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san lucas

Mié 16 Mar 2022

Si no se convierten, todos perecerán de la misma manera

TERCER DOMINGO DE CUARESMA Marzo 20 de 2022 Primera lectura: Éxodo 3,1-8a.13-15 Salmo: 103(102),1-2.3-4.6-7.8 y 11 (R. cf. 6) Segunda lectura: 1Corintios 10,1-6.10-12 Evangelio: Lucas 13,1-9 I. Orientaciones para la Predicación Introducción • Dios sigue hablando: En el desierto, Dios habló a Moisés por medio de una zarza. Hoy en día Dios se sigue manifestando y nos sigue hablando. ¿Cómo se nos manifiesta hoy a cada uno de nosotros hoy en día? ¿Lo estamos escuchando? ¿Qué nos está diciendo? ¿A qué nos está enviado? • Renovar nuestra experiencia del amor de Dios. En la segunda lectura, Pablo exhorta a los corintios a no creer que la vida cristiana produce frutos de manera automática o mágica. No basta con creer en Cristo, haber sido bautizados, haber recibido el Espíritu o alimentarnos de la Eucaristía. Es necesaria una vida coherente y una renovación constante y una vigilancia permanente para poder vivir una nueva Pascua, para resucitar a una vida nueva con Jesucristo. El camino cuaresmal. Después de contemplar las tentaciones de Jesús y su transfiguración en los dos domingos anteriores, en el Evangelio de hoy Jesús nos propone una parábola que ilumina este tiempo de Cuaresma, nos lo presenta como un tiempo de gracia y nos urge a un cambio, a una conversión. ¿Qué fruto estamos produciendo en nuestra vida? ¿Es abundante o es escaso? ¿Alimenta a los demás o les hace daño? 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? La primera lectura describe la vocación de Moisés. El Dios que lo llama se manifiesta en una zarza que arde sin consumirse. Se manifiesta sensible frente a los sufrimientos de su pueblo y expresa su decisión de liberarlo de la esclavitud de Egipto. Finalmente, revela su promesa al expresar su nombre: es el Dios que es el que es (o mejor “que será el que será”): es el Dios que es siempre fiel a sus promesas. En la segunda lectura, San Pablo hace una relectura de los acontecimientos vividos en el éxodo: Cristo es el nuevo Moisés, el creyente ha recibido un nuevo bautismo (no ya en las aguas del mar rojo), se ve guiado por el Espíritu (no ya por una nube), recibe un alimento y una bebida que dan vida (no ya el agua de la roca y el maná que cae del cielo). Pero no se trata de una dinámica automática porque si no hay coherencia en la vida, el creyente puede perderse como el pueblo en el desierto. Se requiere estar atento siempre para no caer. El evangelio, a propósito de dos eventos terribles (el asesinato de unos galileos en los predios del Templo y la muerte de otros dieciocho sobre los que se derrumbó una torre), presenta la Cuaresma como un tiempo de gracia, como un nuevo período de tiempo que se ofrece a cada persona para poder producir los frutos que corresponde. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Dejarse encontrar por el Señor. Dios se manifiesta en el desierto de un modo extraordinario pero en un evento natural (la zarza que arde sin consumirse). Moisés se deja guiar por el Dios que lo llama y en ese encuentro, el Señor le manifiesta su misión y le permite descubrir el sentido de su existencia. De la misma manera, hoy en día, Dios sigue manifestándose y sigue llamándonos para que descubramos nuestra misión y el sentido de nuestra vida en esta tierra. Pero debemos estar atentos, descubrir los signos de su presencia, abrir los oídos a su voz, ser dóciles para responder a la misión que nos confía. Actuar en nombre de Dios. Hoy, más que nunca, Dios quiere hacerse presente en el mundo, quiere que su Reino se haga visible, quiere que cesen las injusticias, quiere acabar con el sufrimiento y la opresión. Y para ello cuenta con cada uno de nosotros, necesita nuestra inteligencia, requiere de cada uno de los talentos que nos ha concedido para construir un mundo más justo y fraterno. Si estamos llamados a ser como Moisés, pensemos en oración cuáles son las circunstancias alrededor