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conferencia episcopal

Jue 26 Nov 2020

“Exorcismo y oración de liberación”

La Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), a través del Departamento de Doctrina, ha publicado el libro“Exorcismo y oración de liberación”, un texto que recoge las memorias del curso teológico-pastoral que lleva este mismo nombre y que se realizó en noviembre de 2019. El libro, además de reunir las ponencias de quienes participaron como conferencistas, ofrece una síntesis de toda la comprensión teológica que encierra el tema del exorcismo. “En la publicación está la comprensión litúrgica, canónica, espiritual y pastoral de toda esta realidad que necesita ser iluminada dentro del contexto de los sacerdotes y de las personas que desean conocer sobre esta dinámica que, a veces, aparece tan oscura”, explicó el padre Jorge Bustamante Mora, director de los Departamentos de Doctrina y Promoción de la Unidad y el Diálogo de la CEC, quien además tuvo a su cargo la coordinación de la primera edición de este libro. Ante el “boom” de las personas que hoy día expresan sentir energías negativas o que hay una presencia misteriosa del mal, el director del Departamento precisó que “es importante tener una clara formación teológica para comprender este tipo de fenómenos y darles un manejo adecuado, que sea entendido desde la enseñanza de la Iglesia y no se caiga en errores o exageraciones que no ayudan al crecimiento espiritual”. Este subsidio resulta valioso en la formación de todo sacerdote para que pueda desde su ministerio ejercer la ayuda que según sus competencias la Iglesia le permite. “Centramos la atención para precisar qué hay que hacer para ayudar a estas personas que realmente aparecen afectadas por el mal, también para iluminar a las personas y hacerles comprender que no todo lo que ven como mal puede ser una circunstancia que provenga del maligno, sino que puede tener otras explicaciones; es necesarioayudar a aquellos que creen tenerlo, pero realmente no hay nada”. Frente a este tema del exorcismo, que en muchas personas causa temor, misterio, y búsquedas desesperadas de ayuda incluso en lugares equivocados, el sacerdote dijo que el libro plantea algunas pautas que pueden ser asumidas como retos para enfrentarlos. Apoyar a las personas que sufren realmente por este tipo de fenómenos fruto de un influjo del maligno, mediante ministros competentes que les ayuden a centrar la mirada en la fe y a encontrar solución a esta dura realidad. Un gran desafío, es no estar viendo el diablo o el mal en todo, sino tener un crecimiento espiritual acorde a la doctrina y lo que la Iglesia quiere. Se requiere ofrecer presencia y acompañamiento pastoral más que soluciones mágicas. Formación para el ministro ordenado que presta este ministerio, formación para sus equipos de colaboradores, y desde luego, formación para todo cristiano, de manera que se sepa cuándo debe o no recurrirse a estas ayudas. Pues, existen personas que no son católicas y proponen soluciones de acuerdo a sus propios intereses. Este libro de 280 páginas puede adquirirse en la librería de la Conferencia Episcopal, comunicándose al PBX: 437 55 40 Ext. 264 Cel: 313 8808447 o solicitando su ejemplar al correo electrónico: libreria@cec.org.co

Mié 18 Nov 2020

Episcopado invita a orar por los difuntos este viernes

La propuesta del papa Francisco de rezar por los fieles difuntos durante todo el mes de noviembre, ha sido acogida por la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) que este viernes 20 noviembre, a las 12:00 del mediodía, celebrará una eucaristía para orar por el eterno descanso de quienes, por diferentes causas, han fallecido durante estos meses de pandemia. En un mensaje los obispos han expresado que este será un momento para "orar por el alma de quienes han partido a la ‘Casa del Padre’ en este tiempo de pandemia y brindar consuelo a sus familiares y amigos, suscitando así un espacio de encuentro y cercanía con el pueblo colombiano para expresar, como Iglesia, solidaridad y compromiso de oración ante la situación de emergencia sanitaria que nos agobia a todos". La Santa Misa, que será presidida por monseñor Elkin Fernando Álvarez Botero, secretario general de la CEC y obispo electo de Santa Rosa de Osos, será transmitida por varios espacios católicos de televisión y radio, así como por medios digitales y redes sociales. Alianza de medios católicos El canal Cristovisión originará la señal desde la capilla principal de la CEC, la cual se emitirá por éste y los canales Teleamiga de Bogotá y Telesantiago de Tunja. También se unirán a la transmisión: Emisora Mariana de Bogotaá y Minuto de Dios (con sus emisoras en Bogotá, Medellín, Barranquilla y Cartagena). “Estamos a la espera de la respuesta de otros medios católicos del país que, seguramente, se unirán a la transmisión para que este mensaje de consuelo y esperanza del episcopado colombiano llegue a todos los rincones del país”, dijo el padre Jaime Marenco, director de comunicaciones de la CEC. También se ha extendido invitación a las 77 jurisdicciones de las Iglesia en Colombia (arquidiócesis, diócesis y vicariatos apostólicos), para que se unan a esta transmisión desde sus páginas web, redes sociales y otros medios. Hasta el cierre de esta nota, 26 jurisdicciones habían respondido afirmativamente. Por su parte, la Conferencia Episcopal trasmitirá por su página cec.org.co y por su fanpage /episcopadocol

Mar 10 Nov 2020

Motu Proprio para fortalecer la vida consagrada y apostólica

El pasado 04 de noviembre, la oficina de prensa de la Santa Sede presentó la Carta Apostólica del Papa Francisco en forma de Motu Proprio, “Authenticum charismatis”, sobre la fundación de Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica por parte de los obispos diocesanos. Frente a este tema, el padre Manuel Hernando Vega León, director del Departamento de Ministerios Ordenados y Vida Consagrada de la Conferencia Episcopal colombiana (CEC), a través de una entrevista concedida al Departamento de Comunicaciones de esta institución, explicó en qué consiste la modificación al canon 579 del Derecho Canónico que propone la Santa Sede y que entraría a regir a partir del 10 de noviembre de 2020. ¿En qué consiste el Motu Proprio “Authenticum charismatis”? Se trata de una modificación al canon 579 del Derecho Canónico, sobre la creación de Institutos de Vida Consagrada. En el territorio diocesano el Obispo puede erigir un Instituto de Vida Consagrada, ahora, se realizará previa licencia escrita de la Sede Apostólica. En la praxis, cuando nacía un Instituto de Vida Consagrada o una Sociedad de Vida Apostólica, el proceso de acompañamiento, seguimiento y aprobación del instituto, dependía enteramente del gobierno diocesano. En este sentido hablamos de los institutos de derecho diocesano que ahora requieren de la licencia escrita de la Santa Sede. Con la presentación de un proceso de acompañamiento y la constatación de signos claros de la autenticidad del carisma, que debe estar puesto al servicio de la comunión en la Iglesia y el bien de todos; será la Santa Sede, quien dará la licencia para que el obispo diocesano pueda erigir un Instituto de Vida Consagrada o una Sociedad de Vida Apostólica. Los señores obispos, los vicarios episcopales para la vida consagrada o delegados diocesanos para este servicio, tienen la responsabilidad de acompañar y ayudar a la madurez de las comunidades de vida consagrada nacientes en las jurisdicciones eclesiásticas del país. ¿Actualmente en Colombia quien lleva el control o supervisión de estos institutos? Es responsabilidad del obispo diocesano y sigue siendo de él. Si en el territorio de su diócesis surge, por moción del Espíritu Santo, un carisma que un grupo de personas discierne como llamado de Dios, para poner al servicio de la evangelización de la Iglesia, el responsable de acompañar esa realidad es el obispo diocesano o su delegado para este servicio (Vicario Episcopal para la Vida Consagrada o Delegado Diocesano). Esta es la primera instancia responsable del acompañamiento del nacimiento de los Institutos de Vida Consagrada, pero también, tendríamos que decir que la comunidad diocesana es responsable de dicho acompañamiento y acogida, estamos hablando de los institutos de derecho diocesano, la paciente comprensión y hospitalidad de los párrocos, del clero diocesano, como también, el de los fieles que se benefician de los carismas y de la misión propias de la vida consagrada, son fundamentales para darle validez al surgimiento de vocaciones específicas para la vida de la Iglesia. Un fiel y serio acompañamiento y la creyente disposición del instituto naciente, sin duda garantizará la licencia de la Sede Apostólica. ¿Qué inspira a la Santa Sede hacer este cambio? En los últimos 30 años en muchos países, como en Colombia, han surgido muchos institutos, particularmente diversos carismas que son necesarios en la vida de la Iglesia, pero muchos de ellos ya presentes en la comunidad eclesial. Ya El Papa Francisco, en distintos momentos ha resaltado, de la vida consagrada, la importancia de discernir los carismas y la espiritualidad, para que estos sean signo y fuerza del Espíritu Santo en la vida de la Iglesia. El nacimiento de nuevos institutos con carismas y misiones ya presentes en la vida de la Iglesia, con diferencias tales como un hábito distinto, casas diferentes, gobiernos distintos, comunidades reducidas en número, pero con el mismo carisma y misión de otros institutos, debilita los procesos vocacionales y aumenta las instancias de gobierno, en estos casos es conveniente ayudar a discernir la respuesta ante el llamado que le Señor hace, en muchos casos es mejor unirse al instituto ya existente. La Santa Sede va a tener en cuenta ahora la novedad del carisma puesto al servicio de la Iglesia, al igual que verificará su incidencia en la vida y el proyecto de la diócesis donde surge el carisma. Cuando surge un carisma este debe estar en función y en beneficio del pueblo santo de Dios. El acompañamiento y el discernimiento realizado a los institutos nacientes, debe ayudar a determinar que la iniciativa, la vocación y el servicio al que han sido llamados algunos miembros de la Iglesia, son obra de Dios por el Espíritu Santo y no simplemente una iniciativa humana. La Santa Sede quiere garantizar el adecuado acompañamiento a los institutos nacientes y la oportunidad del carisma puesto al servicio de la comunidad eclesial. Finalmente, descubro que la Santa Sede quiere garantizar que las comunidades nacientes de carácter diocesano, sean comunidades que surjan con fortaleza, con organización, con disciplina. Es triste decirlo, pero en nuestra realidad, hay iniciativas de algunos fieles, que sintiéndose llamados a la vida consagrada, dan sus primeros pasos en la conformación de un instituto, donde lo más importante es vestir un hábito religioso, pero desprovisto de organización, espiritualidad y la debida aceptación de los procesos determinados por el obispo diocesano, desvinculados de la Conferencia de Religiosos de Colombia CRC, en algunos caso aferrados a ideas y prácticas “místicas” lejos de las auténticas prácticas de la vida consagrada y de la Iglesia; estas comunidades nacientes de consagrados son muy frágiles en su espiritualidad, en el desarrollo de un auténtico carisma y misión. Hay fieles incautos que llegan a comunidades o institutos que no tienen la aprobación eclesiástica, ¿qué hacer al respecto? Los fieles que son llamados por Dios a la vida consagrada deben tener presente que el instituto al que quieren pertenecer, debe estar en plena comunión con el obispo diocesano y la Iglesia universal. Sin duda, prácticas inusuales, amparadas por manifestaciones “místicas”, donde el centro no es el Señor Jesús, sino las personas u otros intereses, son signo de un origen viciado del instituto, que no traerá provecho ni a las personas que lo integran, ni al bien de la Iglesia. El control debe continuar. Por ejemplo, en la vida diocesana el obispo nombra al vicario episcopal para la vida consagrada, es él quien tiene la responsabilidad de hacer el acompañamiento a las comunidades nacientes. Cuando surge un instituto o comunidad de vida consagrada desvinculado de la vida diocesana, ahí hay algo que no está bien. El camino regular de acompañamiento es a través del Obispo y el Vicario Episcopal para la Vida Consagrada; son ellos quienes deben llevar el control, la dirección y el acompañamiento del surgimiento de una Instituto de Vida Consagrada, además de los procesos de investigación, si así se requiere. Cabe anotar que la Exhortación Apostólica Postsinodal “vita consecrata”, de San Juan Pablo II, da las orientaciones que se deben asumir como normativa en la diócesis, en lo que respecta al acompañamiento para aprobar un instituto. Otro documento es la carta “Iuvenescit Ecclesia” de la Congregación para la Doctrina de la Fe, sobre la relación entre los dones jerárquicos y carismáticos para la vida y misión de la Iglesia, tiene un capítulo muy oportuno a la hora de determinar los aspectos pastorales, espirituales y canónicos que se deben tener en cuenta en el surgimiento de los dones carismáticos en la Iglesia. Es importante recordar que la Vida Consagrada, tiene una instancia que los reúne, para garantizar procesos de formación, acompañamiento y seguimiento, la Conferencia de Religiosos de Colombia CRC; también, la Conferencia Episcopal de Colombia, a través de la Comisión Episcopal de Vida Consagrada, el departamento para este servicio, ha venido desarrollando un trabajo de formación y acompañamiento a los Vicarios Episcopales de Vida Consagrada. La comisión Episcopal para la Vida Consagrada y la Junta Directiva de la CRC, conforman la Comisión Mixta para la Vida Consagrada, es una instancia de reflexión y comunión, esta organización de la Iglesia en Colombia esta para el servicio de todos los consagrados, de modo especial en el campo de la formación y en el apoyo a la misión de los Obispos y los Superiores Mayores de los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de vida Apostólica.

Lun 9 Nov 2020

Exorcismo y oración de liberación

La Conferencia Episcopal de Colombia, a través del Departamento de Liturgia, pone a disposición los Rituales del Bautismo y del Matrimonio. [tabs class="horizontal"][tab title="PRESENTACIÓN" icon="Icon name 1"] Este libro a manera de memorias es posible gracias a la realización del "curso de exorcismo y oración de liberación" que adelantó la Conferencia Episcopal de Colombia con el deseo de acompañar la formación de quienes reciben el exigente ministerio de la misericordia, ministerio del exorcizado, y así ayudar a quienes se sienten afectados de manera directa por la acción del maligno. [/tab][tab title="DETALLE" icon="icon name 2"] Autor(a): Conferencia Episcopal de Colombia a través del Departamento de Doctrina Catálogo: Idioma: Español Número de Páginas: 280 Editora:Instituto San Pablo Apóstol Año de publicación: Noviembre de 2020 Dimensiones: 17 cm x 24 cm [/tab][tab title="COMENTARIOS" icon="Icon name 1"] [/tab][/tabs] Mayores informes: PBX: 437 55 40 Ext. 264 Cel: 313 8808447 Correo electrónico: libreria@cec.org.co

Vie 30 Oct 2020

La Casa de Encuentros reabre sus puertas

El Centro de Pastoral y Espiritualidad de la Conferencia Episcopal de Colombiareabre las puertas de su “Casa de Encuentros” para seguir prestando un servicio de excelente calidad, teniendo en cuenta todos los protocolos de bioseguridad. Con el aval de la Secretaría de Desarrollo Económico de la Alcaldía Mayor de Bogotá, teniendo como base los decretos 193 y 207 de 2020, se han dispuesto todas las medidas de bioseguridad necesarias para el desarrollo de convivencias, retiros y reuniones eclesiales en las instalaciones, cumpliendo con un aforo máximo de 45 personas. Todo el personal que está al servicio de la casa ha recibido la capacitación necesaria para cumplir con rigurosidad los protocolos de desinfección y aseo de todos los espacios que se ofrecen, así como la atención a los visitantes. Continúa así el compromiso con la fraternidad, la corresponsabilidad y el servicio, para propiciar espacios deformación,comunión y participación. Ya se estan recibiendo solicitudes de servicio para estos últimos meses del año. Para hacer reservas o solicitar mayor información están disponibles el número telefónico 4375540, ext. 267 / 299, o el correo electrónico casadeencuentros@cec.org.co

Jue 29 Oct 2020

En Cristovisión: Jornada vocacional y misionera

En una eucaristía transmitida hoy (oct. 29), por el canal de Cristovisión, donde se animó una jornada por las vocaciones y como cierre al mes de las misiones que la Iglesia ha vivido este mes de octubre, el secretario general de la Conferencia Episcopal, monseñor Elkin Álvarez, pidió agradecer a tantos hombres y mujeres que entregan, a través de su vocación, un servicio generoso en favor de los más necesitados. “En esta jornada vocacional y misionera, el Señor nos pide que reconozcamos su obra en la vocación de hombres y mujeres que generosamente han respondido sí al llamado que el Señor les ha hecho; pidamos por ellos, porque la Iglesia sostiene a los llamados para que vivan santamente la vocación a la que han sido convocados”, afirmó. Siguiendo la lectura del día, afirmó que el evangelista Lucas sugiere a todo el pueblo de Dios seguir pidiendo por las vocaciones.“El Señor promete que no dejará de actuar, no dejará de llamar y sostener a los que llama. Él mismo sigue haciendo la obra en medio de su pueblo, del pueblo redimido con su propia sangre con su muerte y resurrección, Él se manifiesta a través de los que llama, consagra y envía”. Durante su homilía, el también obispo electo de Santa Rosa de Osos, agradeció en nombre de los obispos de Colombia a quienes de manera incondicional se han encargado de trabajar en la promoción de vocaciones y en la formación permanente para el cultivo y acompañamiento de las mismas. Por último, animó a interceder ante la Santísima Virgen, para que ella acompañe a la Iglesia en esta tarea vocacional e invitó para que quienes sientan“el llamado de Dios le digan al Señor sí, hágase en mí según tu palabra”. La homilía completa puede verla en la página en Facebook del canal Cristovisión:[icon class='fa fa-download fa-2x'] AQUÍ[/icon]

Mié 28 Oct 2020

Unidad de criterios formativos: Camino orientador de los seminarios mayores

Con el objetivo de implementar el capítulo sexto de la ‘Ratio Nationalis’, dedicado a la dimensión intelectual de los seminarios mayores de Colombia, se desarrolló el encuentro de rectores de seminarios, organizado por el Departamento de Ministerios Ordenados y Vida Consagrada de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC). En entrevista con el Departamento de Comunicaciones, el padre Manuel Hernando Vega León, director del departamento organizador, compartió sobre lo que fue este encuentro, las conclusiones y desafíos que se tienen hacia futuro. ¿Qué realidad fue la que motivó este encuentro? La situación que hemos vivido este año ha sido muy compleja para los seminarios mayores. La mayoría de los seminarios enviaron a los seminaristas a sus casas y eso generó, de una u otra forma, como una insistencia muy grande en esta dimensión: la formación académica de los seminaristas. Pero sabemos que no es suficiente, que la formación es mucho más amplia. Hay que dedicar tiempo también a la formación humana, a la formación afectiva, a la formación espiritual y, desde luego, a la formación pastoral. Entonces, estos encuentros nos permiten, en primer lugar, conocer la situación de los seminarios y, en segundo lugar, implementar estrategias comunes que nos permitan ser más asertivos a la hora de hacer un proceso formativo gradual e integral. ¿Quiénes estaban invitados? Estaban invitados en primer lugar los rectores de los seminarios mayores, pero cuando empezamos a hacer el ejercicio y pensando que iba a ser de este modo virtual, pues pensábamos que los primeros destinatarios eran los secretarios académicos de los seminarios y fuimos evolucionando precisamente en esa perspectiva y, entonces, terminamos evidenciando que también los profesores debían participar de este encuentro, en el que íbamos a tocar este aspecto en cuanto a las metodologías, las didácticas de la formación académica en cada una de las etapas dela formación. Pues nos resultó un encuentro amplísimo, tuvimos la participación de 52 seminarios mayores diocesanos, unos 40 seminarios religiosos, estaban los rectores, un buen número de secretarios académicos, y en lo que pudimos contar 109 personas diariamente, fijas y conectadas, pero detrás de cada computador, muy seguramente había otros sacerdotes, o los equipos de deformadores. ¿A qué conclusiones llegaron después del análisis? Tal vez lo primero que tenemos que decir es que se creó la conciencia de buscar la unidad en los procesos formativos, es decir, la formación de los sacerdotes en Colombia se debe caracterizar por ser una formación única para el país. No distintos esquemas, no distintas insistencias formativas, como pudo haber pasado en otras épocas, sino que en este momento debe existir una misma línea formativa para todos los que quieren en su corazón ser ministros ordenados, sacerdotes, en la iglesia colombiana. ¿Qué desafíos se les plantea posterior al encuentro? Desafíos aparecen varios. Primero, tenemos el desafío de implementar la etapa propedéutica, que es una etapa netamente experiencial, deslindada en buena medida de la formación académica tradicional. Durante esta etapa, el joven tiene la oportunidad de tener una experiencia más de encuentro con la persona de Jesús y, a partir de esa experiencia, tomar la decisión de asumir las siguientes etapas formativas en el seminario. Esa es una novedad y es un cambio grandísimo que queda como tarea hacia futuro y que empezaremos en el 2021, ese fue uno de los compromisos. Así, el próximo año, todos los seminarios vamos a estar trabajando en la etapa propedéutica. Segundo, en la etapa discipular que corresponde a los estudios filosóficos. Quiere decir esto que el elemento pedagógico está precisamente en un primer momento el que, a partir del estudio filosófico, del conocimiento del mundo, del hombre y de Dios, seamos capaces de comprender que una de las notas del que hace este estudio, es poder transformar su corazón, en un corazón de discípulo. No es estudiar la filosofía por estudiarla, aunque sabemos que es un elemento básico para la formación sacerdotal, la filosofía tiene que estar conectada a la etapa y esta etapa es discipular. Entonces todos sus estudios lo deben llevar a conocer la persona de Jesús, el mundo que él nos predicó, el Dios que él nos presentó, el hombre que él nos manifestó desde la filosofía. Y tercero, la etapa configuradora que corresponde a los estudios teológicos. Se compone de dos fuerzas muy grandes: La formación del corazón del pastor, la configuración con Cristo Buen Pastor, pero un Pastor que es Misionero en la Iglesia, que sería la segunda fuerza. Esa nota misionera se vuelve transversal a todo el proceso va a ser uno de los ejes en cada una de las áreas y materias que se van a trabajar en los seminarios.

Lun 26 Oct 2020

Ecos del Encuentro Nacional de Pastoral Familiar

“En medio del confinamiento han sido muchos los aspectos a resaltar en el caminar de las familias, uno de ellos, en positivo, ha sido el rescatar el papel de la familia como 'iglesia doméstica'”, así lo destacó monseñor Óscar Urbina Ortega, presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), durante el Encuentro Nacional de Delegados y Agentes de Pastoral Familiar, que se celebró de manera virtual para conmemorar el 50 aniversario del departamento de matrimonio y familia de la CEC. “El primer fruto, sin duda, durante el confinamiento, ha sido redescubrir la misión de la 'célula fundamental de la sociedad y la Iglesia', espacio de creación y crecimiento de las relaciones interpersonales, refugio y protección ante las adversidades. Pero, aparecieron también los vacíos que existen en ese papel propio de la familia. La violencia intrafamiliar, la incapacidad para superar demandas individuales y comunitarias, también se manifestaron”, expresó. Durante su intervención, advirtió que es en el hogar donde se empieza la transmisión de la fe y se aprende el abecedario del amor, la fraternidad, el perdón, la preocupación efectiva por los pobres y necesitados. “Las familias tienen necesidad de la Iglesia y son necesarias para que ella esté presente en el centro de la vida y en los diversos ambientes existenciales”. También enfatizó cómo en este tiempo la pobreza, que ya existía en el país, se está viendo aumentada por cuenta de la emergencia sanitaria, donde el cierre de actividades productivas ha dejado en evidencia aspectos negativos como el desempleo, la precariedad en las viviendas, la deficiencia en servicios básicos de salud, agua, educación y conectividad para los trabajos tanto de estudiantes como de trabajadores. Si bien destacó que el trabajo realizado por las familias campesinas, indígenas y afrocolombianas dedicadas a las labores agrícolas, ha sido una bendición para que no falte el pan en los hogares, también dijo que “aparecieron las desigualdades y las urgencias por no ser los poseedores de las tierras, y no tener acceso a los mercados”. Además agregó que “muchas familias enfrentan hoy grandes dificultades: los desplazados, los migrantes, los pobres, los desempleados que no pueden llevar una vida digna. Las condiciones económicas y laborales influyen sobre la cohesión y convivencia familiar. La familia sigue siendo el camino normal de la persona como lo ha develado la Pandemia”. El también arzobispo de Villavicencio, se adelantó a decir que después de la pandemia le esperan grandes retos a la Iglesia en materia de ‘pastoral familiar’, entre ellas la de realizar un “reengendramiento” de la familia. “Hemos avanzado en los procesos de preparación al matrimonio, pero es preciso ayudar a las parejas a sanar sus heridas sicológicas, a discernir su misión en un mundo pluricultural que cada día transforma la imagen de familia por la crisis antropológica existente. Que se preparen para vivir el amor conyugal y familiar en lo cotidiano”, afirmó. Finalmente, el prelado agradeció el trabajo de todas las personas que desde su testimonio, talento y profesión le han aportado, a lo largo de estos 50 años, al departamento de matrimonio y familia de la CEC. Monseñor Vicenzo Paglia, invitado internacional Por su parte, monseñor Vicenzo Paglia, presidente de la Pontificia Academia para la Vida y gran canciller del Pontificio Instituto para la familia Juan Pablo II en Roma, quien intervino virtualmente en el encuentro, dijo que ciertamente el covid-19 ha puesto de relieve, a veces de manera trágica, las fragilidades internas de las familias y las dificultades sociales, pero al mismo tiempo resaltó que las familias han mostrado recursos y potencialidades inimaginables que han permitido a la mayoría de la población superar este grave momento de crisis. “Esto me lleva a decir que, a pesar de todas las crisis por las que estamos pasando, la familia sigue siendo una dimensión decisiva del tejido social. La familia apareció una vez más de manera rotunda como el lugar de cuidado por excelencia, el lugar donde se atiende las necesidades de los demás”, asintió. El prelado dijo que, si bien esta experiencia de la pandemia ha permitido el fortalecimiento en algunos aspectos dentro de la familia, también deja dificultades que se deben enfrentar. “Muchas familias cristianas son hoy un lugar de profunda y verdadera catequesis de testimonios excepcionales para no ceder a la tristeza y la desesperación, pero junto a esta riqueza, sin embargo, no podemos olvidar las muchas dificultades a las que se ven expuestas las familias en un momento tan difícil”. Mencionó aspectos como la crisis económica generada por el Covid-19 y los efectos devastadores en las familias que ya padecen condiciones de pobreza graves; el tema de la violencia doméstica, especialmente contra las mujeres; el aumento de los embarazos entre las mujeres jóvenes; y el abandono de los ancianos. “El covid-19 nos recuerda que, desafortunadamente, nuestras familias pueden ser verdaderos infiernos que no le importan a nadie”. Una teología de la familia es indispensable y urgente Para este obispo, la cultura del ‘hiper individualismo’ que se está viviendo hoy, invita a proponer una fuerte reflexión sobre la familia, su vocación y misión en el mundo contemporáneo que pueden ser guiadas, entre otras, por la exhortación apostólica ‘Amoris laetitia’ (La alegría del amor). “Estamos llamados a emprender nuevas perspectivas teológicas y pastorales, porque desafortunadamente la reflexión que se hace hoy sobre la familia como tal, es débil”. Explicó que desde el Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II para las Ciencias del Matrimonio y de la Familia, se está proponiendo elaborar un nuevo plan de estudios donde se pueda rescatar la densidad humana y cristiana de la institución familiar. “Es indispensable iniciar una nueva reflexión teológica si queremos que el trabajo pastoral encuentre un nuevo vigor”. Giro eclesiológico para entender la Iglesia como familia de Dios Explicó que el Papa Francisco, en la exhortación ‘Amoris laetitia’, llama a una profunda renovación de la Iglesia. “Hoy en día las iglesias, todas las iglesias, no pueden llevar a cabo la tarea que Dios les ha asignado en relación con la familia, sin asumir ellas mismas los rasgos de una comunión familiar”. Por lo que insistió que cuando la iglesia habla de familia, en realidad se refiere primero a sí misma, en este sentido, cuando habla de pastoral familiar, significa hacer familiar a toda la iglesia. Afirmó que, si bien las familias tienen la responsabilidad de comunicar al mundo el Evangelio, también ellas requieren de la ayuda y guía de los ministros ordenados. A este respecto dijo que a menudo dentro de la Iglesia se carece de una formación adecuada para hacer frente a los complejos problemas actuales de las familias y pidió que se preste una atención renovada a la formación de los seminaristas. Por último, se refirió a la relación que debe existir entre las familias y las comunidades parroquiales, asintiendo que es importante hacer una reflexión frente al tema. “Hoy, por desgracia, estamos siendo testigos de una brecha a menudo profunda que separa a las familias de la comunidad cristiana” (…) Podríamos decir que las familias no son muy eclesiásticas porque a menudo están encerradas en sí mismas y las comunidades parroquiales no son muy familiares porque a menudo están atrapadas en una burocracia desesperante. Lo que nos llevaría a decir que no se trata de revisar la pastoral familiar, sino de transformar toda la pastoral en una perspectiva familiar”.