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monseñor luis fernando rodríguez

Mar 8 Nov 2022

Desafíos que interpelan hoy a las Universidades Católicas de Colombia

Durante el XV Encuentro de la Red de Universidades Católicas de Colombia (RUCC), celebrado en Bogotá, monseñor Luis Fernando Rodríguez Velásquez, arzobispo coadjutor de Cali y presidente de la Comisión Episcopal de Educación y Cultura, dijo que este fue un espacio que permitió visibilizar, gracias al análisis hecho por especialistas y a la propia experiencia de cada universidad, las grandes transformaciones globales que en materia educativa se están dando a nivel mundial, hecho que genera preocupación, pero también grandes desafíos. “La RUCC, se han propuesto desde sus rectores establecer más los vínculos comunicativos y generar los espacios de diálogo ad-intra en sus mismas comunidades educativas y ad-extra, de manera especial con el Gobierno Nacional y los entes que tienen a su haber el acompañamiento, el cuidado y el estímulo de las instituciones de educación superior”. El prelado observó que en medio de este mundo cambiante y lleno de transformaciones de toda índole, las universidades católicas no pueden perder su identidad, por lo que sugirió dos grandes desafíos a seguir: primero, consolidar su misión e identidad evangelizadora, es decir, cómo hacer posible que esa identidad logré transformar el pensamiento, las acciones y las actitudes y comportamientos de los estudiantes, en su entorno laboral y familiar; segundo, buscar dar respuesta a las transformaciones sociales, antropológicas, económicas y políticas que en Colombia y en el mundo entero se están haciendo presentes. “Todos conocemos como en Colombia en el campo económico hay incertidumbre, hay crecimiento de la inflación, dólar altísimo, para el próximo año hay también incertidumbres, entonces conjuntamente como red de universidades católicas debemos unirnos para dar respuestas conjuntas a estos problemas y ser muy creativos para que esos problemas no nos dominen, sino que nosotros podamos salir adelante de ellos, ante toda crisis una oportunidad”. Así también, Fray Ernesto Londoño Orozco, rector general de la Universidad de San Buenaventura y presidente de la RUCC, resaltó la importancia de estos encuentros y dijo que había sido un escenario para analizar el papel de la educación en los entornos universitarios. “Este espacio nos sirvió para centrarnos en el porvenir de la educación superior, en los grandes retos del mundo actual, pero también en ese gran compromiso de defensa por la vida, estamos trabajando en la RUCC a través de 5 nodos en todo el país, por los cuales estamos buscando verdaderamente que podamos afianzar la presencia católica en esa apertura de diálogo ciencia-fe, ciencia-razón, ciencia con la diversidad de la que se habla hoy y podamos construir un mundo mejor”. Explicó además que son 25 universidades las que están adscritas a la RUCC y a ello se suman sus extensiones cerca de 45 universidades, “todas comprometidas con el desarrollo del país y en el caso de nuestra misión católica comprometidas con la paz y la defensa de la vida”. Resaltó la tarea que han emprendido las universidades católicas para acercarse a las realidades del pueblo colombiano, de manera especial con los menos favorecidos, por ello se han inmerso en las comunidades para escucharlos y ayudarles en los procesos de desarrollo. “Estamos empeñados y esperamos que a través de nuestras acciones y nuestros compromisos, a veces desconocidos para muchos, podamos poner no solo un granito de arena, sino una gran roca que fundamente la paz en Colombia”. Aseguró que a pesar de verse un futuro a veces sombrío tanto a nivel nacional como internacional, para la universidad católica las cualidades que la llevan a seguir adelante es la esperanza y la confianza a través de un compromiso de fe, “que es lo que nos identifica de esa apuesta por una ética profesional, por unos valores, que podamos construir a través de nuestros estudiantes, de nuestros profesores y a través de la inserción en nuestras comunidades un futuro mejor”. Por su parte, Fray José Gabriel Mesa, rector general de la universidad Santo Tomás, al referirse a la existencia de la RUCC en Colombia, aseveró que a pesar de contar con tan solo 5 años de creada, esta instancia ha permitido crear una sinergia entre las 25 universidades adscritas, para el desarrollo de trabajos y mesas de diálogo enfocados para hacer que su misión sea cada vez más posible. “Un encuentro como estos nos ayuda a ampliar la visión, nos aporta muchos elementos, nos da también la posibilidad de intercambiar entre nosotros, de socializar muchas de las dificultades, de los desafíos, de los proyectos que estamos sacando adelante y además, está fortaleciendo también no solo nuestra red, sino al mismo tiempo nuestros proyectos colectivos en los cuales estamos caminando en las funciones sustantivas de la educación superior, pero también fortaleciendo la misión de la Iglesia Católica en Colombia”. Para el religioso la universidad católica dentro de la línea de investigación debe estar enfocada en el campo humanista, pero también en el campo cristiano, por lo que señaló tres desafíos que debe interpelar a las universidades de corte católico. Primero, la pertinencia de la educación puesta con un corte social al servicio de la gente más necesitada del país. “Si hay algo interesante de lo que puede hablar la Universidad Católica hoy en día es que estamos realmente comprometidos a nivel social con la gente necesitada, apoyando precisamente muchos procesos educativos en estratos 1, 2 y 3, buena parte de la población, sino de la mayoría de nuestras universidades proviene de esos estratos”. Segundo, seguir trabajando en la ética, “las universidades católicas tenemos una responsabilidad ética con la formación de nuestros estudiantes y estamos también interesadas y enfocadas en que esa ética sea un sello de garantía de quien egresa de una Universidad Católica, ahí hay un asunto absolutamente fundamental”. Tercero, el lugar de lo católico, “Lo católico por sí mismo tiene un valor fundamental en una Universidad Católica. Nosotros somos universidades confesionales, eso no significa que estemos todo el día rezando el Rosario, sino que hay una estructura que nos hace ser instituciones católicas, que mueve también a un pensamiento humanista, a un pensamiento cristiano, que tiene también unos valores y tiene unos paradigmas en líneas de producción de nuevo conocimiento”. El encuentro que se realizó los días 25 y 26 de octubre, contó dentro de la agenda con temas de interés como: Conversatorio “Dinámica y desafíos actuales de la educación superior en Colombia; la conferencia: “Futuro de la educación superior católica frente a los desafíos actuales de América Latina”; el panel: “Cultura por la vida y la Paz; el taller: “La RUCC actor en los escenarios de paz, desarrollo sostenible y defensa de la vida”; presentación del proyecto especial. “Gira Académica: Francisco y las universidades católicas en Colombia", entre otros temas. El encuentro contó con la asistenta de especialistas internacionales, como fueron: el Dr. Andrés Bernasconi, profesor de la Universidad Católica de Chile y presidente de la Comisión Nacional de Acreditación de Chile; el Dr. Fernando Sánchez Campos, rector de la Universidad Católica de Costa Rica; y el Ingeniero Rodolfo Gallo Cornejo, rector de la Universidad Católica de Salta y presidente de la Organización de Universidades Católicas de América Latina y el Caribe ODUCAL.

Vie 7 Oct 2022

El nombre de la Iglesia es misión en salida

Por: Mons. Luis Fernando Rodríguez Velásquez - Octubre es el mes misionero por excelencia. La Iglesia lo ha dedicado a este tema por varias razones: la primera, porque siempre es necesario que se nos recuerde que todos, en virtud del bautismo, somos llamados a la misión. Es decir, a dar testimonio de la fe recibida, fe que nos permite tener una experiencia de cercanía de Dios, fe que alimenta nuestro caminar en el mundo, fe que nos ayuda a dar un nuevo significado a la vida. Da pena, sí, constatar que para muchos esta dimensión misionera se ha perdido, y el bautismo lo hemos venido arrinconando a la intimidad de cada uno, sin ninguna repercusión en lo social y en lo eclesial. Por eso, el mes de la misión, es una maravillosa ocasión para preguntarnos: ¿cómo vivo mi bautismo? Cuando asumo un compromiso vital con otros sacramentos, como la confirmación, el matrimonio o el orden, ¿trato de compartir con los demás la alegría de la fe en Cristo Jesús? Una segunda razón es recordarnos el mandato que Jesús hizo a los apóstoles y hoy a nosotros, de ir a todas partes, a todos los pueblos, a todas las personas, para anunciarles la buena nueva de la salvación, y bautizar en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. No podemos olvidar que la Iglesia católica, en el contexto global, es prácticamente una minoría. Una séptima parte de los habitantes del mundo. Por tanto, es deber de todos anunciar a los no creyentes en Cristo, y a aquellos que siendo bautizados han perdido la fe, la novedad del Evangelio, siempre nuevo, siempre reluciente, para poder asumir las realidades del mundo con esperanza. Para esto hay que orar y colaborar. Orar por las misiones y los misioneros, muchos de ellos que realizan su trabajo en medio de grandes adversidades y hasta persecuciones; y colaborar con recursos para que su tarea pueda permanecer. Y tercera razón, para que de la mano de Santa Teresita del Niño Jesús, que siendo monja de clausura carmelita fue nombrada patrona de las misiones, nos demos cuenta de que para ser misionero no es necesario hacer cosas extraordinarias. Basta que tengamos una fe sólida que nos ayude a tener una vida coherente a nuestras creencias, valientes para defender las verdades no negociables como la vida, la libertad y la familia, alegres por sentirnos amados de Dios. Según la Carta de Diogneto, un documento del siglo II, se hace misión así: “Porque los cristianos no se distinguen del resto de la humanidad ni en la localidad, ni en el habla, ni en las costumbres… Se hallan en la carne, y, con todo, no viven según la carne. Su existencia es en la tierra, pero su ciudadanía es en el cielo… Obedecen las leyes establecidas, y sobrepasan las leyes en sus propias vidas… En una palabra, lo que el alma es en un cuerpo, esto son los cristianos en el mundo”. Este es el tiempo de la misión sinodal. + Luis Fernando Rodríguez Velásquez Arzobispo Coadjutor de Cali

