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adviento

Mié 6 Dic 2017

En Adviento descubramos la presencia del Señor y testimoniemos

[icon class='fa fa-youtube fa-2x' link='']Ir a lista de reproducción[/icon] Tweets by cardenalruben

Lun 12 Dic 2016

"La fuerza de la familia reside esencialmente en su capacidad de amar"

Las lecturas bíblicas de hoy nos enseñan la importancia de la colaboración de José y María en la encarnación y nacimiento de nuestro Redentor. No es tenida en cuenta ni la grandeza ni el poder, sino la pobreza y la humildad. Escuchemos atentos. Lecturas [icon class='fa fa-play' link='']Primera lectura: Is 7,10-14[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo: 24(23),1-2.3-4ab. 5-6 [/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda lectura: Rm 1,1-7 [/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Mt 1,18-24[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] Las lecturas bíblicas de hoy nos presentan al hijo de María con dos nombres: “Emmanuel”, que significa “Dios con nosotros” y “Jesús”, que significa “El que salva”, nombres muy apropiados para conocer quién es el Niño, cuyo nacimiento esperamos. En primer lugar, nos enseña que él es Dios, infinito y eterno, pero no un Dios lejano, sino un Dios que está con nosotros, vive entre nosotros, es hombre como nosotros. Como lo expresa hoy san Pablo, “según la carne, es de la estirpe de David”, pero sin dejar de ser Dios, “constituido, según el Espíritu Santo, Hijo de Dios”. El segundo nombre; “Jesús”, nos manifiesta que él se hizo hombre para salvarnos del pecado y de la muerte y hacernos hijos de Dios. Jesús es nuestro Salvador, nuestro Redentor. Accede al contenido completo del plan [icon class='fa fa-play' link='']VISITA EL ESPECIAL DE ADVIENTO[/icon]

Mié 7 Dic 2016

"Aquel que esperamos viene"

En este tercer domingo de adviento nos reunimos para celebrar con alegría cristiana la presencia de Dios que vino a la tierra como Hijo de Dios, viene cotidianamente a nosotros en su Palabra, en la Eucaristía y en los necesitados, y vendrá como Juez de vivos y muertos. Manifestemos esta alegre esperanza con nuestros cantos y oraciones, para que nuestra voz esté en consonancia con el alma. Lecturas [icon class='fa fa-play' link='']Primera lectura: Is 35,1-6a.10[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo: 146(145),6c-7. 8-9a.9bc-10 [/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda lectura: St 5,7-10 [/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Mt 11,2-11[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] El adviento es un período del año litúrgico que nos ilumina en la doctrina y nos motiva en la pastoral. Y, este domingo, aparece como tiempo de alegría, de misericordia y de espera. Los cristianos no nos preguntamos dudando ¿Quién va a venir? Sino que nos alegramos exclamando: Aquél que esperamos “viene, viene con alegría y viene a todos” (Isaías). Y ese viene no es una foto, es una película de cine, con movimiento en tres tiempos: “Vino, viene, vendrá” (Santiago). Cuando encendemos el tercer cirio de la corona, sabemos muy bien: vino el Dios hombre, viene el Salvador y vendrá el Juez. “El Señor está cerca, el juez está ya en la puerta” (Santiago); pero no temamos a ese juez; él no quita alegría, porque por las buenas obras sabemos que su juicio será favorable. En efecto: ¿A quién viene? Recordemos: viene a todos (Isaías), a todos los necesitados, los expectantes. Gaudete, gozaos, alegraos y regocijaos porque vuestra recompensa será grande en los cielos (Mt 5,12); alegraos de que vuestros nombres estén inscritos en el cielo (Lc 10, 20); alegraos al participar de los sufrimientos de Cristo (1 Pedro 4,13). Accede al contenido completo del plan [icon class='fa fa-play' link='']VISITA EL ESPECIAL DE ADVIENTO[/icon]

