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evangelio

Jue 18 Feb 2021

La alianza sellada por Dios en el Bautismo nos hace herederos de la gracia divina

PRIMER DOMINGO DE CUARESMA Febrero 21 de 2021 Primera Lectura: Gn 9,8-15 Salmo: 25(24),4-5ab.6+7bc. 8-9 (R. cf. 10a) Segunda Lectura: 1P 3,18-22 Evangelio: Mc 1,12-15 I. Orientaciones para la Predicación Introducción De la Palabra divina que se nos ofrece para nuestra oración podemos entresacar los siguientes temas: • Dios bendice de nuevo a la humanidad por medio de la figura de Noé y su descendencia, el símbolo que usa el texto del Génesis para representar esa alianza es el arcoíris, con él se va a prefigurar el pacto entre Dios y la tierra por toda la eternidad. • La alianza sellada por Dios en el Bautismo nos hace herederos de la gracia divina. • La evocación del desierto es importante porque ha sido allí donde Dios ha guiado a su pueblo, de tal manera que cuando el evangelio de Marcos subraya que es el Espíritu el que conduce a Jesús al desierto, quiere indicar que, de nuevo, en el Hijo de Dios, se establece esa novedad de caminar hacia la libertad. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? La obra más excelsa de la creación es el ser humano, al insuflar Dios su aliento de vida en Adán se abre un capítulo que nada, ni nadie, podrá borrar del libro de la vida. Ese capítulo se podría llamar «el testamento de amor de Dios por la humanidad». Esta puede ser la idea central del texto de la primera lectura, tomada del libro del Génesis. En este relato Dios pacta una alianza con la humanidad, representada en Noé y sus hijos, para que no vuelva un diluvio de agua sobre la tierra. Esta promesa se extiende sobre todo aquello que la humanidad cree y realice, pues Dios no olvida de dónde ha salido su obra, su creación. El texto del Génesis es un relato que, por medio de la alianza, todo lo que sale del arca va a tener un privilegio en la creación. De allí que, el mismo texto lo recalque aseverando que «la señal de la alianza es con todo ser que pise la tierra». El apóstol Pedro en su primera carta hace eco al texto del Génesis referido al diluvio. Sin embargo, Pedro anuncia que la renovación de la alianza se da por medio del bautismo, como una gracia abundante representada en la salvación. De esta forma el apóstol recuerda la importancia de considerar cómo Cristo es quien ha venido a salvar al ser humano, por medio de una nueva y definitiva alianza sellada en el bautismo. En la cruz Cristo redime al mundo, y en el bautismo él incorpora por medio del Espíritu Santo al bautizado en una nueva vida. Así la prefiguración del diluvio le abre las puertas al creyente a una salvación definitiva que lo convierte en otro Cristo. El relato del evangelio de Marcos en este contexto de cuaresma contiene tres elementos que se convierten en un itinerario completo de preparación a una vida en el espíritu. El primero elemento fundamental en la preparación a una vida más plena en Dios es el ser empujado al desierto. Para toda la tradición judeo/cristiana la evocación del desierto es importante porque ha sido allí donde Dios ha guiado a su pueblo, de tal manera que cuando el evangelio de Marcos subraya que es el Espíritu el que conduce a Jesús al desierto, quiere indicar que, de nuevo, en el Hijo de Dios, se establece esa novedad de caminar hacia la libertad. De tal modo que como Dios acompaña a su pueblo en la travesía del desierto, en Jesús el cristiano encuentra un ejemplo en la salida de la esclavitud, del pecado, a la liberación que el mismo Cristo es. El desierto no es más un lugar hostil, en el Nuevo Testamento, es el espacio de encuentro con la debilidad que solo puede ser fortalecida en Cristo que vence todos los obstáculos presentes en la aridez, rudeza e inclemencia del desierto, por ello este, es ahora camino de prueba y resistencia para el cristiano. El segundo elemento presente en el texto del evangelio de este domingo está representado por las tentaciones a las que fue sometido Jesús. En el contexto del Nuevo Testamento las tentaciones son reveses, persecuciones o pruebas para determinar la medida de fidelidad a Dios del que es tentado. Por tanto, cuando Jesús sobrepasa la prueba en el desierto, durante cuarenta días, demuestra la fidelidad más grande a su Padre, y al mismo tiempo, presenta el itinerario para que sus discípulos sigan el camino, en medio de las dificultades. En el contexto de los evangelios, el tentador es Satanás y él se aprovecha de las situaciones de peligro (vivía entre los animales salvajes Mc 1,13b.) y necesidades para hacer su obra; de tal forma que alejarse del tentador es no sucumbir ante las debilidades humanas, es así como quien cae en la tentación por el pecado, no es fiel a su Señor y por tanto abandona a Cristo. Los relatos de las tentaciones en los evangelios de Mateo 4,1-11. Y Lucas 4, 1-13, describen de forma detallada las tentaciones a Jesús, mientras que Marcos no se detiene en los detalles, solo remarca que Jesús es tentado más no describe el cómo. Al parecer es por el interés del evangelista de hablar de la importancia del discipulado, tal y como lo reseña en la perícopa que se está leyendo en este domingo. El tercer elemento de reflexión sugerido en el evangelio, en este contexto de la Palabra, es el detalle que narra Marcos de presentar a los ángeles al servicio de Jesús en medio de las tentaciones. Este gesto se repite en la narración de Jesús cuando es tentado en el desierto de Mateo 4, 11. Remarcando que esta experiencia, de las tentaciones, ha limpiado el camino de aquello que Jesús realizará reflejando en la humanidad el amor del Padre; el sendero ya está preparado y lo único que le queda al Hijo de Dios, es mostrar su gloria en la tierra, entre los suyos. Por ello, tan pronto regresa del desierto Jesús inicia su misión de proclamar la Buena Nueva de Dios. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? La mayordomía encomendada por Dios a los seres humanos es renovada en la figura de Noé el protector y custodio de la tierra, esta puede ser la evocación más importante del texto del Génesis, porque en ella nos recuerda el gran compromiso de cuidar y proteger. Por ello hoy de nuevo el creyente está llamado a custodiar y preservar aquello que Dios le ha encomendado. Todos, por tanto, somos mayordomos de esta tierra y por más que queramos ser ajenos al deterioro del planeta, nada puede desviar el interés que los seres humanos tienen de administrar estos bienes en pro de la vida. Por tanto, la palabra del Señor en este domingo invita a todos los creyentes a disponerse a entrar en el desierto de la cuaresma por cuarenta días. Para ello el cristiano debe prepararse para la prueba y la mejor forma de hacerlo es cultivando una vida en el espíritu que se logra por medio de la oración, la penitencia y la caridad. Sin embargo, los ambientes social y cultural nos pueden tender trampas, tales como el consumismo, “y las apariencias de lo exterior, lo inmediato, lo visible, lo rápido, lo superficial, lo provisorio (EG 62)”. De modo que somos tentados a que lo “real le ceda el lugar a la apariencia”, advierte el papa Francisco. La cuaresma es un tiempo propicio para discernir y aprender a diferenciar aquello que distrae nuestra mirada de la cruz de Cristo. Dios se sigue revelando en nuestra vida e historia y nos invita en su Hijo a vencer las tentaciones de las apariencias y de lo superfluo. Al respecto nos dice el papa Francisco: “La vida cristiana es un combate permanente. Se requieren fuerza y valentía para resistir las tentaciones del diablo y anunciar el Evangelio. Esta lucha es muy bella, porque nos permite celebrar cada vez que el Señor vence en nuestra vida”, (Gaudate et exultate 158). 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Cuaresma es una experiencia de hacer camino en el desierto al lado de Jesús. Por ello, su amor, misericordia y justicia, son nuestra compañía en la aridez de la indiferencia, exclusión y marginación. Así a ejemplo de tantos hombres y mujeres que han crecido en santidad caminando en comunidad, todos estamos llamados a reconocer a Dios en la vida y los actos de amor de aquellos que van a nuestro lado. Que el Señor de nuevo nos lleve al desierto y nos hable al corazón, nos llene de su paz y nos haga constructores de nuevas sociedades transformadas en el amor que todo lo puede. Que cada día sea una oportunidad de renovar la vida en el amor. Para ello, la oración sigue siendo un instrumento de comunicación directa con Dios, en donde las palabras sean acalladas por el silencio de Dios hablando a los corazones contritos. Que la penitencia siga siendo un ejercicio permanente de renuncia a todo aquello que distrae las miradas de lo fundamental, y así se reconozca en el dolor y sufrimiento humano, la presencia de Dios redimiendo el sufrimiento de sus hijos amados. Y que la caridad sea la caricia de Dios para con los más vulnerables de nuestra sociedad, los enfermos, presos, hambrientos, sedientos, migrantes, y toda aquella carne que clama. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa En este primer domingo de la cuaresma de nuevo Dios quiere renovar su alianza de amor con todos aquellos que lo buscan con corazón sincero. Dispongamos nuestra vida para que la celebración de la eucaristía nos renueve en el amor de Dios y así salgamos a construir nuestras vidas, venciendo las tentaciones que nos alejan del amor de Dios en nuestros hermanos. Participemos don fe y esperanza. Monición a la Liturgia de la Palabra Las lecturas de este domingo nos proponen un horizonte en el camino de la cuaresma; en efecto, el centro de nuestra vida es Cristo quien renueva nuestra existencia en el bautismo, a través del cual Jesús nos ayuda a vencer las tentaciones para seguir buscando la santidad. Escuchemos con el corazón dispuesto. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Aclamemos con fe al Señor y juntos presentémosle nuestras intenciones confiados en que él siempre nos acompaña y acoge nuestras necesidades. R. Ilumina Señor, nuestro sendero 1. Oremos por la Iglesia, para que, al inicio de esta cuaresma, nos dispongamos a caminar por el desierto espiritual, confiados en la compañía del Señor que ha vencido las tentaciones. Oremos al Señor. 2. Oremos por el Papa Francisco, para que su testimonio de amor al Señor sea un referente de crecimiento en la santidad de todos los que amamos a Dios en nuestros hermanos. Oremos al Señor. 3. Oremos por nuestros gobernantes, para que la sabiduría de Dios los acompañe en las decisiones que toman en pro de la construcción de la justicia y el bien común. Oremos al Señor. 4. Oremos por nuestra comunidad, para que todos nos fortalezcamos unos a otros en este tiempo de gracia que Dios nos concede, y así, venzamos juntos las tentaciones que no nos dejan reconocer al Señor en los más necesitados y vulnerables. Oremos al Señor. 5. Oremos por todas las mujeres y hombres que trabajan por la construcción de la paz, para que las tentaciones de la violencia no les hagan desistir de su noble propósito. Oremos al Señor. Oración conclusiva Dios de amor, escucha estas plegarias que te dirigimos, y aquellas que tenemos en el corazón. Por Jesucristo nuestro Señor. R. Amén.

Jue 11 Feb 2021

“Seguid mi ejemplo, como yo sigo el de Cristo”

SEXTO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Febrero 14 de 2021 Primera Lectura: Lv 13,1-2.44-46 Salmo: 32(31),1-2.5.11 (R. 7b) Segunda Lectura: 1Co 10,31 - 11,1 Evangelio: Mc 1,40-45 I. Orientaciones para la Predicación Introducción Las lecturas están fuertemente relacionas con el tema central de la pureza e impureza, no obstante, se podrían abordar en perspectivas diversas: La impureza ritual en la Biblia; la purificación del creyente; o imitar el ejemplo: “seguid mi ejemplo, como yo sigo el de Cristo” (1 Co 11,1). Este último tema es el que aquí se presentará. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El texto de la primera lectura forma parte de la sección sobre la pureza e impureza (cap. 11-16) que va unida a la sección de la ley de la santidad (cap. 17-26). Aquí encontramos los aspectos negativos y positivos de la exigencia divina; así se hace de las leyes de pureza e impureza unas exigencias de santidad. Las reglas de la impureza se basan en prohibiciones muy antiguas, se considera puro lo que permite acercarse a Dios, e impuro es aquello que impide la realización del culto o excluye de él. En este sentido se habla de pureza ritual, aunque no es la única que conoció Israel, pues los profetas insistirán en la pureza de corazón. La impureza se manifiesta en diversas formas, pero una manera típica de hablar de la impureza era la “lepra”; ella manifiesta la condición de impureza. El término hebreo que se usa para lepra posee un significado amplio, se aplica a diversas enfermedades de la piel y al enmohecimiento de las ropas y paredes; pero siempre en el contexto de impureza. Aunque hay que señalar que la impureza de suyo no señala una clasificación moral sino un estado de aptitud o ineptitud para participar del culto y de la vida comunitaria. La impureza involucra al hombre en su totalidad, afecta la parte física por ello se manifiesta como enfermedad, también influye en la esfera espiritual o religiosa, por tal motivo es el sacerdote del Antiguo Testamento, quien juega un rol importante en declarar tanto la “enfermedad” como la “curación y los sacrificios o medios de purificación”; todo ello toca indudablemente la dimensión social, el “enfermo” o “leproso” queda excluido de la convivencia comunitaria, debe “andar harapiento, despeinado, con la barba tapada y gritando: ¡Impuro! ¡Impuro!”. Puesto que la impureza tiene relación con la santidad, y reconociendo que la santidad pasa por el perdón que Dios da, este tema viene soportado por el salmo 31, uno de los siete salmos penitenciales (Cf. Sal 6; 31; 38; 51;102; 130; y 143); es una pieza de enseñanza que muestra la felicidad de quien ha sido perdonado por Dios; el sufrimiento del pecado, de la impureza y sus afecciones en lo físico, lo espiritual y social, desaparecen para dar lugar a una explosión de sentimientos positivos. Es una lección de sabiduría para la comunidad; reconocer el pecado y “confesar al Señor la culpa” es el camino al perdón, a la alegría. Paragonando algunas expresiones de Jesús, se diría que hay más gozo en el perdón que el declarar impuro algo. El evangelio inserta la curación de este leproso en la correría de Jesús por Galilea, “vamos a otra parte, a los poblados vecinos, para predicar también allí, para esto he venido” (Mc 1,38), después de narrar este milagro, Marcos informa que “después de algunos días, Jesús regresó a Cafarnaúm” (Mc 2,1). El marco es la situación de marginación que vive un leproso en la connotación de impureza propio de la concepción del Antiguo Testamento. Se esperaría el grito: ¡Impuro! ¡Impuro! pero, al contrario, quizás por lo que ha oído este hombre de Jesús, la voz que resuena es: “Si quieres, puedes purificarme”. El texto centra su atención en la acción de “limpiar”, pues bien, en tan corto pasaje se encuentra cuatro veces la raíz del verbo griego khatarizō - “purificar”. Aparecería aquí el proceso de la novedad que involucra las acciones del “impuro” y de quien purifica, Jesús: El necesitado debe “acercarse”, “suplicar” y cumplir con lo que prescribe la Ley; que se complementa después con el testimonio que da. De parte de Jesús tenemos que él siente lástima o compasión, el termino griego es el famoso splagchnizomai, “compadecerse o tener misericordia”; se trata de un amor que conmueve desde la profundidad de las vísceras, lo que permite que Jesús se acerque, “extendió la mano y lo tocó”; Jesús rompe el esquema de marginación y exclusión del “impuro”, con sus gestos denuncia el formalismo de las practicas rituales, colocando el acento en la integralidad de la persona, en la transformación del corazón y la creación de una nueva relacionalidad comunitaria. El pasaje de la segunda lectura es la conclusión de la sección concerniente a lo inmolado a los ídolos (1 Co 8 – 11,1). Los cristianos de Corinto se hallan en el dilema si pueden comer la carne sacrificada a los ídolos sin caer en idolatría. Pablo responde con el principio que el cristiano es libre, pero la caridad le exige respetar la opinión o conciencia de los otros y no provocar escándalo. Concluye con soluciones prácticas, no siempre vale el principio “todo me está permitido” (1 Co 10,23). Para proceder correctamente hay que imitar a Pablo como él imita a Cristo; en concreto, no ha de buscar su propio interés (v.24), sino que todo sea para la gloria de Dios (v. 31) y buscando el bien de la mayoría a fin de que se salven (v. 33). La Gloria de Dios y la salvación de los demás imponen renuncias y comportamientos al cristiano de manera que estos fines se realicen. La llamada imitatio Pauli, consiste en que él se presenta ente sus comunidades como ejemplo a imitar, no solo en este texto sino en muchos otros; aquí su imitación conduce a la imitatio Christi que llevará a una especie de sistema jerárquico de imitación: Dios – Cristo – Pablo – comunidades cristianas – Otras comunidades. Pablo se muestra ejemplar ante la libertad cristiana, esta libertad no debe ser escandalo para nadie, sino que su uso es para la gloria de Dios. Esta actitud de libertad es reflejo de la libertad con que Jesús asumió su vida y su entrega en provecho o salvación de los demás y la Gloria de Dios. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Imitatio Pauli, Imitatio Christi: “seguid mi ejemplo, como yo sigo el de Cristo” El cristiano está llamado a ser novedad en medio del mundo, a ser “sal y luz” del mundo. El paradigma es imitar a Cristo, y para hacerlo posible hay un sin número de hombres y mujeres que bajo la acción del Espíritu Santo han encontrado formas elocuentes y del todo novedosas de imitar a Cristo. Un Pablo que vive su vida cristiana con libertad, pero sumo respeto en la caridad hacia todos, un evangelizador incansable como Jesús, pastor que siempre se conmovía por sus ovejas. Pienso en una Madre Teresa de Calcuta, mujer que rompió paradigmas y extendía su mano para tocar todo tipo de enfermos, más que con su mano en verdad con su amor cristiano. Un Francisco, Papa de la radicalidad del encuentro con Jesús y la vivencia del evangelio, no teme encontrarse, saludar, escuchar incluso a los que la sociedad hoy rotula como “impuros”; dirá “¿Quién soy yo para condenarlos?” Y con su gesto de lo que él ha llamado cultura del encuentro produce más gozo y conversión que los rótulos que descalifican y excluyen a aquellas ovejas que Jesús ha venido a buscar; pues él fue claro: “No necesitan medico los que están sanos, sino los que están mal. No he venido a llamar a la conversión a justos sino a los pecadores” (Mt 5,32). Imitar a Jesús implica tener la audacia que él tuvo para dar Gloria a Dios y buscar la salvación de los demás, no su interés sino el bien de la mayoría. Hay que salir del rigorismo que excluye y margina la persona humana, no podemos seguir colocando rótulos de “impuro y puro”, hay que vivir como Jesús sin miedo a romper esquemas de exclusión y con un verdadero sentimiento de amor hacia el otro incorporarlo en la dimensión de la comunidad que se siente perdonada por Dios y vive la experiencia de ser Pueblo de Dios. La nueva lepra de hoy se manifiesta de mil formas, sin querer ser exhaustivos, pienso en las condiciones sexuales, en las enfermedades desconocidas que no entran bajo el control absoluto del hombre, la lepra de hoy es la exclusión social por color político o económico que polariza la comunidad. La lepra de hoy es la corrupción generalizada que condena a la vida harapienta a la inmensa mayoría, porque unos pocos solo piensan en su propio interés y no en los demás. La pandemia y sus efectos son una lepra. El coronavirus ha tocado la persona humana y quienes son tocados por este “mal leproso” han vivido y viven en carne propia lo que es ser tildado de “impuro”, sienten en su vida como los afecta en su condición física, espiritual y social. Son excluidos de toda relación, condenados a la soledad y a la miseria de “no seres humanos”; su enfermedad y muerte son “una desgracia” que con decisiones antihumanas hay que deshacerse de cualquier evidencia. Los excluimos de cualquier relación humana, aunque siguen en medio de nosotros, son marginados, los hacemos vivir solos y excluidos como si “moraran fuera del campamento”. Imitar a Cristo, sentir amor auténtico por el otro, no tener miedo de tocar, querer el bien para quienes han sido afectados, recuperar valientemente nuestras relaciones de comunidad humana y cristiana. Nuestra vida va más allá del temor, vivimos y morimos en Cristo. Esta realidad nos ofrece un ambiente propicio para vivir la imitación de Cristo, recuperar la dimensión religiosa y social por encima de prohibiciones absurdas como si se fuera dueño y señor de la vida. Que nuestra fe no se quede en un intimismo que aísla y encapsula en un ambiente egoísta y exclusivamente personal. Aquí hay que dar testimonio, ser ejemplo e imitar a Cristo. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Señor que nuestra vivencia cristiana sea autentica como tu vida, que no tengamos miedo de vivir el encuentro con los más excluidos de la sociedad e integrarlos en esta historia de salvación. Que cada uno sepa acercarse, suplicar, vivir lo mandado por tu Ley y dar vivo testimonio del encuentro íntimo contigo. Míranos, Señor, siente tu conmovedor amor, tiende tu mano, tócanos, limpia nuestra impureza y haz que seamos imitadores de tu gran amor. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Hermanos esta es nuestra casa, con frecuencia somos invitados a vivir nuestra vida en estos espacios, pero puede darse que no nos sintamos en nuestro ambiente; así que recordemos que en la casa de Dios no somos extraños como en tierra extranjera; aquí en verdad somos ciudadanos del Reino, estamos en nuestra propiedad. Construyamos comunidad, acerquémonos a Jesús, vivamos un profundo encuentro con él, dejémonos tocar por amor, y como respuesta en todas las dimensiones de nuestra vida: Imitemos a Cristo. Monición a la Liturgia de la Palabra Hermanos vamos a escuchar la Palabra de Dios, ella siempre nos sorprende con la novedad, pero hoy, de manera especial, nos invita a abrir nuestros oídos y escuchar lo que ha vivido el pueblo de Dios, para que aprendamos a Imitar al Señor y no nos quedemos en nuestros estrechos esquemas de condenación. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Señor Dios, que has dispuesto la historia de la salvación para que el hombre aprenda a hacerlo todo para Gloria de Dios y salvación de la humanidad, escucha la oración de tus hijos que imploran tu bendición. Diciendo: R. Bendice a tu pueblo Señor 1. Padre Bueno, te pedimos por tu Iglesia, especialmente por nuestros pastores y nuestro párroco para que en sus enseñanzas nos muestren el verdadero camino para Imitar a Cristo el Salvador. 2. Padre Generoso, te suplicamos por quienes tienen el poder de autoridad en nuestra comunidad para que sepan interpretar los signos de los tiempos, y con sus decisiones den Gloria a Dios y busquen siempre la salvación de la humanidad. 3. Padre Misericordioso, te pedimos por la humanidad rotulada como “impura”, mírala con tu misericordia, absuélvela de su culpa y reintégrala a la vida espiritual y social. 4. Padre amoroso, te pedimos por los enfermos y por todos los que sufren para que vivan unidos a ti y ofrezcan su fidelidad, sufrimientos y oraciones por la evangelización del mundo. 5. Padre Buen Pastor, te pedimos por esta asamblea que es tu rebaño, tiene necesidad de tus cuidados amorosos, líbranos de caer en el escándalo, más bien enséñanos y danos la gracia de aprender en todo a Imitar a Cristo el Señor. En un momento de silencio presentemos nuestras intenciones personales Oración conclusiva Oh Dios, acoge favorablemente las súplicas que te hemos presentado, e incluso aquellas que han quedado en el secreto del corazón, y concedeos vernos beneficiados de tu bendición. Por Jesucristo Nuestro Señor. R. Amén.

Vie 5 Feb 2021

La voz del Pastor | 07 de febrero de 2021

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio según San Marcos 1,29-39.

Jue 4 Feb 2021

Curó a muchos enfermos de diversos males

QUINTO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Febrero 7 de 2021 Primera Lectura: Jb 7,1-4.6-7 Salmo: 147(146),1-2.3-4. 5-6 (R. cf. 3) Segunda Lectura: 1Co 9,16-19.22-23 Evangelio: Mc 1,29-39 I. Orientaciones para la Predicación Introducción Desde las lecturas que se nos ofrecen para este domingo, tres temas emergen para nuestra reflexión: • El sentido y la brevedad de la vida humana sometida al trabajo y a la enfermedad. • Los oficios desarrollados por el hombre y su respectiva recompensa, donde entra la dimensión infrahumana y trascendente del valor del trabajo y su “paga”. • El sentido que Jesús (su mensaje en acción: la evangelización) da a la vida humana. Este tema es el que abordaremos a continuación. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El texto de la primera lectura forma parte del primer ciclo de conversaciones entre Job y sus amigos (cap. 3-14); Job ha exteriorizado su confusión y desahogo por la situación, más que difícil, que está viviendo; sus amigos han intentado ayudarlo condenando injustamente a Job en una pretendida defensa de Dios, donde “Dios premia a los buenos y castiga a los malos”. Job responde a su amigo Elifaz (6,1 - 7,21) reiterando su confesión de inocencia, al tiempo que describe los grandes sufrimientos, y concluye haciendo una lectura sobre el sentido de la vida humana, donde el principio de premio y castigo de buenos y malos es insuficiente para comprenderla, porque la vida desde la experiencia vivida no es vista más que como un “servicio”, un “jornal”, “una sombra”, “un soplo”, un “consumirse sin esperanza”, una “fatiga” que se alarga inexplicablemente. El tema dominante de la primera lectura es un desgarrador lamento sobre la fugacidad de la vida humana que se muestra frágil, sufriente. ¿Qué puede cambiar este desgarrador sentido de la vida humana? El salmo 147 (146) es una primera respuesta. Es un himno de alabanza a Dios, estructurado en tres secciones mediante claras invitaciones a la alabanza (vv. 1.7.12); la primera sección que es la que se ha proclamado, invita a alabar al Señor porque es el protector de los humildes; se celebra el poder y la bondad de Dios que es grande y poderoso, y que muestra su poder con las acciones que realiza, pues después de la tragedia de la deportación reconstruye la ciudad y la vida destrozada del pueblo. La narración del evangelio presenta las curaciones en la jornada de Cafarnaúm y una síntesis del recorrido de Jesús por Galilea. Tres partes: 1. La curación de la suegra de Pedro, en su casa, destacando la presencia de los discípulos que han sido llamados - Pedro, Andrés, Santiago y Juan (vv. 29-31); 2. Un resumen de la actividad de Jesús: curaciones y exorcismos (vv. 32-34) 3. Otras acciones de Jesús: Oración y predicación. Pero, el evangelio nos dice algo más que el mero recuerdo histórico. Aquí aparece la irrupción de Jesús en la historia concreta del hombre, pues él “salió” para prestar su servicio a la vida humana. El texto se estructura a partir del verbo “salir” y las acciones complementarías de este salir; esta insistencia debe notar que Jesús salió del Padre y vino al mundo para dar sentido a esta existencia. “Salió” de la sinagoga para “acercarse” y entrar en “contacto” con los necesitados, con el hombre sumido en la enfermedad y la realidad que le hace experimentar la existencia humana como desgarradora; Jesús se “levantó” y “salió” para entrar en relación con Dios, salió para “hacer oración”; definitivamente, la acción de Jesús se resume en que él “salió” para “recorrer” y “predicar”, es decir, llevar la Buena Nueva; y ésta se realiza con gestos concretos sirviendo al hombre sumido en su lamento, él salió para “curar” y “expulsar a los demonios”. Así, el mensaje del evangelio, Jesús Hijo de Dios, es la respuesta definitiva al desgarrador lamento sobre la fugacidad de la vida humana. Pablo, en la segunda lectura, bien que el texto pertenece a la reflexión sobre los derechos de los apóstoles o de quienes anuncian el evangelio, se encuadra en el sentido de la vida. Pablo proclama el evangelio sin buscar salario alguno, porque su gozo, ganancia, paga, es haberse encontrado con el Resucitado; su paga es “precisamente dar a conocer el Evangelio”, él tiene claro por qé hace las cosas que hace, “hago todo esto por el Evangelio, para participar de sus bienes”. El Evangelio es Jesús, su mensaje, y por él hace todo. Predicar es un encargo u oficio que lo exige todo y da sentido a todo. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Jesús da sentido a la vida humana. El hombre afligido conoce su miseria; la reflexión de Job es solidaria de la humanidad entera que sufre, que se resigna a morir, pero que en medio de su angustia percibe que la existencia humana tiene una misión, un servicio que realizar. La dimensión trascendente confiere a la vida del ser humano un sentido de gran valor. Encontrarse con Jesús y su mensaje todo se transforma; Jesús no deja las cosas iguales. Esta no es una idea o frase de cajón, sino que es la inexplicable respuesta que Dios ha dado a la humanidad. Nada más provechoso que abrir el corazón y conocer a Jesús. Les pasó a los discípulos que él llamó a su caminar, a Pablo, a la suegra de Pedro que se levanta y se pone a servirles; les pasó a ellos, y les ha pasado a millones de personas a lo largo y ancho del mundo y de la historia. Y hoy pasa aquí contigo y conmigo. La apertura de corazón para alabar a Dios introduce una dinámica nueva en la existencia, la oración crea un espacio de confianza e intimidad transformante, solo debemos repetir el gesto de Jesús, “salir e ir a un lugar solitario” para encontrarnos con Dios en la oración. El lugar solitario es cualquier lugar, mejor aún, el lugar solitario es el corazón, en ese ambiente debe nacer la oración. La vida mirada desde la oración adquiere valor, vista desde la mera condición humana no es más que lamento desgarrador. Jesús “salió” del Padre y vino a nuestro encuentro para dar sentido a nuestra existencia; su acción transforma las realidades que desgarran la vida humana; la muerte, el mal, el sufrimiento, el dolor, los mismos amarres del demonio son nada ante el Señor. Como él mismo le responde a Pedro, “para esto he salido”; él ha salido, es decir, se ha encarnado, para ser la respuesta última y completa a la realidad del ser humano. La humanidad tiene necesidad de conocer a Jesús, y Jesús tiene deseos de ir al encuentro de toda la humanidad; lo expresaba Pedro en el evangelio “todo el mundo te busca”; ojalá esta sea la realidad de hoy. Para que este encuentro entre Jesús y la humanidad acontezca, hoy, se necesitan hombres y mujeres que, como la suegra de Pedro, Pablo y los otros discípulos, entiendan que después de conocer al Señor solo hay una respuesta: ¡Servirlo!, “se puso a servirles” o como lo entiende Pablo, predicar, evangelizar, “es que me han encargado este oficio”. Jesús nos enseña a vivir la “cultura del encuentro”. Él salió del lugar del culto (sinagoga) y entró en el lugar de la existencia cotidiana (casa), y en sus actitudes se vive la cultura del encuentro, pues “se acercó” y “tocó”. Hoy corresponde a sus seguidores seguir repitiendo estas actitudes; ir al encuentro del otro, especialmente del enfermo y los marginados, como dice el Papa Francisco, ir y tocar la carne de Cristo en los enfermos. Se necesitan evangelizadores convencidos del poder y amor de Dios. Evangelizadores que hagan todo por el Evangelio. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Señor, que nuestra oración sea una alabanza por todo el amor que tú nos has manifestado; que cada momento vivido sepamos usarlo para tener un mayor e íntimo encuentro contigo, encuentro que transforme nuestra vida y nuestra manera de ver la vida, encuentro que nos lleva a ser evangelizadores, a darlo todo con entrega total por el Evangelio. Que el mundo te conozca y te sirva, no de palabras sino de obras concretas en bien de los más necesitados. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Hermanos el Señor nos convoca, una vez más en su glorioso día, para vivir este encuentro intimo con él, y nos invita a dejar en sus manos el sentido de nuestra vida, especialmente abandonar en su amor los dolores y sufrimientos que aquejan nuestra existencia; pero al mismo tiempo confiar a él nuestro compromiso evangelizador que da sentido a nuestra existencia y que, transforma la vida de los demás. Trayendo, pues, nuestras tristezas y alegrías participemos con fe en esta celebración. Monición a la Liturgia de la Palabra Las realidades que a diario vivimos nos cuestionan sobre el sentido de la vida humana, nos preguntamos ¿qué da sentido a esta fugacidad de la existencia humana? Las lecturas nos mostrarán que este interrogante se ha planteado desde muy antiguo, y que muchos creyentes, en la vivencia de su fe, y en la búsqueda de sentido, han encontrado respuestas sorprendentes. Escuchemos con fe. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Elevemos hermanos nuestra oración a Dios, para que con su gracia acoja nuestras súplicas, dé sentido a nuestra existencia y nos ayude a servirlo con santidad y justicia todos los días de nuestra vida. R. Santifica a tu pueblo Señor 1. Oh Dios, custodia a tu Iglesia, protege al Papa Francisco y asiste a los Obispos de la Conferencia Episcopal de Colombia para que, viviendo el encuentro con Cristo, ayuden a su rebaño a vivir las dinámicas de la Nueva Evangelización. 2. Oh Dios, ilumina a los legisladores y gobernadores para que, viviendo el encuentro con Cristo, tomen decisiones y acciones que busquen siempre el bien común. 3. Oh Dios, socorre y consuela a tu pueblo conservándolo en la paz y concede la gracia del encuentro con Cristo, para que cada uno sea un verdadero evangelizador para los demás, haciendo todo por el Evangelio. 4. Oh Dios, esta asamblea te alaba y te bendice al reconocer que solo tú con tu providente amor das sentido a nuestra existencia, acoge favorablemente nuestra humilde oración y concédenos un ferviente espíritu evangelizador. En un momento de silencio presentemos al Padre nuestras intenciones personales Oración conclusiva Acoge, Padre bueno las plegarias que tus hijos te han presentado con fe. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén

Vie 29 Ene 2021

La voz del Pastor | 31 de enero de 2021

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio según San Marcos 1,21b-28.

Vie 29 Ene 2021

El pueblo que andaba en tinieblas vio la luz de un gran día

CUARTO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Enero 31 de 2021 Primera Lectura: Dt 18,15-20 Salmo: 95(94),1-2.6-7ab. 7c-9 Segunda Lectura: 1Co 7,32-35 Evangelio: Mc 1,21-28 I. Orientaciones para la Predicación Introducción La Palabra de Dios que se nos ofrece para este domingo, sugiere tres temas que pueden orientar la reflexión: • La elección del profeta que comunica la Palabra de Dios, aparece libre de contaminarse con otros dioses e ideas que confunden y desvían al pueblo. • El hombre y mujer que se consagran a Dios pueden hacerlo en la libertad de dedicarse tiempo completo al servicio del Señor, o de sentirse divididos frente a los deberes con el mundo. • La autoridad de Jesús quien, con gestos y palabras, expulsa al demonio inmundo que se encuentra dentro de la sinagoga y que lo reconoce como el santo de Dios. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? En la primera lectura del Libro del Deuteronomio, Yahveh Dios habla al pueblo de Israel a través de Moisés sobre las disposiciones de quienes han de ejercer la vocación profética. Dios pondrá sus palabras en la boca del profeta y le comunicará sus mandatos. Dios juzgará al profeta por su obediencia en la comunicación de su palabra al pueblo, pero si el profeta no es fiel a sus palabras y se desvía hablando en nombre de otros dioses, será reo de muerte. El apóstol San Pablo recomienda y forma a la comunidad de Corinto en la libertad de preocupaciones del mundo para servir al Señor en santidad de cuerpo y espíritu, procurando el trato digno y asiduo con el Señor, sin división. Distingue entre el hombre y la mujer casados o no casados, pues, quien está casado está dividido, ya que se preocupa de las cosas del mundo; mientras, quien no está casado es más libre de estas preocupaciones para servir al Señor. Todo bautizado es un profeta que, discerniendo su vocación, dedica su tiempo al servicio del Señor sin ataduras, ni compromisos con las cosas del mundo que lo dividen, distraen y le quitan tiempo para dedicarse a las cosas del Señor. En el Evangelio, Jesús llega a Cafarnaúm con los apóstoles y comienza a enseñar el sábado. En la sinagoga hay un hombre de espíritu inmundo que lo reconoce como el Santo de Dios. Cuando Jesús expulsa el espíritu inmundo del hombre, la gente estupefacta y sorprendida percibe en Él una doctrina nueva, expuesta con autoridad; en efecto, manda los espíritus inmundos y le obedecen. Jesucristo, el Profeta por antonomasia, sorprende porque su autoridad es totalmente coherente entre lo que dice (palabras) y lo que hace (gestos). 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? La Palabra de Dios interroga nuestra vocación como sacerdotes, profetas, religiosos, religiosas, laicos, esposos, esposas y laicos en la misión de anunciar y denunciar la verdad a nuestro pueblo. Advierte sobre la necesidad de no acomodarnos a la Palabra de Dios por nuestra condición o elección que hayamos hecho. Igualmente, la Palabra nos advierte sobre las doctrinas atractivas y mundanas que nos pueden confundir y alejar de la recta doctrina. Hay que permanecer fiel al Dios único y verdadero, manifestado en su Hijo Jesucristo. La autoridad con que nosotros hablamos debe proceder de la humildad y caridad en el servicio a los demás, las palabras convencen, pero el testimonio arrastra. La autoridad, es la coherencia de una vida que testimonia a Jesucristo, más que con nuestras palabras, con la vida ofrecida en servicio a los demás, especialmente a los enfermos, pobres y más vulnerables de nuestra sociedad. No todo quien va al templo tiene garantizada la salvación, pues los espíritus inmundos también acuden a las celebraciones litúrgicas, van a misa, comulgan y reconocen a Dios. Cuidado con sentirnos seguros de nosotros mismos; pretender medir nuestra conversión por los actos externos, el número de obras de caridad o creer que la gracia de Dios la podemos adquirir o comprar mediante la fuerza del mérito propio. Hay que evitar el espíritu mundano que nos lleva a caer en la falsedad, la hipocresía y la doblez de corazón, creyéndonos justificados. Igualmente, la Palabra invita a renovar nuestro compromiso profético adquirido en el bautismo, que nos advierte sobre el cuidado de no emigrar hacia dioses falsos que engañan y nos separan de la recta doctrina de la salvación. La sociedad moderna está llena de sutiles y variadas formas de espíritus inmundos, de ofertas esotéricas, sectas y nuevos movimientos religiosos, que tergiversan la recta enseñanza de la Iglesia y nos pueden desviar hacia caminos tortuosos de engaño y perdición. Hay que cultivar nuestra formación en la fe, mediante la catequesis, la fe, el amor y el servicio en nuestros grupos y comunidades parroquiales. La Palabra de Dios de este domingo, nos invita a vivir al servicio de la palabra de Dios y de la Iglesia de acuerdo con la vocación a la que hemos sido llamados, ejerciendo todos la dimensión real, profética y sacerdotal que hemos recibido en el bautismo. En las palabras que el Papa Francisco dirigió, en su visita a Colombia, durante el encuentro con sacerdotes, religiosos, consagrados, consagradas, seminaristas y sus familias, resaltamos algunas ideas que explicitan la temática que nos invita a reflexionar la Palabra de Dios en este domingo: “Conocer a Jesús es el mejor regalo que puede recibir cualquier persona; haberlo encontrado nosotros es lo mejor que nos ha ocurrido en la vida, y darlo a conocer con nuestra palabra y obras es nuestro gozo, el gozo de evangelizar”… “Las vocaciones de especial consagración mueren cuando se quieren nutrir de honores, cuando están impulsadas por la búsqueda de una tranquilidad personal y de promoción social, cuando la motivación es ¨subir de categoría¨, apegarse a intereses materiales, que llegan incluso a la torpeza del afán de lucro” ... “Con los gestos y palabras de Jesús, que expresan amor a los cercanos y búsqueda de los alejados; ternura y firmeza en la denuncia del pecado y el anuncio del Evangelio… ¿cuántas veces escuchamos hombres y mujeres consagrados que parece que, en vez de administrar gozo, alegría, crecimiento, vida, administran desgracias, y se la pasan lamentándose de las desgracias de este mundo? Es la esterilidad, de quien es incapaz de tocar la carne sufriente de Jesús”. (Encuentro con sacerdotes, religiosos, consagrados seminaristas y sus familias, Coliseo La Macarena, Medellín, 9 de septiembre de 2017 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? La presencia de Jesucristo en la sinagoga sorprende por la autoridad con que ejerce su palabra y la coherencia con que actúa. Al paso de Jesucristo por nuestras vidas, no debemos ser indiferentes, sino que nos debe ayudar a construir el mundo, dando la prioridad a Él, y creciendo en el servicio a los demás de acuerdo con nuestra vocación de consagrados. El encuentro con Jesucristo vivo, hace que sus gestos y palabras estimulen nuestra misión y el servicio a los demás con caridad y verdad, para ayudar en la sanación de tantas formas inadecuadas de fe que nos pueden perder y confundir en el camino que conducen a la auténtica salvación, aun estando dentro de la Iglesia. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Bienvenidos hermanos a esta celebración Eucarística dominical, donde nos encontramos reunidos alrededor del altar, convocados por el amor de Dios y la autoridad de Jesús, quien nos llama a hacer real la voluntad de Dios en nuestras vidas, Pidámosle al Señor que podamos vivir su Palabra conforme él nos la presenta. Iniciemos esta celebración con mucha alegría de encontrarnos como hijos de Dios. Monición a la Liturgia de la Palabra La Palabra que Dios nos dirige hoy, en principio, lo hace a través de los profetas, quienes son los portadores de ella, pero en el Evangelio vemos que ya es Jesús quien, con autoridad amorosa, se hace Palabra y se muestra como el Mesías esperado. Escuchemos Oración Universal o de los Fieles Presidente: Invoquemos a Jesús, para que el Padre misericordioso escuche las peticiones y necesidades de nuestro mundo, convertidas en plegarias. Digamos: R. Escúchanos, Padre de Misericordia 1. Por la santa Iglesia reunida aquí en el nombre del Señor y extendida por todo el mundo, para que sus obispos, sacerdotes, diáconos, religiosos tengan la valentía de predicar el Evangelio en todo tiempo y lugar. Oremos 2. Por los jefes de las naciones, para que su autoridad no sea respuesta a deseos personales, sino que esté al servicio de los más necesitados y sus obras logren el bienestar de los pueblos. Oremos 3. Por los padres de familia para que, a través de su autoridad en el hogar, recibida a través del sacramento del matrimonio, se dediquen a amar y ser amados a ejemplo de Cristo. Oremos 4. Por nuestra comunidad parroquial, para que la Palabra de Dios pueda ser vivida y testimoniada por todos los que hagan parte de ella. Oremos 5. Por todos nosotros presentes en esta Eucaristía, para que cada día la Palabra de Dios ilumine y oriente nuestra vida. Oremos Oración conclusiva Dios nuestro, Escucha las peticiones que estos tus hijos te dirigen con fe y esperanza. Por Jesucristo Nuestro Señor. R. Amén

Vie 22 Ene 2021

La voz del Pastor | 24 de enero de 2021

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio según San Marcos 1,14-20.

Vie 27 Nov 2020

"Estén atentos, vigilen: pues no saben cuándo es el momento"

Primer domingo de Adviento Noviembre 29 de 2020 Primera Lectura: Is 63,16b-17.19b; 64,2b-7 Salmo: 80(79), 2ac+3b.15-16.18-19 (R. cf. 4b) Segunda Lectura: 1Co 1,3-9 / Evangelio: Mc 13,33-37 I. Orientaciones para la Predicación Introducción En el inicio del tiempo litúrgico del Adviento, la Palabra de Dios nos alienta a ir con el corazón bien dispuesto al encuentro del Señor que viene: * No se trata sólo de la celebración anual del nacimiento del Salvador, sino también de la espera gozosa de su segunda venida en la gloria. * La conversión a Dios es la primera y fundamental disposición para acoger al Salvador. * El Señor nos reitera la necesidad de permanecer “vigilantes”, es decir, que perseveremos cada día en nuestra vida en Cristo. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Los capítulos 63 y 64 del profeta Isaías, de los cuales están entresacados los versículos que se han proclamado en la primera lectura, conforman una preciosa oración dirigida a Dios, pidiendo su “vuelta” y su acción para la salvación del pueblo, que muy probablemente está atravesando la experiencia del destierro. Estas palabras señalan un itinerario para ir al encuentro del Salvador, en el que aparecen varias disposiciones del orante: * El reconocimiento de la paternidad de Dios, aun teniendo en cuenta las rebeldías del pueblo. Es muy bella la confesión que cierra la lectura: “Tú eres nuestro Padre, nosotros la arcilla y tú el alfarero; somos todos obra de tu mano”. * La confianza en el amor de Dios, que interviene y actúa en la historia, que salva a sus hijos. Este es el significado de la imagen de los cielos rasgados para que Dios baje. * La conciencia de que, para ir al encuentro del Señor, es necesario el esfuerzo de practicar la justicia, acordarse de sus caminos, volver a él desde el corazón. En la segunda lectura se subraya otra convicción: que la perseverancia hasta el final es obra de la gracia divina en nosotros: “Él -Cristo- los mantendrá firmes hasta el final”. No basta el solo esfuerzo humano, aunque éste sea imprescindible; nuestra perseverancia es primeramente obra de la gracia. En el Evangelio, el Señor nos dice reiterativamente: “velen”. Este imperativo claramente tiene en perspectiva los últimos tiempos, la vuelta del Señor, la cual no nos debe sorprender “dormidos” o “descuidados”. De manera obvia, estas alusiones se refieren a la disposición interior de vivir continuamente la voluntad de Dios, de ser siervos que hacen la tarea que nos ha sido confiada, de estar siempre listos para cuando vuelva el Señor. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? A causa de la pandemia del Covid-19 estamos viviendo momentos de incertidumbre y de muchas dificultades. Desde nuestra fe, en este contexto, el Adviento se nos presenta como un camino de esperanza, que nos encamina para ir al encuentro de Cristo Salvador. Para recorrerlo es necesario que tengamos presente: Las dos venidas de Cristo: Iniciando nuevamente el Adviento, tiempo para preparar nuestra espera del Señor, la Palabra nos recuerda que nuestra vida debe ser una continua peregrinación hacia la casa del Padre. En efecto, generalmente vivimos el Adviento como una preparación para el nacimiento del Niño Dios, pero no se nos debe olvidar la dimensión escatológica que nos pide estar vigilantes para recibir al Señor en su segunda venida. La preparación ha de ser ante todo interior: Es bello y bueno que, en este tiempo, se organicen algunas exteriores que crean un ambiente navideño: luces, árbol, pesebre, decoraciones, regalos, etc. Sin embargo, la primera e infaltable preparación ha de ser en el interior de cada persona, donde Cristo quiere nacer, y desde donde salen las buenas acciones para ir al encuentro definitivo con él. La vigilancia como permanencia en el amor de Dios: Es la invitación central que nos hace hoy el Señor: “velen”. Quiere decir que nuestra vida debe estar siempre centrada en el amor de Dios y el deseo de vivir permanentemente su voluntad. Este “velar”, así como queda expresado en la imagen de los servidores que esperan a su Señor, nos exige mantenernos atentos a los signos de los tiempos, esto es a las realidades que reclaman nuestro compromiso de fe. Dicho de otra manera, no nos podemos descuidar o adormecer pensando que el Señor tarda, llevando una vida descuidada o indiferente frente al amor de Dios. La oración de quien espera: La comunidad cristiana ora en este tiempo de Adviento pidiendo que el Señor “vuelva”; que se abran los cielos y baje, que acontezca el amor de Dios entre nosotros, que toda la humanidad vaya al encuentro de la salvación que el Señor nos trae. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? La oración del profeta Isaías que tenemos hoy en la primera lectura es una magnífica plegaria para prolongar la escucha de la Palabra en este tiempo de Adviento. Como comunidad reconocemos a Dios Padre que nos ama y nos salva, le pedimos discernimiento de los signos de los tiempos y la fortaleza para no errar en el camino que nos conduce a él, le pedimos que no nos distraigamos o adormezcamos en el camino, sino que vivamos despiertos en la espera del Señor. En esta liturgia también podemos manifestar nuestro compromiso de celebrar el nacimiento del Señor con verdadero espíritu cristiano, sin dejarnos distraer por las cosas exteriores o materiales del más importante propósito de nuestra vida que es el de ir permanentemente al encuentro del amor del Señor. Monición introductoria de la Misa Queridos hermanos y hermanas, celebramos el primer domingo de Adviento y el inicio de un nuevo año litúrgico. Recordemos que el Adviento es tiempo de esperanza y alegría, preparación y vigilancia. Dejemos que el Padre nos tome como arcilla entre sus manos y moldee nuestra vida, nuestro ser y nuestro hacer, preparándonos para conmemorar y celebrar la venida de nuestro Redentor. Él, quien viene constantemente a nuestras vidas y a cada uno de nosotros, con el corazón pleno de amor, mostrándonos un camino seguro hacia su encuentro. Prepararemos su venida llenos de gozo y esperanza. Participemos con viva devoción en esta celebración eucarística. Monición a la Liturgia de la Palabra En este primer domingo de Adviento, la liturgia de la Palabra nos muestra la fidelidad del Padre que, desde el principio, a pesar de las infidelidades de su pueblo, lo llama a ser partícipe de la gracia divina a través de su Hijo, Jesucristo. Por Jesús hemos sido enriquecidos en todo y hemos sido llamados a la santidad. Y para poder cumplir con la tarea que el Padre nos encomienda, se nos llama a velar pues no sabemos ni el día ni la hora en que vendrá el dueño de la casa. Escuchemos con atención la Palabra de Dios. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Elevemos nuestra oración confiada a Dios Padre, que nos ha enriquecido en todo por medio de su Hijo Jesucristo, diciendo: R. Que brille su rostro y nos salve 1. Por el Papa Francisco y los pastores de la Iglesia para que, con su palabra y ejemplo, en este tiempo de Adviento, vayan adelante, iluminando y señalando el camino que conduce al encuentro del Señor, roguemos al Señor. 2. Por la Iglesia, para que no se canse de proclamar el Evangelio de Cristo y sea como un faro de luz y esperanza en medio de un mundo que sufre, roguemos al Señor. 3. Por los líderes de las naciones, para que Dios les dé la gracia de trabajar unidos durante este tiempo difícil, para promover la justicia y el cuidado especial de los pobres y vulnerables, roguemos al Señor. 4. Por los enfermos, para que puedan experimentar el poder sanador de Dios en cuerpo, mente y espíritu, mediante el amor y el apoyo de los que los cuidan, roguemos al Señor. 5. Por nosotros aquí reunidos, para que veamos y encontremos en Cristo nuestra riqueza, y viéndola la podamos compartir con aquellos que más lo necesitan, roguemos al Señor. En un momento de silencio presentemos al Padre nuestras intenciones personales Oración conclusiva Padre bueno escucha estas plegarias que te presentamos con fe y esperanza, por mediación de tu Hijo Jesucristo. Que vive y reina, por los siglos de los siglos. R. Amén.