Pasar al contenido principal

evangelio del domingo

Vie 9 Ago 2019

La voz del Pastor | Agosto 11 de 2019

Reflexión del Cardenal Rubén Salazar Gómez, arzobispo de Bogotá y Primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio según San Lucas 12, 32-48

Vie 9 Ago 2019

“Bienaventurados aquellos criados a quienes el Señor, al llegar, los encuentre en vela"

Primera lectura: Sb 18,6-9 Salmo: Sal 33(32),1+12.18-19. 20+22 (R. cf. 12b) Segunda lectura: Hb 11,1-2.8-19 Evangelio: Lc 12,32-48 Introducción Podemos entresacar algunas ideas temáticas que iluminan y fortalecen la vivencia de la vida bautismal en la cotidianidad: • Que “los fieles superen las dificultades externas que impiden la vivencia adecuada de la fe y puedan entrar en diálogo con los diferentes tipos de culturas presentes en el tiempo hodierno”; • Una mirada a la fe de los creyentes que atraviesan algún momento difícil, en el cual esta fe se puede debilitar; • Dirigir y orientar todo nuestro ser hacia el Reino de Dios 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El leccionario bíblico de hoy nos ofrece una Palabra que nos anima a la vigilancia, a estar preparados en cada momento de nuestra existencia, con una continua actitud de peregrinos o extranjeros en esta tierra; pues los cristianos en el mundo- como lo dice la carta a Diogneto-: “Habitan en su propia patria, pero como forasteros; toman parte en todo como ciudadanos, pero lo soportan todo como extranjeros; toda tierra extraña es patria para ellos, pero están en toda patria como en tierra extraña” (De la Carta a Diogneto (Cap. 5-6; Funk 1, 317-321)). La espera y vigilancia “en la noche”, marcan el tono de estas lecturas. El libro de la Sabiduría, el último del AT, escrito sobre todo para los creyentes judíos de Egipto, que encontraban dificultades para conservar su identidad en medio de una sociedad pagana, nos ayuda a preparar la escucha del Evangelio, haciéndonos mirar a la “noche de la liberación”, la noche de la primera pascua, en la cual los israelitas no durmieron, estuvieron en vela, esperando el “paso del Señor”. El Salmo nos hace descubrir el motivo de esta espera confiada: “Dichoso el pueblo a quien Dios escogió como heredad…dichosa la nación cuyo Dios es el Señor…los que esperan en su misericordia…nosotros aguardamos al Señor, Él es nuestro auxilio y escudo” (Salmo 33 (32), 1.12.18-19.20.22). La carta a los hebreos nos hace tocar la fe en quienes han creído verdade- ramente en la Palabra del Señor y han obedecido confiados en la certeza de esa Palabra. Abraham y Sara, por ejemplo, salen de su tierra sin saber a dónde iban, vivieron como extranjeros y peregrinos creyendo en el Dios que les prometía descendencia y la posesión de la tierra. En el Evangelio, Jesús anuncia a sus discípulos que deben vivir vigilantes, estar permanentemente despiertos: “Tened ceñida la cintura y encendidas las lámparas”. Para mayor claridad el Maestro ofrece unas imágenes en sus parábolas: Los criados deben estar preparados, porque el amo puede volver en cualquier momento de la fiesta de bodas a donde ha ido. El dueño de la casa debe estar despierto porque no sabe qué día y hora escogerá el ladrón para entrar en ella. Esta actitud de vigilancia la deben tener especialmente quienes tienen una autoridad especial en la marcha de la casa: “Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá”. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad? Debe tenerse la “noche de la Pascua” como clave de interpretación para las lecturas de hoy. La noche y la tiniebla que la cubre, podría tener varios significados: de un lado, en contraposición a la luz, la oscuridad constituye uno de los grandes símbolos negativos presentes en todas las culturas: es signo de la nada, del caos, del mal, del delito, del temor, de la prueba. De otro lado, la noche puede ser también un regazo fecundo de donde surge la luz y la mañana: De la noche de Pascua, brota el alba esperada de la liberación de la opresión. La tiniebla viene descrita en términos de rebeldía, de ausencia de conoci- miento, de caos y desesperación en muchos casos. El libro de Job en su capítulo 24, 13-17 dice: “Los malos son rebeldes a la luz. Al alba todavía oscura se levanta el homicida para asesinar a pobres e inertes. De noche gira el ladrón con el rostro encapuchado. El adúltero espera el crepúsculo pensando: “Nadie me ve” y después se cubre el rostro. En las tinieblas ellos violentan las casas, mientras de día permanecen escondidos sin conocer la luz. Tienen a las sombras por mañana habituados al terror de la noche”. La noche puede ser también falta de discernimiento, equivocación en nuestros juicios, falta de una fe adulta: “Ay, los que llaman bien al mal y mal al bien; que toman la oscuridad por luz y la luz por oscuridad; que dan lo amargo por dulce y lo dulce por amargo” (Is 5,20). Ahora bien, es en esa noche de Pascua en la que Dios revela todo su misterioso poder. En efecto, “mientras la matanza de los primogénitos egipcios había sido el signo de la justicia inexorable de Dios, para los hebreos se había abierto el futuro de alegría, signo del amor de Dios por todos los oprimidos y las víctimas de la historia”2. Detrás de la muerte está la vida, la misma noche, por el “paso del Señor” anuncia la luz. Es en esa noche, en la que debemos aprender a estar vigilantes y despiertos. La alusión a la noche pascual del Éxodo es evidente en la frase del Evangelio: “Estad preparados con el cinturón a los flancos”, precisamente como tenían que estar los hebreos en aquella noche, a la vigilia de su marcha hacia la libertad. Con Cristo, está por llegar el día del Éxodo definitivo hacia la plena y perfecta libertad. No se puede estar distraídos o indiferentes, hay que estar listos, preparados para salir hacia el horizonte que está por abrirse, saliendo de la oscuridad del sueño: “Estad preparados…”. ¿Pero podríamos preguntar qué significa estar preparados? El Evangelio nos da ya una repuesta cuando se refiere en una parábola al administrador fiel y prudente que está listo a entregar al amo el balance y la organización de la casa, en cualquier momento en que el amo lo llame a relación. Esto implica las acciones sencillas y cotidianas del día. Se trata de tener la conciencia en paz sabiendo que estamos haciendo lo que debemos hacer: en todo amando y sirviendo. El error fundamental aquí es el de pensar: “El amo tarda en llegar…entonces comamos, bebamos y derrochemos, aunque tratemos mal al otro”. Actualmente esta actitud se difunde. Porque “Jesús tardará en llegar”-pensa- mos-, permanecemos indiferentes, prepotentes, aislados, sin reconocimiento del otro. Cunde el egoísmo y la pérdida del valor de la vida: infidelidad, abortos, eutanasia, homicidios, feminicidios, suicidios. Aumentan las enfermedades psiquiátricas, las depresiones y el sinsentido de la vida. Nos hemos hecho “Como Dios” y hemos caído en el engaño de “la serpiente” (Cfr. Gen 3,1-3). Nos apegamos al dinero y a muchos bienes, pasando la vida llenándonos de ambición y codicia, buscando tener cosas, pero perdiendo la existencia. Hemos llegado al punto tal de “Cosificar las personas y personificar las cosas”; hemos cambiado el Reino de Dios por la añadidura y así, aunque tengamos conciencia de ser peregrinos, corremos el riesgo de pasar los pocos años de la vida sin amar. Resuena hoy la Palabra como una trompeta: “Bienaventurados aquellos criados a quienes el Señor, al llegar, los encuentre en vela, en verdad os digo que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y, acercándose, les irá sirviendo”. El Reino de Dios exige estar preparados y esto significa vivir de manera que no hay que preocuparse por la muerte. Se cuenta que a la pregunta: «¿Qué harías si supieras que dentro de poco vas a morir?», dirigida a quemarropa a San Luis Gonzaga mientras jugaba con sus compañeros, el santo respondió: «¡Seguiría jugando!». La receta para disfrutar de la misma tranquilidad es vivir en gracia de Dios, sin pendencias graves con Dios o con los hermanos. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Conscientes de nuestra realidad de peregrinos, esta palabra nos invita a vivir en lo cotidiano la pascua, es decir, llenando de sentido las circunstancias adversas y gozosas que van llegando en cada momento del día. Jesucristo ha muerto por nosotros y ha pagado la deuda contraída a causa de nuestros pecados. Ha vencido la muerte y por Él podemos participar de su victoria. Esta buena noticia, si la creemos, hace que podamos vivir amándonos en Cristo Jesús como verdaderos hermanos. Nuestras comunidades manifestarán, por este amor, la presencia de Cristo resucitado y muchos que no conocen al Padre Dios, podrán exclamar: ¡Mirad cómo se aman”! RECOMENDACIONES PRÁCTICAS: 1. Tener presente la frase, y aún ponerla en cartelera: “Permanezcan en vela y preparados, porque a la hora menos pensada vendrá el Hijo del hombre.” 2. Se puede seguir la Plegaria Eucarística para diversas circunstancias II: Dios quía a su Iglesia por el camino de la salvación, Misal p. 519, por hacer referencia a Dios Padre que, acompañando a su Iglesia con la fuerza constante del Espíritu Santo, la conduce hacia el gozo eterno del cielo. 3. Tener presente que: - El miércoles 14, es la memoria obligatoria de san Maximiliano María Kolbe, presbítero y mártir; sería una ocasión propicia para ofrecer oraciones por aquellos hombres y mujeres privados de la libertad y de algún modo apoyar el trabajo de la pastoral penitenciaria en las diferentes jurisdicciones eclesiásticas del país. - El jueves 15, es la solemnidad de la Asunción de Santa María Virgen. En la tarde del día miércoles se debe celebrar la Misa vespertina de la Vigilia de la solemnidad. 2 RAVASI Gianfranco, Según las escrituras, Edt. San Pablo, Bogotá 2006, 217 Ya está disponible en la librería de la Conferencia Episcopal Predicación Orante de la Palabra. II De la Santísima Trinidad a Cristo Rey | Ciclo C . 2019 [icon class='fa fa-download fa-2x']MÁS INFORMACI{ON[/icon]

Vie 19 Jul 2019

Qué importante es saber recibir al Señor y buscar hacer amistad y familiaridad con Él

Primera lectura: Gn 18,1-10a Salmo: Sal 15(14),2-3a.3bc-4ab.5 (R. cf. 1a) Segunda lectura: Col 1,24-28 Evangelio: Lc 10,38-42 Introducción Las lecturas de la Misa de hoy nos muestran que, al igual que Abraham, estamos invitados a acoger el paso del Señor; además san Pablo exhorta a los Colosenses a ser discípulos servidores del anuncio de Cristo y en el Evangelio se nos muestra como el discípulo de Cristo se debe caracterizar por la acogida de Cristo, la escucha atenta y el servicio del anuncio. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El Evangelio nos presenta a Jesús como un peregrino que en su viaje hacia Jerusalén necesita del reposo y para eso entra en casa de sus amigos en Betania, y allí es recibido por las dos hermanas de Lázaro, Marta y María, que lo acogen con alegría. Con una enseñanza acerca de la primacía de la Palabra en la vida del discípulo se podría establecer una relación con la pregunta del jurista hace ocho días en el pasaje del Buen Samaritano, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna? Donde la escucha de la Palabra del Señor entra como el elemento fundamental, al igual que entra el amor practicado por el buen samaritano, en la parábola precedente. El texto hay que entenderlo desde una forma de vivir el discipulado, en la acogida, en la escucha y en el servicio. Más aún, el texto invita al lector a jerarquizar las prioridades, puesto que lo que Marta está haciendo no está mal, sin embargo, hay cosas que merecen mayor atención; así la teología de Lucas nos enseña que ante la Palabra del Señor todo queda relativizado y que la escucha tiene el primer lugar. Todo servicio al Señor debe estar nutrido, fortalecido por su Palabra, de modo que, la Palabra es la fuente de todo servicio verdadero. No se puede ocultar la tensión existente entre el servicio y el discipulado, o acaso una posible problemática de afanarse en servir sin escuchar la Palabra del Señor o como algunos han interpretado de que la iglesia se había cansado de predicar y nadie les hacía caso por el retardo de la parusía y era el momento de escucharle a Él. De la misma manera que no se puede ser discípulo suyo si antes él no nos ha acogido y nosotros le hemos escuchado, en la escucha de su Palabra está el origen de la verdadera diaconía de sus discípulos. La relación con el pasaje precedente puede ser en otro sentido, así como el sacerdote y el levita pasaron de largo por ir a servir al templo y obviaron la presencia del Señor que estaba malherido y medio muerto olvidando su palabra de amor, así Marta preocupada por servir, se olvidó de lo más importante, la presencia y la Palabra del Señor. Además, así como se ensanchan los límites del prójimo (ya no es tan sólo el de mi pueblo y el de mi raza), ahora el amor es universal, para todos, también las mujeres tienen cabida en el discipulado de Jesús, todos pueden ser sus discípulos, hombres y mujeres. Más que todo, la escucha de Palabra de Jesús y su puesta en práctica son elemento indispensable para heredar la vida eterna.

Vie 24 Mayo 2019

¿Realmente obedezco a Cristo o sigo mis caprichos y mis intereses?

Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 15,1-2.22-29 Salmo: 67(66),2-3.5.6+8 Segunda lectura: Apocalipsis 21,10-14.22-23 Evangelio: Juan 14,23-29 Introducción El Evangelio de hoy nos propone la perfección del amor que consiste en obedecer a Cristo, pues él mismo dijo: el que me ama, guardará mi Palabra. Podemos identificar tres temas: • La obediencia amorosa a Cristo. • La necesidad de acoger al Espíritu Santo, pues es Él quien nos recordará lo que Cristo quiere de nosotros y nos dará la fuerza para cumplirlo. • La apostolicidad, es decir, el estar fundados en el cimiento de los Apóstoles, condición necesaria para entrar a la Nueva Jerusalén cuyo cimiento son los Doce Apóstoles. El amor obediente de acoger al Espíritu Santo y de estar unidos a los Apóstoles, está ambientado por el gozo del Tiempo Pascual y, más aún, se acerca Pentecostés, esa experiencia que viene de lo alto y que transforma a los discípulos en valientes apóstoles, es cuando los apóstoles comienzan a vivir esta radicalidad del amor a Jesucristo que se traduce en obediencia exquisita al Espíritu Santo, en amor fraterno hasta dar la vida por Jesús y por sus hermanos, o mejor aún, el amor que lleva a morir a sí mismo y, si es el caso, dar la vida para que los hermanos tengan la vida de Cristo, esto es la plenitud del amor. 1. ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Hoy el libro de los Hechos de los Apóstoles nos cuenta que en la misión hay misioneros “miopes”, aferrados a sus puntos de vista o a tradiciones humanas, como es el caso de algunos judíos conversos al cristianismo que pensaban que los no judíos que creyeran en Cristo tenían que hacerse circundar para salvarse. En la misión el Señor suscita santos misioneros como Pablo y Bernabé que vieron con claridad que Dios no exige la circuncisión a los paganos que se convertían. En este contexto acaece, entonces, el Concilio de Jerusalén, en donde los Apóstoles, en ambiente de oración y de comunión con los presbíteros, determinan no imponer más cargas que las necesarias y dejan claro que Dios no pide la circuncisión sino una conducta recta según el Evangelio. La Iglesia ve en los Apóstoles a aquellos varones a quienes Cristo confió pastorear su Iglesia en comunión con Pedro, cabeza de ellos y de toda la Iglesia. En el salmo se ve claramente la voluntad de Dios que quiere que todos los pueblos lo conozcan y le den gracias, o como lo dice san Pablo: “Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad” (1Tim 2,4). En el Apocalipsis, en continuación con el domingo anterior, se nos muestra la belleza del Cielo con la imagen de la Nueva Jerusalén en donde resplandece la gloria de Dios y donde su fundamento son los Doce Apóstoles. El Evangelio es también continuación del domingo anterior que nos pedía vivir el mandamiento nuevo de amarnos los unos a los otros como Jesús nos ha amado. La particularidad del Evangelio de hoy es doble: el que ama obedece al amado, y para amar así necesitamos al Espíritu Santo. 2. ¿Qué me dice la Sagrada Escritura? El Evangelio nos dice que amar a Cristo es lo mismo que obedecerlo, pues, quien dice que lo ama y no lo obedece es un mentiroso. Es muy fácil decir que amamos a Cristo, que rezamos, que somos buenas personas, que no somos criminales, etc. Pero a la hora de la verdad, si somos sinceros, no amamos a Cristo porque no siempre le obedecemos. En este sentido, el Papa Francisco ha hablado de la corrupción como un modo de hacer el mal de forma deliberada, de forma consciente. Esto es lo peor que le puede suceder a una persona, saber que obra mal y seguir así, sin ningún remordimiento y sin ningún deseo sincero de conversión, eso nos lleva a la condenación eterna. En la práctica podemos ir a misa el domingo, hacer algunas oraciones y algunas obras buenas, hasta obras de caridad, pero si llevamos al mismo tiempo una vida de vicios y pecado, eso es lo que llama el Papa Francisco mundanidad espiritual, que se traduce en una búsqueda de bienestar personal, en un querer contentar a todos, tanto a Dios, como a los demás, y eso es imposible, pues Cristo nos pide buscar solo a Dios, agradar solo a Dios y obedecer solo a Dios. La Iglesia es Cristo mismo en la historia y todo lo que ella, iluminada por el Espíritu Santo, nos pide lo debemos hacer. En síntesis toda la fe, y todo lo que nos pide Cristo por medio de la Iglesia, está en el Catecismo de la Iglesia Católica. Mejor aún, Jesús mismo resumió todo en el mandamiento del amor fraterno, que consiste en amar a los hermanos como Cristo nos amó. Sólo que para amar así necesitamos del Espíritu Santo que Dios nos da en los sacramentos y en la vida de la Iglesia, pues el Espíritu Santo no actúa en un corazón egoísta sino en un corazón eclesial, es decir, en un corazón que busca la comunión. 3. ¿Qué me sugiere la Palabra, que debo decirle a la comunidad? Algo muy sencillo que hoy la Palabra nos pide a cada uno y a cada comunidad eclesial es que le hagamos caso a Cristo, pues si queremos saber si de verdad amamos a Cristo es muy fácil, basta ver si cumplimos su mandamiento nuevo de amar a los demás como él los ama. ¿El esposo ama a su esposa como Cristo amó a su Iglesia y se entregó en la cruz por ella? ¿La esposa también ama a su esposo de igual forma? ¿Cada uno ama a los demás como Cristo nos ama a nosotros? Mejor aún, ¿He experimentado el amor de Cristo en mi vida? ¿Cómo respondo al amor que Cristo me tiene? ¿Realmente obedezco a Cristo o sigo mis caprichos y mis intereses? El Papa Francisco en su visita a nuestro país nos pidió en Medellín privilegiar “el encuentro con la Sagrada Escritura, especialmente el Evangelio, donde Cristo nos habla, nos revela su amor incondicional al Padre, nos contagia la alegría que brota de la obediencia a su voluntad y del servicio a los hermanos” (Francisco, Discurso a los sacerdotes, consagrados, seminaristas y sus familias. Medellín, Coliseo La Macarena. 9 de septiembre de 2017). Es necesario favorecer nuestro encuentro con la Palabra de Dios para que Cristo nos hable y nos contagie “la alegría que brota de la obediencia a su voluntad” (ibid.). Nadie puede obedecer a Cristo sin la ayuda del Espíritu Santo. Acoger al Espíritu Santo es tarea permanente de todo cristiano y de toda comunidad eclesial, pues sólo Él “nos lo enseñará todo y nos recordará todo lo que Cristo nos ha dicho y dará testimonio de Él; nos conducirá a la verdad completa y glorificará a Cristo” (CEC 729). 4. ¿Cómo el encuentro con Jesucristo me anima y me fortalece para la misión? La misión es el termómetro que mide nuestro grado de amor a Jesucristo (cf RM 11). Se trata de la misión según Cristo, con sus criterios, no según el parecer de cada uno. Se requiere la experiencia real de Cristo, de vivir en su amistad, de amar lo que él ama y de rechazar lo que él rechaza. Como misioneros que somos por el bautismo, debemos alimentar la convicción de fe de que necesitamos ser conducidos por el Espíritu Santo que Dios da a quienes le obedecen (cf Hch 5,32). Una característica que define al misionero y a toda comunidad eclesial es su obediencia a Cristo y a su Iglesia. Cristo nos dejó su mandamiento nuevo de amarnos unos a otros con el mismo amor que él nos tiene. La misión, lo han dicho los últimos papas, es cuestión de amor. ¿Cuál es el tema principal de nuestras conversaciones, de nuestros pensamientos y de nuestros deseos? Si no es Cristo, es porque todavía no lo amamos ni le obedecemos. RECOMENDACIONES PRÁCTICAS: 1. Educar a niños, adolescentes y a todos en la obediencia cristiana. 2. Resaltar la dimensión eclesial como ambiente en el que se vive el amor a la Palabra y a los hermanos. 3. Felicitar hoy a los trabajadores y orar por ellos y por quienes no tienen trabajo. 4. Podría emplearse el Prefacio de Pascuas IV, “Restauración del universo por el misterio pascual”, Misal, pág. 378. 5. Comienza la novena de preparación a Pentecostés

Jue 23 Mayo 2019

La voz del Pastor | Mayo 26 de 2019

Reflexión del cardenal Rubén Salazar Gómez, arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio según san Juan 14, 23-29

Vie 26 Abr 2019

La voz del Pastor | Abril 28 de 2019

Reflexión del cardenal Rubén Salazar Gómez, arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio según san Juan 20,19-31

Sáb 20 Abr 2019

La voz del Pastor | Abril 21 de 2019

Reflexión del cardenal Rubén Salazar Gómez, arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio según san Juan 20,1-9

Vie 12 Abr 2019

La voz del Pastor | Abril 14 de 2019

Reflexión del cardenal Rubén Salazar Gómez, arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del santo Evangelio según San Lucas 22,14-23, 56