Lun 5 Dic 2016

Adviento 2016

Por: Mons. Luis Fernando Rodríguez Velásquez - En medio de la encrucijada por la que está atravesando nuestro país, con las incertidumbres que están generando las controversias entorno de la aprobación e implementación del acuerdo de paz con las FARC, así como las inquietudes relacionadas con el inicio de los diálogos con el ELN y la posibilidad de entablar acercamientos con otros grupos armados, esto sin contar la aprobación y entrada en vigor de la reforma tributaria y la sensación del incremento de la pobreza y la inseguridad en tantos lugares, por mencionar sólo algunos aspectos de la vida ordinaria de los colombianos, puede darse la impresión de que para muchos se esté perdiendo la esperanza y de que la mirada hacia el futuro se esté nublando. En la Iglesia comenzamos el tiempo de Adviento. Es por excelencia el tiempo de la espera, de la llegada del Salvador, del “cielo nuevo y de la tierra nueva” como lo afirma el libro del Apocalipsis (21,1). En el año jubilar que acabamos de terminar, el Papa Francisco afirmó que la “Misericordia: es la vía que une a Dios y el hombre, porque abre el corazón a la esperanza de ser amados para siempre no obstante el límite de nuestro pecado” (MV, 2). Por eso, “la Iglesia siente la urgencia de anunciar la misericordia de Dios… Ella sabe que la primera tarea, sobre todo en un momento como el nuestro, lleno de grandes esperanzas y fuertes contradicciones, es la de introducir a todos en el misterio de la misericordia de Dios, contemplando el rostro de Cristo” (MV, 25). Ante la suma de incertidumbres, no nos queda sino tener la certeza de la misericordia divina para no perder el sentido de la vida futura, para seguir confiando, para seguir creyendo, para seguir amando. En este sentido, el Adviento que comenzamos litúrgicamente, ha de marcar la vida de todos, pues el nacimiento del Salvador y el cumplimiento de sus promesas, nos alientan a seguir caminando con la mirada puesta en Jesús, dador de todo bien. La fe en Cristo, cuando está arraigada y es madura, hace que la esperanza no se derrumbe. De allí el deber que tenemos los bautizados en la Iglesia católica, de ser los testigos de la esperanza, pues “Dios no es Dios de muertos, sino de vivos” (Mac. 12, 27) y nuestro Dios, por su infinita misericordia, nunca nos abandona. La Iglesia colombiana, en este tiempo de la gozosa espera, ratifica el mensaje del Cristo Jesús: “no tengan miedo, yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo” (Mt. 28, 29). Esto hace pensar, además, en que el Adviento es también el tiempo de la confianza filial y del abandono en los brazos del Padre del cielo. Esta es la mejor forma de hacer frente a lo que estamos viviendo y de preparar los corazones para la llegada de la Navidad, para hacer posible que Niño Dios de Belén nazca realmente en los corazones de cada uno y pueda así darse cumplimiento al anuncio del profeta: “Pues he aquí que yo creo cielos nuevos y tierra nueva… habrá gozo y regocijo por siempre jamás por lo que voy a crear… No habrá allí jamás niño que viva pocos días, o viejo que no llene sus días, pues morir joven será morir a los cien años… Edificarán casas y las habitarán, plantarán viñas y comerán su fruto… El lobo y el cordero pacerán juntos, el león comerá paja como el buey, y la serpiente se alimentará de polvo, no harán daño ni perjuicio en todo mi monte santo” (Isaías 65, 17.20.25). Que estos sentimientos animen este tiempo de gracia y de bendición, de espera y de confianza en Dios pidiendo en todo momento el don de la paz para nuestros corazones y para nuestros pueblos. + Luis Fernando Rodríguez Velásquez Obispo Auxiliar de Cali

Lun 28 Nov 2016

María es modelo de vida y acompañante misionera

En el camino del adviento, la Iglesia celebra con profundo gozo la solemnidad de la Inmaculada Concepción de María. Este dogma de fe fue proclamada por el Papa Pío IX, el 8 de diciembre de 1854. Así la Eucaristía de este día nos permite contemplar en la Santísima Virgen María el modelo de la vida del cristiano que, en la Iglesia, espera a Cristo que viene. Con María, modelo e intercesora, participemos en esta celebración. Lecturas [icon class='fa fa-play' link='']Primera lectura; Gn 3,9-15.20[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo: 98(97),1.2-3ab.3cd-4 (R. Lc 1,49)[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda lectura: Ef 1,3-6.11-12[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Lc 1,26-38[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] La Liturgia siempre nos presenta la Escritura en forma tal que la Palabra llegue a nuestra vida. Hoy leemos cómo “el pecado entró en el mundo” (Cfr. Romanos 5,12) y cómo el pecado ha de salir del mundo. Eva con falsedad trató de exculparse “La serpiente nos engañó” (Gen 3,18), y María se ofreció a colaborar, “Fiat, hágase en mí según tu Palabra” (Lc. 1, 38). María es la llena de gracia y desde siempre sin pecado, ya antes de crearse el mundo, para la gloria y la alabanza de Cristo (Cfr. Ef. 1, 12). Con estos fundamentos bíblicos, la Iglesia maduró lo que es el Dogma, la doctrina de la Concepción Inmaculada. Y así el Papa Pío IX, en el año 1854, proclamó solemnemente que la bienaventurada Virgen María, en el primer instante de su Concepción, fue preservada inmune de toda mancha de pecado original por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Jesucristo Salvador del género humano. En efecto, así se expresa la Bula Ineffabilis Deus, citada en el Catecismo de la Iglesia Católica. Allí encontramos los detalles: ¿Quién? María; ¿Cuándo? en la Concepción, ¿Qué? sin pecado, ¿Por quién? por Dios, ¿Por qué? por los méritos de Jesucristo Accede al contenido completo del plan [icon class='fa fa-play' link='']VISITA EL ESPECIAL DE ADVIENTO[/icon]

