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Iglesia

Mié 31 Ago 2016

Un café sin Galat

Pbro. Raúl Ortiz Toro - Para los que no tienen idea de lo que voy a comentar, José Galat es el director y presentador de un programa sobre asuntos religiosos transmitido por un canal de televisión colombiana llamado Tele Amiga. El programa se llama: Un Café con Galat y cuenta con una audiencia relativa, conformada sobre todo por personas de identidad católica. Nunca he visto uno de estos programas por voluntad propia sino por necesidad, para responder a preguntas que me hacen las personas que lo ven o que se encuentran con sus videos en youtube. Se ha ido lanza en ristre contra el Papa, el Señor Cardenal, contra los Obispos, contra los sacerdotes y contra cualquier autoridad eclesiástica que no se someta a sus ideas. Ante muchas preguntas que le han hecho sobre si él piensa que el Papa Francisco es un papa falso él aclara que no dice eso pero siembra las dudas en los televidentes. El tono de Galat es milenarista, habla con facilidad del fin del mundo, de los últimos tiempos, del anticristo, del antipapa, etc. Me había resistido a comentar algo sobre este programa porque lo veía intrascendente pero la verdad sea dicha y es que si logra causar en tan solo una persona algo de desconcierto, entonces no es tan irrelevante el asunto. Y en la actualidad no es solo una, sino muchas. Tengo una lista larga de desafueros y de inconsistencias doctrinales que predica el señor Galat pero la gota que rebosó la copa de mi paciencia fue una aseveración temeraria en el programa del 18 de mayo de 2016 que aparece en youtube con el nombre “Obedecer a Dios o al Papa”. Un televidente le hace un comentario telefónicamente en estos términos: “Por el discernimiento que he hecho al ver sus últimos programas puedo concluir que el Papa Benedicto es el único Papa real y el Papa Francisco no es un Papa genuino, y si no es el anticristo es el que le va a hacer la antesala al anticristo…” A lo que el señor Galat responde: “Yo aquí en ningún momento he dicho que el papa sea falso o sea inauténtico, esas calificaciones no las he dicho para que después no me calumnien. Sí hacemos consideraciones… En la Iglesia ha habido por lo menos 40 antipapas… Hasta el siglo XV hubo esos cuarenta antipapas, pero desde entonces hasta acá se puede decir que en estos quinientos últimos años no ha habido ningún antipapa hasta Benedicto XVI, es lo que podemos decir. Entonces, mucho ojo, muy alerta tiene que estar la gente”. La falacia es sencillamente evidente. Afirma que él nunca ha dicho que el Papa Francisco sea antipapa pero asegura que solo hasta Benedicto XVI se puede tener la certeza de que en los últimos quinientos años no ha habido un antipapa. El sofisma no necesita explicación; que el señor Galat en su programa haga consideraciones sobre los temas del papado de Francisco es normal y hasta necesario para propiciar el diálogo: al conductor del programa no le ha gustado mucho que el Papa llame a una conciencia ecológica, ni que sea misericordioso y cercano con los pecadores, ni que haya escrito Amoris Laetitia sin anatematizar a los divorciados vueltos a casar por lo civil; eso está bien que en la Iglesia surjan espacios de diálogo para profundizar en la doctrina, pero lo que no podemos tolerar es que con esa excusa se busque manipular a la gente incauta queriendo imponer un punto de vista subjetivo que responde a una ideología integrista y no integral del cristianismo. Le recomiendo al señor Galat la entrevista completa que le hicieron al Papa Benedicto XVI y que apareció en su programa cortada con el título: “Por fin habló Benedicto XVI” en la que el Papa Ratzinger hace un gran elogio de su sucesor en estos términos: “Solo allí donde hay misericordia se extingue la crueldad, termina el mal y la violencia. El Papa Francisco se encuentra totalmente de acuerdo con esta línea. Su práctica pastoral se manifiesta precisamente en el hecho de que nos habla continuamente de la misericordia de Dios” (Avvenire, 16.03.16). Pbro. Raúl Ortiz Toro rotoro30@gmail.com

Lun 29 Ago 2016

Ni uno más!

