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Paz

Lun 7 Nov 2016

Los retos de la construcción de paz en Colombia

Por Monseñor Juan Carlos Barreto - Frente a las cercanas posibilidades de éxito en la negociación entre el Gobierno Nacional y la guerrilla de las FARC, y el próximo inicio de los diálogos públicos con el ELN, es importante tener en cuenta el panorama hacia el futuro para que en Colombia realmente se establezcan las bases para la construcción de la paz integral. Identificar los aspectos necesarios para esta nueva etapa de la historia es fundamental, pues el ignorarlos o reconocerlos superficialmente, induce inevitablemente a repetir errores y sufrir nuevos fracasos. Algunos elementos esenciales para garantizar una auténtica construcción de paz son: 1. PONER FIN A LA GUERRA “Un reino en guerra civil va a la ruina” (Lc 11,17) Las escandalosas cifras del conflicto son argumento suficiente para tomar la decisión de detener la guerra. Cerca de ocho millones de víctimas entre desplazados, desparecidos, asesinados, secuestrados, torturados, mutilados y con muchas otras afectaciones violentas, indican el nivel de degradación al que se ha llegado por la persistencia de la guerra. La solución militar, la cual será necesaria mientras haya indisposición al diálogo por parte de los actores armados ilegales, exige un alto precio en vidas humanas e inversión económica. Por lo tanto, la solución negociada al conflicto es más humanizante y menos costosa. El paso que se ha dado en las negociaciones de la Habana garantizan el fin de la guerra con uno de los actores principales del conflicto. En este mismo sentido, se valora la decisión del ELN de iniciar los diálogos públicos con el Gobierno Nacional. La continuidad de las bandas criminales y los paramilitares, plantean la necesidad de establecer nuevos diálogos y procesos de sometimiento a la justicia. La paz no se limita a detener la guerra, pero comienza con este paso absolutamente necesario e importante. 2. REINTEGRACIÓN SOCIAL DE EXCOMBATIENTES “Su padre, conmovido, corrió, lo abrazó y lo besó efusivamente” (Lc 15,20) Abandonar el camino de las armas implica que los excombatientes de los grupos armados ilegales se reintegren a la Sociedad Civil. Por consiguiente, si se acepta la opción negociada al conflicto, quienes toman esta valiente decisión deben ser acogidos positivamente por la comunidad nacional. Es un discurso de doble moral la petición de que dejen las armas pero se las arreglen como puedan para sobrevivir. Lo que se requiere es un esfuerzo grande para que quienes renunciaron a la guerra puedan vivir en paz y dejen vivir en paz a sus conciudadanos, lo cual exige una sólida conciencia de brindarles oportunidades para una exitosa reintegración a la sociedad con acceso a educación, empleo y protección. La tarea en este sentido exige responsabilidad por parte del Estado colombiano, solidaridad ciudadana y transparencia de los excombatientes. 3. RECONCILIACIÓN “Ve primero a reconciliarte con tu hermano” (Mt 5,24) Las inevitables y abundantes heridas de la guerra pueden suscitar dos caminos: el de la venganza o el de la reconciliación. La venganza encierra muerte y desolación y nos hunde en el abismo de una guerra sin fin. El camino de la reconciliación nos abre el panorama de una nueva y esperanzadora etapa en la historia. La fe cristiana es maestra en la reconciliación y debe ofrecer el apoyo al país en estos momentos tan definitivos de la historia colombiana. No es un camino fácil, pero es la única vía para avanzar en la construcción de una paz estable y duradera. Los maravillosos ejemplos de muchas víctimas nos deben animar a recorrer este sendero. La reconciliación no sólo abarca el reconocimiento de responsabilidades por parte de los victimarios y la disponibilidad al perdón por parte de la víctimas, sino que exige la participación de esa gran parte de la sociedad que de alguna manera ha sido espectadora del conflicto armado, y que en ocasiones ha sido indiferente ante el sufrimiento de las víctimas, complaciente ante la barbarie de los victimarios o ha estigmatizado a quienes han sufrido el rigor de la guerra. 4. ATENCIÓN INTEGRAL A LAS VÍCTIMAS “Acercándose, vendó sus heridas” (Lc 10,34) Aunque ya se cuenta en el país con la Ley de Víctimas, es una realidad que su atención integral ha sido insuficiente. Es el momento para restablecer sus derechos y ofrecerles lo que necesitan a nivel de verdad, justicia, reparación y no repetición. Las víctimas del conflicto armado deben estar al centro de las iniciativas de construcción de paz en Colombia. No se trata de tener consideraciones que se inspiran en sentimientos de lástima. Realmente es importante que sean reparadas en todos los campos y se constituyan en protagonistas de una nueva etapa histórica. Por el bien de nuestra patria la meta debe ser la superación de las categorías de víctimas y victimarios. 