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iglesia colombiana

Vie 28 Abr 2023

Fallece madre de monseñor Juan Carlos Barreto Barreto

El presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), monseñor Luis José Rueda Aparicio, en nombre de todos los obispos del país, expresa sus más sentidas condolencias por el reciente fallecimiento en el municipio del Guamo (Tolima) de la señora Blanca Aurora Barreto, madre de monseñor Juan Carlos Barreto Barreto, obispo de la Diócesis de Soacha y Presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social. Al tiempo, pide orar por monseñor Juan Carlos y por toda su familia. Brille para ella la Luz Perpetua. Comunicado de condolencias por parte de los presbíteros, religiosos, religiosas y comunidad de fieles laicos de la Diócesis de Soacha. .

Vie 28 Abr 2023

Iglesia reafirma su compromiso con el trabajo por los niños y las niñas de Colombia

En el marco de la conmemoración del Día del Niño que se llevará a cabo en Colombia este sábado 29 de abril, monseñor César Alcides Baldín Tamayo, obispo de la Diócesis de Cartago y miembro de la Comisión de Estado Laical de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), ha enviado un mensaje en el que resalta el papel de la primera infancia y recuerda el compromiso permanente que, como Iglesia y como colombianos, debemos asumir con ellos para ofrecerles un futuro mejor. Cabe recordar que este día ha sido elegido desde el año 2001 para resaltar a nivel nacional el papel de los niños y niñas en la sociedad, promover sus derechos y desarrollar acciones que propicien su bienestar en todos los niveles. Desde la CEC, se implementan y animan diferentes estrategias y políticas que permitan, cada vez más, propender por un Sistema para la Cultura del Cuidado que garantice su integridad y bienestar en los diferentes ambientes eclesiales en los que participan y en el contexto de la tarea evangelizadora que adelanta con ellos la Iglesia Católica colombiana. Para conocer más detalles sobre el trabajo de la Conferencia Episcopal de Colombia en el marco de la Cultura del Cuidado, ingrese AQUÍ

Vie 28 Abr 2023

La Voz del Pastor | 30 de abril de 2023

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia: Lectura del Santo Evangelio según San Juan 10, 1-10

Jue 27 Abr 2023

Iglesia colombiana invita a orar este 3 de mayo por la reconciliación del país

El próximo miércoles 3 de mayo Colombia conmemorará el Día Nacional por la Reconciliación. Se trata de una jornada de oración en favor de la reconciliación y la paz del país que viene animando la Iglesia Católica desde el año 2018 y que, en el contexto actual, ante la compleja situación que viven diferentes territorios por cuenta de situaciones asociadas al conflicto armado y la violencia, sigue teniendo una gran relevancia. De manera especial, la Iglesia invita a todos los fieles para que durante este día se retomen los llamados y oraciones hechas en este sentido por el Papa Francisco durante su visita apostólica en septiembre de 2017, acontecimiento sobre el cual se inspiró dicha conmemoración, establecida posteriormente por los obispos colombianos durante la Asamblea Plenaria del Episcopado, realizada de manera extraordinaria en noviembre del 2017. Dicha jornada se anima también cada 3 de mayo en el contexto del Día de la Santa Cruz, la Fiesta de las Cruces o la Cruz de mayo, como es conocida en nuestro país y en otros, como el caso de España, Chile, Ecuador, El Salvador, Guatemala, México, Paraguay, Perú, Argentina y Venezuela, a partir de la cual se revive esta tradición religiosa, cuyas raíces se remontan a tiempos remotos del cristianismo en la ciudad de Jerusalén. En este contexto, para acompañar la oración desde la dimensión social de la evangelización y, a manera de insumo, la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) pone también a disposición de todos el texto titulado “Hacia una pastoral para la reconciliación y la paz”, un documento desarrollado a través del Secretariado Nacional de Pastoral Social (SNPS) que presenta a los católicos del país, orientaciones del episcopado para comprender y trabajar por esta importante misión desde las diferentes diócesis y parroquias.El documento está estructurado en cinco secciones: 1. Marco conceptual para la reconciliación y paz 2. Importancia y alcance de una pastoral para la reconciliación y la paz 3. Criterios eclesiales para la construcción de la paz 4. Pedagogía para la construcción de la paz 5. Acciones conjuntas para construir la paz integral