Por Mons. Pedro Mercado - Este 30 de agosto celebramos el Día Internacional que recuerda a las Víctimas de Desaparición Forzada, crimen inhumano y terrible que en nuestro país ha dejado miles de víctimas. La desaparición forzada es la privación de la libertad de una o varias personas mediante cualquier forma -aprehensión, detención o secuestro- seguida de su ocultamiento o de la negativa a reconocer dicha privación de libertad o de dar cualquier información sobre la suerte o el paradero de esa persona, privándola a la persona y a su familia de recursos y garantías legales. Durante muchas décadas el problema gravísimo de las desapariciones forzadas pasó inadvertido para el Estado colombiano y para la comunidad internacional. Gracias a las denuncias valerosas de diversas asociaciones y grupos de la sociedad civil, realizadas en medio de terribles amenazas y persecuciones, se ha ido tomando conciencia de la magnitud del problema, provocando así la reacción de las autoridades política a nivel nacional e internacional. Pero a pesar de que existe hoy mayor conciencia sobre la gravedad de este delito, nuestro país sigue ocupando un indignante lugar entre los países del mundo con un mayor número de desaparecidos cada año. Crítica es también la situación de seguridad de numerosos defensores de derechos humanos y líderes comunitarios que han tenido la valentía de denunciar públicamente la persistencia de este fenómeno en varias regiones del país y por manos de distintos actores de violencia, incluido el Estado. A esta lamentable realidad se unen las altísimas cifras de impunidad de este delito. La celebración de este día conmemorativo, que nos recuerda a las numerosas víctimas, en Colombia y en el mundo, de este crimen terrible, es una oportunidad magnífica para renovar -como Iglesia y como sociedad civil- nuestro firme compromiso de luchar contra este flagelo, que tanta desolación y dolor ha sembrado en nuestra Patria. Hoy hay un grito, una voluntad, que a todos nos une: !Ni uno más! Mons. Pedro F. Mercado Cepeda Secretario Adjunto del Episcopado para las Relaciones con el Estado.

Mié 24 Ago 2016

Episcopado mira con esperanza la conclusión de los diálogos en la Habana

Frente al anuncio de la firma de la paz con las FARC, la Iglesia Católica reaccionó con esperanza y destacó como una oportunidad la conclusión de los diálogos en La Habana para poner fin al conflicto armado en el país. Así lo hizo conocer a través de un comunicado que consta de seis puntos. En el comunicado - firmado por el presidente del episcopado, monseñor Luis Augusto Castro Quiroga - los obispos reiteran su llamado al Gobierno Nacional para que se implemente una pedagogía de los acuerdos; invitan para que se ingrese en una etapa de debate en el que participen líderes políticos, organizaciones ciudadanas y responsables de medios de comunicación, además de otros estamentos de la sociedad; y convocan al pueblo colombiano a participar en la consulta sobre los Acuerdos de La Habana, de manera responsable, con un voto informado y a conciencia. [icon class='fa fa-download' link='']DESCARGA EL COMUNICADO[/icon] Monseñor Castro Quiroga recordó que el proceso tiene dos etapas y que la primera ya está concluyendo y lo que viene para la segunda es la construcción de un nuevo país. El prelado aseguró que los colombianos debemos dar un salto de calidad humana con base a valores éticos y espirituales. "Debemos dar un salto de calidad humana todos, debemos sensibilizarnos frente al dolor ajeno todos, tenemos que estar dispuestos a acercarnos al que sufre", afirmó el prelado. [icon class='fa fa-download' link='']LECTURA COMUNICADO MONSEÑOR ELKÍN FERNANDO ÁLVAREZ, SECRETARIO GENERAL DEL EPISCOPADO[/icon] ESCUCHA EL AUDIO En el comunicado también se hizo un llamado a las comunidades católicas a intensificar la oración por la paz y se invitó a todos los colombianos a asumir el reto de aportar a la superación de toda forma de violencia y a trabajar unidos en la construcción de una Colombia reconciliada y en paz. Ante la consulta sobre las negociaciones con el ELN, monseñor Castro Quiroga explicó que la Iglesia participará en el proceso porque este grupo así lo ha pedido. "Queremos apoyar este proceso para que la paz sea completa", afirmó.

Mié 24 Ago 2016

Atrevida intervención del estado

Por Mons. Froilan Casas - La familia es un bien natural inalienable. La familia tiene unos principios rectores de comportamiento social que deben ser respetados. Ordinariamente los regímenes totalitarios de derecha o de izquierda han pretendido siempre introducirse en el fuero interno de las familias. El Estado, en una sociedad democrática, ofrece educación a los niños, pero a la par respeta las creencias de los ciudadanos, -obviamente creencias que permitan el desarrollo de la convivencia ciudadana-. La educación sexual es fundamental en toda sociedad civilizada. Pero el Estado tiene sus límites en ofrecerla. Los padres de familia son insustituibles en la formación de sus hijos. La educación sexual que se ofrece en los establecimientos educativos no puede suplantar el papel de los padres en la orientación y formación sexual de sus hijos. Los padres deben estar atentos ante cualquier pretensión del Estado en imponer, sutil o abiertamente un “modo” de educación con orientaciones que obedecen a un horizonte hermenéutico materialista. El hombre no es solo fisiología, es también sicología y valores religiosos. No cabe duda que los gobiernos de turno a través del Ministerio de Educación Nacional, deben ofrecer una respetuosa y científica educación sexual. Los padres de familia deben estar vigilantes para que en las instituciones educativas impartan una seria educación sexual. Los padres de familia deben asociarse y protestar enérgicamente cuando un Estado totalitario capitalista o comunista pretenda imponer un determinado enfoque, sesgado y tendencioso, de instrucción sexual. Y no nos traten de trogloditas porque pensamos distinto. Tenemos, como ciudadanos qué opinar y hacernos sentir. Que no castren nuestro pensamiento so pretexto que estamos en una sociedad libre. Claro que una sociedad libre, pero a la vez, esto nos da derecho, como a los otros de expresar nuestros enfoques de vida. Que no nos vengan a mutilar nuestro pensamiento por darles gusto a los autodenominados librepensadores. Permítanos disentir y proponer. Esa es la verdadera democracia. Invito a los parlamentarios cristianos católicos y a los cristianos de confesiones distintas, a defender en el parlamento, -laboratorio de las leyes- el derecho íntimo e interno de las familias a exigir respeto por la formación sexual de sus niños. Se entiende que tal formación, derecho de las familias, no vaya en contra del Bien Común y de los valores naturales que exige una convivencia pacífica en una sociedad pluralista. Los planes y programas de educación sexual tienen mayor libertad cuando se trata de la educación secundaria y universitaria. Ya el chico tiene unos fundamentos vividos en su familia que le permiten tener discernimiento para ser crítico frente a lo oído, leído o visto. Lo que sí es claro es el derecho que tienen los padres de formar a sus hijos. En un Estado totalitario y marxista se llegaba a la escuela a hacer un ejercicio monstruoso: se le decía a los niños que le pidiesen a Dios pan. Obviamente el pan no aparecía. Entonces, a renglón seguido le decían: ahora pidan a Stalin pan. Inmediatamente llegaban las bolsas llenas de pan. Conclusión: Dios no existe. ¡Qué adoctrinamiento tan asqueroso y nocivo! Nunca como ahora los cristianos debemos estar atentos para que los gobiernos no gobiernen en contra de nuestra cultura. Monseñor Froilan Casas Obispo de la diócesis de Neiva

