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migrantes

Mar 26 Sep 2017

Iglesia Católica se une a la campaña mundial de migraciones

El 27 de septiembre, en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco lanzará la campaña global "Compartiendo el Viaje" que se extenderá hasta el año 2019 y que la Conferencia Episcopal de Colombia, se une a través del Secretariado Nacional de Pastoral Social (SNPS)/Cáritas Colombiana. Monseñor Héctor Fabio Henao, director del SNPS expresó que “la Iglesia Católica bajo la orientación del Papa Francisco busca siempre acoger al que sufre. En este aspecto ayudar a los refugiados es colocarse en el camino del que huye, del desplazado; es hacer presente y anunciar a Jesucristo en medio de las circunstancias que viven los migrantes e itinerantes y también los refugiados.” Esta campaña global liderada por Caritas Internationalis tiene por objetivo sensibilizar acerca del tema migratorio a nivel mundial. También se propone desafiar los mitos y las percepciones que se tienen acerca de esta población, con el fin de fomentar una mayor cultura de encuentro entre los migrantes y las comunidades de todo el mundo. El gesto característico de esta campaña será el denominado open arms (brazos abiertos) por el cual migrantes y refugiados simbolizarán el apoyo que reciben las personas en esta condición y los desafíos que enfrentan en sus viajes. Para redes sociales todos los ciudadanos migrantes y no migrantes podrán unirse bajo el #ShareJourney, y tomar una fotografía con los brazos abiertos y compartir su mensaje sobre su experiencia. Cáritas Colombiana habló con migrantes a propósito de la campaña Aura y Moisés Sediles, provenientes de Nicaragua y Juan Carlos Pirela, oriundo de Venezuela, compartieron sus experiencias y opiniones acerca de la vida de un migrante. Para Aura este paso en su vida ha significado “un sentimiento de solidaridad ante los designios de la vida […] un viaje que no se hace por placer”. Algo parecido opina Juan Carlos, quien tuvo que salir de Venezuela a causa de la situación socio-política y quien emprendió una nueva etapa de su vida “cargando 47 años en una maleta para enfrentarme a lo desconocido”. Por su parte, Moisés afirma que lo más difícil de dejar su país natal, aparte de su familia, fue su sentido de pertenencia ya que “en Nicaragua yo podía participar en política, acá existen muchas limitaciones en ese sentido”. Los tres coinciden en que ha sido un proceso complejo dejar atrás a sus familias pero sostienen que Colombia los ha recibido de la mejor manera. También afirman que es un imaginario social que el migrante llegue a un nuevo territorio a delinquir, que por el contrario llegan a aportar cosas positivas al país que los recibe. Estos tres migrantes concuerdan en que a pesar de los inconvenientes que tienen que atravesar a diario le están muy agradecidos a la tierra que les brindó un segundo hogar, y esperan, cada uno desde su contexto, poder devolverle algo a Colombia. Programa de refugiados en Colombia El SNPS con años de experiencia en el tema de las migraciones y refugio, viene actuando con la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados en la implementación del Programa de Refugiados SNPS/ACNUR que implementa actividades en favor de los solicitantes de asilo y refugiados en Colombia. Desde el programa se brinda asesoría legal gratuita, durante todo el proceso de solicitud de la condición de refugiado. Además, se tiene otra línea de trabajo social, en la que el Programa busca alcanzar soluciones sostenibles y la integración de estas personas con necesidad de protección internacional en Colombia. En la actualidad Colombia tiene 236 refugiados con el estatus que entrega la Cancillería Colombiana. Monseñor Henao explicó que la Iglesia Católica ayuda a los refugiados a “hacer el recorrido ante el Ministerio de Relaciones Exteriores para obtener su reconocimiento para que su caso sea incorporado dentro de aquellos que necesitan protección dentro de nuestro país”. El prelado comentó que luego viene un proceso de inserción al mundo laboral y a la sociedad colombiana.