5. AGENDAS REGIONALES DE PAZ “Recorría todas las ciudades y pueblos” (Mt 9,35) El tradicional centralismo político del sistema de gobierno en Colombia ha generado crecimientos regionales inequitativos. Mientras algunas regiones absorben los recursos del país y alcanzan altos niveles de prosperidad, en otras regiones el abandono estatal ha consolidado el empobrecimiento de millones de hombres y mujeres. Las regiones deben generar sus propios modelos de desarrollo a partir de agendas regionales de paz y desarrollo. Para este propósito hay que fortalecer liderazgos regionales honestos y competentes, y unas sanas y maduras relaciones con el nivel central. Es triste ver que en Colombia, alcaldes y gobernadores deben mendigar ante el Gobierno Nacional los dineros y las obras que requieren los habitantes de sus regiones. 6. PEDAGOGÍA PARA LA PAZ “Bienaventurados los que trabajan por la paz” (Mt 5,9) Los acuerdos de paz con los grupos armados ilegales constituyen un logro muy importante para la sociedad colombiana. Sin embargo, la paz integral va mucho más allá. La paz empieza en el corazón de las personas y se traduce en paz familiar, escolar, con los vecinos, entre sectores de la sociedad, habitantes de barrios y veredas, sana convivencia entre grupos religiosos y étnicos, regiones y países. Las diferentes violencias existentes exigen construir pedagogía para la paz. En Colombia, esta es una asignatura pendiente pero debe ocupar un lugar privilegiado en los esfuerzos de la Iglesia Católica y de todas las Iglesias, de las familias, de la academia de las organizaciones sociales y del Estado. Sin pedagogía para la paz, hay pocas esperanzas de cambios estructurales en Colombia. 7. CAMBIO DEL MODELO ECONÓMICO “Vivían unidos y tenían todo en común” (Act 2,44) Aunque siempre existirá un sector de la población que optará por la vía del delito y la criminalidad, los estudios sociológicos demuestran que muchas personas entran en la perspectiva de la delincuencia al no encontrar oportunidades de estudio, trabajo, sana recreación y construcción de empresa. El modelo económico colombiano, inspirado en el capitalismo, es el responsable de la pobreza y la injusticia en que viven muchos colombianos. Esta constatación es una invitación a trabajar por el cambio de tal modelo, hasta lograr un país con un sistema económico más equitativo, solidario y con altos niveles de inversión social. Este desafío es un compromiso que la Sociedad Civil colombiana debe asumir, sin confundirlo con el modelo de socialismo totalitarista que tanto daño ha causado en muchos países. 8. SUPERACIÓN DE LA ANTICULTURA DE LA ILEGALIDAD Y LA CORRUPCIÓN “Los hijos de las tinieblas son más astutos que los hijos de la luz” (Lc 16,8) La ilegalidad y la corrupción son el principal cáncer de la sociedad colombiana. Los innumerables ejemplos que sostienen esta afirmación dan cuenta de la profunda crisis humana de nuestra sociedad, de nuestras instituciones y de nuestra tradición política. La corrupción administrativa, el narcotráfico, la minería irresponsable, el contrabando, la extorsión, la trata de personas, la evasión de impuestos, la deshonestidad frente al trabajo, son signos del desgaste de una sociedad en la que ni el evangelio de Cristo ni los valores éticos han hecho una incidencia profunda. Colombia debe despertar ante esta tiranía de los corruptos e ilegales para que la actual y las nuevas generaciones puedan gozar de un país en paz. 9. FORMACIÓN POLÍTICA DE LA SOCIEDAD CIVIL “Los reyes de las naciones las dominan… No sea así entre ustedes” (Lc 22,25-26) La indiferencia política, la ignorancia frente a la realidad social, la falta de amor por el bien común y la anticultura de la corrupción son pesadas cargas de la débil democracia colombiana. La inmensa cantidad de personas que venden y compran votos, otros que han decidido no participar en la política, muchos que se quejan de sus malos gobernantes pero no disponen de mecanismos de veeduría ni de reclamación, configuran una sociedad sin formación política. Llegó la hora de generar ciudadanos comprometidos y formados en la verdadera participación política, inspirados en los Derechos Humanos y la Doctrina Social de la Iglesia; sólo así combatiremos la politiquería y el dominio de las élites mafiosas y corruptas. Nos queda un largo y hermoso camino para recorrer en búsqueda de la paz integral. El Dios de Jesús, el Padre misericordioso, nos acompaña. + Juan Carlos Barreto B. Obispo de Quibdó

Jue 3 Nov 2016

Formando agentes de reconciliación y paz

“Sobrevivientes y gestores de paz en medio del conflicto”, es el nombre del taller desarrollado este martes primero de noviembre en el municipio de Nobsa (Boyacá), organizado por la diócesis de Duitama - Sogamoso en cooperación con la Comisión de Conciliación Nacional (CCN). Jóvenes miembros de la Pastoral Social de esta Jurisdicción, docentes, diáconos y sacerdotes de la región aprovecharon el espacio para aprender, plantear sus dudas y compartir sus percepciones entorno a temas como el pasado, presente y porvenir del conflicto en Colombia; la realidad actual de las víctimas; y las herramientas para la paz y la reconciliación estructural del país. El encuentro, que tuvo como escenario la Ciudadela Juvenil, una casa de encuentros ubicada en el municipio de Nobsa, hace parte de una serie de talleres regionales coordinados por la CCN, que, a través de la campaña pedagógica denominada “Acciones Conscientes”, busca formar a víctimas, sobrevivientes, supervivientes, agentes de pastoral y gestores de paz en herramientas de reconciliación, en medio del conflicto. Uno de los invitados especiales al taller fue Reinel Barbosa, miembro de la Asociación Distrital de Sobrevivientes de Minas Antipersona (ADISMAN) e integrante del segundo grupo de víctimas que acompañó el proceso de negociación entre el Gobierno y la guerrilla de las Farc, quien compartió su conocimiento sobre las realidades y necesidades de las víctimas del país. “No fue una experiencia tan fácil en la medida de tener que encontrarse con algunos de aquellos sujetos que han causado tanto daño al país, pero también de encontrarse con tanto dolor junto en un solo recinto, representado en varias personas, aunque cada una con una historia diferente, ese encuentro solo dejaba ver la degradación de la persona en medio del conflicto”, contó Barbosa al referirse a su paso por La Habana. Frente al tema de la reconciliación, este sobreviviente del conflicto armado colombiano, tal y como se describe él mismo, manifestó que “aún seguimos deshumanizados, razón por la que tenemos que despertar nuestro sentido social por quienes se desmovilicen y reinserten, no a nivel de compasión sino de inclusión” (…) “Acompañar y apoyar a estos actores es importante porque deben estar en el mismo bando de nosotros, decirles que pertenecen a esta sociedad y demostrarles que como tal los incluimos”, puntualizó Reinel. El padre Fernando Alberto Suna, gestor y participante del taller, invitó a los asistentes a aprovechar la oportunidad del encuentro para reinventarse como agentes de reconciliación promoviendo la paz, el bien común y la justicia social en todos los entornos en que permanecen y se desarrollan. Fuente: Of. comunicaciones Comisión Conciliación Nacional

Mié 2 Nov 2016

Retos de la construcción de paz en Colombia (I)

