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iglesia colombiana

Vie 22 Mayo 2020

Diócesis de Garzón conmemora sus 120 años de creación

Hoy son muchas las obras y acciones que permiten dar gracias a Dios por el caminar pastoral de la diócesis de Garzón, quien conmemoró este miércoles 20 de mayo sus 120 años de creación, Jurisdicción considerada la más importante del centro, occidente y sur del Huila. Esta Jurisdicción fue creada en el año 1900 mediante la bula que otorgara el Papa León XIII y dirigida por su primer obispo, monseñor Esteban Rojas Tovar, quien fuera oriundo de esta ciudad de Garzón, “desde este tiempo se dio a la tarea de recorrer todos los que hoy son los departamentos del Tolima y Huila, que en ese tiempo no existía. Siempre anunciando la buena noticia del Evangelio”, así lo recordó su actual obispo, monseñor Fabio Duque Jaramillo. En un video mensaje monseñor Duque, rememoró que “la primera presencia de Iglesia particular como tal en estos territorios está en cabeza esta Jurisdicción. No es por casualidad que a la ciudad de Garzón se le llame la capital diocesana, pero esto representa también un compromiso fundamental porque es toda una responsabilidad”. Al evocar un recorrido de los 9 obispos que han pasado por esta Jurisdicción y un significativo número de sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos que han marcado la historia de esta Iglesia, dijo también que es importante no quedarse en la celebración del cumpleaños, sino seguir creciendo y ser adultos en la fe. “Una cosa es ir acumulando los años y otra es ir madurando sobre todo en la fe. Podemos correr el riesgo de que mientras los años crecen nosotros nos quedemos siendo infantiles en nuestra propia fe”, expresó el prelado. Observó además la importancia de redoblar los esfuerzos en la implementación de procesos de formación dinámicos y actuales donde las comunidades sean incluidas y formadas en la fe. “No solo que se les entregue los contenidos, sino que con ellas se vayan lentamente haciendo procesos de crecimiento, para que se puedan ver inicialmente los frutos que se puedan dar”. Exaltó como un gran fruto de estos 120 años de la Jurisdicción la figura del sacerdote Pedro María Ramírez Ramos, más conocido como el “beato mártir de Armero”, quien naciera en esta tierra huilense. “Desde estas tierras empezaron sus virtudes cristianas que hoy nos permiten venerarlo en los altares, nos permiten percibir un testimonio de un hombre que es capaz de entregar la vida por defender la experiencia de la fe, un hombre que es capaz de morir perdonando, un hombre que viene calumniado hasta después de su muerte, que sin embargo, el Señor ha llevado adelante su proceso y hoy nos permite reconocerlo como una de las figuras para exaltar en nuestra vida eclesial diocesana”. “Ahora él nos atrae las bendiciones de Dios sobre nuestra diócesis, porque lo tenemos como intercesor y esperamos que ahora en adelante también nosotros podamos encontrar razón para seguir testimoniando nuestra fe, desde nuestras propias debilidades, no nos debe dar temor de afrontar nuestra historia y nuestra vida precisamente desde nuestra propia realidad”, puntualizó. Finalmente, extendió su saludo de felicitación a todos los que hacen parte de esta Iglesia particular y que siguen trabajando en el anuncio el reino. Pidió de manera particular por los que ya han partido a la casa del Padre y que dejaron sus frutos, para que ellos intercedan ante Dios por la vida pastoral de esta Jurisdicción. Como acción de gracias por este aniversario monseñor Fabio Duque celebró una eucaristía el pasado 20 de mayo, en la que puso presente en el altar a todos los miembros de la Iglesia diocesana, ceremonia que fue realizada a puerta cerrada por cuenta de la pandemia.

