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Iglesia

Lun 20 Jun 2016

“Analizar mecanismos de repatriación de colombianos”, propone director de Cáritas Colombiana

Convocar a una conferencia internacional apoyada por los países que han acogido a los miles de colombianos refugiados en todo el mundo, en el contexto y como consecuencia del conflicto armado vivido por Colombia durante décadas; para analizar los mecanismos necesarios para su repatriación, reasentamiento y reubicación, es la invitación de monseñor Héctor Fabio Henao Gaviria, director del Secretariado Nacional de Pastoral Social Cáritas Colombiana, al Gobierno nacional y a los grupos insurgentes, en el marco de la celebración del Día mundial del refugiado. Monseñor Henao dijo que es oportuno que después de la firma de los acuerdos se convoque a una conferencia internacional sobre este tema, pues está seguro que dada “la importancia y la trascendencia de ésta para el proceso de paz, tendrá apoyo del alto comisionado de las Naciones Unidas para los refugiados, ACNUR, así como amplio respaldo de la sociedad civil colombiana”. El Día del Refugiado del año 2016 se celebra en un marco muy importante que tiene que ver con las negociaciones entre el Gobierno nacional y las FARC EP, además del anuncio de conversaciones en un nivel que aún no es público con el Ejército de Liberación Nacional –ELN-, dijo. “Esto le da una enorme importancia porque nos hace pensar en el apoyo que la sociedad civil debe dar al proceso de construcción de paz en Colombia, con el cual la Iglesia está muy comprometido”. En ese contexto, sugirió seguir la experiencia vivida en Centro América, donde después de las negociaciones de paz se convocó la Conferencia Internacional sobre Refugiados CIREFCA. El director del SNPS Cáritas Colombiana, recordó que “el papa Francisco ha dicho en varias oportunidades que al refugiado y al migrante hay que mirarlo no solo por su condición de tener unos documentos, sino por su realidad de ser humano que se encuentra en condiciones particularmente difíciles”. Respecto a la exposición fotográfica que a partir de hoy se realizará en la Cancillería y en tres escenarios públicos, con la cual se busca visibilizar los aportes que los refugiados hacen tanto a sus países de origen como a los de acogida, monseñor Héctor Fabio dijo : “Nos recuerda que Colombia es un país que tiene también relación con la comunidad internacional, y esa relación pasa por la acogida de los que sufren y los buscan un nuevo hogar, un apoyo para restablecer sus vidas y su proyecto humano”. Fuente: SNPS Cáritas Colombiana

