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Iglesia

Lun 17 Dic 2018

“El departamento del Chocó sigue siendo una región olvidada”: Mons. Barreto

El obispo de la diócesis de Quibdó, monseñor Juan Carlos Barreto Barreto, ha manifestado en una entrevista concedida al diario El Espectador, que se requiere que el nuevo Gobierno luche de verdad contra la desigualdad. El prelado habló sobre la difícil situación que se vive en esta región del pacífico, una de las más golpeadas por la violencia. Igualmente expuso su punto de vista sobre la implementación del Acuerdo de Paz en el Chocó. El siguiente es el texto de la entrevista. ¿Qué ha pasado con la implementación del Acuerdo de Paz en el Chocó? El proceso ha venido con muchas fallas desde el Gobierno anterior, pero con el actual está en un riesgo muy grande, sobre todo en esta región, que está marcada mucho más por el conflicto. Se requiere que se dé una voluntad real para recuperar ese acuerdo y que este sea una garantía para los próximos procesos de paz. Mucho se habla de que los espacios que tenían las Farc están siendo copados por otros grupos al margen de la ley, como el Eln, ¿se percibe eso? Sí, en gran parte de los territorios que dejaron las Farc como grupo armado están llegando otros grupos armados, y eso no solo está pasando en el Chocó, es en todo el país. No hay control territorial, no hay presencia del Estado en muchas de estas zonas. Si el nuevo Gobierno no actúa en la implementación de los acuerdos con las Farc, el remedio va a ser más malo que la enfermedad. Mejor dicho: si el Estado no copa los territorios que dejaron las Farc, apague y vámonos. ¿Qué cree que se pueda hacer para corregir este rumbo? Es necesario tener en cuenta una vida más digna para las personas, mejores oportunidades, más inclusión social para que las personas que vivan en el territorio puedan vivir tranquilas, sin las amenazas de los grupos armados. Si esto no es así, vamos a retroceder todo lo que hemos avanzado y llegará una situación mucho más crítica que la que tenemos hoy, pero además, se perderá la credibilidad de cualquier proceso de paz. ¿Qué significó para el Chocó la desmovilización de las Farc? Sin duda, la violencia ha disminuido sustancialmente, pero persisten las amenazas a dirigentes comunales y a la sociedad civil. El Estado colombiano tiene que asumir la paz como Estado Social de Derecho e inversión social. La desigualdad de este país es la que nos está matando y se requiere mucha, pero mucha más presencia en estas tierras abandonas durante décadas. ¿Usted le ve voluntad al nuevo gobierno de Iván Duque frente a la implementación del Acuerdo? Yo veo que es necesario que el Gobierno escuche la voz del pueblo, escuche las necesidades de los territorios y entienda que la solución negociada al conflicto es lo más adecuado, porque tiene un menor costo en vidas y un menor costo económico. El Estado tiene que brindar más oportunidades a las personas que han vivido en armas para así poder terminar definitivamente este conflicto en Colombia. ¿Ve usted voluntad de paz en el Eln? Se ha hecho muchos esfuerzos y creemos que los debemos seguir haciendo. La Iglesia católica está dispuesta a seguir ayudando para que las partes entiendan que no es a punto de fusil como se solucionan las cosas sino dialogando.

