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José de Jesús Pimiento, el cardenal de los 100 años y los 7 papas
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A menos de 8 días de cumplir sus 100 años de edad, el cardenal colombiano José de Jesús Pimiento Rodríguez concedió una entrevista al diario El Tiempo, donde con toda su lucidez comparte momentos de su vida, su familia y habla sobre la realidad de la Iglesia y el país. Lea la entrevista:
Monseñor Pimiento: ¿100 años son muchos o poquitos?
Dicen que Matusalén cumplió 900, pero sin saber cómo eran las cuentas en ese tiempo, puede que hayan sido 90 no más. No sabe uno. En todo caso, larga o corta, la vida es un don de Dios, y a cualquier edad hay que mirarla como un regalo del Señor.
Para llegar a los 100 años, ¿cuál es la clave: la suerte, la salud o la longevidad?
No. Mi salud no ha sido feliz. Desde mi nacimiento fui raquítico. Una hermana de unos sacerdotes muy importantes en mi diócesis, y a donde me llevaron mis hermanos, dijo, “ese muchachito no se cría”. Era el último de la familia.
¿Pero por qué nació raquítico?
Por pobreza fue más que todo. Mi papá era de Barichara, como mi mamá, y los desterraron por persecución política, y entonces fueron a parar a Zapatoca, pero como pobres. El cura los patrocinó dándoles un trabajo de albañilería, y así construyeron un barrio para San Vicente de Paul como servicio a los pobres.
Pero se crio muy bien, finalmente…
Después de una crisis de salud cambió mi ‘ecología’ cuando me dio una tifoidea. Pasé al otro lado, sin ser tampoco una fortaleza, pero siempre con una salud más o menos pasable.
¿Cuándo toma la decisión de ingresar a la causa del sacerdocio?
Eso no fue improvisado; mi mamá me llevaba todos los días a misa a las 5 de la mañana, yo me lo pasaba dormido allá. Pero eso me aficionó a la eucaristía, sin saberlo. A los 8 años tal vez, fui acólito y eso me acercó más al Santísimo.
Ahí fue como creciendo la vocación. Eso prueba que Dios lo va llevando, sin darse uno cuenta, a comprender que ahí está Él.
Fue ungido como obispo muy joven…
Obispo de 36 años. Fue impactante en el sentido de que mi timidez se resistía…
¿Cuál timidez, monseñor?
La que tengo. La que no se me ha acabado. Por obediencia al papa Pío XII acepté. Primero como auxiliar de Pasto. Y me fueron cambiando. A Montería, después a Garzón y, por último, a Manizales.
Finalmente fue ungido cardenal a los 95 años. La pregunta es: ¿Muy tarde? Ya no podía elegir al próximo Papa… ¿Eso le produjo alguna frustración?
No. Yo estuve casi nombrado en tiempos de Pablo VI. Con él fui muy cercano porque trabajé en la reforma del Concordato. El Papa me recibía con mucho cariño, me daba muchos consejos y nos hicimos amigos, yo lo frecuentaba mucho. En un sínodo en el que participé, encontré en la sede de la sala una tarjetica que decía: “Su Eminencia Reverentísima Cardenal José de Jesús Pimiento” –la tengo todavía– y me dije, ‘¿esto qué significa?’ Yo era arzobispo de Manizales. Esto no tiene sentido. La guardé, no pregunté nada, no sucedió nada. Entonces me dije, ‘el Papa quiso nombrarme, algo hubo por ahí y no sé qué pecado habré cometido que no resultó’.
El nombre del cardenal no lo consultan con el gobierno ni con nadie, sino que el Papa analiza a las personas y las nombra. En todo caso, en esa oportunidad no fui cardenal, y no me afectó en nada.
Años después, el papa Francisco sí lo ungió como cardenal. Pero, ya por razones de salud, usted no pudo acudir al Vaticano a esa ceremonia…
No pude... Tengo un problema circulatorio, y me dijo el médico, “si quiere ir, vaya, pero usted llega a la clínica o al cementerio”.
Haciendo cuentas, monseñor Pimiento, a usted le han tocado siete papas. Contémoslos: Pío XII, Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo I, Juan Pablo II, Ratzinger- Benedicto XVI y Francisco… ¿Con cuál de ellos tuvo más cercanía?
Con Pablo VI. Me trataba con mucha familiaridad.
¿Eran del parche, como se dice?
Sí, era una empatía; es que ese hombre era muy grande, tímido también, y enfermo desde niño. Sin embargo, tenía un carisma. Cuando era cardenal solamente, su mirada era penetrante, como rayos X; cuando lo eligieron, el Papa tenía ya una mirada dulce, amable, pero igualmente penetrante.
Y con él le tocó el Concilio Vaticano II…
Todo el concilio. Comencé con Juan XXIII y las tres sesiones siguientes con Pablo VI. Ahí nos conocimos, pero después se volvió una amistad.
¿Y qué piensa del Concilio Vaticano II? ¿Pasó de moda?
Que si se estuviera aplicando, habría menos problemas en la Iglesia y en el mundo. Con la doctrina del concilio, que es el evangelio aplicado, la vida sería muy distinta. Pero no habrá más concilios.
¿No habrá más concilios?
No se puede ya reunir al episcopado, que serían como unos 6.000 obispos; no hay dónde concentrarlos, no hay garantía del secreto de los debates ni se sabe cómo debatir. Ponga a 6.000 obispos a discutir. Sigue el sínodo ideado por Pablo VI; lo creó y lo puso a funcionar. Hoy es simplemente consultivo.
Puede que Francisco reemplace al concilio. Será con representaciones de la Iglesia en todo el mundo, más numerosas desde luego, espero que para hacer un debate humano, saludable y decisivo.
¿Qué opinó de la histórica visita de Francisco a los Emiratos Árabes? ¿Usted imaginó alguna vez que iba a ver al Papa saludándose de beso en la cara con un jerarca del islamismo?
Jesús hoy, Jesús presente. Él hace la presencia de Cristo, y el Cristo de hoy es distinto en la forma de presentación de cuando Él estuvo en la tierra. No es un gesto simplemente humano, como quien dice de afectividad terrena, sino de afectividad espiritual.
¿Qué papel está jugando y debe jugar la Iglesia hoy en el conflicto colombiano?
No hemos acertado siempre. Viene desde la Colonia, pero desde la República comenzó el problema de la Iglesia al no hacerse entender debidamente. Ahí debimos comenzar a hacer una predicación del evangelio de la libertad para que Colombia no empezara a ser un país peleador por la política. No se evangelizó la política en ese momento.
Entonces la política comenzó humanamente, pero entre peleadores. Habíamos peleado con los españoles y quedamos peleando entre nosotros. Los partidos han sido un desastre, y la Iglesia no ha sabido manejarlos tampoco. Ha bregado, pero no ha acertado en hacer de los partidos lo que trata de hacer ahora este Presidente: que el poder no sea para pelear, sino para servir.
Recientemente, en Panamá, el papa Francisco condenó y calificó de terrorismo el atentado del Eln en la Escuela General Santander. ¿Debe la Iglesia católica colombiana seguir ofreciendo sus buenos oficios para un diálogo con este grupo armado?
Cuando cumplan lo que está pidiendo el Presidente. Cuando dejen de ser terroristas y entiendan que esto se tiene que hacer con diálogo. Es que ellos dialogan con bala. Eso no es política, eso es maldad y terrorismo.
¿El Papa ha cambiado su posición frente a Venezuela?
Cuando el papa Francisco respondió al diálogo lo interpretaron mal y él quedó, como quien dice, con la amargura de que su consejo no fue afortunado, fue un fracaso prácticamente. Ahora ya se dio cuenta de que no se puede hablar de diálogo allá porque no hay con quien dialogar. Ya no recomienda eso. Seguramente estará por este muchacho Juan Guaidó, que es una revelación rarísima, un personaje de la nada que aparece con una inteligencia rara y no se atreven a matarlo…
Y no incitando a la violencia sino al entendimiento…
Esa es la sabiduría. Eso es ser un cristiano total. Muy difícil tener esa actitud en ese ambiente. Ahí está Dios cumpliendo la tarea de salvar a Venezuela, porque necesitaba probarla mucho, porque el paternalismo tenía a ese pueblo estupidizado.
Era un pueblo perezoso, inútil, y entonces el castigo o la prueba ha sido muy dura, muy horrible. Este monstruo de hombre, en la historia no ha habido gente así, ni Herodes, ni ninguno. Este es un fenómeno, y el peor ahí es el Cabello porque si a este lo peluquearan, yo creo que las cosas cambiarían. (Risas). Pero no se deja peluquear.
Ahora, si fueran inteligentes se habrían ido ya para Rusia, para China, para Cuba, a gozar de la plata. Son tan brutos que se van a dejar juzgar. ¿Cómo? No sabemos, pero la justicia internacional va a acabar con esos hombres. Por brutos. Yo oro por ellos. No los descarto por enemigos. Hay que orar por esa gente para que se convierta, no para que siga adelante.
Usted tiene estos récords: es el obispo más veterano y el cardenal de mayor edad. ¿Con toda la sabiduría que ha recopilado, cuáles cree que son las mayores debilidades hoy de la Iglesia, además de los escándalos de pederastia? Esta semana, el Papa reconoció que, incluso, curas y obispos han abusado sexualmente de monjas.
La Iglesia es divina por el fundador, pero es humana por nosotros. Tiene todas las flaquezas nuestras. Hay que saber entenderla, no es que sea una prostituta, es una pobre creatura humana que falla. Le falla a Dios. Eso no es que le agrade a Dios, sino que Él lo tolera por su misericordia, y porque quiere salvarnos. Ya Él sufrió todo lo que había que sufrir, para que nosotros no tuviéramos que pagar tanto, pero nos va cobrando con las calamidades. Como dice en la Carta a los Hebreos, Él reprende y castiga como padre, para que se corrijan los muchachos. Y nosotros somos creaturas suyas, y nos corrige, a veces golpeándonos, y golpeándonos muy fuerte.
¿Usted ve que el papa Francisco va por el camino que toca?
Sí, claro. Él está interpretando bien lo que debe hacer. Nos ha dicho un montón de verdades fundamentales, y regaños muy tiernos, que de pronto no hemos entendido.
Hablando de la polarización del país, ¿en la Iglesia, internamente, también hay polarización?
Claro.
¿Disputa de poderes, de ideologías, de tendencias?
Hay cosas, hay teólogos que son herejes, prácticamente. Eso hay de todo. Tenemos que mirarlo como problema humano, y no atribuírselo a la institución, a la sociedad o a la familia de Dios que Él dejó establecida. Ahí está la sabiduría cristiana, saber discernir. Nos falta discernimiento y juzgamos de una vez. ‘Ah no, es que eso está muy mal hecho, y es que ese cura, o ese obispo, o ese…’ Hombre, modérese que es que usted también tiene vigas en el propio ojo y está mirando pajas en los demás.
Monseñor, ¿por qué se retiró el papa Ratzinger?
Por sabio y por santo. Él le había aconsejado ya a Juan Pablo II que renunciara, porque vio que ya no estaba gobernando como debía ser. Juan Pablo tenía otra mente… la mente de que Jesús no se bajó de la cruz, y eso es bonito decirlo porque es místico, pero no es práctico para el gobierno de la Iglesia.
De hecho, en ese tiempo de la enfermedad del papa Juan Pablo II, que fue una gran lección para el mundo, el gobierno de la Iglesia estuvo paralizado. Hasta el punto de que Ratzinger tuvo que llegar a resolver problemas que se han debido resolver antes.
Monseñor, yo lo veo tan bien de salud, tan lúcido y tan placentero que me pongo feliz y le deseo muchos años más de vida. Pero tengo que preguntarle: ¿Qué piensa de la muerte?
Uno tiene que aceptar la limitación humana, aceptar la presencia de Dios y alegrarse y bendecirlo por eso.
¿A los 100 años, le tiene miedo a la muerte?
El miedo normal de todos. La muerte es el encuentro con el Señor y por tanto no debe uno temer. Eso predico. Pero, como la carne humana es tan frágil, pues a mí sí me da susto de cómo me va a pasar, porque no sé si voy a morir de repente, eso sería lo mejor, lo más grato porque no siente uno nada, pero puede ser que muera como un inválido, con alguna enfermedad bien chocante, y entonces a eso le tiene uno como miedo. Pero no al encuentro con Él, que es la maravilla.
Y entonces ya me he ido curando bastante de ese miedo; no me lo puedo quitar, pero ya se me ha vuelto como una confianza en que no va a ser una cosa atormentada, sino algo con luz.
¿Cómo celebrará los cien años, precisamente de hoy en ocho días?
Tocará obedecer a mi familia que me mandó a que hiciera una celebración en Floridablanca. Luego, en Zapatoca y San Gil. Cumpliré los cien años obedeciendo. (Risas).
Fuente: Diario El Tiempo
Vea también el especial que elaboró la arquidiócesis de Bucaramanga, donde el Cardenal José de Jesús Pimiento Rodríguez, confiesa detalles de su vida, su hogar y su vocación pastoral, a puertas de celebrar su aniversario de vida número 100
Jue 4 Dic 2025
Papa León XIV nombra Vicario Apostólico de Leticia: Pbro. John Mario Mesa Palacio
El Papa León XIV nombró al padre John Mario Mesa Palacio, sacerdote de la Diócesis de Santa Rosa de Osos, como nuevo Vicario Apostólico de Leticia. El padre Mesa, quien desde enero de 2025 se desempeñaba como Director del Departamento de Lugares Eclesiales para la Vivencia de la Comunión de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), había sido también designado por los obispos como animador del Equipo Sinodal Nacional. Ahora sucederá a monseñor José de Jesús Quintero Díaz, quien desde el año 2001 venía pastoreando el Vicariato.Trayectoria del nuevo obispoSe trata de un sacerdote con más de tres décadas de ministerio. La trayectoria de su servicio revela un liderazgo versátil y un profundo compromiso con la formación y la pastoral comunitaria.- Formación y ordenación: Nacido el 8 de junio de 1966 en el municipio de Belmira (Antioquia). Realizó sus estudios de Filosofía y Teología en el Seminario Diocesano "Santo Tomás de Aquino" de Santa Rosa de Osos y obtuvo una Licenciatura en Filosofía y Educación Religiosa en la Fundación Universitaria Católica del Norte de la misma ciudad. Fue ordenado sacerdote el 23 de noviembre de 1993.- Trayectoria pastoral: Su servicio ha cubierto diversos ámbitos de la vida diocesana. Fue rector del Seminario Diocesano "Santo Tomás de Aquino" entre 2020 y 2022, y anteriormente se desempeñó como vicario de pastoral de la diócesis. Tuvo una amplia experiencia como párroco en municipios antioqueños como Vegachí, Yarumal y Donmatías, y dirigió el Equipo Nacional del Servicio de Animación Comunitaria (SEDAC) de 2010 a 2015.- Servicio nacional: Desde enero de 2025, dirigía el Departamento de Lugares Eclesiales para la Vivencia de la Comunión de la CEC, donde, según una entrevista, su enfoque era "articular y fortalecer la vivencia de la comunión eclesial y la sinodalidad como un 'caminar juntos'".Un desafío misionero en la AmazoníaEl Vicariato Apostólico de Leticia es una jurisdicción territorial de carácter misionero. A diferencia de un obispo diocesano, el Vicario Apostólico ejerce su autoridad como representante directo del Papa. Su historia está marcada por importantes momentos como:- Origen Capuchino: La evangelización del territorio fue confiada a los Frailes Menores Capuchinos de la Provincia de Cataluña en 1904. La Prefectura Apostólica de Leticia se creó el 8 de febrero de 1951, siendo monseñor Marceliano Eduardo Canyes Santacana su primer Prefecto.- Vinculación con Santa Rosa de Osos: Desde 1989, la administración del territorio fue encomendada a la Diócesis de Santa Rosa de Osos, lo que establece el vínculo histórico se servicio y colaboración entre ambas jurisdicciones eclesiásticas.- Creación como Vicariato: Fue elevado a Vicariato Apostólico el 23 de octubre del año 2000. El 7 de abril de 2001, el Nuncio Apostólico de aquel entonces, monseñor Beniamino Stella, proclamó la erección canónica y dio posesión a su primer Vicario Apostólico, monseñor José de Jesús Quintero Díaz.Contexto y relevancia del nombramientoEste nombramiento ocurre en un contexto eclesial que sigue buscando caminos hacia la sinodalidad convocada por el Papa Francisco. Precisamente, el padre Mesa fue designado hace menos de un año para un cargo nacional en la CEC, dedicado a fomentar esta visión comunitaria. Desde entonces, expresó que su trabajo no se limitaba a estructuras físicas, sino que involucraba "a las personas, es decir, a las comunidades que las conforman". Desafío que, posiblemente, inspirará ahora su misión episcopal en la Iglesia en la Amazonía colombiana.
Vie 28 Nov 2025
Del altiplano al pacífico nariñense: ordenan a monseñor Franklin Betancourt como obispo de Tumaco
Este jueves 28 de noviembre, en la Catedral San Pedro Mártir de Ipiales, y en medio de una solemne celebración que congregó a gran parte del episcopado del suroccidente colombiano y a tres obispos ecuatorianos, monseñor Franklin Misael Betancourt fue ordenado como obispo de la Diócesis de Tumaco.El acto, presidido por monseñor José Saúl Grisales Grisales, obispo de Ipiales, estuvo marcado por un llamado al servicio humilde y una profunda reflexión sobre el ministerio pastoral.En representación de la Comunidad de Presidencia, en la ceremonia estuvo presente el vicepresidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, monseñor Gabriel Ángel Villa Vahos, arzobispo de Tunja.Exhortación episcopal: monseñor Grisales describe la misiónEn una homilía que fue a la vez una exhortación paterna y un mapa espiritual para el nuevo ministerio, monseñor Grisales describió la misión que aguarda a monseñor Betancourt. Subrayó que su designación por el Papa León XIV es un “signo de afecto” que fortalece la comunión eclesial.Con claridad, definió el corazón de la tarea episcopal: “Recuerda, querido monseñor Franklin, que los que Dios pone delante de ti para que los cuides como padre y pastor, no te pertenecen. Son de Cristo, y Él los confía a tu cuidado pastoral”. Esta idea central se tradujo en varios desafíos concretos:- Guía para su presbiterio: Le encomendó un “amor especial y solícita atención” a sus sacerdotes, sus colaboradores inmediatos.- Opción por los pobres: Le instó a mantener “muy al corazón el cuidado de los más pobres y de aquellos que ven conculcados sus derechos”.- Arquitecto de paz: En un mensaje crucial para Tumaco, lo llamó a dedicarse con todas las fuerzas a la “arquitectura y artesanía de la paz”, buscando transformar las dinámicas de violencia y cultivar la concordia a través del diálogo y el perdón.- Humildad en el servicio: Grisales recordó a todos que la condición de obispo “no es fruto de méritos humanos, sino manifestación de la misericordia divina”, un llamado a la humildad que libera de “las vanas pretensiones y de caer en las redes de las grandezas humanas”.Finalmente, puso el ministerio del nuevo obispo bajo el amparo de la Virgen María, en su advocación de Nuestra Señora de las Lajas, pidiendo para él obediencia, fidelidad y una solicitud materna por los más humildes."Aquí estoy, Señor": la respuesta agradecida del nuevo obispoCon emoción y un palpable sentido de gratitud, monseñor Franklin Misael Betancourt tomó la palabra, trazando un recorrido íntimo por su vocación. “Aquí estoy, Señor Jesús, como el leproso sanado que vuelve a dar gracias. Aquí estoy, como el hijo pródigo que recibe el abrazo del Padre”, inició su mensaje.Revivió los orígenes de su llamado, que brotó a los ocho años tras una Eucaristía en su pueblo natal: “María fue mi primer encuentro consciente con Cristo, un amor a primera vista”. Relató cómo, ese mismo día, le dijo a su madre que quería ser acólito. A pesar de la advertencia de que “no sería fácil”, su perseverancia lo llevó a acercarse al párroco, quien con una pregunta sencilla —“¿eres honrado?”— confirmó el primer sí de una vida de servicio.Hizo un sentido homenaje a sus formadores en el seminario, a sus padres —“que hoy descansan en la paz del Señor”— y a su madre Inés, a quien encontraba siempre “con el rosario en las manos” al regresar de sus labores pastorales. Dirigiéndose a los futuros sacerdotes que formó, les dejó una convicción: “Vale la pena gastar la vida sirviendo a Dios y a los hermanos. Vale la pena cargar la cruz de Cristo”.Al dirigir su mirada a Tumaco, sus palabras transmitieron un amor anticipado y una confianza inquebrantable: “Mi mente aún no los conoce, mi corazón ya los ama porque Cristo me los ha confiado como hijos y hermanos”. Pidió oraciones para ser un “santo Pastor” y cerró su intervención refiriéndose a su lema episcopal, “Ven, Santo Espíritu”, como la fuerza que iluminará y hará fructificar su servicio.La posesión en TumacoLa posesión canónica de monseñor Franklin Misael Betancourt como Obispo de Tumaco está programada para el 11 de diciembre de 2025. Se llevará a cabo en la Catedral San Andrés de Tumaco.
Mié 26 Nov 2025
Papa León XIV nombra nuevo obispo para la Diócesis de San José del Guaviare: Pbro. Jesús Alberto Torres Ariza
El Papa León XIV nombró al sacerdote Jesús Alberto Torres Ariza, hasta ahora Vicario de Pastoral de la Diócesis de Valledupar, como nuevo obispo de la Diócesis de San José del Guaviare.Con esta designación, el padre Torres Ariza se convierte en el quinto obispo de esta Iglesia particular del nororiente amazónico colombiano y sucede en el cargo a monseñor Nelson Jair Cardona Ramírez, quien fue trasladado por el Papa Francisco a la Diócesis de Pereira el 4 de octubre de 2024. Desde el 6 de diciembre del mismo año, la sede venía siendo administrada por el padre Edgar Liévano Labrador, como Administrador Diocesano designado por el Colegio de Consultores.Perfil del nuevo PastorEl padre Jesús Alberto Torres Ariza nació en Urumita (Cesar), territorio de la Diócesis de Valledupar, el 6 de junio de 1975. Realizó sus estudios de Filosofía y Teología en el Seminario Juan Pablo II de Valledupar, donde fue ordenado sacerdote el 2 de agosto de 2003.Su formación se enriqueció con una Licenciatura en Misionología en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma (2011) y una Licenciatura en Ciencias Religiosas en la Universidad Javeriana de Bogotá.A lo largo de más de dos décadas de ministerio sacerdotal, ha desarrollado una sólida y extensa labor pastoral en la Diócesis de Valledupar, desempeñándose en cargos de gran responsabilidad como:-Párroco en diversas comunidades, entre ellas, "Santa María Madre y Reina de la Paz", su último encargo.-Vicario de Pastoral y Delegado Episcopal de Pastoral Social.-Director del Banco de Alimentos.-Rector del Colegio "El Carmelo".- Delegado de Pastoral Educativa e Indígena.-Profesor de Teología Pastoral y Misionología en el Seminario Diocesano.-Miembro del Consejo Presbiteral y del Colegio de Consultores.Una Diócesis con vocación misioneraLa Diócesis de San José del Guaviare, erigida canónicamente en el año 2000, es heredera de una rica historia evangelizadora que se remonta a las misiones de jesuitas y carmelitas en el siglo XVII. Su labor, continuada por los Monfortianos y los Misioneros de Yarumal, ha estado marcada por el acompañamiento a las comunidades en un territorio de gran diversidad étnica y complejos desafíos sociales.En la actualidad, la Diócesis cuenta con una estructura pastoral robusta que incluye dos vicarías foráneas y 18 parroquias, tanto urbanas como rurales. Su acción se centra en la evangelización, la educación a través de la contratación de sedes educativas, la promoción de alternativas productivas, el acompañamiento a poblaciones vulnerables y una intensa labor a favor de la reconciliación y la paz.Con esta designación, la Iglesia en Colombia recibe un nuevo obispo cuya amplia experiencia en territorios multiculturales y en la gestión pastoral será un valioso aporte para guiar a la comunidad de San José del Guaviare en este nuevo capítulo de su historia pastoral.
Vie 14 Nov 2025
Iglesia acompañó a sobrevivientes de Armero con mensaje de fe y esperanza durante acto conmemorativo a 40 años de la tragedia
Bajo el sol inclemente que baña la llanura donde alguna vez estuvo Armero, cientos de sobrevivientes, familiares de las víctimas y autoridades se congregaron este 13 de noviembre para conmemorar los 40 años de una de las mayores tragedias naturales de Colombia. En un acto de profundo recogimiento, la Iglesia acompañó el duelo con un mensaje de fe, esperanza y memoria.La Eucaristía, celebrada poco antes del mediodía frente a la cruz gigantesca que se erige como símbolo del lugar, fue el acto espiritual central de la jornada conmemorativa. Presidida por el Nuncio Apostólico en Colombia, monseñor Paolo Rudelli, en representación del Papa León XIV, contó con la presencia de una significativa delegación eclesiástica. La acompañaron monseñor Orlando Roa Barbosa, Arzobispo de Ibagué; monseñor José Luis Henao Cadavid, obispo de la Diócesis de Líbano-Honda, a la que pertenece Armero; y monseñor Hency Martínez Vargas, obispo de la Dorada-Guaduas. También participaron en la Misa todos los sacerdotes de Líbano-Honda y algunos de la Arquidiócesis de Ibagué, donde hoy residen muchos de los armeritas sobrevivientes.Homilía: Un mensaje de fe frente al misterio del dolorEn su homilía, monseñor Rudelli transmitió la cercanía del Papa León XIV y la de toda la Iglesia universal con las víctimas y los sobrevivientes. Frente a la inmensidad del dolor, reconoció que la tragedia “nos interroga” y “quizás ha puesto a prueba la fe de muchos”. Ante la pregunta “¿Dónde estaba Dios en ese día?”, que muchos se la han hecho por años, el Nuncio ofreció una reflexión desde la fe: “No hay respuestas sencillas y superficiales. Sin embargo, la fe nos dice que en ese día Dios estaba con esos hermanos nuestros y ha permanecido con ellos”.Argumentó que, en el misterio pascual, Cristo quiso compartir toda la condición humana, incluyendo la muerte y la sepultura, “esa condición que desde hace 40 años viven los cuerpos de estos hermanos y hermanas nuestros”. “Cristo quiso vivir esa condición (…) para que nadie pudiera pensar que exista un lugar donde el amor de Dios no puede alcanzar”, afirmó, asegurando que el amor de Cristo sí alcanzó a cada una de las víctimas desde el primer momento.Finalizó su homilía con un llamado a mirar al futuro con esperanza, invitando a construir “vidas entregadas a sus seres queridos, hogares en los que reine el amor (…) un país donde vivamos en paz”, y leyendo la conmovedora oración que San Juan Pablo II elevó en este mismo lugar en 1986.Mensaje de los obispos colombianos: Memoria agradecida y resilienciaAl final de la liturgia, el padre Martín Sepúlveda Mora, director de comunicaciones de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), leyó un mensaje oficial dirigido a la comunidad diocesana y a todos los afectados. En nombre de la Presidencia de la CEC, el documento expresa un “solidario y fraterno saludo en esperanza cristiana”.El mensaje hace “memoria, con devoción y respeto”, de las víctimas, recordando también las palabras de Juan Pablo II, quien dijo que los fallecidos “cayeron como trigo en las entrañas de la tierra para germinar en la resurrección de los muertos”. Asimismo, reconoce “el vivo testimonio de las personas que lograron sobrevivir”, de quienes se ha aprendido que “el amor es más fuerte que la muerte”, destacándolas como un “ejemplo vivo de resiliencia y fortaleza”.El obispo local: Armero, un camposanto que irradia esperanzaEn declaraciones posteriores a la conmemoración, monseñor José Luis Henao Cadavid, obispo de la diócesis que acoge el territorio de Armero, enfatizó el papel de la Iglesia como acompañante. “Llegamos con un mensaje de esperanza, animarnos y fortalecernos en la fe y ayudarlos a sentir esa presencia viva de Dios”, afirmó.Un Parque para la Memoria: la reconstrucción de la parroquia San LorenzoPrevio a la ceremonia, los prelados, junto al Nuncio Apostólico, realizaron un recorrido por la primera fase del Parque Jardín de la Vida, un proyecto adelantado por la Gobernación del Tolima que cumple con la Ley de Honores 1632 de 2013. Acompañados por el arquitecto encargado y representantes de la Gobernación, constataron los avances centrados en la reconstrucción y restauración de las ruinas de la antigua parroquia de San Lorenzo, símbolo de fe y punto de encuentro de la comunidad antes de la tragedia.Las obras se concentraron en habilitar el espacio, respetando escrupulosamente su estructura original. “Lo que se hizo allí fue habilitar ese espacio, cuidar cada pedazo de baldosa, cuidar cada pedazo de la memoria, recuperar el púlpito y, desde el punto de vista arquitectónico, tratar de encontrar un elemento que entrelace la naturaleza con la memoria histórica”, explicó Alexander Castro, Secretario de Turismo del Tolima.El objetivo es convertir estas ruinas, ahora consolidadas e integradas en un paisaje de respeto y espiritualidad, en un destino de turismo religioso y de memoria histórica que permita un nuevo renacer para Armero.Sobre esta obra, monseñor Cadavid afirmó que busca “cuidar y organizar el espacio del presbiterio” donde actualmente se celebra la Eucaristía cada sábado. El objetivo, explicó, es que “siga siendo un lugar de encuentro, un lugar de paz, un lugar de recogimiento y de oración”. Reafirmando el mensaje de esperanza, citó la frase que la comunidad ha hecho suya: “Armero vive es un lugar camposanto desde el que cada año se irradia ese mensaje de esperanza”.Pétalos y esperanza para ArmeroLa jornada concluyó con un simbólico homenaje aéreo, donde un helicóptero de la Fuerza Aérea Colombiana sobrevoló el área para lanzar una lluvia de pétalos de rosa, un acto que, año tras año, marca el cierre de la conmemoración y ofrece un momento esperanza y recuerdo en medio del dolor.Vea los momentos más destacados de la jornada a continuación: