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Iglesia

Mar 13 Dic 2022

8 diciembre | Lectura del santo Evangelio según san Lucas 1,26-38

¡Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo! CUANDO ya Isabel se encontraba en el sexto mes de su embarazo, envió Dios al ángel Gabriel a una población de Galilea llamada Nazaret, a donde una joven virgen que estaba comprometida para casarse con un hombre llamado José, descendiente de David. La joven se llamaba María. El ángel llegó a donde ella y le dijo: «¡Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo!» Ella se sorprendió al oír estas palabras y se puso a pensar qué significaría ese saludo. El ángel le dijo: «No temas, María, que Dios ha tenido predilección por ti. Mira, vas a concebir y dar a luz un hijo varón y le pondrás por nombre de Jesús. Será grande, más aún, se le conocerá como Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de su padre David, y reinará sobre el pueblo de Jacob para siempre, pues su reinado no tendrá fin». María le preguntó al ángel: «¿Cómo puede ser esto, siendo yo virgen?» El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y quedarás a la sombra poderosa del Altísimo. Por eso, a tu hijo lo llamarán Santo e Hijo de Dios. Además, debes saber que tu parienta Isabel también ha concebido un hijo, a pesar de su vejez. Y ella, que decían que era estéril, ya está de seis meses, porque para Dios no hay nada imposible». María contestó: «Yo soy la esclava del Señor. ¡Que se cumplan en mí tus palabras!» Y el ángel se retiró. Palabra del Señor.

Mar 13 Dic 2022

7 diciembre | Lectura del santo Evangelio según san Mateo 11,28-30

Vengan a mi todos los que están cansados EN aquel tiempo, Jesús tomó la palabra y dijo: «Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados, y yo los aliviaré. Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontrarán descanso para sus almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera». Palabra del Señor.

Mar 13 Dic 2022

6 diciembre | Lectura  del santo Evangelio según san Mateo 18,12-14

Dios no quiere que se pierda ni uno de estos pequeños EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «¿Qué les parece? Supongan que un hombre tiene cien ovejas: si una se le pierde, ¿no deja las noventa y nueve en los montes y va en busca de la perdida? Y si la encuentra, en verdad les digo que se alegra más por ella que por las noventa y nueve que no se habían extraviado. Igualmente, no es voluntad de su Padre que está en el cielo que se pierda ni uno de estos pequeños». Palabra del Señor.