Lun 18 Sep 2017

Encuentro Comisiones Episcopales de migraciones en América del Sur

Representantes de las Conferencias Episcopales de 10 países de América del Sur (Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela), con la presencia del CELAM (Conferencia Episcopal Latinoamericana) y de la Sección Migrantes y Refugiados perteneciente al Dicasterio para el Desarrollo Humano e Integral, llevaron a cabo una reunión en Santiago de Chile los días 12 y 13 de septiembre, coordinada por la Conferencia Episcopal de la República Argentina. El eje de la reunión estuvo en analizar la actual realidad sudamericana en temas de migración y refugio, como también establecer los desafíos, oportunidades que la Iglesia Católica a través de su accionar en una región que con sus propias características en lo que refiere a la movilidad humana, está inserta en un contexto global cada vez más complejo. Durante el encuentro se presentaron las situaciones puntuales de cada país en lo se está haciendo en migración, refugio, tráfico y trata de personas, y marcos legales migratorios y de asilo. Ese ejercicio permitió tener una visión sudamericana, donde países de tránsito, origen, destino y retorno, e incluso aquellos que poseen todas o más de una de esas características, se transforman en piezas de un todo, por lo que las soluciones y el accionar de la Iglesia deba ser coordinado y sinérgico. El encuentro también permitió profundizar en dos temas: por un lado, presentar a través de la Sección Migrantes y Refugiados, los esfuerzos que la Iglesia viene realizando para los Pactos Mundiales de Migración y Refugio de 2018. Para ello, se expusieron los 20 puntos aprobados por el Papa Francisco, los cuales mediante un plan estratégico y de acción presentado, se desean incluir en los pactos (uno para migración y otro para refugiados). El período de negociación que finaliza en 2018 involucra cerca de 193 países, y donde la sociedad civil juega un rol importante. Se abre una oportunidad para una Iglesia que quiere ser protagonista de un hito histórico. Por último, se dedicó un tiempo especial a estudiar la actual crisis migratoria venezolana, como así también las futuras líneas de trabajo de la Iglesia Sudamericana. Sin dudas fue un momento de encuentro muy positivo, que dejó un camino de trabajo intenso para los próximos meses, cuyo horizonte es hacer de la acogida, la protección, la promoción y la integración – 4 verbos con los cuales el Papa Francisco piensa la movilidad humana – las bases de una conciencia global que ya no permite ambigüedades. A María, Madre de los Migrantes, encomendamos a todos nuestros hermanos que sufren el desplazamiento y la migración forzada.

Jue 14 Sep 2017

Iglesia continúa apoyando crisis humanitaria de venezolanos en Colombia

La Iglesia Católica colombiana ha entregado ayudas humanitarias a 23.900 personas principalmente en Arauca, Ipiales, Cúcuta y el Atlántico. Se espera seguir apoyando en alianza con Cáritas Internationalis con una estrategia de ayuda humanitaria. Desde la labor pastoral, se han llevado a cabo programas para cubrir las necesidades básicas (refugio, seguridad alimentaria, medicamentos y apoyo en la socialización de rutas de atención) de la población venezolana en el país, tanto en las jurisdicciones eclesiásticas de frontera (Riohacha, Cúcuta y Arauca), como aquellas donde están llegando un alto número de migrantes venezolanos (Barranquilla, Riohacha, Montería, Bogotá e Ipiales).También ha sido muy importante la vinculación de los bancos de alimentos en estos apoyos humanitarios. Bajo el Programa de Refugiados SNPS/ACNUR, hasta agosto de 2017 se han atendido 106 casos de venezolanos (que corresponden a 183 personas). De esa cifra se tienen 42 casos solicitantes de asilo (83 personas); y personas orientadas que no solicitaron asilo: 64 casos (100 personas). Las personas están saliendo de Venezuela porque: • No tienen medicinas para tratar ciertas condiciones o enfermedades (mujeres embarazadas, diabéticos, hipertensos, personas con VIH). • Personas que salieron porque no había comida. • Personas que temen por la situación de violencia generalizada que se está viviendo en Venezuela, especialmente en Caracas, donde los altos índices de inseguridad, impiden el desarrollo de una vida tranquila. • Personas que efectivamente están huyendo porque sus opiniones políticas les generaron una situación de persecución. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon] Invitación del Papa Francisco «Nuestra respuesta común se podría articular entorno a cuatro verbos: acoger, proteger, promover e integrar», este es el mensaje del Santo Padre para la Jornada Mundial del Emigrante 2018, siendo esta una invitación a ayudar a mitigar las problemáticas propias de las migraciones contemporáneas que se registran no solo en Venezuela, sino también en países del Medio Oriente. En su visita a Colombia el Papa elevó una oración de manera especial por la vecina Venezuela, “expreso mi cercanía a cada uno de los hijos e hijas de esa amada nación, como también a los que han encontrado en esta tierra colombiana un lugar de acogida… Hago un llamamiento para que se rechace todo tipo de violencia en la vida política y se encuentre una solución a la grave crisis que se está viviendo y afecta a todos, especialmente a los más pobres y desfavorecidos de la sociedad”.

Mar 22 Ago 2017

Obispos de la frontera unen esfuerzos en favor de los migrantes

Monseñor Mario del Valle Moronta, Obispo de la Diócesis de San Cristóbal (Venezuela), sostuvo un encuentro con Monseñor, Víctor Manuel Ochoa Cadavid, con el fin de agradecer a la Diócesis de Cúcuta la ayuda generosa que como Iglesia se está brindando a los miles de migrantes colombo venezolanos que cruzan la frontera en búsqueda de mejores condiciones de vida, a través del Banco Diocesano de Alimentos, la Casa de paso “Divina Providencia”, las “Ollas de Caridad” el Centro de Migraciones Diocesano y la ayuda pastoral y espiritual. El encuentro se realizó en un ambiente fraterno en las instalaciones de la Curia Diocesana en el que se plantearon acciones, gestos de comunión, cooperación y ayuda mutua entre la Diócesis de Cúcuta y San Cristóbal. Es de resaltar que dentro de las estrategias de ayuda mutua están las siguientes: Realizar después de la visita del Papa Francisco a Colombia un encuentro entre los Episcopados de la frontera colombo-venezolana, con el objetivo de planear y realizar un “Plan Pastoral de Emergencia”, ante la situación difícil que se vive en Venezuela y que compromete la frontera. Por parte de Colombia participarán los señores Obispos de Cúcuta, Ocaña, Tibú, Pamplona, Arauca, Puerto Carreño, Puerto Vichada, Valledupar y la Guajira. Por parte de Venezuela participaran los Obispos de Maracaibo, Machiques, Guasdualito, Puerto Ayacucho, Vigía, Barinas y San Cristóbal. Se va a continuar ayudando al Seminario Mayor Santo Tomás, por parte de la Diócesis de Cúcuta con provisión de alimentos, medicinas y útiles de aseo. Se realizaron encuentros entre los seminaristas de Venezuela y Colombia para establecer líneas de cooperación. Establecer rutas jurídicas de atención a colombianos y venezolanos. Entregar bonos redimibles en mercado por parte de la Diócesis de Cúcuta, que serán entregados a las parroquias para que puedan ser cambiados en Cúcuta a través de almacenes Éxito o Tabga. La Diócesis de Cúcuta aportará provisiones para los sacerdotes con productos de primera necesidad que serán llevados al Seminario Mayor Santo Tomás para su distribución (entre los productos estarían jabón, crema de dientes, arroz, harina y granos). Cada semana un grupo de sacerdotes y laicos de Venezuela vendrán a apoyar la población necesitada en la Casa de Paso “Divina Providencia”. Realizar un encuentro entre un grupo de sacerdotes de ambas Diócesis, con el fin de apoyar el “Plan Pastoral de Emergencia”. Se propone que para la Semana Santa del próximo año se realice un intercambio de seminaristas por el apostolado en las parroquias. Fuente: Oficina de comunicaciones Diócesis de Cúcuta

Jue 15 Jun 2017

Desarrollo humano integral

Por: Mons. Ismael Rueda Sierra - En agosto pasado, de 2016, en el contexto del Jubileo de la Misericordia, el papa Francisco estableció el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, con su propio Estatuto, reuniendo en él, cuatro Pontificios Consejos existentes que hasta ahora se ocupaban de los asuntos sociales y de solidaridad, a saber: el de Justicia y Paz, Cor Unum, Pastoral de los Migrantes e Itinerantes y el de Pastoral de los Agentes Sanitarios. En este nuevo Dicasterio, destaca la atención al fenómeno migratorio, al punto que esta Sección estará por un tiempo directamente bajo la guía del Santo Padre. De esta manera, sin duda, se da un gran paso en la misma concepción de la hasta ahora llamada pastoral social, que en términos generales se definía como “la evangelización de lo social” o de la “cuestión social”, para referirla directamente a su profundo contenido antropológico, como servicio al desarrollo o crecimiento humano integral de la persona, en atención a su dignidad original como imagen y semejanza de Dios e hijo. El pensamiento social de la Iglesia, obviamente, ha tenido como presupuesto e inspiración esta base antropológica al formular los principios en los que se fundamenta la Doctrina Social y su tarea de solidaridad con la persona humana; sin embargo, al hablar del servicio al desarrollo humano integral, se llama la atención sobre el cuidado de todo ser humano en cualquier situación o condición, mirando especialmente a aquellos que han quedado al margen de la sociedad, o en la periferia, o en una cultura del descarte, como suele indicarnos el Papa Francisco. Pero no hay duda que esta concepción tiene un referente muy importante en el Beato Paulo VI, con su célebre encíclica Populorum Progressio (1967), dedicada al desarrollo integral de “todo el hombre y de todos los hombres”, entendido éste como el paso “para cada uno y para todos, de condiciones de vida menos humanas, a condiciones más humanas” (21) y como “el nuevo nombre de la paz” (76-80). En efecto, el Santo Padre Francisco, en su Carta apostólica, mediante la cual instituye el Dicasterio en mención, indica que “en todo su ser y obrar, la Iglesia está llamada a promover el desarrollo integral del hombre a la luz del Evangelio”, desarrollo que se lleva a cabo con el cuidado de los bienes de la justicia, la paz y la protección de la creación. En modo particular estará a cargo de todo lo que se refiere a “las migraciones, los necesitados, los enfermos y los excluidos, los marginados y las víctimas de los conflictos armados y de las catástrofes naturales, los encarcelados, los desempleados y las víctimas de cualquier forma de esclavitud y de tortura” (Cfr. Carta Apostólica). Sin duda una gran tarea, de aplicación concreta a las necesidades personales y comunitarias de tantas personas y en su conjunto, de toda la humanidad. + Ismael Rueda Sierra Arzobispo de Bucaramanga

Mié 29 Mar 2017

Los migrantes, un rostro humano que nos desafía

Por: Mons. Nel Beltrán Santamaría - Estamos en un año particular, marcado por las negociaciones gobierno–guerrilla y el comienzo del proceso electoral. En este contexto no hay que dejar morir en la conciencia nacional la imprescindible responsabilidad que tenemos con los migrantes. Por ellos y por nuestra propia dignidad. Los migrantes son una voz que toca la conciencia humana. Son retratos distorsionados de poblaciones que vivieron mejor. Al mismo tiempo, son rostros de la esperanza que no muere y no defrauda; y se convierten en un llamado de conciencia que puede despertar lo mejor que hay en nosotros: la solidaridad; y, así, renovar nuestra humanidad y, con ello, despertar todavía más el corazón de nuestra fe cristiana: el amor a los hermanos. Los primeros cristianos asombraban: “Miren como se aman”. Amar al migrante