Lun 22 Ago 2022

Episcopado presenta orientaciones sobre cartilla "La escuela abraza la verdad"

A propósito de las cartillas: ‘La Escuela Abraza la Verdad’, un material que presenta de manera pedagógica el informe final ofrecido por la Comisión de la Verdad, sobre la historia del conflicto armado en Colombia, la Iglesia Católica, a través de la Comisión de Educación de la Conferencia Episcopal de Colombia, ofrece un documento orientador que contiene 10 puntos con reflexiones para hacer una lectura seria, madura y objetiva de las conclusiones presentadas en el informe en mención. Esta disertación, según lo ha dicho monseñor Luis Fernando Rodríguez Velásquez, arzobispo coadjutor de la arquidiócesis de Cali y presidente de la Comisión Episcopal de Educación, está dirigida a las directivas y docentes de las instituciones de educación en Colombia, de manera especial a las acompañadas por la Iglesia Católica. Estas buscan brindar pistas para que a la luz del Evangelio y con el apoyo de documentos complementarios, los docentes y estudiantes profundicen más acerca de la problemática de la violencia en Colombia y no solo se queden con el informe conclusivo de la Comisión de la Verdad. “Vamos a leer esta reflexiones donde proponemos unas pistas orientativas con documentos complementarios, que según los proyectos educativos institucionales permitan no solamente utilizar las conclusiones de la Comisión de la Verdad resumidas en las cartillas, sino también otras reflexiones en torno de la problemática de violencia y de muerte de nuestro país”, señaló el prelado. Los ítems aquí señalados “buscan ofrecer luces a las distintas inquietudes que han surgido sobre la oportunidad o no de esta estrategia y la manera como puede ser acogida e implementada en las Instituciones acompañadas por la Iglesia Católica”. Son ellos: 1. Sanar la memoria. 2. Diálogo intergeneracional. 3. La propuesta de las cartillas 4. No a las ideologías. 5. Contextualización. 6. Complementariedad. 7. Los nuevos Estándares ERE. 8. Conocer el pasado para proyectar el futuro. 9. El Magisterio de la Iglesia como luz orientadora. 10. La paz y la reconciliación como propósito. DESCARGAR ORIENTACIONES Informe final de la Comisión de la Verdad El pasado 29 de junio de 2022, la Comisión de la Verdad presentó al país el Informe Final, se trató de un documento que resume los cuatro años de mandato de esta institución, basados en la investigación, escucha comprometida y diálogo sobre más de medio siglo de guerra y conflicto armado en Colombia. Con este trabajo la Comisión busca explicarle al país los orígenes y las razones del conflicto armado de más de cincuenta años. Acerca de las cartillas La iniciativa recibe el nombre de ‘La escuela abraza la verdad’ y es promovida por la Comisión, el Ministerio de Educación Nacional y el apoyo de organizaciones internacionales y voluntarios. Estas cartillas se han ido distribuyendo en instituciones académicas públicas y privadas de Bogotá y contiene el resumen de los 11 capítulos del informe final de la Comisión de la Verdad. ¿Qué es la Comisión de la Verdad? En el marco del Acuerdo Final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera, suscrito entre el Gobierno de Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo FARC -EP, mediante el Acto Legislativo 01 de 2017 y el Decreto 588 de 2017, se creó la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición, como un mecanismo de carácter temporal y extrajudicial del Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición - SIVJRNR, para conocer la verdad de lo ocurrido en el marco del conflicto armado y contribuir al esclarecimiento de las violaciones e infracciones cometidas durante el mismo y ofrecer una explicación amplia de su complejidad a toda la sociedad. .

