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Iglesia

Mié 26 Dic 2018

Tensa situación en 'Bajo Cauca' denuncia obispo de Santa Rosa de Osos

En un comunicado de prensa, el obispo de la diócesis de Santa Rosa de Osos, monseñor Jorge Alberto Ossa Soto, ha informado del retiro del sacerdote de la parroquia de Cuturú, zona rural de Caucasia, al haber sido amenazado de muerte por no aportar económicamente a uno de los grupos armados que extorsiona en esta región del país. “La Iglesia Católica Diocesana JAMÁS aportará dinero a ningún grupo promotor de violencia y al margen de la Ley. Hacerlo sería legitimar acciones en radical y total contradicción con el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo”. “Lamentablemente la Parroquia de Cuturú quedará sin la presencia de su Pastor hasta tanto se den garantías de respeto a su vida, no queremos un muerto más en la página escrita con tantos inocentes que han sido presa de la irracionalidad que invade a los hombres cuando les falta Dios en su corazón”, señala el mensaje. En la misiva, describe la difícil situación que viven las comunidades, por amenazas y extorsión en las subregiones Norte, Bajo Cauca-Nechi y Nordeste del territorio antioqueño, por parte de diferentes grupos armados al margen de la ley. “Los habitantes del Bajo Cauca se han convertido en objeto y blanco de los desmanes y atropellos de los grupos al margen de la ley” (…) asesinatos y cobro de vacunas a comerciantes tienen a la población asfixiada por el miedo, dolor y sobre todo por la impotencia al no sentirse acompañada y defendida por la institucionalidad que parece acostumbrase a este fatídico modo de actuar de los delincuentes”, resalta el mensaje. El prelado recuerda que la vida es Sagrada desde la Concepción hasta la muerte natural y que “solo es posible dignificar y cualificar con los valores evangélicos y la inversión social en las comunidades, la empresa privada y presencia del Estado”, sin estos aspectos, asegura el Jerarca, “serán estériles e inútiles todas las iniciativas en procura de la Paz”. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon]

