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adviento

Lun 10 Dic 2018

Los arreglos de navidad

Por: Monseñor Luis Fernando Rodríguez Velásquez: Diciembre es un mes en donde todos los sentimientos se encuentran. Para muchos son días de alegría y jolgorio, para otros son días de nostalgia y remembranzas. Por otro lado, en la Iglesia se celebran dos tiempos litúrgicos, el Adviento y la Navidad. Ambos tienen un mensaje común centrado en la esperanza. Es la renovada invitación para que la vida de todos los cristianos esté enmarcada en la esperanza de la vida eterna, de los tiempos nuevos, en los que, como dice el profeta llegarán días en que “de las espadas forjarán arados, de sus lanzas podaderas. No alzará la espada nación contra nación, ni se prepararán más para la guerra. Estirpe de Jacob, venid, caminemos a la luz del Señor” (Isaías, 2, 4 - 5). Esto significa que es necesario prepararnos para acoger a Jesús que quiere nacer de nuevo en los corazones de todos. Espiritualmente nos preparamos con la oración, la penitencia, la caridad. Y en los días previos, los llamados tiempos fuertes, hacemos la novena al Niño Dios. Con esta preparación espiritual, que debe ser la más importante, se ha ido consolidando una tradición que viene de otras culturas, manifestada en la decoración de las casas, calles y templos, con luces de colores y arreglos navideños, inspirados muchas veces en costumbres nórdicas donde el papá Noel es el protagonista. El árbol de navidad y guirnaldas de variadas formas, ocupan los espacios, lastimosamente desplazando los signos religiosos y cristianos como el pesebre y la tradicional imagen de la Sagrada Familia. Qué bueno que sin dejar a un lado las decoraciones navideñas, tan costosas por cierto, los católicos y cristianos demos el lugar que merecen al auténtico y original significado del adviento y la navidad, como momento de encuentro de la familia alrededor del pesebre para que juntos podamos cantar con los ángeles: “Gloria Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que Dios ama” (Lucas, 2,14). Desde ya para todos, “Feliz Navidad”. Por: +Luis Fernando Rodríguez Velásquez Obispo Auxiliar de Cali

Vie 7 Dic 2018

Episcopado colombiano anima a los católicos a orar por la Iglesia

Los Obispos del país invitan a todas las comunidades católicas a realizar, durante el tiempo de Adviento, Navidad y Año Nuevo, momentos especiales de oración y ejercicios de devoción por la Iglesia y su misión. De modo especial, animan para que el próximo 31 de diciembre se celebre en la noche una Hora Santa en todos los templos, capillas y oratorios, con esta intención por la Iglesia. Monseñor Elkin Álvarez Botero, secretario general de la Conferencia Episcopal, recordó que todos los católicos tenemos el compromiso de ser parte activa de la vida de la Iglesia, por ello estamos llamados a orar intensamente por ella y su acción evangelizadora. Con el fin de promover este espacio de oración comunitaria, proponen un subsidio pastoral que ofrece tres esquemas de celebración: Vigilia de oración en honor de Nuestra Señora de Guadalupe, el Rosario Mariano y la Exposición y Bendición con la Eucaristía. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar Subsidio[/icon]

Vie 7 Dic 2018

Tomemos consciencia de que el Señor viene

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Jue 6 Dic 2018

Preparemos el camino del Señor

Existen muchas formas de preparar el camino del Señor, por ejemplo: la conversión, el bautismo, la oración alegre y viviendo la auténtica alegría cristiana. Quitemos del corazón el luto y la aflicción que comprimen al ser humano porque el Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres: Tareas: Revisa qué quita la alegría de tu corazón. Reafirmate en el motivo de la alegría: Dios está contigo. Pregúntate cómo estás preparando el camino del Señor. ¿Ya hiciste el pesebre en tu casa? ¿Tu oración cómo va? ¿Ya preparaste la confesión de este tiempo?