Lun 22 Ago 2016

Postulados sobre la paz

Por Monseñor Ricardo Tobón -Estamos viviendo en el país un momento complejo e importante. De una parte, se presenta una oportunidad para reducir la violencia y los atropellos que ha generado uno de los grupos armados al margen de la ley y, de otra, no se sabe a ciencia cierta a qué precio se llegará a ello. Si bien aparecen en nuestra sociedad algunas personas muy confiadas en los acuerdos que se están pactando en La Habana, otras, más bien, se encuentran en la incertidumbre y lamentan el desconocimiento y la confusión que rodean el “proceso de paz” iniciado. La paz nunca estará hecha; es un camino permanente, largo y arduo. En esta situación se me ocurren unas reflexiones que podrían ayudar a discernir la decisión que consciente y libremente debemos asumir en el próximo plebiscito; porque, en este momento, no es posible la indiferencia. Son como unos elementos de juicio o postulados para reflexionar y dialogar sobre este tema, a fin de formarnos políticamente, de crear convergencias y de hacernos responsables de las posiciones que debemos tomar. Todos queremos la paz, porque responde a una necesidad profunda de la persona humana y de la sociedad. No podemos politizar la paz o reducirla al pequeño proyecto de cada uno. La paz auténtica empieza en el corazón de cada persona; es artesanal. Si desarmamos los guerrilleros y armamos los corazones no vamos por buen camino. Todo proyecto que polarice al país le sirve más a la guerra que a la paz. Ninguno es dueño de la paz; cuando alguno se la apropia, la mata; si la paz no es de todos, no es paz. La paz es posible; no es una utopía o un espejismo. Cuando se percibe que la búsqueda de la paz no es recta, no es desinteresada, no mira al bien común, el pueblo ya no pide paz sino justicia. Cuando se pierde la verdad, tampoco se encuentra la paz. Para que haya paz, en cualquier ámbito, todos tenemos que ceder algo. Dialogar y negociar en un conflicto es mejor que pelear. Si aceptamos que podemos negociar y acordar algo para el bien de todos ya se ha logrado mucho. Un diálogo en el que las partes se cierran en sus propios intereses no es diálogo, porque no es búsqueda de la verdad y el bien. Sólo la rectitud y la verdad llevan a la confianza, condición indispensable para cualquier negociación. No todo es negociable en un estado de derecho. Para llegar a la paz no basta hacer acuerdos, hay que poner también otros elementos esenciales como educación, justicia social, solidez institucional. Si el pueblo no participa en la negociación, no la asume; gente por fuera de un acuerdo es siempre gente alzada en “armas”. Un buen acuerdo no hay necesidad de imponerlo por la fuerza, por el miedo o por la publicidad; si es bueno, por sí mismo atrae. La negociación hay que hacerla bien; de una paz mal negociada puede venir un conflicto peor. Cuando se acuerda la paz no basta dejar fusiles y bombas, hay que dejar también otras armas más peligrosas como el egoísmo, el engaño, la injusticia y la astucia. El diálogo y la negociación son efectivos cuando, en realidad, se dan el perdón y la reconciliación. De nada serviría firmar la paz con un grupo y acrecentar el odio y la división en el país. + Ricardo Tobón Restrepo Arzobispo de Medellín

Sáb 20 Ago 2016

Señor, ¿serán pocos los que se salven?