Mar 13 Dic 2022

Jesús nacerá de María, desposada con José, hijo de David

CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO Diciembre 18 de 2022 Primera Lectura: Isaías 7, 10-14 Salmo: 24(23), 1-2.3-4ab. 5-6 Segunda Lectura: Romanos 1, 1-7 Evangelio: Mateo 1, 18-24 I. Orientaciones para la Predicación Introducción ¡Ya llega el Rey de la gloria!! Ya estamos en el cuarto domingo de Adviento que da inicio a la última semana de adviento, se enciende el cuarto cirio, ya estamos próximos a la Navidad. El Salmo 23 que proclamamos hoy, anuncia que “Va entrar el Señor”, va a poner su morada entre nosotros (Cfr. Jn 1, 14). Tanto la primera lectura como el evangelio anuncian como algo inminente el hecho de que “la virgen está encinta y da a luz un hijo” y este hijo será “el Emmanuel”, el Dios-con-nosotros, de tal manera que la llegada del Hijo de Dios es inminente, alegrémonos y gocemos, llenémonos de júbilo, pero al mismo tiempo preguntémonos con el salmista “¿Quién puede subir al monte del Señor?, ¿Quién puede estar en el recinto sacro?”. ¿Será que cada uno de nosotros está preparado para recibir al Señor?, pues solo “el hombre de manos inocentes y puro de corazón” puede entrar en esa presencia. “No tengas miedo de llevarte a María” (v. 20) Por otra parte, en el pesebre, junto al Señor que viene, encontramos también a José y María. Vale la pena resaltar un hecho que nos presenta el pasaje del Evangelio de hoy en la versión de Mateo. Se trata del hecho de que, al quedar María embarazada por obra y gracia del Espíritu Santo, cosa que aún ignoraba José, ante las razonables dudas de él y su decisión de repudiarla en secreto, es el mismo Señor a través de su ángel quien reivindica, quien defiende a María y categóricamente le dice a José “No tengas miedo de llevarte a María, tu mujer porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo”. Es el mismo Dios quien disipa las dudas respecto a María. Ella confió en Dios como su humilde esclava y Dios no la guarda y conserva su integridad. Hoy que con frecuencia nos siembran dudas frente a María, que si tuvo uno o varios hijos, que solo Cristo basta y la presencia de María no es necesaria, que si tiene la potestad o no de interceder, etc. Ante estas dudas hoy estas palabras del evangelio son para nosotros: ¡No tengas miedo de llevarte a María! No tengas miedo de llevarla a tu casa, a tu lugar de trabajo, de hacerla parte de tu espiritualidad. “Llevar a María” es llevar bendiciones. Prueba de ello son las bodas de Caná, un matrimonio que comenzó mal, con poco vino y de mala calidad. Como se comienza se termina; para esos nuevos esposos improperados e imprevistos, es fácil concluir que las cosas no les irán muy bien, pero afortunadamente tuvieron un acierto, el acierto de invitar a María ya Jesús a sus bodas (Cfr. Jn 2, 1-2) y esto, ya sabemos la historia, cambio todo para bien. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El oráculo del profeta Isaías, en su contexto original, es una respuesta al rey Ajaz de Judá que debe decidir sobre la amenaza de ataque a Jerusalén por parte de los reyes de Israel y Siria. El profeta invita a Ajaz a no temer y a descartar una respuesta armada, confiando en la fidelidad del Señor a sus promesas, pues él no permitirá que la descendencia de David pierda el trono de Judá. El signo de la acción de Dios es que “la virgen está encinta, y da a luz un hijo”. Si bien ligadas en su sentido literal a un contexto histórico preciso, esta profecía abre el horizonte y anuncia el nacimiento del Mesías de las entrañas purísimas de la Santísima Virgen. Escribiendo a los Romanos, san Pablo recuerda que el centro y el culmen de la revelación divina es justamente el nacimiento del Hijo, acontecimiento que fue anunciado por los profetas y que, llegada la plenitud de los tiempos (cfr. Gal 4,4), tiene lugar en un espacio y tiempo concretos. El énfasis de esta introducción de la carta está el reconocimiento de Cristo como Mesías Salvador y de la gracia del apostolado que los discípulos reciben del mismo Señor. El relato del Evangelio, que nos introduce espiritualmente en la contemplación del acontecimiento más grande y definitivo de la historia, subraya el origen divino del niño que nacerá de María, el cual viene del Espíritu Santo, en el que se cumplen todas las promesas de Dios, al que se ha de recibir en la fe y que salvará al pueblo de sus pecados. El recuerdo de la profecía de Isaías certifica, por así decirlo, que el Hijo que nace de maría es el Emmanuel, el Dios con nosotros. Modelo de cómo acoger el plan de Dios, su amor revelado en el nacimiento del Hijo eterno, son María y José, obedientes y fieles, generosos y humildes. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? A pocos días de la celebración del nacimiento del Niño Dios, la Palabra de este domingo último de Adviento nos invita a entrar totalmente en la contemplación del misterio más grande de nuestra fe: el Hijo de Dios se ha hecho Hombre, es la prueba más grande del amor del Padre Dios, es el acontecimiento que nos llena de alegría y de esperanza. ¿Cómo recibir, entonces, al señor que llega pronto? No mundanicemos la celebración de la Navidad El Evangelio nos advierte claramente que no debemos permitir que se nos embote la mente (cf. Lc 21,34), esto que, que las preocupaciones del mundo, la distracción del dinero, el ruido, los vicios nos hagan perder la dimensión sobrenatural de cuanto estamos celebrando. Se trata de una situación que lamentablemente se ha vuelto común: que olvidemos a Jesús en la navidad y le demos más importancia a los regalos, a las comidas y a las fiestas. El Papa Francisco nos ha dicho que “la Navidad es la revancha de la humildad sobre la arrogancia, de la simplicidad sobre la abundancia, del silencio sobre el alboroto, de la oración sobre ‘mi tiempo’, de Dios sobre mi ‘yo’ . Vayamos hasta el pesebre y contemplemos el amor infinito de Dios La navidad nos pide una actitud contemplativa. El Papa Francisco ha subrayado en diversas intervenciones que el silencio interior es una condición necesaria para ir con provecho hasta el pesebre y descubrir que realmente Dios está con nosotros, está de nuestra parte, viene para salvarnos, para darnos la libertad verdadera. Con la humildad, generosidad y obediencia de María y de José El modelo de José y María nos indica las actitudes positivas que nos conducen al encuentro del Niño Dios: la humildad, para reconocer en el pequeño del pesebre al Mesías; la generosidad, que es la disponibilidad, frente al plan de salvación de Dios; la obediencia, que es la docilidad y voluntad de servir completamente a lo que el Señor quiere. Vivamos la gracia del apostolado También, ya desde este momento, nos debemos sentir enviados, “comunicadores” de la Buena Nueva del nacimiento. Lo podemos hacer en nuestras familias, en nuestros círculos sociales, en nuestros conjuntos residenciales, en los barrios, en las veredas, en nuestras comunidades. En este tiempo, podemos convertir la feliz navidad que nos deseamos en un apostolado, en un anuncio, pues es decir que Cristo nazca en tu corazón y te llene del verdadero amor. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? • Señor, que pueda palpar y sentir con fuerza tu presencia en el mundo, en cada hermano, en cada acontecimiento y que, sintiéndote, me goce en tu presencia. • Que la presencia de María y el experimentar su amor maternal, contribuyan a la vivencia de una sana y equilibrada espiritualidad que de frutos abundantes de santidad. _______________________ Recomendaciones prácticas: • Después del saludo puede encenderse la cuarta luz de la corona de Adviento, recitando la respectiva oración. • Este domingo resalta la figura de María y se celebra como una verdadera fiesta mariana. • Se sugiere el Prefacio de Adviento IV: María, nueva Eva, por resaltar la acción de la Virgen María. • Proponer a los fieles la visita a los más necesitados de la comunidad, llevándoles una voz de esperanza y algún presente. • Promover la cena familiar, después de la Misa de la Vigilia de Navidad. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Con inmensa y creciente alegría por la certeza de la inminente llegada del Dios hecho hombre, que pone su morada entre nosotros, nos reunimos para la celebración de la Eucaristía en este cuarto y último domingo de Adviento. Que esta celebración nos ayude a completar adecuadamente este camino de preparación para la navidad que hemos venido recorriendo. Con ojos abiertos y corazón palpitante, participemos de esta celebración. Monición a la Liturgia de la Palabra Tanto el Profeta Isaías en la primera lectura, como el salmo y el Evangelio de hoy, expresan con claridad que el cumplimiento de la profecía del mesías esperado es inminente. Ante la inminencia del Emmanuel, del Dios con nosotros, es necesario dar pruebas de que ya estamos preparados para estar en su presencia, en la certeza de que todos estamos llamados a formar parte de los santos, como dice San Pablo en la segunda lectura. Escuchemos con atención. Oración Universal o de los Fieles Presidente: A Dios Padre que cumple sus promesas y nos envía a su hijo para poner su morada entre nosotros, presentémosle confiados nuestras súplicas diciendo: R. Dios con nosotros, escúchanos. 1. Por los miembros de la Iglesia, para que continuando con fe, dedicación y compromiso de santidad este camino de adviento, podamos recibir a Jesús con manos inocentes y puro corazón. Oremos. 2. Por los gobernantes de las naciones, por los líderes de las comunidades, para que antepongan siempre el bien común al bien personal, perseveren en sus propósitos y su trabajo de fruto abundante para bien de todos. Oremos. 3. Por nuestras comunidades, por todos los que nos preparamos para celebrar la navidad, para que este tiempo de Adviento sea tiempo de gracia, de paz y de perdón. Oremos. 4. Por las personas que sufren a causa de enfermedad, pobreza, soledad, o en cárceles y hospitales, para que este tiempo de esperanza les traiga ilusión, entusiasmo y motivaciones para continuar con gozo en el camino de la vida. Oremos. 5. Por los alejados de Dios, para que este tiempo en que Dios viene a nuestro encuentro, sea una experiencia de conversión y de reencuentro gozoso con el Señor. Oremos. Oración conclusiva Escucha Padre estas súplicas que te hemos dirigido con fe, en el nombre de tu amado hijo Jesucristo que puso su morada entre nosotros, que bendice y salva y que vive y reina por los siglos de los siglos. R. Amén.

Mar 13 Dic 2022

5 de diciembre  | Lectura del santo Evangelio según san Lucas 5,17-26

Hoy hemos visto maravillas. UN día, día estaba él enseñando, y estaban sentados unos fariseos y maestros de la ley, venidos de todas las aldeas de Galilea, Judea y Jerusalén. Y el poder del Señor estaba con él para realizar curaciones. En esto, llegaron unos hombres que traían en una camilla a un hombre paralítico y trataban de introducirlo y colocarlo delante de él. No encontrando por donde introducirlo a causa del gentío, subieron a la azotea, lo descolgaron con la camilla a través de las tejas, y lo pusieron en medio, delante de Jesús. Él, viendo la fe de ellos, dijo: «Hombre, tus pecados están perdonados». Entonces se pusieron a pensar los escribas y los fariseos: «¿Quién es este que dice blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino solo Dios?". Pero Jesús, conociendo sus pensamientos, respondió y les dijo: «¿Qué están pensando en sus corazones? ¿Qué es más fácil, decir: “Tus pecados te son perdonados”, o decir: “Levántate y echa a andar”? Pues, para que vean que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar pecados –dijo al paralítico–: “A ti te lo digo, ponte en pie, toma tu camilla y vete a tu casa”. Y, al punto, levantándose a la vista de ellos, tomó la camilla donde había estado tendido y se marchó a su casa dando gloria a Dios». El asombro se apoderó de todos y daban gloria a Dios. Y, llenos de temor, decían: «Hoy hemos visto maravillas». Palabra del Señor. Te enviare más después.

Mar 13 Dic 2022

4 de diciembre | Lectura del santo Evangelio según san Mateo 3, 1-12

Conviértanse, porque está cerca el reino de los cielos POR aquellos días, Juan Bautista se presenta en el desierto de Judea, predicando: «Conviértanse, porque está cerca el reino de los cielos". Este es el que anunció el Profeta Isaías diciendo: «Voz del que grita en el desierto: “Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos”». Juan llevaba un vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y acudía a él toda la gente de Jerusalén, de Judea y de la comarca del Jordán; confesaban sus pecados y él los bautizaba en el Jordán. Al ver que muchos fariseos y saduceos venían a que los bautizara, les dijo: «¡Raza de víboras!, ¿quién les ha enseñado a escapar del castigo inminente? Den el fruto que pide la conversión. Y no se hagan ilusiones, pensando: “Tenemos por padre a Abrahán”, pues les digo que Dios es capaz de sacar hijos de Abrahán de estas piedras. Ya toca el hacha la raíz de los árboles, y todo árbol que no dé buen fruto será talado y echado al fuego. Yo los bautizo con agua para que se conviertan; pero el que viene detrás de mí es más fuerte que yo y no merezco ni llevarle las sandalias. Él los bautizará con Espíritu Santo y fuego. Él tiene el bieldo en la mano: aventará su grano, reunirá su trigo en el granero y quemará la paja en una hoguera que no se apaga». Palabra del Señor.

