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Semana por la Paz

Mar 22 Sep 2020

Sobre la situación social y la violencia

Por: Mons. Víctor Manuel Ochoa Cadavid - Un repaso de las enseñanzas del Papa Francisco en su visita a Colombia. Estos días hemos experi­mentado situaciones muy complejas y dolorosas en el país, con la muerte violenta de muchas personas, con el ataque indiscriminado de estructuras y personas que sirven a la comuni­dad, como lo son los comandos de Policía y los lugares cercanos a nuestras viviendas que cuidan de nosotros. Las imágenes, el dolor de muchas personas que lloran a sus muertos, las imágenes de los servidores de la Policía Nacional, el sufrimien­to de muchas personas que han tenido que vivir las limitaciones del transporte, especialmente en la ciudad capital, Bogotá, en otras importantes ciudades, incluidos los desórdenes de nuestra ciu­dad de San José de Cúcuta, nos hacen reflexionar profundamente en cuanto ha sucedido y retomar elementos que nos ayuden a releer y explicar nuestra realidad social. Ha coincidido este fenómeno so­cial de desorden y violencia, con la Semana por la Paz, que cada año nos invita a celebrar la Iglesia colombiana, por medio de la Con­ferencia Episcopal de Colombia y el Secretariado Nacional de Pasto­ral Social. Esta semana coincidía exactamente con los tres años de la Visita Pastoral que realizó el Santo Padre FRANCISCO a Colombia en el año 2017 (del 6 al 11 de sep­tiembre 2017) y que nos ha dejado un magisterio muy valioso, intere­sante y casi que profético para leer las situaciones que vivimos. El Papa FRANCISCO nos invitó, con un sugestivo lema DEMOS EL PRIMER PASO a caminar hacia la PAZ que Colombia tanto necesi­ta. Nos invitaba a dejar de lado la violencia armada y a “encontrar caminos de reconciliación”. Po­nía este objetivo como un camino de esperanza, en el que “la búsque­da de la paz es un tra­bajo siempre abierto, una tarea que no tiene tregua y que exige el compromiso de todos. Trabajo que nos pide no decaer en el es­fuerzo por construir la unidad de la nación y, a pesar de los obstácu­los, diferencias y dis­tintos enfoques sobre la manera de lograr la convivencia pacífica, persistir en la lucha para favorecer la cultura del encuentro, que exige colocar en el centro de toda acción política, social y económica, su al­tísima dignidad, y el respeto por el bien común” (Encuentro con las Autoridades, el Cuerpo Diplomáti­co y algunos Representantes de la sociedad civil, Palacio de Nariño, 7 de septiembre 2017). Pasados los días y los meses, ve­mos que este cami­no de reconciliación aparece como algo difícil de encontrar, sobretodo porque no tenemos la vivencia de caminos de recon­ciliación y no se logra una convivencia pací­fica. Si bien existe un gran error y una gran falta, al excederse en la fuerza y matar a una persona humana sin razones, ello ha sido reconoci­do por las autoridades, nada nos puede llevar a una violencia ge­neralizada que suscita más vio­lencia. Es importante cuanto nos recuerda el Papa, es necesario que en el centro de las acciones políti­cas, sociales y económicas se pon­ga como horizonte el respeto del bien común y, especialmente de la vida humana. En ese mismo encuentro, el Papa nos decía: “Cuanto más difícil es el camino que conduce a la paz y al entendimiento, más empeño he­mos de poner en reconocer al otro, en sanar las heridas y construir puentes, en estrechar los lazos y ayudarnos mutuamente”. En este momento es necesario el entendi­miento, la serenidad, para sanar heridas y buscar todos ayudarnos mutuamente. Para la Iglesia Católica, existe un compromiso irrenunciable e ina­plazable para la construcción de la paz, para buscar que, en el res­peto de la vida humana, se pueda construir una sociedad libre de enfrentamientos y dolor, donde se derrame sangre humana que lo único que produce es la crea­ción de más violencia y más do­lor. A este propósito las palabras del Papa son bien significativas y nos hacen reflexionar ampliamen­te: “La Iglesia, en fidelidad a su misión, está comprometida con la paz, la justicia y el bien de todos. Es consciente de que los principios evangélicos constituyen una di­mensión significativa del tejido so­cial colombiano y por eso pueden aportar mucho al crecimiento del País; en especial, el respeto sagra­do de la vida humana, sobre todo la más débil e indefensa, es una piedra angular en la construcción de una sociedad libre de violencia” (Gran encuentro de oración por la Reconciliación nacional, 8 de sep­tiembre 2017). Es necesario en este momento una gran responsabilidad de parte de las autoridades, también en la defensa de la ley y el orden, para evitar más derramamiento de san­gre y suscitar más violencia en el entorno social de Colombia. Un apartado del discurso el Papa en el encuentro con las autoridades nacionales y el cuerpo diplomá­tico: “El lema de este País dice: «Libertad y Orden». En estas dos palabras se encierra