Lun 16 Mayo 2022

Mons. Luis Fernando Rodríguez asume como Arzobispo coadjutor en Cali

En una solemne eucaristía celebrada en la Catedral Metropolitana de San Pedro, este sábado 14 de mayo, monseñor Luis Fernando Rodríguez Velásquez, asumió como Arzobispo coadjutor de la Arquidiócesis de Cali. La eucaristía fue presidida por el arzobispo residencial de esta Jurisdicción, monseñor Darío de Jesús Monsalve Mejía, quien durante su homilía resaltó las valiosas capacidades de trabajo, entrega y celo pastoral de monseñor Rodríguez, a lo largo de estos casi 8 años de servicio como obispo auxiliar en esta Iglesia particular. “Hemos caminado juntos con todo el pueblo de Dios durante estos casi 8 años de tu vida Episcopal en Cali, hemos recogido el valioso legado de nuestros hermanos antecesores y hoy nos disponemos juntos a consolidar con la gracia de la fidelidad y de la continuidad estos procesos en curso”, afirmó. El prelado aseguró que esta posesión canónica permitirá ahora hacer una lectura y revisar “el conjunto de los pasos dados y los que debemos dar aún para caminar con Jesús”. Insistió que para hacer esta tarea, “es necesario sentir como Iglesia y escuchar el clamor de los pobres y de la tierra”. Así también, agradeció al Papa Francisco su deferencia con esta Iglesia caleña y con él mismo, por haber designado a este obispo como coadjutor y futuro sucesor “tomado desde dentro de la entraña misma de nuestra Misión y construcción de iglesia”. Intervención de monseñor Luis Fernando Rodríguez Por su parte monseñor Luis Fernando Rodríguez, al presentar su saludo ante la comunidad dijo que recibía esta designación con humildad e inmensa gratitud, consciente de las responsabilidades que debe asumir ahora como coadjutor y en un futuro como residencial. “Estoy aquí ante ustedes, para que conmigo alabemos y bendigamos al Rey de la gloria y entendamos la realidad del misterio de fe que estamos viviendo con emoción. Hoy un sucesor de los apóstoles, llamado Luis Fernando, viene a acompañarlos y servirles en el nombre del Señor (…) no me queda sino dar gracias de rodillas al Altísimo y encomendar este camino al Señor, confiado en que Él actuará, me protegerá, más aun, nos protegerá y nos llevará por sus sendas de vida y de santidad”. Recordó que estos siete años de servicio en calidad de auxiliar han sido una verdadera escuela y le han permitido vivir de cerca las distintas realidades de esta Iglesia particular. “Aprovechaba cada instante para prepararme para cuando me llegara el día de ser obispo residencial, sin tener idea dónde sería”. Indicó que salir como obispo auxiliar e iniciar como coadjutor de la Arquidiócesis de Cali, es un nuevo paso para su vida episcopal y agregó “Esta nueva etapa la viviré con intensidad. Deseo caminar con ustedes, para escucharlos, para que soñemos juntos (...) Ensancharé mi corazón y mi mente para conocerlos y amarlos más, de manera que pueda estar mejor preparado para cuando me corresponda asumir la sucesión del muy apreciado Mons. Darío de Jesús Monsalve, a quien agradezco sus deferencias para conmigo”. Antes de concluir, expresó su sentido agradecimiento a Dios por esta designación, su gratitud al Santo Padre Francisco y al Nuncio Apostólico Luis Mariano Montemayor. Su saludo a los arzobispos, obispos, presbíteros y demás miembros del pueblo de Dios, religiosos, religiosas, fieles laicos, pidiendo de ellos sus oraciones por este nuevo encargo pastoral. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar intervención de Mons. Luis Fernando Rodríguez[/icon] Designación como arzobispo coadjutor de Cali Recordemos que el pasado 21 de abril, el Papa Francisco había designado a monseñor Luis Fernando Rodríguez Velásquez, como arzobispo coadjutor de la arquidiócesis de Cali. Con esta designación adquiere el derecho de suceder a monseñor Darío de Jesús Monsalve Mejía, actual arzobispo residencial de esta Jurisdicción, cuando la Santa Sede acepte su renuncia. Monseñor Monsalve Mejía cumplirá el15 de marzo de 2023, los 75 años. Según lo estipula el canon 401 del Código de Derecho Canónico, todo obispo, al cumplir esta edad deberá presentar su renuncia protocolaria al Santo Padre.

Vie 22 Abr 2022

El Papa Francisco nombra arzobispo coadjutor de Cali

El Papa Francisco nombró arzobispo coadjutor de la arquidiócesis de Cali a monseñor Luis Fernando Rodríguez Velásquez, hasta ahora obispo auxiliar de esta Iglesia particular.Con esta designación adquiere el derecho de suceder a monseñor Darío de Jesús Monsalve Mejía, actual arzobispo residencial de esta Jurisdicción, cuando la Santa Sede acepte su renuncia. Monseñor Monsalve Mejía cumplirá el 15 de marzo de 2023, los 75 años. Según lo estipula el canon 401 del Código de Derecho Canónico, todo obispo, al cumplir esta edad deberá presentar su renuncia protocolaria al Santo Padre. Biografía Mons. LUIS FERNANDO RODRÍGUEZ VELÁSQUEZ Nació en Medellín, el 08 de diciembre de 1959. En la Universidad Pontificia Bolivariana realizó los estudios de filosofía, teología y licenciatura en educación y ciencias religiosas. En la Pontificia Universidad del Laterano, en Roma, obtuvo la licenciatura en Derecho Canónico y el doctorado en Derecho Canónico en la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá. Ordenado presbítero en 1984, para la Arquidiócesis de Medellín, ha sido párroco, vicerrector del Seminario Conciliar de Medellín, vicecanciller de la curia arquidiocesana, presidente de la Sala Tercera del Tribunal Eclesiástico Regional de Medellín, oficial del Pontificio Consejo para la Familia en el Vaticano, rector general de la Universidad Pontificia Bolivariana, durante los años 2004-2013, actualmente es el presidente de la Comisión Episcopal de Educación y Culturas del episcopado. Fue miembro del Centro Bíblico Teológico Pastoral para América Latina - CEBITEPAL- y del equipo jurídico de reforma de los Estatutos. Siendo vicario general de la Arquidiócesis de Medellín, el 5 de julio de 2014, fue nombrado obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Cali, y ordenado el 22 de agosto de 2014. El 22 de abril, el Santo Padre Francisco lo nombró arzobispo coadjutor de la Arquidiócesis de Cali. Qué es un obispo coadjutor En el Derecho Canónico, coadjutor es el nombre que recibe un obispo que ha sido designado por la Santa Sede para que apoye la labor pastoral de un obispo residencial que, generalmente, está en proceso de retiro por cumplimiento de la edad canónica, enfermedad o alguna otra causa considerable. Coadjutor significa estar al lado de, en este caso el obispo elegido estará al lado del obispo residencial que está pronto a terminar su oficio pastoral. Por este motivo, al recibir la bula de su designación, el obispo coadjutor toma posesión no de la Sede, sino del oficio eclesiástico, y se convierte en sucesor legítimo del obispo residencial cuando la Santa Sede le acepta la renuncia. Funciones del coadjutor El obispo coadjutor asume la función fundamental de acompañar al obispo residencial, a quién sucederá en la etapa final de su ministerio, realizando con él en comunión de mente, espíritu y corazón la tarea de la transición, para que conozca la jurisdicción que se le confiará, sacerdotes, obras pastorales y demás. En la actividad pastoral diocesana, sigue siendo el obispo residencial el responsable, hasta cuando le sea confirmada su renuncia. Por tanto, el coadjutor tendrá solo las funciones que el residencial le confíe, como designarlo Vicario General y encomendarle ya en la etapa de transición algunas responsabilidades. "modus procedendi" El obispo coadjutor deberá tomar posesión con la bula respectiva enviada y firmada por el Papa ante el Colegio de Consultores de la Jurisdicción, en general se realiza una celebración eucarística de carácter público donde participa todo el pueblo de Dios, el presbiterio, comunidades y representantes de las distintas autoridades. Antes de su posesión deberá como es habitual en la Iglesia, hacer la profesión de fe y el juramento de fidelidad al Papa y a todas las disposiciones eclesiásticas. A partir de entonces, en la liturgia se elevarán plegarias, pidiendo por el obispo residencial y se invocará oraciones por el obispo coadjutor.

Sáb 16 Abr 2022

Pascua al estilo sinodal

Por: Luis Fernando Rodríguez Velásquez - “Dos de los discípulos iban a un pueblo llamado Emaús… En el camino iban hablando de todo lo que había ocurrido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y siguió caminando con ellos” (Lucas 24, 13 - 35). Este pasaje del encuentro de Jesús resucitado con los discípulos, nos pone en sintonía de fe, para entender mejor lo que significa la Pascua, la victoria de Cristo sobre la muerte, y para indicarnos la forma como debe vivirse en este 2022: Con la pasión, muerte y resurrección de Jesús, la muerte ha sido vencida, hemos sido liberados de las ataduras del maligno, hemos sido recreados en Cristo, por eso damos gracias. Con el don del Espíritu Santo que el Resucitado hace a los discípulos, estamos llamados a tomar conciencia de los compromisos del bautismo, de manera que seamos testigos creíbles de su persona y su mensaje. Con la victoria de Cristo, estamos llamados a morir con Él, para resucitar con Él a una vida nueva. Regenerados en Cristo, no hay lugar para la tristeza, ni para la nostalgia de los tiempos pasados, como lo hiciera el pueblo de Israel añorando los alimentos de Egipto. Es la alegría de la vida nueva que nos permite mirar el futuro con ilusión, aún en medio de las atrocidades del mundo. Con la Pascua de Jesús, debemos ser valientes para vivir cada uno su propia pascua, esto es, dar el paso de la muerte a la vida, de la vida de pecado a la vida de la gracia, de la desesperanza a la esperanza. Con la Pascua que hemos vivido, debemos ser capaces de descubrir a Jesús que se hace compañero de camino, que nos habla, nos instruye, se nos revela y nos fortalece con el fuego que arde en el corazón. Como fruto de la Pascua 2022, debemos imitar a los discípulos, que caminaban juntos con Jesús, que juntos salen presurosos a anunciar “lo que han visto y oído”, que juntos oran con María, que juntos esperan la llegada del Espíritu Santo. En la Pascua 2022, la semilla de la solidaridad, del servicio mutuo, de la ayuda a los más pobres y necesitados, debe dar realmente frutos de caridad eficaz. En la Pascua 2022, el saludo de Jesús Resucitado, “paz a ustedes” deberá resonar sin cansancio. Vivir la pascua, con el corazón, tendrá que hacer de cada uno artesanos de la paz. Con la Pascua 2022, se debe fortalecer nuestro sentido de Iglesia. Somos la Iglesia del Señor resucitado, somos presencia de su amor, somos familias que, caminando unidas, esparcimos el suave olor de Cristo. +Luis Fernando Rodríguez Velásquez Obispo Auxiliar de Cali

Vie 18 Mar 2022

¿Es con el mal como se paga el bien?

Por: Luis Fernando Rodríguez Velásquez – Homilía del 20º Aniversario de la muerte de Mons. Isaías Duarte Cancino, arzobispo de Cali – Marzo 16 de 2022. Mons. Isaías Duarte Cancino nació en San Gil, Santander, el 15 de febrero de 1939. Tendría 83 años de vida. Sus padres fueron Crisanto Duarte, odontólogo y Elisa Arenas. Era el menor de siete hermanos. Nace “el mismo año que estalla la Segunda Guerra Mundial… su niñez también es nutrida por el panorama de esta confrontación global … Indudablemente que las circunstancias del país durante la época de infancia y niñez de Monseñor Isaías Duarte Cancino, unido a la característica de los habitantes de Santander, forjados en la ardua lucha contra una naturaleza agreste, contribuyó a forjar su carácter fuerte y a aprender desde muy temprano que debía moverse entre las contradicciones políticas, muchas veces violentas, producto de la fuerte polarización entre los dos partidos tradicionales del país, el liberal y el conservador” (Tomado de la publicación Necrobiografía de Monseñor Isaías Duarte Cancino, de Unicatólica, p. 176). Estudió en la Gregoriana, licenciatura en Teología. Se ordenó sacerdote en Roma, en el espléndido marco del Concilio Vaticano II, el 1º de diciembre de 1963. Fue ordenado obispo auxiliar de Bucaramanga el 10 de abril de 1985, luego fue nombrado primer Obispo de Apartadó el 18 de junio de 1988, y Arzobispo de Cali, el 19 de agosto de 1995. Es asesinado el 16 de marzo del 2002, hace 20 años, terminando la celebración eucarística y la bendición de cerca de 100 matrimonios, en la parroquia El Buen Pastor. Después de este breve acercamiento a la biografía de Mons. Isaías, pongamos la mirada en la que fue el nutriente que iluminó el ser y actuar de este eximio pastor: en la Palabra de Dios. La liturgia de este día nos propone unos textos estupendos para esta conmemoración. El profeta Jeremías, que, como los profetas del Antiguo Testamento, se caracterizó por su generosidad al llamado de Yavé - Dios, por su fidelidad y valentía en el cumplimiento de la misión de anunciar y de denunciar el mal, el pecado y todo lo que separaba al pueblo de Israel de Dios, padeció en carne propia las consecuencias de su actuar fiel. El profeta, en una intensa y dolorosa plegaria, hace una especie de reclamo a Dios, al recordarle lo que de él decían en Jerusalén: “Vamos a tramar un plan para deshacernos de Jeremías. No nos faltarán sacerdotes que nos instruyan, ni sabios que nos den consejos, ni profetas que nos prediquen. Vamos a acusarlo para acabar con él”. De seguro, que en el caso de Mons. Isaías, él tenía muy presente a lo largo de su vida las palabras de Jesús, “no está el discípulo por encima de su maestro… ya le basta al discípulo ser como su maestro”, y “no teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; teman más bien al que puede llevar a la perdición alma y cuerpo a la Gehenna” (Mt. 10, 24 - 25.28). El Obispo es por definición, un profeta; debe ser un auténtico profeta, pues actuando en nombre de Jesús que lo eligió y lo envió a predicar, como a los apóstoles, no puede dejar de gritar desde los terrados, lo que ha visto y oído, lo que ha motivado su fe y su respuesta de amor. El Obispo es el profeta del amor de Dios en cada tiempo y lugar. Y los obispos que ha tenido Cali, ayer y hoy, con las diferencias propias de cada uno, supieron y saben ser los profetas que el mundo necesita. Los profetas del amor, de la reconciliación, del perdón, de la paz. Esta dimensión profética la supo encarnar radicalmente Mons. Isaías Duarte Cancino, al estilo de Jesús, donde los fariseos y herodianos buscaban la forma de tomarlo preso, hasta que lograron que lo llevaran a juicio y lo mataron. Mons. Isaías, como discípulo sobresaliente del Jesús, tuvo la fortuna de ser como él, y de padecer con él, pues tuvo sus mismos sentimientos. Será el mismo profeta Jeremías quien ante esta actitud del pueblo que está enceguecido ante el anuncio de la buena nueva, eleve a Dios un verdadero grito de dolor: ¿Es con el mal como se paga el bien? Leyendo varias de las intervenciones de Mons. Isaías, muchas que seguramente los fieles de Bucaramanga, Apartadó, Cali, el Valle y Colombia en general escucharon y guardan en el corazón, podemos encontrar cómo, sin ahorrarse descanso alguno, Monseñor no cejaba en su deseo de lograr un día la reconciliación de los pueblos, la paz de las comunidades, y el encuentro con Jesús. A manera de ejemplo, recordemos un aparte de lo que dijo en el marco del Tercer Congreso Eucarístico Nacional, realizado en Cali en 1999, al cual, por gracia de Dios participé cuando era párroco en Medellín y vine como peregrino a participar en el congreso y la eucaristía con un bus de feligreses de mi parroquia de El Sagrario, donde en 1935 también se había realizado el Congreso Eucarístico nacional. Decía Mons. Isaías que “Frente a un mundo alejado de Dios y con un pueblo colombiano que ha perdido el norte de su vida, la celebración de este Congreso Eucarístico Nacional es una invitación apremiante a volver a Dios, a renovar nuestra conciencia de creyentes y a asumir el compromiso de construir una patria amable para todos, sobre los fundamentos de la honestidad y la justicia, bases insustituibles de la paz”. Si Monseñor Isaías estuviera vivo, de seguro que repetiría esta misma súplica, porque el mundo y la Colombia de nuestros tiempos, en poco o en nada difieren de los tiempos del finado arzobispo. En su homilía de la última misa crismal antes de su asesinato, en el 2001, dijo algo que leo ahora como una hermosa y elocuente premonición de su sueño para Cali, y para quienes hacemos parte hoy de esta Iglesia particular: “Acerquémonos a contemplar el rostro de Cristo; en él, Dios ha hecho brillar su rostro sobre nosotros, rostro de misericordia y de bondad, rostro de amor, porque Dios es amor; en Cristo también se revela el auténtico rostro del hombre; Jesús es el hombre nuevo que llama a participar de su vida divina a la humanidad redimida” (textos tomado del libro Sangre de profeta, del padre Efraín Montoya Flórez). Hermanos, en la cuaresma 2022, dejémonos reconciliar con Dios, y volvamos a su encuentro. Acojamos con renovada fe la petición de Monseñor Isaías. Por todo esto, al final de su vida, en el rostro de Monseñor Isaías, dicen quienes compartían con él, que se veía la tristeza, como una especie de frustración. Seguro que por su cabeza pasaban una y otra vez las palabras de Jeremías: ¿Es con el mal como se paga el bien? Jesús ante el sumo sacerdote tuvo una experiencia similar: “he hablado abiertamente ante todo el mundo, he enseñado siempre en la sinagoga y en el Templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he hablado nada a ocultas… Apenas dijo esto, uno de los guardias dio una bofetada a Jesús… Jesús le respondió: si he hablado mal, declara lo que está mal, pero si he hablado bien ¿por qué me pegas? (Jn. 18, 19 ss). En el Evangelio de este día, de San Mateo, Jesús hace a los discípulos uno de los anuncios de su pasión, dirá que lo van a azotar, que se van a burlar de él, que lo van a condenar a muerte, pero que resucitará. Es la suerte del discípulo que sigue a Jesús con fidelidad. Ha sido esta la suerte de Monseñor Isaías que seguramente escuchó, ese día 16 de marzo de 2001, las palabras de su amado: ¡ven bendito de mi Padre, tú que te esforzaste por hacer siempre el bien, que trabajaste sin descanso por sembrar la semilla del Reino, que creíste en mí y te alimentaste de mi cuerpo y de sangre, ven entra, y goza ahora del premio de los justos, porque has vencido a quienes quisieron callarte, a quienes como a Jeremías, quisieron sacarte del camino. Los has vencido con tu vida y con tu muerte. ¡Entra y desde este lugar sacro, bendice el pueblo que peregrina en Cali y en Colombia! La mejor forma de hacer un rendido homenaje a Mons. Isaías, es imitándolo. Hoy somos llamados a ser profetas valientes, sin miedos, para anunciar la persona de Jesucristo, y seguir trabajando para que el reino de Dios, hecho presente en Jesús, que es reino de justicia, de amor y de paz, crezca y triunfe en medio de un mundo que quiere imponernos todo lo contrario, el poder de la injusticia, del odio y de la guerra. No quisiera concluir esta meditación, sin retomar y aplicar a los tiempos actuales, la frase que se hizo clásica en los días en que Monseñor Isaías tuvo a bien asumir como propio el nada fácil trabajo de mediar por la liberación de los secuestrados de La María y del kilómetro 18. La traigo ahora a colación, porque el fenómeno del secuestro hecho por grupos delincuenciales, no ha desaparecido. Hoy, también con Monseñor Isaías hacemos de nuevo la radical petición de que sean liberados todos los secuestrados de Colombia. No es este un acto de caridad ni de clemencia, es un acto de justicia y de humanidad que reclamamos para todos los privados de su libertad. Hoy también gritamos con el corazón en la mano: “Los queremos vivos, libres y en paz”. Que seamos capaces de liberarnos del secuestro espiritual e incluso material en el que nos encontramos todos. El Señor nos quiere partícipes de su vida divina; nos quiere libres de toda esclavitud, en especial de la esclavitud del pecado; nos quiere en paz, hermanos todos, Fratelli tutti, en el lenguaje del Papa Francisco. Estamos cerca de la Pascua 2022. Cristo nos mostró como a él no le quitaron la vida, sino que la dio. Se hizo ofrenda de amor, convencido de que “si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere da mucho fruto” (Jn. 12, 24). Fue la forma como nos mostró que el mal se vence es con el bien. En este sentido, las enseñanzas del profeta de la valentía y de la libertad, Monseñor Isaías Duarte Cancino y su ejemplo de vida, nos animen a ser también profetas del amor de Dios y nos impulsen a saber dar razón de nuestra esperanza, con la parresia o fuerza que viene del mismo Dios. Descanse en paz. Amén. + Luis Fernando Rodríguez Velásquez Obispo auxiliar de Cali

Mié 9 Feb 2022

Año nuevo 2022 caminando juntos

Por: Mons. Luis Fernando Rodríguez Velásquez - Cada que damos inicio a un nuevo año hacemos buenos propósitos como personas individuales, o como miembros de una familia o comunidad. Son propósitos que tienen que ver con la paz interior, la paz social, la superación de alguna dificultad, el asumir una nueva responsabilidad, etc. Son, pues propósitos tanto espirituales como materiales, como los que tienen que ver con la salud y el conjunto de relaciones sociales, sin olvidar, para muchos, el restablecimiento de las relaciones con Dios. Como pueblo de Dios que peregrina en el mundo, quisiera proponer que para este año que comenzamos tengamos presente el gran propósito de caminar juntos, en estilo sinodal. Será para Colombia un año complejo desde donde se mire, especialmente en los campos social y político. En lo social porque siguen vivas heridas y necesidades que no han sido satisfechas; en lo político, porque es un año de tinte electoral que hace que ese caminar juntos se vuelva una exigencia. No podemos negar que para superar los retos de manera más eficiente tenemos que redescubrir la importancia de tener metas comunes, objetivos claros y métodos responsables y respetuosos de todos. Esta clave de acción la propongo, no solo para lo que en las parroquias y comunidades eclesiales se va a llevar a cabo entorno del tema de la sinodalidad, sino también en la sociedad civil, que también conformamos, de manera que Colombia muestre gallardía y madurez, dejando a un lado intereses personales y partidistas, para buscar en todos los casos el bien común. A nivel eclesial, la propuesta de hacer una Arquidiócesis y parroquias en estilo sinodal, ha de servirnos para identificar la Iglesia distinta capaz de responder a los retos y problemáticas del mundo contemporáneo. En el mes de febrero celebramos la Solemnidad de la Presentación del Señor, fiesta litúrgica que tradicionalmente conocemos como La Candelaria. La Sagrada Familia de Nazaret sube al templo para presentar la ofrenda. José y María, con el Niño, caminan juntos, oran juntos, escuchan del anciano Simeón y de la profetisa Ana mensajes que describen la vida del recién nacido. Es la palabra de Dios pronunciada a través de estos personajes, que María escucha y guarda en su corazón. Seguramente fueron palabras proféticas e iluminadoras para entender todo lo que habría por venir en adelante. Este ejemplo nos sirva para poner en práctica el ejercicio de la escucha confiada en Dios. Ánimo, que el caminar juntos sea signo de la esperanza que tenemos en un futuro mejor para la Iglesia y el mundo. + Luis Fernando Rodríguez Velásquez Obispo auxiliar de Cali