Jue 30 Abr 2020

Iglesia católica colombiana anima Mes de la Familia

Bajo el lema “Con María, hacemos experiencia de Iglesia doméstica”, el departamento de Matrimonio y Familia de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) y la Comisión Nacional de Matrimonio y Familia, invitan a permanecer en oración, fortalecer los lazos de fraternidad, diálogo, respeto y sana convivencia en los hogares. Tradicionalmente, la Iglesia colombiana celebra en mayo la Semana de la Familia; sin embargo, ante la realidad actual a causa de la pandemia por coronavirus (Covid-19), propone la vivencia del Mes de la Familia del 3 de mayo al 14 de junio. “Los procesos de evangelización deben continuar, así como la vida pastoral de nuestras parroquias. Todo esto es nuevo y nos está obligando a crear estrategias para el cumplimiento de nuestra misión. La situación actual nos reta en dos sentidos: sobrevivir y contar con las mínimas condiciones de vida digna, pero también debemos seguir prestando nuestro servicio en el mundo”, señala el padre Juan Carlos Liévano, director de departamento de Matrimonio y Familia de la CEC. Temáticas propuesta para las catequesis interactivas Apoyados enplataformas de encuentro e interacción virtual y en un trabajo articulado por regiones, se proponen los tópicos: Familia, fuente de reconciliación y perdón; la madre, reflejo de la ternura de Dios; los hijos como don de Dios; en la vejez seguirán dando frutos; hermanos, tíos, primos, expresión de la comunión y el amor que se expande; una experiencia de amor confiado y compartido; y paternidad fuente del amor recíproco. [icon class='fa fa-download fa-2x]'Descargue insumo para las catequesis[/icon] [icon class='fa fa-download fa-2x']Descargue instructivo para delegados[/icon] [icon class='fa fa-download fa-2x']Descargue carta para los delegados[/icon] El material también presenta actividades sugeridas para vivir en el hogar durante el Mes de la Familia.

Dom 12 Abr 2020

Obispos del Valle animan a despertar una conciencia ciudadana y planetaria

Obispos del Valle animan a despertar una conciencia ciudadana y planetaria En un mensaje de Pascua los obispos del Valle expresan la esperanza de salir pronto de esta crisis que aqueja el mundo, por cuenta del coronavirus y animan para que esta experiencia dolorosa sirva para el despertar de una nueva conciencia ciudadana y planetaria. “La espiritualidad y la convivencia, el servicio y la disciplina, el esfuerzo y los sacrificios de todos, la generosidad de muchos, arriesgando, incluso, su propia salud y tranquilidad, nos hacen sentir que hay arraigo en Dios, en su Palabra y Presencia, en su Amor y Providencia, en los vínculos de comunidad y de cuerpo místico, que nos inspiran fraternidad, paz, paciencia, perdón, comprensión y entrega de unos por otros”. El mensaje recuerda como la humanidad está viviendo un Viacrucis que deja en los rostros de muchas personas la tristeza por la pérdida de vidas, pero también irradia un camino abierto a la esperanza de la Resurrección “con nuevos modos de vida y valores mejor afincados en la consciencia individual y colectiva”. Así mismo, afirman que esta pandemia permitirá descubrir el “rostro de Dios” en quienes la están padeciendo de cerca, sirviendo a ellos con generosidad. “Cristo resucitado es nuestra esperanza y así como venció la muerte, vencerá toda nuestra angustia y dolor”. Ante esta zozobra, los obispos nos recuerdan como los discípulos también por miedo a los judíos estuvieron encerrados “también nosotros podremos salir del encierro por miedo al contagio, e ir ahora como CUIDADORES unos de otros y de la “casa común” que es el planeta en cada territorio, rural y urbano, que habitamos”. Por último, animan a continuar con la disciplina de las medidas de prevención vigentes que procuren el cuidado de la vida humana, en este difícil momento. Se comprometen a mantener una conexión virtual de oración y acompañamiento a las comunidades cercanas y con la sociedad en general. Suscriben el comunicado: Darío de Jesús Monsalve Mejía, Arzobispo de Cali; José Alejandro Castaño Arbeláez, Obispo de Cartago; Edgar de Jesús García Gil, Obispo de Palmira; José Roberto Ospina Leongómez, Obispo de Buga; Rubén Darío Jaramillo, Obispo de Buenaventura; Luis Fernando Rodríguez Velásquez, Obispo auxiliar de Cali; Juan Carlos Cárdenas Toro, Obispo Auxiliar de Cali. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon]