Por Monseñor Omar de Jesús Mejía - Estamos ahora en el corazón del camino que ha emprendido Jesús con sus discípulos hacía Jerusalén. Jesús, Maestro y Señor, va formando a sus seguidores y a su paso a todos aquellos con los cuales entra en contacto. Alguien, “uno le preguntó”: Señor, ¿serán pocos los que se salven? La pregunta es espontanea, sin embargo, es necesario resaltar que era una pregunta muy normal en la época de Jesús, porque igual que hoy había en Israel muchos predicadores y profetas que ofrecían salvación, haciendo pensar que cuando se habla de salvación sólo es necesario enfocarla desde el bienestar y el confort, lo que hoy llamaríamos “calidad de vida” y no es así. Salvación en clave bíblica es comunión con Dios, lo que significa comunión con su querer, con su pensar, con su ser… Una persona que rechaza el querer de Dios, no es rechazada por Él (Dios no rechaza a nadie), se trata más bien de un rechazo personal, con el cual se excluye así misma de la salvación. La salvación consiste en la comunión eterna con Dios que es la fuente y la plenitud de la vida. “He venido para que tengan Vida y Vida en abundancia”. “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”. “Quien me sigue no camina en tinieblas sino que tendrá la luz de la Vida”. Señor, ¿serán pocos los que se salven? Jesús le dice al personaje y hoy a nosotros: Esfuércense en entrar por la puerta estrecha. La pregunta nuestra sería: Señor, ¿Nos salvaremos? Como lo muestra la enseñanza de Jesús, Dios no hace más que confirmar la opción (decisión) de cada persona. Cada uno de nosotros, mis queridos hermanos, tiene que preguntarse por la salvación, la cuestión clave está en la manera cómo cada uno enfoca la cuestión. Es necesario que la pregunta por la salvación, por la Vida Eterna, por la trascendencia, vuelva a ser central en nuestra vida cristiana. El mundo de hoy nos ha hecho perder éste horizonte. Hoy nos hemos quedado muy anclados en el mundo terrenal y se nos ha perdido el horizonte de la eternidad. El evangelio de hoy es central y es necesario asumirlo como tal. La Palabra de Dios no puede dulcificar nuestra relación con Dios y nuestra relaciones entre nosotros. La Palabra de Dios nos tiene que confrontar de cara a la eternidad. No somos plantas, nos somos simplemente animales, somos “imagen y semejanza de Dios”, poseemos por lo tanto semillas de eternidad, semillas de divinidad. Dios nos ha creado con capacidad de ir hacía Él. dice San Agustín: “Nos hiciste Señor para Ti y nuestro corazón vive inquieto hasta que descansa en Ti”. Hermanos queridos, la salvación es “don de Dios”, es un regalo, un ofrecimiento, es atracción divina; por lo tanto, es también, necesario explícitamente aceptarla y asumirla con responsabilidad y compromiso. Dios no obliga absolutamente a nadie, siempre ofrece, pero da libertad. También San Agustín insiste: “Dios que te creo sin ti, no te salvara sin ti”. ¿Qué es entonces entrar por la puerta estrecha? Es entrar en comunión de vida con Jesús, es aceptar su enseñanza sin matices, porque con Jesús no hay media tinta; a la Palabra de Jesús, se le cree o no se le cree. Con el evangelio no se puede ser claro oscuro, con Jesús, se es o no se es y basta. Recordemos: Jesús no es un maestro, es el Maestro. Jesús no es un señor, es el Señor. Lo peor que nos puede ocurrir es acomodar la Palabra de Dios a nuestros gustos y necesidades y creer que la salvación se compra, no hermanos queridos. La salvación consiste en entrar en Jesús, Maestro y Señor y permanecer en Él. La salvación es entonces vivir según los cánones de la Palabra de Dios. Hermanos, es una mala decisión dejar para la vejez la preocupación por la salvación. Puede ser que se nos haga demasiado tarde, no permitamos que se nos cierre la puerta. Cuanto más nos alejemos del camino del Señor, más y más, tendremos que desandar cuando queramos volver a sus brazos misericordiosos. San Agustín insiste: “Temo a Dios que pasa y no se si volverá a pasar”. Hermanos, entendamos otra cosa: La plenitud y la riqueza de nuestra vida humana consiste también en la plenitud y la profundidad de nuestras relaciones con las demás personas. Por eso, entremos ya por el camino estrecho del perdón, de la verdad, de la justicia, de la fe, de la esperanza…, y dejemos atrás el camino amplio y aparentemente cómodo del odio, la venganza, la incredulidad, el adulterio, la fornicación, la corrupción, el chisme… El evangelio de hoy es una invitación a ser discípulos del Señor, de verdad, verdad. Jesús quiere ganar nuestro corazón, pero él no acomoda el mensaje para agradarnos sin más. Porque nos ama nos dice la verdad, no importa que haya verdades incómodas. El evangelio de hoy nos deja bien claro que la salvación no es cuestión de números, no es una realidad cuantitativa, sino cualitativa. El evangelio nos deja clarísimo que todo el que quiera puede ser salvado, siempre y cuando oriente su vida hacía la dirección correcta. La preocupación por la salvación debe concentrarnos en un obrar según la justicia (Lc 11,42; 13,27), que no es otra cosa que configurar la vida con la vida de Jesús. Por lo tanto, los buenos propósitos no son suficientes, hay que “hacer” cosas concretas para entrar. Es verdad la salvación es un don de Dios, es decir, es Dios quien salva, pero también es verdad que Dios nos toma en serio como personas libres y voluntarias. La salvación es un don de Dios que tenemos que conquistar con la “fidelidad a nuestro sí constante” (todos los días debo decirle sí al Señor). No basta con conocer muchas cosas del Señor, no basta con ser bautizados, no basta con practicar actos de piedad. Es necesario vivir insertos en Él, es necesario permanecer en Él y desde Él permanecer en el amor al hermano. Finalmente hay que decir que el evangelio de éste domingo es una nueva invitación a la conversión. Siempre será posible para todos, óigase bien para todos: “El cielo”, como plenitud eterna; el cielo es Dios mismo, dado y aceptado en su plenitud, tal y como es, con sus bondades y sus exigencias. El cielo es plenitud de Dios. Siempre será posible el infierno, que es Dios mismo como ausencia, el infierno es ausencia de Dios. Siempre será posible el purgatorio como estado de purificación. “El purgatorio es en definitiva, el gran medio escogido por la infinita misericordia de Dios para llenar el cielo de antiguos pecadores, sin mengua ni menoscabo de su infinita justicia. !Pobres de nosotros si no hubiera purgatorio¡” (Antonio Royo Marín). En el purgatorio no todo es dolor y pena, allí también hay consuelo. El padre Royo Marín nos habla de los consuelos del purgatorio: La certeza de la salvación eterna; la plena conformidad con la voluntad de Dios; el gozo de la purificación; el alivio continuo; la asistencia espiritual de la Virgen María y del ángel de la guarda. “El purgatorio es una misteriosa mezcla de sufrimientos indecibles y de alegrías inmensas e inefables consolaciones”. (Royo Marín). Tarea: Leer meditar y orar el “Cantar de los cantares”. Por Monseñor Omar de Jesús Mejía Giraldo Obispo de la diócesis de Florencia