Por: Mons. Juan Carlos Barreto - Frente a las cercanas posibilidades de éxito en la negociación entre el Gobierno y las FARC, y el próximo inicio de los diálogos públicos con el ELN, es importante tener en cuenta el panorama hacia el futuro, para que en Colombia realmente se establezcan las bases de una construcción de paz integral. Identificar los aspectos necesarios para esta nueva etapa de la historia es fundamental; ignorarlos o reconocerlos superficialmente induce a repetir errores y sufrir nuevos fracasos. Las escandalosas cifras del conflicto son argumento suficiente para tomar la decisión de detener la guerra. Cerca de ocho millones de víctimas indican el nivel de degradación al que se ha llegado. La solución militar implica un alto precio en vidas humanas e inversión económica. La solución negociada al conflicto es más humanizante y menos costosa. El paso dado en las negociaciones de La Habana garantiza el fin de la guerra con uno de los actores principales del conflicto. En este mismo sentido, se valora la decisión del ELN de iniciar los diálogos públicos con el Gobierno. La continuidad de las bandas criminales y los paramilitares plantea la necesidad de establecer nuevos diálogos y procesos de sometimiento a la justicia. La paz no se limita a detener la guerra, pero comienza con ello. Abandonar el camino de las armas implica que los excombatientes de los grupos armados ilegales se reintegren a la sociedad civil. Si se acepta la opción negociada al conflicto, quienes toman esta decisión deben ser acogidos positivamente. Es un discurso de doble moral pedirles que dejen las armas pero que se las arreglen como puedan para sobrevivir. Se requiere un esfuerzo grande para que quienes renunciaron a la guerra puedan vivir en paz y dejen vivir en paz a sus conciudadanos. Esto exige brindarles oportunidades para una exitosa reintegración a la sociedad, con acceso a educación, empleo y protección. Una tarea que supone responsabilidad por parte del Estado colombiano, solidaridad ciudadana y transparencia de los excombatientes. Aunque ya se cuenta en el país con la Ley de Víctimas es una realidad que su atención integral ha sido insuficiente. Es momento para restablecer sus derechos y ofrecerles lo que necesitan a nivel de verdad, justicia, reparación y no repetición. Las víctimas del conflicto armado deben estar en el centro de las iniciativas de construcción de paz en Colombia; deben ser reparadas en todos los campos y constituirse en protagonistas de una nueva etapa histórica. Por el bien de nuestra patria la meta debe ser la superación de las categorías de víctimas y victimarios. DESTACADO: Las víctimas del conflicto armado deben estar en el centro Mons. Juan Carlos Barreto Barreto Obispo de Quibdó Tomado de: Revista Vida Nueva

Mié 2 Nov 2016

Diócesis de Quibdó denuncia grave aumento de violencia en la región

Ante los constantes hechos de violencia que han venido azotando a los habitantes de Quibdó y que han alcanzado un nivel dramático en el presente año, la diócesis de Quibdó expresó públicamente en un comunicado su preocupación sobre esta situación. La jurisdicción eclesiástica manifiesta que los grupos delincuenciales han aumentado así como los homicidios, las extorsiones, el microtráfico, las amenazas y otras formas de violencia que han venido hostigando al municipio de Quibdó. “Los datos disponibles demuestran que las cifras de homicidios, ofrecidas por los diferentes niveles de la institucionalidad, son muy altas y superan el promedio nacional”, expresa el comunicado. Sumado a esto, el documento expresa que a pesar del incremento de la fuerza pública, la situación no parece mejorar puesto que, según denuncias de la misma población, algunos agentes de seguridad actúan como cómplices de los mismos grupos ilegales que delinquen en la región. “Es absolutamente claro que a esta situación se ha llegado por diversos factores, entre los cuales figuran como fundamentales el abandono estatal y la falta de políticas públicas”, asevera el texto. La diócesis de Quibdó hace un llamado a la Comunidad Internacional para que incremente el apoyo al Estado colombiano, ya que el mismo ha argumentado no tener los recursos para solucionar el conflicto social y la situación de violencia en la región. [icon class='fa fa-download' link='']VER COMUNICADO COMPLETO[/icon]

