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Dejémonos empujar a la misión
Tags: navidad plan nacional de predicación misión
La voz del Señor que abre el cielo es la que confirma y empuja la misión de Jesús para que alcance hasta los límites del orbe, dejemos que esta misma Palabra abra nuestros corazones y nos empuje a la misión. Escuchemos.
Lecturas
[icon class='fa fa-play' link=''] Primera Lectura: Isaías 42,1-4.6-7[/icon]
[icon class='fa fa-play' link=''] Salmo de respuesta: 29(28),1a+2.3ac-4.3b+9b-10 [/icon]
[icon class='fa fa-play' link=''] Segunda Lectura: Hechos de los Apóstoles 10,34-38[/icon]
[icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Lucas 3,15-16.21-22[/icon]
[icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link=''] CONTEXTO BÍBLICO[/icon]
Con el genio de un pintor la liturgia de la Palabra de este domingo, quiere seguir esclareciendo el rostro de Dios, revelando su misterio, durante 3 domingos el ciclo C se dedica a dibujar o a revelar la epifanía de Dios. Hoy estamos ante esta segunda pincelada, que está a punto de dejar la obra de Dios bellamente representada ante los ojos humanos.
A diferencia de los otros evangelios para Lucas Juan está en un segundo plano, nunca se afirma que bautice a Jesús, la fuerza para Lucas va a radicar en el Espíritu Santo que unge al Señor y en la voz del cielo que confirma la identidad de Jesús y su misión.
Para el evangelista tanto el Jesús como su bautismo inauguran el tiempo nuevo: la irrupción de Dios en la historia, por eso la espera del pueblo no se va a cumplir con el signo de la conversión propuesto por Juan, sino por la profundidad del bautismo cristiano. Aquel solo era con agua, este en cambio es con Fuego y Espíritu, aquel solo llevaba a la conversión, el nuevo bautismo no solo constituye el perdón de los pecados, sino que abre el cielo y da la filiación divina. Por eso no está reservado solo a unos cuantos, sino que está dado para todos, pues como afirma Pedro en casa de Cornelio “Dios no hace acepción de personas”, esta dimensión universal de la fe, querida y esperado por la profecía de Isaías 42 que leemos hoy, se cumple por la revelación suprema de Jesús, luz de las naciones.
Las lecturas lejos de buscar retratar los elementos antiguos del bautismo de Juan o de cualquier otro rito de aquel tiempo están expresando la novedad del bautismo cristiano: Es una acción trinitaria para regalar al hombre, a todos los hombres, el don de la filiación divina, el don de sentirse hijos muy amados, los predilectos, sin embargo esto no puede quedarse ahí, sino que, siguiendo la lógica del evangelio de Lucas, debe llevar a cada fiel a vivir la dimensión misionera de su fe, pues los textos de la Palabra que leemos en este día así lo demuestran y exigen.
[icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link=''] CONTEXTO SITUACIONAL[/icon]
La gran herida de la pastoral en este tiempo es el olvido de la maravilla de ser hijos. Si en los cristianos la dignidad de la filiación divina fuera explicita, seguramente no existirán las injusticias y vejámenes que contemplamos ante nuestros ojos. Cada uno se esforzaría por vivir como exige la dignidad a la que ha sido llamado y por permitir que los otros también vivieran como hijos.
La dignidad que hemos adquirido en el bautismo no es accidental, sino esencial, hace parte de nuestra condición de vida cristiana. El problema nace cuando a causa de la cerrazón del corazón no escuchamos la voz del Padre y no vivimos la unción del Espíritu que hemos recibido y que nos ha cristificado. Una pastoral adecuadamente iluminada por la Palabra tendría que llevar a cada fiel a vivir su dignidad cristiana, a que anuncie a los demás aquella realidad que poseen y así lograr juntos la construcción del Reino de Dios en medio de los hombres, por eso todo bautizado debe vivir su fe en clave de misión, pues la fe que no se comparte se estanca, se pierde, en cambio como decía san Juan Pablo II: La fe crece dándola.
[icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link=''] CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon]
Estamos celebrando el jubileo de la misericordia y el primer paso para sentir este don maravilloso del corazón del Señor no es sentirnos pecadores, sino sentirnos hijos. Esta dimensión tendría que marcar todo nuestro caminar durante este año, pues al experimentar dicho don: al sentir que también a nosotros, como a Jesús, el Padre nos llama sus hijos, nos unge con el Espíritu y nos envía a toda la tierra, tendría que convertirse en la consigna de toda nuestra vida. En la fiesta de la Epifanía, Dios se nos ofrecía pequeño y débil, ahora en su bautismo se nos presenta como el ungido y como el hijo ¿estamos viviendo estas realidades en nuestra historia de vida personal? Ahora que, con este domingo, estamos concluyendo la celebración de las fiestas de navidad y estamos a punto de iniciar la primera parte del tiempo ordinario, ¿Qué tanto hemos descubierto la cercanía de Dios que nos hace miembros de su familia? ¿Estamos siendo nosotros la presencia de Cristo?
[icon class='fa fa-play' link=''] Recomendaciones prácticas[/icon]
- Sería conveniente administrar el sacramento del bautismo en este día.
- Si no se administra el sacramento del bautismo, podría usarse el rito para la bendición y la aspersión del agua, p. 1053 del Misal Romano, que ocuparía el lugar del acto penitencial.
- Recordar que:
- Hoy finaliza el tiempo de Navidad y desde mañana, lunes 11 de enero, comienza la primera parte del Tiempo Ordinario, que se prolonga hasta el martes 9 de febrero.
- Se sigue el formulario de la Misa para la semana I del Tiempo Ordinario, p. 291 del Misal Romano. Liturgia de las Horas Tomo III, Salterio 1ª semana.
“El divorcio exprés”: una píldora que no sana
Lun 2 Dic 2024
Una sociedad que odia a los niños
Jue 28 Nov 2024
Jue 3 Ene 2019
Rindamos un homenaje amoroso a nuestro Señor
Estas fiestas que estamos celebrando tienen un propósito reconocer que Jesús es el Hijo de Dios, que nació en Belén, que él es la luz que irradia el mundo, él llena el mundo de alegría, gozo él es el distribuidor de la gracia de Dios. Reconocer todo esto nos pide rendirle un homenaje, adorarlo, rendirnos a su presencia, rendirnos a sus pies y tributarle un homenaje amoroso con la entrega espiritual y material. Eso es adorar al Señor Jesús. Tareas: Asiste a la Eucaristía y arrodíllate en el momento de la consagración. En tu habitación o en algún lugar haz el ejercicio de arrodillarte y adorar al Señor. Como los reyes, haz una buena ofrenda al Señor.
Jue 3 Ene 2019
Caminemos hacia Jesús
En esta solemnidad la Palabra de Dios nos presenta a Jesús como luz que ilumina a todos los pueblos: Algunos buscan y siguen esa luz y brota un encuentro que se convierte en adoración, junto a la transformación de la vida de quien adora. Otros, por su parte, prefieren las tinieblas y, preocupados por sus intereses, realizan planes homicidas contra quien es la Luz. En definitiva, el anhelo de la Iglesia es que todos los pueblos caminen hacia la luz y se dejen atraer por ella, y, al mismo tiempo, abran su corazón a los sentimientos que esa luz irradia, tales como la alegría y la esperanza. Primera lectura: Isaías 60,1-6 Salmo: 72(71), 1-2.7-8.10b-11.12-13 (R. cf. 11) Segunda lectura: Efesios 3,2-3a.5-6 Evangelio: Mateo 2,1-12
Dom 30 Dic 2018
María guarda todo en su corazón
En el Evangelio que se nos propone en esta solemnidad de Santa María Madre de Dios, podemos reflexionar en tres actitudes: La glorificación de los pastores al salir al encuentro del Salvador. El amor de María que como madre ama entrañablemente a su hijo y como creyente y testigo de las acciones amorosas de Dios, guarda todo en su corazón. La misión que Jesús tiene de salvar la humanidad y hacernos hijos libres del Padre Dios. Primera lectura: Números 6,22-27 Salmo: 67(66),2-3.5.6+8 Segunda lectura: Gálatas 4,4-7 Evangelio: Lucas 2,16-21
Jue 27 Dic 2018
Dios está presente en la familia
Igual que Jesús quiso hacer parte de la familia humana, unámonos con la Sagrada Familia de Jesús, María y José, para agradecer y alabar a Dios, que nos hizo parte de su familia divina. Por eso esta fiesta tiene dimensión universal, en la Iglesia, y se celebra, generalmente, el Domingo después de Navidad. Es la fiesta que nos recuerda que Dios está presente en la familia, donde se hace vida por excelencia: vida divina y vida humana. JESÚS, el Hijo de Dios, nace de María, la Madre que lo acoge y acompaña con su ternura; es cuidado por José, en la familia humilde, pobre y sencilla de Nazaret; y es asistido por su Padre Dios, quien en su Hijo nos da la Luz que nos ilumina, nos diviniza y nos salva como personas, familias, pueblos y naciones. Celebremos con gratitud y alegría. En esta fiesta las lecturas del Eclesiástico, salmo 128, Hebreos y del Evangelio de San Juan, nos propone reconocer la presencia y la acción de Dios en: Las formas de vida y las realidades históricas de nuestras familias, para potenciar las virtudes y las cualidades de obediencia, respeto y honra a nuestros padres y, en ellos, a Dios y, así, alcanzar sus bendiciones. La familia de Nazareth, desde donde el Señor Jesús se une a nuestra historia, espera que lo reconozcamos para hacernos Hijos de Dios y salvarnos. En nuestra disponibilidad de amar, para superar la ley que nos hace correr el riesgo de perder el amor, el sentido y la razón de ser de nuestra vida cristiana. Primera lectura: Eclesiástico 3,2-6.12-14 Salmo: 128(127),1-2.3.4-5 (R. cf. 84[83],5a) Segunda lectura: Colosenses 3,12-21 Evangelio: Lucas 2,41-52