nos devuelve la identidad histórica: “En esto conocerán que son mis discípulos, en que se aman los unos a los otros”. Al servirlos, nos convierten en sacramentos del primer mandamiento. Un migrante es una persona con igual dignidad, derechos y deberes; con la misma vocación a realizarse como persona humana e hijo de Dios. Lo dijo hermosamente el Papa: “personas humanas”. ¡Sí! Con rostros e historias personales. ¡Son personas humanas! Eso lo resume todo. Por eso a las migraciones el Papa las define como “una crisis humanitaria”. Y los migrantes de hoy “son humanos fugitivos de sus propios países o regiones”. Eso es un trauma dramático a nivel internacional o a nivel interno. Fugitivos de otros humanos. De los grupos armados o de la pobreza o el despojo o de un modelo de minería o del narcotráfico, etc. Y lo poco que era suyo pasó a otras manos. Son fugitivos que lo dejaron todo. Se puede decir que fueron “despojados”. Hijos y rostro de una demencia social, política o ideológica. Fugitivos. Una manera de ser expatriados de la dignidad de personas humanas. Perdieron la patria de la humanidad. Son el rostro de una demencia. ¿Por qué salen de sus países o de sus regiones? ¿Por qué buscan Estados Unidos o simplemente, un tugurio un poco más seguro para la vida, en los cordones de pobreza de las grandes ciudades? ¿Con tan poco tienen? ¡No! Es porque lo primero es la vida, la familia, los valores como la propia religión… Los católicos tenemos una abundante sociología, teología y espiritualidad de las migraciones. Y muchos organismos de apoyo. Pero no los suficientes. Y no pretendemos ser los únicos sensibles a este dolor humano. Pero queremos ser fieles a nuestra fe. Y esperamos escuchar el último día: “vengan benditos porque fui fugitivo y me acogieron. Entren al Reino”. Un migrante es como un hombre-síntesis del pobre del Evangelio. Abandonado en el camino. Padece todas las necesidades que nos harán benditos del Padre si ayudamos a cubrirlas: hambre, sed, desnudez, desplazamiento, soledad… Benditos nosotros los que ayudamos a encontrar respuestas institucionales desde la dignidad de la persona humana. Cuantas veces lo hagamos lo hemos hecho a Cristo mismo. Y nos dirán: entren al Reino. Pero no solo nosotros. Sino también con ellos. Un paso clave en el servicio a los migrantes es tratar de mejorar la calidad de la acogida y ayudar a recuperar la dignidad oscurecida. Crear unas condiciones nuevas que favorezcan salir de las condiciones en las que llegan. Y ayudar a despertar una conciencia de humanidad y de derechos “humanos” que multipliquen la solidaridad social y despierten la sensibilidad de los gobiernos. Y es urgente comprender y difundir que las migraciones son más que solo un problema de carencias. Es un sistema de despojo asumido con pasividad política y social, convertido en cultura, en leyes y en modelos de urbanismos marginales. Fenómenos que no tocan la macro-economía o la política. Y a veces justificados en razones supuestamente religiosas. Son judíos, musulmanes, o cristianos. A veces, entre las propias religiones. Es una crisis cultural e institucional; local y mundial. Son males transversales en el mundo. En el democrático y en el dictatorial. Es la cultura de la exclusión, de la desigualdad, de las fronteras cerradas, de la reacción insegura frente al extranjero o diferente, como si ser migrante fuera una manera inferior de ser humano. ¡Así provengan del pueblo vecino! Gracias a las personas que acogen, a las que no dejan pasar desapercibidos a tantos humanos, a las que se organizan y trabajan para tratar de responder. “Benditos porque tuve hambre y me dieron de comer. Porque fui forastero y me acogieron”. DESTACADO: “Un migrante es como un hombre-síntesis del pobre del Evangelio” + Nel Beltrán Santamaría Obispo emérito de Sincelejo Fuente: Revista Vida Nueva

Mié 22 Feb 2017

Protección, integración y soluciones, pidió el Papa ante fenómeno migratorio

El papa Francisco pidió prestar atención a cuatro verbos: “Acoger, proteger, promover e integrar”, ante el fenómeno migratorio actual que “en gran mayoría” son “forzados” por las circunstancias adversas en sus lugares de origen. Así lo explicó el Santo Padre a los participantes del VI Foro internacional “Migración y Paz” que tiene por tema: “Integración y Desarrollo: de la reacción a la acción”. El Foro es organizado por la Scalabrini International Migration Network (SIMN), el dicasterio vaticano para el Servicio del Desarrollo Humano Integral y la fundación Konrad-Adenauer-Stiftung. El papa Francisco comenzó su discurso tomando el tema del Foro: “Integración y Desarrollo: de la reacción a la acción” y señaló que “no se puede leer los retos actuales de los movimientos migratorios contemporáneos y la consolidación de la paz, sin incluir el desarrollo y la integración” y recordó que con este fin he creado el Departamento para el Desarrollo Integral de Servicios Humanos, donde una sección se ocupa específicamente de los migrantes, refugiados y víctimas de la trata. El pontífice recordó que en todos los tiempos hubo migraciones, “no son un fenómeno nuevo en la historia humana”, y en cada época favorecieron “al encuentro entre pueblos y al nacimiento de nuevas civilizaciones”, pero “desafortunadamente”, dijo el Papa Francisco, “en la mayoría de los casos hoy “se trata de desplazamientos forzados causados por los conflictos, los desastres naturales, la persecución, el cambio climático, la violencia, la pobreza extrema y las condiciones de vida indignas”. Sobre este particular el pontífice dijo que “los flujos migratorios contemporáneos constituyen el mayor movimiento de personas, si no de los pueblos, de todos los tiempos”. ¿Cómo responder a este desafío? se preguntó el Santo Padre y seguidamente señaló que “nuestra respuesta común la podríamos articular en torno a cuatro verbos: acoger, proteger, promover e integrar”. Sobre el primero de los verbos: “acoger”, el Papa dijo que “hay una marcada actitud de rechazo que no mira al prójimo como un hermano para ser aceptado, sino como “un competidor, en un sujeto a dominar” y señaló Francisco que en la raíz de esta actitud “está el egoísmo amplificado por la demagogia populista” y señaló que es necesario “un cambio de actitud, superar la indiferencia y los temores por una actitud de “acogida generosa con los que llaman a nuestras puertas”. El segundo de los verbos “proteger”, explicó el obispo de Roma, es importante “la experiencia de la migración a menudo hace que las personas sean más vulnerables a la explotación, el abuso y la violencia”. El pontífice subrayó que “la defensa de los derechos inalienables, garantías de las libertades fundamentales y el respeto de su dignidad son derechos de los que nadie puede estar exento” y añadió “proteger a estos hermanos y hermanas es un imperativo moral que debe concretarse mediante la adopción de instrumentos legales, nacionales e internacionales, claros y pertinentes y tomar decisiones justas y políticas con visión de futuro”. En tercer lugar el Papa explicó que “proteger no es suficiente, tenemos que promover el desarrollo humano integral de los migrantes, refugiados y personas desplazadas”. “El desarrollo humano de los migrantes y sus familias –señaló- comienza a partir de la comunidad de origen, donde se debe garantizar, junto con el derecho a emigrar, también el derecho a no emigrar, a saber, el derecho de encontrar en su hogar las condiciones que le permitan la realización de una existencia digna”. Por último “integrar”, que es “proceso bidireccional, explicó el Santo Padre y “que se basa esencialmente en el reconocimiento mutuo de la otra riqueza cultural: no en el avasallamiento de una cultura, e incluso el aislamiento mutuo, con el riesgo nefasto como peligroso de la ‘guetización’”. En este proceso de integración señaló el pontífice “nunca se debe descuidar la dimensión familiar” y subrayó que “me siento obligado a reiterar la necesidad de las políticas que promueven la reunificación familiar y con respecto a los pueblos indígenas, se los debe ayudar, sensibilizando adecuadamente y disponiéndolos de manera positiva a los procesos de integración, esencial e indispensable para el futuro”. “Creo que la combinación de estos cuatro verbos –concluyó el Papa- en primera persona del singular y la primera persona del plural, en la actualidad representa un deber, el deber de hermanos y hermanas que, por diversas razones, se ven obligados a abandonar su lugar de origen: un deber de justicia, de civismo y solidaridad.” Concluyó su reflexión el papa Francisco pidiendo a los participantes del Foro de Migración que presten atención “a un grupo particularmente vulnerable entre los migrantes: los niños y adolescentes que se ven obligados a vivir lejos de su tierra natal y se separan de la familia”. El pontífice recordó que a este tema está dedicado el reciente Mensaje para la Jornada Mundial del Emigrante y Refugiado, haciendo hincapié en que “hay que centrarse en la protección, integración y soluciones duraderas”. Fuente: Agencia AICA

Jue 4 Ago 2016

Episcopado pide solidaridad con migrantes cubanos y haitianos

El episcopado colombiano manifiesta su dolor y honda preocupación por las dificultades que están atravesando los migrantes cubanos y haitianos que están en la zona del Urabá. Hacen un llamado a la comunidad internacional para que piensen "en los mejores modos" de resolver las problemáticas migratorias, asegurando el respeto a los derechos humanos y haciendo sentir la cercanía, solidaridad y ayuda efectiva. "Hoy se hace necesario poner en marcha iniciativas coordinadas entre los gobiernos para actuar en profundidad y resolver eficazmente los problemas migratorios", señala el comunicado que es firmado por monseñor Óscar Urbina Ortega, arzobispo de Villavicencio y vicepresidente del episcopado. Asimismo invitan al pueblo colombiano a acabar con cualquier forma de indiferencia e impulsar la acogida y solidaridad. "Invitamos a los fieles católicos a actuar la fe, la esperanza y la caridad que permiten reducir las distancias que nos separan de los dramas humanos, a mirarlos con ojos de misericordia y a promover una cultura del encuentro", señala el comunicado. Finalmente los obispos agradecen los esfuerzos de acogida y atención que la diócesis de Apartadó ha tenido con los migrantes e invitan a estos ciudadanos a mantener viva la esperanza. "Los tenemos vivamente presentes en nuestras oraciones; encomendamos sus necesidades, anhelos y esperanzas a la protección maternal de María Madre, Reina de la Misericordia". [icon class='fa fa-download' link='']DESCARGA COMUNICADO[/icon] Fotografía tomada de Internet