Mar 13 Dic 2022

3 de diciembre | Lectura del santo Evangelio según san Mateo 9, 35 - 10,1.6-8

Al ver las muchedumbres, se compadecerá de ellas. EN aquel tiempo, Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia. Al ver a las muchedumbres, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, "como ovejas que no tienen pastor". Entonces dice a sus discípulos: «La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rueguen, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies». Llamó a sus doce discípulos y les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y toda dolencia. A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones: «vayan a las ovejas descarriadas de Israel. Vayan y proclamen que ha llegado el reino de los cielos. Curen enfermos, resuciten muertos, limpien leprosos, arrojen demonios. Gratis han recibido, den gratis. Palabra del Señor

Lun 12 Dic 2022

Vivir sin haber nacido

Por: Mons. Darío de Jesús Monsalve Mejía - Alrededor de ocho mil millones de seres humanos poblamos el planeta en estos tiempos. La vida humana, que conquista altos niveles de desarrollo científico y tecnológico, traducidos en sorprendentes muestras de calidad y de longevidad, enfrenta, no obstante, graves riesgos de extinción como especie. Si bien los hechos nos han acercado al nivel del tiempo real y del rompimiento de barreras y de fronteras, aún vivimos el desafío de la coexistencia respetuosa y de la convivencia entre pluralidades, diversidades y contrariedades. Más agudo aún, es el reto de superar las graves desigualdades y de transformar los conflictos en respuestas civilizadas y racionales, en caminos de integración y de fraternidad global. Aún alegorías tan colectivizantes como el deporte olímpico o el mundial de fútbol, entre otras expresiones, se dan en contextos dramáticos de contrastes, injusticias, violencias y dictaduras fabulosas y deslumbrantes del dinero, como Qatar. La vida humana, entre estos parámetros socio globales, se ve en calzas prietas ante la amenaza de guerra nuclear y de luchas por el control absoluto de sociedades, economías, territorios, subsuelo y espacio sideral, así como del espectro electromagnético y digital, que controla personas y sistemas de gobierno y que acumula y concentra poderes. Como si fuese poco, la humanidad, esta de la que hacemos parte, se ve urgida por el calentamiento global y sus dramáticos efectos, por el tránsito rápido a nuevas fuentes de energía, por controlar las relaciones entre los seres humanos y el equilibrio ambiental, por ponerle freno a la voracidad consumista que arriesga el futuro humano, en fin, por regular la transmisión de virosis entre animales y humanos, entre muchos otros pendientes. La vida humana, que hace la parte decisoria del rumbo que le demos a lo que está a nuestro conocimiento y alcance, requiere volver sobre su conservación, más allá del instinto y del conflicto, y sobre la restauración del ecosistema o biosfera. En nuestro pequeño mundo local y nacional, todos podríamos describir los fenómenos que amenazan este don maravilloso del vivir humano y de nuestro hábitat propio. Son muy dolorosas las cifras de asesinatos, desapariciones, desplazados, damnificados por la ola invernal, víctimas de accidentes y hasta de suicidios. Las imágenes de “volquetadas de muertos” en Putumayo, o de masacres por doquiera, dejan una mezcla entre el luto, el desconcierto y la expectativa de cambio, de paz y de una nueva oportunidad para toda vida humana, desde su inicio hasta su fin temporal. En medio de tanta violencia, conflicto armado y tragedias, entre las expectativas de la población más sufrida y las calculadas maniobras de quienes luchan por su poder y hegemonía, nos llega la Navidad 2022. Llega con toda la carga decembrina de vivir de otro modo la tragedia, de maquillar con ferias, luces, encuentros y regalos la resbalosa cotidianidad. Con el panorama anterior, no pretendo desconocer todo el esfuerzo humano para que la vida de todos sea mejor. Por fortuna, hay mucha reserva y capacidad de bondad, de amor y de servicio denodado para que la humanidad y el mundo encontremos cómo avanzar unidos en favor de la vida, del bienestar, del conocimiento y de la paz. En medio de todo, ustedes y yo nos movemos como personas en el mundo y en esta historia de cada vida y de nuestros entornos, con algo más que lo meramente humano: Dios se hizo hombre, El Verbo se hizo carne, habitando entre nosotros, y su Espíritu de Amor habita hoy en nuestros corazones, ilumina nuestras mentes, sostiene el vivir humano sobre el ser de Dios, sobre los hombros de Cristo Jesús y de su Iglesia. Navidad es decir que, dentro de nuestro mundo y universo, dentro de nuestra naturaleza y condición humana, hay una semilla en gestación, una cosecha de personas que no solo vivimos, sino que somos vividos por Dios en Jesús, vividos hasta desvivirse en la cruz con cada quien, para que todos tengamos vida y la tengamos en abundancia. Navidad es más que recordar y que celebrar un nuevo aniversario de Jesús: es vivir porque nacemos de nuevo y como nuevos, penetrados completamente por la Luz, el Amor y la respetuosa Solidaridad de Jesús, de Dios, de María y José, de este glorioso intercambio de Dios hecho hombre para hacer de cada ser humano un “hijo adoptivo” de Dios, un “hermano universal” como Jesús, una familia en la Casa Común que es el Amor de Dios, la Casa del Padre, la Nueva Creación. Belén, Nazaret, Palestina, Jerusalén, más de dos mil años después de Cristo, tantas generaciones de creyentes y de santos y santas de Dios, la Iglesia que busca su unidad de Cuerpo Místico y de comunidad sinodal y ecuménica en medio de la humanidad: todo ello revive con la Navidad. Hoy somos nosotros. Hoy nos toca a nosotros. Hoy nosotros pregonamos la Navidad y la Pascua, pregonamos la Cruz y la Resurrección, proclamamos y aclamamos al Emmanuel de los profetas, al “Dios-con-nosotros”. Para vivir, ahora tenemos que haber nacido como La Palabra hecha carne, “luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo”, “la cual no nació de sangre, ni deseo de carne, ni de deseo de hombre, sino que nació de Dios”, “y a todos los que la recibieron les dió poder de hacerse hijos de Dios” (del Prólogo del Evangelio de San Juan). La Navidad no es ya solo que “nació Jesús”. Esta podría ser una celebración que no requiere la fe en Él. Un reconocimiento universal e histórico, cultural y de festejo. Ahora, Navidad es para todo creyente y bautizado mi nacimiento en Jesús, que también hoy nos dice como a Nicodemo: “el que no nazca de agua y de Espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios. Lo nacido de la carne, es carne; lo nacido del Espíritu, es espíritu. No te asombres de que te haya dicho: tienen qué nacer de lo alto” (Jn 3,3-7). La Navidad 2022 nos llega entre las grandezas y ambigüedades de la humanidad que somos hoy estos ocho mil millones de habitantes. Quizás nunca antes como hoy estemos más cerca de acoger y recibir a Cristo Jesús, cuando estamos más lejos de sentirnos seguros en nuestras falsas trincheras. Para vivir es necesario nacer, sí. Pero hoy, más que nacer, vivir, morir, necesitamos volver a nacer, “nacer siendo ya viejo”, como pregunta Nicodemo en su diálogo con Jesús. Navidad 2022 nos convoca a esta era de renacimiento humano en Jesús. Veamos a Jesús, Evangelio de Vida y de la Soberanía del Amor o Reino de Dios, muy cercano a nuestro tiempo, muy luminoso en nuestras noches e incertezas, muy pleno de Amor y de Paz en medio de nuestros miedos. Animemos a la humanidad desde esta Colombia, esquina prodigiosa de América y para el mundo, desde este “encanto” y tragedia que somos a la vez, a abrirle las conciencias de cada individuo y hogar, de cada nación y continente, de la humanidad de estas épocas, a “la Gran Alegría que lo será para todo el pueblo: les ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor”. Así lo anuncia el Ángel de Navidad, dando como señal: “encontrarán un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre” (Lucas 2, 10ss). Mi abrazo más fraterno, más estrecho y lleno de amor, de gratitud, de paz y esperanza. Mi bendición que sea la que les da con su manita el Niño Jesús. Nacer para que vivamos y la vida tenga siempre un mañana. + Darío de Jesús Monsalve Mejía Arzobispo de Cali