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Actualidad

Mar 14 Abr 2020

¡Cristo, nuestra esperanza, ha resucitado!

Después de haber celebrado la Semana Santa en unas condiciones sin precedentes, debido a la pandemia del nuevo coronavirus, los obispos de Colombia expresan su saludo de pascua y animan para que estos momentos que afronta el país puedan ser vividos con esperanza y puestos en la confianza de Cristo Resucitado. En su saludo alientan a poner en práctica el mensaje del mandamiento del amor “asumiendo con valentía y con espíritu de fe los desafíos que nos está planteando la situación que vivimos y manifestando la novedad de vida que el Señor nos ha conseguido con su victoria sobre el pecado y la muerte”. Los prelados aseguran que este momento de ‘Resurrección’ que vive la Iglesia católica debe llevar a redescubrir en cada persona el camino a la reconciliación y la paz, practicando la caridad, el amor a la familia, el respeto a la vida y a la creación. Así, aseguran que “no solo para salir de la pandemia sino para que, aprendiendo las lecciones que nos deja, transformemos esta contingencia en oportunidad de construir un país mejor para todos, desterrando de él todo signo de violencia y muerte”. Reconocen y agradecen los esfuerzos que ministros ordenados, consagrados y laicos han venido realizando en lo que lleva la pandemia, a pesar de las limitaciones, para poder llegar a través de los medios de comunicación tradicionales y digitales con un mensaje evangelizador y de esperanza a los diferentes rincones del país. “Por gracia de Dios, ha sido ésta una ocasión para reflexionar, detener el frenético ritmo de nuestra vida, compartir con los seres queridos, profundizar en los misterios de nuestra fe y fortalecer nuestra relación con Dios y con los hermanos”, destacan. Igualmente, expresan su agradecimiento al Gobierno Nacional, departamental y local; al cuerpo militar y de policía; al personal médico que sirve en clínicas y hospitales; a quienes tienen a su cargo el cuidado de adultos mayores, en fin, a todas aquellas personas que permiten que el país pueda continuar con la dinámica que plantea esta emergencia. “Para todos suplicamos la protección, la fortaleza y la sabiduría de Dios”. Una vez más piden a toda la comunidad mantenerse vigilantes a las recomendaciones hechas por los entes de salud, para que no se extienda la propagación de este virus que ya cobra la vida de más de un centenar de personas. “Los invitamos a continuar los días de cuarentena, animados por la esperanza que nos ha infundido la resurrección del Señor, ahora con mayor responsabilidad y compromiso”. Bajo el amparo de la Virgen María ponen en oración esta pandemia para que sus plegarias sean oídas y se dé pronto el fin de esta crisis que azota al mundo. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon]

Dom 12 Abr 2020

Papa Francisco: Que el resucitado sane las heridas de la humanidad desolada

Este domingo 12 de abril, el Papa Francisco ha celebrado en la Basílica de San Pedro la misa del Domingo de Resurrección. Acto seguido oró por el mundo entero e impartió la bendición Urbi et Orbi a la humanidad y a toda la creación. Contagiar la esperanza que viene de la resurrección “Es el contagio de la esperanza: «¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza!». No se trata de una fórmula mágica que hace desaparecer los problemas. No, no es eso la resurrección de Cristo, sino la victoria del amor sobre la raíz del mal, una victoria que no “pasa por encima” del sufrimiento y la muerte, sino que los traspasa, abriendo un camino en el abismo, transformando el mal en bien, signo distintivo del poder de Dios”, afirmó el Papa Francisco profundizando sobre el sentido de la esperanza. Mirar al resucitado El Papa invita a mirar al resucitado, “que no es otro que el crucificado”, para “que sane las heridas de la humanidad desolada”. En este contexto, el Papa tiene presente a los enfermos, a los que han fallecido y a las familias que lloran la muerte de sus seres queridos: “Hoy pienso sobre todo en los que han sido afectados directamente por el coronavirus” y pide para ellos “que el Señor de la vida acoja consigo en su reino a los difuntos, y dé consuelo y esperanza a quienes aún están atravesando la prueba, especialmente a los ancianos y a las personas que están solas. Que conceda su consolación”. De igual manera recordó al personal sanitario, a las autoridades y a todos los que trabajan en los servicios esenciales. Dificultades generadas por la pandemia Francisco hizo un recuento de las dificultades que los seres humanos pasan en estos momentos de pandemia: lutos, sufrimientos físicos y problemas económicos. Seguidamente subrayó: “Esta enfermedad no sólo nos está privando de los afectos, sino también de la posibilidad de recurrir en persona al consuelo que brota de los sacramentos, especialmente de la Eucaristía y la Reconciliación”. En este ambiente, nos invita a recordar la antífona de ingreso de la Misa del día de Pascua del Misal Romano: No temas, «he resucitado y aún estoy contigo». Un período de cambios repentinos El Papa se presenta cercano a aquellos que están enfrentando un futuro incierto, pues temen perder el trabajo y las consecuencias que este hecho comporta; también está cercano a quienes toman decisiones políticas y les invita a que encarnen la búsqueda del bien común de todos los ciudadanos “para permitir que todos puedan tener una vida digna y favorecer, cuando las circunstancias lo permitan, la reanudación de las habituales actividades cotidianas”. Este no es tiempo para la indiferencia ni para el egoísmo Francisco hace un llamado a los fieles para que actúen en favor de los más débiles: “Este no es el tiempo de la indiferencia, porque el mundo entero está sufriendo y tiene que estar unido para afrontar la pandemia. Que Jesús resucitado conceda esperanza a todos los pobres, a quienes viven en las periferias, a los prófugos y a los que no tienen un hogar. Que estos hermanos y hermanas más débiles, que habitan en las ciudades y periferias de cada rincón del mundo, no se sientan solos”. Llamamientos a la humanidad El Obispo de Roma procedió a hacer una serie de peticiones a la humanidad y en particular a los cristianos católicos para que actuemos y así construyamos una nueva humanidad, fruto de la resurrección de Jesús entre nosotros: Pidió no dejar solos a los pobres, a los presos y a los que no tienen hogar. “Procuremos que no les falten los bienes de primera necesidad, más difíciles de conseguir ahora cuando muchos negocios están cerrados, como tampoco los medicamentos”. En el caso de los países con sanciones internacionales pidió que “se relajen además las sanciones internacionales de los países afectados, que les impiden ofrecer a los propios ciudadanos una ayuda adecuada”. A los países que cargan enormes deudas externas, pidió reducir o incluso condonar, “la deuda que pesa en los presupuestos de aquellos más pobres”. Para Europa, el Papa pidió que enfrente los desafíos actuales con unidad, rechazando los egoísmos: “Que no pierda la ocasión para demostrar, una vez más, la solidaridad, incluso recurriendo a soluciones innovadoras. Es la única alternativa al egoísmo de los intereses particulares”. El Papa renovó su llamado a finalizar de inmediato todas las guerras y a poner por encima de los conflictos la vida de todos los seres humanos, así como a poner fin al comercio de armas: “No es este el momento para seguir fabricando y vendiendo armas, gastando elevadas sumas de dinero que podrían usarse para cuidar personas y salvar vidas. A continuación, el Papa hizo memoria de algunos lugares castigados por conflictos bélicos y en los que la población sufre la fuerza de la violencia desde hace muchos años: “Que sea en cambio el tiempo para poner fin a la larga guerra que ha ensangrentado a Siria, al conflicto en Yemen y a las tensiones en Irak, como también en el Líbano. Que este sea el tiempo en el que los israelíes y los palestinos reanuden el diálogo, y que encuentren una solución estable y duradera que les permita a ambos vivir en paz. Que acaben los sufrimientos de la población que vive en las regiones orientales de Ucrania. Que se terminen los ataques terroristas perpetrados contra tantas personas inocentes en varios países de África”. Seguidamente el Papa recordó a las poblaciones donde se producen crisis humanitarias, en Asia y África, como en la Región de Cabo Delgado, en el norte de Mozambique. También pidió que Jesús “reconforte el corazón de tantas personas refugiadas y desplazadas a causa de guerras, sequías y carestías. Que proteja a los numerosos migrantes y refugiados —muchos de ellos son niños—, que viven en condiciones insoportables, especialmente en Libia y en la frontera entre Grecia y Turquía. Que permita alcanzar soluciones prácticas e inmediatas en Venezuela, orientadas a facilitar la ayuda internacional a la población que sufre a causa de la grave coyuntura política, socioeconómica y sanitaria”. Finalizó su mensaje diciendo: “Las palabras que realmente queremos escuchar en este tiempo no son indiferencia, egoísmo, división y olvido. ¡Queremos suprimirlas para siempre! Esas palabras pareciera que prevalecen cuando en nosotros triunfa el miedo y la muerte; es decir, cuando no dejamos que sea el Señor Jesús quien triunfe en nuestro corazón y en nuestra vida. Que Él, que ya venció la muerte abriéndonos el camino de la salvación eterna, disipe las tinieblas de nuestra pobre humanidad y nos introduzca en su día glorioso que no conoce ocaso”. Tomado: Vatican News

Sáb 11 Abr 2020

¡Felices Pascuas 2020!

Es el deseo del Cardenal Rubén Salazar Gómez, arzobispo de Bogotá y Primado de Colombia, quien en un video-mensaje recuerda que, al desear Felices Pascuas, “estamos deseando que el Señor venga a nosotros, quiebre todas las resistencias que tenemos en nuestro interior y nos haga capaces de recibir su Espíritu que nos viene a dar la vida, la luz, la alegría y la paz”. Tras explicar que la palabra Pascua viene del hebreo, significa paz y nace cuando los Israelitas pasaron de la esclavitud de Egipto a la libertad de la tierra prometida. Y, Cristo, nuestro Señor, la vivió pasando de la muerte a la vida, el prelado insistió en que “también tenemos que vivir la Pascua pasando de nuestra condición de esclavos del pecado a ser libres con la libertad de los hijos de Dios; es decir, con la libertad del amor”. El tiempo pascual comprende cincuenta días (en griego = "pentecostés", vividos y celebrados como un solo día: "los cincuenta días que median entre el domingo de la Resurrección hasta el domingo de Pentecostés se han de celebrar con alegría y júbilo, como si se tratara de un solo y único día festivo, como un gran domingo" (Normas Universales del Año Litúrgico, n 22).

Vie 10 Abr 2020

Sábado Santo: Esta noche celebramos la solemne Vigilia de Pascua en Cristo

El Sábado Santo es un día de oración junto a la tumba esperando la resurrección. Es un día de reflexión y silencio. Es la preparación para la celebración de la Vigilia Pascual. Este día concluye con la celebración de la Vigilia Pascual, que es un momento litúrgico que se realiza en la víspera del Domingo de Resurrección, día que finaliza la Semana Santa. El padre Jorge Bustamante Mora, director del Departamento de Doctrina de la Conferencia Episcopal de Colombia, recuerda que esta celebración tiene que ser vivida a plenitud “con alegría, gozo y felicidad porque el Señor Jesús vence la muerte, el mal, el pecado y ha resucitado”. Explica que la celebración de la Vigilia Pascual se vive a través de unos signos que van mostrando el paso de la presencia de Cristo Resucitado. El fuego Al iniciar la celebración, el sacerdote apaga todas las luces de la Iglesia, enciende un fuego nuevo que representa a Jesús. “Es la columna de Jesús vivo que irrumpe las tinieblas y nos muestra el poder de la presencia de Dios”. Liturgia de la Palabra Después de la Celebración del fuego nuevo, se sigue con la lectura de la Palabra de Dios. Se acostumbra a leer siete lecturas, empezando con la Creación hasta llegar a la Resurrección. “Todo esto lo viviremos con la abundancia de la palabra del Señor, que nos recordará la historia de la salvación, hasta llegar a la victoria de Jesús, que venció. Hoy no tenemos nada que temer sino al contrario confiarnos gozosamente y alegremente al Señor que ha resucitado”, señala el sacerdote. El agua El agua bendita es el símbolo que nos evoca nuestro Bautismo, nos recuerda además que con el agua del bautismo pasamos a formar parte de la familia de Dios. “Este momento nos muestra el rito de la liturgia bautismal, porque el agua es signo de vida, de crecimiento y nacimiento en el bautismo”. Por último, el sacerdote anima a participar de este gran momento de júbilo para los creyentes, “para que de esta forma podamos gritar juntos, Aleluya el Señor Resucito, felices fiestas de Pascua”. Para tener en cuenta: Encuentre orientaciones pastorales y material audiovisual para vivir la Semana Santa 2020 enhttps://iglesiaantecoronavirus.cec.org.co/semana-santa-2020/

Vie 10 Abr 2020

Obispos colombianos reflexionan Sermón de las 7 Palabras

Durante el Viernes Santo, con piedad y devoción, los creyentes se acercan a la cátedra de amor y misericordia del Divino Maestro, al meditar sus últimas palabras en la cruz. Aprendamos a estar junto a la cruz, con espíritu de esperanza y unámonos a la plegaria hecha, en Panamá, por el Papa Francisco “Enséñanos Señor a estar al pie de la cruz, al pie de las cruces; despierta esta noche nuestros ojos, nuestro corazón; rescátanos de la parálisis y de la confusión, del miedo y de la desesperación. Padre, enséñanos a decir: Aquí estoy junto a tu Hijo, junto a María y junto a tantos discípulos amados que quieren hospedar tu Reino en el corazón”. Sigamos, también, la reflexión entregada por los obispos colombianos, desde la realidad y desafíos que afronta el país. Primera Palabra "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen" (Lucas 23,34) Sobre esta primera palabra pronunciada por Jesús en la cruz, monseñor Óscar Urbina Ortega, arzobispo de Villavicencio y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, recuerda que“Él crucificado, en medio de su sufrimiento, a través de su amor, es la respuesta a los sufrimientos que llevamos todos en estos días en el corazón”. El prelado señala que“las últimas palabras de su vida son expresión maravillosa, que sintetiza lo que fue la vida de Jesús: verdadero hombre que vino a mostrarnos el rostro amoroso, misericordioso, tierno, de Dios Padre, por eso clama: Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”. En este sentido, señala que"al contemplarlo descubrimos que el perdón, como gracia de Dios, sembrada en nuestro interior, se convierte no en el fruto de un proceso, sino en la vivencia de lo que Dios nos regala si lo pedimos como Jesús nos enseñó en el Padrenuestro”. Refiriéndose a la compleja situación que vive el mundo a causa de la pandemia por coronavirus, manifestó su deseo de que“al pasar por esta prueba que estamos viviendo quede, como fruto en nuestras familias, primer espacio donde aprendemos el ABC de acogernos, comprendernos, perdonarnos, el don de la reconciliación, superando juntos lo que nos divide”. Segunda Palabra "Yo te aseguro, hoy estarás conmigo en el paraíso" (Lucas 23, 39-43) Por su parte, monseñor Orlando Olave Villabón., obispo de Tumaco, al reflexionar sobre la segunda palabra, dicha al ladrón arrepentido, que asume su pecado, llama la atención sobre la actitud contraria, de indiferencia, que muchos asumimos ante los momentos difíciles que vive el país: violencia, narcotráfico, guerra, desplazamiento. Al referirse al asesinato de líderes sociales, recuerda que ellos,“como Jesús, están donando su vida. Hoy queremos decirles a estos hombres y mujeres, que la vida no termina con la muerte. Nos duele su muerte, la tristeza de su familia, pero queremos dar un mensaje de esperanza, motivar a que otros sigan comprometiéndose en la transformación de la realidad colombiana”. “Pedimos al Señor que lleve a su reino a estos hombres y mujeres que han donado su vida". Tercera Palabra "Mujer, he ahí a tu hijo, hijo he ahí a tu madre" (Juan 19,26-27) Monseñor Juan Vicente Córdoba Villota, obispo de Fontibón, al reflexionar la tercera palabra, señala que “en san Juan estamos todos los seres humanos presentes cuando el Señor nos entrega a María como Madre”. ¿Qué quiere decir esto?, explica el obispo: “Nos ha dado el tesoro más grande, una madre con corazón eterno: la virgen María, madre de Dios y madre nuestra”. “Esto nos conecta con la vida”, agrega el prelado. “Darle una madre a un niño es darle vida y estamos en un momento crucial en el que la sociedad quiere acabar con la vida. El Art 11 de la Constitución de Colombia dice: la vida humana es inviolable, no habrá pena de muerte (…) pero han querido violar esto con el aborto”. Ante esta realidad señala: “levantamos la voz por los que no tienen voz, en contra de los que matan (…) de los que agreden la creación, especialmente, levantamos la voz por los más indefensos, que es el niño en el vientre de la madre”. Cuarta Palabra "Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has abandonado?" (Mateo 27,46-47) Al meditar la cuarta palabra, monseñor Héctor Salah Zuleta, obispo de Riohacha, centra su mirada en el sentimiento de abandono que experimentan hoy tantos seres humanos. Retomando a san Agustín: “nos hiciste Señor para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti”, el obispo señala que ante la soledad y el abandono, que son una de las mayores calamidades que atenta contra la estabilidad humana, debemos recordar que “Dios no abandona al hombre ni quiere que esté solo. En la mayoría de las dificultades que padecemos, somos nosotros quienes abandonamos a Dios”. “No podemos olvidar que “no es Dios quien necesita de nosotros sino nosotros los que necesitamos de Dios”, insiste. Sin embargo, "Él experimentó en su ser, voluntariamente, la realidad de una vida humana para redimirla, ofreciéndonos el remedio de su luz y de su fuerza, que nos viene cuando lo buscamos por los méritos y el amor vivido en su cruenta pasión”. Quinta Palabra "Tengo sed" (Juan 19,28) “La sed que siente Jesús no es solamente una necesidad fisiológica”, explica monseñor Rubén Jaramillo Montoya, obispo de Buenaventura, al reflexionar la quinta palabra. “La sed de Jesús, es la sed de amor, de justicia, de perdón. Ese deseo de Jesús en la cruz es también el deseo que Él quiere que tengamos todos nosotros: sed de servir, de ayudar a nuestros hermanos”. Así mismo, precisa: “Dios quiere que, sedientos de eternidad, busquemos al único que puede saciar el corazón humano que es Jesús”. “Vivamos la nueva vida que Cristo nos da (…) para que nosotros también saciemos a nuestros hermanos con la Palabra, con nuestro amor, con nuestra compañía y entre todos construyamos una Colombia más justa”, anima el obispo. Sexta Palabra "Todo está consumado" (Juan 19,30) Esta palabra “significa que Él realizó la misión que el Padre le confió y fue obediente hasta la muerte y muerte de cruz”, explica monseñor Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Popayán. Sin embargo, “en nuestra vida todo está por cumplirse”, precisa el obispo. En este sentido, anima a descubrir la misión que cada uno tiene y asumirla. “Que esta Semana Santa sea la oportunidad para que nosotros, profundizando, en nuestra vida misionera, en la misión que Dios Padre nos confió; nos unamos con Cristo, con su cruz y asumamos nuestra tarea, porque la Casa Común espera que nosotros le sirvamos, nuestra familia espera que cumplamos nuestra misión (…) El mundo entero necesita de hombres y mujeres que, con Cristo, realicen la misión que el Padre les confió”. Séptima Palabra "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu" (Lucas 23,46) Finalmente, al reflexionar la séptima palabra de Jesús en la cruz, monseñor Juan Carlos Cárdenas Toro, secretario general del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), afirma que “entregando su vida al Padre, Jesús concluye su misión terrena. Con sus gestos, sus palabras, devuelve la dignidad en sí mismos a pobres, enfermos, mujeres, hombres, niños, pecadores; sin embargo, su coherencia y compromiso tuvo consecuencias y con su muerte en la cruz estas consecuencias llegan a lo máximo posible”. Es así como, insiste el obispo: “tomar partido por quienes están en las periferias existenciales es un compromiso que en la vida de Jesús llevó incluso a las acciones más violentas contra Él, pero Jesús nunca cambió ni sus opciones, ni su actitud pacífica, cercana y pronta al perdón”. Por ello, agrega, “Jesús crucificado es una lección para nosotros hoy, como dice san Pedro en su primera carta: Cristo sufrió por ustedes, dándoles un ejemplo para que sigan sus huellas”. “(…) Jesús no vuelve a su Padre derrotado, vuelve con la victoria del amor que vence al odio. Que en nosotros también venza el amor contra todos los sentimientos destructivos”, exhorta el prelado.

Jue 9 Abr 2020

Viernes Santo: día de silencio y contemplación

Este día contemplamos el misterio del amor. “No hay amor más grande que el que da la vida por sus amigos”, nos dijo Jesús. En este sentido, el padre Jorge Bustamante Mora, director del departamento de Doctrina de la Conferencia Episcopal, afirma que “contemplar a Jesús en la cruz es contemplar la prueba más grande que Dios nos ha dado de su amor. Este es el día del amor hecho cruz, hecho entrega. En el Viernes Santo conmemoramos la pasión, crucifixión y muerte del Señor”. ¿Cómo vivir este día santo? El sacerdote explica que durante el Viernes Santo “estamos invitados a contemplar sus cinco llagas; el dolor y el misterio que vivió. Llamados a escuchar y contemplar sus Siete Palabras y, como Iglesia, a unirnos y hacer oración por toda la humanidad, lo que llamamos la oración universal de los fieles”. También, nos alimentaremos del cuerpo del Señor, no porque se celebre la Eucaristía, sino porque tomamos de la Eucaristía del Jueves Santo. En este día, agrega, “nuestros ojos se tienen que fijar y clavar en la imagen de Jesús crucificado, no como un misterio de dolor y sufrimiento, es la victoria del amor”. “Que este Viernes Santo sea la hora de cada uno de nosotros para aceptar a Jesús en el corazón, para agradecerle que nos haya salvado con su muerte y para que vivamos la glorificación de ser hijos de Dios”, insiste. Finalmente, invita a seguir el ejemplo de la virgen María y de los discípulos, caminando junto a Jesús en la cruz, desde nuestra oración personal y familiar. Vía Crucis Con este ejercicio de piedad acompañamos el camino de Jesús que sigue pasando hoy por todos los caminos del mundo, compartiendo con amor generoso las dolencias de los hombres. [icon class='fa fa-download fa-2x']Descargar Vía Crucis 2020[/icon] [icon class='fa fa-download fa-2x']Descargar Vía Crucis misionero[/icon] [icon class='fa fa-download fa-2x']Obispos colombianos reflexionan Sermón de las 7 Palabras[/icon] Para tener en cuenta: Encuentre orientaciones pastorales y material audiovisual para vivir la Semana Santa 2020 y Tiempo de Pascua en https://iglesiaantecoronavirus.cec.org.co/semana-santa-2020/

Jue 9 Abr 2020

El Papa a los sacerdotes: "déjense lavar los pies"