Lun 24 Dic 2018

Un balance de pérdidas y ganancias

Por: P. Carlos Arturo Quintero Gómez - Estamos concluyendo este año 2018 y es la oportunidad para hacer un balance en el contexto económico, social, político, religioso, personal y familiar; un balance de pérdidas y ganancias, para reconocer que hemos terminado en saldo rojo, en déficit, o valorar que hemos avanzado, fortaleciendo los valores y afianzando nuestra identidad humana y cristiana. ¿Qué decir de este año 2018 en el Quindío? Hemos vivido una orfandad que se siente en los sectores menos favorecidos; no podemos ignorar que se han hecho avances y que los gobiernos departamental y de cada municipio se han esforzado, pero pasamos un año raspado ya que la corrupción tocó duramente a las puertas de nuestra casa común. El cuestionamiento de muchos de nuestros políticos y gobernantes, así como el deterioro moral de una sociedad que se ha erigido con valores y confianza en Dios, nos sacudió el alma. Fuimos noticia en el contexto regional, nacional y mundial por actos de corrupción, ocupamos por muchos meses el primer lugar en desempleo, violencia intra-familiar y altos índices de suicidios. Se ha incrementado el número de habitantes en situación de calle, el micro tráfico y el turismo sexual. ¡Cómo nos duele ver municipios como Salento y Filandia, en donde muchos de sus habitantes, hoy están al servicio de extranjeros, con sueldos de hambre y cumpliendo horarios que sobrepasan las exigencias de la ley, sin el más mínimo control de las entidades de vigilancia! La migración de hermanos venezolanos y retornados a Colombia es otro flagelo que ha exigido una mirada a la atención humanitaria; la difusión de noticias falsas y la falta de una conciencia real de responsabilidad social en algunos medios de comunicación y sector empresarial, el aumento de la delincuencia organizada, el incremento de niños y niñas en el mundo de las drogas y embarazos en niñas adolescentes; las riñas callejeras, la crisis educativa, el desamparo de nuestros ancianos, el relativismo moral, el desencanto de la vida en muchos corazones, y la pérdida de valores religiosos y espirituales, además de la desesperanza y el avance de las nuevas tecnologías que nos ha sumergido en una inteligencia artificial que nos desborda, como lo menciona Yuval Noah Harari, escritor e historiador israelí, en su libro “21 lecciones del siglo XXI” y que algunos le llaman el profeta de los algoritmos. ¿Y lo bueno? Hay muchas luces, lo bueno de nuestra sociedad quindiana es que tenemos una gente pujante, emprendedora, soñadora y querendona, con deseos de salir de la crisis, viendo en ella una oportunidad. Si bien hay sombras, que oscurecen y hacen sombrío nuestro panorama social, hay que destacar el papel de algunos medios de comunicación social y su deber con la verdad y con la paz; el compromiso de algunos empresarios con la realidad de sus empleados, familias fortalecidas en el amor que intentan sostenerse en medio de los ataques de la sociedad, la defensa de la vida, el trabajo de ONGs y fundaciones sociales que trabajan, muchas veces sin recursos, por defender la dignidad humana; cientos de proyectos sociales promovidos por personas e instituciones aportando a la construcción de la paz; impulso a la cultura ciudadana, favorecimiento de una cultura cristiana, un deseo profundo en muchas personas de volver a Dios, el surgimiento de nuevos voluntariados y nuevas comunidades eclesiales, la riqueza de nuestra tierra con una niñez y juventud creativa y con iniciativa; el tesoro humano de nuestros abuelos, la solidaridad de los quindianos ante la migración de venezolanos y al interior del país, volver la mirada a Dios. Podemos entonces, hacer un balance y darnos cuenta, que a pesar de los problemas, las sombras, las dificultades, hay mucha ilusión y esperanza de levantarnos, trabajando unidos por la recuperación del tejido social, haciendo que esta sociedad quindiana sea más justa y más humana. El gran desafío en esta navidad es que podamos hacerle un regalo a la ciudad y a nuestro departamento: unirnos, levantarnos de nuestras miserias y escombros y volver a soñar la vida. El Príncipe de la Paz, Jesús el niño recién nacido, viene para darnos la paz; Él es la esperanza que no defrauda, el Camino, la Verdad y la Vida. Celebrar la navidad en paz, sin pólvora, sin licor, sin asesinatos, sin violencia intra-familiar, sin peleas entre vecinos, será una muestra del deseo de aportar para que nuestra comunidad se transforme. Todo esto exige una conciencia clara que nuestras fiestas, tienen que transformarse en festivales culturales, gastronómicos y sociales en donde ganen los municipios y el departamento, porque cada fiesta, cada carnaval debiera ser una oda a la vida, al civismo, a la tolerancia y a la paz. “Feliz navidad y próspero año” P. Carlos Arturo Quintero Gómez Obispo electo de Armenia

Dom 23 Dic 2018

Tres toneladas de alimento dona Nunciatura Apostólica a la Diócesis de Cúcuta

El Nuncio Apostólico de su Santidad, el Papa Francisco, Monseñor Luis Mariano Montemayor, Arzobispo titular de Illici, arribó a la ciudad de Cúcuta desde este viernes 21 de diciembre, para conocer la situación de los migrantes venezolanos y evidenciar el apoyo de la Iglesia. El día sábado 22 la cita fue en la Casa de Paso ‘Divina Providencia’ en el corregimiento La Parada, Villa del Rosario, donde se encontró con los Obispos de Cúcuta y San Cristóbal (Venezuela), Monseñor Víctor Manuel Ochoa Cadavid y Monseñor Mario del Valle Moronta, respectivamente; quienes lo ilustraron sobre la situación migratoria y lo acompañaron en su recorrido por la Casa. Monseñor Luis Mariano entregó mercados a los servidores venezolanos de la Casa de Paso y les dio su bendición, asimismo ayudó en el servicio de los alimentos a la hora del almuerzo y conoció algunos casos de personas con enfermedades graves, que necesitan seguir contando con las atenciones médicas que hasta el momento han recibido. De esta manera, el Nuncio aseguró que desde la Santa Sede seguirán trabajando para que no falten los recursos y reconoció el esfuerzo de muchas asociaciones católicas y agencias internacionales que han expresado su solidaridad y generosidad con esta obra de caridad. El Obispo de San Cristóbal exaltó la actitud de la Iglesia en Cúcuta al ayudar al hermano venezolano: “es una bendición de Dios el poder tener un Obispo, unos sacerdotes y unos laicos que sin ningún interés están ayudando a tantos hombres y mujeres venezolanos”. Por su parte, Monseñor Luis Mariano pidió a esta Iglesia particular que no se canse de perseverar, expresó que “el Santo Padre agradece de corazón el gran esfuerzo que están haciendo, agradece a Colombia por su política de puertas abiertas… somos todos pueblos hermanos y a mí como argentino me duele en el alma ver un pueblo latinoamericano tan abatido como el venezolano”. Los prelados también se dirigieron al puente Internacional Simón Bolívar, junto con Víctor Bautista Olarte, director de Fronteras de Colombia, enviado por el Ministerio de Relaciones Exteriores, quien también le amplió el panorama al Nuncio sobre la situación económica y social que está atravesando en este momento el país y afectando directamente a la frontera en Norte de Santander. Allí mismo en Villa del Rosario, también se acercaron al Centro de Evangelización padre Luis Variara, donde Monseñor Luis Mariano entregó más mercados, que, sumados con los donados en la Casa de Paso, fueron tres toneladas de alimentos que dispuso la Nunciatura Apostólica para la Diócesis de Cúcuta. La agenda del Nuncio continuará hasta mañana domingo; estará presente en la Sagrada Eucaristía a las 9:00 a.m. en la Catedral San José; visitará el Centro de Migraciones de la Diócesis de Cúcuta y el Hogar Casa de Nazareth de las Hermanas Misioneras de la Caridad, Santa Teresa de Calcuta, entre otros. Finalmente, partirá al caer la tarde con destino a la ciudad de Bogotá. Fuente: Of. comunicaciones diócesis de Cúcuta