toda una ense­ñanza. Los ciudadanos deben ser valorados en su libertad y prote­gidos por un orden estable. No es la ley del más fuerte, sino la fuerza de la ley, la que es aprobada por todos, quien rige la convivencia pacífica. Se necesitan leyes justas que puedan garantizar esa armonía y ayudar a superar los conflictos que han desgarrado esta Nación por décadas; leyes que no nacen de la exigencia pragmática de or­denar la sociedad sino del deseo de resolver las causas estructurales de la pobreza que generan exclusión y violencia. Sólo así se sana de una enfermedad que vuelve frágil e indigna a la sociedad y siempre la deja a las puertas de nuevas cri­sis. No olvidemos que la inequidad es la raíz de los males sociales (cf. ibíd., 202).” (Encuentro con las Autoridades, el Cuerpo Diplomáti­co y algunos Representantes de la sociedad civil, Palacio de Nariño, 7 de septiembre 2017). En las condiciones excepcionales que estamos viviendo es necesario conservar el orden, además de garantizar las condi­ciones de vida de los colombianos, allí se encuentra un camino de gran responsabili­dad para quienes de­tentan las armas del derecho que garanti­zan el bien común, pero es nece­saria también la responsabilidad y el respeto desde la fuerza de la ley. Tampoco podemos ver imágenes de gran dolor y ataque desmedi­do a quienes representan y deben fortalecer la convivencia pacífica. Todos, ciudadanos, autoridades civiles, fuerza pública tenemos que mantener la cordura y hacer respetar la dignidad de la perso­na humana y evitar episodios de confrontación. Ninguna situación de injusticia, puede garantizar o defender escenas de guerrilla urba­na y destrucción. Las escenas de violencia y de muerte que hemos presenciado quedarán marcadas en la historia del país, en lustros no las había­mos vivido. Precisamente el Papa FRANCISCO, en su Visita Apos­tólica, refiriéndose a otro aconteci­miento muy doloroso, la muerte de muchas personas, adultos, jóvenes y niños en Bojayá (Departamen­to del Chocó), nos decía palabras que iluminan y hacen reflexionar ampliamente sobre cuanto hemos vivido: “Nos reunimos a los pies del Crucificado de Bojayá, que el 2 de mayo de 2002 presenció y su­frió la masacre de decenas de per­sonas refugiadas en su parroquia. Esta imagen tiene un fuerte valor simbólico y espiritual. Al mirarla contemplamos no sólo lo que ocurrió aquel día, sino también tan­to dolor, tanta muerte, tantas vidas rotas, tan­ta sangre derramada en la Colombia de los últimos decenios. Ver a Cristo así, mutilado y herido, nos interpela. Ya no tiene brazos y su cuerpo ya no está, pero conserva su rostro y con él nos mira y nos ama. Cristo roto y amputado, para nosotros es «más Cristo» aún, por­que nos muestra una vez más que Él vino para sufrir por su pueblo y con su pueblo; y para enseñar­nos también que el odio no tiene la última palabra, que el amor es más fuerte que la muerte y la vio­lencia. Nos enseña a transformar el dolor en fuente de vida y resurrec­ción, para que junto a Él y con Él aprendamos la fuerza del perdón, la grandeza del amor.” (Gran en­cuentro de oración por la reconci­liación nacional, Villavicencio, 8 de septiembre 2017). Reflexionemos delante de tantas vidas rotas, delante de tanta vio­lencia. Es la hora de la PAZ, de la reconciliación, donde, como dice el Papa “Es la hora para des­activar los odios y renunciar a las venganzas y abrirse a la convi­vencia basada en la justicia, en la verdad y en la creación de una ver­dadera cultura del encuentro fra­terno. Que podamos habitar en ar­monía y fraternidad, como desea el Señor. Pidámosle ser constructores de paz, que allá donde haya odio y resentimiento pongamos amor y misericordia” (Idem). Que retomar estas enseñanzas del Papa FRANCISCO, en estos mo­mentos, nos sirva para crecer en nuestra opción segura y clara por la paz, rechazando la violencia, arropando a los familiares de quie­nes han muerto con el consuelo cristiano, arropando a los heridos, laicos y policiales, siendo solida­rios y caritativos con los que su­fren. Es la hora de la paz y de la reconciliación, es la hora de la serenidad y de un gran diálogo social. Tenemos que dar nuevos pasos hacia la paz: “Si Colombia quiere una paz estable y duradera, tiene que dar un paso en esta di­rección [el encuentro personal con Cristo] que es aquella del bien co­mún, de la equidad, de la justicia, del respeto de la naturaleza huma­na y de sus exigencias” (Francisco, Homilía en Cartagena, 10 septiem­bre 2017). Concluyo con las bellas palabras del Romano Pontífice en la sentida despedida de Cartagena de Indias: “Colombia, tu hermano te necesita, ve a su encuentro lle­vando el abrazo de paz, libre de toda violencia, esclavos de la paz, para siempre” (Francisco, Despe­dida, Cartagena de Indias, 10 de septiembre 2017). Seamos todos esclavos de la paz que nos regala el encuentro personal con Jesucristo. + Víctor Manuel Ochoa Cadavid Obispo de la Diócesis de Cúcuta

