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Padre Constantino, misionero que compartió la ternura de Dios
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Como una gran familia, los obispos, los directores de departamento, los religiosos y los laicos colaboradores de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), despidieron de su morada terrena al gran pastor, misionero y amigo, el padre Constantino Gutiérrez Gómez, quien acompañara con su servicio a esta institución durante siete años en la dirección del Departamento de Etnias.
Monseñor Oscar Urbina Ortega, arzobispo de Villavicencio y presidente de la CEC, fue el encargado de presidir la ceremonia litúrgica y en su homilía destacó del padre Constantino su sencillez, alegría, cercanía y dedicación como misionero hacia tantos hermanos necesitados, de manera especial a aquellos de las comunidades indígenas y afrodescendientes a las que atendió de manera incansable.
Observó que una tarea que todos debemos cumplir en la tierra es la de contemplar la obra de Dios y ser responsables con la creación y esto, dijo, “fue la misión que cumplió a cabalidad el padre Constantino”.
“Esta realidad hizo parte de la espiritualidad del padre Constantino que, además de la palabra del Señor, aprendió de las culturas ancestrales también a leer, cantar, proclamar, a bendecir y a cuidar la obra creadora. Así aprendimos que en toda la creación con el nacimiento empieza la carrera de la vida y también el descenso de la muerte que él ahora vive”, agregó.
De una manera ilustrativa, recordó que al único que no se le mueren los hijos es a Dios. “La muerte de este hermano como esperamos sea la nuestra, no será el fin, sino el cumplimiento pleno de la existencia, la nueva creación que Dios realizará a través de Cristo muerto y resucitado en cada uno de nosotros”.
Resaltó dos momentos importantes que permeaban la vida de Jesús. Uno, la experiencia de oración en el silencio y, luego, el encuentro con la gente. “Estos momentos los vivió el padre Constantino”, afirmó.
Aseguró que el padre Constantino respondió al deseo de Jesús, de conocerlo, de reproducir sus acciones e imitarlo en su entrega misericordiosa para guiar, orientar y proteger a los más necesitados de apoyo. “Nuestro hermano Constantino hizo presencia, promocionó, acompañó y guio desde el Instituto Misionero de Antropología (IMA) a tantos hermanos nuestros que requerían de ayuda”.
En un momento emotivo, el arzobispo de Villavicencio explicó que esta eucaristía era una acción de gracias a Dios y un homenaje por la vida de este misionero infatigable. Pidió a quienes le sucedan en esta tarea, para que su obra especialmente en beneficio de las diversas etnias y afrodescendientes a los que él sirvió con tanto amor y por las que él lucho hasta el final, puedan continuar. Finalmente, recordó que “en cada hermano que él sirvió vive Dios y cada hermano necesita tocar, sentir cercana la ternura, el amor y la salvación de Dios”.
A la eucaristía, que se realizó de manera virtual este lunes 08 de febrero, se conectaron los funcionarios de la Conferencia Episcopal de Colombia, hermanos de la Comunidad de Misioneros Javerianos de Yarumal, parientes y amigos del padre Constantino Gutiérrez Gómez.
Misioneros Javerianos de Yarumal despiden al padre Constantino Gutiérrez
Así mismo, este día en horas de la tarde, los Misioneros Javerianos de Yarumal, comunidad a la que pertenecía el sacerdote fallecido, celebraron la santa misa exequial, presidida por monseñor Elkin Fernando Álvarez Botero, obispo de Santa Rosa de Osos y secretario general de la Conferencia Episcopal de Colombia.
Durante su homilía y tomando las lecturas escogidas para esta ocasión, una de ellas de la carta de San Pablo sobre el bautismo como prenda de la vida eterna; el Salmo: "El Señor es compasivo y misericordioso"; y el pasaje del Evangelio sobre la Resurrección del hijo de la viuda de Naín, afirmó que si bien es dolorosa la partida del padre Constantino, desde la fe y la fraternidad ha de ser asumida como una garantía de esperanza y cercanía a Dios en medio del sufrimiento humano.
Dijo monseñor Álvarez que este es un momento para renovar la fe en la resurrección de Cristo y de los cristianos. “Lo que estamos viviendo no nos puede menguar en la confianza en el amor de Dios, al contrario, debe afianzar en ella, pues sentimos su presencia amorosa que da sentido a nuestra vida. En Cristo, quien dio su vida por nosotros, hallamos la luz para nuestra vida y para esta situación dura por la que atravesamos”.
