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Paz

Mié 30 Mar 2016

Paz con “S” de pascua

¿Será cierto aquello de que “en Colombia todos queremos la paz..! ¡Quién no la va a querer!”? O ¿Será uno de esos auto-engaños a que nos acostumbran y nos acostumbramos para que cada quien siga con lo suyo y nunca nos comprometamos a participar de lleno en lo que tiene que ver con todos? Al convocar al pueblo cristiano y a quienes han estado alejados del encuentro espiritual y eclesial con Jesucristo, especialmente en estos DIAS SANTOS que muchos dedican a otros fines, pongo de presente la necesidad de tomar una decisión histórica, personal y comunitaria, social y política, que es la de la responsabilidad moral de cada persona con su País, con el sentido de Nación, más allá de cualquier diferencia. Es una oportunidad para el acercamiento entre quienes estamos distanciados de diversas maneras. Es una oportunidad para la escucha y para expresar a través de la palabra y no de la mera pasión, los derechos que hemos negado o nos han negado, los deberes que hemos incumplido, las ofensas que nos hemos hecho, los daños que tenemos que reparar, las heridas que necesitamos sanar y cicatrizar, los pasos que podemos dar para escribir una historia distinta. Es una oportunidad para reencontrarnos con la belleza, la dignidad y grandeza de toda vida humana, con la posibilidad del amor como motor interior de la vida personal y social, con el trabajo honrado y constructivo de un futuro mejor, con la familia y la vecindad, con la naturaleza y entorno ambiental que claman por nuestro cuidado común, en fin, con ese “principio esperanza” que es el medio vital para que sobrevivamos y tengamos propósitos con futuro. Hay oportunidades que no se dan todos los días. La paz de Colombia es una de ellas. “No podemos darnos el lujo de fracasar nuevamente en el intento”, nos ha dicho el Papa Francisco, cuando visitó Cuba. La Pascua cristiana, centrada en el “morir ahora y nacer para siempre” con Cristo, celebrando su pasión, muerte y resurrección como un acontecimiento que recrea el ser de cada uno y la historia de todos, es, sin duda alguna, la más cierta manera de vivir la paz que nos da el Resucitado, superando miedos y prevenciones, encierros y violencias, como lo hace al presentar sus estigmas de Crucificado a los dispersos y cobardes discípulos que lo abandonaron. “Les traigo la Paz”, es el grito del Domingo de Pascua. Es la “Paz” con “S” de Pascua. Es la paz que surge de un espíritu humano que se sumerge en la gracia del Resucitado, gracia bautismal de morir al mal y al pecado, a la mentira y al “padre de la mentira”, y se integra a ese tronco de vida nueva que es Cristo Jesús, que es la Iglesia de sus discípulos, de pecadores perdonados, capaces de perdonar y en proceso permanente de conversión y crecimiento (Vigilia Pascual del Sábado Santo). Te invito a ver más allá de tus posiciones estáticas y negativas y a aportar tu oración, tu presencia, tu voluntad de cambio, al pueblo creyente y a la sociedad colombiana. Los invito y convoco a la Semana Santa 2016 en Cali y en cada territorio del País. +Darío de Jesús Monsalve Mejía Arzobispo de Cali.