El día en que la Iglesia conmemora la Última Cena celebrada por Jesús con sus doce discípulos en «la noche en que iba a ser entregado» (1 Cor 11,23), durante la cual el Maestro instituyó la Eucaristía y el Sacerdocio cristiano y que marca el inicio del Triduo Pascual, el Papa Francisco celebró la Santa Misa en la Basílica Vaticana. Una Misa inusual, debido a la pandemia en curso, que ve al Sumo Pontífice celebrarla en una basílica semivacía, tras haberla celebrado cinco años en el interior de una cárcel, tras haber lavado los pies de personas privadas de su libertad, de pobres y de refugiados. Este año, esos ritos no están presentes, debido al distanciamiento social pedido por las autoridades para prevenir los contagios. La comunión de la Iglesia es de todos modos latente: en los hogares convertidos en templos domésticos así como en las iglesias y en las comunidades religiosas, gracias también a los medios de comunicación social. Eucaristía, servicio, unción En la noche en el que el más grande se hace pequeño, (cfr. Jn 13, 3-5), el Pontífice improvisa la homilía, y da tres palabras claves al iniciar, a partir de las cuales desarrollará la primera parte de su reflexión: Eucaristía, servicio, unción. "El Señor que quiere permanecer con nosotros en la Eucaristía, y nosotros nos convertimos siempre en sagrarios del Señor: llevamos al Señor con nosotros hasta el punto de que él mismo nos dice que si no comemos su cuerpo y bebemos su sangre, no entraremos en el Reino de los Cielos. Misterio, esto del pan y el vino, del Señor con nosotros, en nosotros, dentro de nosotros". El servicio:"Ese gesto que es una condición para entrar en el Reino de los Cielos. Servir, sí, a todos. Pero el Señor, en ese intercambio de palabras que tuvo con Pedro, le hace entender que para entrar en el Reino de los Cielos debemos dejar que el Señor nos sirva, que sea el Siervo de Dios siervo de nosotros. Y esto es difícil de entender. Si no dejo que el Señor sea mi siervo, que el Señor me lave, me haga crecer, me perdone, no entraré en el Reino de los Cielos". Y el sacerdocio. "Hoy quisiera estar cerca de los sacerdotes, de todos los sacerdotes, desde el más reciente ordenado hasta el Papa: todos somos sacerdotes. Obispos, todos... Somos ungidos, ungidos por el Señor; ungidos para hacer la Eucaristía, ungidos para servir". Los santos de al lado El Papa no presidió esta mañana la Misa Crismal con los sacerdotes de Roma, pero espera poder celebrarla “antes de Pentecostés”, dice en la homilía, porque de lo contrario “debemos posponerla hasta el año que viene”. Sin embargo, añade, “no puedo dejar pasar esta Misa sin recordar a los sacerdotes”: "Sacerdotes que ofrecen sus vidas por el Señor, sacerdotes que son servidores"."En estos días – hace presente – más de 60 han muerto aquí, en Italia, en el cuidado de los enfermos en los hospitales. También con los médicos, las enfermeras: son los santos de al lado, sacerdotes que han dado su vida en el servicio". Sacerdotes anónimos y buenos Francisco piensa en particular en aquellos que están lejos, narra de haber recibido precisamente hoy la carta de un franciscano capellán de una prisión, que cuenta cómo vive esta Semana Santa con los presos. Y habla de los sacerdotes que van lejos para llevar el Evangelio, y mueren también a causa de la peste en ese lugar lejano, porque no estaban preparados, porque no tenían anticuerpos. Sacerdotes de los cuales “nadie conoce su nombre”. Y prosigue: "Los sacerdotes anónimos, los curas del campo que son párrocos en cuatro, cinco, siete pueblos, en las montañas, y van de uno a otro, que conocen a la gente... Una vez, uno de ellos me dijo que sabía el nombre de toda la gente de los pueblos". "¿En serio?" Le dije. Y dijo: "Incluso el nombre de los perros". Conocen toda la proximidad sacerdotal: bien. Buenos sacerdotes. Sacerdotes calumniados y pecadores En este día Francisco lleva a todos en su corazón, y los lleva “al altar”. Lleva a los sacerdotes calumniados que muchas veces no pueden ir a la calle porque les dicen cosas malas en referencia “al drama del descubrimiento de los sacerdotes que han hecho cosas malas”: “Algunos me dijeron que no pueden salir con el collar clerical porque los insultan, y ellos siguen”. Lleva también al altar a los sacerdotes pecadores, “que junto con los obispos y al Papa pecador” no olvidan de “pedir perdón” y “aprenden a perdonar”. No sean tercos como Pedro Lleva consigo a los sacerdotes que sufren algunas crisis, que no saben qué hacer, que “están en la oscuridad”: "Hoy todos ustedes hermanos sacerdotes, están conmigo en el altar, ustedes, consagrados. Sólo les digo una cosa: no sean tercos como Pedro. Déjense lavar los pies. El Señor es su siervo, Él está cerca de ustedes para darles fuerza, para lavarles los pies". Generosidad en el perdón Concluyendo la homilía, el Pontífice exhorta a los sacerdotes a ser “grandes perdonadores”: "Perdonen. Corazón grande de generosidad en el perdón. Es la medida con la que seremos medidos. Como has perdonado, serás perdonado: la misma medida. No tengan miedo de perdonar. A veces tenemos dudas: miren a Cristo. Allí está el perdón para todos. Sean valientes. Incluso arriesgando en el perdonar, para consolar. Y si no pueden dar un perdón sacramental en ese momento, al menos den el consuelo de un hermano que acompaña y deja la puerta abierta para que vuelva". Por último, la gratitud a Dios padre por la gracia del sacerdocio y el recordatorio a cada uno de ellos: "Jesús los ama. Sólo pide que ustedes se dejen lavar los pies". tomado de: Vatican News Foto: Internet

Mié 8 Abr 2020

Eucaristía, Ministerio Sacerdotal y mandamiento del Amor, regalos del Jueves Santo

El Jueves Santo es la fiesta cristiana que abre el llamado santo Triduo Pascual, esto es, el periodo de tiempo en el que la liturgia cristiana y católica conmemoran la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. El padre Jorge Bustamante Mora, director del departamento de Doctrina de la Conferencia Episcopal, nos explica cómo este jueves Santo nos trae a la memoria tres regalos que Jesús nos ha hecho: La Institución de la Eucaristía, el Ministerio sacerdotal y el mandamiento del amor. Estos tres momentos no deben ser vistos como elementos independientes o diferentes, antes bien, se iluminan y complementan mutuamente. La Eucaristía Este momento de la última Cena, nos recuerda cuando Jesús convoca a sus discípulos y comparte con ellos un pan y un vino que convierten en alimento su Cuerpo y Sangre para todos los que quieran recordarle y esperar su venida al final de los tiempos, quedando Instituida la Eucaristía. Ministerio Sacerdotal Queriendo que la Eucaristía estuviera en toda la línea de historia de la Iglesia, entonces Jesús instituyó el Sacramento del Orden Sacerdotal. En este día, los sacerdotes del mundo entero son invitados a concelebrar la Eucaristía con sus obispos y renovar así las promesas y compromisos sacerdotales al servicio de Cristo y de la Iglesia. El padre Bustamante pidió orar por todos los sacerdotes del mundo y animó a aquellos jóvenes que sienten el llamado de Dios para que lo sigan con responsabilidad y generosidad. Mandamiento del amor Nuestro trato con el Señor se manifiesta inmediatamente en el trato con los demás. Jesús nos dio un mandamiento nuevo: ámense los unos a los otros; así como yo los he amado, ámense también ustedes los unos a los otros, es decir “el mandato del amor, no un amor que se lo lleva el viento, es un amor que se hace obra, que es concreto, por eso Jesús lavó los pies a sus discípulos. Finalmente, el sacerdote invitó a preguntarnos en nuestras vidas cómo vivimos la Eucaristía, la relación con los sacerdotes y el amor en obras hacia los demás. Para tener en cuenta: Encuentre orientaciones pastorales y material audiovisual para vivir la Semana Santa 2020 enhttps://iglesiaantecoronavirus.cec.org.co/semana-santa-2020/