Lun 17 Dic 2018

El paso navideño

Por: Mons. Ismael Rueda Sierra - Las experiencias significativas no pueden olvidarse. Ya ha transcurrido un poco más de un año desde la visita apostólica del papa Francisco a Colombia. La invitación suya fue a “dar el primer paso”, necesario para abrir nuevos horizontes de paz y reconciliación. El tiempo de Adviento que peregrinamos y la Navidad que celebramos, son una ocasión propicia para evaluar el camino recorrido y verificar si hemos dado un paso adelante en la aplicación, no solamente de los acuerdos de negociación sino en las actitudes personales y colectivas favorables a una cultura de convivencia sana y pacífica. Para los creyentes, que somos invitados desde la fe a preparar la venida y el encuentro con el Señor, significa sin duda revisar nuestra conversión personal y comunitaria que es la garante de los cambios profundos en las conductas habituales y en las costumbres sociales cuyo fruto es aclimatar condiciones de paz y de justicia en solidaridad. Este sería un deseado paso navideño. No obstante, subsiste la amenaza de la repetición de conflictos aparentemente superados, el recrudecimiento de otros y el poco avance en los propósitos de superar sus causas como son entre otras, la corrupción, la inequidad y los difíciles avances en una reforma a fondo para la justa y recta aplicación de la justicia. Prueba de ello ha sido la enorme dificultad para avanzar en la aprobación de los proyectos legislativos que quieren salirle al paso a estos males sociales. Como se ha dejado ver en los últimos días, preocupa mucho no sólo la financiación sino la orientación de los proyectos educativos conforme a una construcción integral, incluyente y promisoria para el país, en el contexto de tantos condicionamientos ideológicos y presiones económicas y políticas a las que están obligadas las naciones. En todo esto también hay que dar el paso esperado. En nivel eclesial, las actuales dificultades que afrontamos como Pueblo de Dios, siguiendo la invitación del Papa a compartirlas solidariamente, nos conducen a asumir responsabilidades, prevenir con decisión y eficiencia las conductas y hechos que generan los escándalos y, con profunda confianza en el Señor, unirnos en oración por la Iglesia, suplicando el don de fortaleza y la sabiduría necesaria para consolidar desde la fe su tarea de nueva evangelización y la ininterrumpida misión que le compete, con humildad, espíritu de servicio a la humanidad especialmente en los escenarios de las periferias sociales, además con espíritu misionero, como el mismo Francisco permanentemente nos insiste. Actitud contraria, por el pesimismo o el desánimo, no estaría acorde con la virtud teologal de la esperanza ni con la certeza absoluta de la presencia del Señor Resucitado que conduce la historia y que, justamente a través de las duras pruebas en ella experimentadas, purifica, salva y suscita nuevos episodios de su amor y su misericordia en la conducción del Pueblo de Dios y su misión de servidor de toda la familia humana. En este ambiente, estamos invitados a vivir la alegría del Evangelio y a encontrarnos con Jesús del pesebre en esta pascua navideña que a su vez nos prepara para hacer camino con Él en el nuevo año. Fraternalmente. + Ismael Rueda Sierra Arzobispo de Bucaramanga

