por S. Juan Crisóstomo (+407), S. Agustín (+430), S. Bernardo (+1153), el Beato Pio IX (+1878), así como los Papas de los últimos años. Especial fue la devoción de Sta. Teresa de Ávila (+1582), quien expresa que hasta “se espanta” de los grandes favores que ha recibido de Dios por medio de S. José. Varias magnificas obras se han hecho sobre el testimonio excelsa y misión de S. José, sobre su eficaz intercesor ante Jesús. De su vida, como “peregrinación de fe”, y de devoción que da aliento a la evangelización, habló S. Juan Pablo II. A San José, “hombre de fe, de esperanza y de amor, que calla, escucha y obedece”, ha sido presentado, en reciente atinada obra, en nuestros días. Más que por mandato, por lo que es y enseñanza, por su poderosa visible intercesión, nos sentimos llamado a “Acudid a José”. + Obispo Emérito de Garzón Email: monlibardoramirez@hotmail.com