Vie 12 Jun 2020
¡Llegó a Bogotá a servir con pasión evangelizadora!
La catedral primada de Colombia acogió a los pocos asistentes a la ceremonia de posesión del nuevo arzobispo de Bogotá, monseñor Luis José Rueda Aparicio, quien durante su homilía manifestó su entera disposición para ser un servidor del Evangelio e hizo un llamado a todos los colombianos a trabajar unidos por la paz y la reconciliación.
“Vengo a caminar con ustedes. Vengo a orar con ustedes. Vengo a evangelizar con ustedes. Y cuando Dios me conceda esa gracia, ¡vengo a morir con ustedes!”, expresó el prelado.
Tomando la liturgia del día, el nuevo arzobispo centró su reflexión en la persona de san Bernabé, hombre santo que se recuerda como “modelo para la Iglesia y para el creyente, un hombre de mucha fe”, señalando además cómo este misionero le inspira la ruta del peregrinar que la iglesia particular de Bogotá ha de continuar.
“Es la Iglesia la que envía al misionero, su servicio tiene la fuerza de la comunidad. Este envío eclesial supera cualquier tentación de liderazgo individual, porque con Bernabé, es la Iglesia misma la que se pone en camino hacia el mundo”.
Subrayó como una bendición poder llegar a ser un Bernabé, persona que amó sin ninguna discriminación de raza, género ni condición social, a la vez que acentuó el llamado que el Señor hace a todos para buscar a los alejados, acercar a los que se han ido, acompañar a los que están solos, ayudar a los que se han equivocado y perdonar a los que nos han hecho daño.
“El Señor necesita de nuestras manos, de nuestra inteligencia, de nuestro ser para que su amor se haga visible en un momento tan difícil como el que viven el mundo y nuestra nación”.
Un seguir el camino de mis predecesores
Por otra parte, destacó la acción pastoral de la Iglesia en Bogotá a lo largo de estos 456 años de historia, el legado de quienes han peregrinado por estos territorios, la tarea y misión de la vida religiosa y la labor que los 40 arzobispos han dejado a su paso por esta sede episcopal. “Todos ellos han entregado generosamente su vida en este servicio”.
“Es la historia salvífica de una Iglesia viva que ha tejido desde Bogotá, con hilos de vida cristiana y desarrollo humano integral, el progreso de la ciudad capital y de la nación entera”, señaló.
De manera particular exaltó la “sabiduría misionera y la audacia evangelizadora” con la que el cardenal Rubén Salazar Gómez, arzobispo saliente, dirigió en los últimos años esta jurisdicción. “En verdad me llena de alegría recibir una Iglesia bien estructurada, un plan de Evangelización en plena marcha”.
Un trabajo conjunto a favor de la paz
También dirigió un saludo especial al Presidente de la República Iván Duque; a los miembros de Congreso y de las Altas Cortes; al gobernador de Cundinamarca, Nicolás García Bustos; a la alcaldesa de Bogotá, Claudia López Hernández; a los alcaldes aledaños a Cundinamarca; a las autoridades civiles, militares y de policía; al personal de la salud; a líderes sociales; a docentes; y a los medios de comunicación, a quienes les expresó su disposición para unir fuerzas y trabajar de manera conjunta por el bien del país.
“Les manifiesto mi disposición para que aunemos fuerzas, para que tendamos puentes de encuentro, para que forjemos una sociedad más justa y fraterna, y para que trabajemos unidos por la paz de Colombia”.
Dimensiones del accionar misionero en la arquidiócesis de Bogotá
Al respecto del accionar misionero que llevará el rumbo de la arquidiócesis de Bogotá, el prelado resaltó cuatro dimensiones fundamentales a tener en cuenta: Anunciar la Palabra de Dios, celebrar a Jesucristo, vivir la alegría de la fraternidad y construir el Reino.
Anunciar la palabra de Dios
Sugirió comunicar la verdadera alegría en medio de esta emergencia sanitaria que vive no solo Bogotá sino el mundo entero “para consolar al enfermo y a su familia, para animar a los que han perdido un ser querido, para fortalecer al que se fatiga y no encuentra el camino (…) ¡Ay de nosotros en la Arquidiócesis de Bogotá, si no evangelizamos!”
Celebrar la presencia de Jesucristo vivo
Al resaltar el centro de la dimensión litúrgica de los católicos, que se evidencia en la participación de la Sagrada Eucaristía, expresó que espera una pronta apertura de los tempos, con los cuidados y protocolos que se han de requerir.
“Es urgente que nuestros fieles y comunidades puedan beneficiarse de esos pulmones espirituales que son los lugares consagrados (…) La pandemia ha hecho multiplicar la creatividad celebrativa en las redes sociales, pero eso no basta. ¡Necesitamos celebrar en los templos!”
Vivir la alegría de la fraternidad
Insinuó que solo habrá alegría cuando se puedan sanar las heridas producidas por “el pecado personal y social”, a lo que pidió seguir custodiando desde el ‘Plan de Evangelización’ que adelanta actualmente la Arquidiócesis de Bogotá, aspectos como el cuidado a la familia, el trabajo y la creación.
Construir el Reino
Evocando las palabras del Papa Francisco: “La misión es una pasión por Jesús, pero al mismo tiempo, una pasión por su pueblo”, el prelado invitó a todos a llenarse de confianza en Dios y así construir “Su Reino en esta arquidiócesis, en esta Iglesia en camino que peregrina en Bogotá y en el oriente de Cundinamarca. Su “Nuevo Ritmo” nos invita a vivir juntos para evangelizar (…) Sirvamos, queridos hermanos, al Reino de Dios y sirvamos a nuestro pueblo. Pero hagámoslo con pasión. ¡Con pasión evangelizadora!”
Al finalizar su homilía recitó una oración a la Santísima Virgen, poniendo en manos de ella su vida y su nuevo andar pastoral.
“Es el momento de la creatividad del Espíritu y de la renovación pastoral”
En su momento, el Nuncio Apostólico de Colombia, monseñor Luis Mariano Montemayor, hizo su intervención refiriéndose a la situación religiosa, política, social y económica que vive el país, resaltando de manera particular aspectos de la realidad capitalina y sugiriendo los desafíos que, por cuenta de la pandemia, la arquidiócesis de Bogotá ha de seguir en estos momentos.
“Poco a poco se ha venido acentuado problemáticas sociales muy conflictivas a saber: los cordones de miseria, la violencia urbana, la insuficiencia de los servicios de salud, entre otros (…) Usted es llamado a ser instrumento generoso y fraterno de reconciliación para contribuir a cerrar tantas heridas muy profundas que se reflejan en las desigualdades, en los odios de clase y de partido, en el dolor inmenso de las víctimas de toda violencia”.
“Señor arzobispo, usted asume la dirección y animación de esta Iglesia particular en un momento de incertidumbre frente al futuro; la pandemia generada por el covid-19 plantea de la tarea evangelizadora de la Iglesia respuestas nuevas, quizás inéditas, es el momento de la creatividad del Espíritu, de la docilidad generosa a los signos de los tiempos, para poder responder con altura evangélica a los retos del momento.”
Finalmente, recordó que para consolidar los retos y hacer mayor presencia ante semejantes retos pastorales no ha de sentirse solo en este caminar pues “son tres millones novecientos mil habitantes de esta ciudad que se identifican como católicos, los bogotanos católicos son numerosos, muchos de ellos no solo generosamente disponibles, sino también capacitados profesionalmente para influir decisivamente tanto en la vida y tarea pastoral, como en la vida política y económica de la ciudad.”
Este es un pueblo que hoy te acoge con cariño
Por su parte, el cardenal Rubén Salazar Gómez dijo que hoy la Iglesia bogotana acoge al nuevo arzobispo con la seguridad de que “es el pastor que el Señor quiere para esta Iglesia (…) El Señor te ha adornado de todas las virtudes y capacidades para que puedas guiar este pueblo en nombre del Señor (…) Tu tarea es que este pueblo santo y fiel de Dios continué descubriendo la presencia salvadora de Dios”.
El cardenal Salazar animó al nuevo arzobispo a guiar esta Iglesia particular discerniendo permanentemente los signos de los tiempos y bajo la presencia salvadora del Señor, quien “está vivo en la ciudad, en los campos, en medio de la humanidad y de cada persona”. A la vez, le recomendó dejarse acompañar de los distintos carismas, ministerios y servicios que le puedan aportar para su servicio pastoral.
Siguiendo los protocolos de bioseguridad establecidos ante la pandemia por el Covid-19, el acto litúrgico se realizó en la Catedral Primada de Colombia, y contó con la presencia del cardenal Rubén Salazar Gómez, el Nuncio Apostólico de Colombia, monseñor Luis Mariano Montemayor, los obispos auxiliares de Bogotá, monseñor Luis Manuel Alí Herrera y monseñor Pedro Manuel Salamanca Mantilla, el canciller de la Arquidiócesis de Bogotá, Canónigos del Capítulo Catedral de Bogotá, el párroco de la Catedral y algunos presbíteros miembros del Colegio de Consultores.
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Eucaristía: Posesión canónica del Excelentísimo Mons Luis José Rueda Aparicio