El prelado destacó las grandes virtudes del padre Constantino, pues lo tuvo como cercano colaborador en el trabajo misionero de la Conferencia Episcopal. Exaltó su sencillez, humildad, su servicialidad, su cercanía a todos y especialmente a los más necesitados. “Él desplegó su confianza completa en la providencia, a pesar de las limitaciones económicas, siempre buscó la manera de sacar adelante sus proyectos con un trabajo continuo y dedicado, tratando de hacer con ella la tarea evangelizadora”.
En un segundo momento, resaltó su espíritu misionero, su celo pastoral expresado en todo lo que realizaba para poder asistir a cuanta reunión se le convocaba, reuniones pastorales o encuentros con indígenas “era capaz de hacer largos trayectos por tierra para poder vivir esa condición de evangelizador y anunciador”.
Por último, resaltó su grande amor por las etnias, indígenas, afrodescendientes y rom, a los cuales les dedicó completamente su vida y ministerio “Era su carisma personal. No había reunión en el Episcopado en la que Constantino no contara de su trabajo con las etnias o tuviera una iniciativa para ellos”.
Concluyó su homilía haciendo un llamado a la confianza en Dios y a buscar la intercesión de los santos más cercanos en la vida del padre Constantino, como fueron santa Laura Montoya, y el beato Jesús Emilio Jaramillo, obispo Javeriano mártir en Arauca, para pedir por la tarea evangelizadora, continuar en este caminar y hacer llegar el amor de Dios a todos en medio de estas circunstancias tan difíciles y duras.
“El divorcio exprés”: una píldora que no sana
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Una sociedad que odia a los niños
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Frente al año preelectoral 2025 en Colombia, el cardenal Luis José Rueda Aparicio llama a la responsabilidad y la fraternidad
En el contexto del fin de año, el cardenal Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y primado de Colombia, compartió un balance del 2024, destacando los desafíos y aprendizajes que dejó para la Iglesia y para el país. Además, pidió a los colombianos asumir el 2025, año preelectoral, con un profundo sentido de responsabilidad, fraternidad y compromiso con el bien común.Reflexionando sobre el año que termina, el cardenal Rueda evocó una popular canción colombiana: “Yo no olvido el año viejo porque me ha dejado cosas muy buenas”. Desde allí, destacó que, aunque el 2024 estuvo marcado por complejas guerras en el mundo, como las de Ucrania y Gaza; así como por el conflicto armado, inundaciones y dificultades sociales en Colombia, también dejó signos de esperanza que deben animar a la nación a seguir avanzando.En el ámbito social, el purpurado subrayó la importancia de la COP 16, celebrada en Cali en el mes de octubre, como un momento clave para reflexionar sobre el cuidado de la “casa común” y la responsabilidad que tienen los colombianos de proteger la biodiversidad y priorizar la dignidad humana.A nivel eclesial, el cardenal Rueda resaltó la segunda sesión de la Asamblea del Sínodo de los Obispos sobre la sinodalidad, que invitó a la Iglesia universal a caminar junta, escuchando, perdonando y trabajando como un solo cuerpo. Además llamó la atención sobre el curso que debe seguir lo concluido allí:“Nos queda un camino por recorrer. Debemos implementar lo que el Sínodo nos ha ofrecido, no como un documento de estudio, sino como una práctica viva en parroquias, familias y comunidades”, afirmó el primado de Colombia, instando a construir una Iglesia más inclusiva y corresponsable, guiada por el Espíritu Santo.Al mirar hacia el 2025, el cardenal Luis José Rueda hizo un llamado a los colombianos a vivir este año preelectoral como un tiempo de responsabilidad y fraternidad. En un país marcado por tensiones políticas, y citando la enseñanza del papa Francisco sobre la buena política como servicio al bien común expresada en su Encíclica Fratelli tutti, afirmó: “La política debe implicarnos a todos; no puede ser un espacio para la indiferencia, la división o la polarización”.En este sentido, el primado de Colombia destacó la importancia de que los ciudadanos asuman su rol en la democracia, fomentando relaciones de respeto y buscando caminos comunes. “Las futuras generaciones necesitan instituciones fuertes y consolidadas, y un pueblo colombiano unido trabajando por la paz, la vida, la reconciliación y el desarrollo integral de todas las regiones”, agregó.Finalmente, el cardenal Rueda Aparicio invitó a todos a celebrar el Jubileo de la Esperanza, propuesto por el papa Francisco, como una oportunidad para renovarse y caminar juntos como humanidad y como Iglesia:“Que el año 2025 sea una ocasión para mirarnos con realismo, reconocer los signos de sufrimiento, pero también los de esperanza, y avanzar unidos como pueblo de Dios al servicio de la humanidad”.Vea el mensaje a continuación:
Sáb 28 Dic 2024
El Presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia hace un llamado a la esperanza y la reconciliación para el 2025
De cara al 2025, y en un momento crucial para Colombia, marcado por grandes desafíos sociales y políticos, monseñor Francisco Javier Múnera Correa, arzobispo de Cartagena y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, envía un mensaje cargado de esperanza. Invita a todos a cerrar este año 2024 con un corazón agradecido y abrir el 2025 bajo la perspectiva de un tiempo de gracia especial: el Jubileo Ordinario convocado por el papa Francisco.Según el prelado, este Jubileo de la Esperanza es una oportunidad para que los colombianos renueven su compromiso con los valores del Evangelio:“Los invito a no desfallecer en el cuidado de nuestros niños, jóvenes y abuelos, a tender la mano a los migrantes, a los enfermos y a quienes son excluidos. Juntos, con fe y esperanza, construiremos un país reconciliado y lleno de vida”.El presidente del Episcopado también hizo un llamado especial a los colombianos a no dejarse vencer por la desesperanza ni por las divisiones:“Recordemos las palabras del Santo Padre en su visita a Colombia en 2017: ‘No se dejen robar la esperanza, no se dejen robar la alegría’. Que este Jubileo sea un tiempo propicio para fortalecer nuestras familias, apoyar a los más vulnerables y comprometernos con la búsqueda de la paz y la justicia”.Monseñor Francisco Múnera recordó también que la paz es uno de los grandes anhelos de la nación. “No perdemos la esperanza en el camino que recorremos para alcanzarla”, expresó, destacando la necesidad de que para que esta sea posible, existan gestos concretos de reconciliación, especialmente en un país que aún enfrenta las heridas del conflicto. En este sentido, recordó que el Jubileo será una oportunidad privilegiada para renovar el compromiso con la construcción de un futuro fraterno y solidario.En el marco de la 58 Jornada Mundial de la Paz, que se celebrará el 1 de enero de 2025 bajo el lema “Perdona nuestras ofensas, concédenos tu paz”, monseñor Múnera Correa recuerda que la paz no es solo la ausencia de violencia, sino el fruto de la reconciliación con Dios, con los hermanos y con nosotros mismos.El Jubileo Ordinario 2025: un tiempo de gracia para Colombia“La virtud de la esperanza nos recuerda que nuestra vida es una peregrinación hacia Dios. En este Jubileo, queremos reforzar nuestra confianza en que el bien y la paz son posibles, superando el pesimismo y las sombras de la violencia”, afirma monseñor Múnera, haciendo eco del llamado del Papa en la bula de convocatoria del Jubileo.Participación en el Rito de Iniciación del Jubileo en las catedralesEl presidente de la Coferencia Episcopal de Colombia también invita a los fieles a unirse, este domingo 29 de diciembre, al Rito de Iniciación del Jubileo en las catedrales de todo el país. Este acto será un signo de comunión con la Iglesia universal y un paso más en el camino hacia un futuro lleno de esperanza.El mensaje de la Iglesia es claro: el 2025 será un tiempo para renovar el espíritu y trabajar juntos como verdaderos Peregrinos de Esperanza, convencidos de que la paz y la reconciliación son posibles.Vea el mensaje a continuación:
Mar 24 Dic 2024
Navidad 2024: Vicepresidente del Episcopado Colombiano pide a los fieles liberar la Navidad del consumismo y aportar en la construcción de la paz
Al celebrar esta Navidad 2024, los obispos colombianos, a través del arzobispo de Tunja y vicepresidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Gabriel Ángel Villa Vahos, piden a los fieles asumir este tiempo desde el amor, mientras reflexionan sobre su papel en la construcción de un futuro mejor para el país, donde la paz, tan anhelada por todos, se pueda hacer realidad con el aporte de cada uno.En su mensaje, el prelado subraya que la paz no es solo un don divino, sino también una tarea que exige el esfuerzo de cada persona desde lo más profundo de su corazón. "Preguntémonos: ¿qué estoy dispuesto a aportar yo para la construcción de la paz?", expresa.En línea con las palabras del papa Francisco, el vicepresidente del episcopado colombiano también llama a liberar la Navidad de todo aquello que no refleja su verdadero sentido, como el consumismo, los odios, los rencores y las venganzas:"Que este tiempo sea también de unión familiar, de sacar de nuestro corazón todo asomo de rencor, de violencia, de venganza".Además, recuerda que el Santo Padre, al convocar el Jubileo de la Esperanza, que se inaugurará en Roma el 25 de diciembre y, en las diócesis colombianas, el 29 de diciembre, está invitando a todos los creyentes a renovar su confianza en el Señor y a caminar como "peregrinos de la esperanza"."Les estamos deseando a todos una muy Feliz Navidad 2024. Que Santa María, Nuestra Señora de la Esperanza, camine con nosotros en este peregrinar. Bendiciones", concluye monseñor Villa.Vea el mensaje a continuación:
Mié 11 Dic 2024
¿Cómo vivir el Jubileo de la Esperanza 2025 en la Iglesia colombiana? La Conferencia Episcopal lanza un libro con orientaciones
La Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), a través de su Secretariado Permanente, presenta un nuevo libro titulado "Caminar en esperanza". Su contenido busca ayudar a las comunidades católicas del país a reflexionar y vivir plenamente el Jubileo Ordinario del 2025 convocado por el papa Francisco bajo el lema “Peregrinos de la esperanza”. Más que un material de lectura tradicional, es una ruta concreta para orientar a todos los miembros de la Iglesia en un peregrinaje hacia la renovación de su fe y compromiso cristiano, especialmente en medio de un contexto nacional y mundial marcado por profundas incertidumbres y temores sociales y políticos.Este compendio de 137 páginas, concebido como una guía práctica y espiritual, ofrece reflexiones, talleres y recursos para que los fieles católicos colombianos incorporen la esperanza en su vivencia diaria y en sus dinámicas pastorales desde distintas dimensiones. Entre ellas, en la Biblia, en los padres de la Iglesia, a nivel litúrgico, desde el rol de sacerdotes y religiosos, en la familia, en la misión, a nivel social, desde la comunicación y desde los signos de los tiempos. En la presentación del libro y evocando las palabras del papa Francisco, quien en su exhortación Spes non confundit resalta que la esperanza es la virtud que “indica la dirección y la finalidad de la existencia cristiana”, el presidente de la CEC, monseñor Francisco Javier Múnera Correa, destacó que este tiempo jubilar es una oportunidad para fortalecer la virtud de la esperanza, que orienta y sostiene la vida cristiana. A partir de esta premisa, se invita a los fieles a reconocer que la esperanza tiene un rostro: Jesucristo, quien camina con la humanidad como peregrino para guiarla hacia el Padre."Caminar en esperanza" es una invitación de la Conferencia Episcopal de Colombia a fomentar la comunión en los diversos espacios eclesiales del país; desde las parroquias hasta las familias, así lo expresa su presidente, monseñor Francisco Múnera:“Deseo que este material sea acogido en todos los lugares eclesiales para la vivencia de la comunión en nuestro país; y que, en aquellos espacios vitales, se asuma con esperanza el seguimiento del Señor Jesucristo, nuestra paz, y con este horizonte podamos fomentar las relaciones, los procesos y los vínculos necesarios para una Iglesia sinodal, misionera y misericordiosa, como lo pide el Proceso Sinodal”.El libro ya puede ser adquirido a través de la Librería de la Conferencia Episcopal de Colombia o en las librerías San Pablo del país.Datos de contacto:Correo: libreria@cec.org.coWhatsApp: 3138808447Teléfono: PBX (57) 601 9157779 Ext. 125Horario de atención:Lunes a viernes 8:00 a.m. - 12:30 p.m. / 1:30 p.m. - 4:30 p.m.