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iglesia católica

Sáb 14 Mar 2020

En la Solemnidad de San José: ¡Recemos el Rosario!

La Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) invita a rezar el Santo Rosario en todo el territorio nacional, este jueves 19 de marzo, a las 7:00 de la noche. Es una invitación a cada fiel, a las familias, a las comunidades religiosas, a los grupos apostólicos a recurrir a la oración en este momento de emergencia sanitaria que golpea al planeta. A la misma hora (7:00 pm) y cada quien donde se encuentre, este jueves 19 de marzo el pueblo católico colombiano invocará el amparo de María Santísima y la protección de San José, custodio del Señor y de la humanidad. Con este signo la Iglesia Católica en Colombia se unirá en oración a los fieles de otras naciones que, también animados por sus pastores, estarán rezando ese día los misterios luminosos del Santo Rosario. Cabe anotar que en un reciente comunicado emitido por la CEC (10.03.2020), los obispos reiteraron que “este es un momento propicio para confiar en la eficacia de la oración, acrecentar la práctica de la misericordia y fortalecer la fraternidad”.

Mié 19 Feb 2020

“Ante el aborto custodiemos las dos vidas”: Mons. Rueda

Frente al proyecto que se propone en la Corte Constitucional para que las mujeres puedan interrumpir su embarazo libremente sin ninguna causal antes de los cuatro meses, el arzobispo de Popayán, monseñor Luis José Rueda Aparicio dijo que lamenta este propósito y recordó que tanto en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, como en la Constitución Política de Colombia se dice que "el Derecho a la vida es inviolable y no habrá pena de muerte". Expuso que siempre se debe defender la vida tanto de la madre como la del niño gestante, recalcando que “toda crisis humana es pasajera pero el aborto es para siempre, es irreversible”. Agregó que es importante orientar y prestar ayudar a través de especialistas a aquellas mujeres que estén pensando en abortar a sus hijos. “La verdad es que ellas NO necesitan un aborto, sino que se les brinde sustento, acompañamiento y cercanía en su difícil situación. Ellas en medio de esta situación de crisis, no buscan el aborto como tal, sino un apoyo a su difícil situación. Buscan que alguien las escuche y las oriente. Buscan argumentos verdaderos para poder tomar una decisión de vida”. “De ahí que, la mujer tiene el derecho a estar debidamente informada de las posibles soluciones, distintas a suspender la gestación, por ejemplo, dar al niño en adopción. Existen instituciones dispuestas y muy preparadas para custodiar la vida de la madre junto con la vida de su niño. Son personas profesionales y servidores de la vida”. Así mismo, el prelado hizo un llamado a la conciencia de los profesionales servidores de la salud, para que hagan un discernimiento frente a cada situación “porque en la gran mayoría de los abortos que se practican, la justificación se ubica en la salud mental de la madre” por lo que los animó a optar por el cuidado y respeto a la vida. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon]

Jue 13 Feb 2020

Jornada Mundial del Enfermo: no se trata sólo de curar sino también de cuidar

Por: Mons. Juan Carlos Cárdenas Toro Como cada año el 11 de febrero, en la fiesta de Nuestra Señora de Lourdes, la Iglesia celebra la XXVIII Jornada Mundial del Enfermo. Y como cada año, el Papa dirige un mensaje a quienes sufren por causa de tantas enfermedades, a quienes les cuidan desde el campo profesional y científico, a los agentes pastorales que les acompañan y al mundo en general. Con la cita de Mateo 11,28: «Vengan a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo los aliviaré», en esta oportunidad el Papa Francisco anuncia con fuerza a un Jesús que está cercano a la realidad del sufrimiento humano. «Jesús mira la humanidad herida. Tiene ojos que ven, que se dan cuenta, porque miran profundamente, no corren indiferentes, sino que se detienen y abrazan a todo el hombre, a cada hombre en su condición de salud», dice el Santo Padre. El Papa nos recuerda que esta especial cercanía de Jesús al mundo del dolor se arraiga en el hecho de que él experimentó en carne propia el sufrimiento y desde allí quiere ser presencia que consuela y fortalece. Subraya el Santo Padre que hoy se percibe «una carencia de humanidad» ante la cual ha de agregarse al concepto de curar el de cuidar. Puesto que en los momentos de enfermedad el enfermo no sólo experimenta que le falta la salud, sino que todo su ser se ve comprometido, espiritual, emocional, afectivamente. A los enfermos, el Papa les asegura que ellos están entre los “cansados y agobiados” que menciona el evangelio y atraen así la mirada y el corazón de Jesús. Y les anuncia que en Jesús «encontrarán fuerza para la afrontar las inquietudes y las preguntas que surgen… en esa “noche del cuerpo y del espíritu”». A la Iglesia le recuerda que está llamada a ser «la “posada” del Buen Samaritano» en la que pueden encontrar gracia, acogida y consuelo, donde también habrá personas dispuestas, desde la propia experiencia de su fragilidad y de la misericordia recibida, a ayudarles a llegar la cruz del dolor. A los profesionales del mundo de la salud los convoca el Santo Padre a actuar con competencia, pero también a ir más allá y hacer sentir la presencia de Cristo que consuela y se hace cargo de los enfermos curando sus heridas. Además, les recuerda que ellos también son frágiles y pueden enfermarse, por lo cual la llamada de descansar en Cristo y acercarse a su presencia reconfortante, también les aplica y es conveniente para un mejor y más humano ejercicio de su profesión. Finalmente les invita a recordar que el enfermo es persona con una dignidad que le es propia y en los casos donde la ciencia médica no encuentra respuestas, abrirse a la dimensión trascendente. A los gobiernos e instituciones sanitarias, por último, el Papa Francisco les recuerda los principios de la solidaridad y la subsidiaridad que deben mantener presentes como un imperativo ético que les impulse a abrir frentes de actuación a todos aquellos que no tienen la posibilidad de acceder a tratamientos adecuados, dada su condición de extrema pobreza. +Juan Carlos Cárdenas Toro Obispo Auxiliar de Cali Secretario General del Celam

Vie 31 Ene 2020

Obispos de frontera analizaron desafíos del fenómeno migratorio

Convocados por el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, sección Migrantes y Refugiados de la Santa Sede, los obispos de las diócesis fronterizas entre Colombia y Venezuela se reuniron el 30 y 31 de enero en Cúcuta (Norte de Santander). Durante la jornada se reflexionó sobre la realidad migratoria y situación de vulnerabilidad de miles de venezolanos que transitan por los más de 2 mil 200 kilómetros de frontera, a fin de discernir caminos conjuntos que permitan dar respuesta a este fenómeno de importantes implicaciones sociales, humanitarias, económicas y ambientales. “Acoger, proteger, promover e integrar”, verbos en los que insiste el Papa Francisco, fueron los pilares del encuentro que contó con la presencia del cardenal Peter K. Turkson, prefecto del Dicasterio para la Promoción del Desarrollo Humano Integral; Fr. Fabio Baggio C.S., subsecretario de la Sección Migrantes y Refugiados; mons. Aldo Giordano, nuncio apostólico en Venezuela; mons. Luis M. Montemayor, nuncio apostólico en Colombia; mons. Óscar Urbina Ortega, presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia; mons. José Luis Azuaje Ayala, presidente de la Conferencia Episcopal de Venezuela; obispos de las diócesis de frontera; representantes de Caritas Internationalis y otros invitados especiales. La metodología pastoral del “ver, juzgar y actuar” orientó el encuentro que finalizó en medio de un espíritu de esperanza ante la situación que afronta los pueblos fronterizos. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon]

Mar 26 Nov 2019

Por el bien de nuestro país: diálogo, reconciliación y desarrollo integral

Ante los hechos que está viviendo el país, los obispos de la Iglesia católica en Colombia, han emitido, este 26 de noviembre, un comunicado con ocho puntos en el que llaman al diálogo, la reconciliación y el desarrollo integral. También, invitan a “perseverar en la oración, pidiendo la fortaleza y sabiduría para superar este momento difícil que vivimos y para favorecer todo lo que nos conduzcan a la reconciliación”. En este sentido, animan a las parroquias y demás instituciones de la Iglesia a convocar jornadas especiales de súplica e intercesión. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon]

Vie 15 Nov 2019

Iglesia colombiana anima Jornada Mundial de los Pobres

Al referirse al tema del Mensaje propuesto por el Papa Francisco para la III Jornada Mundial de los Pobres: «La esperanza de los pobres nunca se frustrará», el arzobispo de Popayán, monseñor Luis José Rueda Aparicio, dijo que esta iluminación es la ocasión propicia para vivir nuestra fe y proyectarla hacia los más necesitados con fraternidad y solidaridad. “Esta Jornada es una ocasión para sentirnos pobres, para sentirnos al estilo de Jesús que se hizo pobre. (…) La Iglesia debe ser sembradora de esperanza en medio de los pobres, acompañándolos en todo momento, llenándolos de optimismo (…) La esperanza es saber que no nos defrauda la presencia y la promesa del Señor que acompañará siempre nuestra vida”, afirmó. El prelado advirtió que esta Jornada, que se celebrará el próximo 17 de noviembre, será un espacio para que las parroquias pongan a funcionar la creatividad con diferentes actividades “es una jornada que suscita creatividad, porque pobres como dice el Señor Jesús, siempre los tendremos”. Finalmente, recordó que los pobres son personas a las que hay que ir a encontrar: “Están los ancianos, los indígenas, los afros, los migrantes venezolanos, todos aquellos que están sin empleo y sin vivienda (…) Tendremos la ocasión de vivir nuestra fe y proyectarla con quienes nos necesitan”. A continuación, mensajes del Papa Francisco para esta Jornada III Jornada Mundial de los Pobres 2019: «La esperanza de los pobres nunca se frustrará» II Jornada Mundial de los Pobres 2018: «Este pobre gritó y el Señor lo escuchó» I Jornada Mundial de los Pobres 2017: «No amemos de palabra sino con obras»

Jue 7 Nov 2019

Defendamos la vida humana

Por: Mons. Víctor Manuel Ochoa Cadavid - «Antes de haberte formado yo en el seno materno, te conocía, y antes que nacieses te tenía consagrado» (Jeremías 1, 5). La vida humana es sagrada siempre, toda, en todas partes, para todos. Aparece nuevamente en el horizonte de nuestra comunidad el delicado tema de la VIDA HUMANA. Se ha presentado por parte del Ministerio de Salud y Protección Social, el proyecto de una resolución sobre la “Interrupción Voluntaria del Embarazo” -que no es otra cosa que el aborto- en Colombia, mostrado antes de su firma a la comunidad. También en el Congreso se ha expuesto y aprobado en primer debate, un proyecto de ley que reglamenta la eutanasia, que no es otra cosa que un atentado a la vida humana. Se pone pues ante nuestros ojos un delicadísimo tema, el irrespeto y el ataque a la vida humana desde sus primeros momentos de existencia -la concepción- hasta su término natural con la muerte. La humanidad, sobre todo en las últimas décadas, tiene una rara tendencia al desprecio de la vida. Esta es una constante que ha ido creciendo progresivamente. También entre nosotros, se ha abierto esta puerta con algunas sentencias de la Corte Constitucional, despenalizando el aborto y abriendo la puerta para su realización. Justamente cuando los adelantos de la ciencia han descubierto la admirable maravilla de la vida humana en todas sus facetas, se genera un movimiento que ataca y destruye la grandeza de la existencia humana, que niega el derecho natural a la vida, que atenta contra los que empiezan o contra los que, por una u otra razón, están ante el drama de la muerte, pretendiendo legislar y normativizar acerca de un derecho inalienable e indeclinable como es el de la existencia. Es oportuno que nosotros, como católicos, reflexionemos profundamente sobre este tema, que es fundamental y toca lo más sagrado de la existencia humana. Todos, tendríamos que entrar profundamente en el misterio de la vida, de sus fundamentos y realidades, en la dimensión de profundo valor que posee y, sobre todo, entrar claramente en su defensa. Se está tocando lo más fundamental de cuanto el hombre tiene, como regalo del Creador. La esencia misma de la fe, la misma naturaleza humana nos pide defender la vida en su totalidad. En la Sagrada Escritura encontramos claramente el precepto de Dios: “No matarás” (Éxodo 20, 13). El Catecismo de la Iglesia Católica nos enseña: “La vida humana ha de ser tenida como sagrada, porque desde su inicio es fruto de la acción creadora de Dios y permanece siempre en una especial relación con el Creador, su único fin. Sólo Dios es Señor de la vida desde su comienzo hasta su término; nadie, en ninguna circunstancia, puede atribuirse el derecho de matar de modo directo a un ser humano inocente” (Número 2258). Los primeros cristianos, desde los primeros años, entraron claramente a defender la vida humana, respetando este don de Dios. Incluso, en la primera literatura cristiana, al comenzar la predicación del Evangelio, se nos ofrecen ejemplos de esta defensa autorizada de la vida en su origen mismo. En los dos primeros siglos encontramos esta enseñanza: «No matarás el embrión mediante el aborto, no darás muerte al recién nacido» (Didajé, 2, 2; cf. Epistula Pseudo Barnabae, 19, 5; Epistula ad Diognetum 5, 5; Tertuliano, Apologeticum, 9, 8). Estas referencias no son únicamente una erudición, nos muestran que la lucha por la vida y su defensa hacen parte de la doctrina misma de los Santos Padres. Nos extraña profundamente que el mismo Estado, en sus autoridades del poder ejecutivo y del legislativo, tome estas decisiones que atentan contra la persona humana. Es claro que nuestra Constitución, respeta claramente la vida (Artículo 11 de la Constitución) el mismo que argumenta ampliamente la defensa de la vida, que en muchísimos apartes de la Constitución se defiende la existencia humana. Es doloroso, y creo que contra el espíritu de la misma y de los constituyentes, que se vaya abriendo la puerta a un verdadero crimen agravado por la plena convicción que dicen tener quienes proponen la destrucción de la vida, argumentando que la vida puede ser interrumpida, tanto en el momento mismo del nacimiento, como terminarla antes de su término natural. La gravedad del deseo de reglamentar lo que en mala hora fue aprobado por personas que, sobrepasando los límites de la autoridad, permitieron la práctica del aborto, instruyendo sin cansancio sobre la necesidad de generar leyes en las que se termina abusando de la propia libertad, de la libertad de los demás, de la libertad de la criatura que se está formando y que está en estado absoluto de indefensión. La Iglesia, Madre solícita, tiene el deber y la obligación de enseñar y actuar, por lo que nos enseña en la ‘Instrucción Donum Vitae’: “Cuando una ley positiva priva a una categoría de seres humanos de la protección que el ordenamiento civil les debe, el Estado niega la igualdad de todos ante la ley. Cuando el Estado no pone su poder al servicio de los derechos de todo ciudadano, y particularmente de quien es más débil, se quebrantan los fundamentos mismos del Estado de derecho [...] El respeto y la protección que se han de garantizar, desde su misma concepción, a quien debe nacer, exige que la ley prevea sanciones penales apropiadas para toda deliberada violación de sus derechos” (Congregación para la Doctrina de la Fe, Instr. Donum Vitae 3). Por ello, los estados no pueden, por principio, negar el común criterio de defensa de la vida, legislando acerca de cómo suprimirla, extinguirla, suspenderla, negarla. Las leyes emanadas en tal sentido, incluso las propuestas que permitirían el Aborto, son intrínsecamente lesivas de la dignidad humana, ya que no pueden destruir lo que dicen defender, ni negar el derecho a vivir especialmente a los más vulnerables. El ABORTO, incluso si le cambian el nombre o definición a esta acción inhumana, es un homicidio en toda su realidad, agravado porque se comete contra quien no se puede defender y porque una legislación que va contra el principio fundamental de la vida, contra la vida misma, no es humana y pierde todo el sentido de su autoridad al propiciar la muerte, el dolor, la negación de la vida misma. La EUTANASIA, el suicidio asistido, es un atentado a la vida humana, una negación del derecho fundamental a la vida, que tiene cada persona y que es inviolable. Con estas decisiones se está destruyendo y atacando algo que es fundamental para los derechos de la persona humana, su derecho fundamental a la vida y a la existencia. No dejemos de pensar en la belleza de la persona humana, en la ternura de un niño, en la bondad y alta carga ética de valor de la vida humana. Somos hoy muy sensibles a los derechos de la persona humana, decimos todos defenderlos y promoverlos. Empeñémonos todos en la defensa de la vida humana en todos los momentos de su existencia. En esta edición de LA VERDAD encontrarán algunos elementos que entran claramente en estos temas, concretamente la Carta que la Conferencia Episcopal de Colombia ha escrito al Señor Ministro de Salud, sobre este delicado argumento. Gritemos y manifestemos claramente nuestra posición, con un ¡SÍ A LA VIDA! + Víctor Manuel Ochoa Cadavid Obispo de la Diócesis de Cúcuta

Jue 31 Oct 2019

Iglesia católica celebra solemnidad de todos los Santos

La Iglesia católica cada primero de noviembre celebra la solemnidad de todos los Santos, un momento para recordar todas aquellas personas que han consagrado su vida a Dios, así nos lo recuerda el padre Juan Carlos Liévano, Director del Departamento de Matrimonio y Familia de la Conferencia Episcopal de Colombia. “Esta fiesta recoge lo que decimos en el Credo ‘la comunión de los santos’, en este sentido todos los bautizados estamos llamados a la santidad y cada cristiano está invitado a vivir la santidad a través del ejercicio de las virtudes y el encuentro con el otro. Pero, sobre todo, este es un momento para traer a la memoria a aquellas personas que en la tierra han vivido una vida ejemplar y ya gozan de la presencia de Dios en el cielo”, observó el sacerdote. Así mismo, recordó que esta no debe ser una celebración más, por el contario invitó a vivir esta solemnidad de una manera distinta, donde cada católico se pregunte qué hacer para llegar a la santidad “qué tengo que hacer para ser Santo, no un santo de imagen como el que vemos en los altares, sino llevar una vida ejemplar donde pueda reconocer que tengo una misión en la tierra, pero que mi destino final está en el cielo”. Es importante recordar que el Papa Gregorio III, durante su mandato en la Iglesia, entre los años 731 y 741, escogió el 1 de noviembre para la conmemoración de la vida de los santos. Luego, en el siglo IX, el papa Gregorio IV extendió esta festividad a toda la iglesia universal.