Lun 7 Sep 2020

En tiempos de pandemia también se construye la paz

Por: Mons. Juan Carlos Cárdenas Toro - La primera semana de septiembre se ha institucionalizado en Colombia como la Semana por la Paz. Durante estos duros días por la pandemia del COVID-19, se han hecho notar muchos rasgos esperanzadores del ser humano: la generosidad, la solidaridad, el heroísmo de los servidores de la salud y otros sectores sociales, entre otros. Pero también se han evidenciado preocupantes signos oscuros que nos interpelan y tienen que movilizar para mejorar. Numerosos hechos violentos revelan el aumento de la agresividad en las personas: violencia intrafamiliar, contra las mujeres, los niños, asaltos callejeros, a establecimientos de comercio, a peatones y usuarios de bicicletas, masacres perpetradas por distintos grupos armados contra sectores específicos de la población como jóvenes, líderes sociales, comunidades indígenas, muestran que no solo se ha multiplicado exponencialmente el contagio del COVID-19 sino también el muy triste y mucho más letal de la violencia. Por ello nos viene bien hacer esta semana una buena lectura del mensaje que el Papa Francisco nos regaló para la jornada mundial de la paz que se celebra todos los 1 de enero: «La paz como camino de esperanza: diálogo reconciliación y conversión ecológica» Mientras circula toda clase de informaciones que infunden desconcierto y confusión y muchos líderes locales y globales parecerían estimular sentimientos que infunden animadversión hacia otras regiones y naciones, el Papa hace un llamado a la esperanza, perseverando en tender puentes y espacios de diálogo reconciliador. Si bien cuando vio la luz el mensaje del Papa publicado el 1 de enero aun no nos encontrábamos en medio de la pandemia, sus palabras son oportunas: «la esperanza es la virtud que nos pone en camino, nos da alas para avanzar, incluso cuando los obstáculos parecen insuperables» (Francisco, 53 Jornada Mundial de la Paz, enero 1 de 2020). El Santo Padre deja claro una de las causas que alimentan los conflictos y violencias: «nuestro mundo vive la perversa dicotomía de querer defender y garantizar la estabilidad y la paz en base a una falsa seguridad sustentada por una mentalidad de miedo y desconfianza, que termina por envenenar las relaciones entre pueblos e impedir todo posible diálogo» (JMP, 2020). ¿Cómo romper el miedo que mantienen a las sociedades inmersas en círculos de violencia en muchos niveles? El Papa Francisco plantea la vía de la fraternidad: «basada sobre nuestro origen común en Dios y ejercida en el diálogo y la confianza recíproca. El deseo de paz está profundamente inscrito en el corazón del hombre y no debemos resignarnos a nada menos que esto» (JMP, 2020). Si algo tenemos que aprender de esta pandemia, nos lo recordó el Papa el 27 de marzo, es que todos somos igualmente vulnerables y que en las manos de todos, remando juntos, esta la salida a la crisis. Este razonamiento podemos también ponerlo para otras dificultades, como las de la violencia fratricida que vivimos en nuestro país. Estos días de confinamientos y mucho tiempo para pensar, vayamos a lo profundo de nuestra conciencia y redescubrámonos como hermanos, ni iguales ni perfectos, pero todos hijos de una misma tierra: en nuestras manos está hacer de esta una nación donde haya espacio y posibilidades de vida digna para todos o seguir tercamente viéndonos como enemigos y tiñendo cada centímetro cuadrado de la patria con sangre de hermanos. ¿Ansiamos la vacuna para liberarnos del Coronavirus? En nuestras manos ya tenemos el antídoto para nuestra larga historia de violencia: cultivar la paz por el camino de la esperanza, en diálogo honesto y fraterno, asumiendo cada uno su propia parte de responsabilidad. Finalmente, al tiempo con la Semana por la Paz, tenemos la jornada de las migraciones. En esta ocasión el Santo Padre nos convoca a recordar que como tantos hermanos y hermanas nuestras deben dejar su tierra para buscar un mejor porvenir en tierras extrañas, Jesús tuvo que refugiarse con su familia en Egipto cuando apenas era un bebé. Y desde esta perspectiva, una vez más nos convoca para acoger, promover e integrar a los migrantes y desplazados internos. + Juan Carlos Cárdenas Toro Obispo Auxiliar de Cali Secretario General del Consejo Episcopal Latinoamericano - CELAM