Mié 25 Mar 2020

Bajo tu amparo, Santa Madre de Dios

Por: Mons. Víctor Manuel Ochoa Cadavid -Con gran esperanza y fe, escribo estas palabras para el periódico diocesano LA VERDAD, que en esta ocasión llega a ustedes por medio de los modernos medios de comunicación social, en forma virtual. Para todos es bien conocida la situación en la cual nos encontramos por un gran riesgo sanitario, ocasiona­do por un agente biológico, el virus CORONAVI­RUS, que ha ocasionado más de 240.000 contagios, superando las 10.000 personas fallecidas en más de 170 países del mundo, en cantidades diversas pero que ya es una PANDEMIA declarada. Con nuestros ojos y con nuestra particular forma de comprender las cosas vamos viendo ya los signos de esta gran preocupación para toda nuestra comunidad. También en Colombia, al momento de escribir estas palabras los infectados positivos al virus, son 145 personas y esta cifra está en crecimiento. Es una triste realidad, que por las condiciones de glo­balización y de posibilidad de movimiento y viajes que tienen las personas hoy, ha permitido el avance y contagio de este virus, que amenaza la vida humana. Seguramente hay otros virus y enfermedades que glo­balmente, ocasionan más muertes entre nosotros, pero la difusión que han hecho los medios de comunica­ción social y la virulencia y agresividad de este agente biológico, hacen temer un gran número de muertes en nuestro medio, especialmente las personas ancianas, con dificultades y problemas en sus defensas o que tienen otros problemas graves de salud los amenazan grandemente. Esta situación nos ha tocado también en la fe, en la vivencia de nuestra vida cristiana, privándonos de la celebración de la Eucaristía y de los sacramentos, decisión dolorosa pero necesaria para no arriesgar la vida de muchos hermanos o la vida personal de quien se expone al virus, que es de muy fácil propagación. Debemos como comunidad de fe, reflexionar también en esta situación y en las enseñanzas que podemos adquirir todos en medio de esta prueba. Para muchos de nosotros la renuncia a la celebración de la Eucaristía, los sacerdotes la siguen celebrando en privado, nos hace reconocer la centralidad e im­portancia de este encuentro personal con Jesucris­to, donde le recibimos real y personalmente presente en el Pan y el Vino, que son su Cuerpo y su Sangre. También sentimos la ausencia de la comunidad de fe, de los hermanos que juntos se encuentran y viven comunitariamente su fe en la vivencia de los sacra­mentos, en la formación y catequesis que acompañan la vida cristiana. También tenemos que entender el sacrificio, la cari­dad, el dolor de muchos en este momento que están privados de lo necesario por la ausencia de trabajo o de bienes, por la dedicación inmensa que tienen que hacer de su vida y de sus acciones al servicio de los hermanos que viven la prueba. Esta gran emergencia tiene que hacernos pensar en muchos de los criterios que aplica la economía y el mercado imperante, los salarios de los jugadores son exorbitantes, como las ganancias de los artistas, que seguramente corresponden a su esfuerzo, pero se nos muestra que la compensación de los agentes sanita­rios (médicos, especialistas, investigadores, perso­nal de los hospitales, enfermeros) no corresponde a su trabajo generoso y riesgos asumidos en el servicio de los otros. La situación que enfrentamos, que ape­nas comienza, tiene que hacernos pen­sar en valores superiores, el cuidado y la dedicación a los ancianos que te­nemos que proteger y acompañar, la dolorosa realidad de los pobres y nece­sitados, la difícil situación de los que viven en condiciones precarias por la falta de trabajo, de justas oportuni­dades y remuneración. Muchos dedicarán su tiempo, su es­fuerzo, su tarea con un gran riesgo para atender la emergencia, en pri­mer lugar los Gobernantes, a nivel mundial y a nivel nacional, en nuestra región, de ellos esperamos gran decisión, claridad y precisión en sus decisiones. Para ellos pedimos a Dios las luces del Espíritu Santo. En sus decisiones está el futuro y el rumbo que tomen los volúmenes de contagio de esta enfermedad, que no perdonará a muchos. En momentos de la historia