Jue 18 Mayo 2023
Se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra
SÉPTIMO DOMINGO DE PASCUA
ASCENSIÓN DEL SEÑOR
Mayo 21 de 2023
Primera Lectura: Hechos de los Apóstoles 1,1-11
Salmo: 47(46),2-3.6-7.8-9 (R. cf. 6)
Segunda Lectura: Efesios 1,17-23
Evangelio: Mateo 28,16-20.
I. Orientaciones para la Predicación
Introducción
En la solemnidad de la ascensión glorificamos a Dios Padre por la exaltación y glorificación de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, en virtud de su santo Espíritu.
Su Cuerpo místico, la Iglesia, ha sido hecho partícipe del misterio de su exaltación y glorificación, la cual inicia en esta tierra y se consumará en la Jerusalén celeste.
Toda persona está llamada a esta plenitud de vida y de gracia; es por esto que el Señor dejó el mandato misionero a sus discípulos, a fin de que por la predicación de su palabra y los sacramentos todos puedan alcanzar este don de su inmensa liberalidad.
1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?
La primera lectura de los Hechos de los Apóstoles nos narra el episodio de la Ascensión de nuestro Señor ante la presencia de sus discípulos. El Autor sagrado describe que lo vieron levantarse hasta que una nube se lo quitó de la vista; de esta manera, entra en el mundo de Dios con su humanidad resucitada, nos abre el cielo cerrado después del pecado de Adán. En el salmo se alaba y glorifica a Dios por su inmensa grandeza y poder desplegado en sus obras.
En la segunda lectura de la carta a los Efesios pedimos a Dios que nos dé espíritu de sabiduría y revelación para conocer a Cristo y comprender todos los tesoros que tenemos en Él: vida plena que participa a la Iglesia y a cada creyente ya desde esta vida y plenamente en el más allá.
En el Evangelio de san Mateo Jesús, antes de su ascensión, invita a todos sus discípulos a llevar la buena nueva de la resurrección y de la gloria a toda persona mediante la predicación y los sacramentos; así, este mundo envejecido por el pecado se irá renovando hasta su consumación en la gloria celestial.
2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad?
Cristo exaltado y glorificado después de su pasión y muerte ignominiosa es la meta a la que todo bautizado y también todo ser humano está llamado. Este momento de la vida del Señor que hoy celebramos nos llena de esperanza, pues nuestra vida, si estamos unidos a Él, camina hacia la gloria y esta será la última palabra en nuestra vida, aunque nos sobrevengan en el caminar por este mundo momentos o situaciones difíciles o adversas. Nos dice que, incluso, la misma muerte será vencida para ser introducidos en una existencia toda ella llena de luz y gloria.
Esta vida de Cristo glorificado se derrama sobre su Iglesia. Cada bautizado está llamado a renunciar a todo aquello que le impida una mayor receptividad de esta nueva vida recibida en el bautismo y que busca llenar toda la existencia del creyente y animar cada una de sus acciones. De este modo, el discípulo de Cristo avanza por este mundo pregustando ya los tesoros de bondad y amor que están escondidos en Cristo resucitado y glorificado a la derecha del Padre en la espera de la parusía, en donde la plenitud de Jesús lo inundará todo.
En la medida en que el creyente sea transformado por Cristo glorificado, entonces las señales y signos de la vida nueva resplandecerán en su vida y, de este modo, podrá convertirse en un apóstol que, particularmente con su ejemplo y, también con su palabra, pueda anunciar al mundo la gracia de haber sido alcanzado por el amor exaltado y glorificado del Señor y entusiasme a muchos otros a dejar que el resucitado entre a sus vidas y los renueve interiormente.
3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?
Pidámosle a Dios el don de sabiduría y revelación, tal como dice hoy San Pablo en su carta a los Efesios, para conocer la esperanza tan sublime y la riqueza de su gloria a la cual nos llama en su Hijo muy amado, en quien desplegó todo su poder al resucitarlo de entre los muertos y sentarlo a su derecha. Si comprendiéramos la grandeza de su don y que desde ahora nos hace partícipes de él en germen, entonces nada ni nadie nos detendría en nuestro caminar hacia Él y lucharíamos con todas nuestras fuerzas para evitar el único mal que puede arruinar todo este plan salvífico: el pecado.
Que la participación en la muerte, resurrección y ascensión del Señor mediante la inmersión bautismal sea actualizada en cada momento de nuestra vida diaria y, así, con nuestras acciones mostremos al mundo la belleza de la nueva vida traída por Cristo y trasmitida a su Iglesia en virtud de la acción de su Santo Espíritu por la predicación de la Palabra y la vida sacramental.
No permitas Señor que en nuestra vida haya signos de muerte; por el contrario, que quienes viven a nuestro alrededor y aquellos con quienes compartimos los mayores momentos de nuestra vida, puedan experimentar que la vida nueva de Cristo resucitado y glorificado es luz que ilumina, sal que da sabor, fuego que destruye toda herrumbre y renueva desde dentro y en profundidad.
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Recomendaciones prácticas:
• Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales. Conviene leer el Mensaje del Papa para esta jornada.
• Tener presente que el domingo, 28 de mayo, es la Solemnidad de Pentecostés. Sería muy importante preparar y celebrar la Vigilia de Pentecostés en un ambiente de oración, de encuentro eclesial de todos los grupos apostólicos de la parroquia, resaltando que con la fiesta del Espíritu Santo se concluye el tiempo pascual.
II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles
Monición introductoria de la Misa
El Señor resucitado y exaltado a la derecha del Padre nos alcanzó mediante su misterio pascual el don de una nueva vida; en cada Eucaristía la alimenta para que se vaya robusteciendo día a día y, así, quienes la hemos recibido podamos experimentar las delicias de su amor, hasta que glorificados con Él y como Él podamos cantar sus misericordias para siempre. Que esta celebración avive nuestro deseo de aspirar siempre a las cosas de allá arriba, en donde está Cristo, sentado a la diestra del Padre.
Monición a la Liturgia de la Palabra
El Señor realiza lo que promete; su gran deseo es que estemos donde Él ésta; las lecturas que vamos a escuchar nos indican la meta hacia la cual avanzamos, siempre de la mano de Aquel que ha sigo glorificado y exaltado por el Padre, en virtud de la fuerza de su santo Espíritu. Escuchemos con fe humilde y atención amorosa.
Oración Universal o de los Fieles
Presidente: Jesucristo exaltado y glorificado por el Padre siempre permanece para interceder por la toda la humanidad; dirijamos al Padre con una actitud filial y muy confiada, por mediación de su Hijo, todas nuestras súplicas. A cada una de ellas respondemos:
R. Te rogamos, óyenos.
1. Por tu santa Iglesia, esparcida por toda la tierra, para que en medio de las tribulaciones encuentre serenidad y esperanza en la contemplación de tu Hijo glorificado.
2. Por todos los que sufren, para que comprendan que la cruz es el camino hacia la resurrección y la gloria.
3. Por todas las familias, para que reine en ellas la paz y el amor verdadero y, así, reflejen al mundo un destello de la plenitud de vida a la que estamos llamados en la Jerusalén celeste.
4. Por quienes participamos en esta Eucaristía, para que abramos nuestro corazón a Cristo resucitado y exaltado a la derecha del Padre y, así, nos vayamos renovando de día en día.
5. Por los que se encuentran viviendo experiencias de dolor, duelo o enfermedad, para que descubran en la fuerza de la fe, la presencia siempre cercana de Dios, fiel y misericordioso.
Oración conclusiva
Recibe Padre santo
las súplicas que te hemos confiado
por mediación de tu Hijo amado,
Jesucristo, Nuestro Señor,
que vive y reina por los siglos de los siglos.
R. Amén.