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“Debemos sembrar esperanza en Putumayo”: Obispo de Mocoa
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Por las calles de la ciudad de Mocoa, en el departamento de Putumayo, el panorama es de angustia. Sin agua, sin energía eléctrica, con helicópteros sobrevolando los cielos mocuanos, camiones cisternas por todos lados, un caos que hasta ahora adquiere orden, pese a la adversidad.
Personal de una centena de instituciones, así como también organismos nacionales e internacionales llegan día a día a ofrecer su formación y habilidades para tratar de mitigar la crisis humanitaria que se evidencia en cada esquina, en casa albergue; y que se resume al ver a los ojos a cualquier habitante de los barrios arrasados por la avalancha en la capital putumayense.
Las quebradas La Taruca, El Mulato, y los ríos Sangoyaco y El Mocoa ya no serán vistos de la misma forma por los habitantes de los 17 barrios y asentamientos que fueron borrados de la geografía mocuana. El polvo de las calles de la capital de Putumayo nos recuerda cómo el lodo invadió el 60 por ciento de la ciudad. Uno de los sobrevivientes fue Silvio Edgar Burgos, uno de los habitantes del barrio San Fernando, quien recordó que algunos conocidos de él murieron de paro cardiaco, solo por ver la dimensión de la tragedia.
“Eso fue impresionante. Yo logré salir porque la avalancha fue como en dos etapas. Una fue más suave, y en esa fue donde salí con los míos. Luego como a las 11 de la noche se vino la segunda tanda de la avalancha, y ahí sí se llevó todo”, puntualizó el hombre, quien trabaja como vigilante de seguridad privada. Lo perdí todo, puntualizó.
Las zonas afectadas por la avalancha fueron los barrios Esmeralda, Los Bosques, Junín, San Fernando, Los Pinos, El Progreso, La Independencia, Miraflores, El Carmen, Villa del Norte, San Miguel, Laureles, San Agustín, Los Chíparos, José Homero Bajo, vereda San Antonio y la salida al municipio de Pitalito.
“Aún estoy viva, papá”
Mireya Hernández López, docente en el municipio de Puerto Asís, hace parte de una de las 1850 familias damnificadas de la avalancha de la madrugada del primero de abril. Cuenta que aquella noche se encontraba visitando a su familia y debido a la torrencial lluvia, que se precipitó con fuerza sobre las casas, decidió quedarse para viajar al siguiente día a su lugar de trabajo. “Gracias a Dios logramos salir mis padres, mis hermanos, pero tenemos familiares que aún están desaparecidos. Hoy acabamos de enterrar a la esposa de un primo”, resaltó.
Pese a que logró sobrevivir, el dolor que despierta el desarraigo calcina aún su corazón. “Yo le pido a todas mis amistades, a la comunidad internacional, al presidente de la República que se solidaricen con mi pueblo, porque no solo me duele mi familia sino todo mi pueblo”, dijo entre sollozos la mujer.
Y puntualizó: “También quiero enviar un mensaje a mi padre donde quiera que se encuentre, en cualquier rincón de Colombia, quien es el señor Sigifredo Hernández Guerrero, hijo de la señora Gloria Guerrero, que aún estoy viva. Hemos soportado dos avalanchas en éste pueblo, pero aún estoy viva, papá”.
Como hormiguitas en la Diócesis
Estas historias recorren los contornos de ése municipio putumayense, cargado de simbolismo amazónico y riqueza ancestral. Y son precisamente por éstas y otras vivencias que la Iglesia Católica viene trabajando para mitigar la grave crisis humanitaria que viven hoy los mocuanos.
Las oficinas de la Diócesis de Mocoa-Sibundoy, que una vez fueron unas sigilosas dependencias donde el caminar tranquilo de sus visitantes apenas se notaba, se convirtieron a partir de esta semana en una completa sala de operaciones, dinámica y mucho ajetreo. Una veintena de colaboradores, voluntarios y “cómplices de la esperanza”, como los llamó el Pbro. Oscar Claros Artunduaga, coordinador, vienen estos días trabajando como hormiguitas en las labores de asistencia social.
“Puedo decirles que tenemos una bodega llena de mucha ayuda que han traído de varias zonas del país, y que se ha llevado a varios centros de albergue, para veredas, para núcleos familiares. Aquí tenemos lo que nos ha llegado en víveres, en colchonetas, en ropa, en agua y demás. Tenemos una coordinación, y desde allí sale el equipo de logística a llevar a éstos lugares”, explicó Monseñor Maldonado Monsalve.
Un trabajo que “rompe el alma”
Todos los días en la mañana, el comité de voluntariado de la Diócesis se reúne para coordinar las acciones de cara a mitigar la situación en la capital putumayense. Toneladas de ayuda entre lunes y martes se ha recibido por parte de organizaciones y entidades de Caquetá, Huila y otras latitudes de Colombia. El equipo diocesano ha solicitado a la comunidad en general que por favor envíen ropa en buen estado, pues están enviando piezas muy deterioradas.
Pero una de las labores más difíciles y que “desgarra el alma”, como lo describió Monseñor Maldonado, es la que tienen que vivir sacerdotes Nelson Cruz y los frailes provenientes del municipio de Oporapa, Huila. Mientras las autoridades forenses, la Sijín de la Policía y el CTI de la Fiscalía, van avanzando en la identificación de cuerpos, los religiosos son los que muchas veces les toca ayudar a los familiares a abrir los huecos para enterrar a los cadáveres ya en estado de descomposición.
"Nuestro trabajo caritativo ha sido un acompañamiento espiritual, celebrando eucaristías en el cementerio y en algunos barrios de Mocoa. Muchos familiares de fallecidos llegan sin alguien que les ayude a abrir la fosa para enterrar a sus muertos. Entonces, hemos también ayudado a abrir las fosas para los cadáveres", dijo el Pbro. Fray Lorenzo María del Buen Pastor, uno de los nueve franciscanos que llegaron desde el Huila a ayudar en las labores humanitarias.
A ellos, Monseñor Maldonado les agradeció por su entrega y loable labor caritativa para con la comunidad afectada por la tragedia que hoy enluta al mundo. “La realidad más dura de Mocoa está en el cementerio. Quiero agradecer a los monjes franciscanos por su loable labor", dijo el señor obispo, quien agregó que de ahora en adelante la labor de la Iglesia para con la gente de Putumayo será la de “sembrar la esperanza en los corazones para así reconstruir nuestro pueblo”.
La cifra oficial son, hasta este jueves, 308 muertos, de los cuales han entregado 195. En las horas de la tarde de ayer martes fueron encontrados siete cuerpos, uno de los cuales fue encontrado en inmediaciones del municipio de Curillo (Caquetá). Igualmente, han sido atendidas 332 personas en el Hospital José María Hernández de Mocoa.
Fuente: Jhon Fredy Nagles Soto, Comunicador Social.
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Arquidiócesis de Cali tendrá Centro de Acogida para el acompañamiento integral del clero
La Arquidiócesis de Cali inauguró la Ciudadela Sacerdotal “Santo Toribio de Mogrovejo”, una obra concebida para fortalecer la fraternidad y la vida del presbiterio, que albergará un innovador Centro de Acogida Sacerdotal Arquidiocesano (CASA).El acto de bendición, presidido el pasado 10 de diciembre por el arzobispo de Cali, monseñor Luis Fernando Rodríguez Velásquez, marca el inicio oficial de un proyecto pastoral que desde marzo de 2026 buscará ofrecer acompañamiento especializado a diáconos, presbíteros y religiosos que enfrenten situaciones de vulnerabilidad o necesidades de acompañamiento concretas.Una ciudadela con un nuevo destino pastoralEl centro ofrecerá programas con fundamento terapéutico y espiritual que incluirán apoyo psicológico, psiquiátrico, jurídico y dirección espiritual. Desde allí, según monseñor Rodríguez Velásquez, se buscará proveer recursos para “mejorar y afianzar su salud personal y, en los casos que se requiera, fortalecer el ardor sacerdotal”.En su homilía, el Arzobispo de Cali explicó que, aunque el edificio fue originalmente proyectado como residencia para las Monjas Clarisas de Clausura, un cambio en su destinación llevó a un profundo discernimiento sobre su uso final. El resultado es la creación del CASA, un centro pionero en la región y un paso adelante en el fortalecimiento de la pastoral sacerdotal.Un sueño de fraternidad y unidad sacerdotalMonseñor