Sáb 22 Dic 2018

“Lo que pedimos para el Chocó, lo anhelamos para toda Colombia”

Con esta frase finaliza el comunicado firmado por los obispos del Departamento de Chocó y parte de Antioquia, a propósito de este tiempo de la Navidad. A la vez que hacen un llamado al Gobierno nacional y al ELN para que asuman una actitud de escucha ante el clamor de esta población tan golpeada por la violencia. En el mensaje firmado por los obispos: Mario De Jesús Álvarez Gómez, obispo de Istmina-Tadó, Hugo Alberto Torres Marín, obispo de Apartadó y Juan Carlos Barreto, obispo de Quibdó, los prelados resumen en tres puntos los sueños que la población tiene para que esta Navidad sea el inicio de la “anhelada paz total e integral” en estos territorios. En un primer momento hacen un llamado al Gobierno nacional para que flexibilice las exigencias en la reanudación de los diálogos con el ELN, y no se cierre la posibilidad a continuar con ellos. “Ciertamente, el Gobierno está en su derecho de exigir condiciones para la reactivación y continuidad de los diálogos en la Habana, sin embrago, no se debe cerrar la puerta de la negociación.” Los Jerarcas, exigen de parte del ELN pruebas de un verdadero compromiso de paz con el Chocó. Así como también consideran oportuno que, con la tregua anunciada para esta época de Navidad, igualmente se dé la liberación de los secuestrados retenidos por este grupo guerrillero. Igualmente, invitan a la sociedad chocoana para que, a pesar del rigor del conflicto, se mantengan en oración y no desfallezcan sino más bien, asuman el compromiso de seguir trabajando por la paz de este Departamento. Finalmente, los obispos recuerdan que ante la grave crisis humanitaria que se está viviendo en estos territorios chocoanos y en su condición de pastores, ofrecen su disposición para colaborar en las labores de facilitación del diálogo. [icon class='fa fa-download fa-2x']Descargar comunicado[/icon]

Jue 20 Dic 2018

Parroquia, paz y evangelización, aspectos de la CEC en el 2018

La renovación de la parroquia, los movimientos apostólicos dentro de la vida parroquial, la reconciliación y la paz, fueron algunos de los énfasis trabajados durante este año por la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), así lo compartió monseñor Elkin Álvarez Botero, obispo auxiliar de Medellín y secretario general del Episcopado, al hacer un balance de la gestión durante el período 2018. Al referirse a la parroquia y los movimientos apostólicos dentro de la vida parroquial, señaló que fueron dos Asambleas Plenarias en las que los obispos abordaron estos temas. Fruto de esta reflexión se presentó a las jurisdicciones las conclusiones del trabajo que servirán como marco para el camino pastoral que ha de seguir cada Iglesia particular. Así mismo, hizo énfasis en el trabajo colegial que los obispos realizaron en materia de reconciliación y paz. De manera especial en procura de facilitar las vías para continuar los diálogos con algunos grupos insurgentes; la verificación en el cumplimiento de la firma de los acuerdos de paz con las Farc; y la participación a nivel nacional e internacional en reuniones en procura de buscar la paz y la reconciliación del país. Monseñor Álvarez Botero, resaltó el trabajo de los diferentes departamentos del Secretariado Permanente del Episcopado - SPEC, que tiene la tarea de acompañar en su caminar a las Iglesias particulares del país, cada uno desde su especificidad. Por otra parte resaltó tres momentos vividos a nivel eclesial: Un año de la visita del Papa Francisco; el 50 aniversario de la visita del Papa Pablo VI a Colombia; y los 50 años de la Conferencia de Medellín. “Fueron momentos de gracia y auto reflexión para la tarea de la Iglesia, para seguir caminando con mucha firmeza en todos los programas pastorales y en ser testimonio y luz en medio de una sociedad que necesita del amor de Dios”. El prelado recordó que la CEC ha avanzado dentro de su Plan Global 2012 – 2020, en las dos primeras fases propuestas que son: Promover procesos de nueva evangelización que formen discípulos misioneros y animar la comunión eclesial. Ahora viene la tercera y última etapa del plan que consiste en incidir en la sociedad desde los valores del Evangelio. “De acuerdo al plan pastoral de programación a 9 años que sigue la CEC, esta última está centrada en la incidencia o en el aspecto caritativo y proyección social hacia los hermanos. Tuvimos un momento para la comunión eclesial, otro para el anuncio evangelizador y ahora para esta puesta en práctica de nuestra fe. Así pues, tenemos la triada de lo que corresponde propiamente a la CEC crear comunión, animar procesos de evangelización e incidir desde los criterios del Evangelio en la sociedad”, aseguró. Recordó que el lema que se seguirá para esta última fase fue inspirado en la parábola del Buen Samaritano: ‘Como Jesús ve y haz tú lo mismo’. “Es una invitación para que todos nos tomemos en serio que ser cristiano es ser fermento de los valores del Evangelio, en medio de una sociedad que necesita realmente de la palabra de Dios”. Finalmente, expresó a los colombianos los sentimientos de los obispos de las 77 jurisdicciones, animándolos a no perder la esperanza y a esperar en la fe y en la oración la llegada del Niño Jesús.

Mié 19 Dic 2018

Adviento: Invitación a la esperanza

Por: Mons. Ricardo Tobón Restrepo - Cada etapa, en el año litúrgico de la Iglesia, tiene su índole y su peculiaridad. El Adviento es el tiempo que nos lleva a pensar en las promesas que Dios nos ha hecho en orden al proyecto que está realizando en la historia. El Adviento es, entonces, una ocasión para comprender lo que es y realiza, en la vida de cada uno y de todos nosotros, la esperanza. La esperanza como virtud que conforta y sostiene al ser humano en su camino. Nuestra sociedad está herida en la esperanza. Se percibe en la tristeza de tantos jóvenes, en la mediocridad de tantas personas, en el egoísmo que nos encierra a casi todos. Son signos de que nos falta esperanza la agitación, la amargura, la superficialidad, la inestabilidad. En la sociedad aparece la ausencia de esperanza en la falta de claridad frente al futuro, en la incoherencia que destruye la unidad interior, en la dispersión en múltiples cosas, en la deshonestidad para favorecer cualquier interés personal. Tantas caídas, desilusiones, frustraciones y crisis en la vida familiar, laboral, espiritual o apostólica tienen su origen en la ausencia de esperanza. La falta de esperanza y de fortaleza es el resultado de no tener perspectivas con relación al futuro, que termina por encerrar la persona en sí misma, por hacerle pensar que está terminada y por impedirle la libertad de ver el mañana desde el amor y el poder de Dios. Debemos preguntarnos: ¿Es posible ofrecer a tantas personas, con dolorosas señales de desesperación, manifiesta o escondida, un motivo de esperanza? ¿Se puede dar a este mundo fatigado, desilusionado y hasta enfadado un mensaje vigoroso de esperanza? Estas preguntas hay que hacerlas porque, dentro de algunos años, sólo sobrevivirán los que hayan encontrado, como los santos, motivos para tener esperanza. La esperanza no equivale a indiferencia ni a resignación ni a vivir de una ilusión. La esperanza es aprender a ver el proyecto que Dios va realizando en el mundo para colaborar con él y para animar a otros a tener la alegría de trabajar por un mundo nuevo. La esperanza es la capacidad de no aniquilarse en la rutina, de no perderse ante la incertidumbre del porvenir, de no replegarse ante los grandes proyectos de la historia. Es la fuerza que nos lanza hacia algo más allá de nosotros mismos, es la sabiduría para situarnos en los planes de Dios. La esperanza tiene dos características que el Adviento nos hace presentes. Es dinámica porque anima; hace ver la meta y, por tanto, impulsa hacia ella sin que preocupe tanto el cansancio o la distancia. Viendo la meta se corre hacia ella, como el que, perdido en una selva o en una ciudad, una vez encuentra una señal que lo oriente se apresura para alcanzar el lugar de llegada. La esperanza sostiene e impulsa para proseguir hasta el final a pesar de las dificultades que se presenten. De otra parte, la esperanza es la purificación que corrige y transforma el ser humano. Haciendo ver el objetivo que se busca, señala también aquello que falta a cada uno para poderlo alcanzar. La esperanza es como una levadura en la entraña misma de la persona, es como un acicate interior que empuja para obtener lo que se espera. Si mi esperanza es vivir la misión que he recibido, qué debo hacer todavía. Si Cristo es mi esperanza, qué me falta para alcanzarlo y tener su vida . Es necesario asumir estas dos dimensiones de la esperanza. La fuerza que estimula y hace llegar y la exigencia de cambio que evita caer en la desesperación. Aprendamos a vivir el tiempo de Adviento con los ojos fijos en Cristo que sustenta nuestra esperanza. Que desde él demos sentido a todo lo que somos y hacemos y con él tengamos sabiduría y fortaleza para llegar hasta el final. Sintamos con el salmista: el Señor es mi luz y mi salvación ¿a quién temeré? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar? (Sal 26,1). + Ricardo Tobón Restrepo Arzobispo de Medellín

Mar 18 Dic 2018

«La buena política está al servicio de la paz»

Es el título del Mensaje para la 52° Jornada Mundial de la Paz, que se celebra el próximo 1 de enero de 2019, en el marco de la Solemnidad de Santa María Madre. En el texto publicado el 18 de diciembre, el Papa Francisco insiste en que “la política es un vehículo fundamental para edificar la ciudadanía y la actividad del hombre, pero cuando aquellos que se dedican a ella no la viven como un servicio a la comunidad humana, puede convertirse en un instrumento de opresión, marginación e incluso de destrucción”. En este sentido, el Santo Padre reitera la importancia del “compromiso por el bien común”, que “cuando está inspirado por la caridad, tiene una valencia superior al compromiso meramente secular y político”. La función y la responsabilidad política, agrega, “constituyen un desafío permanente para todos los que reciben el mandato de servir a su país, de proteger a cuantos viven en él y de trabajar a fin de crear las condiciones para un futuro digno y justo”. Finalmente, al enfatizar que la “buena política está al servicio de la paz”, señala que este es su deseo para el año nuevo: “Paz a esta casa”, que se traduce en la paz que debe germinar en las familias, las comunidades y en el cuidado del entorno, de nuestra Casa Común. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Leer mensaje completo[/icon]

Mar 18 Dic 2018

Arzobispo de Cali pide cesen muertes en municipio de Jamundí

En un comunicado de prensa, el arzobispo de Cali, monseñor Darío de Jesús Monsalve Mejía, hizo un llamado a los alzados en armas para que cesen los asesinatos y desplazamientos de la población del municipio de Jamundí, ubicado al sur del departamento del Valle. “Pido a los alzados en armas, que han segado vidas y amedrantan a la población en esos territorios, que cesen sus hechos de violencia y no provoquen desplazamientos entre quienes luchan por sobrevivir y cuidar de sus familias y tierras, en medio de las difíciles circunstancias que viven la región y el país”, expresó. Así mismo, el arzobispo manifestó la solidaridad de la Iglesia caleña hacia la población de esta zona montañosa y dijo estar dispuesto a acompaña cualquier tipo de diálogo pastoral que se requiera para que cese la violencia. Finalmente, exigió que “en nombre de Dios, que todos los que llevan armas, tanto las legales del Estado, como las ilegales de grupos armados, observen el máximo cuidado y respeto por el sagrado bien de la vida de los civiles”. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon]