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La Biblia es la historia de la Familia de Dios
Tags: sagrada familia plan nacional de predicación
Todos los días es importante la Palabra en la Misa. Pero hoy, solemnidad de la Familia de Jesús, José y María, esa Palabra está más cerca de nosotros y se encarna en nuestras respectivas familias. Escuchamos el mensaje del Padre Dios por medio del Antiguo y del Nuevo Testamento.
Lecturas
[icon class='fa fa-play' link=''] Primera Lectura: Eclesiástico 3,2-6.12-14[/icon]
[icon class='fa fa-play' link=''] Salmo de respuesta: 128(127),1-2.3.4-5 (R. cf. 84[83],5a)[/icon]
[icon class='fa fa-play' link=''] Segunda Lectura: Colosenses 3,12-21[/icon]
[icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Lucas 2,41-52[/icon]
[icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link=''] CONTEXTO BÍBLICO[/icon]
La liturgia de hoy nos ofrece unos preciosos textos de la Palabra de Dios que nos muestran de qué modo toda la Biblia no es sino la historia de la Familia de Dios, de lo que Él quiso hacer con sus creaturas y de lo que Él esperó de los humanos como respuesta.
Sabemos muy bien que antes de la venida del Señor Jesucristo, lo bueno que lograban los hombres y las familias se hacía por el esfuerzo de seguir la ley de Dios del Antiguo Testamento, personalmente animados e instruidos por los profetas.
Pero en el Nuevo Testamento es diferente. Ahora es el mismo Dios que se hace Palabra y nace y vive en familia. Viene, pues Jesús a habitar en nuestra casa para que nosotros un día lleguemos a la suya, donde seremos acogidos por el Señor (Salmo 127/128). Así comprendemos que el Viejo Testamento está latente en el Nuevo y este aparece patente en el Antiguo. Imaginemos la familia israelita del Libro del Eclesiástico al lado de la familia auspiciada por San Pablo en la epístola de hoy (Sir 3, 2 y Col. 3, 12).
[icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link=''] CONTEXTO SITUACIONAL[/icon]
En este año 2015, que estamos culminando, Dios Padre permitió que nosotros sus hijos, viviéramos dos acontecimientos sobre la familia de los hijos de Dios: el Congreso Mundial, en Filadelfia en septiembre y el Sínodo de obispos en Roma, en octubre.
Uno y otro evento afrontaron la situación de la familia en el mundo y la compararon con el plan de Dios. Problemas encontraron innumerables y, para algunos, insolubles, pero el Espíritu Santo iluminó caminos de solución que, como todo en la vida del cristiano tiene un lema: “Por la cruz llegamos a la luz”. Así decía Cristo mismo: “Quien quiera ser mi discípulo, tome su cruz y sígame” (Mc 8,34); Y San Pablo adopta esa frase como lema: “Yo, para vivir, estoy crucificado con Cristo” (Gal 2, 19). Es decir: vivir la vida cristiana tiene sus condicionamientos; y vivir la vida de familia cristiana tiene sus exigencias.
El mundo actual padece ciertas formas de vida que hacen de él un enfermo que está necesitado de tratamiento, pero que no se cree enfermo, y se burla de los remedios. Tales enfermedades aparecen cotidianamente en los media: familias incompletas, divorciados y vueltos a casar; madres solteras, uniones de hecho, hijos sin padres, padres abandonados, novios que conviven, homosexuales forzados o rechazados, viudos desolados, solteros frustrados, adolescentes embarazadas. Y, por supuesto, personas que encaran o sufren ya el fantasma del aborto o de la eutanasia.
En resumen, son muchos los bautizados católicos que desconocen la misericordia de Dios para sus angustias y miserias, y muchos también los que con responsabilidad de padres de familia o de ministros de la Iglesia, no han logrado llegar a todos los que sufren por una familia desorientada en un mundo enfermo.
[icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link=''] CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon]
La Liturgia de hoy nos invita a celebrar las familias de nuestra comunidad bajo el amparo y el ejemplo de la familia única e irrepetible de Belén, Egipto y Nazaret. Muchos aspectos de la vida familiar serán reforzados hoy si tomamos en serio esta Navidad como la presencia activa de Jesús en nosotros con José y María. He aquí algunas actividades que podremos realizar:
─ Lo primero es la unidad y la armonía de la familia; traten de orar juntos; “Familia que reza unida, permanece unida”. La primera lectura nos invita a hacer verdad el 4° mandamiento “Honrar padre y madre”.
─ Recuerden a los familiares que viven en otras latitudes y también a quienes ya nos dejaron y pasaron a servir a la Iglesia del cielo. Lo dice hoy la epístola: “Cantad a Dios, dadle gracias de corazón con salmos e himnos inspirados” (Col 3, 16).
─ No se contenten con vivir la interna unión familiar, salgan hacia las familias de amigos, vecinos y conocidos; siéntanse apóstoles de las familia, con los consejos del Papa Francisco: las tres palabras claves: Por favor, Gracias, Perdón. (Cfr Laudate Sí' 213).
─ Únanse a otros padres de familia para exigir a los que detectan el poder la obligación de ofrecer educación religiosa a niños y jóvenes, y de cumplir demás deberes (como aparecen en el Catecismo de la Iglesia, núm. 22 11); también dialoguen con los maestros sin olvidar que los primeros educadores son ustedes, los papás.
─ Y a los abuelos incorpórenlos en las tareas formativas de la familia y la comunidad. Qué bueno, además, que todos los adultos, hombres y mujeres se constituyan en apóstoles de defensa de la vida bien sea por ser influjo personal, o participando en asociaciones que se crean contra el aborto y la eutanasia.
Demos gracias al Señor por este año especial de la Familia con los imborrables eventos del Congreso y el Sínodo y que el Año de la Misericordia que ahora comenzamos esté marcado por pedir a Dios y recibir de él, el perdón de nuestras fallas y la reconciliación con propios y extraños.
[icon class='fa fa-play' link=''] Recomendaciones prácticas[/icon]
- La Misa de hoy ha de destacarse como celebración de las familias de la comunidad; privilegiar el papel de las parejas y, sobre todo, de los niños, en los diversos ministerios de las lecturas y la eucaristía.
- E2. Colocar delante de los fieles una imagen o un pendón de la Sagrada Familia o de una escena familiar, con una frase explicativa.
- El formulario de la Misa es propio
- El tiempo de Navidad continúa. Mantener, entonces, en los hogares el Pesebre y demás signos de esta fiesta.
- Celebraremos las otras fiestas del ciclo de Navidad: mañana 28 los Santos Inocentes; el viernes 1° la Maternidad divina de María, (fiesta de precepto); el domingo 3 la Epifanía, el domingo 10 el Bautismo del Señor, y el 2 de febrero la Presentación del Niño Dios y Purificación de su Madre María.
- En el Año de la Misericordia: Jubileo de la Familia.
Matrimonio y familia: don de Dios
Vie 8 Nov 2024
Sobre “La Paz Total”
Jue 7 Nov 2024
Jue 3 Ene 2019
Rindamos un homenaje amoroso a nuestro Señor
Estas fiestas que estamos celebrando tienen un propósito reconocer que Jesús es el Hijo de Dios, que nació en Belén, que él es la luz que irradia el mundo, él llena el mundo de alegría, gozo él es el distribuidor de la gracia de Dios. Reconocer todo esto nos pide rendirle un homenaje, adorarlo, rendirnos a su presencia, rendirnos a sus pies y tributarle un homenaje amoroso con la entrega espiritual y material. Eso es adorar al Señor Jesús. Tareas: Asiste a la Eucaristía y arrodíllate en el momento de la consagración. En tu habitación o en algún lugar haz el ejercicio de arrodillarte y adorar al Señor. Como los reyes, haz una buena ofrenda al Señor.
Jue 3 Ene 2019
Caminemos hacia Jesús
En esta solemnidad la Palabra de Dios nos presenta a Jesús como luz que ilumina a todos los pueblos: Algunos buscan y siguen esa luz y brota un encuentro que se convierte en adoración, junto a la transformación de la vida de quien adora. Otros, por su parte, prefieren las tinieblas y, preocupados por sus intereses, realizan planes homicidas contra quien es la Luz. En definitiva, el anhelo de la Iglesia es que todos los pueblos caminen hacia la luz y se dejen atraer por ella, y, al mismo tiempo, abran su corazón a los sentimientos que esa luz irradia, tales como la alegría y la esperanza. Primera lectura: Isaías 60,1-6 Salmo: 72(71), 1-2.7-8.10b-11.12-13 (R. cf. 11) Segunda lectura: Efesios 3,2-3a.5-6 Evangelio: Mateo 2,1-12
Dom 30 Dic 2018
María guarda todo en su corazón
En el Evangelio que se nos propone en esta solemnidad de Santa María Madre de Dios, podemos reflexionar en tres actitudes: La glorificación de los pastores al salir al encuentro del Salvador. El amor de María que como madre ama entrañablemente a su hijo y como creyente y testigo de las acciones amorosas de Dios, guarda todo en su corazón. La misión que Jesús tiene de salvar la humanidad y hacernos hijos libres del Padre Dios. Primera lectura: Números 6,22-27 Salmo: 67(66),2-3.5.6+8 Segunda lectura: Gálatas 4,4-7 Evangelio: Lucas 2,16-21
Jue 27 Dic 2018
Dios está presente en la familia
Igual que Jesús quiso hacer parte de la familia humana, unámonos con la Sagrada Familia de Jesús, María y José, para agradecer y alabar a Dios, que nos hizo parte de su familia divina. Por eso esta fiesta tiene dimensión universal, en la Iglesia, y se celebra, generalmente, el Domingo después de Navidad. Es la fiesta que nos recuerda que Dios está presente en la familia, donde se hace vida por excelencia: vida divina y vida humana. JESÚS, el Hijo de Dios, nace de María, la Madre que lo acoge y acompaña con su ternura; es cuidado por José, en la familia humilde, pobre y sencilla de Nazaret; y es asistido por su Padre Dios, quien en su Hijo nos da la Luz que nos ilumina, nos diviniza y nos salva como personas, familias, pueblos y naciones. Celebremos con gratitud y alegría. En esta fiesta las lecturas del Eclesiástico, salmo 128, Hebreos y del Evangelio de San Juan, nos propone reconocer la presencia y la acción de Dios en: Las formas de vida y las realidades históricas de nuestras familias, para potenciar las virtudes y las cualidades de obediencia, respeto y honra a nuestros padres y, en ellos, a Dios y, así, alcanzar sus bendiciones. La familia de Nazareth, desde donde el Señor Jesús se une a nuestra historia, espera que lo reconozcamos para hacernos Hijos de Dios y salvarnos. En nuestra disponibilidad de amar, para superar la ley que nos hace correr el riesgo de perder el amor, el sentido y la razón de ser de nuestra vida cristiana. Primera lectura: Eclesiástico 3,2-6.12-14 Salmo: 128(127),1-2.3.4-5 (R. cf. 84[83],5a) Segunda lectura: Colosenses 3,12-21 Evangelio: Lucas 2,41-52