Rodríguez destacó que la ciudadela materializa un anhelo profundo de su ministerio: que el clero de Cali sea "una sola familia”. “Cuando se habla de casa, ese pensamiento se remite a la familia…Y ustedes, queridos hijos en el sacramento del orden, son y deben sentirse hermanos”, expresó durante la ceremonia.Esta visión de fraternidad se alinea con el espíritu sinodal que la Iglesia promueve actualmente. Precisamente, en febrero de 2026, la Asamblea del Episcopado Colombiano abordará el tema del “Presbiterio en la Iglesia sinodal”, buscando orientaciones para una pastoral sacerdotal renovada.El legado de Santo Toribio: un modelo para la CiudadelaLa ciudadela honra a Santo Toribio de Mogrovejo, una figura fundamental para la Iglesia en América. En un artículo de 2022, el entonces Arzobispo de Cali, monseñor Darío de Jesús Monsalve Mejía —impulsor inicial de la obra—, describió al santo como quien “anticipó en su época el caminar de la Iglesia en salida” y vivió “a plenitud el ejercicio sinodal”.Santo Toribio, arzobispo de Lima en el siglo XVI, dedicó 17 años a recorrer unos 40,000 kilómetros de su vasta jurisdicción, que incluía el territorio de la Cali de entonces. Su nombre, etimológicamente vinculado a “vida en movimiento” o “caminante”, es visto como “toda una profecía de celo misionero”. Este modelo de pastor cercano y sinodal inspira el propósito de la nueva ciudadela.La inauguración de la ciudadela coincide con el inicio del Año Jubilar que la Iglesia en Perú celebra desde este diciembre, conmemorando los 300 años de la canonización de Santo Toribio.La visión fundacional: un proyecto para la dignidad y unidad del presbiterioMonseñor Luis Fernando reconoció que esta obra recoge el fruto de los sueños de su antecesor, monseñor Monsalve Mejía, quien entonces concibió la ciudadela como un espacio para fortalecer la vida sacerdotal: “para educarnos más en relación a la dignidad, la solidez y la unidad que deberían caracterizar siempre la vida de todo presbiterio” (ver artículo).De acuerdo con monseñor Monsalve, la ciudadela fue pensada desde un principio como un instrumento de pastoral sacerdotal integral, enmarcado en “las 5 cercanías del sacerdote”: la cercanía a Dios, al Obispo, a sus hermanos en el Orden sacerdotal, a sus feligreses y, con ellos, al territorio y la población. Este concepto buscaba hacer “visible y viable la vida entera de un sacerdote”, evitando el aislamiento.Un proyecto que responde a necesidades concretasMonseñor Luis Fernando reconoció que en Colombia existen muy pocas casas de atención profesional para sacerdotes, citando solo tres en Bogotá, La Ceja y Medellín. Por ello, la creación del CASA en Cali responde a una necesidad urgente y regional.“Los Obispos de las Provincias de Cali y Popayán y de otras jurisdicciones esperan con ilusión la apertura de este servicio…Expresan que las necesidades son muchas”, señaló.El centro iniciará sus servicios de acogida a partir del 1 de marzo de 2026. Actualmente, se ultiman los reglamentos y la definición del personal administrativo necesario para su operación.Un llamado final a la conversión y al cuidado fraternoEn el marco del tiempo de Adviento, el Arzobispo de Cali concluyó su homilía con un llamado a la conversión y a la santidad, invitando a los sacerdotes a cuidarse personalmente y a cuidar al hermano, “especialmente al débil”.Agradeció, además, a todos los que hicieron posible la obra, incluyendo al equipo de la curia, sacerdotes colaboradores y al hoy arzobispo emérito de Cali, monseñor Darío Monsalve Mejía, quien por compromisos previos no pudo asistir pero envió su abrazo y bendición espiritual a la asamblea.Con esta inauguración, la Arquidiócesis de Cali consolida un espacio destinado a ser “un lugar de encuentro con Dios y con los hermanos”, donde los ministros ordenados encuentren acogida y renovación para su misión.
Mar 9 Dic 2025
Adviento solidario en Colombia: Cáritas lanza campaña para seguir apoyando a comunidades durante emergencias humanitarias
El Secretariado Nacional de Pastoral Social-Cáritas Colombiana lanzó oficialmente su campaña de anual de Adviento, un llamado nacional a la solidaridad para fortalecer la capacidad de respuesta de la Iglesia ante emergencias humanitarias.La iniciativa, que se impulsa a través del lema “Somos la fuerza solidaria que impulsa a Colombia”, busca recaudar fondos para mantener operativa en 2026 la red nacional de atención a emergencias, particularmente ante el aumento de fenómenos naturales y desplazamientos forzados en el país.Durante el 2025, a través de este sistema, Cáritas Colombiana ha respondido a 24 situaciones críticas: 18 provocadas por la ola invernal y 4 por conflicto armado, beneficiando a 3.076 familias (11.231 personas) a nivel nacional con kits de alimentos, higiene, alojamiento y cocina, por un valor ejecutado de $750 millones de pesos (COP).Impacto y capacidad logística demostradaUno de los operativos humanitarios más significativos del año, que forma parte de la respuesta nacional, fue la intervención en la región del Catatumbo, donde se presentó una crisis con más de 54.098 personas desplazadas. Gracias a los fondos recaudados y a alianzas estratégicas con la red de bancos de alimentos de Colombia (ABACO) y la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (ANDI), Cáritas Colombiana fue la primera organización en acceder a la zona, entregando 332.355 kilogramos de alimentos a 17.680 personas en condición de desplazamiento y confinamiento en los municipios de Tibú, La Gabarra, El Tarra, Ocaña, Cúcuta, el resguardo indígena Catalaura (Norte de Santander) y Bucaramanga.“Esta intervención demostró no solo nuestro compromiso, sino la capacidad logística para llegar a contextos críticos y de difícil acceso”, destacó Cáritas Colombiana.Un modelo de respuesta con cuatro décadas de experienciaLa capacidad operativa de esta organización eclesial se sustenta en el Servicio Nacional de Emergencias, creado en 1983 tras el terremoto de Popayán y consolidado tras la erupción del Nevado del Ruiz en 1985. Durante cuatro décadas, este sistema ha desarrollado una metodología centrada en las personas, articulando la red de las 78 jurisdicciones eclesiales en todo el territorio nacional.El modelo combina tres ejes fundamentales:+- Respuesta inmediata en las primeras 72 horas críticas.- Fortalecimiento comunitario para que las poblaciones no solo reciban ayuda, sino que desarrollen capacidades para enfrentar y anticiparse a las emergencias.- Recuperación temprana que transforma realidades, yendo más allá de la asistencia inmediata.De la solidaridad reactiva a la construcción de capacidades comunitariasLa campaña subraya que donar trasciende el acto caritativo tradicional para convertirse en una inversión estratégica en la resiliencia del país. Los fondos recaudados financian la capacidad de reacción, permiten adquirir y distribuir kits de ayuda, mantener la logística y desplegar equipos a territorios remotos.“La capacidad de este organismo para seguir acompañando a las personas y reconstruyendo comunidades depende, en gran medida, de que los colombianos comprendamos que cada donación es capital de respuesta nacional, un aporte concreto a la seguridad humanitaria de nuestro propio territorio”, agregó la institución.Invitación a la acción y la esperanzaMás allá del mensaje espiritual del Adviento, esta campaña representa un llamado de la Iglesia Católica a reflexionar sobre la importancia de apoyar a quienes más sufren, preparando el corazón para recibir la esperanza de esta época en plenitud, armonía y paz.“La verdadera transformación ocurre cuando la información se convierte en acción, y la acción en Esperanza”, expresó la entidad, invitando a todos los fieles y personas de buena voluntad a sumarse a esta fuerza solidaria.Para donar a la Campaña de Adviento 2025:Enlace en línea: https://merchant.accivalconnect.com/botonPerzonalidado/f93f8ffa-a2b5-489e-8915-31c7b7316601Fondo de Emergencias: Banco de Bogotá, Cuenta Corriente No. 08133959-0 a nombre del Secretariado Nacional de Pastoral Social – Cáritas Colombiana.
