Jue 5 Mar 2020
La fe en Jesús y la comprensión de sus palabras son los rasgos que caracterizan al verdadero discípulo
Primera Lectura: Gn 12,1-4a
Salmo: Sal 33(32),4-5.18-19. 20+22
Segunda Lectura: 2Tm 1,8b-10
Evangelio: Mt 17,1-9
Introducción
Estos textos unifican la liturgia y conducen a señalar con claridad la “llamada de Dios” a hombres concretos y en contextos determinados, orientan su acción a identificar con plena certeza cómo ir logrando la unidad de la humanidad. Es la pedagogía de la fe, la forma como Dios nos comunica sus misterios en nuestro caminar.
• La fe del patriarca Abrahán es de total disponibilidad y entera obediencia a Dios quien, sintiendo su llamada e invitación a salir de su tierra, patria y casa paterna, en un desarraigo total, lo conduce a convertirse en un emigrante, un apátrida y un huérfano, sin ninguna seguridad humana, solo la de Dios.
• San Pablo nos recuerda que él es apóstol por la voluntad de Dios y que participa de su plan salvífico “tomando parte en los duros trabajos del Evangelio”; como Abrahán, Pablo está dispuesto a aceptar el llamado de Dios.
• En el pasaje de la transfiguración, la elección de Jesús se dirige a Pedro, Santiago y Juan, quienes estarán presentes en la agonía de Getsemaní, y en el ejercicio de la subida al Tabor, el mismo Cristo nos revela su rostro auténtico y manifiesta el amor eterno e infinito de Dios hacia su criatura. ¡Es Cristo que habita la plenitud de la divinidad, es verdadero hombre y verdadero Dios!
1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?
Los textos son una mirada para ver, cómo, a través de la historia la llamada de Dios a los hombres se da en diversos momentos, circunstancias; así, llama a personas: Abrahán, Timoteo… para que participen en el plan de salvación, en medio de las angustias, dificultades y vicisitudes. Esta llamada se hace más evidente en el llamado de Dios, en Cristo, a los apóstoles, a quienes invita a vivir su transfiguración, que explica por adelantado el camino de la pasión.
Relato evangélico, ubicado después del primer anuncio de la pasión, es una palabra de ánimo para los discípulos, quienes han de seguir a Jesús en camino sinodal de entrega y olvido de sí.
El texto es una narración que muestra el gozo, la gloria, la manifestación del Padre y la glorificación de Jesús, son anuncios que preludian la pasión, muerte y resurrección que comunica Jesús a sus discípulos camino a Jerusalén; propuesta ésta contraria a lo que soñaban los discípulos que esperaban un Mesías terrenal liberador.
Toma Jesús a sus discípulos Pedro, Santiago y Juan y se transfigura delante de ellos, como se observa en los tres sinópticos que presentan esta narración, los cambios en el rostro de Jesús, su resplandor y el color de sus vestidos sorprenden a estos hombres, suceso acompañado de la presencia de Moisés y de Elías conversando con él, la nube luminosa de donde proclama la voz del Padre, que su Hijo es el amado, el predilecto, el escogido, a quien se le debe escuchar; Jesús los anima y los refuerza en su fe vacilante y en perspectiva de la cruz. luego, de nuevo Jesús y los tres apóstoles bajaban del monte y les recomienda hacer silencio frente a la experiencia vivida. La fe en Jesús y la comprensión de sus palabras son los rasgos que caracterizan al verdadero discípulo.
Es importante detenerse en los personajes. Moisés quien sella la Alianza, mediador entre Dios y el pueblo; Elías representa la Ley y los profetas. Son ellos el resumen del A.T. Hubo un diálogo alrededor del éxodo que Jesús cumpliría en Jerusalén: pasión, muerte y resurrección: Pascua, plenitud de la liberación para quienes creemos en Él.
En este pasaje evangélico se percibe un mensaje de fe, de esperanza; mensaje teológico de la fe pascual de Jesús, porque ¡es Él quien viene a dar plenitud a la Ley y a la profecía! Es en Jesús en quien se realiza la total liberación de la esclavitud, el Profeta de la última hora y Palabra total y definitiva que pronuncia el Padre: “¡Éste es mi hijo amado en quien me complazco: escúchenlo!”, y Jesús es el nuevo Templo, en el que vive totalmente el mismo Dios.