Vie 19 Ago 2016

El derecho a disentir

Por Monseñor Froilán Casas - El disentir es una de las expresiones de la verdadera democracia. Obviamente este derecho se debe enmarcar dentro del respeto a las leyes. Una democracia que no tenga oposición no es democracia, es dictadura de partido. Un monopolio de partido es una dictadura disfrazada. Recientemente ante la política de gobierno presionada por organismos internacionales, que quiere imponer la ideología de género en la educación escolar, los cristianos católicos y otros cristianos de Iglesias separadas, salimos a protestar por la injuriosa intromisión del Estado al pretender suplantar a los padres de familia en el derecho inalienable de dar formación sexual a sus hijos. En un Estado democrático, los gobiernos ayudan a los padres en esta tarea, pero no los sustituyen. Se debe respetar la identidad cultural de un pueblo. Las creencias hacen parte vital de la cultura de un pueblo. Los cristianos católicos, siguiendo la ley natural, afirmamos que el sexo no es cuestión de elección, el Creador ha dotado a la naturaleza humana de esta dimensión esencial a la persona humana. Pretender afirmar que la escogencia de género es una cuestión cultural, es un pecado contra el Creador, es negar el plan de Dios en la creación humana. ¡Qué soberbio y atrevido que ha sido el hombre en toda su historia! Se quiere borrar a Dios de la ciudad humana. En todas las épocas, los regímenes totalitarios de derecha o de izquierda han buscado negarles a los padres el derecho de educar a sus hijos. Esto no es nada nuevo. La Iglesia católica siempre se ha opuesto a tal abuso del Estado, -por decir lo menos-. Defendemos el derecho inalienable de los padres de educar a sus hijos, sobre todo en materia sexual. Un Estado laico no es el que masacra las creencias de un pueblo, es el que las respeta. Los cristianos católicos somos ciudadanos y como tales tenemos el derecho a disentir ante políticas gubernamentales que atenten contra nuestros principios. Los gobernantes, que son elegidos por el pueblo, no deben olvidar que sus electores, en su gran mayoría son creyentes y, por lo tanto deben ser respetadas sus creencias. Traiciona y lacera un gobernante a un pueblo que lo ha elegido cuando pisotea sus valores religiosos. Quienes pretenden implantar la ideología de género, ¿por qué no se van a los países de cultura musulmana y la proponen a ver qué les pasa? Nuestros permanentes depredadores nos quieren reducir a las sacristías para que les hablemos a personas octogenarias o nonagenarias; salir a la plaza pública es “meterse en política”. Si lo hacen otros grupos religiosos, sociales o culturales, eso es algo normal. Nos quieren mutilar y reducir al ostracismo de las mazmorras. Los padres de familia deben estar atentos a vigilar con sumo cuidado las políticas educativas. Ellos son quienes determinan la orientación religiosa de sus hijos. Defenderemos siempre el respeto a toda persona independientemente de su sexualidad, etnia, partido o religión. Las situaciones sexuales de cada persona deben ser respetadas; censuramos todo matoneo o acoso escolar en esta materia; esto es infame y denigrante. Afirmamos sin ambages que todo ser humano es imagen y semejanza de Dios. Monseñor Froilán Casas Obispo de Neiva