humana, donde el hom­bre consideraba que estaba a salvo y se consideraba el amo y señor de la naturaleza y del ambiente, un pequeño virus, ha tomado al descubierto a las nacio­nes más importantes de la tierra, poniéndolas de rodi­llas. Esta enfermedad nos recuerda la fragilidad de la vida humana, de su naturaleza superior por la inteligencia y capacidades decisionales, propias de su alma, pero también la fragilidad de la condición biológica de la persona humana. Un pequeño virus tiene en vilo a la humanidad entera. Se unen en el hombre su gran naturaleza y valor, pero también su gran fragilidad. De frente a esta gran pandemia, tenemos que entender que el hombre hace parte también de una realidad bio­lógica muy compleja, que no conocemos totalmente y que muestra la debilidad del hombre. Tenemos que aprender que el hombre es limitado, y no tiene las respuestas a todos los retos de la vida y existencia humana. La fragilidad y la debilidad de estos momentos nos tienen que llevar a respetar y a defender la vida humana en todas sus dimensiones, desde la concepción, desde el pri­mer instante, hasta el término na­tural de la existencia, esta es una de las grandes enseñanzas. El hombre y su inteligencia ha hecho adelantos inmensos en los últimos decenios, especialmente en la medicina, pero en esta situa­ción concreta se encuentra débil y con las manos vacías. En estas circunstancias aprende­mos muchas cosas, una de ellas la necesidad de la caridad y el servi­cio que debemos todos vivir, para ayudar a los enfermos, a los ne­cesitados, para propiciar la ayuda a quien esté en dificultades. En primer lugar los médicos, las autoridades, las fuerzas del orden -Ejercito y Policía Nacional- que están des­plegando su ingente tarea y acción. Es de valorar el esfuerzo de nuestros hospitales, clínicas, lugares de atención médica, a ellos tenemos que ayudar y prote­ger, de ellos depende nuestra vida. Gratitud para quienes nos siguen brindando la po­sibilidad del alimento, la provisión de lo necesario para la vida. Tenemos que ayudarnos y cuidarnos todos, mutuamente, en familia, permaneciendo en nuestros hogares y espacios seguros, para evi­tar ser transmisores de la enfermedad. Gran res­ponsabilidad en el aprovisionamiento de alimentos y bienes de primera necesidad, caridad hacia los pobres y necesitados, donde podamos ayudar y completar lo necesario a niños y ancianos. Saludo afectuosamente a los sacerdotes, quienes viven un particular momento de prueba en estos momentos por la ausencia de sus comunidades. Los invito a cui­dar a los enfermos, a los pobres, a los necesitados en estos momentos de prueba. A los religiosos y religio­sas, también un saludo para que continúen viviendo la caridad de Cristo en sus carismas y llamadas recibidas de Dios. A los seminaristas los exhorto a continuar su proceso formativo con gran responsabilidad, con la oración y el estudio. En esta grave crisis, como Obispo diocesano de Cú­cuta, he repetido la consagración que esta ciudad hizo al Sagrado Corazón de Jesús en ocasión del gran terremoto y que se cumplió en la construc­ción del Monumento de Cristo Rey que preside la ciudad. A Él, con fe cierta, pedimos la protección de la ciudad y de sus hijos, de Norte de Santander y de Colombia entera, también del hermano pueblo de Venezuela en momentos bien difíciles de su histo­ria. He querido llevar con devoción y solemnidad el Santísimo Sacramento por las calles de nuestra ciudad y bendecir cada uno de sus espacios, implorando la protección del Señor sobre nosotros. Los invito a que no cesemos en la oración, en la pe­tición a la protección de Dios sobre nosotros y sobre todo el mundo. Con devoción pidamos también a la Santa Madre de Dios que salvó a Roma de la peste negra en el año 590 que nos proteja. Oremos todos con devoción y fe: Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios, no desprecies las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, de todo peligro líbranos oh Virgen Gloriosa y Bendita. Amén. San José, nuestro celeste Patrono nos proteja como protegió a su Santa Familia, Jesús y María Santísima. + Víctor Manuel Ochoa Cadavid Obispo de la Diócesis de Cúcuta