Lun 7 Mar 2016

La paz

Por: Ismael Rueda Sierra - El Beato Paulo VI, en su memorable Exhortación Apostólica, Evangelii Nuntiandi (1975), sobre la evangelización del mundo contemporáneo, hacía ver que esta tarea significaba para la Iglesia, “llevar la Buena Nueva a todos los ambientes de la humanidad y, con su influjo, transformar desde dentro, renovar a la misma humanidad.” Por tanto no se trata – añade - solamente de llevar el evangelio a zonas geográficas distantes y apartadas o poblaciones más numerosas, “sino de alcanzar y transformar con la fuerza del evangelio los criterios de juicio, los valores determinantes, los puntos de interés, las líneas de pensamiento, las fuentes inspiradoras y los modelos de vida de la humanidad, que están en contraste con la Palabra de Dios y con el designio de salvación” (cf. E.N. 18- 19). En Colombia, una vez más, frente al proceso o procesos de paz que adelanta el gobierno con los grupos armados, con la cooperación de diversas instituciones, suscita dirigir el mayor interés de los ciudadanos y creyentes en general, hacia este valor, a su vez, don y tarea como es el de la paz. Pero es cierto también en la práctica, que esta atención revela la diversidad e incluso divergencias en el modo de concebir la construcción auténtica de la paz y sobre todo en los métodos más idóneos para alcanzarla: todos queremos la paz pero no de la misma manera, se podría concluir. Como Iglesia, en estado de misión permanente, entendemos que la paz, juntamente con el valor de la vida humana, son “punto de interés” determinantes en la evangelización urgida y urgente del país, para ayudar a iluminar y transformar desde dentro y en la raíz una convivencia pacífica, duradera y sostenible de los colombianos. Los acuerdos que a través del diálogo se puedan lograr, contribuyen pero no agotan, indudablemente, la inmensa tarea de construir, como tarea de todos, la paz; sin embargo, nos llevan a examinar, frente a la diversidad de interpretaciones, el sentir evangélico traducido también por el Magisterio y el pensamiento social de la Iglesia para su aplicación con coherencia, en el camino de evangelización. En efecto, el Concilio Vaticano II en la Constitución sobre la Iglesia en el mundo de hoy, al discernir sobre la construcción de la paz en el mundo, dice que “la paz no es la mera ausencia de la guerra, ni se reduce al sólo equilibrio de las fuerzas adversarias, ni surge de una hegemonía despótica, sino que con toda exactitud y propiedad se llama ´obra de la justicia´ (Is.32,7) … Por eso la paz jamás es una cosa del todo hecha, sino un perpetuo quehacer …Para construir la paz son absolutamente necesarios el propósito de respetar a los otros hombres y pueblos y su dignidad, y el apasionado ejercicio de la fraternidad. Así, la paz es también fruto del amor, el cual sobrepasa a todo lo que la justicia puede realizar” (G.S. 78). De tal manera que además de todo el trabajo de base, en experiencias de reconciliación, perdón y reintegración social con los grupos, las comunidades, las personas afectadas de diversos modos por las consecuencias de un conflicto de tantos años, generadora de resentimientos, revanchas, odios viscerales, desplazamientos, víctimas de tantas clases, es necesario y de modo estructural una acción tendiente a buscar la justicia y la equidad en la construcción de esa nueva sociedad. De lo contrario, con seguridad no faltarían por parte de grupos, nuevos motivos para generar también nuevos conflictos. Invocamos la misericordia de Dios para que en Colombia se cumpla también lo anunciado por el profeta Isaías: “De sus espadas forjarán arados, y de sus lanzas podaderas. Las naciones no levantarán ya más la espada una contra otra y jamás se llevará a cabo la guerra” (Is 2,4). Con mi fraterno saludo de paz. + Ismael Rueda Sierra Arzobispo de Bucaramanga

Vie 4 Mar 2016

Solo recibe perdón quien se arrepiente

Mons. Froilán Casas Ortiz - El perdón no viene por arte de magia o generación espontánea. El hombre es una criatura libre para tomar decisiones; a su vez, él debe responder por sus actos libremente realizados. En toda la historia bíblica es recurrente el tema del perdón: el Señor es clemente y rico en misericordia. El cínico nunca obtendrá el perdón pues su descarada y laxa conciencia lo hace ver como un héroe, cuando en realidad es un infeliz villano. Dios no entra en el corazón del soberbio, pues su personalidad está henchida de vanagloria y arrogancia. Allí no cabe Dios: su yo narcisista imposibilita dar cabida a Dios. Para el megalómano y narciso, su dios es él mismo. De ahí que dice el libro Santo: “Dios se resiste a los soberbios y abre su corazón a los humildes”. ¿Cómo va a recibir perdón aquel que se cree la divina perfección? En el colectivo cultural colombiano va entrando, con base en tanto adoctrinamiento publicitario la necesidad de la reconciliación nacional. Sí, hay que buscar la reconciliación, pero quienes cometieron atroces crímenes deben pedir perdón y arrepentirse sinceramente por haber causado tanto daño al país, a tanta gente. Claro, se debe perdonar, pero se espera que quienes han pecado gravemente, manifiesten un arrepentimiento sincero, cambien de conducta y muestren con hechos su nuevo comportamiento. Quien no se arrepiente está lejos de un cambio de conducta pues es tan cínico que antes se le sale a deber. Con esas personas no podrá establecerse un diálogo, pues ya de entrada tienen las de ganar. Reconocer el error es ganar la verdad. Hay gente tan descarada en su pecado que tras de ladrón bufón. Nuestro Maestro fue vilmente crucificado en medio de dos terribles bandidos. Ambos igualmente bandidos. Sólo uno recibió el perdón, porque sólo uno, reconoció su pecado. El cínico y desvergonzado murió en su ley, en su soberbia y así, asumirá sus propias consecuencias. Que no nos vengan con el sofisma de distracción que a todos se les dará perdón. Sí a todos se les ofrecerá el perdón, pero habrá algunos que creyéndose perfectos, su orgullo obnubila su inteligencia y entonces nunca reconocerán que han fallado. De soberbios está lleno el infierno. Sin arrepentimiento sincero no habrá perdón. Para que haya “borrón y cuenta nueva” tiene que visualizarse un cambio de actitud. Sí, habrá perdón, pero que por lo menos haya una declaración clara de arrepentimiento. Siguiendo el mandato divino, una víctima que ha sufrido todo el flagelo de la maldad, regalará el don precioso del perdón a quien se arrepienta y ofrezca un cambio de conducta. No olvidemos lo que nos dice la sabiduría popular: el que ofende escribe en el agua, el ofendido en la piedra; el que ofende se le olvida y el ofendido se acuerda. Comprendamos el dolor de la víctima y reconozcamos los errores cometidos para saborear la dulzura del perdón. Tú eres libre, pero Dios a la hora de la muerte te pediría cuentas del uso de tu libertad. “Dios que te creó sin ti, no te salvará sin ti”. Dios no es jurado de piedra, Dios ve tus actos. A Él no podrás engañar. + Froilán Casas Ortiz Obispo de Neiva

Jue 25 Feb 2016

Pedagogía por la paz: “Hay muertes que se pueden evitar”

El Evangelio de este domingo nos hace pensar en el carácter pasajero de nuestras vidas y en la posibilidad de que la muerte nos llegue en cualquier momento, por ejemplo aquellas producidas por enfermedades graves, algunos desastres naturales o accidentes inesperados. Sin embargo, hay otras muertes que acaban con la vida de las personas cuando todavía tienen mucho por vivir. Este es el eje central de la reflexión del Evangelio del domingo 28 de febrero en clave de Pedagogía por la Paz. Leamos con atención. [icon class='fa fa-download' link='']Descarga la reflexión de este domingo[/icon] Pedagogía por la paz Para entender las diferentes fases de un proceso que lleva al perdón, la reconciliación y la paz, la Comisión de Conciliación Nacional de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) propone a obispos, sacerdotes, religiosos(as) y laicos comprometidos la campaña denominada “Pedagogía por la paz”. Esta es una campaña de sensibilización para crear escenarios posibles de discusión para el tema de la paz.

Vie 19 Feb 2016

Concluye Asamblea número cien del Episcopado Colombiano

El Episcopado Colombiano, en el marco del cierre de la Asamblea Plenaria número cien, hizo público el resultado del trabajo realizado durante esta semana donde se abordaron varios temas importantes de la vida nacional. En rueda prensa, Monseñor Luis Augusto Castro Quiroga, arzobispo de Tunja y presidente de la Conferencia Episcopal, manifestó que esta asamblea tuvo como objetivo principal reflexionar sobre la realidad, la misión y el papel que desempeñan los obispos, los sacerdotes y los diáconos permanentes en la iglesia colombiana. Durante esta jornada de trabajo, que inició desde el pasado lunes y que culmina hoy viernes, el episcopado colombiano deliberó en torno al proceso de paz y de su preocupación en lo que se refiere a la justicia transicional, cuestionando la manera en que los delitos de lesa humanidad van a ser juzgados. Sumado a esto, los obispos colombianos tomaron en consideración otros aspectos como el relacionado con la corrupción, asegurando que la ética debe ser tomada enserio si se quiere construir una nueva Colombia. La vida, fue otro de los temas importantes durante esta asamblea número cien. En cuanto a este punto, los prelados respaldaron a todos los médicos católicos que se encuentran en dificultades con sus autoridades por el hecho de defender la vida. En la misma línea los jerarcas manifestaron su preocupación por la salud de quienes están sufriendo a causa del virus del zika, principalmente las mujeres en estado de gestación que por diferentes medios se sienten presionadas a abortar. También fue asunto de importancia para el episcopado la realidad del matrimonio, pues expresaron su preocupación por la manera en que se quiere deformar dicha unión para introducir, bajo el mismo nombre, otras formas de sociedad, que respetan, pero que deberían distinguirse por un nombre acorde a su naturaleza. En cuanto al tema relacionado con la propuesta del Ministerio de Educación, de introducir en el preescolar y en la primaria la educación sexual, los obispos colombianos opinan que se ésta invadiendo el derecho que le corresponde a la familia de introducir en esta realidad a sus propios hijos. El campo fue otro de los aspectos de reflexión para los prelados, quienes hicieron un llamado al Ministerio de Ambiente para que cambie su modelo de asignación de recursos por demanda para asistencia técnica y establezca uno nuevo, más adecuado a las necesidades de los productores. Por último, abordaron la realidad minera del país, manifestando que es un arma de doble filo para la sociedad rural, pues se debe regular la extracción y el flujo de ingresos que esta actividad produce. [icon class='fa fa-download fa-2x']Descargar comunicado de prensa[/icon] Lectura: Comunicado final Asamblea Rueda de Prensa

Jue 18 Feb 2016

Presidente Santos pidió a la iglesia colombiana seguir apoyando la paz

En la Asamblea Plenaria número cien, los señores obispos recibieron en las instalaciones de la Conferencia Episcopal, la visita del señor presidente de la república, Juan Manuel Santos, quien compartió los avances del proceso de paz que se adelanta en La Habana.. De un modo pedagógico el señor presidente con el doctor Manuel José Sepúlveda, expresidente de la Corte Constitucional, y a modo de entrevista, explicó al Episcopado Colombiano cada una de las fases de dicho proceso. Durante esta intervención se abordaron temas como la justicia transicional, el papel de la jurisdicción especial para la paz, la seguridad jurídica, las garantías de no repetición, el tribunal para la paz, entre otros. En esta ocasión los obispos tuvieron la oportunidad de intervenir con preguntas, no sólo sobre el proceso de paz, sino de varios temas que afectan la realidad social de país como los son el Quimbo, la educación, la familia, el postconflicto y el ELN. Por último, y luego de dos horas de reunión, el presidente de la república pidió a los obispos colombianos seguir apoyando el proceso desde sus regiones y orar por la paz de Colombia.

Lun 15 Feb 2016

Paz y Papa Francisco, retos de la Iglesia en Colombia

En el marco de la realización de la Asamblea Episcopal número cien, monseñor Luis Augusto Castro Quiroga, Arzobispo de Tunja y presidente de la Conferencia Episcopal, hizo referencia a varios temas de coyuntura nacional.En primer lugar, resaltó esta celebración como solemne y propicia para darle gracias a Dios por todos éstos años de servicio a la Iglesia en el Episcopado. “El episcopado celebra el hecho de que nos hemos reunido cien veces a lo largo de una historia, desde cuando empezó esta la Conferencia Episcopal, afirmó el prelado. Proceso de paz Al referirse sobre el proceso de paz que avanza en la Habana, Monseñor Castro Quiroga resaltó la importancia de que los colombianos identifiquen la función que cumple la justicia transicional dentro de un proceso de paz e insiste en que la justicia transicional no es para tiempos de paz, sino para tiempos de conflicto. “Es una justicia que el mundo se ha inventado para poder pasar de la orilla de la guerra a la orilla de la paz. No es igual a la justicia penal. Pero aquí está el problema, nosotros los colombianos hemos vivido siempre tratando de entender que es la justicia penal y sufrimos sus consecuencias o las vemos de tantas formas”, aseveró el prelado. Visita de Papa Francisco A propósito de la visita del Papa Francisco, el arzobispo de Tunja reiteró en que el Santo Padre ha manifestado su decisión de venir a Colombia, se haya o no firmado el proceso de paz, pues su deseo es el de venir a hacer una visita pastoral como la que ha realizado en sus últimos viajes. Monseñor Castro Quiroga manifestó la importancia de distinguir entre un deseo y una condición. "El Papa no puso como condición de que Colombia este en paz, él viene a hacer una visita pastoral. Si tiene que venir a animarnos para que sigamos trabajando por la paz muy bien, pero si tiene que venir a felicitarnos por que alcanzamos una meta, también”, afirmó el prelado. El ELN En cuanto a las celebraciones que el ELN está realizando en conmemoración de su aniversario, el presidente del episcopado no comparte que un acto del pasado se esté celebrando con secuestros y actos de guerra.“De todas maneras creo que ELN tiene que recapacitar y esta no es la mejor manera de celebrar las cosas". El obispo animó a que este grupo decida pasar de la fase privada a la fase pública de los diálogos y que "ojalá le añadieran a eso un cese el fuego unilateral”, precisó monseñor Castro Quiroga. El obispo pidió que lo más justo sea que el ELN empiece los diálogos públicos para crear un clima diferente en el país y aseguró que a Camilo Torres no le gustaría que lo estuvieran recordando de esta manera.

Jue 11 Feb 2016

Nuncio Apostólico reitera respaldo a proceso de paz.

En el marco del tradicional saludo de año nuevo que el Cuerpo Diplomático, acreditado en Colombia, da al presidente Juan Manuel Santos, el nuncio apostólico en Colombia, Monseñor Ettore Balestrero, manifestó su respaldo y atención al proceso de paz que se adelanta en el país desde hace tres años. En su discurso monseñor enfatizó que este proceso de paz ha contado, desde sus inicios, con la cooperación de varios países y organismos internacionales, labor que seguirán ejerciendo según las capacidades de cada uno. “Somos conscientes que esto representará un proceso largo y con altos costos, y para financiar los mismos hay países, instituciones y organizaciones internacionales, aquí representados, que desean contribuir según sus capacidades, de manera que la escasez de recursos no favorezca la ilegalidad y la violencia las cuales pondrían en peligro la paz misma”, aseguró el representante del Vaticano en Colombia. Monseñor Balestrero, quien se desempeña también como Decano del Cuerpo Diplomático acreditado en Colombia, le manifestó al presidente Juan Manuel Santos que él ha abierto nuevos caminos hacia la paz en circunstancias nada fáciles de las cuales son testigos privilegiados con deseo de contribuir al triunfo de “la paz en el respeto a la verdad y justicia para consolidar la institucionalidad colombiana y libertades de las personas”. “Quedan tramos delicados y cruciales por recorrer sin embargo gracias a su liderazgo y al apoyo de la comunidad internacional se han logrado acuerdos fundamentales y temas de alta complejidad venciendo dificultades que parecían casi insuperables”, aseveró el nuncio. Seguido a esto, destacó que este año es importante para Colombia y para la comunidad internacional que con mucha expectativa sigue los esfuerzos. “Así mismo afirmó que: “esperamos que en este nuevo año Colombia se encuentre más unida que nunca en la consecución de una paz sostenible sin rencores respetuosa del derecho nacional e internacional una paz que refuerce la institucionalidad la democracia y ofrezca nuevas oportunidades de desarrollo económico y social”. Cabe resaltar que el respaldo del cuerpo diplomático al proceso de paz se produjo luego de que el presidente recibiera las cartas credenciales de los embajadores en Colombia de El Salvador, Francisco Galindo Vélez; Japón, Ryutaro Hatanaka; China, Li Nianping; Reino Unido, Peter Tibber y de la Unión Europea, Ana Paula Zacarías. Estas cartas son el documento oficial que los diplomáticos presentan al mandatario como símbolo de su representación por parte de sus países y al aceptarlas, el presidente avala y recibe su rol en territorio colombiano.