Lun 7 Sep 2020

Diócesis de Cúcuta presente en la Semana por la Paz 2020

En el marco de la Semana por la Paz, en su versión número 33, que inició este 6 y se extenderá hasta el 13 de septiembre, la diócesis de Cúcuta presentó el pasado viernes 4 a través de una rueda de prensa virtual, las acciones a realizar en torno a la paz y la reconciliación. En este año 2020 se vivirá de manera extraordinaria, desde la virtualidad, con el firme propósito de continuar, como desde hace 33 años, visibilizando el compromiso de quienes trabajan en la consolidación de la paz. La Diócesis de Cúcuta como cada año, se une a esta iniciativa y propone desde el contexto propio, acciones que promuevan la cultura del encuentro y caminar juntos hacia la paz y reconciliación. Norte de Santander es una región con múltiples adversidades, a la que se le añade la pandemia; son realidades complejas, ante lo cual la Iglesia Católica insiste incansablemente en el valor de la vida humana. En el lanzamiento oficial para este jurisdicción eclesiástica, participaron monseñor Víctor Manuel Ochoa Cadavid, Obispo de la Diócesis de Cúcuta; monseñor Héctor Fabio Henao Gaviria, director de la Pastoral Social – Cáritas Colombiana; el sacerdote Abimael Bacca Vargas, director de la Corporación de Servicio Pastoral Social de la diócesis de Cúcuta (COSPAS); y Paola Andrea Correa Martínez, Profesional Socio-jurídico Subsidio Local COSPAS – GIZ. La paz no es un tema gastado El Obispo de Cúcuta explicó que promocionar la paz no es algo propio, ya que desde hace medio siglo se celebra la Jornada Mundial de la Paz cada 1 de enero, donde el Papa entrega un mensaje sobre temas precisos para que los gobernantes del mundo y la Iglesia entera, reflexionen y ejecuten acciones. Para Monseñor Víctor Manuel, la paz es un asunto inaplazable, por el cual, la Iglesia en Colombia ha querido articular con contenidos diversos. Explicó que aunque parezca “un tema recurrente o gastado”, es fundamental profundizar, ya que son muchos los hechos, momentos de dolor y sufrimiento que vive el país, lo que hace que sea urgente vivir esta Semana, que se ha preparado este año, tomando el magisterio del Papa Francisco, sus homilías y mensajes dedicados al pueblo colombiano en su visita del año 2017. El Papa estuvo presente en un momento determinado en la historia del país, llegó a impulsar la concretización de la paz, invitando en aquel momento a “dar el paso” en el camino de la paz, a “reconciliarnos”, a los grupos armados al margen de la ley, los animó a vivir con profunda generosidad ese llamado a la paz, a apartar los odios que dañan a las personas. De esta manera, monseñor recuerda que Colombia firmó unos Acuerdos de Paz, y que ese primer paso se trata de seguir caminando para llegar a una paz completa. Norte de Santander vive una crisis dentro de la crisis En Colombia la violencia se ha visto recrudecida en los últimos meses, cada región padece crueles realidades y Norte de Santander es una de las más afligidas. Frente a este tema monseñor Ochoa Cadavid, lamenta este “momento dramático”, resalta los hechos como el asesinato a líderes sociales; las masacres en Caño Indio (Tibú), Palmarito (corregimiento entre Puerto Santander y El Zulia), Banco de Arena (Puerto Santander), El Totumo (Pamplona), Ábrego, entre algunos corregimientos y municipios. Sumado a lo anterior, las altas cifras de asesinatos en la ciudad de Cúcuta y área metropolitana. En cuanto a los fenómenos dentro del área urbana están la explotación de las personas, prostitución, drogadicción, llegada masiva de desplazados y migrantes. Finalmente, el fenómeno mundial, la pandemia de la COVID-19, un virus que ha cobrado numerosas vidas y desencadenado fuertes consecuencias socio-económicas; monseñor expresa que en Norte de Santander se vive “una crisis dentro de la crisis”. El Jubileo de la Tierra, “la paz se establece con todo lo creado” Durante su intervención, monseñor Víctor Manuel Ochoa Cadavid, recordó el inicio del Jubileo de la Tierra, una iniciativa del Papa Francisco para celebrar los 50 años del “Día de la Tierra”, y es que precisamente, “la paz se establece con todo lo creado”, es el respeto por el hombre y el respeto por la naturaleza. El Papa en su magisterio, siempre ha exhortado a pensar en la necesidad del cuidado de la casa común. Durante la Semana por la Paz el tema ecológico es fundamental, por ser vida, por ser hogar, por ser el sustento de tantos campesinos y comunidades indígenas. En el tema de la casa común, monseñor Héctor Fabio Henao enfatizó en que la paz pasa por el medio ambiente, como dice el Papa Francisco en ‘Laudato Si’: “El gemido de la hermana Tierra, que se une al gemido de los abandonados”. Si no hay una armonía y un equilibrio en los bosques, ríos y toda la madre tierra, no va a haber paz, por ejemplo, para las comunidades aledañas, y, progresivamente, para el mundo entero. Pactos por la vida y por la paz Monseñor Héctor Fabio replicó la frase del Papa Francisco con respecto a las problemáticas ya existentes: “La pandemia no puede olvidar los conflictos en el mundo”. Y es que sin que deje de ser una gran problemática de salud pública y un tema que requiere alto grado de atención, no puede olvidarse todas aquellas situaciones complejas que se siguen presentando en la sociedad. En medio de la emergencia sanitaria, se siguen presentando acciones armadas, los campesinos en Colombia siguen siendo desplazados y los líderes sociales, violentados. Precisamente antes de la rueda de prensa, monseñor Henao se enteró de una nueva masacre en Nariño (en el municipio de Buesaco), la cual lamentó y manifestó su solidaridad ante estas tragedias. El director de la Pastoral Social Nacional expresó que “la Semana por la Paz es un clamor de los territorios que necesitan soluciones”, por esto se plantean iniciativas concretas que tienen que ver con los pactos por la vida y por la paz, “es una oportunidad para fortalecer las estructuras e instituciones del país en la construcción de paz y reconciliación”. “Demos el paso, el reencuentro es con la Paz” Como ya lo había anunciado el Obispo de Cúcuta, para vivir la Semana por la Paz, este año se han tomado los mensajes del Papa Francisco en su visita a Colombia. Monseñor Héctor Fabio Henao presentó los materiales elaborados por el Secretariado Nacional de Pastoral Social de la Conferencia Episcopal de Colombia, donde hay mensajes y talleres que “nos conduce a vivir la paz”. “Esta es una sociedad victimizada que conoce el dolor de pasar por las atrocidades de las violaciones a los Derechos Humanos, pero así mismo, es capaz de levantarse”, por esto se ha tomado el lema “Demos el paso, el reencuentro es con la Paz”, ya que el pueblo colombiano lo puede hacer. Una sociedad humanizada Si bien es cierto, que por la salud de todos en medio del virus presente, lo mejor es el distanciamiento social, Monseñor Henao manifiesta que “la tensión de la pandemia no debe confundirse con una ruptura en construir ciudadanía”, así que invita a regresar a los núcleos más cercanos, que las acciones del reencuentro con la paz y la reconciliación sea desde lo más cálido. “El tema de la paz debe construirse desde los hogares, desde allí hay que volver a humanizar una sociedad con múltiples miedos”, asegura Monseñor que las cifras en violencia familiar son alarmantes, los índices de suicidios de niños y jóvenes son altos, por lo que hay que reparar el tejido de la sociedad, desde casa. Donde están las víctimas, está la diócesis de Cúcuta El director de la Pastoral Social de la Diócesis de Cúcuta, el padre Abimael Bacca Vargas sintetizó durante su intervención en el lanzamiento de la Semana por la Paz 2020, el trabajo que la Iglesia Católica en Cúcuta ha realizado durante años por construir paz, procesos significativos que se realizan a diario desde los proyectos que ejecuta la Pastoral por la dignificación de las personas, por brindar un bienestar integral a la población más vulnerable, a las víctimas, a los migrantes, entre otros. “Donde están las víctimas, allí donde están las comunidades más vulnerables, está presente la Iglesia de Cúcuta, que coloca a la persona en el centro de la acción pastoral”, expresa el padre, quien explica que el trabajo comunitario y el impulso de iniciativas dentro de las comunidades, se ha realizado “más allá de una visión filantrópica, es inspirarse en el Evangelio”. Las mismas víctimas se han convertido en “hogares solidarios”, esto quiere decir que gracias a los procesos de los que han hecho parte con la Pastoral, han asumido un liderazgo espiritual. En cuanto al medio ambiente y los campesinos, sus espacios han sido resignificados, convertidos en “jardines de reconciliación”. Estos y más, son pasos guiados hacia la paz, iniciativas que han nacido fruto de reflexiones y temáticas propuestas en anteriores “Semanas por la Paz”, por lo que “esta Semana debe darnos inspiración a través de la Doctrina, para asumir retos mayores”, concluye el presbítero. “Damos el paso al reencuentro con la Paz, para impulsar un Territorio con respeto a la Vida”] Paola Andrea Correa Martínez, miembro del equipo de la Corporación de Servicio Pastoral Social de Cúcuta (COSPAS), dio a conocer todo el material propuesto por esta jurisdicción eclesiástica, ya que teniendo en cuenta el contexto propio de la región, se deben visibilizar los territorios concretos que impulsen la construcción de paz. Para generar este contenido, se tuvieron en cuenta los mensajes del Papa Francisco dirigidos a los colombianos, las conclusiones de la CX Asamblea Plenaria del Episcopado Colombiano y el material nacional de la Semana por la Paz 2020, partiendo de las necesidades urgentes y a nivel general, COSPAS proyectó los objetivos concretos para orientar pedagógicamente el desarrollo de la Semana por la Paz, que va a contar con despliegue tecnológico, lo cual incluirá alta participación ciudadana. La diócesis de Cúcuta ha enfocado esta Semana en los siguientes territorios: * Territorio con legalidad: Demos el paso hacia la honestidad, el reencuentro es con la paz. * Territorio de acogida: Demos el paso hacia la dignificación de las personas, el reencuentro es con la paz. * Territorio de vida: Demos el paso hacia la dignificación de las personas, el reencuentro es con la paz. * Territorio ecológico: Demos el paso hacia el cuidado de la casa común, el reencuentro es con la paz. * Territorio de reconciliación: Demos el paso hacia la dignificación de las personas, el reencuentro es con la paz. En www.diocesisdecucuta.com encontrará todos los insumos y materiales (cartillas, videos, spots radiales, piezas gráficas, etc.) de la Semana por la Paz 2020 o [icon class='fa fa-download fa-2x'] ingrese aquí [/icon]. Historia de la Semana por la Paz Desde el año 1987 se consolidó la Semana por la Paz en Colombia, luego de evidenciarse múltiples acciones en el proyecto Programa por la Paz de la Compañía de Jesús y otras tantas movilizaciones de la sociedad civil para superar las consecuencias del conflicto armado, se hizo necesario establecer una propuesta concreta con alto impacto ciudadano que integrara instituciones, organizaciones, movimientos, universidades, ONGS y redes que identifiquen una amplia pluralidad religiosa, social, étnica, cultural, económica y política. Se decidió que se promovería cada primera semana de septiembre, con el fin que coincidiera con el día 9 de septiembre, Día de los Derechos Humanos en el país y de San Pedro Claver (sacerdote español, que en Colombia fue defensor de la población afrodescendiente y esclavos). Fuente: Centro de Comunicaciones de la diócesis de Cúcuta

Lun 7 Sep 2020

"Ante el error del otro, escondamos las armas y tendamos la mano": Arz. Bogotá

Al inicio de la Semana por la Paz que la Iglesia anima cada año, el arzobispo de Bogotá, Luis José Rueda Aparicio, durante una eucaristía celebrada este 05 de septiembre desde la Capilla del Sagrario en Bogotá y siguiendo las lecturas del día, que hablaban de la oveja descarriada y de la corrección fraterna, señaló que se requiere de valentía para poder decirle al otro con caridad que se ha equivocado. “Se necesitan profetas de la reconciliación” El prelado indicó que se requiere valentía para poder decirle “al otro de viva voz, sin aplancharlo, sin condenarlo, que está equivocado” -continuó el arzobispo de Bogotá- “Se necesitan profetas de la reconciliación, profetas del diálogo, profetas de la palabra oportuna para sanar la vida del otro, es lo contrario del diálogo del desquite y del destruir al que se equivoca”. “Le pedimos a Cristo Jesús que ante el error del otro, nosotros escondamos las armas y tendamos la mano fraterna para corregirlo y no nos equivoquemos anunciando y publicando a grito el error y el pecado del otro (…) Primero demos el paso fraterno de mirarlo, de buscarlo, como el pastor que busca la oveja perdida y con amor corregirlo, eso es actuar con misericordia, con compasión, con fraternidad, allí empieza a ser respetada la vida y allí empieza a haber caminos nuevos de paz para nuestras familias, nuestras regiones y para Colombia”. Observó que la corrección fraterna supera dos extremos que pueden ser viciosos y que deben evitarse a toda costa: Uno el desquite, ‘me la hizo, me la paga’ y segundo, el no corregir o hacernos los de la vista gorda, ‘alcahuetear’, dejar pasar por miedo o porque no hay la fortaleza para hacerlo. Corrección fraterna en la vida individual, familiar y social El Arzobispo primado de Colombia, también se refirió a tres momentos de diálogo y corrección fraterna que han de aplicarse en la vida y en la sociedad. La vida personal. Al respecto dijo que es “necesario que aceptemos el error cuando el otro se acerca con amabilidad, con fraternidad sincera para decirme que me he equivocado, necesito el don de la paz en mi corazón para poder aceptar que me equivoqué y que Dios a través de otro me está mostrando un camino nuevo”. La vida familiar. Acertó a decir que los padres están en la autoridad de educar a los hijos y de corregirlos pero “no puede ser a los golpes, ni con agresividad porque eso no transforma, ni crea la conciencia del niño o joven que está creciendo, es necesario corregir con amor, con una autoridad llena de misericordia al estilo de Jesús”. Animó a los padres de familia a cumplir su misión de autoridad en el hogar, corrigiendo a los hijos con valentía en el momento oportuno, pero pidió hacerlo con la oración “no vayan jamás a corregir a sus hijos sin haber orado primero con ellos. Para que de esa manera la palabra sea sanadora, reconfortante e iluminadora para su hijo o hija que se pudo haber equivocado”. La vida social. Aseguró que esta sociedad se está acostumbrando a la intolerancia, a rechazar al que piensa distinto, incluso al que se equivoca, a no descubrir en el otro el rostro de Dios. “La aplicación social de esta corrección fraterna, lleva a que en nuestra sociedad no tomemos la justicia por nuestras manos, no vayamos a eliminar al otro, a quitarle la vida al otro porque me hace estorbo o porque me hizo daño”. Reconoció que la reconciliación social, familiar e individual son caminos difíciles, por lo que exhortó a llevarlos de la mano de Dios. “Él es el maestro de la reconciliación, quien nos invita a ser hermanos, quien nos muestra el camino del perdón y del diálogo”. Agentes misioneros de la reconciliación En el marco de la Semana por la Paz, y ante la presencia del director del Secretariado Nacional de Pastoral Social, monseñor Héctor Fabio Henao, quien concelebró con el arzobispo de Bogotá, saludó a los delegados de la pastoral social de las distintas Jurisdicciones del país, quienes desde sus regiones trabajan constantemente por la reconciliación y la paz, ayudando a los más vulnerables de la sociedad. “Ellos son misioneros de la reconciliación, están en las regiones mostrando como se pueden solucionar los conflictos por la vía del diálogo, del encuentro y del perdón. Hemos sido testigos aquí en Colombia de hombres y mujeres que han pedido perdón y han recibido el perdón por parte de las víctimas”. En este contexto evocó el momento que se vivió en Villavicencio cuando el Papa Francisco, durante su visita a Colombia, presidió el encuentro de víctimas y victimarios. “Allí se produjo un grito de esperanza, de paz y reconciliación que no podemos olvidar”. “Cuando el victimario y la víctima se miran a los ojos, se reconocen como hermanos, ahí hay un signo de la presencia de Dios que nos desarma, nos quita todo rencor, nos hace sanar el resentimiento y el deseo de venganza (…) Es ahí cuando nos encontramos como miembros de una única familia, hijos de un mismo Padre, y podemos entonces darnos la mano, abrazarnos con el perdón”, aseveró. Un rezo por la paz El Arzobispo de Bogotá hizo la invitación para que dentro de las actividades que se tienen previstas en la Semana por la paz, el próximo 8 de septiembre, las familias se unan para rezar el Santo Rosario, ofreciendo cada misterio por la paz de Colombia.

