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Iglesia

Jue 16 Mayo 2019

Premios Adorarte: Reconocimiento a la música católica en Bogotá

En un ambiente de fiesta y de fraternidad, se desarrolló la primera versión de los Premios Adorarte, en el auditorio Regina Apostolorum de la Conferencia Episcopal de Colombia, organizado por la Misión Jericó con el apoyo de la Oficina de Arte y Cultura de la Arquidiócesis de Bogotá. Este evento contó con la participación de medios de comunicación y experiencias musicales como Estación Cero, Ana Bolivar, Grupo Estigma, entre otros, quienes acompañados por más de 100 personas compartieron sus canciones y sus experiencias de fe. La finalidad de este evento fue reconocer el trabajo realizado por los artistas, medios de comunicación católicos y demás organizaciones vinculadas con la creación y promoción de la música católica en nuestro país. Los reconocimientos entregados fueron para: Estación Cero, Estigma, Ana Bolivar, Emisora Mariana, Freddy Armando Cubillos y programa La Octava de la Emisora Minuto de Dios. “Es una gran alegría ver toda esta cantidad de hermanos con los que hemos crecido en la fe y en el sueño de hacer música para Dios, reunidos esta noche. Es ver cómo la música católica va creciendo, no solo en cantidad de adoradores, sino en calidad”, dijo Alex Otero, director de la Misión Jericó, quien también agregó: “Esta respuesta nos motiva a seguir trabajando para pensar desde ya la segunda entrega en 2020 y en una noche de adoración solo para artistas católicos”. La velada dejó en el ambiente gran alegría por la unidad y el ánimo de seguir en la creación de nuevos proyectos.

Jue 16 Mayo 2019

¡Día de la madre!

Por: Mons. Ismael Rueda Sierra - Necesario reconocer, por decirlo así, a dos madres inseparables: nuestra madre terrenal, la de cada uno de nosotros y a María, Madre de la Iglesia y de la humanidad. En el mes de mayo, es costumbre resaltar esta doble maternidad en ambientes civiles y culturales, así como también, eclesiales. Y es muy loable que suceda, pues el reconocimiento de la maternidad, va asociado necesariamente al valor del respeto, cuidado y transmisión de la vida humana y su dignidad inalienable, valor sin el cual no podría existir equilibrada y coherentemente, incluso la misma sociedad. En términos tan positivos, en relación con la maternidad hay abundante pensamiento a nivel universal, pero sin duda existe una atalaya permanente en su valoración, entre otras expresiones religiosas, en la tradición judeocristiana. Y no podemos olvidar que este pensamiento va asociado por consecuencia, al reconocimiento de la dignidad de la mujer, sus derechos y deberes y del lugar propio que ha de ocupar en la construcción social, cultural y eclesial. Quisiera simplemente, por confirmar esta apreciación, citar textualmente al papa Francisco con ocasión de la Audiencia General del 7 de enero de 2015, año del Sínodo de la Familia, cuando se refirió especialmente al significado y situación de las madres: “Toda persona humana debe la vida a una madre y casi siempre debe a ella mucho de la propia existencia sucesiva, de la formación humana y espiritual. Pero la madre, aun siendo muy exaltada desde el punto de vista simbólico - tantas poesías, tantas cosas bellas que se dicen poéticamente de la madre – es poco escuchada y poco ayudada en la vida cotidiana, poco considerada en su rol central en la sociedad”. Sin duda es una descripción realista de la maternidad en nuestros días en la que la comunidad cristiana, en primer lugar, “las madres, dispuestas a tantos sacrificios por los propios hijos y a menudo también por aquellos de los otros, deberían ser más escuchadas. Sería necesario – continúa Francisco – comprender más su lucha cotidiana para ser eficientes en el trabajo y atentas y afectuosas en familia; sería necesario entender mejor a qué aspiran para expresar los frutos mejores y auténticos de su emancipación”. Hasta aquí la cita. La celebración cada año del Día de la Madre, sería la mejor ocasión entre otras, para rendir el debido homenaje de amor, reconocimiento y valoración de nuestras madres, hecho en ambiente de verdadera paz, fraternidad y espíritu de genuina integración familiar. Así sería lo mejor y de hecho en el ambiente general se procura hacerlo de esta manera. Sin embargo, y es lo que quisiera resaltar en esta reflexión, es vergonzoso por lo menos en lo que se registra de Colombia, el resultado tan lamentable en homicidios por altercados, multiplicación exponencial de riñas, conflictos de pareja etc. registrados por el Instituto de Medicina Legal que considera este día como ¡el más violento del año!!! ¿No es ello signo patente de una sociedad que así se ha des-compuesto? Las cifras no dejan mentir: en 2017, fueron reportados 121 homicidios, 1.159 situaciones de violencia interpersonal, 518 de violencia de pareja, 2.012 de violencia intrafamiliar y 186 casos de violencia sexual. En 2018 aumentaron los homicidios y nos faltan los reportes de la fiesta de la madre de este año 2019. No es este resultado, motivo para pensar con preocupación y sacar conclusiones? + Ismael Rueda Sierra Arzobispo de Bucaramanga

Jue 16 Mayo 2019

“Llego al CELAM con profundo sentimiento de pequeñez y de apertura para servirles"

Estas fueron las primeras delcaraciones ofrecidas por el nuevo Secretario General de Consejo Episcopal Latinoamericano -CELAM, Monseñor Juan Carlos Cárdenas Toro, para el portal digital Vida Nueva. Durante su entrevista el también obispo auxiliar de Cali, expresó su sorpresa por este nombramiento y dijo que asumirá con gozo y fe el camino que Dios le vaya mostrando. Para el momento de su designación por parte de la 37 ª Asamblea General de obispos, se encontraba en la Ceja, una región del departamento de Antioquia, participando en un proceso de formación de obispos. Presentamos a continuación la entrevista completa con las impresiones de Monseñor Juan Carlos Cárdenas Toro, quien ejercerá este cargo para el periodo 2019-2023. Acoger con gozo y fe PREGUNTA.- ¿Qué fue lo primero que pasó por su mente cuando supo de este nombramiento? RESPUESTA.- “Lo primero fue decir que no (risas), porque ciertamente es el humano impulso. Me decía a mí mismo no, no, no. Pero claro, uno inmediatamente pasa a reflexionar y desde que entré al seminario mis constantes han sido acoger con gozo y con fe en el camino que Dios me vaya a mostrar, no entré al seminario para ser sacerdote, sino para hacer la voluntad de Dios. Creo que eso debe ser una constante que no puedo cambiar a estas alturas del camino. Entiendo que es una responsabilidad grande, que humanamente uno quisiera eludir el peso de la responsabilidad, pero que también entiendo que Dios acompaña y que de una manera es un trabajo que no haré solo, sino que hay un equipo que va desde el señor Presidente hasta el equipo de sacerdotes y laicos, y más allá en los países de América Latina un contingente de hermanos y hermanas al servicio de la Iglesia que nos da mucha ilusión y esperanza”. Los obispos somos servidores P.- ¿Cuáles son los retos que asumirá en esta nueva etapa del CELAM? R.- “La Iglesia es una, los obispos somos servidores que llegamos, pasamos, vienen otros. La Iglesia tiene sus líneas de continuidad, pero también vienen retos que son siempre nuevos y con este espíritu de comunidad del episcopado latinoamericano seguiremos siempre caminando, escuchando y reflexionando juntos para saber tomar las decisiones que en el nombre de Dios sean las más oportunas y convenientes. Además tenemos que comprometernos en el fortalecimiento de los procesos evangelizadores, de los procesos de formación sacerdotal y de formación permanente en el acompañamiento, escucha, y lo que es lo más importante, la prevención, para que esta época de tan aciago dolor sea simplemente una experiencia que nos ayude a salir fortalecidos, purificados y más atentos a la escucha fiel y humilde del maestro para el servicio de nuestros hermanos”. Escuchar y dialogar P.- Hay desafíos en Latinoamérica como la migración, abusos sexuales y fracaso de modelos políticos de izquierda y derecha, ¿frente a este panorama qué se plantea? R.- “Es demasiado temprano para plantearme algo al respecto, creo que lo más importante será primero escucharnos, dialogar. Seguramente tendremos un encuentro con la mesa directiva del CELAM para hablar de estos temas que se supone que son de primera prioridad desde el punto de vista eclesial, porque nosotros tenemos que hacer esa reflexión eclesial de los retos que tenemos en América Latina. Seguramente tendremos esa sensibilidad y sobre todo el compromiso con la migración que, por ejemplo, vemos todos los días cara a cara como obispo auxiliar en Cali y acompañante de la dimensión social de la evangelización, veo todos los días este fenómeno y ese drama de los hermanos venezolanos, que cruzan en esta ruta migratoria hacia el sur del continente, de hecho hemos dado respuesta a este flagelo en la medida de nuestras posibilidades. Tenemos claros también los demás retos, el tema del cuidado de la casa común, en acompañar el Sínodo Panamazónico y, sobre todo, como los modelos de producción generan muchos cuestionamientos que a nosotros como Iglesia nos tiene que llevar a una profunda reflexión y, por supuesto, el drama y el sufrimiento que está viviendo la Iglesia hacia el interior que nos compromete a tomar todas las medidas que el Santo Padre mismo ha asumido como una ley universal con el último motu proprio [Vos estis lux mundi] y pensar que de todo esto tiene que salir algo bueno”. Rece por mí P.- ¿Qué le diría al papa Francisco en este momento? R.- “Ahora entiendo mucho al Santo Padre Francisco, aunque yo también lo hago permanentemente, y lo primero que le digo es que rece por mí. Y que rece por todos los que ahora asumimos estos cargos. En segundo lugar que cuenta con todas nuestras oraciones y nuestra disposición, nuestro abrazo y afecto filial como sucesor de Pedro y que en este servicio prestaremos de esta manera muy atenta a la Iglesia de América Latina, pero también estaremos muy pendientes a los lineamientos que desde Roma el Santo Padre también va dando desde el magisterio universal para iluminar el trasegar y peregrinar de nuestra Iglesia”. Mi corazón está con ustedes P.- En cuanto a sus hermanos obispos, a la vida consagrada y a los fieles laicos, ¿qué mensaje tiene para ellos? R.- “Un abrazo para todos, especialmente para aquellos que son esa iglesia anónima que todos los días está trabajando en los territorios más alejados y difíciles, pero con un profundo amor de vivir la alegría del Evangelio. Mi corazón está con todos ustedes y llego hasta la secretaría general del CELAM con un profundo sentimiento de pequeñez y de apertura disponible a servirles, es un hermano que está puesto allí para su servicio y en la medida de lo posible que Dios permita poderlo hacer”. Afrontar la vida desde la esperanza P.- En esta nueva etapa del CELAM, ¿cómo será el papel de las mujeres, laicos y jóvenes? R.- “Estoy totalmente convencido de que la Iglesia tiene que ser el resultado de la combinación de todos estos factores, de todas estas realidades, pero también de todas las personas que la conformamos. La Iglesia tiene que ser ese cuerpo de Cristo que camina en la historia, donde todos vamos de la mano asumiendo los compromisos que cada uno desde los diferentes carismas aporta al enriquecimiento de todos. Por supuesto, en ese sentido, yo en los jóvenes veo esperanza en medio de tantos dramas. Recuerdo el mensaje que el papa Francisco le dirigió a los obispos y a los laicos reunidos en Bogotá para el Jubileo de la Misericordia, y él decía que hay dos maneras de afrontar la vida: desde el miedo o desde la esperanza. Por tanto, hay que elegir afrontar la vida y los retos desde la esperanza y para mí, esas mujeres creyentes, líderes, que quizá nadie sabe sus nombres pero que están en las parroquias, en las comunidades de base, en las veredas más ignotas, dan esperanza a la Iglesia. Fuente: Portal digital Vida Nueva

Mié 15 Mayo 2019

Así fue la Primera sesión de la XXXVII Asamblea General Ordinaria del CELAM

Con los saludos protocolarios de bienvenida y la lectura de los estatutos que ocuparán la atención de los obispos durante la presente semana, se instaló oficialmente la XXXVII Asamblea General Ordinaria del CELAM en Tegucigalpa – Honduras. La sesión inaugural fue dirigida por el presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano CELAM, Cardenal Rubén Salazar Gómez, que inició su intervención con una oración en la imploró la presencia del Espíritu Santo para discernir con claridad frente a las actividades y propuestas que harán parte de la agenda de la Asamblea. El mensaje del Papa Posteriormente compartió con los asistentes, el saludo del Santo Padre enviado a través del Secretario de Estado Vaticano Cardenal Pietro Parolín. En la misiva el Santo Padre invitó a los miembros de la Asamblea a poner la mirada en Dios y en los pueblos de América Latina y el Caribe; con miras a la elección de una nueva presidencia del CELAM que, como organismo de comunión eclesial, debe colaborar con los pastores para que animen y sostengan con un espíritu renovado, su misión dando respuesta a los retos del continente; por lo que asegura sus oraciones por las sesiones de la Asamblea y confía su desarrollo a la protección maternal de la Virgen María. Compartir la realidad define retos para la Iglesia: Nuncio Apostólico Por su parte el hasta ahora Nuncio Apostólico de su santidad en Honduras, Monseñor Novatus Rugambwa afirmó que ante los desafíos de la realidad, la acción de la Iglesia debe ser visible, tangible y eficaz en la vida pública, por lo que alentó a la asamblea a efectuar un análisis de la realidad de América Latina y a compartir las realidades nacionales y regionales; porque esto permite asumir desafíos y revelar muchos elementos que dan cuenta de la presencia de Dios en las Iglesias locales lo que recuerda a la Iglesia la necesidad de actuar en conjunto. “Que nunca falte la valentía, los métodos y medios para guiar proféticamente el pueblo de Dios en la dirección indicada que no es otra sino la del encuentro con Jesucristo lo que se convierte en la principal tarea de la Iglesia”. Indicó. Las palabras de los anfitriones A su turno el Presidente de la Conferencia Episcopal de Honduras Monseñor Ángel Garachana Pérez, invitó a los miembros de la Asamblea a sentirse en familia, porque para la Iglesia hondureña es un regalo contar con la presencia del CELAM y confía en que este encuentro ayudará a ampliar los horizontes eclesiales para dinamizar el proceso de conversión espiritual, pastoral e institucional que actualmente vive la Iglesia de América Latina y el Caribe. Y el Arzobispo de Tegucigalpa, Cardenal Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga, recordó que ante los ataques concretos a la figura del San Padre, el CELAM, tiene una deuda de amor y gratitud y al respecto debe ofrecer una palabra para aquellos que no tienen amor porque no tienen fe, ilusión y esperanza. Así mismo invitó a la Asamblea a sentir y disfrutar la hospitalidad de Honduras y Tegucigalpa, cuyos nombres explicó con un breve relato de carácter histórico. Finalmente, el Secretario General Adjunto del CELAM, Monseñor Francisco Niño Súa, leyó ante los miembros de la Asamblea los estatutos que se emplearán en las diferentes sesiones de la Asamblea. Fuente: Of. de comunicaciones del CELAM

Mié 15 Mayo 2019

Una profesora a los altares

Por: Juan Camilo Díaz Bohórquez - Hay quienes piensan que las personas corrientes no pueden ser santas, o mejor que no pueden plantearse como lucha ser santas; sin embargo, en los tres últimos pontificados, el número de no religiosos que han llegado a los altares de la Iglesia católica ha crecido sustancialmente, ya que la ejemplaridad de la vida y muerte de las personas, puede ser la misma, o incluso superior para una ama de casa, una profesora como en este caso o para un hombre de oficina, frente a un sacerdote o a una monja dedicados únicamente a la oración. La Iglesia quiere proponer a la sociedad modelos de vida, de nuestra época, que en este tiempo y sin vivir una vida religiosa, también debe luchar por alcanzar la santidad, en la plenitud de la vida común. Los santos y santas, por aquello de la "fragilidad humana", pueden ser cualquier persona, particularmente quienes buscan santificarse en sus labores ordinarias. El año anterior, el papa Francisco autorizó la promulgación del decreto que aprueba el milagro atribuido a la intercesión de la ingeniera química Guadalupe Ortiz de Landázuri, madrileña, nacida el 12 de diciembre de 1916, miembro del Opus Dei, quien será proclamada beata el próximo 18 de mayo, aniversario de su primera comunión. Guadalupe quiso encontrar a Cristo en el trabajo profesional y la vida ordinaria. Guadalupe era “una mujer enamorada de Dios, llena de fe y de esperanza que, con su trabajo y optimismo, ayudó a los demás en sus necesidades espirituales y materiales. Era manifiesta la alegría que impregnaba todo su quehacer, también ante situaciones más difíciles”, como lo señaló el postulador de su causa (que para algunos toma el nombre de <<abogado del diablo>>), el sacerdote Antonio Rodríguez de Rivera. A los que su vocación les obligó a vivir y a la vez, "ser" santos en el "mundo", les sobran méritos, pero requieren además ser tenidos como dignos de estar en los altares, deben, por su intercesión, haber generado un milagro, que ocurrió en el 2002 y consiste en la curación instantánea de un hombre de 76, Antonio Jesús Sedano Madrid, que tenía un tumor maligno de piel junto al ojo derecho. El beneficiado acudió con fe a la intercesión de Guadalupe Ortiz de Landázuri, pidiéndole que no fuera necesario someterse a una operación quirúrgica y, la mañana siguiente, el tumor había desaparecido por completo. El anuncio de la beatificación de una laica del Opus Dei, realizado por la Santa Sede, fue destacado por el Prelado, Monseñor Fernando Ocáriz, máximo jerarca de la Obra, como familiarmente se conoce, en el sentido que “La vida de Guadalupe nos lleva a comprobar cómo el darse enteramente al Señor, respondiendo con generosidad a lo que Dios va pidiendo en cada momento, hace ser muy felices aquí en la tierra y luego en el Cielo, donde se encuentra la felicidad que no se acaba”, afirmó. En ese sentido, Mons. Ocáriz pidió al Señor “que el ejemplo de Guadalupe nos anime a ser valientes para afrontar con entusiasmo y espíritu emprendedor las cosas grandes y pequeñas de cada día, para servir con amor y alegría a Dios y a los demás”. Su padre era un militar nacionalista, ejecutado por los republicanos durante la Guerra Civil española. Guadalupe perdonó desde el primer momento a los responsables y, luego del conflicto bélico, acabó la carrera universitaria de Química en la Universidad Central de Madrid (hoy Universidad Complutense) y fue una de las cinco mujeres de su promoción. Después fue profesora de Física y Química en el Colegio de las Irlandesas y en el Liceo Francés de Madrid. De 1950 a 1956 estuvo en México donde empezó con jóvenes universitarias el trabajo apostólico y de formación cristiana del Opus Dei. Su prioridad era cumplir la voluntad de Dios y ayudar a cada persona con desinterés y cariño. Desde 1956 se estableció en Roma, donde colaboró con San Josemaría en el gobierno del Opus Dei; a él lo había conocido en 1944 y ella dijo del santo: “Tuve la sensación clara de que Dios me hablaba a través de aquel sacerdote”. Por motivos de salud, se trasladó a España en 1958 y reemprendió la enseñanza y la investigación en ámbito científico. Concluyó su tesis doctoral en Química y fue pionera del Centro de Estudios e Investigación de Ciencias Domésticas (CEICID). En todas sus acciones se reflejaba su anhelo de amar a Dios con su trabajo, su amistad y una honda alegría que transmitía de paz y serenidad. Como consecuencia de una enfermedad del corazón, falleció en Pamplona, con fama de santidad, el día la Virgen del Carmen en 1975. Tenía 59 años. El proceso sobre la vida, las virtudes y la fama de santidad de Guadalupe comenzó el 18 de noviembre de 2001 en Madrid. Juan Camilo Díaz Bohórquez Instituto de la Familia - Universidad de La Sabana

Mar 14 Mayo 2019

La Fuerza Pública a los pies de la Reina y Patrona de Colombia

El pasado jueves, nueve de mayo, el Obispado Castrense de Colombia peregrinó a Chiquinquirá con el fin de consagrar el servicio de las Fuerzas Armadas de Colombia a Nuestra Señora del Rosario en el Centenario de su coronación como Reina y Patrona del país. Más de 40 sacerdotes castrenses en cabeza de monseñor Fabio Suescún Mutis y 700 uniformados entre los cuales se encontraban miembros de la Fuerza Área Colombiana, Ejército Nacional, Policía Nacional y Armada Nacional, llegaron a Chiquinquirá para engalanar las calles de la ciudad con un desfile militar que partió desde el batallón de infantería No 2 Mariscal Antonio José de Sucre hasta el Santuario Mariano Nacional, donde se realizó la solemne eucaristía en honor a la Madre de todos los colombianos. “La mamá es importante para el policía, la mamá ocupa un valor importante en el corazón del soldado. Por eso hoy su corazón une esos sentimientos de la mamá terrena con la mamá del cielo. Hoy venimos a visitar a la mamá para pedir por la protección de todos, para que Ella les ayude a llevar a buen término su vocación, porque la vocación del policía y del militar es la de cumplir la voluntad de Dios”, señaló monseñor Fabio Suescún durante la homilía en la Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá. Sumado a esto, manifestó que debajo de los uniformes que portan los policías y militares existe un corazón grande, un corazón generoso que se entrega por el bien de todos los ciudadanos, hasta el punto de donar su vida. “Que quieren para sus hijos y los hijos de los colombianos un futuro de paz y reconciliación. Corazón grande que protege, que ha hecho de los soldados y policías unos héroes. A quienes agradecemos su generosidad y valor por resguardar la vida de todos los habitantes del país”. Luego del acto religioso las bandas sinfónicas de la Fuerza Aérea Colombiana y de la Policía Nacional homenajearon a la Reina y Patrona de Colombia con un repertorio musical enmarcado en interpretaciones magistrales digno de una soberana nacional. Este evento hizo parte de los actos conmemorativos que se han venido organizando para celebrar el Centenario de la Coronación de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá como Reina y Patrona de Colombia. Las fuerzas armadas de Colombia y la virgen de Chiquinquirá La visita del Obispado Castrense de Colombia, de las Fuerzas Militares y de Policía al Santuario Mariano Nacional fue una remembranza de las veces que la fuerza pública ha estado a los pies de la Reina y Patrona, pues no se trata de una casualidad o de un hecho simplemente ceremonial y de protocolo. Consagrar el servicio de la fuerza pública a María es un legado que los grandes héroes de la patria han dejado escrito en la historia. En 1915 el jefe militar de Cundinamarca, José Acevedo y Gómez viajó a Chiquinquirá a pedirle al prior del convento el préstamo de las joyas de la virgen para financiar la causa libertadora. El convento, en un gesto de desprendimiento y generosidad, consignó a los delegados del gobierno central el tesoro que en aquel momento se guardaba como recuerdo imperecedero de la gratitud y cariño de los miles y miles de peregrinos que ya visitaban por ese entonces el Santuario. Un año después, el general Cerviez, junto con el general Santander fueron también a Chiquinquirá, y en un gesto desesperado, se llevaron el sagrado lienzo a los llanos colombianos, dice la crónica que lo trataron con inmensa ternura y que cuando el ejército español los alcanzó más allá de Cáqueza, los patriotas prefirieron entregar el cuadro pacíficamente para no trenzarse en una batalla cuyas consecuencias habrían sido fatales. Finalmente, no se puede pasar por alto el padre de la patria, el libertador Simón Bolívar, quien visitó la Basílica en tres oportunidades. Dicen los historiadores que, de rodillas, solo y triste, compartió con la Madre de Dios sus más íntimos sentimientos. Estos y otros hechos enmarcados en la historia del bicentenario cuentan cómo los militares y policías han estado siempre ligados a nuestra señora del Rosario de Chiquinquirá, pues Ella durante más de 200 años ha batallado al lado de ellos velando por su protección, cuidando sus familias y trabajo. Fuente: Of. de comunicaciones Santuario Mariano Nacional de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá

Lun 13 Mayo 2019

Tumaco emprende diálogo social por la vida y la justicia

Entre enero de 2017 y febrero de 2018 la situación de orden público en Tumaco se agravó. Homicidios selectivos, extorsiones, panfletos amenazantes, accidentes e incidentes por minas antipersona y desplazamiento forzado eran pan de cada día. El terror mandaba en esta tierra. Por ello, diferentes sectores se reunieron para sostener un diálogo social por la vida y la justicia y de esta forma transformar su realidad. Liderados por la Iglesia Católica, el "Comité Tumaco, Unidos por la vida y la justicia" busca promover, dinamizar y articular acciones entre diversos actores que impulsen programas y proyectos para la región. Para conseguir este objetivo se conformaron seis mesas de trabajo en los ámbitos más urgente como la educación, salud, jóvenes, desarrollo productivo, infraestructura y seguridad. Hasta la fecha se han logrado importantes avances, sin embargo, el camino es largo para alcanzar un desarrollo real y efectivo para Tumaco y la costa del pacífico colombiano. En "Especiales Pastoral Social" presentamos el tercer reportaje denominado: "Tumaco: Diálogo social por la vida y la justicia" que hace una revisión sobre la situación de violencia y abandono que vive esta región y los esfuerzos que se realizan por superar este estado y convertirse en un polo de desarrollo. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Vea los especilaes de Pastoral Social[/icon]

Sáb 11 Mayo 2019

“Los colombianos estamos distantes de la reconciliación”: P. Echeverri

Padre Dario Echeverri, Secretario General de la Comisión de Conciliación Nacional, ente adscrito al Episcopado, ha repudiado la persecución y asesinato a líderes sociales en el país. Ser líder social es un pecado en una Colombia cada día más polarizada. El flagelo de la violencia va en franco aumento como lo señala la oficina de derechos humanos de las Naciones Unidas, que en su último informe ha denunciado el asesinato de 29 líderes sociales en lo que va de 2019, y lo que es peor aún, el organismo asegura que en el país no se han implementado medidas eficaces para proteger la vida de estos voceros de las comunidades tal como lo reseña RCN Radio. La Iglesia está al tanto de esto y en reiteradas oportunidades ha exhortado a las autoridades a tomar cartas en el asunto. Por ello nadie mejor que Darío Echeverri, secretario general de la Comisión de Conciliación Nacional (CCN), quien conversó con Vida Nueva para reflexionar en torno al camino de la paz, el perdón y la reconciliación en una nación que da un paso adelante y dos atrás en esta materia. Tarea de todos los colombianos Sobre la lamentable situación vivida por los líderes sociales ha dicho –en su calidad de sacerdote– que “para la Iglesia, y para mí, me duele cualquier vida humana, cualquier vida humana debe pesar en la conciencia de todos los colombianos”. Asimismo ha mostrado enorme preocupación la manera tan pasiva como la sociedad ha asumido el tema del asesinato de líderes sociales, porque a su juicio el país está “recorriendo los pasos que se vivieron en otros momentos de la historia como el de la Unión Patriótica, entre otros”. Aun cuando en la actual coyuntura –en medio de un acuerdo de paz firmado– en medio de las diferencias y polarizaciones ha señalado que la construcción de la paz y protección de los líderes sociales no es tarea única del gobierno, por tanto, considera que “todos somos los responsables, a todos nos toca responder por la vida de todos los colombianos”. Estatus de la reconciliación en Colombia Otra de las tareas pendientes es la reconciliación, de hecho, el pasado 3 de mayo mientras la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) conmemoraba por segundo año consecutivo Día Nacional para la Reconciliación con una solemne eucaristía, oficiada por el mismo Oscar Urbina, arzobispo de Villavicencio y presidente de esta instancia, un silencio informativo cubrió todos los espacios. En referencia a esto el presbítero ha destacado que “es cierto que los medios, que a veces tienen el antojo de la noticia, pero no de la noticia-noticia, sino de la noticia-show de la que padecen, le dieron poca cobertura esta celebración y a este día”. En este sentido, ha sido muy transparente: “Creo que los colombianos estamos muy distantes de la reconciliación, a los colombianos nos quedan muchos pasos en línea de la reconciliación”. Al tiempo ha recordado que desde la Comisión nacional de reconciliación y reparación se ha avanzado muy poco en este tema. “Casi nada, porque reconciliación implicaría tender la mano al otro, abrirle posibilidad al otro y tratar de superar la polarización, que hay en el país, estamos en deuda con la reconciliación”, ha expresado. Miedo a la verdad Si bien el tema de la paz, el perdón y la reconciliación es una tarea de todos, al consultársele sobre el papel que deberían tener los líderes políticos en este proceso, ha mencionado la reflexión que junto a los obispos hicieron en la comisión permanente en la que precisamente salió a colación el tema de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) y las objeciones que a la misma el gobierno de Iván Duque hace. Al respecto el sacerdote ha opinado que detrás de todo el asunto de la JEP lo que está de fondo es el miedo a la verdad, porque “la verdad es una condición sine qua non para la reconciliación. Estamos lejos de la verdad, estamos muy lejos de la reconciliación”. Pero hay esperanza Pese a las vicisitudes y las nubes negras que se ciernen sobre el horizonte, desde la CCN y la Conferencia Episcopal siguen en su empeño por una Colombia reconciliada y en paz, por tanto el presbítero ha asegurado que “somos conscientes de las dificultades que son muy grandes, y que sí, hacen que uno pueda mirar el panorama como sombrío”. Sin embargo también es rotundo: “por muy oscuro que sea el panorama, nosotros tenemos que entender que se necesita el compromiso y el empeño de todos en la iglesia católica, de la comisión de conciliación, pero también de todos en el país”. Fuente: Portal digital Vida Nueva