nuestro a las cuales el Señor nos envía para ser instrumentos de transformación y de justicia, para ser testigos de su amor y de su misericordia. Estar atentos para no caer. La segunda lectura concluye con una invitación que es siempre actual: el creyente no puede “dormirse sobre los laureles”, no puede creerse “convertido” de manera definitiva, no puede creerse que ya las pruebas, tentaciones y fragilidades son una etapa superada. El demonio, como león rugiente ronda buscando hacernos caer y por eso debemos estar vigilantes, y más en este tiempo de Cuaresma. Producir frutos de misericordia. A diferencia de los otros evangelistas que hablan de una higuera estéril, que por no producir frutos merece secarse casi inmediatamente (Mc 11, 12-24; Mt 21, 18-22), Lucas, el evangelista de la misericordia, introduce un nuevo año de espera, antes de la intervención definitiva. Ese tiempo de gracia representa el tiempo que vivimos en esta Cuaresma, tiempo de conversión para que, examinando nuestra vida, podamos producir frutos de amor y de misericordia. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Pidamos al Señor en este Domingo la gracia de vivir intensamente nuestra existencia para poder ser sacramento de su amor en el mundo y para poder hacer cada día más visible su Reinado por medio de la fraternidad y la justicia, el amor y la misericordia. ____________________ Recomendaciones prácticas: • Propiciar espacios para la celebración del Sacramento de la Penitencia, reservando por ejemplo algunas tardes semanales. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Con la celebración de este tercer Domingo de Cuaresma nos acercamos a la mitad del camino de preparación a la Pascua del Señor Jesús y es el momento de evaluar cómo estamos caminando, si hemos avanzado o estamos detenidos en el proceso de conversión y en la práctica de la oración, la penitencia y la solidaridad. Dejemos que el Señor nos anime en esta celebración, escuchemos su Palabra que orienta nuestra vida y alimentémonos con la Eucaristía, sacramento de amor. Monición a la Liturgia de la Palabra Dios escucha el sufrimiento de su pueblo y se manifiesta y envía a Moisés para salvarlo; San Pablo invita a los corintios a estar atentos para no caer, y Jesús propone una parábola en la que apremia a producir frutos. Escuchemos con atención la Palabra que nos invita a vivir este camino cuaresmal como un tiempo de gracia que Dios nos concede para producir frutos de justicia, misericordia y santidad. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Queridos hermanos, elevemos nuestras súplicas al Padre celestial, confiados en su infinita misericordia, porque estamos seguros que siempre nos escucha y hace posible lo que para nosotros es imposible: R. ¡Dios todopoderoso, escucha nuestra oración! 1. Oremos por la Iglesia, que vive este camino sinodal de discernimiento apostólico en común, para que pueda asumir los desafíos que se plantean a su misión evangelizadora y para que sepa responder con sabiduría y santidad a las necesidades de los más pobres y oprimidos. 2. Oremos por una espiritualidad del caminar juntos, para que nos formemos como discípulos de Cristo, como familias, como comunidades y como seres humanos, a través de nuestra experiencia de este camino Sinodal 3. Oremos por nuestros gobernantes, para que en medio de las injusticias sociales puedan construir un mundo en el que reine la justicia, la fraternidad y la paz. 4. Oremos por los enfermos, por los que pasan hambre y necesidad, por los que están solos y desconsolados, para que encuentren en la fe la fuerza necesaria para superar sus dificultades. 5. Oremos por esta comunidad, para que a ejemplo de san José pueda descubrir y cumplir el querer de Dios en este tiempo de gracia y para que pueda producir frutos de fraternidad y solidaridad. Oración conclusiva Atiende Padre bueno, las súplicas que te presentamos con la confianza de los hijos y con la sinceridad de un corazón que te busca y te necesita. Por Jesucristo nuestro Señor. R. Amén.