Mar 25 Abr 2023

Soacha recibió al cardenal Michael Czerny

Entre el 20 y el 24 de abril, Colombia recibió la visita de uno de los líderes de equipo de la Curia Romana al servicio de la misión del Papa Francisco en calidad de pastor de la Iglesia Universal. Se trata del cardenal jesuita Michael Czerny, prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, quien el pasado jueves 20 se acercó a la Diócesis de Soacha para conocer, en compañía del obispo de esta jurisdicción, monseñor Juan Carlos Barreto, algunas de las principales problemáticas humanitarias, sociales, medioambientales y económicas que afectan gravemente a las comunidades de este territorio. La primera parte de la actividad se dio con un recorrido que inició en la curia de la diócesis, pasó por un tramo del rio Bogotá y llegó hasta el Salto del Tequendama. Con este paso, se buscaba poner en contexto al cardenal, muy interesado en los temas asociados al cuidado de la casa común, al respecto de la grave situación de contaminación que padecen fuentes hídricas tan importantes para el país, como esta. Una oportunidad de encuentro y escucha en Altos de Cazucá El principal interés del cardenal Czerny durante esta visita fue escuchar a quienes viven y acompañan estas realidades de manera directa. Por ello, posteriormente, guiado por el equipo de la diócesis, del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam) y de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), el cardenal Czerny se desplazó hasta un sector ubicado en la comuna 4 del municipio de Soacha, conocido como Altos de Cazucá. Allí, el purpurado estuvo presente en un espacio de encuentro con varios líderes sociales, religiosas y sacerdotes, así como con representantes de la Defensoría del Pueblo, quienes, con su testimonio, le dieron a conocer de manera concreta problemáticas asociadas a temas como: pobreza extrema, presencia de actores armados ilegales, microtráfico, minería de arrastre, ilegal, desplazamiento, migración, problemas medioambientales, ausencia o deficiencia en la atención de necesidades básicas y derechos, así como explotación laboral y sexual de su población. La presencia del Prefecto del organismo de la Santa Sede encargado del Desarrollo Humano Integral en esta zona, ha sido una oportunidad para evidenciar los sufrimientos que padecen estas comunidades, pero también y más allá de la estigmatización, los procesos de resiliencia que valientemente viven muchos de ellos, apoyados por diversos actores ahí presentes, como los eclesiales. Esto, desde la necesidad sobre la que tanto ha insistido el Papa Francisco de hacer una Iglesia cada vez más samaritana, misericordiosa y con presencia en las periferias. Esta visita se dio en el contexto de la participación del cardenal Czerny en el tercer Congreso Latinoamericano de Doctrina Social de la Iglesia organizado por el Celam. Evento en el que, durante una ponencia, el purpurado se refirió a la importancia de Aparecida para toda la Iglesia, al rostro que va tomando la sinodalidad promovida por el Santo Padre, así como a los retos y nuevos impulsos que van surgiendo para que este camino se haga realidad. Los dolores de Soacha son el reflejo de los dolores de Colombia El municipio de Soacha es el más poblado de Cundinamarca y el sexto más grande de Colombia. De acuerdo con el censo oficial del 2022, habitan allí cerca de 808.300 personas. En cuanto a Altos de Cazucá, es una de las zonas de la localidad que padece mayores condiciones de precariedad social. Allí, la infraestructura educativa es tan deficiente, como la atención en salud. Tanto el territorio, como las personas, se ven obligados a convivir diariamente con los efectos del deterioro ambiental producido por prácticas como la ganadería y la minería. Más allá de los registros oficiales, se cree que en este sector hay presencia de cerca 300 mil migrantes, principalmente provenientes de Venezuela. Al tiempo, es un territorio que recibe continuamente población desplazada de otras regiones del país que llegan allí, generalmente, porque encuentran una opción de mayor alcance económico para vivir. La mayor parte de los empleos a los que acceden sus habitantes son de carácter informal, por lo que no cuentan con suficientes garantías y, en muchas oportunidades, se ven sometidos a condiciones de explotación. Según se ha indicado en este espacio, Altos de Cazucá es una zona urbana con ciertas condiciones de asilamiento en términos de vías, acceso a servicios básicos y seguridad, pero al tiempo, de fácil penetración para grupos delincuenciales o estructuras armadas que permean pequeñas estructuras de las comunidades. Según se conoce, allí hay presencia de miembros de ELN y el Clan del Golfo, lo que también representa un grave riesgo en términos de reclutamiento de niños, niñas y adolescentes. Ante estas y otras realidades, la Diócesis de Soacha, conformada por los municipios de Soacha y Sibaté; por la localidad de Bosa y por las UPZ 65 Arborizadora y 69 Ismael Perdomo de Ciudad Bolívar en Bogotá, adelanta una importante tarea evangelizadora con fuerte enfoque social. “Lo que sucede en Soacha es un reflejo que, casi a manera de espejo, evidencia las difíciles situaciones de vida de la mayoría de los colombianos” ha dicho durante este encuentro en Altos de Cazucá monseñor Juan Carlos Barreto, quien es también el presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social de CEC y que, por su misión durante nueve años como obispo de la Diócesis de Quibdó, pudo conocer de cerca muchas de estas realidades que tanto le duelen a la Iglesia. “Yo palpo a Dios aquí todos los días”, afirmó durante el encuentro la hermana Beatriz Charria Angulo, dominica de la presentación, quien está presente en Cazucá desde hace 23 años. Aunque el enfoque del acompañamiento que brinda junto a sus hermanas de comunidad y gracias al apoyo del Banco de Alimentos de la Arquidiócesis de Bogotá, está basado en ayudar a aliviar la difícil situación alimentaria que padecen muchas personas de la zona, su misión, según ha dicho, consiste en promover integralmente a la persona, no desde el asistencialismo sino desde el empoderamiento, donde buscan también que la mujer tenga un rol protagónico. Así como la hermana Beatriz, junto a los sacerdotes y agentes de pastoral de las siete parroquias por las que está compuesto el arciprestazgo número 5 de la Diócesis de Soacha, son varias las comunidades religiosas que hacen presencia en este sector, entre ellas, las hermanas de San Juan Evangelista y las religiosas de la Congregación de las Hermanas del Niño Jesús Pobre - Clara Fey. Todos los consagrados y laicos comprometidos con esta misión en Altos de Cazucá apoyan también tareas concretas con niños, jóvenes y adultos desde niveles como: la educación, la promoción de la dignidad humana, el acompañamiento espiritual y psicosocial. Los mensajes del Cardenal para el país Según lo ha indicado monseñor Juan Carlos Barreto, la presencia sencilla del cardenal Michael Czerny los ha llenado de profunda alegría y esperanza. Su mensaje ha estado basado en la hermandad universal, la paz, la reconciliación y el cuidado de la casa común que se inspira en el Evangelio de Jesús y en el magisterio del Papa Francisco a partir de encíclicas como Laudato si’ y Fratelli tutti, y también su Exhortación apostólica Evangelii gaudium, entre otros llamados del Santo Padre que han sido inspiración directa para el trabajo de la Iglesia colombiana ante estas complejas realidades.En este sentido,el prefecto ha invitado a todos dentro y fuera de la Iglesia a tener cada vez más una actitud de escucha: "Ya todos sabemos pero si escuchamos, aprendemos más", ha puntualizado. Al cierre de su visita en Colombia, el lunes 24 de abril, el cardenal Czerny estuvo en la sede de la Conferencia Episcopal de Colombia en Bogotá, donde durante una reunión con los directivos del Secretariado Permanente del Episcopado pudo conocer, de manera especial, el trabajo que desde áreas como el Secretariado Nacional de Pastoral Social (SNPS), la Comisión de Conciliación Nacional (CCN) y la Delegación para las Relaciones Iglesia – Estado, adelantan actualmente en favor de la reconciliación y la paz del país, temas propios de su misión. _______ Conozca más detalles de esta importante visita en el siguiente informe audiovisual:

Sáb 22 Abr 2023

Oportunidad de formación becada sobre buenas prácticas ecuménicas e interreligiosas

El Departamento para la Promoción de la Unidad y del Diálogo de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC)extiende la invitación a todos los jóvenes entre los 18 y los 35 años para que se inscriban en el proyecto Ikuméni en su tercera versión; se trata de un “Laboratorio de buenas prácticas ecuménicas e interreligiosas” que lidera en América Latina y el Caribe el Centro Regional Ecuménico de Asesoría y Servicio (CREAS) y que cuenta con el apoyo del Dicasterio para el Diálogo Interreligioso, el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) y el Consejo Mundial de Iglesias (CMI). El registro para participar estará habilitado hasta el próximo 12 de mayo. Este itinerario formativo busca promover el liderazgo de jóvenes pertenecientes a distintas denominaciones cristianas en aspectos como el desarrollo sostenible y la construcción de paz con énfasis en el trabajo comunitario. Los interesados deben cumplir con los requisitos que están detallados en la página www.ikumeni.org como la disponibilidad horaria, conectividad, porcentaje de asistencia, participación, entre otros. El curso iniciará el 1 de junio y finalizará el 3 de septiembre de 2023, bajo una modalidad de encuentros virtuales sincrónicos vía Zoom y un encuentro presencial (del 1 al 3 de septiembre), en el que se entregará el diseño de la “Buena Práctica”. Se trata deun programa becado y, por lo tanto, no tiene ningún costo para los participantes seleccionados. Al finalizar el proceso, podrán obtener la certificación conjunta de Ikuméni avalada por las estas instituciones: CELAM - CEBITEPAL - Unireformada - Qonakuy y CREAS - Ikuméni. En las ediciones anteriores ya se han sumado más de 120 jóvenes de Colombia, Argentina, Chile, Bolivia, Perú, El Salvador, México, Nicaragua, Guatemala, Ecuador, Puerto Rico y Cuba. Para este año se espera crecer en participación, de modo que sean cada vez más los que puedan vivir la experiencia Ikuméni, sentando las bases de la hermandad humana en la que tanto ha insistido el Papa Francisco y para la cual instituyó la “Jornada Internacional de la Fraternidad Humana”, celebrada el 4 de febrero de cada año. Para acceder a más detalles y a la inscripción, consulte: https://ikumeni.org/se-parte-de-ikumeni/

Vie 21 Abr 2023

La paz esté con ustedes (Jn 20, 19)

Por Mons. José Libardo Garcés Monsalve - La primera palabra de Jesús para los discípulos fue de paz, y solo esa palabra fue suficiente para que se llenaran de alegría, para que todos los miedos, dudas e incertidumbres que tenían, quedaran atrás y se convirtieran en fuente de esperanza y consuelo para muchos que estaban atentos al mensaje de salvación. Un mensaje de paz que contiene la misericordia y el perdón del Padre Celestial. Con este mensaje los discípulos fueron enviados a anunciar la misericordia y el perdón: “A quienes les perdonen los pecados les quedan perdonados” (Jn 20, 23), dejando la paz a todos, porque no puede existir paz más intensa en el corazón. que sentirse perdonado. Dejemos a un lado nuestras amarguras, resentimientos y tristezas. Oremos por nuestros enemigos, perdonemos de corazón a quien nos ha ofendido y pidamos perdón por las ofensas que hemos hecho a nuestros hermanos. Deseemos la santidad, porque he aquí que Dios hace nuevas todas las cosas. No temamos, no tengamos preocupación alguna, estamos en las manos de Dios. La Eucaristía que vivimos con fervor es nuestro alimento, es la esperanza y la paz que nos conforta y una vez fortalecidos, queremos transmitir la vida nueva a nuestros hermanos, a nuestra familia, porque la paz que viene de lo alto está con nosotros y desde nuestro corazón se transmite a todos los que habitan con nosotros. La esperanza en la resurrección debe ser fuente de consuelo, de paz y fortaleza ante las dificultades, ante el sufrimiento físico o moral, ante las contrariedades, los problemas familiares y cuando vivimos momentos de cruz. Un cristiano no puede vivir como aquel que ni cree, ni espera. Porque Jesucristo ha resucitado, nosotros creemos y esperamos en la vida eterna, en la que viviremos dichosos con Cristo y con todos los santos. Tenemos esta posibilidad gracias a su Resurrección, que verdaderamente nos da paz. La Resurrección de Jesucristo es la revelación suprema, la manifestación decisiva para decirle al mundo que no reina el mal, ni el odio, ni la venganza, sino que reina Jesucristo Resucitado, que ha venido a traernos amor, perdón, reconciliación, paz y una vida renovada en Él, para que todos tengamos la vida eterna. Si Cristo no hubiese resucitado realmente, no habría tampoco esperanza verdadera y firme para el hombre, porque todo habría acabado con el vacío de la muerte y la soledad de la tumba. Pero realmente ha resucitado, tal como lo atestiguan los evangelistas: “Ustedes no teman; sé que buscan a Jesús, el Crucificado. No está aquí, ha resucitado como lo había dicho” (Mt 28, 5-6). Es la fuente de la verdadera vida, la luz que ilumina las tinieblas, la paz que renueva a todo ser humano que se abre a la gracia de Dios. La vida del Resucitado hace que nuestro corazón esté pleno de gracia y lleno de deseos de santidad. La voluntad de Dios es que seamos santos, recordando que la santidad es ante todo una gracia que procede de Dios. En la vida cristiana hemos de intentar acoger la santidad y hacerla realidad en nuestra vida, mediante la caridad que es el camino preferente para ser santos. El profundo deseo de Dios es que nos parezcamos a Él, siendo santos. La caridad es el amor, y la santidad una manifestación sublime de la capacidad de amar, es la identificación con Jesucristo Resucitado. El caminar de hoy en adelante afrontando los momentos de prueba, lo vamos a hacer como María al pie de la Cruz. Recordemos que toda la fe de la Iglesia quedó concentrada en el corazón de María al pie de la Cruz. Mientras todos los discípulos habían huido, en la noche de la fe, Ella siguió creyendo en soledad y Jesús quiso que Juan estuviera también al pie de la Cruz. Lo más fácil en los momentos de prueba es huir de la realidad, pero por la gracia del Resucitado que está en nosotros, vamos a permanecer todo el tiempo al pie de la Cruz, ese es nuestro lugar, ese es el lugar del cristiano que se identifica con Jesucristo, y estando con Él, contemplando y abrazando la Cruz, encontramos paz en el corazón, que es el tesoro más grande que hemos recibido del Resucitado. Aspiremos a los bienes de arriba y no a los de la tierra, vivamos desde ahora el estilo de vida del Cielo, el estilo de vida de los resucitados, es decir, una vida de piedad sincera, alimentada en la oración, en la escucha de la Palabra, en la recepción de los sacramentos, especialmente la confesión y la Eucaristía, y en la vivencia gozosa de la presencia de Dios; una vida alejada del pecado, de los odios y rencores, del egoísmo y de la mentira; una vida pacífica, honrada, austera, sobria, fraterna, edificada sobre la justicia, la misericordia, el perdón, el espíritu de servicio y la generosidad; una vida, cimentada en la alegría y en el gozo de sabernos en las manos de nuestro Padre Dios que nos da la paz. Debemos procurar llevar la alegría de la Resurrección a la familia, a nuestro lugar de trabajo, a la calle, a las relaciones sociales. El mundo está triste e inquieto y tiene necesidad de la paz y de la alegría que el Señor Resucitado nos ha dejado. ¡Cuántos han encontrado el camino que lleva a Dios en el testimonio sonriente de un buen cristiano! La alegría es una enorme ayuda en el apostolado, porque nos lleva a presentar el mensaje de Cristo de una forma amable y positiva, como hicieron los Apóstoles después de la Resurrección. Los invito a que caminemos juntos en oración, en alegría pascual y gozo por la Resurrección del Señor. Que la oración pascual, de rodillas frente al Santísimo Sacramento, nos ayude a seguir a Jesús Resucitado con un corazón abierto a su gracia, para dar frutos de fe, esperanza y caridad. Pongámonos siempre en las manos de Nuestro Señor Jesucristo, que es nuestra paz, y bajo la protección y amparo de la Santísima Virgen María y del glorioso Patriarca san José, que nos protegen. En unión de oraciones, caminemos juntos, con nuestros sacerdotes. +Mons. José Libardo Garcés Monsalve Obispo de la Diócesis de Cúcuta