Lun 20 Jun 2016

Un paso más contra la pederastia

Escrito por: P. Raúl Ortiz Toro - La Iglesia sigue empeñada en implementar acciones contundentes contra el gran flagelo que es la pederastia. Los insatisfechos suelen decir que se hace poco quizá porque desconocen los grandes avances que se están dando en esta materia a nivel de la Iglesia Universal que desde hace algunos años tienen incidencia en las Iglesias Particulares. Toco el tema porque el pasado 4 de junio el Santo Padre Francisco firmó la Carta Apostólica llamada “Como una Madre Amorosa” que busca especificar los motivos por los cuales un Obispo o un Superior de un Instituto religioso o de una Sociedad de vida apostólica de derecho pontificio, puede ser removido de su oficio, haciendo aún más explícito el canon 193 del Código de Derecho Canónico. El documento no habla acerca de los casos en los que un prelado pueda incurrir en un delito de abuso, pues ese tema se trata a través de la Congregación para la Doctrina de la Fe y ya está tipificado, sino que habla de la “negligencia en el cargo” que daría causa a su remoción. Así inicia la Carta Apostólica dando las razones de esta disposición: “Como una madre amorosa, la Iglesia ama a todos sus hijos pero cuida y protege con particular afecto a los más pequeños e indefensos: se trata de una misión que Cristo mismo ha confiado a la Comunidad cristiana en su conjunto. Consciente de ello, la Iglesia dedica un cuidado vigilante a la protección de los niños y de los adultos en situación vulnerable”. Y luego pasa a expresar su determinación: “Con la presente Carta preciso que entre las denominadas “causas graves” se encuentra la negligencia de los Obispos en el ejercicio de su oficio, particularmente en lo relativo a los casos de abusos sexuales contra menores y adultos en estado de indefensión”. El Santo Padre de ninguna manera intenta estigmatizar a los Obispos descargándoles toda la responsabilidad en estos casos de abuso. Hay que tener en cuenta que en muchas ocasiones los Obispos son los últimos en enterarse de esta calamidad debido, sobre todo, a la presión social que ejerce sobre las víctimas un triste silencio; pero si en algún caso se llegara a evidenciar que el Obispo procuró un acto de dilación, encubrimiento, descuido o falta de aplicación en los principios y procesos que debe instaurar, entonces el Papa señala que debe iniciar una investigación en la que se determinen estas responsabilidades. El Papa solo quiere que los Obispos se esfuercen aún más en brindar caminos de prevención y solución a través de la atención a las víctimas y la ejecución de las penas justas para los victimarios. Su deseo es que se tenga absoluta prioridad y delicadeza en el trato a estos casos. En cinco artículos el Papa establece el proceso que se debe llevar a cabo para iniciar y desarrollar una investigación al Obispo, o al Superior que se le equipara según el derecho canónico. Las Congregaciones competentes para esta investigación son cuatro: Obispos, Evangelización de los Pueblos, Iglesias Orientales e Institutos de vida consagrada y Sociedades de Vida Apostólica. Es interesante anotar que no solamente la negligencia a la que alude la Carta Apostólica se refiere a pederastia sino también a aquellos actos que por negligencia hayan ocasionado daños graves a personas naturales o comunidades en su conjunto: a nivel físico, moral, espiritual o patrimonial. Y, además, en lo referente a abusos sexuales, no solamente a menores de edad sino también a adultos vulnerables, tanto incapacitados físicos como limitados mentales. Para consultar el texto completo únicamente se encuentra, hasta el momento, en la versión italiana de la página oficial www.vatican.va Las traducciones son mías, no oficiales, pero pueden confrontarse en el sitio señalado. P. Raúl Ortiz Toro Docente del Seminario Mayor San José de Popayán rotoro30@gmail.com

Jue 16 Jun 2016

Parroquias renovadas para una Nueva Evangelización

Por: Mons. Luis Adriano Piedrahita Sandoval - Habiendo culminado en el año 2014 la vigencia del plan diocesano de Pastoral, la Vicaría de Pastoral ha elaborado, con el concurso de todos, un nuevo plan que ha de orientar la actividad pastoral de la diócesis en el próximo decenio. Ella seguirá siendo orientada, naturalmente, a la tarea de la Nueva Evangelización, que es lo que nos pide la Iglesia en estos tiempos. Con motivo del encuentro sostenido con los Obispos del CELAM en Haití en el año de l983 con el que se preparaba la celebración en Santo Domingo del quinto centenario de la primera evangelización de nuestro continente, el Papa san Juan Pablo II comenzó a poner un particular énfasis en la expresión “Nueva Evangelización”. De esta manera, nuestro querido y recordado pontífice proponía a la Iglesia en América Latina y en el mundo entero el eje conductor que habría de iluminar y animar la acción pastoral en los tiempos presentes, dándole a ésta, como ya lo había insinuado su predecesor Paulo VI, “un nuevo impulso, capaz de crear tiempos nuevos de Evangelización, en una Iglesia todavía más arraigada en la fuerza y poder perennes de Pentecostés” (Evangelii Nuntiandi, 2). Los desafíos que en ese entonces aparecían frente a la acción evangelizadora de la Iglesia, talvez en lugar de disminuir o desaparecer, han ido en aumento, y las respuestas dadas, si acaso nos hemos sentido tocados por el compromiso de “crear nuevos tiempos de Evangelización”, requieren la pregunta sobre su oportunidad y eficacia. Podemos preguntarnos en qué va aquello de nuestra conversión pastoral hacia un renovado ardor apostólico, la conversión pastoral hacia la búsqueda de nuevos métodos que con imaginación y creatividad permitan que el Evangelio llegue al centro de la persona y de la sociedad y a todos los hombres y mujeres de una manera pedagógica y convincente, sin que falten el testimonio y el encuentro personal, la presencia del cristiano en todo lo humano, la confianza en el anuncio salvador de Jesús y en la actividad del Espíritu Santo, la conversión pastoral hacia la utilización de nuevas expresiones que hagan más cercano el mismo Evangelio de siempre a las nuevas realidades culturales de hoy. El Papa Francisco ha reafirmado esta decisión del compromiso de la Iglesia con una Nueva Evangelización. La Exhortación apostólica “Evangelii Gaudium”, la alegría del Evangelio que llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús, podemos comprenderla, sin lugar a dudas, como la carta de navegación que la Iglesia recibe para el tiempo presente: “Hoy, en este id de Jesús, están presentes los escenarios y los desafíos siempre nuevos de la misión evangelizadora de la Iglesia, y todos somos llamados a esta nueva salida misionera… Salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio (20). En este nuevo paso que damos, vamos a hacer hincapié en el fortalecimiento de la parroquia, comunidad de pequeñas comunidades, como el espacio privilegiado en el que se fortalezca y se anime el proceso de la Nueva Evangelización. El Papa Juan Pablo II estampó una hermosa frase para referirse a la institución eclesial de la parroquia: “Ella es, en cierto sentido, la misma Iglesia que vive entre las casas de sus hijos y de sus hijas” (Exhortación apostólica Christifideles laici, 26). De esta manera el Papa anotaba, por una parte, la misión que ella tiene de servir de espacio privilegiado en el que cada bautizado pueda vivir una experiencia primera de la Iglesia, ya que viene a ser la expresión más visible e inmediata de la comunión eclesial, la última localización de la Iglesia, el misterio mismo de la Iglesia vivo y operante en ella. Y por otra, el carácter cercano, familiar, próximo, que la parroquia ofrece a la vida de cada uno de los fieles, en la que, más importante que las estructuras, los edificios o el territorio mismo, es la comunidad que alrededor de ella se congrega como una familia, la familia de Dios, animada por el Espíritu de unidad, llamada a ser casa familiar, fraterna y acogedora. Recientemente, a la luz de los principios establecidos en Aparecida, hemos de mirar la parroquia, además, desde la óptica de la misión educativa y el carácter misionero que ella tiene, casa y escuela de discípulos misioneros de Jesús, lugar privilegiado en el que los fieles tienen una experiencia concreta de Cristo y de la comunión eclesial, y ámbito en el que la Palabra recibida, acogida, celebrada, expresada en la adoración del Cuerpo de Cristo, es fuente dinámica del discipulado misionero (Cfr: Aparecida 170ss). Los invito a seguir construyendo parroquias vivas y dinámicas que sean espacios privilegiados donde se genera una Nueva Evangelización. + Luis Adriano Piedrahita Sandoval Obispo de Santa Marta

Mié 15 Jun 2016

"Agujeros negros"