Mié 17 Ago 2016

"Queremos la original"

Por Monseñor Ricardo Tobón - La multitudinaria marcha en defensa de la familia, realizada el pasado 10 de agosto en varias ciudades del país, brotó de la entraña misma del pueblo. Algunos la descalificaron y varios medios de comunicación la ignoraron, pero en el fondo nos mostró a todos que el sentido común indica que hay realidades fundamentales de la vida, como la familia, que no se pueden maltratar sin que peligre toda la estructura humana y social. El mismo Gobierno Nacional vio la gravedad del reclamo popular y dio marcha atrás, probablemente hasta otra ocasión que vea más favorable para su propósito. La verdad es que, como ha denunciado el Papa Francisco, hay una colonización ideológica para imponer, entre otras, la ideología de género. La plataforma de lanzamiento ha sido la ONU, que trabaja desde 1990 para que las Conferencias Mundiales y los programas de Naciones Unidas incluyan los objetivos de género. En concreto, en el Fondo para la Población, UNICEF, UNESCO y OMS se han elaborado muchos documentos y propuestas con categorías propias de esta ideología. Desde las Naciones Unidas va pasando a todos los países, donde se difunde por los medios de comunicación y a través de diversas actividades en los centros educativos. Como hay fuertes presiones económicas y políticas sobre los Estados, casi todos van cediendo sin que importe ni la verdad y la libertad de las personas, ni la democracia. La ideología de género pretende, en primer lugar, liberar al ser humano de su biología; cada uno puede escoger su sexo. Ya no se admite que la “naturaleza” tenga algo que decir; cada uno puede modelarse a su gusto, para sentirse libre y liberado. Es una insurrección contra los presupuestos biológicos; el sexo se escoge o se cambia de acuerdo con el rol social y cultural que se asume. De otra parte, esta ideología ve el matrimonio y la familia como dos modos de violencia permanente contra la mujer y por tanto como instituciones que deben desaparecer. Igualmente, ve la organización familiar y social como una estructura de poder y un instrumento de discriminación para la minoría con sexualidad diversa. Por tanto, hay que imponer una liberación, que acabe con todas las inhibiciones o represiones de la sociedad contra el instinto sexual. Los criterios para actuar son el egoísmo, la satisfacción de las necesidades y lo que más conviene. En pocas palabras, se puede hacer con el cuerpo lo que se quiera, pues el fin de la sexualidad es el placer. Los riesgos de esta ideología son muy grandes, pues la persona entra en una ambigüedad frente a su identidad, puede perder el sentido de la vida, no sabe conducir su propio desarrollo humano, no logra realizar adecuadamente sus relaciones interpersonales y familiares y pone en grave peligro toda la vida social. Si cambiamos los fundamentos éticos por el relativismo, donde no existe un orden real y objetivo que todos debemos respetar, cada uno decide dónde está el bien y dónde está el mal, todo queda permitido y no nos espera sino el enfrentamiento mutuo a partir de las diversas posiciones particulares. Ante esta realidad pareciera que algunos legisladores y jueces hayan perdido la conexión con la realidad y el sentido común que tiene el pueblo cuando sale a las calles a pedir que no se trastorne el orden natural de la familia, diciendo: “Queremos la original”. Esta situación es un llamamiento para que los padres de familia hagan valer el derecho primario e inalienable que tienen sobre la educación de sus hijos, para que las familias valoren lo que son y luchen por realizar lo que significan en la sociedad, para que entendamos que la ideología de género no mejora la educación y para que comprendamos que no se defienden los derechos de una minoría ni se evitan la discriminación y la intolerancia atropellando el orden natural y social. + Ricardo Tobón Restrepo Arzobispo de Medellín