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Testimonio de fe y esperanza que comparte la religiosa Gloria Cecilia
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En un tono bajo y sereno la religiosa Gloria Cecilia Narváez Argoty, sostuvo un breve diálogo con el Departamento de Comunicaciones de la Conferencia Episcopal de Colombia, donde devela algunos de los momentos y las dificultades que pasó durante los cuatro años y ocho meses de su cautiverio. Expresa, que, siempre mantuvo viva la esperanza y vivió cada momento con mucha fe, paciencia y humildad, tomada de la mano de Dios y María Santísima.
Además, narra cómo siguiendo el carisma de San Francisco de Asís, tuvo todo el tiempo del mundo para contemplar cada detalle del paisaje que le tocó vivir en el desierto. Agradeció por el agua, difícil y precioso líquido de conseguir en estos territorios, avistó el paso de los pájaros que cruzaban de una manera libre por el cielo e incluso bendijo los insultos y el maltrato que cada día recibía por parte de sus captores.
A pesar de todo lo vivido durante su cautiverio, la religiosa extiende una invitación para que toda persona se arriesgue a vivir de manera generosa una aventura misionera de servició hacia los demás e incluso dice ella, “de estar dispuestos a entregar la vida sin fronteras por los más necesitados”.
Finalmente, al pedirle que ofreciera una palabra de aliento a aquellas personas que sufren el flagelo del secuestro, la hermana Gloria Cecilia los invita a afianzar su fe en Dios y confiar en Él, orar mucho y no perder la esperanza, “solo así -asegura la religiosa- podremos lograr la libertad”.
Recordemos que la retención de la religiosa de 59 años, oriunda del departamento de Nariño y miembro de las Hermanas Franciscanas de María Inmaculada, se produjo un siete de febrero del 2017, estando ella en desarrollo de su servicio pastoral en la aldea de Karangasso, cerca de Koutiala, unos 400 kilómetros al este de Bamako (República de Malí – África Occidental).
Con el propósito de poder compartir con nuestros lectores cada detalle que la religiosa Gloria Cecilia nos narró sobre su retención, presentamos la transcripción completa de la entrevista, que sin lugar a dudas nos llenará de lágrimas, pero también, nos permitirá agradecer a Dios por la vida de esta religiosa y la de tantas religiosas y religiosos que a lo largo del planeta entregan su vida de una manera generosa por los más necesitados.
Lea el testimonio completo de la religiosa
Pregunta: ¿Cómo vivió su experiencia de Dios durante estos cuatro años y ocho meses de cautiverio en el desierto?
Gloria Cecilia. En medio de muchos grupos armados Al Qaeda y Talibanes. Viví con mucha confianza en Dios, con mucha oración desde lo que yo podía contemplar en el desierto, el salir del sol, alababa a Dios, en todo momento agradecí a Dios, como decía San Francisco de Asís: ‘si te azotan considéralo como una gracia’. Yo me decía: ‘acepta este momento como Dios te lo presenta y no quieras pedirle como tú quieres que sea’. Entonces, siempre puse esta prueba que Dios me permitió vivir, este cautiverio con mucha fe en Dios, con mucha paciencia, edificada con mi madre fundadora, la madre Caridad que decía ‘Alabar o callar, dejar que Dios nos defienda’. Dios no se deja ganar en generosidad, agarrarse fuertemente de Dios y de la Virgen Santísima y eso fue lo que yo viví.
Yo sabía que nuestra Fundadora intercedió por mí, qué tantas hermanas que pasaron ya en nuestra congregación, que fueron los cimientos y los pilares de nuestra congregación, intercedieron por mí, que mi madre, mi familia, las hermanas de la Congregación y la Iglesia entera oraban por mí.
Entonces lo viví con mucha fe, con mucha paciencia, con mucha humildad y pues fui creciendo, mi fe se afianzaba cada vez más, lo viví con serenidad, en ningún momento me desesperaba, claro como es natural uno tiene cierto miedo, pero yo lo viví confiada siempre en mi Dios.
P. En nombre de la Vida Consagrada de Colombia, de la Conferencia Episcopal, de manera muy especial de la familia Franciscana le damos la bienvenida. ¿Cuéntenos cómo se fortalece el carisma Franciscano en esta experiencia, cuando San Francisco de Asís nos enseña a contemplar y a alabar a Dios en todas sus creaturas?
GC: Yo viví esta contemplación de la creación como San Francisco lo proclamaba, ‘es mi hermana toda la creación’, el salir del sol para mí en el desierto era algo hermoso, contemplar ese color fuerte del sol radiante, ver cómo los camellos subían por esas montañas de arena, seguro caminaron muchos kilómetros, iban a buscar agua a un pozo, porque en el desierto hay que caminar muchos kilómetros para conseguir el agua. Yo alababa y bendecía a Dios por el agua que podía tener, dos litros de agua, yo decía: ‘en un desierto con un calor tan fuerte, como es de valiosa esta agua, como es de preciosa’, como Francisco de Asís lo decía y por ello le daba gracias a Dios; y si de pronto veía algún pajarito, yo contemplaba también ese momento, como Dios en ese pajarito que tenía su libertad iba y venía, podía también alabar y bendecir a Dios; incluso en los insultos y en el maltrato que estos grupos me hacían yo también lo alababa, yo decía, es una oportunidad que Dios me da para revisar mi vida de fidelidad frente a Él, para también purificarme yo y para bendecirlo por esta oportunidad que me da, por la paciencia, por la humildad, yo lo alabo y lo bendigo en todo momento; y si me tiraban un poco de leche o me tiraban lo que fuera, también lo alababa y lo bendecía.
Yo sabía que la religión de ellos era el islam, yo me mantenía en mi fe y con la esperanza viva, porque mi familia es muy católica, en mi pueblo y en Nariño mismo somos muy creyentes y desde pequeña mi mamá nos afianzó en la fe y me decía mi mamá: Gloria ‘si uno es fósforo, usted no sea candela’, como mantenerme en esa paz y ser instrumento de paz.
Yo pedía por las personas que me tenían secuestrada, dentro de esta espiritualidad Franciscana que es de mucha paz, yo proclamaba la oración de la Paz o a veces yo componía mis propias alabanzas a Dios con lo que yo podía admirar y bendecir, entonces yo creo que esta espiritualidad se afianzó más en el desierto.
Y de por sí, vivir esa fraternidad universal dentro de la misión en la que estábamos, con la gente no había diferencia de religión, yo decía ‘aquí estoy frente a grupos extremistas’, es diferente de haber vivido nuestra misión allá en la vereda, allá era la fraternidad lo que nos unía, el podernos ayudar, el poder compartir con la gente y acá es diferente pero en medio de esa diferencia yo respeto mucho y bendigo a Dios.
P. Valoramos mucho su testimonio de vida misionera. Qué consejo daría usted a tantos católicos, bautizados que quieren ir a prestar un servicio de misión en Colombia o en otra parte del mundo, a través de la misión Ad Gentes.
GC: Les invitaría a ser generosos, estar dispuestos a entregar su vida sin fronteras, no encerrarnos. Nosotros sabemos que aquí en Colombia hay mucha necesidad; yo he tenido la oportunidad de estar en el Putumayo, en el Caquetá, en la bota Caucana, también en Bocas de Satinga y por Tumaco, yo veía mucha necesidad, pero también la presencia de Franciscanos, de otras comunidades y de misioneras (os) que están en estos territorios de misión. Por eso, es importante estar atentos a este llamado de la Iglesia, que nos hace el Papa Francisco, estar allá en la periferia, estar en los lugares donde nos necesitan, no por lo que somos, ni lo por lo que vamos a dar, sino por el testimonio.
Yo me acuerdo ahora que salí del cautiverio un padre malinés me escribió y me dijo ‘hermana Gloria nosotros le agradecemos mucho por su testimonio de vida porque en este tiempo que usted estuvo cautiva la fe en Mali se ha afianzado, nos hemos unido más los católicos y ahora somos más fuertes’ y agregaba: ‘hermana, no es tanto dar, ni hacer cosas, sino testimoniar nuestra fe y estar ahí con la gente, nosotros nos hemos edificado y si todos los misioneros o bautizados tuviéramos esa fe tan grande, entonces pudiéramos vivir como hermanos y vivir en medio de la diferencia’ y todo eso me edificó también.
Igualmente me edificó las palabras de monseñor Zerbo, el cardenal de Bamako en Mali, quien me dijo: ‘hermana Gloria cada día yo reservaba la comunión, decía, por la hermana Gloria’ y eso me llenó como de una alegría y decía además el cardenal que oraba en medio de tanta dificultad y tanto sufrimiento que se vive en Mali, y pues él estaba compartiendo conmigo, uniéndose espiritualmente, frente a esto, entonces, yo haría un llamado a todos para que nos entreguemos radicalmente y entreguemos nuestra vida en servicio de los demás.
P. En Colombia hay muchos secuestrados, ¿Cuál sería su mensaje para ellos a partir de su experiencia particular?
GC: Yo les pediría que tengan una confianza muy firme en la fe. Yo viví esta experiencia con uno de mis primos de la familia que estuvo siete años secuestrado, pero él decía ‘el Santo Rosario, Gloria, la sagrada Biblia cada vez yo tenía la oportunidad de reflexionar en la palabra de Dios’, que yo no la tenía allá por la religión, entonces de afianzarse mucho, creer mucho en Dios confiar en Él, agarrarse fuertemente de Dios y nunca perder la esperanza, Dios está con nosotros y si confiamos en Él podemos lograr nuestra libertad.
“El divorcio exprés”: una píldora que no sana
Lun 2 Dic 2024
Una sociedad que odia a los niños
Jue 28 Nov 2024
Sáb 28 Dic 2024
El Presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia hace un llamado a la esperanza y la reconciliación para el 2025
De cara al 2025, y en un momento crucial para Colombia, marcado por grandes desafíos sociales y políticos, monseñor Francisco Javier Múnera Correa, arzobispo de Cartagena y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, envía un mensaje cargado de esperanza. Invita a todos a cerrar este año 2024 con un corazón agradecido y abrir el 2025 bajo la perspectiva de un tiempo de gracia especial: el Jubileo Ordinario convocado por el papa Francisco.Según el prelado, este Jubileo de la Esperanza es una oportunidad para que los colombianos renueven su compromiso con los valores del Evangelio:“Los invito a no desfallecer en el cuidado de nuestros niños, jóvenes y abuelos, a tender la mano a los migrantes, a los enfermos y a quienes son excluidos. Juntos, con fe y esperanza, construiremos un país reconciliado y lleno de vida”.El presidente del Episcopado también hizo un llamado especial a los colombianos a no dejarse vencer por la desesperanza ni por las divisiones:“Recordemos las palabras del Santo Padre en su visita a Colombia en 2017: ‘No se dejen robar la esperanza, no se dejen robar la alegría’. Que este Jubileo sea un tiempo propicio para fortalecer nuestras familias, apoyar a los más vulnerables y comprometernos con la búsqueda de la paz y la justicia”.Monseñor Francisco Múnera recordó también que la paz es uno de los grandes anhelos de la nación. “No perdemos la esperanza en el camino que recorremos para alcanzarla”, expresó, destacando la necesidad de que para que esta sea posible, existan gestos concretos de reconciliación, especialmente en un país que aún enfrenta las heridas del conflicto. En este sentido, recordó que el Jubileo será una oportunidad privilegiada para renovar el compromiso con la construcción de un futuro fraterno y solidario.En el marco de la 58 Jornada Mundial de la Paz, que se celebrará el 1 de enero de 2025 bajo el lema “Perdona nuestras ofensas, concédenos tu paz”, monseñor Múnera Correa recuerda que la paz no es solo la ausencia de violencia, sino el fruto de la reconciliación con Dios, con los hermanos y con nosotros mismos.El Jubileo Ordinario 2025: un tiempo de gracia para Colombia“La virtud de la esperanza nos recuerda que nuestra vida es una peregrinación hacia Dios. En este Jubileo, queremos reforzar nuestra confianza en que el bien y la paz son posibles, superando el pesimismo y las sombras de la violencia”, afirma monseñor Múnera, haciendo eco del llamado del Papa en la bula de convocatoria del Jubileo.Participación en el Rito de Iniciación del Jubileo en las catedralesEl presidente de la Coferencia Episcopal de Colombia también invita a los fieles a unirse, este domingo 29 de diciembre, al Rito de Iniciación del Jubileo en las catedrales de todo el país. Este acto será un signo de comunión con la Iglesia universal y un paso más en el camino hacia un futuro lleno de esperanza.El mensaje de la Iglesia es claro: el 2025 será un tiempo para renovar el espíritu y trabajar juntos como verdaderos Peregrinos de Esperanza, convencidos de que la paz y la reconciliación son posibles.Vea el mensaje a continuación:
Mar 24 Dic 2024
Navidad 2024: Vicepresidente del Episcopado Colombiano pide a los fieles liberar la Navidad del consumismo y aportar en la construcción de la paz
Al celebrar esta Navidad 2024, los obispos colombianos, a través del arzobispo de Tunja y vicepresidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Gabriel Ángel Villa Vahos, piden a los fieles asumir este tiempo desde el amor, mientras reflexionan sobre su papel en la construcción de un futuro mejor para el país, donde la paz, tan anhelada por todos, se pueda hacer realidad con el aporte de cada uno.En su mensaje, el prelado subraya que la paz no es solo un don divino, sino también una tarea que exige el esfuerzo de cada persona desde lo más profundo de su corazón. "Preguntémonos: ¿qué estoy dispuesto a aportar yo para la construcción de la paz?", expresa.En línea con las palabras del papa Francisco, el vicepresidente del episcopado colombiano también llama a liberar la Navidad de todo aquello que no refleja su verdadero sentido, como el consumismo, los odios, los rencores y las venganzas:"Que este tiempo sea también de unión familiar, de sacar de nuestro corazón todo asomo de rencor, de violencia, de venganza".Además, recuerda que el Santo Padre, al convocar el Jubileo de la Esperanza, que se inaugurará en Roma el 25 de diciembre y, en las diócesis colombianas, el 29 de diciembre, está invitando a todos los creyentes a renovar su confianza en el Señor y a caminar como "peregrinos de la esperanza"."Les estamos deseando a todos una muy Feliz Navidad 2024. Que Santa María, Nuestra Señora de la Esperanza, camine con nosotros en este peregrinar. Bendiciones", concluye monseñor Villa.Vea el mensaje a continuación:
Mié 11 Dic 2024
¿Cómo vivir el Jubileo de la Esperanza 2025 en la Iglesia colombiana? La Conferencia Episcopal lanza un libro con orientaciones
La Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), a través de su Secretariado Permanente, presenta un nuevo libro titulado "Caminar en esperanza". Su contenido busca ayudar a las comunidades católicas del país a reflexionar y vivir plenamente el Jubileo Ordinario del 2025 convocado por el papa Francisco bajo el lema “Peregrinos de la esperanza”. Más que un material de lectura tradicional, es una ruta concreta para orientar a todos los miembros de la Iglesia en un peregrinaje hacia la renovación de su fe y compromiso cristiano, especialmente en medio de un contexto nacional y mundial marcado por profundas incertidumbres y temores sociales y políticos.Este compendio de 137 páginas, concebido como una guía práctica y espiritual, ofrece reflexiones, talleres y recursos para que los fieles católicos colombianos incorporen la esperanza en su vivencia diaria y en sus dinámicas pastorales desde distintas dimensiones. Entre ellas, en la Biblia, en los padres de la Iglesia, a nivel litúrgico, desde el rol de sacerdotes y religiosos, en la familia, en la misión, a nivel social, desde la comunicación y desde los signos de los tiempos. En la presentación del libro y evocando las palabras del papa Francisco, quien en su exhortación Spes non confundit resalta que la esperanza es la virtud que “indica la dirección y la finalidad de la existencia cristiana”, el presidente de la CEC, monseñor Francisco Javier Múnera Correa, destacó que este tiempo jubilar es una oportunidad para fortalecer la virtud de la esperanza, que orienta y sostiene la vida cristiana. A partir de esta premisa, se invita a los fieles a reconocer que la esperanza tiene un rostro: Jesucristo, quien camina con la humanidad como peregrino para guiarla hacia el Padre."Caminar en esperanza" es una invitación de la Conferencia Episcopal de Colombia a fomentar la comunión en los diversos espacios eclesiales del país; desde las parroquias hasta las familias, así lo expresa su presidente, monseñor Francisco Múnera:“Deseo que este material sea acogido en todos los lugares eclesiales para la vivencia de la comunión en nuestro país; y que, en aquellos espacios vitales, se asuma con esperanza el seguimiento del Señor Jesucristo, nuestra paz, y con este horizonte podamos fomentar las relaciones, los procesos y los vínculos necesarios para una Iglesia sinodal, misionera y misericordiosa, como lo pide el Proceso Sinodal”.El libro ya puede ser adquirido a través de la Librería de la Conferencia Episcopal de Colombia o en las librerías San Pablo del país.Datos de contacto:Correo: libreria@cec.org.coWhatsApp: 3138808447Teléfono: PBX (57) 601 9157779 Ext. 125Horario de atención:Lunes a viernes 8:00 a.m. - 12:30 p.m. / 1:30 p.m. - 4:30 p.m.
Mar 10 Dic 2024
La Diócesis de San José del Guaviare ya tiene Administrador Diocesano: Pbro. Edgar Liévano Labrador
El Colegio de Consultores de la Diócesis de San José del Guaviare eligió a su nuevo administrador. Se trata del padre Edgar Liévano Labrador, quien se venía desempeñando como vicario general de esa Iglesia particular ubicada en el departamento del Guaviare. La nueva designación por parte de los sacerdotes se dio este 6 de diciembre, tras la posesión del anterior obispo de esta jurisdicción, monseñor Nelson Jair Cardona, en la Diócesis de Pereira.El padre Edgar Liévano Labrador nació el 10 de agosto de 1955 en Ibagué (Tolima). Cursó sus estudios de teología en el Seminario IntermisionalSan Luis Beltrán de Bogotá. Fue ordenado sacerdote el 26 de marzo de 1988 para la Prefectura Apostólica de Mitú. Estudió una licenciatura en Filosofía y Educación Religiosa en la Universidad Católica de Oriente y una especialización en Derecho Matrimonial Canónico en la Pontificia Universidad Javeriana.Los encargos pastorales que ha desempeñado son:Párroco de la Parroquia San Antonio de Carurú- Vaupés (1988)Párroco de la Parroquia Cristo Rey de Calamar-Guaviare (1989-1995)Párroco de la Inmaculada Concepción de San José (1996-2001)Fundación de la Parroquia Nuestra Señora de la Paz de San José (2001-2003)Párroco de la Parroquia Divino Niño de Puerto Concordia-Meta (2004)Administrador Parroquial de la Parroquia La Sagrada Familia de San José (2005-2007)Párroco de la Parroquia Nuestra Señora de la Paz de san José (2008-2011)párroco de la Parroquia María Auxiliadora de San JoséPárroco de la Parroquia Catedral de San José (2015-2020)Párroco de la Parroquia Nuestra Señora de la Paz de san José (2020 hasta la fecha)Provicario del Vicariato apostólico de San José del Guaviare (1999)Vicario General (2000-2003, 2006-2010 y 2016 hasta la fecha)Canciller y notario (2006 hasta la fecha)Actualmente es miembro del Consejo Presbiteral y del Colegio de Consultores.En diálogo con el Departamento de Comunicaciones de la Conferencia Episcopal de Colombia, el padre Edgar Liévano expresó su gratitud hacia los sacerdotes que conforman el Colegio de Consultores de la Diócesis de San José del Guaviare, por haber confiado en él para guiar esta Iglesia particular. En ese sentido, dio a conocer tres prioridades pastorales:“Seguiré con la ayuda de Dios y las oraciones de los fieles, trabajando en el Plan de Pastoral y en su implementación; en el crecimiento fraterno y espiritual del clero, religiosos y religiosas; y en la ayuda para con los pobres y necesitados. Dios me ayude en este trabajo que ha puesto en mis manos”, expresó el sacerdote.El padre Liévano estará desarrollando este encargo hasta que se produzca un nuevo nombramiento episcopal para esa jurisdicción eclesiástica por parte del Santo Padre.