Lun 3 Dic 2018

Papa: Que el Adviento no sea mundano, sino el tiempo para purificar la fe

El tiempo de Adviento tiene “tres dimensiones”: pasado, presente y futuro. En su homilía del primer lunes de diciembre el Papa Francisco recordó que este tiempo – que comenzó precisamente ayer, primer domingo de Adviento – es propicio “para purificar el espíritu, para hacer crecer la fe con esta purificación”. El punto de partida de la reflexión del Pontífice fue el Evangelio del día (Mt8, 5-11), que narra el encuentro en Cafarnaúm entre Jesús y un centurión, que pide ayuda para su siervo, paralizado en la cama. Francisco precisó que puede suceder también hoy que nos acostumbremos a la fe, olvidando “su vivacidad”. En el sentido de que “cuando estamos acostumbrados – reafirmó – perdemos esa fuerza de la fe, esa novedad de la fe que siempre se renueva”. Que la Navidad no sea mundana El Papa Bergoglio subrayó que la primera dimensión del Adviento es el pasado, “la purificación de la memoria”. De ahí que haya afirmado: “Recordar bien que no ha nacido el árbol de Navidad”, que ciertamente es un lindo “signo”, pero recordar que “ha nacido Jesucristo”. Ha nacido el Señor, ha nacido el Redentor que ha venido a salvarnos. Sí, la fiesta… nosotros siempre corremos peligro, tendremos siempre en nosotros la tentación de mundanizar la Navidad, mundanizarla… cuando la fiesta deja de ser contemplación – una bella fiesta de familia con Jesús en el centro – y comienza a ser fiesta mundana: hacer las compras, los regalos y esto y aquello… y el Señor permanece allí, olvidado. También en nuestra vida: sí, ha nacido, en Belén, pero… Y el Adviento es para purificar la memoria de aquel tiempo pasado, de aquella dimensión. Purificar la esperanza Además, el Adviento sirve para “purificar la esperanza”, para prepararse “al encuentro definitivo con el Señor”. Porque aquel Señor que ha venido, ¡volverá! Y volverá para preguntarnos: “¿Cómo fue tu vida?”. Será un encuentro personal. Nosotros, el encuentro personal con el Señor, hoy, lo tendremos en la Eucaristía y no podemos tener un encuentro así, personal, con la Navidad de hace dos mil años: tenemos la memoria de aquello. Pero cuando Él vuelva, tendremos aquel encuentro personal. Es purificar la esperanza. El Señor llama cada día a nuestro corazón Por último, el Papa Francisco invitó a todos a cultivar la dimensión cotidiana de la fe, no obstante las preocupaciones y los tantos trabajos excesivos, custodiando la propia “casa interior”. Sí, porque en efecto, nuestro Dios, es el “Dios de las sorpresas” y los cristianos deberían vislumbrar cada día los signos del Padre Celestial, lo que nos dice hoy. Y la tercera dimensión es más cotidiana: purificar la vigilancia. Vigilancia y oración son dos palabras para el Adviento; porque el Señor que se ha encarnado en la Historia en Belén; vendrá, al final del mundo y también al final de la vida de cada uno de nosotros. Pero viene cada día, en cada momento, en nuestro corazón, con la inspiración del Espíritu Santo. Fuente: Vatican News

Vie 30 Nov 2018

Inicia el tiempo de Adviento

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Vie 30 Nov 2018

En Adviento y Navidad despiertos y vigilantes

Llegan días de amor, de gozo, de alegría y el motivo es que Dios cumplió su promesa. Si perdemos de vista este objetivo caeremos en errores, en libertinaje, en borracheras y en preocupaciones tontas de la vida. Este tiempo hay que vivirlo bien de forma que agrademos a Dios, es decir: despiertos y vigilantes. Tareas: Haga la corona de Adviento. Cada domingo, en familia, haga la oración de la corona de Adviento. Haga el firme propósito de vivir el Adviento y la Navidad lejos del libertinaje, borrachera y preocupaciones inútiles. Vívalo en familia, en gozo y alegría.

Mié 28 Nov 2018

El Mesías nos traerá la justicia y la libertad

La liturgia de la Palabra en este primer domingo de Adviento nos introduce en la dinámica de la espera del Salvador. Los pasajes de la Escritura nos aseguran que el Mesías nos traerá la justicia y la libertad; y al mismo tiempo nos indican las actitudes con las que debemos esperar y acoger al Señor que viene. Primera lectura: Jeremías 33,14-16 Salmo: 25(24),4-5ab.8-9.10+14 (R. cf. 130[129],5) Segunda lectura: 1Tesalonicenses 3,12 - 4,2 Evangelio: Lucas 21,25-28.34-36 ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El profeta Isaías, en el breve oráculo que hemos escuchado, recoge la esperanza que el pueblo de Israel mantuvo a través de los siglos: ¡vendrá un Salvador, el Mesías, el Señor! Esta promesa hallará cumplimiento con la encarnación del Hijo de Dios; ésta es su primera venida. En el pasaje de San Pablo a los Tesalonicenses la perspectiva se amplía a la segunda venida del Señor. El tono del apóstol es exhortativo; invita a los fieles a “presentarse” santos e irreprochables ante Dios cuando vuelva Jesucristo. La idea central del texto es la necesidad de esforzarse permanentemente por agradar a Dios en todo, mientras se espera el encuentro definitivo con él. El Evangelio nos anuncia, con símbolos y señales propios del género apocalíptico, el momento de la llegada del Señor. Si bien en un primer momento aparecen como señales terroríficas, ellas son indicación de la conmoción de todo lo creado frente a la presencia inminente e inmediata del Señor, que, para los cristianos, es señal inequívoca del momento esperado: “¡levántense, alcen la cabeza, se acerca su liberación!”. La condición para acoger esta acción salvífica en plenitud es “tener cuidado” o “mantenerse despiertos”.