Jue 19 Mar 2020

Frente a COVID-19, CELAM manifiesta cercanía y oración con los países de América Latina y el Caribe

Ante la difícil situación generada por la expansión de COVID-19 en varios países de América Latina y el Caribe, el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), emitió un mensaje donde manifiesta su cercanía a obispos, sacerdotes, religiosas, religiosos y laicos comprometidos con esta ardua tarea evangelizadora de acompañar a los pueblos que sufren. Animan a ser creativos para que, a través de los diferentes espacios virtuales, se siga acompañando a las comunidades para que se favorezca la "cultura del encuentro". "A nuestros queridos laicos, les expresamos nuestra constante oración y agradecemos la comprensión en momentos tan excepcionales como el que estamos viviendo. Si bien, en cumplimiento de leyes gubernamentales de las cuales no estamos exentos, en muchas Diócesis se ha debido reglamentar el cierre de los templos, sus pastores no les dejan solos: diariamente rezan por ustedes, ofrecen la Eucaristía y procuran implementar espacios de encuentro a través de las herramientas tecnológicas", señala la misiva. En su mensaje recuerdan a aquellas personas que han resultado contagiadas con el Coronavirus, especialmente a quienes padecen sus consecuencias de modo más severo, "les deseamos que Jesús el Buen Pastor sea fortaleza en medio de la debilidad. Estamos rezando por ustedes para que recobren la salud". Así mismo, agradecen a los operadores de la salud, médicos, enfermeras y demás profesionales, por su entrega a los hermanos y hermanas enfermos "Con su servicio hacen vida la obra de misericordia de ayudar a los enfermos. Con nuestra oración les acompañamos y pedimos a Dios que les proteja". Finalmente, piden la intercesión de la Virgen María e invitan a rezar con fe la Oración que el Papa Francisco ha compuesto con esta finalidad. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon]

Sáb 7 Mar 2020

Indicaciones de la Conferencia Episcopal de Colombia ante el Coronavirus

Luego que el pasado viernes se diera a conocer el primer caso positivo de Covid -19 o Coronavirus en el país, la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), comprometida con los protocolos de prevención que las autoridades sanitarias nacionales han solicitado, ofrece algunas indicaciones a seguir, en el ámbito de la vida y misión de la Iglesia católica. En su mensaje, los obispos, luego de hacer un llamado a la calma, piden a los sacerdotes que tengan alguna afectación respiratoria u otros síntomas del virus, abstenerse de celebrar la Eucaristía. Asimismo, los obispos recomiendan a los sacerdotes y ministros de la Eucaristía, el riguroso lavado de manos, el uso de tapabocas y antibacterial antes y después de cada celebración eucarística, así como como llevar el viático a los enfermos con las debidas precauciones. Para el sacramento de la penitencia o confesión, la Iglesia recomienda al sacerdote el uso del tapabocas, y para el saludo de la paz se sugiere se haga solo con una leve venia. "La comunión eucarística debe recibirse en la mano. Los sacerdotes han de instruir a los fieles sobre la forma de hacerlo, especialmente sobre la necesidad de que quien comulga se lleve a la boca inmediatamente la hostia consagrada a la vista del ministro", aclaran los prelados. Piden a las personas “mayores de 70 años o quienes padecen enfermedades que, de algún modo, aumentan el riesgo de contagio, han de tener especiales cuidados, incluida la posibilidad de abstenerse de participar en las celebraciones litúrgicas en los templos”. Finalmente, dejan a la libertad de las Jurisdicciones Eclesiásticas, la pertinencia de adoptar otras medidas que consideren pertinentes. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon] El padre Jaime Alberto Marenco, director de comunicaciones de la Conferencia Episcopal de Colombia, da lectura al comunicado ante la noticia de identificación del primer caso de Coronavirus en nuestro país.