Lun 17 Dic 2018

“Del Señor somos” y del domingo vivimos

Por: Mons. Darío de Jesús Monsalve Mejía - La Iglesia es la eucaristía. Por la eucaristía, la Iglesia renueva constantemente su ser de “Iglesia de la Pascua”. Por ella, constituida por muchos pueblos, se transforma en un solo Pueblo, gracias a una sola MESA, que el Señor ha preparado para nosotros. Las primeras comunidades cristianas eran, por ello, asiduas a la celebración dominical de la eucaristía; para ellos resultaba algo connatural. Era, como lo entendemos hoy, fuente y cumbre de toda evangelización, pues en ella se sentían comunidad reunida y enviada (misa- misión), a comunicar el gozo de la Pascua, la alegría de la salvación, el anuncio de un futuro posible ya en Jesús y las primeras comunidades, con el poder y la fuerza interior y comunitaria del Amor. La eucaristía, nos dijo en tiempos recientes, San Juan Pablo II, “ha de ser principio y proyecto de misión. Entrar en comunión con Cristo en el Memorial de la Pascua significa, al mismo tiempo, experimentar el deber de hacerse misionero del acontecimiento que aquel rito actualiza. La despedida final de cada Misa constituye una consigna que impulsa al cristiano a comprometerse en la propagación del Evangelio y en la animación constante de la sociedad” (Mane Nobiscum Domine: “Quédate con nosotros Señor”, 24). Como para los primeros cristianos, para nosotros la eucaristía no solamente nos permite el encuentro con Cristo Resucitado en la Comunidad, animada por el Espíritu Santo con la Palabra, con el Sacramento del Sacrificio y el Ministerio sacerdotal y diaconal, sino que, como le gustaba decir a San Juan Crisóstomo, nos permite descubrir, entre tanta tragedia, sufrimiento y exclusión, a Jesucristo “EN EL ALTAR DEL POBRE”. La eucaristía es “la Mesa y Misa del mundo” porque es anticipación de “la Mesa y Misa del Cielo”, de la consumación definitiva del mundo. Por ello se ha de celebrar también “sobre el altar del mundo”, como esperanza de la humanidad transformada en Cristo e himno del universo. Desde estas apreciaciones podemos entender que nuestro Plan Quinquenal de Pastoral en la Arquidiocesis de Cali, tenga como fuente, camino, cumbre y pedagogía participativa, la celebración dominical de la Eucaristía, la Pascua que se prolonga en los domingos del Año Litúrgico. Que la comprensión y vivencia de la Eucaristía dominical, esté iluminada también desde la espiritual Esponsal y Familiar de la Mesa Eucarística, “Banquete de Bodas del Cordero”, Mesa del Hijo y de los “hijos adoptados en Él”, y Pan que el Padre Celestial sirve a los primeros invitados, que no le corresponden, al pueblo de Israel, y a todos los excluidos de la humanidad, para integrarlos a la Mesa Común, a la Familia surgida con Cristo Jesús. Desde los Santos Esposos de Nazaret, María y José, desde el misterio del Reino de Dios y de quienes se acogen a su Palabra y Voluntad, desde el don de María, hecho al pie de la Cruz, la Iglesia necesita mantener este “timbre esponsal y familiar”, inicio de un tejido social que tiene su raíz teológica en la Nueva Creación, en la nueva humanidad y familia que surge con Jesús. “Del Señor somos”, dice Pablo en Romanos14,8. “Y del Domingo vivimos”, añadimos nosotros en este inicio del quinquenio 2019-2023. Nuestro énfasis está entonces en afirmar a Cristo Jesús como SEÑOR DE LA NUEVA CREACIÓN, EL KYRIOS, Señor glorioso, por medio de la resurrección. Pascua y Pentecostés tuvieron lugar en el mismo día de la Semana, el primero, sellando la Nueva Economía de Cristo y la Iglesia, la Nueva Alianza de la salvación. El Domingo, Día del Señor, desde los comienzos, era la cena que recordaba el misterio pascual de Cristo y, al mismo tiempo, la espera de su segunda venida. Ya San Justino daba como razón para el nombre de DOMINICUM, Domingo, el Señorío de Jesús “por ser el PRIMER DÍA en que Dios creó el mundo, y el día en que Cristo Resucitó de entre los muertos”. Y la fe de las primeras generaciones, como la de los mártires de Abitene, en el siglo IV, proclamaba esta consigna: “Sine Dominico non possumus”: “NO PODEMOS VIVIR SIN CELEBRAR EL DÍA DEL SEÑOR” (Didascalia de los apóstoles). Y en el mismo siglo IV, después de Constantino, el Domingo se convertiría ya en “el día del descanso”, para darle espacio al encuentro con el Resucitado, a la Eucaristía y a la Asamblea, al “Altar del pobre”, al descanso y a la vida en común, en la comunidad de esposos y de la familia, a la fiesta y la esperanza, cifradas en la victoria de Cristo. Que este Año 2019 sea nuestro inicio de LA RECUPERACIÓN DEL DÍA DOMINGO, como tiempo y espacio de la espiritualidad cristiana, eucarística, eclesial, social y familiar. Que nos propongamos, al menos, recuperar con nuestras feligresías, en este año, los SIETE DOMINGOS imprescindibles: de Ramos, de Pascua, de Octava pascual (de La Misericordia), de Pentecostés, Corpus Christi, de la Jornada Mundial de los pobres (33 del tiempo ordinario), y de Cristo Rey del Universo. A todos les llegue mi saludo afectuoso de Año Nuevo y mi oración y bendición por un Año del Señor bien vivido y con la abundancia de los bienes divinos y de los que construimos los humanos para el bien común. A todos nos acompañen el Amor esponsal de María y José, de Cristo y la Iglesia, el Amor familiar del Hogar de Nazaret. Feliz año 2019. + Darío de Jesús Monsalve Mejía Arzobispo de Cali

Sáb 15 Dic 2018

Iglesia colombiana organiza encuentros preparatorios para la JMJ 2019

La jornada formativa, liderada por la sección de Juventud del Departamento Estado Laical de la Conferencia Episcopal de Colombia, se realizará del 17 al 22 de diciembre en Barranquilla, Cartagena, Pasto, Cali, Pereira, Medellín y Bogotá. Durante los encuentros se compartirá la celebración de la sagrada eucaristía, se entregarán las recomendaciones generales del viaje y el Kit a los peregrinos, compuesto por: morral, termo, 2 camisetas, canguro de seguridad, sombrero, marca maleta, rosario, protector de pasaporte, tiquete aéreo. Lugares encuentro preparatorio de viaje a la JMJ Panamá 2019 Delegación Conferencia Episcopal de Colombia Ciudad Fecha Horario Lugar Barranquilla 17 de Diciembre 09:00 a.m. Curia Arzobispal, salón audiovisuales- 2 piso. Calle 75B #42F-83 Cartagena 17 de Diciembre 03:00 p.m. Parroquia María Reina de la Paz, barrio el Rodeo Pasto 18 de Diciembre 10:30 a.m. Parroquia de Santiago Apóstol, ubicada en cra. 23 #11-99 Cali 19 de Diciembre 11:00AM Parroquia María Madre de la vida, cra. 94 #18-10, barrio San Joaquín Pereira 20 de Diciembre 10:30 a.m. Catedral Nuestra Señora de la Pobreza, calle 21 #7-37, barrio Centro Medellin 21 de Diciembre 10:00 AM Hotel San Fernando Plaza, cra. 43A #1-50 - Club Unión salón 3 Bogota 22 de Diciembre 9.00AM Conferencia Episcopal de Colombia, cra. 58 #80-87, barrio Entrerios

Sáb 15 Dic 2018

¿Qué hacemos nosotros?

Por Mons. Omar de Jesús Mejía Giraldo: “La conversión comienza en la cabeza, pasa al corazón y culmina en el bolsillo”. La conversión no se realiza sólo en el plano moral, sino también en la mente; aún más, para que la conversión moral sea real y efectiva, debe haberse dado primero en la mente. Sin cambio de mentalidad no hay conversión moral. Según el evangelio, Juan Bautista hablaba con tal convicción que la gente termina preguntando: ¿Y nosotros qué tenemos que hacer? Una vez más, es necesario decirlo: La conversión inicia desde dentro hacía afuera. Es decir, la conversión inicial es cambiar de mentalidad, es una manera novedosa de ver la historia y la vida. Conversión es empezar a amar a los demás desde los criterios de Dios y no desde los criterios humanos. Recordemos que Juan escucha la Palabra de Dios en el desierto y desierto en Sagrada Escritura, según el libro del Deuteronomio (Cf Dt 8, 15) es un lugar vasto y terrible, con serpientes de hálito abrasador y escorpiones, región árida carente de agua. Según el profeta Jeremías, el desierto es un lugar solitario, pero no siempre totalmente estéril o desprovisto de vegetación y agua, se trata de un lugar, en el cual a pesar de todo hay pastoreo (Cf Jer 9, 9; 17, 6). Cuando el Evangelio dice que a Juan Bautista le vino la Palabra de Dios en el desierto, quiere decir que eran tempos sumamente difíciles, donde reinaba la incertidumbre y la incredulidad y por lo tanto habían muchísimos falsos profetas. Cualquier parecido con la realidad de hoy con seguridad que no es mera coincidencia. En el mundo nunca ha sido fácil anunciar el evangelio. Sin embargo, observemos cómo a pesar de la gran indiferencia que reinaba en el pueblo, queda aún un pequeño grupo, los anawin o pobres de Yaveh, que esperaban al salvador. En este contexto tan doloroso, el evangelio nos ofrece una pregunta común: ¿Y nosotros qué tenemos que hacer?, pregunta que brota del corazón de la gente, de unos publicanos y de unos militares. El texto al ir de lo general a lo particular, nos está demostrando que el interrogante es valido para todos, también para nosotros hoy. Frente a la pregunta el evangelio nos ofrece tres respuestas: (1) Caridad - Compartir: “El que tenga dos túnicas, que se las reparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo”. (2) Justicia: “No exijan más de lo establecido”. (3) Honestidad: “No hagan extorsión a nadie, ni se aprovechen con denuncias, sino conténtense con la paga”. A pesar de la situación difícil, aún corriendo riesgo por su vida, Juan Bautista “exhortaba al pueblo y le anunciaba la Buena Noticia”. El profeta es un hombre de Dios. El profeta no se anuncia a sí mismo. El profeta obra con el poder que ha recibido de lo alto. Para el profeta no hay barreras. El profeta sabe que para Dios nada es imposible, él mismo lo ha experimentado. El profeta se sabe amado de Dios, por eso, sus palabras y sus acciones brotan de un corazón agradecido que ha sabido gozarse del amor divino. Hermanos, hoy nos corresponde a nosotros asumir el evangelio y aplicarlo a nuestra vida. Miremos: la actitud de Juan el Bautista en el evangelio de hoy es la de un hombre que no regaña, pero muestra caminos concretos de superación. Recordemos que la invitación a la conversión no debe partir de la critica ni de los defectos de los demás, la invitación a la conversión debe ser una buena noticia. Cuando se predica la conversión, lo importante es hacer ver la gracia que pierde la persona que vive en el pecado. La primera acción de quien predica la conversión es escuchar a Dios y desde Dios escuchar a los hermanos. Frente a la pregunta: ¿Y nosotros qué tenemos que hacer?, la respuesta de nuestra parte, al igual que la de la época de Juan, ha de ser la de buscar la justicia social. Hermanos, igual que en la época de los profetas, hoy también, nuestras devociones religiosas deben cederle el paso a toda forma de justicia social. Nuestras devociones debe concordar con la caridad, con la fraternidad, con la justicia, con el respeto por la vida y el amor por el hermano, de lo contrario, no pasamos de vivir ciertos actos que lo que hacen es hacernos perder el norte. Recordemos las palabras de San Juan de la Cruz: “Al final de la jornada seremos juzgados en el amor”. La conversión no se puede quedar en un discurso o en una idea, recordemos: “debe pasar de la mente al corazón y del corazón al bolsillo”; es decir, a la conversión hay que darle cuerpo, esto se logra cuando adquirimos, con la gracia y el poder de Dios unas acciones nuevas y concretas. “La conversión se reconoce en la “praxis”, sobre todo la de la caridad y la justicia” (Fidel Oñoro). En el evangelio cada categoría de persona es invitada a realizar su proceso de conversión (la gente, publicanos, militares). Igual para nosotros hoy, cada uno poseemos una misión especifica, tenemos una personalidad concreta, tenemos una manera única e irrepetible de ser, así a de ser la conversión. Cada uno de nosotros nos conocemos, lo propio es que en la intimidad de nuestro ser hagamos nuestro examen de conciencia, nos reconozcamos pecadores y necesitados del poder salvador del Señor, y desde nuestra “mismidad”, asumamos nuestro proceso de conversión. Terminemos nuestra meditación con una pregunta personal: ¿Y yo qué tengo que hacer? Juan el Bautista le dice a los cobradores de impuestos: “No exijan más de lo justo”, los está invitando a que renuncien a la “corrupción”. Hermanos, ¿esta invitación nos dirá algo en la actualidad?, cada uno da su propia respuesta. Estemos atentos porque precisamente el evangelio de Lucas nos va a contar muchos episodios en los que varios cobradores de impuestos se convirtieron e incluso terminaron siendo discípulos del Señor. Para Dios y para el hombre de Dios ninguna causa es perdida, todos tenemos siempre la oportunidad de convertirnos, lo importante es dejar actuar a Dios. Ánimo hermanos, todo es posible para Dios. Entendamos una cosa más: la conversión tiene que ser para nosotros una buena noticia y no una mala noticia. ¿Por qué nos extrañamos tanto cuando una persona decide comenzar una vida nueva en Dios, en el fondo no será envidia? Conozco muchas personas que cuando inician un proceso de conversión serio y honesto, en un inicio, son ridiculizadas por sus compañeros de trabajo e incluso por algunos miembros de su propia familia. ¡Cuánto nos falta hermanos conocer y experimentar mayor alegría en la vivencia de las cosas de Dios! La conversión total, continua y cotidiana va llenando el corazón de luz, de justicia, de amor, de paz y de alegría. Una persona que comienza de verdad un buen proceso de conversión y logra perseverar, su vida va cambiando poco a poco, hasta tal punto que su mismo cuerpo comienza a ser diferente. Hermanos, vivir en Dios y para Dios es causa de alegría y de belleza aún física. Atentos hermanos, porque el signo más elocuente de la persona que vive en Dios, desde Dios y para Dios es la alegría. San Lucas, durante el presente año en su evangelio nos lo va a demostrar. Por favor, que este tiempo de adviento y navidad, sea para todos nosotros un tiempo de gracia, de bendición, de paz y de alegría en el Señor. Cuidado con la pólvora, con el licor, con los abusos en la comida… Para vivir una buena navidad, se necesita sólo dejar que Dios tome nuestra vida y desde Él transformemos nuestras relaciones dolorosas con los demás, en relaciones de hermandad y fraternidad. Evangelio: Lucas 3, 10-18 En aquel tiempo, la gente preguntaba a Juan: ¿Entonces, qué hacemos? El contestó: El que tenga dos túnicas, que se las reparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo. Vinieron también a bautizarse unos publicanos; y le preguntaron: Maestro, ¿qué hacemos nosotros? El les contestó: No exijáis más de lo establecido. Unos militares le preguntaron: ¿Qué hacemos nosotros? El les contestó: No hagáis extorsión a nadie, ni os aprovechéis con denuncias, sino contentaos con la paga. El pueblo estaba en expectación y todos se preguntaban si no sería Juan el Mesías; él tomó la palabra y dijo a todos: Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. El os bautizará con Espíritu Santo y fuego: tiene en la mano la horca para aventar su parva y reunir su trigo en el granero y quemar la paja en una hoguera que no se apaga. Añadiendo otras muchas cosas, exhortaba al pueblo y le anunciaba la Buena Noticia. Tarea: Compartir, justicia, honestidad. En cada una de estas virtudes hagamos un compromiso para esta navidad.

Vie 14 Dic 2018

Obispo comunicador trabajará por la evangelización de sus comunidades

La comunicación como pedagogía, el perdón y la reconciliación, serán los ejes trasversales que marcarán el caminar pastoral del padre Carlos Arturo Quintero Gómez, obispo electo de la diócesis de Armenia. En diálogo con la oficina de comunicaciones de la Conferencia Episcopal, el nuevo prelado nos compartió la alegría por su designación como obispo y aseguró que recibe este nombramiento con mucha humildad, sencillez y con el deber de servirle fielmente a la Iglesia universal y a la diócesis de Armenia. Reconoce que ser oriundo del Quindío y haber prestado en el último año su servicio como administrador diocesano de la diócesis, le hace enfrentar un reto más exigente y de mayor responsabilidad con la comunidad. “Yo creo que el conocimiento de esta región y el haber estado como administrador diocesano, me va a permitir junto con el clero, grupos apostólicos y las diversas realidades pastorales que caminan en el Quindío dar respuesta a las necesidades pastorales y espirituales de esta región cafetera (…) En este sentido me siento muy alagado porque la llamada que me hace el Señor a vivir este ministerio y entregar mi vida ahora al servicio de esta Iglesia particular me exige más.”, señaló. Nos compartió además la cercanía que le han manifestado el clero y las comunidades, tras conocerse la noticia de su nombramiento. “Siento un cariño muy grande en todo el pueblo, ha habido una gran acogida y hay grandes expectativas”. Al referirse a los señores Obispos resaltó la acogida que ha recibido de parte de ellos. “Cuando he podido asistir como administrador diocesano a los diferentes eventos con los obispos he sentido de ellos el respeto, cariño, cercanía y oración”, señaló. El padre Quintero Gómez, además de guiar las almas, es profesional en psicología y comunicación. Sobre esta última dijo que su episcopado estará marcado por una profunda impronta comunicativa. “Como obispo seguiré la misión de comunicar aprovechando al máximo las nuevas tecnologías en los medios de comunicación, poniéndolas al servicio de la Evangelización (…) Hay una buena sinergia con los medios de comunicación de esta región y con los periodistas existe una relación de respeto, cercanía y acogida sincera”. En su plan pastoral apostará al trabajo con la niñez, la juventud, la familia y los abuelos, para lograr este objetivo se apoyará en instituciones gubernamentales y organismos privados. “Hay dificultades y sombras pero creemos que podemos salir adelante uniendo esfuerzos, trabajando de la mano con las instituciones gubernamentales y con organismos privados, aquí todos podemos apostarle a ese desarrollo y prosperidad que no solo es material sino espiritual. En este mismo sentido, dijo que para lograr un trabajo integral se “requiere un presbiterio fortalecido, donde podamos afianzar esa identidad sacerdotal y lograr consolidar lo que somos y lo que tenemos al servicio de la Iglesia y de la nueva Evangelización”. Finalmente, aseguró que haber recibido el anuncio de su nombramiento en esta fecha de Adviento, “cuando nos preparamos para la llegada del Niño Jesús, implica también una preparación personal para asumir esta nueva responsabilidad y continuar trabajando hacia la construcción de una Iglesia que sea misionera, evangelizada y evangelizadora”. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Leer: Papa Francisco nombra nuevo Obispo de Armenia[/icon]

Mié 12 Dic 2018

Arquidiócesis de Medellín clausura Año Jubilar por su 150º aniversario de creación

Con una Eucaristía presidida por el Nuncio Apostólico en Colombia, Mons. Luis Mariano Montemayor, la Arquidiócesis de Medellín clausuró el Año Jubilar por su 150º aniversario de creación. La celebración de acción de gracias por el Jubileo tuvo lugar a las 10:00 horas del 8 de diciembre, solemnidad de la Inmaculada Concepción, en la Catedral Basílica Metropolitana de Medellín. Cientos de fieles se dieron cita en templo para acompañar también al Cardenal Rubén Salazar Gómez, Arzobispo d Bogotá y Primado de Colombia, quien concelebró la Santa Misa; así como al Arzobispo de Medellín, Mons. Ricardo Tobón, los obispos auxiliares de la ciudad, y otros prelados que llegaron a la Catedral de diferentes diócesis de Colombia. La celebración fue la primera que presidió el Nuncio Apostólico en la ciudad de Medellín tras asumir el cargo por solicitud del Papa Francisco, y fue ocasión para que la jurisdicción eclesial recibiese una condecoración por parte de la Alcaldía de Medellín. Con motivo de la clausura del jubileo, los fieles obtuvieron la indulgencia plenaria en la Catedral, y también en las cuatro sedes vicariales de la diócesis, que igualmente se sumaron a la conmoración. Ellas fueron las iglesias de San Cayetano, Nuestra Señora de Belén, Nuestra Señora del Rosario en Bello y Santa Gertrudis en Envigado. La Indulgencia, asimismo, se otorgó en la Basílica de Nuestra Señora de la Candelaria durante el tiempo jubilar. El Año Jubilar de la Arquidiócesis de Medellín, que llevó por lema "150 años caminando con Cristo", fue inaugurado el 1º de febrero, en la víspera de la fiesta de la Virgen de la Candelaria, Patrona de la diócesis colombiana, extendiéndose hasta el 8 de diciembre, otra solemnidad mariana. El tiempo de gracia lo inauguró el Arzobispo de Medellín, monseñor Ricardo Tobón Restrepo, durante una Eucaristía en la Catedral Metropolitana, de la que siguió una solemne procesión con la imagen de La Candelaria, que terminó en su Basílica, situada en Parque Berrio. Durante los meses que duró el Jubileo, la diócesis colombiana conmemoró el acontecimiento con varias iniciativas, entre ellas, actos académicos, actos religiosos, encuentros de fe y encuentros culturales, entre ellos la "Expo Arquidiócesis", que ocurrió del 12 al 14 de octubre en el Polideportivo de la Universidad Pontificia Bolivariana (UPB), reuniendo a las diferentes realidades eclesiales de Medellín. La Arquidiócesis de Medellín fue erigida por el Papa Pío XI el 14 de febrero de 1868, suprimiendo la Silla Episcopal de Antioquia y creando la Silla Episcopal de Medellín. Esto, teniendo en cuenta que la población de la ciudad colombiana era casi el doble de la del Departamento de Antioquia. Como primer Obispo se nombró a Mons. Valerio Antonio Jiménez, quien fue consagrado como tal el 28 de junio de 1868 y tomó posesión el 8 de diciembre de aquel año. Desde entonces la Arquidiócesis ha contado con 12 obispos. Tomado: Agencia Católica Gaudium Press

Mar 11 Dic 2018

Con un concierto, Barranquilla le abre las puertas a la Navidad

La Iglesia atlanticense invita a todas las familias para que el próximo jueves 13 de diciembre a las 7:00 p.m. participen del gran concierto católico, que se realizará en la Catedral María Reina. Allí se presentará el coro de la Arquidiócesis de Barranquilla, con su producción discográfica “Navidad en el Caribe”. "Navidad en el Caribe" es el título de la nueva producción grabada por el Coro Arquidiocesano de esta ciudad, a partir de haberse ganado un Portafolio de estímulos de la Secretaría Cultura, Patrimonio y Turismo, y que se mostrará al público en este maravilloso concierto. El trabajo discográfico cuenta con arreglos corales polifónicos inéditos y originales de obras como: Las Cuatro Fiestas, del insigne maestro Adolfo Echeverría; Niño Dios, del Joe Arroyo; de esta manera se rinde también un homenaje a cultores, canciones y manifestaciones de gran estima en nuestro territorio. Estas piezas, integradas con canciones como el villancico de adviento Cristo está que llega, Noche de paz, Antón, Adeste fideles y el Burrito Sabanero, hacen parte del álbum con el cual el Coro Arquidiocesano se inserta en las dinámicas culturales que velan, mantienen, motivan y direccionan el interés del público hacia las tradiciones, validándolas y visibilizándolas desde nuevas dimensiones.