Vie 21 Abr 2023

La Cruz del señor Cardenal es la Cruz de la Iglesia de Soacha

Por:P. Rafael Castillo Torres -El pasado jueves 20 de abril, presididos por el señor Cardenal Michael Czerny, prefecto para del Dicasterio para el Servicio al Desarrollo Humano Integral, y monseñor Juan Carlos Barreto Barreto, obispo de la Diócesis de Soacha, visitamos el páramo de Sumapaz y el Salto del Tequendama, sitios emblemáticos y de gran valor histórico, cultural y biológico, por ser un patrimonio cultural y un referente fundamental en el desarrollo de la Nación. Fue la oportunidad para constatar el creciente deterioro ambiental que está desestabilización este ecosistema, y otros ecosistemas del municipio de Soacha, como consecuencia de su explotación irresponsable y del abuso de los recursos naturales de la casa común. Siendo conscientes de que en Soacha convergen todas las dinámicas sociales de una nación, pobre e injusta, nos dirigimos hacia uno de sus sectores, Altos de Casuca, donde, en espíritu sinodal, se habría de celebrar la cultura del encuentro a través de una escucha, paciente y sincera, con los diferentes sectores sociales y organizaciones de base que, acompañados por sacerdotes, religiosos, religiosas y misioneros, mantienen la esperanza, allí, donde la pobreza es purgatorio…Y la miseria es infierno. Escuchar con atención los testimonios privilegiados de la Defensoría del Pueblo; de líderes y lideresas sociales; de defensores de Derechos Humanos; de su obispo, sacerdotes y religiosas, así como de agentes pastorales con una presencia histórica de casi 25 años, fue la oportunidad para que el señor cardenal pudiera constatar la estigmatización de un territorio vulnerado en sus derechos y de una comunidad silenciosa y silenciada por el control territorial de actores armados ilegales que, con su presencia y cercanía del papa Francisco, lograba recuperar la palabra. Las víctimas del conflicto armado que llegaron escapando de la trampa de la muerte de esa Colombia profunda; los desplazados internos que caminaron hasta llegar a esta Iglesia samaritana de Soacha donde la acogida es la hija mayor del amor; nuestros hermanos migrantes venezolanos que no son personas extrañas, sino hermanos que no conocemos; así como los jóvenes y las mujeres que se resisten a ser cooptados y reclutados por quienes ejercen un control y dominio del territorio, sintieron la presencia de un cardenal y de un obispo, de unos sacerdotes, diáconos, religiosas y laicos comprometidos que, revestidos de temeridad, audacia e intrepidez, son el signo creíble de una Iglesia que ve y se detiene; de una Iglesia que se compadece y se acerca; de una Iglesia que se dona y acompaña y que es capaz, con muchos otros, de desencadenar acciones colaborativas que sostengan la vida. Luego de escucharlos a todos, el señor Cardenal Michael Czerny, tomó la palabra para dirigirse a los presentes y nos dijo: “Compartimos vuestro compromiso por los Derechos Humanos. Los invito a considerar que las cosas que son importantes y que ustedes quieren, son muy valiosas para los Derechos humanos. Qué bueno que ustedes puedan mantener una misma meta, un mismo sueño y unos mismos objetivos. Estamos comprometidos con el sueño de Jesús: “Yo he venido para que tengan vida y vida en abundancia” (Juan 10, 10). Esa vida plena y abundante incluye todo cuanto me han compartido. Lo que Jesús nos ha traído es lo que queremos para cada uno de los más pequeños. Con este mensaje quiero expresarle la cercanía del papa Francisco que siempre se pregunta; ¿Cuál es el miedo para la Iglesia? R/ es el miedo a la realidad. Porque una Iglesia temerosa de la realidad no puede acompañar. Será una Iglesia que, en vez de salir, terminará encerrada en sí misma. La Iglesia también se debe dejar acompañar por el pueblo. Estoy muy contento de estar aquí en una Iglesia que no es indiferente, que no es miedosa y que no es clerical. Agradezco cuanto están viviendo juntos. Todos los testimonios escuchados nos han mostrado que siempre estamos abiertos a las palabras de los demás. Qué bueno ser la Iglesia de la escucha, que es lo más importante para el papa Francisco”. Al final, y originada por la pregunta curiosa de una periodista ante su pectoral de madera, el señor cardenal nos dijo a todos: “la cruz de mi pectoral está hecha con los restos de madera de un barco que transportaba migrantes y que naufrago en la isla de Lampedusa. Es símbolo de la crucifixión contemporánea”. Esta reflexión y testimonio del señor Cardenal, expresada en el contexto de la Iglesia de Soacha, nos deja algunas lecciones: 1. Nuestra realidad colombiana está llena de personas que sufren. Hermanos nuestros crucificados por la desgracia, las injusticias y el olvido. No son pocos los enfermos privados de cuidado, mujeres maltratadas y abusadas; ancianos ignorados; niños y niñas violados; migrantes que llegan hasta nosotros sin papeles ni futuro. Y mucha gente hundida en el hambre y la miseria. 2. La cruz del señor Cardenal ha sido, para Altos de Casuca, un símbolo cargado de mucha esperanza. No ha sido únicamente memoria conmovedora de un Dios crucificado en Lampedusa, sino también recuerdo e identificación con todos los inocentes que están sufriendo de manera injusta en la comunidad de toda Soacha. 3. Esa cruz de palo, colgada en su pecho, nos recuerda que Dios sufre con este pueblo. Que le duele lo que la hermana nos dijo recordando las palabras del alcalde Juan Carlos: “Aquí se han muerto más personas de hambre que por la pandemia”. El crucificado es un Dios que sufre con las madres de Soacha y las acompaña en su clamor de justicia por sus hijos asesinados y llora con cada una de ellas. Tal vez no sabemos explicarnos la raíz ultima de tanto mal. Y, aunque lo supiéramos, no nos serviría de mucho. Sólo sabemos que Dios sufre con este pueblo y esto lo cambia todo. 4. El testimonio del señor Cardenal, nos invita a preguntarnos: ¿Qué sentido tiene llevar una cruz sobre nuestro pecho, si no sabemos cargar con las más pequeñas cruces de tantas personas que sufren junto a nosotros? ¿Qué significan nuestros besos al Crucificado, si no despiertan en nosotros el cariño, la acogida y el acercamiento a quienes viven crucificados? Al final, el señor Cardenal nos dijo que “la alegría, en comunidades como las de Altos de Casuca, entra por todas partes, aunque las puertas estén cerradas, porque donde hay miedo las puertas están cerradas y aquí no hay miedo, hay alegría, porque es una Iglesia de puertas abiertas y en salida, y si hay alegría…Siempre habrá esperanza”. P.Rafael Castillo Torres Director del Secretariado Nacional de Pastoral Social (SNPS) - Cáritas Colombia