Lun 28 Nov 2016

“Convertíos porque el reino de los cielos está cerca”

La Iglesia, siguiendo el ejemplo del Bautista, es la voz que clama en el desierto: ¡Preparad el camino del Señor! ¡Convertíos! Esta Buena Nueva siga resonando en el corazón de cada hermano. Escuchemos. Lecturas [icon class='fa fa-play' link='']Primera lectura: Is 11,1-10[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo 72(71),1-2.7-8.12-13.17 (R. cf. 7) [/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda lectura: Rm 15,4-9[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Mt 3,1-12[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] La liturgia de este domingo tiene como figura central a Juan Bautista. Este es un personaje más interesante por lo que es que por lo que dice. Con él se culmina el Antiguo Testamento y se inicia el Nuevo; es decir, el inicio de la promesa y el cumplimiento de la misma. El texto de Isaías hace parte del segundo grupo de oráculos del profeta que comprende los capítulos 7-12 y tiene el nombre de “libro del Emmanuel”. Aquí se reagrupan todas las profecías que tienen que ver con el Mesías. Isaías es el gran profeta mesiánico. En la primera parte del texto (Is 11,1-5) se describe el descendiente de David y sus características; en la segunda (Is 11,5-10), se describen los efectos de su gobierno. El resto de Israel no será abandonado por Dios. De ese resto brotará un renuevo, un vástago sobre el que repose el espíritu del Señor; no importa que el tronco se haya muerto y que la raíz haya sido cortada en sus raíces vitales. Cuando las esperanzas humanas se agotan, el Señor retoma la iniciativa para renovar la historia de la salvación. La era mesiánica será un tiempo caracterizado por la paz y la reconciliación, un nuevo paraíso en el que los animales feroces habitarán pacíficamente y en estupenda relación con el hombre, expresada en el hecho de que los niños podrán meter su mano en el escondrijo de la serpiente. Accede al contenido completo del plan [icon class='fa fa-play' link='']VISITA EL ESPECIAL DE ADVIENTO[/icon]

Vie 25 Nov 2016

Esperar a Jesús que vino y que vendrá: el adviento y la vida creyente

La invitación más recurrente durante este tiempo de adviento, con el que damos inicio al año litúrgico en nuestra Iglesia, es a permanecer vigilantes, a estar preparados (Mt 24, 42). ¿Por qué hemos de permanecer vigilantes? ¿Para qué debemos estar preparados? En el marco de nuestra fe, la respuesta es simple: vigilantes porque esperamos la venida del Señor Jesucristo; preparados para entrar definitivamente en la dinámica de su Reino. En esa medida, el adviento nos dispone espiritualmente para dos sentidos: la Memoria festiva de Jesús que ya vino (encarnación del Hijo de Dios) y la esperanza confiada en Jesús que vendrá (Fin de los tiempos). Hacer memoria de la encarnación es fuente de alegría que se refleja en las festividades propias de la navidad; esperar el fin de los tiempos, en cambio, suele ser motivo de preocupación que se concreta en miedos y alarmismos frente a la “llegada” de la parusía. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar documento[/icon] Pedagogía por la paz Para entender las diferentes fases de un proceso que lleva al perdón, la reconciliación y la paz, la Comisión de Conciliación Nacional de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) propone a obispos, sacerdotes, religiosos(as) y laicos comprometidos la campaña denominada “Pedagogía por la paz”. Esta es una campaña de sensibilización para crear escenarios posibles de discusión para el tema de la paz.

Vie 25 Nov 2016

Adviento tiempo de escucha atenta y dócil del Señor

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