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misión

Lun 4 Abr 2016

El amor impulsa la misión de la Iglesia

El Señor está presente en su palabra, nos dirige su mensaje. En este domingo III de Pascua una voz resuena: el amor es la fuerza que impulsa a cumplir la misión; nada ni nadie podrá frenar a la Iglesia animada por el Espíritu Santo y el poder de Cristo resucitado. Hemos de obedecer a Dios antes que a los hombres. Dejémonos tocar por la voz del Señor y abramos nuestra mente y corazón. Lecturas [icon class='fa fa-play' link='']Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 5,27-32.40b-41[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Salmo de respuesta: 30(29),3-4.5-6.12ac-13 (R. 2a)[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda lectura: Apocalipsis 5,11-14[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Evangelio: Juan 21,1-19[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] En 1983, el Papa San Juan Pablo II al predicar sobre las lecturas de este III domingo de Pascua ponía el acento sobre 3 expresiones de los textos bíblicos que vale la pena retomar hoy: “¡Es el Señor!”, “Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres” y “sígueme”. En estas tres expresiones bíblicas está contenido un verdadero itinerario pascual: la experiencia de la Resurrección lleva a la comunidad de creyentes a proclamar el Señorío de Jesús, Él ha triunfado sobre la muerte y ahora vive y reina. Tan poderosa y profunda ha sido esta experiencia que hoy se ha convertido en un título fundamental referido a la persona de Jesús. Su victoria sobre lo invencible es la clara manifestación de su condición divina. Necesariamente, al reconocer el señorío de Jesús surge como un valor necesario el considerarlo a Él y sólo a Él como el que determina la vida del discípulo. La voluntad del discípulo se identifica con la voluntad de Jesús. No hay otras voces a las que el discípulo quiera ni deba obedecer, pues en Jesús reconoce el nombre que está sobre todo nombre. En consecuencia, el discípulo que reconoce el señorío de Jesús y somete a Él su voluntad está listo para seguir las huellas del Maestro. El proyecto de vida propuesto por Jesús es el proyecto de vida del discípulo. Ahora el discípulo camina en la vida nueva que ofrece Aquel que venció al pecado y la muerte. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] También para nosotros hoy, los tres momentos que nos sugieren las tres frases que resaltara en su momento san Juan Pablo II, son aspectos que debemos considerar en este itinerario pascual. Como creyentes debemos buscar la experiencia del Cristo Vivo, Resucitado, que nos desmarque de actitudes con las cuales pareciera que Jesús es alguien distante, anclado en el pasado, cuya relación no toca las dimensiones más profundas de nuestro ser. Si tomamos consciencia de que Cristo ha salido vencedor de la muerte, llamarlo “Señor” ya no será una palabra privada de contenido sino que significará el reconocimiento de su poder divino, con el cual todo podremos también vencerlo nosotros. Y si Jesús “es el Señor” de nuestra vida, no podremos asumir comportamientos ambiguos, pues las enseñanzas del Maestro serán nuestra norma suprema de vida y todo lo que en el mundo nos puedan proponer que vaya en dirección contraria no tendrá fuerza moral para nosotros como creyentes: nuestra obediencia sólo será para Él. Esto ha de ser un claro punto de discernimiento en la vida cristiana. El magisterio de Jesús no puede quedarse al ámbito privado, sino que debe impactar la vida del creyente en lo público. Cuando Jesús Resucitado dice a Pedro: “sígueme”, con ello le manifiesta que lo considera listo para iniciar un camino marcado profundamente por Su presencia, por Sus enseñanzas y, así, dedicarse a irradiar al mundo la fuerza de la Resurrección. Este “sígueme” también debe resonar en los oídos de todos nosotros, discípulos del Señor. A nosotros también se nos invita a seguir las huellas de Jesús y a hacerlo presente con nuestras palabras y acciones en los distintos ambientes por donde pasamos. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] Que la celebración Eucarística de este domingo sea una auténtica fiesta del triunfo de la Vida sobre la muerte, que sea una experiencia intensa del Cristo Resucitado; que la participación en la Asamblea litúrgica, afectiva y efectivamente, sea proclamar su señorío, su centralidad en la vida personal y comunitaria. Que su Palabra encuentre terreno fértil en nuestro corazón para que la hagamos lámpara que alumbra nuestros pasos y nos anime a ser auténticos seguidores del Señor y misioneros de su Resurrección. [icon class='fa fa-play' link='']Recomendaciones prácticas[/icon] Teniendo en cuenta el Catecismo de la Iglesia Católica, hacer una pequeña catequesis sobre “la divina misericordia”, pues como dice el Papa Francisco: “El misterio de la fe cristiana parece encontrar su síntesis en esta palabra”. Cuidar los signos propios de este Tiempo Pascual: manteles, luces, flores, ornamentos festivos, Recordar que esta semana: el sábado 16 de abril, es el cumpleaños del papa emérito Benedicto XVI; se invita a orar por su vida y ministerio.

Lun 4 Ene 2016

Dejémonos empujar a la misión

La voz del Señor que abre el cielo es la que confirma y empuja la misión de Jesús para que alcance hasta los límites del orbe, dejemos que esta misma Palabra abra nuestros corazones y nos empuje a la misión. Escuchemos. Lecturas [icon class='fa fa-play' link=''] Primera Lectura: Isaías 42,1-4.6-7[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo de respuesta: 29(28),1a+2.3ac-4.3b+9b-10 [/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda Lectura: Hechos de los Apóstoles 10,34-38[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Lucas 3,15-16.21-22[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] Con el genio de un pintor la liturgia de la Palabra de este domingo, quiere seguir esclareciendo el rostro de Dios, revelando su misterio, durante 3 domingos el ciclo C se dedica a dibujar o a revelar la epifanía de Dios. Hoy estamos ante esta segunda pincelada, que está a punto de dejar la obra de Dios bellamente representada ante los ojos humanos. A diferencia de los otros evangelios para Lucas Juan está en un segundo plano, nunca se afirma que bautice a Jesús, la fuerza para Lucas va a radicar en el Espíritu Santo que unge al Señor y en la voz del cielo que confirma la identidad de Jesús y su misión. Para el evangelista tanto el Jesús como su bautismo inauguran el tiempo nuevo: la irrupción de Dios en la historia, por eso la espera del pueblo no se va a cumplir con el signo de la conversión propuesto por Juan, sino por la profundidad del bautismo cristiano. Aquel solo era con agua, este en cambio es con Fuego y Espíritu, aquel solo llevaba a la conversión, el nuevo bautismo no solo constituye el perdón de los pecados, sino que abre el cielo y da la filiación divina. Por eso no está reservado solo a unos cuantos, sino que está dado para todos, pues como afirma Pedro en casa de Cornelio “Dios no hace acepción de personas”, esta dimensión universal de la fe, querida y esperado por la profecía de Isaías 42 que leemos hoy, se cumple por la revelación suprema de Jesús, luz de las naciones. Las lecturas lejos de buscar retratar los elementos antiguos del bautismo de Juan o de cualquier otro rito de aquel tiempo están expresando la novedad del bautismo cristiano: Es una acción trinitaria para regalar al hombre, a todos los hombres, el don de la filiación divina, el don de sentirse hijos muy amados, los predilectos, sin embargo esto no puede quedarse ahí, sino que, siguiendo la lógica del evangelio de Lucas, debe llevar a cada fiel a vivir la dimensión misionera de su fe, pues los textos de la Palabra que leemos en este día así lo demuestran y exigen. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] La gran herida de la pastoral en este tiempo es el olvido de la maravilla de ser hijos. Si en los cristianos la dignidad de la filiación divina fuera explicita, seguramente no existirán las injusticias y vejámenes que contemplamos ante nuestros ojos. Cada uno se esforzaría por vivir como exige la dignidad a la que ha sido llamado y por permitir que los otros también vivieran como hijos. La dignidad que hemos adquirido en el bautismo no es accidental, sino esencial, hace parte de nuestra condición de vida cristiana. El problema nace cuando a causa de la cerrazón del corazón no escuchamos la voz del Padre y no vivimos la unción del Espíritu que hemos recibido y que nos ha cristificado. Una pastoral adecuadamente iluminada por la Palabra tendría que llevar a cada fiel a vivir su dignidad cristiana, a que anuncie a los demás aquella realidad que poseen y así lograr juntos la construcción del Reino de Dios en medio de los hombres, por eso todo bautizado debe vivir su fe en clave de misión, pues la fe que no se comparte se estanca, se pierde, en cambio como decía san Juan Pablo II: La fe crece dándola. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] Estamos celebrando el jubileo de la misericordia y el primer paso para sentir este don maravilloso del corazón del Señor no es sentirnos pecadores, sino sentirnos hijos. Esta dimensión tendría que marcar todo nuestro caminar durante este año, pues al experimentar dicho don: al sentir que también a nosotros, como a Jesús, el Padre nos llama sus hijos, nos unge con el Espíritu y nos envía a toda la tierra, tendría que convertirse en la consigna de toda nuestra vida. En la fiesta de la Epifanía, Dios se nos ofrecía pequeño y débil, ahora en su bautismo se nos presenta como el ungido y como el hijo ¿estamos viviendo estas realidades en nuestra historia de vida personal? Ahora que, con este domingo, estamos concluyendo la celebración de las fiestas de navidad y estamos a punto de iniciar la primera parte del tiempo ordinario, ¿Qué tanto hemos descubierto la cercanía de Dios que nos hace miembros de su familia? ¿Estamos siendo nosotros la presencia de Cristo? [icon class='fa fa-play' link=''] Recomendaciones prácticas[/icon] Sería conveniente administrar el sacramento del bautismo en este día. Si no se administra el sacramento del bautismo, podría usarse el rito para la bendición y la aspersión del agua, p. 1053 del Misal Romano, que ocuparía el lugar del acto penitencial. Recordar que: Hoy finaliza el tiempo de Navidad y desde mañana, lunes 11 de enero, comienza la primera parte del Tiempo Ordinario, que se prolonga hasta el martes 9 de febrero. Se sigue el formulario de la Misa para la semana I del Tiempo Ordinario, p. 291 del Misal Romano. Liturgia de las Horas Tomo III, Salterio 1ª semana.

Mar 3 Nov 2015

"La misión no es proselitismo"

"La misión no es proselitismo o mera estrategia; la misión es parte de la “gramática” de la fe, es algo imprescindible para aquellos que escuchan la voz del Espíritu que susurra “ven” y “ve”." Jornada Mundial de las Misiones 2015. [icon class='fa fa-play' link='']Ir al mensaje[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Ir smensajes[/icon] Foto:Internet

Mié 28 Oct 2015

El misionero es un apasionado por Jesús y su pueblo

[icon class='fa fa-play' link='']Ir al mensaje[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Ir s mensajes[/icon] Foto: Internet

Mié 7 Oct 2015

Mes misionero

Por: Mons. Luis Adriano Piedrahita - Nos encontramos en el mes de Octubre, tradicionalmente llamado por la Iglesia el mes de las misiones. En él se nos invita a orar y reflexionar sobre la acción evangelizadora de la Iglesia, que es la de todo bautizado. A través de ella se anuncia el Evangelio, se testimonia a Jesús, para que todas las personas lleguen a conocerlo, amarlo, seguirlo y comprometerse con él en la construcción del Reino de Dios. Es un momento para que los católicos volvamos de nuevo al mandato de Jesús: "Vayan, pues, y hagan discípulos a todas las gentes". Podemos decir que este tiempo es un momento apropiado para que pensemos en la catolicidad, es decir, en la vocación universal de la Iglesia. "Creo en la Iglesia católica", recitamos en el Credo. Creemos en una Iglesia que tiene como vocación extenderse por todas partes, ir por todo el mundo invitando a todos los hombres y mujeres a convertirse al Evangelio, y esto se logra a través de su actividad misionera. Los invito a avivar nuestro espíritu misionero y el de nuestras comunidades, grupos apostólicos y movimientos eclesiales, como lo establece como un reto importante nuestro plan de pastoral diocesano, el de "fortalecer el proceso de la Nueva Evangelización en la Iglesia diocesana propuesto por la Iglesia en Aparecida, que oriente el camino al discipulado para descubrir la vocación misionera de todo bautizado y el papel protagónico de las pequeñas comunidades". Y qué mejor oportunidad para tener dicho avivamiento que ésta, cuando se nos pide mostrar solidaridad con las misiones llamadas "Ad gentes", con las cuales muchos hermanos nuestros, sacerdotes, religiosas, laicos, dejan todo, hogar, patria, bienes, bienestar, cultura, y se arriesgan a hacer la aventura de ir a culturas y países que no son los suyos con el fin de anunciar a Jesús. "La fe se fortalece dándola", nos decía san Juan Pablo II. Para vivir dicha solidaridad, la Iglesia nos invita a orar por las misiones, a ofrecer sacrificios por ellas, a apoyarlas económicamente, a ofrecer al Señor por ellas nuestros quehaceres cotidianos, y también a responder, sobre todo los niños y jóvenes, a un posible llamado a engrosar las filas de los misioneros y misioneras. La diócesis vive el mes misionero de este año cuando se siente regocijada con el honor que se le ha dispensado de ser escogida como sede del VII Congreso Nacional de Infancia y adolescencia misionera a realizarse del primero al cuatro de julio del año próximo. Alrededor de mil doscientos niños de todo el país se encontrarán en Santa Marta celebrando y compartiendo su amor a Jesús y el compromiso de darlo a conocer, con el tema: Misioneros apasionados, testigos de la ternura de Dios y anunciadores de su amor", y bajo el bello lema: "niños y adolescentes misioneros, sed grandes como Jesús y pequeños para Dios". Pongamos en oración al Señor esta intención por el buen éxito del VII Coniam a realizarse en nuestra bella y acogedora ciudad de Santa Marta, y vivamos su preparación con una creciente alegría y un dedicado compromiso. + Luis Adriano Piedrahita Sandoval Obispo de Santa Marta