Por: Mons. Ricardo Tobón Restrepo - Hace exactamente un siglo, en 1916, el astrónomo alemán Karl Schwarzschild desarrolló el concepto de “agujero negro” para describir una región del espacio en cuyo interior existe una concentración de masa lo suficientemente elevada como para generar un campo gravitatorio tal que ninguna partícula material, ni siquiera la luz, puede escapar de ella. Nada que entre en su proximidad se libra de caer inexorablemente en el agujero. Podríamos decir, utilizando esta imagen, que también en nosotros hay “agujeros negros”. Actitudes y comportamientos que se tragan irremediablemente la paz, la alegría, la vida. Tantas veces no sabemos descubrir la presencia del mal en nosotros, porque se disfraza de protección o defensa del propio yo y, por eso, le permitimos estar en nosotros. Pero el mal es siempre ausencia de bien y nunca engendra algo provechoso. Si fuéramos lo suficientemente sagaces sabríamos desenmascarar las astucias del mal, que se presenta como nuestro aliado, pero que, más temprano que tarde, mediante unos efectos perversos se vuelve contra nosotros. Nuestros “agujeros negros”, en el fondo, son diversas expresiones del egoísmo, que una vez bien alimentado es, de un modo extraño, causa de segura autodestrucción. Podríamos enumerar muchos de estos “agujeros negros”, que nos succionan la vida. Pensemos, en primer lugar, en el desencanto. Es la pérdida de la esperanza o la ilusión; es la ausencia de ideales que nos deja sin sentido y fuerza para vivir. A veces, por la fatiga acumulada o por la experiencia de algún fracaso o por haber sido defraudados por alguien, se entra en este estado de desaliento y frialdad, en el que realmente se escapa la vida. Otro “agujero negro” es la desunión. Divididos y desarticulados se vive sin fuerza, sin integración a un conjunto, sin verdadera fecundidad. La unidad está implícita en toda la realidad; quien se aparta de ella se empobrece y de alguna forma retarda el proyecto común. Con frecuencia, se justifica bajo conceptos como autonomía, originalidad, libertad. Sin embargo, es camino rápido a la ineficacia y a la frustración. La indecisión nos lleva a pasar la vida pensando, calculando, esperando ciertas condiciones, deseando que las cosas se realicen por ellas mismas. Es una evidente pérdida de tiempo y un permitirse no realizar lo fundamental cuando es debido. Es otra forma de vivir a medias, de postergar lo que se debe hacer hoy, de dejarse robar las mejores oportunidades, de no saber ejercer la libertad y al final quedarse con las manos vacías. Podemos ver también la envidia como un “agujero negro”. Ella lleva a la tristeza por el bien del otro, a la crítica amarga y hasta la difamación y el atropello del otro. De alguna forma, es una infravaloración de sí mismo y una manifestación de la incapacidad de aprovechar gozosamente los dones de los demás. La envidia destruye la confianza, impide las relaciones armoniosas y genera bloqueos en una eficaz integración comunitaria. Del mismo modo la impaciencia nos quita la capacidad de vivir y actuar serena y provechosamente. Todo en la naturaleza tiene un ritmo y la interacción de la libertad de las personas, igualmente, demanda su tiempo. Si “la paciencia todo lo alcanza”, la impaciencia todo lo arruina. La impaciencia surge normalmente de la impotencia ante el mal, de la incapacidad de tener o construir inmediatamente lo que se quiere o necesita. Estos “agujeros negros” se tragan la fuerza y la alegría de la vida en cada persona, pero son también muy siniestros en los procesos de la comunidad y de la acción pastoral. Como responden a necesidades y pulsiones del propio yo, frente a ellos no vale la represión sino un estímulo positivo. Así, contra desencanto, entusiasmo y esperanza; contra desunión, fraternidad y comunión; contra indecisión, convicción y compromiso; contra envidia, nobleza y caridad; contra impaciencia, paz y fortaleza interior. + Ricardo Tobón Restrepo Arzobispo de Medellín

Lun 13 Jun 2016

Fe misionera, fe primera

Tomado de: Revista Vida Nueva Por: Mons. Luis Augusto Castro Quiroga - Varios acontecimientos han engalanado en estos días la vida misionera de la Iglesia Católica en Colombia. El primero es el nombramiento de dos sacerdotes como Vicariatos apostólicos: Mons. Jaime Uriel Sanabria Arias, perteneciente a la arquidiócesis de Tunja y consagrado como obispo al servicio del Vicariato Apostólico de San Andrés y Providencia; y Mons. Raúl Alfonso Carrillo, de la diócesis de Zipaquirá, para el Vicariato Apostólico de Puerto Gaitán. El segundo es el Congreso Nacional Misionero que tuvo lugar en Bucaramanga recientemente y que contó con la presencia del cardenal Fernando Filoni, Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, y numerosos obispos del país, así como con delegaciones de las diferentes diócesis del país. Estos acontecimientos se encuadran en una historia misionera muy significativa de la vida de la Iglesia Católica en Colombia. Es una historia que cuenta de la entrega de muchísimos misioneros, sacerdotes, religiosos y laicos, que trabajaron en el país en las zonas más difíciles; que con su presencia y su acción pastoral salvaguardaron las fronteras de Colombia tradicionalmente descuidadas; que aseguraron la educación de tantas juventudes de regiones marginadas y que sacaron de pequeños grupos, comunidades grandes y significativas organizadas en parroquias y en diócesis. El impulso misionero de Colombia ha ido decayendo porque el entusiasmo misionero de los sacerdotes fue disminuyendo y ello debido a que en los seminarios no hay una específica formación misionera. Algunos seminarios toman iniciativas particulares con pequeños grupos, pero falta la formación a la teología de la misión que les asegura la comprensión y la dedicación por la acción misionera universal de la Iglesia. Por eso, fue necesario hablar con el Papa y con el cardenal Stella, prefecto para la Congregación del Clero, sobre la necesidad urgente de introducir en el programa oficial de los seminarios la formación misionera mediante la cátedra de Misionología. Con párrocos que conocen el compromiso misionero de la Iglesia tendremos parroquias que viven el mismo compromiso y se despertará en los jóvenes la pasión misionera para vivirla de alguna de las muchas maneras que estén a su alcance. Fe misionera, fe de primera. Colombia necesita un nuevo Pentecostés para colocar a nuestra Iglesia al servicio de la misión en salida en la cual tanto insiste el papa Francisco sobre la base del mandato de Jesús: “Vayan por todo el mundo y hagan discípulos de todos los pueblos” (Mc 16,15). DESTACADO: “Colombia necesita un nuevo Pentecostés para colocar a nuestra Iglesia al servicio de la misión en salida” + Luis Augusto Castro Quiroga Arzobispo de Tunja

Jue 9 Jun 2016

Familia escuela de misericordia

Por: Mons. Fabio Suescún Mutis – Los seres humanos no nacemos conocedores del arte de vivir. Somos llamados a realizar un proceso de crecimiento en el cual necesitamos de aprendizaje. El sabio se va haciendo de conocimientos y de la experiencia del diario acontecer. Dios, Maestro insigne, que ha hecho todo bien, regala a la criatura la familia como lugar privilegiado para el crecimiento del ser humano. En el Evangelio se nos dice que el mismo Dios cuando se hizo hombre quiso tener una familia y bajó la mirada de María y José, “iba creciendo en sabiduría en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres” (Lc. 2,52). Todo en casa enseña y con el ejemplo de los miembros de la familia, se muestra cómo se debe asumir la vida. En el hogar se vive la primera realidad de convivencia. Hay que vivir con otros, hay que aceptar y dejarse enriquecer por la personalidad de los otros. En el hogar, iglesia doméstica, se aprende la convivencia cristiana que tiene su modelo en Dios. Dios que nos ama con amor misericordioso y nos invita a ser como Él, cercano a los débiles para fortalecerlos, amable con los que necesitan comprensión y cariño, bondadoso con quienes esperan ayuda. El creyente debe tener las entrañas compasivas de Dios en el trato con su hermano, en especial con aquel que no puede levantarse por sí mismo. Papá y mamá deben acercar a los niños a la realidad de los más pobres. Pueden enseñar a compartir la ropa, a no desperdiciar la comida ni el agua. Los niños son muy sensibles al dolor humano y su corazón no puede endurecerse por el bienestar y el apego a las riquezas y a los bienes materiales. Deben aprender del desapego generoso y a preocuparse por los que sufren. Un señor contaba que su padre todos los años organizaba “las onces” para los “viejitos” del ancianato de su pueblo. Los niños lo acompañaban a comprar el chocolate, el queso, los panes, los tabacos y eran ellos los que atendían a los ancianos a la mesa. ¿Pasará inadvertida esta enseñanza de misericordia a los niños que vivieron esta experiencia? Estoy seguro de que gestos como este moldearán cristianos compasivos como es compasivo el Padre celestial. + Fabio Suescún Mutis Obispo Castrense

Vie 3 Jun 2016

Entre desencantos y alegrías

Por Monseñor Libardo Ramírez Gómez - Han trascurrido 10 años desde que la Corte Constitucional de Colombia, que se ha convertido en “Omnipotente Constituyente”, que va reformando el sentido, y, a veces, la letra de nuestra Constitución, despenalizó el delito del aborto en tres circunstancias. La determinación de esa Corte trajo secreto desencanto entre los abanderados de implantar el aborto porque no fue una “legalización” sino solo “despenalización”, lo cual a quienes rechazamos ese delito nos trajo algo de paz e íntima alegría. Los resultados mismos de los esfuerzos de entidades pagadas por poderosos empeñados en que se le abra paso libre no les han sido satisfactorias, causándoles desencanto, pero alegría de quienes vemos que, a pesar de esos esfuerzos, por la conciencia recta de los colombianos se ha salvado la vida de muchos niños de ese herodiano propósito. Como “un derecho que aún no es fácil ejercer en Colombia”, se ha presentado, esos resultados no satisfactorios a los abortistas, lo cual nos alegra a quienes estimulamos a valientes organizaciones pro vida que han llevado a la reflexión a muchas madres a no mancharse con acabar con el hijo de sus entrañas, y han ofrecido la oportunidad de gozar con sus hijos o hijas, salvadas de las aguas de esa letal corriente. Se sigue insistiendo en el lenguaje de quienes propician el aborto en la desfiguración de la verdad al presentar lo decidido por la Corte como “derecho a abortar”, cuando solo habla de “despenalización” en unos casos. Igualmente, y desde el mismo Ministerio se dio una reglamentación para impulsar esta práctica como si fuera un derecho, y se invirtieron millonadas en propaganda a esto y se quiso violentar la conciencia de los médicos con amenaza de despido si no lo practicaban. Paladina fue la argumentación jurídica contra esa reglamentación por abogados como Luis Rueda, que hizo que se la declarara legalmente insubsistente, algo que nos alegró a los opositores, pero, por influencias de los propiciadores, se la ha seguido manteniendo abusivamente con apoyo del Gobierno, con satisfacción de éstos. Sigue, en el fondo, la discusión sobre la licitud o no de quitar la vida a un niño por nacer, así esté científicamente comprobado que es persona con plenos derechos desde el instante de su concepción, con llamado por esta realidad a que cuando hay conflicto entre su supervivencia y la vida de la madre, para obrar correctamente, se debe buscar salvarlos a los dos y no sacrificar al más débil e indefenso. Es de tener en cuenta que al alegar los tres casos en los que omnipotente Corte declaró despenalizado el aborto se pueden presentar estas grandes objeciones: que se reclame por “violación” cuando no haya sido cierta sino con voluntario consentimiento, y hasta con provocación de la mujer; que en el caso de amenaza a la salud o vida de la mujer haya exageraciones de esa situación, pues en todo embarazo hay algún riesgo; que ante un feto con deformidad, se dé muerte a la creatura habiendo medios médicos para corregirla y salvar al niño, con sentido humanitario, y no con despiadado método hittleriano . Siguen los esfuerzos de partidarios y adversos al aborto, con desproporcionados medios económicos y publicitarios los primeros, pero con fuerza espiritual y conciencia limpia que dan fortaleza a los segundos. Algo de satisfacción por sus logros tendrán los abortistas, pero seguirán teniendo desencantos porque los empeñados en difundir la gran alegría de detener esa matanza de niños por nacer seguiremos luchando por salvar esas vidas, y a las madres librándolas de la inevitable congoja de ser asesinas de hijos inocentes. Está de por medio la vida y salud de ellas, pero hay que lograrlo sin esa horrenda determinación de matar al hijo colocado por permisión divina en sus entrañas, y que les ha dado el grande honor y alegría de ser madres. Por Monseñor Libardo Ramírez Gómez *Obispo Emérito de Garzón Email: monlibardoramirez@hotmail.com

Jue 2 Jun 2016

Obispos piden celeridad de diálogos en paro agrario

Luego del paro agrario que inició el pasado lunes con movilizaciones de campesinos, indígenas y agricultores en varios puntos del país, el arzobispo de Popayán, monseñor Iván Marín López, pidió cordura y sensatez tanto a los manifestantes como a la fuerza pública para que a través del diálogo se solvente una pronta solución. “Es urgente que ayuden a las comunidades en las justas reclamaciones y que estas a su vez también conscientemente den los plazos necesarios para que el gobierno cumpla lo que les pueda prometer y ayudar”, aseveró el arzobispo. Monseñor Marín López indicó que la perturbación de la vida ordinaria de las comunidades se ve afectada por esta problemática. “Yo auguro que esto sea rápido porque toda la perturbación de la circulación hace daño para todos y este departamento del Cauca es uno de los más pobres, necesitado de inversión, trabajo y desarrollo”. Por último el arzobispo invitó a la comunidad a unirse en oración para pedir que haya sensatez, claridad y buen ánimo de parte de todos los involucrados. Entrevista: Mons. Iván Marín De otro ladoel obispo de Apartadó, monseñor Hugo Alberto Torres Marín, dio un parte de tranquilidad en esta zona del país, invitando a los manifestantes para que estas movilizaciones que llevan consigo reclamos justos, se hagan sin poner en peligro la vida de nadie. El prelado señaló que la iglesia está en la mayor disposición de ser veedora entre las entidades gubernamentales y los diferentes grupos de campesinos e indígenas, para que estos diálogos lleguen a feliz término. Entrevista: Mons. Hugo Torres Foto: AFP