2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad?
Es importante, identificar a través de estas lecturas, que el sufrimiento y el dolor son dos experiencias propias en todos los momentos del ser humano, que ponen a prueba sus más profundas convicciones, porque en el rostro transfigurado de Cristo está centrado el escándalo de la cruz, pero al mismo tiempo ayuda en la meditación serena y profunda de este acontecimiento a resolver el enigma de la vida misma en las penas y sufrimientos del hombre, y a vivir en la esperanza del encuentro definitivo con Dios.
No se puede quedar en la cumbre eternamente, hay que descender, pero no para tener los primeros puestos, porque se puede afirmar que los que están arriba no saben lo que hay abajo, o los que están abajo no saben lo que sucede arriba, hay que recordar que existe un arte para conducirse en las diferentes circunstancias. En el camino del hombre hacia Dios y de Dios hacia el hombre se da un llamado y una respuesta, es una vocación a la santidad para obtener una bendición, porque es el mismo Dios quien presenta a los hombres a Jesús: a su Hijo, al amado, al predilecto para que lo escuchen y le sigan y hagan parte en su gloria, en su plan de salvación.
Para participar de este proceso de salvación se requiere que el hombre esté fortalecido en la fe, que haya confianza, desinstalamiento y fidelidad en el desierto de la vida, aún en el fracaso, como lo señala Pablo, porque es en esa misma situación de flaqueza, donde se realiza la eficacia, así, Jesucristo “...actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz” (Flp 2, 7-8); es en el escarnio de la cruz, donde Jesús muestra su realeza.
El mensaje litúrgico de hoy está orientado hacia un optimismo radical y de esperanza firme, porque la transfiguración es posible para el cristiano, para el hombre nuevo en una nueva sociedad, donde Jesús se convierte en compañero de camino hacia la meta final, porque él dará la gracia de superar la prueba de la fe para experimentar la grata liberación en la auto renuncia, el despojo hacia el abrazo gozoso de la cruz en la cuaresma de la vida, en camino sinodal hacia la pascua de Cristo.
No hay que olvidar que en la vida parroquial se debe promover la contemplación del rostro de Cristo a través de la Eucaristía, porque en ella está Cristo real, verdadera y sustancialmente presente. Igualmente, animar la visita a Jesús Sacramentado, y otros medios que promueven el contemplar y descubrir el rostro de Cristo, para que el cristiano configure cada día más su vida con Él.
3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromi- so la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?
Este encuentro con Jesús, a través de su Palabra, conduce a contemplarlo desde la escena de la transfiguración, invitación a entrar en la montaña de la comunicación con el Señor: subir con Jesús a la montaña implica dejar momentos de la vida diaria para entrar en relación con él. Y, en ese encuentro pedirle a Jesucristo que vaya transformando la vida, para vivir el misterio de la cruz y del sufrimiento y estar en cara a la resurrección.
Pedir en la oración a tener actitudes de escucha, atenta a la acción de Dios y agradecer al Señor las manifestaciones de su amor recibidas a lo largo de la vida.
Orientar a los feligreses a vivir la escena de la teofanía del Padre y del Hijo, para que Jesús esté presente en medio de la comunidad y en el corazón de quienes han abierto su corazón a Dios.
Es importante contemplar a Jesús radiante, lleno de gloria, plenitud de la Ley y de la Profecía e invitar a la adoración y a la alabanza: te bendecimos, te adoramos, te damos gracias… con frases como: ¡levántate, no tengas miedo!, ¡éste es mi Hijo amado…escuchadle!
RECOMENDACIONES PRÁCTICAS:
1. Insistir en el llamado, la escucha, la respuesta de Dios a los hombres y del hombre a Dios, teniendo en cuanta la disponibilidad para hacer su voluntad saliendo, muchas veces, de las situaciones cómodas y rutinarias en que se vive.
2. Hacer un esfuerzo por elegir los cantos que vayan en sintonía con las oraciones y los textos bíblicos del día.
3. El Prefacio de este día es propio “La Transfiguración del Señor”, Misal,
p. 87
4. Animar y preparar a los equipos parroquiales para la realizar de la Lectio Divina Dominical de la Palabra de Dios.