Sáb 26 Nov 2022
Conviértase, porque está cerca el Reino de los Cielos
SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO
Diciembre 4 de 2022
Primera Lectura: Isaías 11,1-10
Salmo: 72(71),1-2.7-8.12-13.17 (R. cf. 7)
Segunda Lectura: Romanos 15, 4-9
Evangelio: Mateo 3,1-12
I. Orientaciones para la Predicación
Introducción
• Resuena fuerte en este segundo domingo de Adviento el llamado a la conversión en labios de Juan el Bautista.
• La venida del Señor nos pide una preparación espiritual y cada vez más fecunda en buenas obras. Debemos reflexionar sobre las implicaciones comunitarias o sociales de la llegada del Mesías.
• Acoger a Cristo, que nace entre nosotros, nos lleva al compromiso de caridad con los más pobres y vulnerables.
1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?
El pasaje de Isaías nos propone, en dos momentos, la llegada del Mesías. El primero (vs. 1 – 3a) es una presentación del Salvador como sobre el que reposa el espíritu del Señor con sus dones. El segundo (vs. 3b – 11) es una descripción de su acción salvífica, subrayando que juzgará con rectitud, especialmente para rescatar a los débiles y a los pobres, para implantar la paz y la concordia. Esta realidad se pinta maravillosamente diciendo que ya no se enfrentarán entre sí los animales ni éstos atacarán a las personas, para significar así la paz y la fraterna convivencia que implantara el Salvador.
Lo anterior se repite claramente en el salmo, en el que se recogen las ideas de justicia, paz, protección, liberación de la aflicción, salvación de la vida de los pobres.
La carta de San Pablo a los Romanos se centra en la vida de la comunidad, a la que invita a mantener la esperanza, a la acogida mutua, al servicio, a la alabanza a Dios por las maravillas que realiza en la historia. En síntesis, se exhorta a tener entre los miembros de la Iglesia los mismos sentimientos de Cristo o según Cristo.
La figura de Juan el Bautista en el Evangelio se presenta en función del “que viene detrás de él, el que bautizará con Espíritu Santo y fuego, el que tiene el bieldo en la mano”. Su invitación a la conversión se realiza con la imagen de preparar el camino del Señor y allanar sus senderos. Es central el tema de los frutos de conversión, es decir las obras que evidencian una verdadera vuelta al Señor.
2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad?
En el camino del Adviento, la palabra de Dios introduce en este día, en los labios del Bautista, el llamado a la conversión, a partir de la presentación de Cristo, quien viene para juzgar con justicia y rectitud, o como se lee en la escena en el templo de Jerusalén cuando Simeón toma en brazos al niño: “para dejar al descubierto la aptitud de muchos corazones” (Lc 2, 35).
Es oportuno reflexionar hoy, cuando avanzamos en la espera de la doble venida del Señor, sobre la conversión a la que nos llama, de modo que podamos acoger la salvación que nos trae.
• El Señor nos invita a prepararle el camino y allanarle los senderos: Se trata de quitar de nuestra vida personal y comunitaria todas las resistencias y los obstáculos para que su reinado sea una realidad entre nosotros. También se refiere a nuestra misión de “hacer transitable” el sendero de Cristo hacia los demás.
• El Señor nos pide una conversación sincera y radical: No superficial, ni aparente, ni pasajera. Debe ser una nueva actitud frente a Cristo y a su mensaje, como lo dice el apóstol, de vivir entre nosotros con los mismos sentimientos de Jesús.
• El Señor nos llama a una conversión efectiva: Con obras que la manifiesten o la hagan visible, tanto de rechazo y alejamiento del pecado, como de caridad concreta con los hermanos.
La conversión personal, que en definitiva es una vuelta a Cristo, tiene efectos en la vida comunitaria, así como los describe el profeta Isaías. Tenemos que ser conscientes de que será imposible tener entre nosotros la justicia y la paz sino volvemos a Dios. El Adviento debe significar este camino de conversión.
3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?
La liturgia de este día nos pone delante del Señor que se acerca y que nos hace la oferta de salvación. Él nos pide una respuesta de corazón confirmado por las obras. Hoy pedimos al Señor que nos de la fortaleza para sumir radicalmente el compromiso de ser discípulos y misioneros, a partir del bautismo que recibimos con Espíritu Santo y fuego.
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Recomendaciones prácticas:
• Después del saludo, puede encenderse la segunda luz de la corona de Adviento, recitando la respectiva oración.
II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles
Monición introductoria de la Misa
Hermanos: Iniciamos la segunda semana de Adviento, en la que el Evangelio nos invita especialmente a la conversión de corazón, a vivir entre nosotros con los mismos sentimientos de Cristo y a disponer los senderos para ir al encuentro del Salvador. Juan Bautista, figura central del Adviento, con su presencia y predicación anuncia la llegada del tiempo nuevo del Mesías. Mantengamos una actitud de escucha y oración, dispuestos acoger lo que este tiempo de Adviento nos inspira para vivir con plenitud la Navidad. Celebremos activa, plena y conscientemente la Eucaristía.
Monición a la Liturgia de la Palabra
“Todo lo que se escribió en el pasado, se escribió para enseñanza nuestra”. La Iglesia, siguiendo el ejemplo del Bautista, es la voz que clama en el desierto: ¡Preparad el camino del Señor! ¡Convertíos! Esta Buena Nueva siga resonando en el corazón de cada hermano. Despertemos del sueño porque nuestra salvación está más cerca que cuando empezamos a creer. Escuchemos con docilidad de corazón la Palabra de Dios.
Oración Universal o de los Fieles
Presidente: Presentemos nuestras súplicas a Dios Padre, por las necesidades de la Iglesia y del mundo entero, que se preparan a la venida del Salvador. Digamos:
R. Dios de amor, escúchanos.
1. Por la Iglesia, para que, durante este tiempo de Adviento, preparación a la Navidad, lleve a los hombres a una sincera conversión y a prepararse para la segunda venida de Cristo.
2. Por los cristianos, para que, según la enseñanza divina, esperemos vigilantes la venida de nuestro Redentor.
3. Por todos los pueblos de la tierra, para que, la paz de Cristo habite en el corazón de todos los hombres y así las naciones vivan en armonía y prosperidad.
4. Por los que sufren, para que Cristo en su venida ya próxima, les traiga consuelo y ayuda.
5. Por todos los que estamos reunidos en esta celebración, para que, prepararemos en el corazón y con buenas obras la venida del Señor.
Oración conclusiva
Padre misericordioso,
concédenos cuanto te hemos pedido con humildad y con fe
y enséñanos a que sólo deseemos lo que a Ti te agrada,
para estar seguros de gozar de tu benevolencia.
Por Jesucristo nuestro Señor.
R. Amén.