Lun 31 Oct 2016

Iglesia agradece al Papa Francisco gestos de paz con Colombia

Monseñor Héctor Fabio Henao Gaviria, compartió este lunes 31 de octubre con los participantes del Encuentro Mundial de la Federación Luterana, algunos rasgos de la realidad de nuestro país y la paz que se busca. El evento contó con la participación del Papa Francisco, quien por estos días se encuentra en una visita ecuménica en Suecia con motivo de los 500 años de la reforma luterana y los 50 años de las relaciones entre esta confesión y la Iglesia Católica. El Pontífice escuchó atentamente los cerca de 5 minutos que intervino monseñor Héctor Fabio Henao Gaviria, quien es Director del Secretariado Nacional de Pastoral Social. Monseñor Henao Gaviria explicó los alcances que la violencia ha tenido en nuestro país causando cerca de 7 millones de víctimas. Puntualizó que el conflicto armado ha generado una de las crisis humanitarias más graves del mundo. En este marco, resaltó la labor que Caritas Colombia viene realizando durante estos años, tratando de “curar las heridas de las víctimas, denunciando la barbarie de los victimarios” y “haciendo presente el amor de Dios”. Relató a los participantes uno de los episodios más trágicos que registró el conflicto armado. El 2 de mayo de 2002 durante un enfrentamiento entre las Farc y los paramilitares se hizo uso de armas no convencionales y se atacó el templo donde se hallaban refugiados civiles no armados. Producto de este ataque murieron un centenar de personas. Explicó que tras estos hechos Caritas Colombiana, junto a la Iglesia local, ha trabajado incansablemente en la reconstrucción de la vida, la esperanza y el tejido social de esta comunidad. También dijo que en diciembre de 2015 el jefe guerrillero ‘Pastor Alape’ encabezó un acto en el que las Farc pidieron perdón a la comunidad por lo ocurrido en Bojayá. Monseñor Henao Gaviria destacó el proceso de paz que se viene trabajando en el país, donde el reconocimiento a las víctimas ha sido uno de los puntos centrales. Aseguró que los colombianos tienen la confianza en que pronto se implementen los acuerdos y se llegue a un fin del conflicto. Durante su intervención monseñor Henao Gaviria valoró y agradeció la solidaridad y el trabajo conjunto con la Federación Luterana Mundial. “El trabajo conjunto es testimonio vivo de fraternidad entre las Iglesias”, afirmó. Finalmente agradeció los gestos que ha tenido el Papa Francisco por la paz en Colombia: “Agradecemos su viva cercanía en el proceso de paz de nuestro país, sus oraciones y mensajes insistiendo en que no podemos perder esta oportunidad. Su mensaje ha llegado hasta las comunidades más alejadas de Colombia, animándolas en el compromiso de la paz territorial”, aseguró. Al respecto, el papa Francisco comentó su agrado por la reunión “en espíritu de comunión” entre luteranos y católicos, así como por la declaración de ambas organizaciones “que en un mundo fragmentado por guerras y conflictos han sido y son un ejemplo luminoso de entrega y servicio al prójimo”. Los exhorto –dijo- “a seguir adelante por el camino de la cooperación”. En su alocución pidió “una oración especial por esa tierra maravillosa, para que se pueda llegar finalmente a la paz, tan deseada y necesaria para una digna convivencia humana”. Finalmente, el papa Francisco instó a que como “hermanos y hermanas, no nos dejemos abatir por las adversidades, que estas historias nos motiven y nos den nuevo impulso para trabajar cada vez más unidos; cuando volvamos a nuestras casas, llevemos el compromiso de realizar cada día un gesto de paz y de reconciliación, para ser testigos valientes y fieles de esperanza cristiana”. El encuentro se realizó este lunes 31 de octubre en el estadio Malmö Arena, de Lund, Suecia, donde, además de la intervención de monseñor Héctor Fabio Henao participaron la joven india Pranita, quien se centró en el maltrato a la creación; Marguerite, una mujer de Burundi que aludió a “la locura del amor” y su proyecto a favor de los niños; y Rose, una refugiada de Sudán del Sur. Fuente: Secretariado Nacional de Pastoral Social

Mar 25 Oct 2016

Nacen las orientaciones para la pastoral educativa en Colombia en clave de paz

El Directorio de Pastoral de Educación ahora se llamará Orientaciones para la Pastoral de la Educación en Colombia y este no será el único cambio también se actualizarán las líneas de acción de la educación religiosa para responder a la actual coyuntura del país. Así mo manifestó el padre John Mario Gutiérrez, director de Educación y Culturas del episcopado colombiano. Del 24 al 26 de octubre 84 delegados de educación del país se han reunido en Bogotá para actualizar el directorio que desde 1980 regía el caminar de la pastoral educativa en Colombia. Así también durante este encuentro se ha delimitado el espacio y lugar epistemológico de la educación religiosas escolar, las líneas epistemológicas de la catequesis y cuál es la identidad de la escuela católica. ENTREVISTA PADRE JHON MARIO GUTIÉRREZ Actualizar el directorio no sólo responde a una necesidad pastoral coyuntural, sino también para responder al país desde la educación en un escenario de pos conflicto. En ese marco Alexander Espinoza, participante del encuentro y Delegado de Fusagasugá destacó que para ambientar la paz en el país los educadores tienen la gran misión de formar el corazón de las personas. “Si uno no es capaz de cambiar el corazón, de ensancharlo y abrirlo para que otra persona venga, seguramente no habrá paz”, manifestó el educador. Subrayó que en la tarea de educar el corazón el docente debe implantar en los niños y jóvenes a semilla del perdón, la reconciliación, la solidaridad, la justicia para que le hagan ser consciente de que el otro importa. ENTREVISTA ALEXANDER ESPINOZA

Dom 23 Oct 2016

La misericordia se hizo presente en Expocatólica 2016

Con signos concretos de misericordia ha concluido la quinta versión de ExpoCatólica que se realizó del 20 al 23 de octubre, donde los miles de fieles que visitaron la feria tuvieron la oportunidad de conocer diferentes experiencias que la Iglesia Católica realiza para ambientar la paz en Colombia. Durante los cuatro días la feria ofreció espacios de celebración, formación y recreación, todos inspirados en el perdón, la reconciliación, la justicia social y la solidaridad. La Expo Católica tuvo conferencias, talleres, celebraciones y expresiones artísticas. En diferentes momentos se resaltó la necesidad que tiene Colombia de reencontrarse y recomponer el tejido social, además de abandonar las actitudes que alimentan la polarización y división. Otro elemento que se debe destacar es la participación de los fieles en la Eucaristía, espacios de oración y alabanza. A nivel artístico los talleres, el concurso de música católica “Sacrofónica”, la recreación de títeres, la puesta escenica de teatro, y la danza de alabanza convocó una amplia participación de niños y jóvenes. También se hizo visible la realización de la IV Copa de la Fe que tuvo como campeón a la diócesis de Garzón y la presencia internacional de las arquidiócesis de Guadalajara y Quito.

Dom 23 Oct 2016

"No puede haber una paz desde el exterior hacia el interior"

Así lo manifestó Óscar Velásquez, durante su conferencia "El perdón y la reconciliación en la justicia social" que se realizó en el tercer día de ExpoCatólicaCol. "No puede haber paz si yo no tengo un proceso de paz en mi corazón, si yo no tengo esa construcción en mi corazón no puedo ayudar a mi familia, comunidad y país", manifestó el ponente, quien además es integrante del grupo Oremos por Colombia. Para Velásquez el verdadero proceso de paz se debe vivir en el interior y tiene que tener como bases el perdón y la reconciliación. Pero para que el perdón y la reconciliación germinen en los corazones la palabra clave es la conversión."Si la paz se construye desde los hombres será ficticia, la verdadera paz se contruye desde la conversión", manifestó. Recordó que la violencia en nuestro país debe terminar, pero con unas bases sólidas de verdad, justicia, equidad, solidaridad y donde se tenga muy claro el concepto de lo que queremos construir, de lo contrario no puede haber paz, porque siempre existirá alguien que tenga inconformismo, rabia o que sienta en su corazón que no se ha obrado con justicia. Reiteró que sí es posible la paz en Colombia, para que sea viable debe hacerse desde la conversión, es decir retornar a Dios que está dentro de nosotros y que dicta unas pautas reales de convivencia. Finalmente para saber si vivimos un proceso real de paz en nuestros corazones invitó para que nos hagamos un test con base a la primera carta de los corintios (capítulo 13). "Hágase la pregunta si es paciente, si no actúa con bajeza, si sufre celos. Dependiendo de sus respuestas se sabrá si hay paz en su corazón.