Vie 11 Mar 2022

Voz del Pastor | 13 de marzo de 2022

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio según San Lucas 9,28b-36

Mié 2 Mar 2022

El espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras era tentado

PRIMER DOMINGO DE CUARESMA Marzo 06 de 2022 Primera lectura: Deuteronomio 26, 4-10 Salmo: 91(90), 1-2.10-11.12-13.14-15 Segunda lectura: Romanos 10,8-13 Evangelio: Lucas 4, 1-13 I. Orientaciones para la Predicación Introducción El texto del libro del Deuteronomio está enmarcado en lo referente a la ley del santuario. Recoge las oraciones que con motivo de la ofrenda de las primicias debían recitarse en dicho santuario. El ofrecimiento de las primicias de la tierra era un modo adecuado de manifestar el agradecimiento de Israel por las hazañas de Dios, por los prodigios con los que había librado de la esclavitud a Egipto y establecido en la tierra prometida. La oración que se recita se constituye en un credo, histórico-teológico del israelita, de singular importancia, que encierra los rasgos fundamentales de la fe del Antiguo Testamento. Es un resumen de la historia de Israel, centrado en la liberación de Egipto y en su establecimiento en la tierra prometida. En la segunda lectura, el apóstol Pablo nos expresa cómo los judíos no tienen excusa para invocar a Cristo como Señor, ya que si no creen el Él no es porque la predicación evangélica no les haya llegado, sino por su falta de comprensión y de correspondencia a la llamada de Dios. Además, nos enseña San Pablo que, si la ley dada a Moisés manifestaba la voluntad divina y hacía más accesible su cumplimiento, la fe en Cristo ha abierto un camino más fácil para llegar a Dios. Jesucristo, al descender del cielo en la Encarnación y al resucitar de entre los muertos y subir al cielo, ha cumplido la profecía de Moisés que anunciaba cercanía de la Palabra de Dios (Cf. Dt 30,12-14): tras llevar su obra redentora, Cristo se encuentra cerca de los que creen en Él. Por su parte, San Lucas nos ofrece hoy el relato de las tentaciones de Jesús en el desierto. En efecto, en el inicio de su misión salvadora el Señor ayuna y sufre las tentaciones de satanás. Los tres evangelios sinópticos recuerdan que el episodio tiene lugar en el desierto. Con esa palabra se designa probablemente la depresión que hay junto al Jordán, al norte del mar muerto. Sin embargo, también tiene un sentido teológico: en el desierto fueron tentados, y vencidos, Moisés e Israel; en el desierto es tentado Jesús, que vence donde otros cayeron: el diablo quiere apartar a Jesús de su misión, pero Jesús le vence. Ya que en el tercer evangelio la genealogía del Señor llega hasta Adán, la tradición cristiana vio en este relato una victoria de Jesús como anticipo de Adán; donde Adán fue vencido, Jesús venció, inaugurando así la nueva humanidad. “Es conveniente recordar cómo el primer Adán fue expulsado del paraíso al desierto, para que adviertas cómo el segundo Adán viene del desierto al paraíso” (San Ambrosio, Expositio Evangelo secundum Lucam, ad loc.). 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Reflexionar sobre las tentaciones a las que es sometido Jesús en el desierto es una invitación a cada uno de nosotros para responder a una pregunta fundamental: ¿qué cuenta de verdad en mi vida? En la primera tentación el diablo propone a Jesús que cambie una piedra en pan para satisfacer el hambre. Jesús rebate que el hombre vive también de pan, pero no sólo de pan: sin una respuesta al hambre de verdad, al hambre de Dios, el hombre no se puede salvar. En la segunda tentación, el diablo propone a Jesús el camino del poder: le conduce a lo alto y le ofrece el dominio del mundo; pero no es éste el camino de Dios: Jesús tiene bien claro que no es el poder mundano lo que salva al mundo, sino el poder de la cruz, de la humildad, del amor. En la tercera tentación, el diablo propone a Jesús que se arroje del alero del templo de Jerusalén y que haga que le salve Dios mediante sus ángeles, o sea, que realice algo sensacional para poner a prueba a Dios mismo; pero la respuesta es que Dios no es un objeto al que imponer nuestras condiciones: es el Señor de todo. ¿Cuál es el núcleo de las tres tentaciones que sufre Jesús? Es la propuesta de instrumentalizar a Dios, de utilizarle para los propios intereses, para la propia gloria y el propio éxito. Y por lo tanto, en sustancia, de ponerse uno mismo en el lugar de Dios, suprimiéndole de la propia existencia y haciéndole parecer superfluo. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? No tengamos miedo de afrontar, también nosotros, el combate contra el espíritu del mal: lo importante es que lo hagamos con Él, con Cristo, el Vencedor. Cada uno debería preguntarse: ¿qué puesto tiene Dios en mi vida? ¿Es Él el Señor o lo soy yo? Al recordar que el pasado miércoles con el tradicional Rito de las Cenizas, hemos entrado en la Cuaresma, tiempo de conversión y de penitencia en preparación a la Pascua, la Iglesia, que es madre y maestra, llama a todos sus miembros a renovarse en el espíritu, orientándose decididamente hacia Dios, renegando el orgullo y el egoísmo para vivir en el amor. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? “En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque Cristo nuestro Señor, al abstenerse durante cuarenta días de tomar alimento, inauguró la práctica de nuestra penitencia cuaresmal y, al rechazar las tentaciones del enemigo, nos enseñó a sofocar la fuerza del pecado; de este modo, celebrando con sinceridad el misterio de Pascua, podremos pasar un día a la Pascua que no acaba” (Del prefacio de este Domingo). _________________ Recomendaciones prácticas: • Tener en cuenta que el eje temático del Ciclo C para Cuaresma es la llamada a la conversión y al perdón. En este sentido han sido seleccionadas las lecturas de la serie dominical. • Leer Instrucción General del Leccionario de la Misa, números 97-102. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Queridos hermanos este caminar cuaresmal nos entrega las características marcadas por el encuentro personal y comunitario con Jesucristo. En un ambiente penitencial y en oración, recibamos la fuerza que viene de lo alto que Dios nos comunica en su Hijo Jesús. Monición a la Liturgia de la Palabra La Palabra de Dios para este primer Domingo de Cuaresma nos muestra la misericordia de Dios para con el hombre y la fuerza del Espíritu que nos lleva al desierto para vencer toda tentación a ejemplo del Señor Jesús. Continuemos nuestra celebración como hermanos juntos en la fe. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Alabemos y glorifiquemos a Cristo, a quien Dios Padre constituyó fundamento de nuestra esperanza y primicia de la humanidad resucitada, aclamémosle diciendo: R. Rey de la Gloria, escúchanos. 1. Por el Papa, los obispos, presbíteros, diáconos, religiosos y laicos, para que dejándose llenar de la gracia del Espíritu Santo, asuman con decisión el compromiso de la conversión. 2. Por los gobernantes de las naciones, para que dispongan sus conocimientos y acciones al cuidado y atención a las comunidades más necesitadas, especialmente para que puedan satisfacer sus necesidades básicas. 3. Por todas las familias del mundo, para que sean espacios de encuentro fraterno en los que se viva la fe, la esperanza y el amor. 4. Por los enfermos, privados de la libertad y excluidos de la sociedad, para que descubran el rostro misericordioso de Cristo en sus momentos de angustia y soledad. 5. Por nosotros para que al caminar juntos nos formemos como discípulos de Cristo, como familias, como comunidades y como seres humanos, a través de nuestra experiencia de este camino Sinodal. Oración conclusiva Atiende, Padre Santo, estas súplicas que te hemos presentado , para que sea tu Espíritu el que ilumine todas nuestras buenas intenciones. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.

Mié 23 Feb 2022

De lo que rebosa el corazón habla la boca

OCTAVO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Febrero 27 de 2022 Primera lectura: Sir 27, 4-7 Salmo: Sal 92(91), 2-3.13-14.15-16 (R. 146, 2a) Segunda lectura: 1Corintios 15, 54-58 Evangelio: Lucas 6, 39-45 I. Orientaciones para la Predicación Introducción «Por sus frutos serán conocidos», esta podría llegar a ser la síntesis del mensaje de la Palabra del Señor en este domingo. En el transcurso de las lecturas está presente el argumento sobre la importancia que conlleva una vida en la que lo fundamental sea: vivir según los sentimientos que se pueden cultivar llevando una vida bajo la voluntad de Dios. Por ello, la insistencia de la palabra de sacar de la vida aquello que no hace parte de una vida coherente. En la espiritualidad cristiana la Palabra es Dios mismo y se manifiesta en la palabra del ser humano, y esto se convierte en un compromiso con la vida, de modo que, en esta liturgia, los frutos del cristiano están en el valor que se le da a las palabras como signo de un Dios encarnado en los clamores, dolores, sufrimientos, alegrías y gozos de la humanidad como lo reza el Concilio Vaticano II. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? La primera lectura, de este domingo, es un llamado a usar las palabras en una forma moderada y acorde a lo que son los actos humanos. De fondo, esta lectura es una exhortación a mantener la coherencia entre palabra y actos, así que, aquello que habla un ser humano sea reflejo de lo que hace y viceversa. La fuerza que se le imprime al carácter de la palabra será una reiteración en la sabiduría transmitida en los libros sapienciales como lo es el texto de Sirácides. La segunda lectura en el contexto de las exhortaciones de Pablo a los Corintios es una sentencia que estimula a la comunidad a vivir una vida en Cristo: “progresen siempre en la obra del Señor, sabiendo que con él nuestras penas no son en vano” (1Cor 15, 58b.). Si la muerte se valía del pecado para salir victoriosa, Cristo vence la muerte con la gracia que colma la resurrección victoriosa de la vida. De modo que, con una vida inmersa en Cristo, los signos de muerte no tienen espacio en la comunidad, por ello reiterará Pablo a los Filipenses que: “Para mí la vida es Cristo y la muerte una ganancia” (Flp 1, 21). El mensaje del evangelio sigue la línea lucana del discurso del amor a los enemigos. Para reforzar esta enseñanza de Jesús, el texto de Lucas, en este domingo, reiterará una serie de recomendaciones para llevar una vida conforme a la experiencia del amor. En esta manera de enseñar de Jesús está el talante de un Dios que se entrega por la humanidad, que deja sus huellas amando y que por medio de su ejemplo invita a la comunidad a seguir sus actos de misericordia divina. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? La palabra es importante para las tradiciones culturales que tienen, en la oralidad, un referente de sus enseñanzas, porque por medio de lo que se dice se cumple el precepto del Señor: “Reúneme al pueblo para que oiga mis palabras. Así me temerán mientras vivan en esa tierra y enseñarán estas palabras a sus hijos” (Dt 4,10b.). En la tradición judía se enseña la fe por medio de la palabra, de allí que radique la importancia de creer en lo que se dice y decir lo que se cree. El cristianismo continúa con la tradición oral, pasando de generación en generación, el anuncio de la Buena Nueva, una noticia que cautiva a la humanidad, que en palabras del papa Francisco genera: alegría, gozo, plenitud… “La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría” (EG 1). El mensaje de la Palabra de Dios en el evangelio en este domingo deja el corazón inquieto de aquellos que están buscando ser orientados, por personas, objetos, doctrinas, pensamientos, ideologías, parámetros, normas, reglas, leyes, entre otras que no le dan la libertad de los hijos de Dios a quienes buscan con amor ser seguidores del Señor. Todo aquello que no conduce al amor de Dios es considerado por Jesús en su evangelio como: «ciegos guiados por otros ciegos». El peligro de ser guiados por personas, referentes y modelos que no reconocen el valor de las diferencias es que pueden ser llevados al precipicio de la ignorancia y la exclusión. Pues la vida, enseña Jesús, es más gratificante, cuando se sigue el ejemplo de los iconos de aquellos que hacen la diferencia y construyen el reinado de Dios como el buen samaritano, quien ayuda a un judío sin importar esta condición social o religiosa; o cuando se acoge al hijo que ha derrochado sus bienes, por su condición de hijo, no de derrochón y despilfarrador; o cuando se acoge a la viuda y el huérfano, sin importar su condición de vida; o cuando se cena con publicanos y pecadores, porque ellos son necesitados del perdón y la misericordia; o cuando se acoge al forastero, porque en él está Jesús buscando posada con sus padres en una tierra que no es la suya; o cuando se perdona a la mujer sorprendida en adulterio, porque en ella se reconoce a una hija de Dios, digna como todo ser humano, y no se juzga a una mujer sometida al adulterio por un hombre; y así, se extendería la lista de ejemplos en donde Jesús quita el prejuicio, social, religioso, moral y económico, entre otros, sobre las personas y le enseña a sus discípulos a mirar la viga en su propio ojo, antes de ver la mota en el ojo ajeno. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? En la liturgia de este domingo la comunidad está invitada a derrotar los signos de muerte generados por los prejuicios, es decir, la vocación a seguir a Cristo pasa por el reconocimiento de todas las vigas que están en la mirada de quienes no reconocen sus limitaciones, pero se consideran jueces de los otros y juzgan sin revisar su propia vida, ni propios actos. San Ignacio de Loyola enseña, a su comunidad, la importancia de diariamente revisar la vida propia en cinco pasos muy concretos: «dar gracias, pedir luz, revisar el día vivido, pedir perdón y proponer cambios». Este ejercicio fortalece la manera de dejar a Dios comandar, dirigir, ordenar y señoriar la vida, tan necesario en el seguimiento del Señor, más en estos tiempos en los que la humanidad es frágil y se deja llevar por impulsos banales conducentes a una vida alejada de lo fundamental y de ese amor por la vida, por los otros y ante todo por Dios. Contemplar a Dios por medio de la Palabra de este domingo es recuperar el valor de la palabra. Quien respeta la voz del otro, por más contrario que pueda ser al propio parecer, está demostrando con sus actos la sabiduría de Dios en la vida, pues de nada sirve aprender a hablar, cuando no se sabe escuchar. Estos dos verbos hablar y escuchar, van de la mano y uno no puede darse sin el otro, de modo que en la fusión de estos dos existe la posibilidad de vivir en coherencia, pues aquel que se conoce a sí mismo, reconoce aquello que hay en su interior, como lo recuerda Sirácides: «la palabra da a conocer los sentimientos del hombre» (Sir 27,5b.). ________________________ Recomendaciones prácticas: • Motivar a la comunidad a recuperar el valor de la palabra, este es un gesto que nos recuerda como nuestros ancestros, no necesitaban de la burocracia notarial, para certificar sus pactos, tratos, acuerdos y negocios, entre otros. • Buscar poner ejemplos en el mensaje de la homilía sobre la forma en que Jesús fomentaba relaciones mediadas por la confianza más que por la apariencia. • Simbolizar cómo los frutos de una vida interior están en el árbol del corazón y la mente, los cuales conectan, las palabras y los actos dejando ver así la coherencia de la vida. Un ejemplo de ello es la manera cómo el papa Francisco se dirigió a los congresistas estadounidenses (25 de septiembre de 2015) articulando así, palabras, gestos y vida: "Las personas de este continente no le tememos a los extranjeros porque muchos de nosotros fuimos extranjeros. Lo digo como hijo de inmigrantes, consciente de que muchos de ustedes también descienden de inmigrantes". II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Bienvenidos a esta celebración de la palabra y el pan compartido del Señor. En esta eucaristía dominical estamos llamados, como comunidad, a sacudir nuestra vida de todo aquello que no nos permite buscar la santidad. Empezando por los juicios hacia los demás, siguiendo por las palabras que no construyen ni aportan a la vida personal ni comunitaria, en estos gestos se ven la Palabra hecha carne en una vida sólida interior. Celebremos juntos esta liturgia del amor de Cristo por la humanidad y dispongámonos con alegría a vivir el misterio de Dios hecho pan para el mundo. Monición a la Liturgia de la Palabra Jesús no solo es el “logos” (la Palabra) de Dios, él es el ejemplo más grande para vivir la invitación de Dios a llevar una vida coherente entre las palabras y los gestos. Escuchemos con atención cómo nuestras palabras reflejan nuestros sentimientos, pues de esta forma seremos reconocimos por nuestros frutos. Que el mensaje de la Palabra del Dios, en esta liturgia, nos muestre el camino que debemos seguir para tener una vida que sea testimonio del respeto que tenemos por la vida de los otros y reconozcamos así nuestras propias faltas y pecados. Escuchemos este mensaje con apertura de corazón. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Al Dios de la vida que nos llama a ser reconocidos por los frutos, pidámosle en nuestra oración para que seamos cada día más coherentes con nuestras palabras y así juntos lo podamos aclamar diciendo confiadamente. R. Escucha, Señor, nuestro clamor. 1. Oremos por el Papa, para que sus obras sean el reflejo del evangelio que predica, y así, sus enseñanzas sean testimonio puro del amor que anuncia al mundo. Oremos al Señor. 2. Oremos para que la Iglesia sea una comunidad que refleje los frutos de la abundancia del corazón, y por medio de la caridad, pueda atender las necesidades de los más débiles de la comunidad. Oremos al Señor. 3. Oremos juntos por los que gobiernan el mundo de la política, para que antepongan la construcción del bien común a los intereses egoístas, que son la fuente de la malversación de los recursos públicos. Oremos al Señor. 4. Oremos por nuestra comunidad eclesial para que cada día nos esforcemos más por construir una Iglesia atenta a la escucha y el clamor de los pobres, migrantes, excluidos y necesitados del amor fraterno. Oremos al Señor. 5. Oremos por las necesidades de quienes pasan hambre, frío, enfermedad, soledad y llevan buscando ser atendidos para que encuentren consuelo y misericordia en sus hermanos más cercanos. Oremos al Señor. Oración conclusiva Escucha Padre de amor estas y otras plegarias, que te dirigimos humildemente, para que seamos escuchados y sintamos siempre tu amor misericordioso y compasivo. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. R. Amén.

Vie 18 Feb 2022

Voz del Pastor | 20 de febrero de 2022

Lucas 5,1-11 Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio según San Lucas 6,27-38

Vie 11 Feb 2022

Voz del Pastor | 13 de febrero de 2022

Lucas 5,1-11 Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio según San Lucas 6,17.20-26

Mié 9 Feb 2022

Bienaventurados los pobres. Ay de ustedes, los ricos

SEXTO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Febrero 13 de 2022 Primera lectura: Jeremías 17, 5-8 Salmo: Sal 1, 1-2.3.4 y 6 (R. cf. 39, 5a) Segunda lectura: 1Corintios 15, 12.16-20 Evangelio: Lucas 6, 17.20-26 I. Orientaciones para la Predicación Introducción En este domingo, la Palabra de Dios deja resonar en la asamblea eclesial las bienaventuranzas y las malaventuranzas como don y como límite en la vida de un creyente. El profeta Jeremías recuerda que es un camino equivocado tener seguridades vanas y lejanas del Señor. Toda bienaventuranza parte de unas convicciones concretas y la mayor bienaventuranza siempre será el recto camino de la fe en Jesucristo muerto y resucitado, como lo recuerda el apóstol a la comunidad de Corinto. Ese camino de fe, lleva a un abandono total en el Señor, que hace que un corazón pobre pueda experimentar la inmensa riqueza de la bondad del Señor. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? La primera lectura presenta el mensaje del profeta Jeremías en un tiempo concreto en el que el pueblo se ha dejado llevar por sus dirigentes a una confianza en alianzas y proyectos humanos, dejando de lado el verdadero camino de la felicidad que es la fidelidad del Señor a su alianza y la auténtica vida de respuesta a ese amor esponsal del Señor. El éxito de una comunidad, de una nación no puede ser otro que el que nace de vivir siempre en absoluta confianza en su Dios. En este mismo sentido, el salmo 1° plantea mucho más que dos caminos, muestra que sólo en el camino de la verdadera felicidad puede el hombre hallar su paz, porque es en la permanencia y perseverancia como se logra un auténtico camino de beatitud. La segunda lectura pone de nuevo al centro la resurrección como la gran certeza de la fe cristiana y como el único camino de la verdadera felicidad y gloria. La comunidad de los creyentes camina con esta certeza para trazar un sendero que como experiencia discipular recorre la misma suerte de Jesús y se afianza en la fe. El Evangelista Lucas después de haber iniciándola misión de Jesús y rodearlo del grupo de discípulos y apóstoles presenta lo que podría llamarse el núcleo de la enseñanza de Jesús (6,12-49). Este relato tiene un marco redaccional que parte del éxito de la misión de Jesús que es buscado por personas del Norte y del Sur del País y luego se presentan las bienaventuranzas de Lucas, que son mucho más cercanas a la fuente “Q” que las de Mateo. Las bienaventuranzas dejan ver que el Reino de Dios se comprende como un reinado de Dios allí donde las estructuras de opresión son vencidas. Es posible ser feliz en medio de la pobreza, del hambre y del llanto porque Dios libera y renueva todo con su reinado. Las malaventuranzas de Lucas contrastan con el proyecto de felicidad del Reino porque es imposible ser feliz cuando no es Dios la riqueza, cuando no es él quien sacia y cuando no es él nuestro consuelo. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? En una época de luchas, de desesperanzas y de desilusiones para la humanidad, tal como fue la experiencia de muchas comunidades en medio de la pandemia, resplandece esta Palabra, que podríamos decir es un grito de esperanza y un llamado a no claudicar, es más, es el susurro de una paz que sólo puede dar el Señor y de una felicidad que contradice los ideales de felicidad de una sociedad que muchas veces opta por la ostentación, por la apariencia, por el camino fácil y corto, por las vanaglorias y los lujos pasajeros. Las bienaventuranzas gritan a las comunidades cristianas de hoy que es posible ser fiel, que es posible ser cristiano en medio del valle de las inseguridades, que es posible permanecer y perseverar aún en la oscuridad porque nuestro gozo es el Señor. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Señor, que no busque luces que se apagan, que mi corazón no se encierre en el egoísmo de mi propio yo, que mis pisadas sean huellas de fraternidad y no el estrépito de la destrucción del otro, que mi felicidad sea siempre el gozo de tu nombre, que no me siente en las seguridad de las apariencias sino que sepa asirme a la cruz de tu misericordia para encontrar el verdadero camino de la felicidad, que pasa por la entrega y la donación, que pasa por la aceptación activa y gozosa de tu voluntad y que trae bendiciones nuevas cada jornada. Para contemplar y hacer que la Palabra me lleve de mi yo a la construcción de un tú eclesial, es importante recordar las palabras del Evangelio: “Bienaventurados los pobres. Ay de ustedes los ricos”. Este camino en medio de una iglesia sinodal nos lleva a saber que no lo sabemos todo, que no podemos cerrarnos al rostro del otro y que sólo cuando seamos comunidad podremos ver la auténtica felicidad que sólo da el Señor. __________________ Recomendaciones prácticas: • También hoy, como el domingo pasado, puede acentuarse el Mensaje del Santo Padre Francisco para la XXX Jornada mundial del enfermo, esta vez en clave sinodal. ¿Cómo hacer para que los enfermos de mi comunidad desarrollen su vocación misionera? II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa El día del Señor, nos saca de nuestra rutina semanal y nos lleva a la experiencia del encuentro con los hermanos en torno al Señor resucitado. Experimentemos la alegría de este encuentro y participemos con fe de la mesa del Señor, que nos trae la certeza de la felicidad eterna que nos da el Señor y nos invita a compartir con los demás en este camino. Monición a la Liturgia de la Palabra Cuando resuena la Palabra de Dios, nuestro corazón se llena de gozo porque nos sabemos amados por el Señor. Abramos nuestros oídos y recibamos esta que es la auténtica buena noticia de salvación. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Con el corazón de pobres, puesta nuestra seguridad en el Señor, invoquémoslo y presentémosle nuestras oraciones: R. Dios de amor, escúchanos. 1. Por el Papa Francisco, nuestro Obispo N., y todos los agentes de evangelización, para que, mostrando siempre la confianza en el Señor, comuniquen al mundo la bienaventuranza de abandonarse en las manos del Señor. Roguemos al Señor. 2. Por los líderes de todas las comunidades, para que asuman la bienaventuranza de la entrega generosa y ayuden a las personas a superar las condiciones que no dejan alcanzar la felicidad. Roguemos al Señor. 3. Por los enfermos y los ancianos, por los que han perdido tantas de sus seguridades, para que recuerden siempre que se puede ser feliz en medio de la adversidad. Roguemos al Señor. 4. Por nuestra participación en la Misión de Cristo, para que a través de nuestro camino Sinodal juntos, crezcamos en nuestra responsabilidad compartida de la misión que se nos ha confiado. 5. Por esta asamblea litúrgica, para que, llena del gozo de su Señor, no busque seguridades en cosas pasajeras y ponga toda su seguridad en los verdaderos tesoros de la existencia. Roguemos al Señor. Oración conclusiva Hemos puesto nuestra esperanza en ti y queremos que como agua viva alimentes la raíz de nuestra fe, para no sucumbir en el camino. Tú que vives y reinas, por los siglos de los siglos. R. Amén.

Vie 4 Feb 2022

Voz del Pastor | 06 de febrero de 2022

Lucas 5,1-11 Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio según San Lucas 5,1-11