Mar 8 Oct 2019
Mes misionero extraordinario y nueva Evangelización
Por: Mons. César A. Balbín Tamayo - En el mes de octubre del año 2017, el Papa Francisco, con una carta dirigida al Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, convocó un mes misionero extraordinario, que es justamente este mes de octubre de 2019, cuando se cumplen cien años de la promulgación de la Carta Apostólica Maximun illud, del Papa Benedicto XV, sobre la propagación de la fe católica en el mundo.
En la carta, el Papa Francisco recuerda que la misión es tarea ineludible de la Iglesia, y por ende de todos los bautizados que conformamos la Iglesia. El mandato de ir por todos los pueblos y hacerlos discípulos (cfr. Mc 16, 15), lo dio el Señor a la Iglesia en aquellos primeros discípulos, que estaban con Él el día de su Ascensión al cielo, tal como lo narran los mismos evangelistas.
No ha dejado la Iglesia, nunca, de cumplir aquel mandato imperativo de todos los tiempos, y más necesario hoy más que antes, cuando tantos y tantos hermanos, aún bautizados, viven al margen de su condición y de sus compromisos, en un mundo que también pretende vivir al margen de Dios.
Cuando ya no se vive, como antes, la cultura cristiana en occidente, cuando los valores del evangelio permeaban las comunidades, y desde donde la misión ad gentes era promovida, sostenida y apoyada, hoy la misión ad intra es también una necesidad apremiante.
La nueva evangelización, planteada por el Papa Juan Pablo II, en Haití en el año de 1983, «nueva en sus métodos, nueva en su ardor y nueva en su expresión», bien se puede entrelazar con el deseo del Papa Francisco de este mes misionero extraordinario.
Superado también aquel concepto de que la misión se hacía en lejanos países y continentes enigmáticos, es necesario pensar en la misión y la nueva evangelización, o si se prefiere en la re-envangelización, de nuestras comunidades, de pueblos y ciudades que están tan necesitados de nuevos impulsos.
La diferencia, entonces, de aquella carta de hace cien años y la convocación del Papa Francisco, radica sin duda en el cambio que ha habido en los conceptos de la misión y la evangelización, en el sentido de que la misión deberá comenzar por casa, antes de ir a tierras ignotas.
Si el futuro de la Iglesia está en las pequeñas comunidades, como afirma Benedicto XVI (cfr. Fe y Futuro, Desclée de Brouwer, pag.104), la misión y la evangelización deberán comprometer a esas nuestras pequeñas comunidades. Ellas están llamadas, en un proceso como de nuevo catecumenado, a tomar en serio la tarea de la misión, del anuncio del Evangelio y de la construcción de una Iglesia acorde con las nuevas realidades y con la cambiante sociedad actual.
La conformación, el impulso, la perseverancia y el compromiso de nuestras pequeñas comunidades deberá ser, sin duda, el fruto que recojamos de este mes misionero extraordinario. Así que tanto agentes de pastoral, como miembros de nuestras pequeñas comunidades de evangelización, lideres, integrantes de los ministerios, todos, podamos sentir el aire fresco de la renovación de nuestro compromiso misionero y evangelizador.
+ César Alcides Balbín Tamayo
Obispo de Caldas