Lun 6 Mar 2017
Una Iglesia perseguida – ¿Cristianofobia?
La expresión “una Iglesia perseguida”, nos obliga a pensar en el ayer y el hoy de la Iglesia, las luchas y persecuciones de que ha vivido a lo largo de su historia. Hoy ha tomado fuerza una expresión más fuerte, la CRISTIANOFOBIA, un neologismo formado por dos términos: Cristiano y fobos (phobos – miedo), que significaría “miedo irracional a lo cristiano”, con este término se quiere evidenciar el odio exacerbado por todo lo que tiene sabor a cristiano.
Este tema, que parecería ser una cuestión del pasado, alcanza hoy tales niveles, que ha merecido la atención del Papa Francisco en su ya acostumbrado video de intención para la oración de cada mes, aunque el término cristianofobia, no aparece en el video de marzo, sí podemos afirmar que ese es el tema: Cristianos perseguidos a causa de su fe, “Cuántas personas son perseguidas con motivo de su fe, obligadas a abandonar sus casas, sus lugares de culto, sus tierras, sus afectos; son perseguidos y ejecutados por ser cristianos, sin que los persecutores hagan distinción entre las confesiones a las que pertenecen”.
Ciertamente el Papa tiene en mente las persecuciones y ejecuciones atroces que se han verificado en los últimos años y de las cuales nos hemos enterado por los medios de comunicación, pero no son las únicas, la persecución a los cristianos, a la fe, a la Iglesia, se da a diversos niveles.
Constatamos que la persecución se expresa en violentas ejecuciones, secuestro, destrucción de lugares y objetos, persecución sistemática que calla y desplaza, y hace del cristiano un motivo de mofa, de burla, de escarnio público, se le mira como un signo de estupidez; todo esto sucede sin otra razón que el “odio violento que se anida en esos corazones”. Con dolor en el corazón, hay que decir que estos niveles de rechazo a lo cristiano no son un salto inesperado en la historia, este sentimiento se ha ido sembrando y promoviendo de manera sistemática y permanente por los gobiernos y sistemas de un mal llamado y comprendido “estado laico”, en el cual, los que somos cristianos pareciera no tenemos cabida, pues se nos persigue y acorrala.
Colombia no escapa a estos vientos, vientos que desconocen años y años de ingente y admirable presencia de la Iglesia en todos los campos, llegando incluso allí donde el Estado no ha llegado. Los cristianos de las diversas confesiones a lo largo de nuestra historia hemos estado presentes, entregándolo todo por construir país, patria, comunidad, valores,.. etc.
Esta memoria, benéfica para el hombre y la sociedad, no le interesa a la gente cargada de odio contra el cristianismo, lo único que les interesa es expresar su CRITIANOFOBIA, a estos persecutores de la vida cristiana les interesa que la fe sea desplaza de las escuelas, colegios y universidades, que no exista formación religiosa, que la expresión religiosa no pertenezca al ámbito de lo público sino cosa de grutas y vida intimista, por eso buscan quitar de lugares visibles las cruces y signos religiosos, bajo la falsa premisa de respeto a otras confesiones a los cristianos católicos y a otros cristianos se nos ridiculiza, prohíbe, excluye; ¿dónde quedan nuestros derechos? ¡Ah soy cristiano, los perdí por los cristianofobos!
A estos hermanos, por quienes oramos y pedimos la conversión – ojalá sucede con muchos de ellos como aconteció con Pablo de Tarso – lo único que les interesa es excluirnos de toda acción social, civil y pública, ante sus ojos aparecemos como un cáncer que hay que extirpar y acabar, como ya pasó con la participación de la Iglesia en el SENA, no importa el bien que se hace, si usted es cristiano no tiene cabida en la construcción de la sociedad y los destinos gubernamentales.
En este estado “laico” donde todo el mundo tiene el derecho a opinar y defender su punto de vista, y a vivir y consumir lo que quiera, como pasó con la dosis personal, no sucede lo mismo con los valores y personas cristianas, somos considerados retrógrados y motivo de burla, no tenemos derecho a defendernos y a vivir de acuerdo a nuestras convicciones, somos dignos de persecución, acorralamiento, no se nos respeta ni siquiera el derecho a la objeción de conciencia. Créanme, lo digo con sinceridad, a los cristianos, seamos católicos, evangélicos o protestantes, como van las cosas no serán lejanos los días en que se pase de la palabras a las acciones, y cercano es el momento en que el torturar o incluso matar a un cristiano, aquí en este hermoso país de Colombia, sea algo “natural” y aplaudible.
Espere la próxima semana ¿Qué hacer frente a la cristianofobia