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Semana por la Paz

Mié 8 Sep 2021

Semana por la Paz: Directivo de Pastoral Social presenta libro "Huellas de Paz"

En el marco de la Semana por la Paz, que se anima por estos días en Colombia, monseñor Héctor Fabio Henao, director del Secretariado Nacional de Pastoral Social, concedió al diario El Espectador una entrevista, en la que habla sobre algunos aspectos de la vida del país en materia de paz y además presenta el libro "Huellas de Paz", texto que hace memoria sobre los aportes de sacerdotes y religiosas a la paz, así como iniciativas de la Iglesia católica para la paz y reconciliación del país de 1853 hasta 2017. Lea la entrevista completa [icon class='fa fa-download fa-2x'] AQUÍ[/icon]

Sáb 4 Sep 2021

Así vivirá la Diócesis de Cúcuta la 34 versión de la Semana por la Paz

Durante 34 años, diferentes instituciones y colectivos sociales colombianos promueven la gran movilización de la ‘Semana por la Paz’, para impulsar iniciativas que dignifiquen la vida en los territorios del país. Tradicionalmente se desarrolla en el marco de la celebración de los días de los Derechos Humanos en Colombia y el de san Pedro Claver (9 de septiembre). Este año, se desarrollará del 5 al 11 de septiembre. La Iglesia Católica en Colombia, a través del Secretariado Nacional de Pastoral Social, se ha vinculado año tras año en este ejercicio, con el objetivo de promover en las comunidades de las jurisdicciones eclesiásti­cas, espacios de reflexión so­bre el compromiso cristiano en la construcción de paz y la re­conciliación, desde la transfor­mación de relaciones consigo mismo y con el otro, a partir del reconocimiento de la diversidad y como aporte para el fortale­cimiento del tejido social en la búsqueda del bien común. Así mismo, la Diócesis de Cúcuta acoge esta iniciativa y por medio de la Corporación de Servicio Pastoral Social (COSPAS), desarrolla en esta zona de frontera la celebración de la Semana por la Paz, que, en esta versión, bajo el lema: “Verdad que podemos”, busca discernir sobre las prácticas y acciones que contribuyen a la construcción de la paz a nivel personal, familiar, espiritual, educativo, sociopolítico, ecológico y virtual. Para esto, a partir del material elaborado por la Pastoral Social nacional, COSPAS, ha organizado los temas dentro del contexto que se vive en esta Iglesia Particular y los va a desarrollar a través de encuentros virtuales, que serán transmitidos a través de los medios de comunicación diocesanos (Facebook, YouTube y Emisora Vox Dei). Igualmente, la Diócesis de Cúcuta en su página web ha dispuesto un ‘banner’, donde al ingresar, encuentran la cartilla para leer, reflexionar y desarrollar los encuentros en sus entornos académicos, sociales o con su comunidad eclesial, además de esto, material gráfico y audiovisual. El administrador apostólico de la Diócesis de Cúcuta, Monseñor José Libardo Garcés Monsalve, a través de un video-mensaje, invita a todos los fieles bautizados a participar de la Semana por la Paz, orar por ella y “recibirla como don de Dios”, que cada uno pueda fortalecerla, para hacer de cada ambiente, lugares de “unidad, comunión y armonía”. Descargar los insumos para animar esta Semana [icon class='fa fa-download fa-2x'] AQUÍ[/icon] Fuente: Fuente: Centro de comunicaciones Diócesis de Cúcuta

Vie 3 Sep 2021

La paz es un bien irrenunciable

Por: Mons. Darío de Jesús Monsalve Mejía - No quiero ocultarles que escribo este mensaje editorial con el corazón palpitante de angustia y con un inevitable sentimiento de impotencia humana, ante la cruel realidad por la que pasamos y ante el horizonte incierto del inmediato futuro en el que nos adentramos. “Verdad que podemos” es el lema que nos han propuesto a nivel nacional para esta 34ª Semana por la Paz 2021. Es un llamado a valorar este bien irrenunciable de la paz y a rehacer el protagonismo ciudadano, personal y colectivo, en su construcción. Es también un llamado a la conciencia que interioriza el valor de la paz como meta, camino y método, basados en la verdad y el respeto por el diverso y por el adversario. La paz transita por el ejercicio de la palabra entre personas, en todo espacio y territorio, entre etnias y pueblos, entre sociedades e instituciones, entre Estado y pueblo, entre nacionalidades y naciones. Es el bien que nos permite forjar una consciencia de humanidad planetaria, de ciudadanos de la tierra y buenos ancestros de las generaciones futuras. Las realidades actuales de la migración que rompe las más lejanas y disímiles fronteras, para nosotros, un país del que muchos emigran por sus graves desajustes y carencia de garantías para la vida, pero que no recibía, hasta hace poco, una inmigración significativa, es una necesidad inmediata. La llegada de poblaciones migratorias es algo que estamos improvisando y que hemos de leer como “providencial” para que salgamos de nuestros muchos egos violentos y acaparadores, hacia un nosotros de gentes solidarias y fraternas. Siempre el forastero fue una imagen bíblica de la visita de Dios a pueblos “cerrados”. Siempre las inmigraciones fueron constructoras de naciones abiertas y prósperas. Venezolanos, haitianos, asiáticos, africanos, quizás afganos, más las corrientes turísticas y de inversionistas mundiales, nos deberían “sacar” de estas mentalidades bandoleras y bravuconas, hegemónicas y tramposas, que han dominado y sepultado gran parte de nuestra historia doméstica colombiana. Junto a ello, necesitamos un país al que retornen los compatriotas exiliados, que no son pocos, los talentos forjados en niveles de vida superiores al nuestro. Esta triste historia de Colombia necesita ya un punto final, un punto de inflexión, liberándola del yugo opresor que se reproduce sobre las mismas carencias y necesidades que produce, mantiene y explota, con demagogia, mentira y fraude. Septiembre es el mes de los derechos humanos y de la “Semana de la Paz”, en torno a la magnífica e insuperable figura de San Pedro Claver, el “esclavo de los esclavos negros”, el defensor de la igual dignidad humana y de los derechos humanos. Para Colombia y para nuestras poblaciones y etnias negras, para la criminal trata de personas como “herramientas de trabajo” y de explotación sexual o como “mercancía humana”, que, dolorosamente aún persisten, quedó sembrada su semilla de inconformidad, de denuncia y protesta cristiana, evangélica, pacífica pero interpelante y solidaria con las víctimas, contra todo tipo de abusos y de esclavitudes. Pero, más que defensor de estas causas, recordadas alrededor de su fiesta litúrgica del 9 de septiembre, San Pedro Claver plantó en el puerto negrero de Cartagena de Indias, como los grandes evangelizadores de la historia de la Iglesia y de la humanidad, el deber creyente de escuchar siempre, en todo tiempo, en todo lugar y modelo social, el clamor de las víctimas, de los indefensos, de los más débiles y de los más necesitados. Hoy en día tendríamos que añadir el clamor del inmigrante y el clamor mismo del planeta tierra. Desde que Dios se hizo hombre, toda persona es más que mera imagen de Dios y todo prójimo hace parte de la fe como deber de amor, respeto y justicia. “Apenas llegaban los barcos con los esclavos, reza un testimonio, miraba por la ventanita pequeña de su cuarto y decía: 'Es Cristo que viene a mi ‘. Y, entonces, iba con sus traductores y ayudantes a llevarles alimento, medicinas y los primeros auxilios, a ayudar al bien morir a los que llegaban moribundos y a mostrarles algo de misericordia”. Las Jornadas de Derechos Humanos y de la Paz Colombiana (del 5 al 12), el Día Internacional de la Paz (el día 21), el mes de la Biblia, dedicado este año a San José de Nazaret, y la 107ª Jornada Mundial de los Migrantes (26 de septiembre), con el mensaje pontificio “hacia un nosotros cada vez más grande”, sean ocasiones para que nuestras comunidades e instituciones eclesiales demos testimonio de nuestro sentido social, arraigado en la Persona de Cristo y en la fe de todo verdadero cristiano. Los días venideros serán nuevamente una prueba a nuestra capacidad de construir paz con justicia social. La pobre y muchas veces dura y virulenta respuesta a los desafíos de la protesta social y del paro nacional, de las “primeras líneas”, buscando culpables sin reconocer responsabilidades de cambio, ni redoblar garantías de derechos y democracia, presagian nuevas movilizaciones y más fuertes reclamos sociales. Ante la jornada electoral del 2022 y su antecedente campaña política, necesitamos preparar la consciencia ciudadana y hacer el compromiso moral de exigir garantías y de votar con absoluta libertad y, quizás, con la responsabilidad más grande de toda nuestra historia. ¡No nos podemos equivocar! No podemos legitimar un estado de cosas como el que indican los asesinatos y las masacres, la corrupción y la represión a los clamores sociales. Oramos unidos y nos unimos a la lucha pacífica y al compromiso comunitario por el logro de una Colombia con pan, educación, convivencia, democracia y seguridad para todos. Nos unimos para promover e impulsar un Estado con garantías para la institución familiar y una economía que incluya a todos y cuide el medio ambiente, que preserve los recursos y el futuro. + Darío de Jesús Monsalve Mejía Arzobispo de Cali

Mié 1 Sep 2021

“Todos somos corresponsables en la construcción de la paz”: Mons. Olave

En el marco de la Semana por la Paz, que inicia el próximo 05 de septiembre, el obispo de Tumaco, Orlando Olave Villanova, recordó que no es solo responsabilidad del Estado buscar la paz, sino que, es una tarea de todo ciudadano ayudar a construirla. “No podemos dejar solamente que la paz quede en manos de nuestros gobernantes, ellos son responsables, pero también nosotros somos corresponsables de buscar esos caminos”. El prelado, al recordar que la Diócesis de Tumaco viene animando hace 25 años la Semana por la Paz, observó que tanto los niños, jóvenes, familias, comunidades, Iglesia e Instituciones, deben ser garantes de la transformación de esos cambios que requiere el país. “Todos somos corresponsables de construir la paz y lo hacemos desde cada uno de nuestros espacios”. Agenda de actividades En una entrevista, el jerarca mencionó algunas de las actividades que adelantará esta Jurisdicción Eclesiástica, durante la semana que comprende entre el 5 al 12 de septiembre, estas se realizarán “buscando visibilizar ese deseo que todos tenemos de paz y reconciliación”. El 9 de septiembre, fecha en que se celebra la fiesta de San Pedro Claver, uno de los más vehementes defensores de los derechos humanos, se tendrán actividades culturales, religiosas y actos conmemorativos de memoria. Resaltó el papel que juegan en estos momentos la Casa de la Memoria, la pastoral juvenil, entre otras instituciones, quienes realizarán eventos culturales, deportivos, recreativos, con ellos, dijo el obispo “rememoramos ese deseo de paz y pondremos en conocimiento todas esas habilidades de los tumaqueños”. Homenaje a la hermana Yolanda Cerón Informó que la Iglesia y otras organizaciones brindarán un homenaje especial a la hermana Yolanda Cerón, religiosa asesinada el 19 de septiembre de 2001, frente a la iglesia La Merced, en Tumaco. “La religiosa murió de mano de los violentos, por ser promotora de la justicia en las comunidades afros y los resguardos indígenas. Vamos a recordarla en su legado y en su memoria”, aseveró. Encuentro de los obispos del pacífico y suroccidente Igualmente, los obispos de estas regiones del país se reunirán para reflexionar sobre la realidad que viven las comunidades en estos territorios tan golpeados por la violencia; y además, para analizar cuál es el papel que sigue jugando la Iglesia en esta transformación de país. Encuentro Nacional de Pastoral Social Finalmente, indicó que los días 18 y 19 de septiembre se desarrollará en la ciudad de Tumaco el Encuentro Nacional de Pastoral Social, donde se congregarán obispos y responsables de esta pastoral, para hacer una lectura de la realidad que vive hoy el país. Será un espacio además, donde se hará la presentación del libro que habla sobre la vida de la religiosa Yolanda Cerón.

Mié 1 Sep 2021

"La Semana por la Paz, es un momento para reunirse y dialogar": Mons. Henao

El próximo 05 de septiembre se dará inicio en Colombia a la celebración de la Semana por la Paz, que lleva por lema ¡Verdad que podemos!. Desde el Secretariado Nacional de Pastoral Social (SNPS), monseñor Héctor Fabio Henao Gaviria, director de la institución, recordó que este es “un momento grande para reunirse en comunidad, conversar, escucharse y dialogar sobre temas comunes que impactan en la construcción de paz en el país”. “Estamos congregando a muchas instituciones a todos los niveles de la sociedad, academia, colegios, barrios, parroquias, en fin, a todos los sectores sociales para reflexionar qué tipo de verdad queremos, que tipo de verdad puede ayudarnos hoy en el país a crecer en solidaridad, reconciliación y en capacidad de encuentro”, expresó el directivo. Monseñor Henao, observó que la verdad tiene una fuerza muy grande y un poder enorme de sanación. Recordó, además, el dolor de tantas personas que históricamente han tenido que soportar el sufrimiento causado por la violación de sus derechos. A todo ello, dijo que esta semana por la paz “nos invita a nosotros y desde todos los horizontes de la sociedad a abrirnos a la verdad y a construirla de manera colectiva”. Semana por la Paz 2021 En esta ocasión el lema de Semana por la Paz es ¡Verdad que podemos! invitando a la ciudadanía a tomar un rol protagónico en la construcción de una cultura para la paz, y mencionando también la palabra ‘verdad’ con el fin de exaltar su valor para poder transitar hacia la paz. Las actividades que promueven el ideal de una Colombia en paz, se realizarán en el marco de Semana por la Paz, entre el 5 y el 12 de septiembre de 2021; como es usual en septiembre, Mes de la Paz. Semana por La paz es un esfuerzo de múltiples organizaciones, entre las cuales se encuentran: la Pontificia Universidad Javeriana, Red Pro de Paz, Justicia Especial para la Paz, entre otras. El Secretariado Nacional de Pastoral Social-Cáritas Colombiana integra este trabajo colaborativo, aportando desde cada una de las labores de servicio a la verdad y la reconciliación, por eso, nos unimos al mensaje #VerdadQuePodemos. Iniciativas por la paz Como parte de las actividades a realizar durante esta semana y con el fin resaltar la labor de tantas personas y comunidades que a diario trabajan desde sus territorios por la paz, los organizadores han dispuesto de un espacio, para que, quienes lo deseen inscriban sus experiencias de trabajo o las actividades a realizar en el marco de esta celebración. Acceda al link de registro de actividades de Semana Por la Paz[icon class='fa fa-download fa-2x'] AQUÍ[/icon] Material comunicacional para la Semana por la Paz Igualmente, con el fin de animar esta jornada por la paz, en los diferentes espacios eclesiales y civiles, las organizaciones convocantes han elaborado algunas piezas comunicacionales que podrán ser utilizadas. En la carpeta de insumos comunicativos, podrá acceder a: Piezas de Semana Por la Paz oficial Piezas de Semana Por la Paz interna (SNPS-CC) Editables piezas oficiales Editables piezas internas Pendones y portadas oficiales de SPP Jingles Las plantillas de #VerdadQuePodemos Las piezas que vayan adelantando las JE El comunicado oficial de SPP Vídeo de Mons. Henao Infografía sobre cartilla de SPP Acceda a todos los insumos comunicativos [icon class='fa fa-download fa-2x'] AQUÍ[/icon]

Mar 31 Ago 2021

Bienaventurados los que trabajan por la paz

Por: Mons. José Libardo Garcés Monsalve - La paz les dejo, mi paz les doy. Una paz que el mundo no les puede dar” (Jn 14, 27), son las palabras de Jesús en el discurso de despedida y que nos indican que tenemos que trabajar intensamente por tener en la vida a Nuestro Señor Jesucristo que nos conduce a la verdadera paz. Esta paz interior y exterior no depende de nuestro esfuerzo y méritos, sino de la gracia de Dios. Durante la celebración de la eucaristía el sacerdote dice: “Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles ‘la paz les dejo, mi paz les doy’, no mires nuestros pecados sino la fe de la Iglesia y conforme a tu palabra concédele la paz y la unidad”. Luego extiende las manos y nos dice: “La paz del Señor sea siempre con ustedes”. ¿Qué es esta paz? Es un maravilloso regalo que Jesucristo ha ganado con su Sangre para nosotros y que nos quiere dejar para que vivamos en comunión y unidad. De nuestra parte está la responsabilidad de aceptarla, acogiéndola como don de Dios para nuestra vida. Cuando aceptamos a Jesucristo en la vida personal y familiar, brota del interior el deseo de trabajar y construir la paz; como consecuencia de ello seremos llamados por el mismo Señor, bienaventurados. Así lo expresa Jesús en el sermón de la montaña: “Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios” (Mt 5, 9), esta es la tarea de todo cristiano, ayudar a que todos vivamos en paz. Llegar a trabajar por la paz presupone que reinen en nuestro corazón las demás bienaventuranzas. Cuando tengamos la confianza puesta solo en Dios desde la pobreza evangélica, cuando tengamos el alma limpia de todo pecado, comenzamos a tener paz en nosotros mismos y también la podemos ofrecer a los demás. Quienes trabajan por la paz son bienaventurados, porque primero tienen la paz en su corazón y después procuran ambientes de paz entre los hermanos que están en división y conflicto. Para trabajar por la paz y transmitirla a los otros, se necesita tener en el corazón todas las cosas ordenadas, dejar entrar todas las virtudes, desde la fe, la esperanza y la caridad que nos ponen en paz con Dios y luego las demás virtudes que rigen toda la vida del creyente y lo ponen en actitud de acogida del hermano. Desde un corazón que está limpio, que está en gracia de Dios, es posible trabajar por la paz, recibiendo cada uno la paz que Jesucristo nos ha dejado y que nos conduce al encuentro con Él. Del 5 al 12 de septiembre celebramos la semana por la paz, en donde nos disponemos a rezar por la paz tan anhelada por todos y a trabajar para que vivamos en familias perdonadas, reconciliadas y en paz. Se necesitan corazones perdonados y reconciliados con Dios y con los hermanos para que podamos tener una paz verdadera, estable y duradera. Todos queremos la paz y hacemos grandes esfuerzos por conseguirla. En Colombia sabemos de la necesidad que tenemos de la paz, pero no podemos olvidar que es un don de Dios y que trabajar por la paz, nos hace hijos de Dios y hermanos entre sí. Mientras no tengamos este principio cristiano bien anclado en el corazón, todos los esfuerzos meramente humanos que hacemos por conseguir la paz, quedan a mitad de camino y desfallecen en la mitad del sendero. Se necesita amar la paz, que en la vida concreta es amar a Jesucristo, príncipe de la paz y tenerlo en el corazón de hijos de Dios. En este trabajo intenso y desde el corazón, tenemos la certeza de un premio: “bienaventurados los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios” (Mt 5, 9), sabiendo que el Padre de todos es solamente Dios, y no se puede entrar a formar parte de su familia, si no vivimos en paz entre todos por medio de la caridad fraterna, trabajando por crear armonía y unidad en nuestro entorno. Esta es la misión de Nuestro Señor Jesucristo, conducirnos a la paz, reunir a los que están dispersos y divididos y establecer la paz entre los que crean divisiones. Sobre todo, su misión es devolvernos la paz con Dios, perdida a causa del pecado, poniendo en nuestro corazón la gracia para vivir en la presencia permanente de Dios, sabiendo que somos pacíficos cuando en nosotros no hay nada que se oponga a Dios y todos estamos cerca del Señor, así lo expresa el Apóstol san Pablo: “mas ahora, en Cristo Jesús, ustedes, los que en otro tiempo estaban lejos, han llegado a estar cerca por la sangre de Cristo. Porque Cristo es nuestra paz… para crear en sí mismo… un solo hombre nuevo, haciendo la paz, y reconciliar con Dios a ambos en un solo Cuerpo, por medio de la cruz, dando en sí mismo muerte a la enemistad. Vino a anunciar la paz: paz a ustedes que estaban lejos, y paz a los que estaban cerca” (Ef 2, 13 - 15). Nuevamente Jesucristo necesita que lo dejemos obrar en nuestro corazón y que lo dejemos entrar en nuestra vida: “mira que estoy a la puerta y llamo. Cuando alguien me oye y abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y el conmigo” (Ap 3, 20), esta es la clave para vivir perdonados, reconciliados y en paz en nuestras familias y en la sociedad. Para todos, mi oración y mi bendición. + José Libardo Garcés Monsalve Administrador Apostólico de la Diócesis de Cúcuta

Vie 20 Ago 2021

‘Verdad Que Podemos’, el mensaje de Semana por la Paz 2021

Este 19 de agosto, el auditorio del Centro de Memoria, Paz y Reconciliación (CMPR), fue escenario de la presentación de la Semana por la Paz en su versión 34. Un evento que se realizó de manera presencial y virtual para visibilizar el esfuerzo de varias organizaciones, personas, colectivos e instituciones que trabajan en la construcción y consolidación de la paz en el país. Dando a conocer el lema de la semana ¡Verdad que podemos!, el cual demuestra que todos pueden aportar a la transformación social a través de la verdad. El encuentro contó con la participación de monseñor Darío Monsalve, arzobispo de Cali; Lucía González y Gerson Arias, Comisionada y Director para el Diálogo Social, respectivamente, de la Comisión de la Verdad; monseñor Héctor Fabio Henao, del Secretariado Nacional de Pastoral Social; Carlos Ruiz Massieu, jefe de la Misión de Verificación de las Naciones Unidas en Colombia; José Antequera, Director del CMPR. Y Luis Emil Sanabria, de Redepaz, Ángela María Jaramillo, de la Universidad Javeriana, y Fernando Sarmiento Santander, de la Redprodepaz, como miembros del comité impulsor de Semana por la Paz; entre otras organizaciones. Durante el lanzamiento, Mons. Héctor Fabio Henao expresó que la semana de la paz es un espacio importante para reflexionar y entender la importancia de la verdad, “La verdad tiene una fuerza muy grande, tiene un poder enorme porque ella es capaz de sanar y necesitamos sanar muchas heridas que tiene nuestra sociedad”. Al mismo tiempo, Mons. Henao resaltó la importancia que tiene la verdad para poder entender un por qué y para qué sucedió y de qué manera se puede superar, es fundamental tener el encuentro con la verdad para superar etapas complejas, para sanar a fondo. En el auditorio se resaltó la importancia de emprender nuevos diálogos, herramientas, negociaciones y medidas para poder materializar la paz en nuestro país. “Se debe mantener la esperanza a pesar de todos los desafíos que persisten”, fue la invitación que realizo Carlos Ruiz Massieu, representante de la Misión de Verificación de las Naciones Unidas en Colombia, donde indicó que se debe continuar con la búsqueda por la paz completa en el país, una paz que sea sostenible y duradera. Así mismo, Luis Emil Sanabria, de Redepaz señaló que la verdad necesita acciones que lleven hacia la paz. La paz necesita ser integral y la verdad posibilita llegar a ese camino, nadie puede detener la fuerza transformadora de La Paz. En la intervención, Ángela María Jaramillo, de la Universidad Javeriana, comentó la creación de una experiencia en donde a través de un juego se puede interactuar y participar de esta Semana Por La Paz. Para concluir Semana Por La Paz es una apuesta generosa llena de esfuerzos de organizaciones sociales, para continuar construyendo la paz en todos los territorios del país, evidenciando que el cambio social necesita un esfuerzo desde la verdad para empezar a deconstruir conductas que nos han alejado de la paz. Finalmente, la invitación es hacer parte de la Semana Por La Paz del próximo 05 al 12 de septiembre y recordar la importancia de la verdad para seguir encontrando el camino correcto para llevar a Colombia hacia un escenario de paz. Fuente: Of. comunicaciones del Secretariado Nacional de Pastoral Social

Mar 22 Sep 2020

Sobre la situación social y la violencia

Por: Mons. Víctor Manuel Ochoa Cadavid - Un repaso de las enseñanzas del Papa Francisco en su visita a Colombia. Estos días hemos experi­mentado situaciones muy complejas y dolorosas en el país, con la muerte violenta de muchas personas, con el ataque indiscriminado de estructuras y personas que sirven a la comuni­dad, como lo son los comandos de Policía y los lugares cercanos a nuestras viviendas que cuidan de nosotros. Las imágenes, el dolor de muchas personas que lloran a sus muertos, las imágenes de los servidores de la Policía Nacional, el sufrimien­to de muchas personas que han tenido que vivir las limitaciones del transporte, especialmente en la ciudad capital, Bogotá, en otras importantes ciudades, incluidos los desórdenes de nuestra ciu­dad de San José de Cúcuta, nos hacen reflexionar profundamente en cuanto ha sucedido y retomar elementos que nos ayuden a releer y explicar nuestra realidad social. Ha coincidido este fenómeno so­cial de desorden y violencia, con la Semana por la Paz, que cada año nos invita a celebrar la Iglesia colombiana, por medio de la Con­ferencia Episcopal de Colombia y el Secretariado Nacional de Pasto­ral Social. Esta semana coincidía exactamente con los tres años de la Visita Pastoral que realizó el Santo Padre FRANCISCO a Colombia en el año 2017 (del 6 al 11 de sep­tiembre 2017) y que nos ha dejado un magisterio muy valioso, intere­sante y casi que profético para leer las situaciones que vivimos. El Papa FRANCISCO nos invitó, con un sugestivo lema DEMOS EL PRIMER PASO a caminar hacia la PAZ que Colombia tanto necesi­ta. Nos invitaba a dejar de lado la violencia armada y a “encontrar caminos de reconciliación”. Po­nía este objetivo como un camino de esperanza, en el que “la búsque­da de la paz es un tra­bajo siempre abierto, una tarea que no tiene tregua y que exige el compromiso de todos. Trabajo que nos pide no decaer en el es­fuerzo por construir la unidad de la nación y, a pesar de los obstácu­los, diferencias y dis­tintos enfoques sobre la manera de lograr la convivencia pacífica, persistir en la lucha para favorecer la cultura del encuentro, que exige colocar en el centro de toda acción política, social y económica, su al­tísima dignidad, y el respeto por el bien común” (Encuentro con las Autoridades, el Cuerpo Diplomáti­co y algunos Representantes de la sociedad civil, Palacio de Nariño, 7 de septiembre 2017). Pasados los días y los meses, ve­mos que este cami­no de reconciliación aparece como algo difícil de encontrar, sobretodo porque no tenemos la vivencia de caminos de recon­ciliación y no se logra una convivencia pací­fica. Si bien existe un gran error y una gran falta, al excederse en la fuerza y matar a una persona humana sin razones, ello ha sido reconoci­do por las autoridades, nada nos puede llevar a una violencia ge­neralizada que suscita más vio­lencia. Es importante cuanto nos recuerda el Papa, es necesario que en el centro de las acciones políti­cas, sociales y económicas se pon­ga como horizonte el respeto del bien común y, especialmente de la vida humana. En ese mismo encuentro, el Papa nos decía: “Cuanto más difícil es el camino que conduce a la paz y al entendimiento, más empeño he­mos de poner en reconocer al otro, en sanar las heridas y construir puentes, en estrechar los lazos y ayudarnos mutuamente”. En este momento es necesario el entendi­miento, la serenidad, para sanar heridas y buscar todos ayudarnos mutuamente. Para la Iglesia Católica, existe un compromiso irrenunciable e ina­plazable para la construcción de la paz, para buscar que, en el res­peto de la vida humana, se pueda construir una sociedad libre de enfrentamientos y dolor, donde se derrame sangre humana que lo único que produce es la crea­ción de más violencia y más do­lor. A este propósito las palabras del Papa son bien significativas y nos hacen reflexionar ampliamen­te: “La Iglesia, en fidelidad a su misión, está comprometida con la paz, la justicia y el bien de todos. Es consciente de que los principios evangélicos constituyen una di­mensión significativa del tejido so­cial colombiano y por eso pueden aportar mucho al crecimiento del País; en especial, el respeto sagra­do de la vida humana, sobre todo la más débil e indefensa, es una piedra angular en la construcción de una sociedad libre de violencia” (Gran encuentro de oración por la Reconciliación nacional, 8 de sep­tiembre 2017). Es necesario en este momento una gran responsabilidad de parte de las autoridades, también en la defensa de la ley y el orden, para evitar más derramamiento de san­gre y suscitar más violencia en el entorno social de Colombia. Un apartado del discurso el Papa en el encuentro con las autoridades nacionales y el cuerpo diplomá­tico: “El lema de este País dice: «Libertad y Orden». En estas dos palabras se encierra toda una ense­ñanza. Los ciudadanos deben ser valorados en su libertad y prote­gidos por un orden estable. No es la ley del más fuerte, sino la fuerza de la ley, la que es aprobada por todos, quien rige la convivencia pacífica. Se necesitan leyes justas que puedan garantizar esa armonía y ayudar a superar los conflictos que han desgarrado esta Nación por décadas; leyes que no nacen de la exigencia pragmática de or­denar la sociedad sino del deseo de resolver las causas estructurales de la pobreza que generan exclusión y violencia. Sólo así se sana de una enfermedad que vuelve frágil e indigna a la sociedad y siempre la deja a las puertas de nuevas cri­sis. No olvidemos que la inequidad es la raíz de los males sociales (cf. ibíd., 202).” (Encuentro con las Autoridades, el Cuerpo Diplomáti­co y algunos Representantes de la sociedad civil, Palacio de Nariño, 7 de septiembre 2017). En las condiciones excepcionales que estamos viviendo es necesario conservar el orden, además de garantizar las condi­ciones de vida de los colombianos, allí se encuentra un camino de gran responsabili­dad para quienes de­tentan las armas del derecho que garanti­zan el bien común, pero es nece­saria también la responsabilidad y el respeto desde la fuerza de la ley. Tampoco podemos ver imágenes de gran dolor y ataque desmedi­do a quienes representan y deben fortalecer la convivencia pacífica. Todos, ciudadanos, autoridades civiles, fuerza pública tenemos que mantener la cordura y hacer respetar la dignidad de la perso­na humana y evitar episodios de confrontación. Ninguna situación de injusticia, puede garantizar o defender escenas de guerrilla urba­na y destrucción. Las escenas de violencia y de muerte que hemos presenciado quedarán marcadas en la historia del país, en lustros no las había­mos vivido. Precisamente el Papa FRANCISCO, en su Visita Apos­tólica, refiriéndose a otro aconteci­miento muy doloroso, la muerte de muchas personas, adultos, jóvenes y niños en Bojayá (Departamen­to del Chocó), nos decía palabras que iluminan y hacen reflexionar ampliamente sobre cuanto hemos vivido: “Nos reunimos a los pies del Crucificado de Bojayá, que el 2 de mayo de 2002 presenció y su­frió la masacre de decenas de per­sonas refugiadas en su parroquia. Esta imagen tiene un fuerte valor simbólico y espiritual. Al mirarla contemplamos no sólo lo que ocurrió aquel día, sino también tan­to dolor, tanta muerte, tantas vidas rotas, tan­ta sangre derramada en la Colombia de los últimos decenios. Ver a Cristo así, mutilado y herido, nos interpela. Ya no tiene brazos y su cuerpo ya no está, pero conserva su rostro y con él nos mira y nos ama. Cristo roto y amputado, para nosotros es «más Cristo» aún, por­que nos muestra una vez más que Él vino para sufrir por su pueblo y con su pueblo; y para enseñar­nos también que el odio no tiene la última palabra, que el amor es más fuerte que la muerte y la vio­lencia. Nos enseña a transformar el dolor en fuente de vida y resurrec­ción, para que junto a Él y con Él aprendamos la fuerza del perdón, la grandeza del amor.” (Gran en­cuentro de oración por la reconci­liación nacional, Villavicencio, 8 de septiembre 2017). Reflexionemos delante de tantas vidas rotas, delante de tanta vio­lencia. Es la hora de la PAZ, de la reconciliación, donde, como dice el Papa “Es la hora para des­activar los odios y renunciar a las venganzas y abrirse a la convi­vencia basada en la justicia, en la verdad y en la creación de una ver­dadera cultura del encuentro fra­terno. Que podamos habitar en ar­monía y fraternidad, como desea el Señor. Pidámosle ser constructores de paz, que allá donde haya odio y resentimiento pongamos amor y misericordia” (Idem). Que retomar estas enseñanzas del Papa FRANCISCO, en estos mo­mentos, nos sirva para crecer en nuestra opción segura y clara por la paz, rechazando la violencia, arropando a los familiares de quie­nes han muerto con el consuelo cristiano, arropando a los heridos, laicos y policiales, siendo solida­rios y caritativos con los que su­fren. Es la hora de la paz y de la reconciliación, es la hora de la serenidad y de un gran diálogo social. Tenemos que dar nuevos pasos hacia la paz: “Si Colombia quiere una paz estable y duradera, tiene que dar un paso en esta di­rección [el encuentro personal con Cristo] que es aquella del bien co­mún, de la equidad, de la justicia, del respeto de la naturaleza huma­na y de sus exigencias” (Francisco, Homilía en Cartagena, 10 septiem­bre 2017). Concluyo con las bellas palabras del Romano Pontífice en la sentida despedida de Cartagena de Indias: “Colombia, tu hermano te necesita, ve a su encuentro lle­vando el abrazo de paz, libre de toda violencia, esclavos de la paz, para siempre” (Francisco, Despe­dida, Cartagena de Indias, 10 de septiembre 2017). Seamos todos esclavos de la paz que nos regala el encuentro personal con Jesucristo. + Víctor Manuel Ochoa Cadavid Obispo de la Diócesis de Cúcuta