Vie 6 Mar 2020

Tercer Viacrucis Callejero en Bogotá

Al aproximarse en la Iglesia católica la vivencia de la Semana Mayor, la Fundación Callejeros de la Misericordia, bajo la dirección del fraile franciscano Gabriel Gutiérrez, mejor conocido como fray Ñero (compañero), se dio inicio, por tercer año consecutivo, a la preparación del llamado ‘viacrucis callejero’. Al respecto, el religioso explicó que el “viacrucis callejero es un espacio vital para palpar la realidad y visualizar la ciudad de otra manera, que permita admirar, no solo las construcciones modernas, las avenidas, los puentes, almacenes de marca, centros económicos, lugares históricos, sino la posibilidad de ver con otros ojos a seres humanos que nos encontramos por el camino y a quienes les dirigimos una mirada con afecto, les extendemos la mano, les abrazamos, oramos con ellos, si lo desean, y les ofrecemos una comida caliente”. Dos rusticas y viejas tablas recogidas de la basura y fuertemente grapadas con dos tornillos, servirán de cruz, para que en esta Cuaresma y durante la Semana Santa 2020 iluminen las calles bogotanas, los andenes, los parques, “parches”, ollas, zonas de tolerancia, puentes, caños y agujeros, donde sobreviven más de 9.538 ciudadanos que habitan estas frías calles de la capital colombiana. Durante los días Lunes, Martes y Miércoles Santo, la cruz será cargada por esos seres de carne y huesos que llevan a su espalda un viacrucis propio y que regularmente son olvidados y despreciados por la sociedad. Ellos son: adolescentes, jóvenes, viejos, hombres y mujeres, que, con sus historias concretas, situaciones límite de vida, con virtudes y errores, se puedan identificar con el Crucificado, con el Dios de la vida y de la justicia. “Los ciudadanos habitantes de calle, son el personaje herido, invisibilizado, vulnerado, maltratado, violentado y, en muchas circunstancias, desaparecido, asesinado. La violencia que viven estas ‘comunidades callejeras’ no tiene precedentes en este contexto de violencia que se vive en Colombia desde hace más de 5 décadas”, señaló el religioso. Viacrucis Callejero 2020 El Viacrucis Callejero nace de una inspiración del Papa Francisco, donde afirma: “Cuando encuentro a una persona durmiendo a la intemperie, en una noche fría, puedo sentir que ese bulto es un imprevisto que me interrumpe, un delincuente ocioso, un estorbo en mi camino, un aguijón molesto para mi conciencia, un problema que deben resolver los políticos y quizá hasta una basura que ensucia el espacio público. O puedo reaccionar desde la fe y la caridad, reconocer en él a un ser humano con mi misma dignidad, a una creatura infinitamente amada por el Padre, a una imagen de Dios, a un hermano redimido por Jesucristo”. Esta iniciativa de Iglesia en Colombia nace en la Cuaresma del 2018, en la ciudad de Bogotá, a unos pocos meses de la creación de la Fundación Callejeros de la Misericordia, que acompaña pastoralmente los diferentes fenómenos sociales de calle, tales como: ciudadanos habitantes de calle, comunidad LGTBI, trabajadoras sexuales, vendedores informales, cachivacheros, titiriteros y otras expresiones callejeras que se encuentran en condiciones de alto riesgo y vulnerabilidad. El sacerdote franciscano explicó que el viacrucis callejero está pensado como un espacio teológico y espiritual “que posibilita el encuentro con el marginado, para reconocerlo, abrazarlo, escucharlo e incluirlo en la sociedad eclesial, verdadera comunidad cristiana, que acoge en ellos al Cristo que sufre, presente hoy en las calles (…) Es llevar a Cristo a las calles, para recorrer con Él, el espacio donde miles de estos seres humanos reclaman no solo el derecho a la vida, sino sus derechos como ciudadanos y su lugar en la ciudad”. Cómo vincularse El viacrucis callejero 2020, abre sus puertas a quienes deseen celebrar su fe entre los más empobrecidos, con la sencillez aprendida de Jesús, que comía entre “publicanos y pecadores” (Mt.9:10,11), sin avergonzarnos o sin avergonzar a nadie, sin juzgar o condenarlos por su situación social, sus vicios o sus pecados. La Fundación Callejeros de la Misericordiaquienes lideran esta iniciativa, abren las puertas a aquellas personas que deseen vivir esta experiencia de fe, para ello proponen seguir una metodología: Organizamos un equipo de voluntarios que deseen participar de la experiencia de Callejear la fe. La espiritualidad de esta experiencia, no es otra, sino la de encontrarnos con los empobrecidos y Ver en ellos a Cristo sufriente. El Viacrucis Callejero, lo preside la Santa Cruz, signo de esperanza y de vida. Escogemos cada día una ruta, donde sabemos que nos encontraremos con las personas que sobreviven en las calles. Los encontramos en grupos o individualmente y ahí les llevamos el mensaje de paz y de bien. En cada estación del Viacrucis, oraremos y meditaremos con la Palabra, cantaremos, dialogaremos, les compartiremos una comida caliente y proseguimos hacia la otra estación. Cada día esperamos encontrar, saludar, abrazar, orar y comer con más 300 personas. La Fundación Callejeros de la Misericordia, es una institución compuesta por laicos, orientada a la luz del Evangelio, con una espiritualidad Franciscana e inspirada por el Papa Francisco. Fuente: Con información de la Provincia Franciscana de la Santa Fe de Colombia, en la Orden de Hermanos Menores (OFM)

Mar 3 Mar 2020

Vaticano nombra nuevo obispo para la Diócesis de Montelíbano

El Papa Francisco ha nombrado como nuevo obispo de la Diócesis de Montelíbano al padre Farly Yovany Gil Betancur, sacerdote del clero de la Diócesis de Santa Rosa de Osos, hasta el momento Secretario Adjunto de la Conferencia Episcopal de Colombia. El padre Farly Yovany nació en Donmatías (Antioquia) el 29 de junio de 1974. Su formación para el sacerdocio la recibió en el Seminario Diocesano "Santo Tomás de Aquino", en Santa Rosa de Osos. Fue ordenado sacerdote el 21 de noviembre de 2000 por monseñor Jairo Jaramillo Monsalve. Es licenciado en Filosofía y Educación Religiosa de la Fundación Universitaria Católica del Norte (FUCN) y doctor en Derecho Canónico de la Pontificia Universidad Javeriana. Durante su ministerio sacerdotal se ha desempeñado como: - Vicario Parroquial de Angostura (Santuario del Padre Marianito): 29-XII-2000 al 08-III-2001. - Vicario Parroquial de la Basílica "Ntra. Sra. de las Mercedes", en Yarumal: 09-III-2001 al 30-XII-2001. - Formador y Prefecto del Seminario Menor de la Diócesis de Santa Rosa de Osos: 02-I-2002 al 18-VI-2005. - Estudiante de Derecho Canónico y Adscrito a la Parroquia "San José Obrero", en Bogotá: 05-VII-2005 al 15-XII-2009. - Formador del Seminario Diocesano "Santo Tomás de Aquino" de Santa Rosa de Osos: 02-I-2010 al 18-V-2011. - Rector del Seminario Diocesano "Santo Tomás de Aquino" de Santa Rosa de Osos y Defensor del Vínculo y Promotor de Justicia: desde 18-V-2011 hasta el 27 de noviembre de 2017. - Miembro del Consejo Presbiteral, Colegio de Consultores, Consejo Diocesano de Asuntos Económicos desde el 2011 hasta 2017. - Defensor del Vínculo del Tribunal Eclesiástico Diocesano desde el 8 de diciembre de 2015 hasta diciembre de 2017. La CIII Asamblea Plenaria, realizada del 3 al 7 de julio, lo eligió Secretario Adjunto de la Conferencia Episcopal, para el período 2017-2020.