Vie 21 Ago 2020

Colombia se prepara para la versión 33 de la Semana por la Paz

Bajo el lema, ‘Demos el paso, el reencuentro es con la paz’, el 20 de agosto se presentó el concepto y proyección de la campaña para el 2020, año en el que, por primera vez, se realizará totalmente de forma virtual. La presentación de esta iniciativa, que busca visibilizar todas aquellas acciones que se realizan desde los territorios con el objetivo de lograr la paz y la reconciliación en sus comunidades, se llevó a cabo a través de la plataforma Zoom, fue transmitida en un Facebook Live desde la página de Semana por la Paz Colombia y retransmitida en las Fanpage de Pastoral Social / Cáritas Colombiana, Redepaz y Conferencia Episcopal de Colombia. El primero en intervenir durante el lanzamiento fue Fernando Sarmiento, coordinador nacional de Red ProdePaz, quien aseguró que, “son miles las iniciativas territoriales que están con la paz, lugares que se han declarado territorios de paz, que trabajan con voluntad por lograr una paz con justicia social, convivencia, desarrollo humano y cuidado del medio ambiente”. Seguidamente, monseñor Héctor Fabio Henao, director del Secretariado Nacional de Pastoral Social / Cáritas Colombiana – SNPS/CC, se refirió a la importancia de esta campaña, especialmente, en este año complejo para las comunidades. “La Semana por la Paz del año 2020 se celebra en medio de unas circunstancias muy especiales, en las cuales el país está realmente conmovido por todo lo que han sido los asesinatos de miles de personas, entre ellos: defensores de derechos humanos y personas comprometidas con el tema de la paz”, afirmó monseñor Henao. Durante su presentación, también, destacó la importancia de esta jornada que se constituye en una movilización nacional, un ejercicio en el que se unen voluntades y propósitos para crear un gran pacto por la reconciliación y la vida. Para el director del SNPS/CC, “si no somos capaces de frenar toda esta oleada de violencias, vamos a dejar perder entonces un momento crucial de la historia y se van a agravar peligrosamente las condiciones de la pandemia. Semana por la Paz los invita a seguir dando pasos. Hace tres años estuvo el Papa Francisco en Colombia y nos decía: ‘demos el primer paso aquellos que no lo han dado, avancemos’, ahora decimos: ‘sigamos dando pasos’. Y estos pasos nos tienen que llevar al reencuentro con la paz”. Esta iniciativa es, para muchas personas, el grito de las comunidades, la voz de las personas que han sido víctimas de violencias y de quienes han vivido directa o indirectamente la guerra. “Semana por la Paz es un ejemplo de concertación, diálogo y punto de encuentro de múltiples miradas en la diversidad colombiana. Ha sido el punto de expresión de la voluntad de una sociedad que siente que está caminando de una manera vigorosa hacia la construcción de la paz”, agregó. El presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, monseñor Óscar Urbina, también envió un mensaje a todo el pueblo colombiano: “este año, en medio de esta semana de trabajo, oración y reflexión, nos proponemos dialogar y reconocer los esfuerzos que, desde todos los niveles, se hacen por la paz. (…) La paz es una tarea confiada a la responsabilidad de todos, es una certeza, una esperanza que tiene a su favor el porvenir y destino de Colombia. La paz es necesaria”. Un tesoro que cada persona lleva en su corazón, eso es la paz para Monseñor Urbina, razón por la que sí es posible alcanzarla y hacer que perdure entre las comunidades. Colombia necesita unidad, solidaridad y unión. “La paz depende de ti, con esta convicción pasará de lo individual a lo social y comunitario, así se convertirá en acción, porque la paz es sabiduría, valentía, compromiso y felicidad. Si queremos, podremos. El reencuentro es con la paz, ¡movámonos!”, aseguró. Patricia Linares, magistrada de la Sección de Apelación y presidenta de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), aseguró que la paz es un derecho y deber de todos los colombianos y colombianas. Aportarle a la paz es vivir en democracia y en un Estado que garantiza una vida digna, un lugar en el que se puede estar con pleno respeto a los derechos humanos, en donde se le aporta a la reconciliación. También hicieron parte del evento: Christine Büsser Mauron, encargada de negocios de la Embajada de Suiza; Luis Carlos Velázquez, gobernador de Caldas; Luis Fernando Suárez, gobernador de Antioquia; Armando Valbuena, consejero mayor de la ONIC y secretario de la Comisión Interétnica de Paz; Laura León, joven estudiante de Bogotá; Luis Emil Sanabria, presidente colegiado de Redepaz y Ángela Jaramillo de la Pontificia Universidad Javeriana. A lo largo de la transmisión se mostraron testimonios de jóvenes desde los territorios, uno de ellos fue el de Annie Yulieth Morales, de Samaniego (Nariño), quien se refirió a la importancia de la construcción de paz en las regiones para así evitar hechos de violencias como los que se han venido presentando estas últimas semanas en el país. “Rechazo todo tipo de violencia y acto que traiga dolor, tristeza o muertes. La vida de nosotros los jóvenes está en peligro, abracemos la vida y rechacemos la guerra. Unamos esfuerzos y participemos activamente en esta Semana de Paz, porque Samaniego es territorio de paz y no de violencia”, fue parte de su mensaje. Durante la jornada se hizo la presentación de actividades y campaña de comunicaciones, al igual que las acciones pedagógicas que se van a desarrollar. Por último, se contó con la participación de los músicos César López y Harold Dávila para la presentación de la canción “Hasta que amemos la Vida” y el concierto “Sembrando vida y esperanza”. El evento cerró con una rueda de prensa a las 11:00 a.m. donde se conversó sobre la situación actual del país y el reto de construir paz en medio de la situación humanitaria que se vive. Insumos digitales: imágenes para redes sociales, frases bíblicas, video informativo, frases del Santo Padre. Esta carpeta se actualizará con cartilla y otros insumos durante la siguiente semana. https://cecdemo5-my.sharepoint.com/:f:/g/personal/redesocialesnps_cec_org_co/EiUu38y0nsJOuqDRN2Soh2sBYrJm2Nsa6p6VZ26PilWxrQ?e=yzBW5F Fuente: Comunicaciones SNPS

Lun 16 Sep 2019

La paz no es un sueño

Estamos este año, de nuevo, celebrando la Semana por la Paz. Es una iniciativa que, por décadas, ha apoyado la Iglesia Católica en Colombia, con el fin de invitar a toda la sociedad a un mayor empeño para construir una convivencia armoniosa y fecunda entre todos los hijos de una misma patria. Infortunadamente, las noticias de estos días oscurecen este propósito: un grupo disidente de guerrilleros reanuda la lucha armada; crece el número de bandas y grupos que generan violencia en las ciudades; al parecer, existe el riesgo de una internacionalización del conflicto colombiano. Nosotros, sin embargo, no podemos desanimarnos frente al compromiso y a la esperanza de lograr la paz. La paz no es una utopía, no es un sueño. La paz es posible porque es un don con el que Dios bendice a su pueblo (Sal 29,11) y es una obra que brota de la decidida cooperación de todos. La persona humana está hecha para la paz y la paz es el ambiente en el que se debe desarrollar una sociedad. Sin embargo, a veces se presenta la paz como una realidad que se busca en sí misma y así nos equivocamos. Esa paz se vuelve un espejismo y no un compromiso serio de todos. La paz no se construye en el aire. Ella brota naturalmente cuando, en primer lugar, se valora y se defiende la familia y las demás instituciones que contribuyen a la recta y pacífica organización de la sociedad. Es en el hogar donde se aprende a vivir en paz, valorando la dignidad de cada persona humana, formando una conciencia recta que distingue entre el bien y el mal, procediendo en todo con un comportamiento justo, actuando con profundo respeto a los demás. La familia, aun siendo una sociedad tan pequeña, es el primer lugar donde se gana o se pierde la paz. Si queremos vivir en paz, más que muchos discursos y tratados teóricos, nos sirve defender la vida humana desde su concepción hasta su término natural. Cada vida humana es única y tiene un inmenso valor; pero la violencia en las diversas instituciones, en el ambiente social, en los medios de comunicación y en el corazón de cada uno de nosotros, nos ha llevado a no apreciar este gran don. Es preciso saber que si yo puedo hacerme dueño de la vida de otros, cualquiera también puede ser dueño de la vida mía. Si se legalizan el aborto y la eutanasia, finalmente todo asesinato puede ser justificado. La paz llega, no por hablar de ella y desearla, sino educándonos para actuar con la verdad, para trabajar con honestidad, para practicar la justicia, para respetar los derechos de otros, para vivir en solidaridad con los demás. La paz es fruto de una educación que lleve a acoger esos principios que están inscritos en la naturaleza humana, que son reconocibles con la razón y que son comunes a toda la humanidad. Sólo con una buena formación ética, que haga posible en todo momento un comportamiento recto de la persona y una actitud fraterna frente a los demás, se logra la paz interior y exterior. La paz verdadera, que no es mera ausencia de guerra sino la realización plena de la persona y de la sociedad, brota de acoger y vivir el Evangelio de Cristo, quien es nuestra paz y reconciliación (Ef 2,14) y quien tiene la clave para promover el desarrollo integral de los pueblos. Es con una evangelización a fondo y una sólida espiritualidad como la Iglesia puede dar el mejor aporte para que cada ser humano tenga la paz que el mundo no sabe dar y se haga obrero de la paz (cf Jn 14,27; Mt 5,9). Los conflictos más hondos de la persona y las confrontaciones violentas entre grupos humanos tienen su raíz, en último término, en no estar dentro del proyecto salvífico de Dios. + Ricardo Tobón Restrepo Arzobispo de Medellín

Vie 6 Sep 2019

La Vida Consagrada comprometida con la paz

En el marco de la Semana por la Paz, la Conferencia de Religiosos de Colombia, reafirmó su compromiso de trabajo en la construcción de un país reconciliado y en paz. En un comunicado los miembros directivos de la Institución manifestaron su angustia y desconcierto ante la violencia que siguen viviendo las comunidades en todo el territorio nacional "No queremos que se repita esa historia y como hijos de un mismo Padre nos sentimos llamados a llevar la esperanza, perdón y reconciliación a sus corazones, hogares y comunidades". En este sentido, animaron a religiosos y religiosas a seguir apoyando con entusiasmo la labor evangelizadora en todo el territorio nacional donde están presentes. "Estamos llamados a escuchar el clamor de los pueblos, a salir a las fronteras, a ser hospital de campaña, a llevar la alegría del Evangelio allí donde la vida es amenazada y violentada". Igualmente, ante el desconcierto que ha generado el anuncio de un grupo de desmovilizados de las Farc para volver a las armas, hicieron un llamado al Gobierno colombiano para que retomen con firmeza el cumplimiento de los acuerdos de paz firmados. En este mismo sentido, pidieron que se respete los derechos de quienes con firmeza decidieron abandonar las armas "ellos merecen el respaldo, apoyo y protección en este momento". A quienes le siguen apostando a la guerra los invitaron para que trabajen por la construcción de un mejor país, "donde se testimonie con hechos de vida la justicia, la paz, la solidaridad, la inclusión, la verdad y la reparación". Al referirse al tema de la polarización que vive el país, señalaron que "esto genera odio y no es la vía para el ejercicio de la política como posibilitadora del bien común", por lo que invitaron a trabajar en la construcción de un mejor país, donde con un buen testimonio se construya la justicia, la paz, la inclusión, la verdad y la reparación". [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon]

Jue 5 Sep 2019

Sembratón en el Vicariato Apostólico de Puerto Inírida

La iniciativa promovida por la Iglesia Católica presente en este lugar, convocó a distintos, instituciones educativas y comunidad en general, quienes se comprometieron con el proceso reforestación del territorio. La jornada, que hace parte de las acciones programada para la Semana por la Paz, contó con la participación de más de 200 personas, de distintas edades, quienes se congregaron en el atrio de la catedral desde donde partieron para la siembra de más de quinientos árboles de varias especies que son propios de la región, "para significar nuestro compromiso con el cuidado de la Casa Común, de la Amazonía, pulmón del mundo", manifestó Mons. Joselito Carreño Quiñonez. La gestora social del Vicariato, Camila López, en entrevista con el periódico El Regional, explicó que el objetivo principal del acto de solidaridad por la Amazonía es que las personas sepan lo importante que es asumir acciones ante los problemas ambientales que se han venido presentando en la tierra a raíz de la deforestación, como consecuencia de la tala indebida de árboles. “Es importante que como comunidad nos unamos a estas causas para poner de nuestra parte, de tal forma que construyamos un mejor futuro para nosotros y las generaciones venideras”.