Vie 5 Dic 2025
Disponible la guía litúrgica oficial para celebrar la clausura del Año Jubilar en las Iglesias particulares de Colombia
El Departamento de Liturgia de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) da a conocer la 'Guía Litúrgica para el Rito de Clausura del Año Jubilar 2025', un documento oficial destinado a orientar a obispos, presbíteros y equipos pastorales en la celebración solemne que marcará el cierre de este tiempo especial de gracia convocado por el Papa Francisco.La guía, disponible para descargar en formato PDF, reúne información general, disposiciones establecidas por la Santa Sede y el rito completo de la Eucaristía que se celebrará en todas las Iglesias particulares del país el domingo 28 de diciembre, fiesta litúrgica de la Sagrada Familia de Jesús, María y José, fecha definida en la bula Spes non confundit para la clausura del Año Jubilar.Una celebración única en cada diócesisEl documento señala que la clausura debe celebrarse de manera solemne y estacional, con la Eucaristía presidida por el obispo diocesano en la catedral, madre de todas las iglesias de la jurisdicciones. En los casos en que exista concatedral, también podrá celebrarse allí con un delegado del obispo. Se precisa que esta celebración de clausura no puede trasladarse a otros templos, parroquias o santuarios.El Departamento de Liturgia subraya allí la importancia de garantizar la participación amplia de los fieles, de modo que este acto se convierta en un motivo de acción de gracias y renovación de la vida cristiana después del camino espiritual recorrido durante el Jubileo.Aspectos centrales del ritoLa guía explica paso a paso el rito de clausura, incluyendo moniciones, textos, gestos y recomendaciones para vivir la celebración en profunda unidad eclesial. Entre los elementos destacados se encuentran:- La centralidad de la cruz jubilar, que debe ser solemnemente dispuesta y adornada para la celebración.- La oración universal, que recoge las súplicas de la Iglesia por las familias, los más vulnerables, la paz del país y la misión evangelizadora.- La presentación de los dones, en la que se invita a mantener gestos concretos de caridad hacia los pobres como expresión del espíritu jubilar.- La comunión bajo las dos especies, cuando sea pastoralmente posible, para resaltar el signo pleno del banquete eucarístico.- El canto de acción de gracias, que puede incluir el tradicional Te Deum.- La bendición solemne, preparada especialmente para este momento de cierre del Año Santo.Vea el documento a continuación:
Vie 5 Dic 2025
Antes crisis humanitaria, el Cauca lanzará un SOS humano y luminoso por la paz este 7 de diciembre
Ante el agravamiento de la crisis humanitaria, el Cauca emitirá un clamor colectivo este domingo 7 de diciembre. La Arquidiócesis de Popayán, en unión con administraciones municipales, cabildos indígenas, consejos comunitarios afrodescendientes y organizaciones sociales, convoca para este 7 de diciembre el “Día Blanco por la Paz del Cauca”, una acción ciudadana masiva que busca visibilizar la emergencia y exigir protección para la vida.La jornada se centrará en dos actos simbólicos. A las 10:00 a.m., en puntos estratégicos (parques principales) de cerca de 20 municipios, cientos de personas formarán con sus cuerpos las letras “SOS Cauca", creando una imagen aérea contundente de auxilio. Al anochecer, el llamado se volverá íntimo: cada hogar encenderá una vela o luz blanca como símbolo de esperanza y protección familiar.Un mensaje ciudadano para Colombia y el mundoAunque está animado por la Iglesia, el “Día Blanco por la Paz” será una acción principalmente comunitaria. No representa solo una alerta, sino una afirmación de la vida y del tejido social que resisten: un “SOS humano, comunitario y luminoso” que busca interpelar al país y al mundo sobre la urgencia de proteger a habitantes y sus territorios.Un llamado pastoral a romper la indiferenciaEl arzobispo de Popayán, monseñor Omar Sánchez Cubillos, describió el sentido urgente de esta movilización. “Hay momentos en la vida en que necesitamos gritar, pedir auxilio, decir socorro”, afirmó.Su convocatoria es un llamado a la unidad trascendente: “Sintámonos todos parte de este departamento, hermanos entre sí”. El objetivo de esta movilización también es, según sus palabras, “romper la indiferencia” y encontrar “la motivación de sentir compromiso en la construcción de paz”.Un “grito” simbólico ante una crisis que sigue cobrando vidasEste SOS responde a la grave situación documentada por la Defensoría del Pueblo en un informe presentado el pasado mes octubre,“Cauca: Voces que resisten”, que califica la coyuntura como “la continuidad de una grave crisis humanitaria”. El informe reporta para el último año 18 masacres (69 víctimas) y más de 800 homicidios, hechos que identifica como mecanismos de intimidación para forzar desplazamientos. La entidad mantiene cerca de 30 alertas tempranas activas en el departamento, advirtiendo sobre riesgos extremos para comunidades étnicas, líderes sociales y la población civil en general.Una semilla que ya echó raíces: el anticipo de Santander de QuilichaoEl clamor ya comenzó a resonar. Este 3 de diciembre, la Alcaldía, la Iglesia y la comunidad del municipio de Santander de Quilichao realizaron un lanzamiento anticipado, enviando un mensaje firme: “Es momento de que el Gobierno Nacional ponga su mirada en nuestro territorio con inversión social y una agenda clara de paz". Desde allí se exigió a los actores armados: “Respetar a la población civil, que no puede seguir siendo víctima de una guerra que no le pertenece”.Vea a continuación el mensaje del Arzobispo de Popayán: