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obispos colombianos

Vie 26 Mayo 2023

Iglesia reflexiona sobre perfiles de catequistas, lectores y acólitos en Colombia

Más de 100 personas, entre obispos, delegados de liturgia y catequesis, así como teólogos de las diferentes jurisdicciones eclesiásticas del país, se dieron cita del 23 al 25 de mayo en la sede de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) en Bogotá, para reflexionar sobre la ministerialidad en la Iglesia y definir los itinerarios de formación y los perfiles para los catequistas, lectores y acólitos en la Iglesia colombiana, Esto, de manera concreta, teniendo en cuenta las recientes orientaciones del magisterio del papa Francisco. Este trabajo se dio en el marco del Encuentro Nacional de Liturgia convocado por el Secretariado Permanente del Episcopado Colombiano, a través de los departamentos de Liturgia, Catequesis, Estado laical y Ministerios Ordenados, a partir del direccionamiento de sus comisiones episcopales. Temas asociados a lógica, la identidad y la raíz cristológica de los ministerios laicales, fueron también protagonistas durante este espacio mediante las diversas ponencias presentadas por monseñor Elkin Álvarez Botero, obispo de la Diócesis de Santa Rosa de Osos y presidente de la Comisión Episcopal de Ministerios Ordenados; monseñor Nelson Jair Cardona, obispo de la Diócesis de San José del Guaviare y presidente de la Comisión Episcopal de Estado Laical; monseñor Pedro Manuel Salamanca, presidente de la Comisión Episcopal de Catequesis y Animación Bíblica, y por el padre Juan David Muriel Mejía, presbítero de la Arquidiócesis de Medellín y docente de liturgia de la Universidad Pontificia Bolivariana. La ministerialidad es un camino para la comunión y la participación en la Iglesia colombiana De acuerdo con monseñor Elkin Álvarez, reflexionar y unificar criterios en esta dimensión representa un paso muy importante para la Iglesia colombiana, pues permite “caminar hacia la ministerial ideal prevista en el magisterio de la Iglesia para catequistas, lectores y acólitos, y así poder ofrecer realmente itinerarios de constitución y de fortalecimiento de estos ministerios”. Indicó, además, que es fundamental evidenciar la diferencia, pero al mismo tiempo, la articulación especial que debe existir, entre ministros ordenados y ministros laicos. En ese mismo sentido, monseñor Nelson Jair recordó que la Iglesia es de todos y que el papa Francisco insiste en que los laicos no deben sentirse en ella como huéspedes, sino como personas a pleno título, con igualdad dignidad, que, más que prestar una colaboración, tienen una corresponsabilidad. “El magisterio de la Iglesia ha sido claro al decir que todos los bautizados participamos de esa triple misión de Cristo, de su misión sacerdotal, de su misión profética y de su misión real, y que cada uno la realiza en el mundo y en la Iglesia de acuerdo a su propia condición. Los sacerdotes como cabeza y pastores de la comunidad. Los religiosos también como una entrega existencial que han realizado en su propia vida en honor del Señor. Y también los laicos a los que la Iglesia y el Señor les concede siempre una evangelización en todas las dimensiones de la cultura, de la política, de la familia y de lo que es la secularidad en el mundo”, agregó el obispo de San José del Guaviare. En cuando al perfil, según lo ha indicado el padre Juan David Muriel, se trata de buscar personas que en la comunidad se sientan servidores, en salida, que puedan acoger, consolar, curar y llevar la palabra de Dios a todos. Las características fundamentales que deben tener los ministros laicos Al respecto, monseñor Pedro Salamanca, indicó tres características centrales que se han definido durante el encuentro para estos ministros: “En primer lugar, la madurez humana de los candidatos de los que serán llamados a estos ministerios. En segundo lugar, su iniciación cristiana, que sean realmente creyentes, que aspiren a los ministerios y los ejerzan con el Espíritu de Cristo, es decir, con espíritu de servicio, no para figurar, no para aparecer, sino con los mismos sentimientos de Cristo. En tercer lugar, se ha acentuado también en estos días la importancia de que sean hombres y mujeres de comunión, que trabajen en la unidad de la Iglesia, que trabajen desde la comunión eclesial en sintonía con los pastores, pero también con los planes de evangelización diocesanos”. Por su parte, la hermana Ana Yibe González Vargas, religiosa de la congregación Hijas de Nuestra Señora de las Misericordias, coordinadora académica del Instituto Superior de Educación y Catequesis ubicado en la Diócesis de Santa Rosa de Osos, ha valorado la oportunidad de realizar en este encuentro una reflexión profunda sobre cómo formar agentes de pastoral de manera integral, pues, según ha dicho, esto permite responder a los desafíos del mundo actual. Por esto, para ella, tanto los perfiles como los itinerarios, deben estar adaptados a las necesidades particulares de cada diócesis. Al tiempo, la hermana Isaura Barajas de la comunidad de las Hermanas Trovadoras de la Eucaristía, quien apoya la pastoral litúrgica de la Arquidiócesis de Nueva Pamplona, agregó que “no se trata solamente de un papel dentro de una ceremonia litúrgica, sino de toda la conexión con la vida”. De acuerdo con ella este es el objetivo de la liturgia. “La liturgia nos alimenta con su Palabra y con la Eucaristía, nuestro Señor, para luego, en la vida, poner en práctica todo lo que nos enseña”, puntualizó la religiosa. Conozca todos los detalles y testimonios en el siguiente video:

Mar 23 Mayo 2023

Un profeta, testigo y servidor de la esperanza para Puerto Carreño

En la tarde de este lunes 22 de mayo, en medio de una Solemne Eucaristía celebrada en la Parroquia San Alfonso María de Ligorio de la ciudad de Bogotá, se llevó a cabo la ordenación episcopal del padre Álvaro Mon Pérez, sacerdote redentorista, quien el pasado 30 de marzo fue nombrado por el papa Francisco como nuevo Vicario Apostólico de Puerto Carreño, jurisdicción eclesiástica ubicada en el departamento del Vichada. La ordenación de monseñor Álvaro fue conferida por monseñor Francisco Antonio Ceballos Escobar, obispo de la Diócesis de Riohacha, también misionero de la Congregación del Santísimo Redentor, quien se desempeñó como Vicario de Puerto Carreño entre los años 2010 y 2020. La celebración estuvo acompañada, de manera especial, por monseñor Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) y por el Vicario Apostólico de Puerto Gaitán, monseñor Raúl Alfonso Carrillo, quien, al tiempo, estaba encargado de la administración de Puerto Carreño. En representación de la Nunciatura Apostólica en Colombia, estuvo presente en la ordenación el padre David Paul Charters. Asimismo, por parte de su congregación, asistieron el padre Luis Carlos Jaime Murillo, superior provincial y el sacerdote Jairo Díaz Rodríguez, miembro del Gobierno General de los redentoristas en nuestro país. En su intervención, monseñor Ceballos inició agradeciéndole a monseñor Mon Pérez por haberlo elegido a él para realizar este signo de sucesión apostólica y le dijo: “ninguno de los dos estudió para ser obispo sino para seguir el ejemplo de Jesucristo salvador en la predicación de la palabra de Dios a los pobres, como reza la constitución general número 1 de la congregación según la intuición original de San Alfonso María de Ligorio, nuestro padre fundador”. En este sentido, recordó que esta designación episcopal no es fruto de una conquista ni de una pretensión humana, sino de la gracia de Dios. Asumir con optimismo el liderazgo de los desafíos pastorales en el Vichada A propósito del contexto actual de esta jurisdicción, monseñor Francisco Ceballos recordó que este vicariato, además de estar ubicado en una de las periferias geográficas del país, tiene “grandes retos pastorales y carencias de estructuras consolidadas que faciliten la madurez de la Iglesia en ese territorio”: “Su experiencia como misionero, tanto en Bolivia como en Colombia, le ha permitido entender que en las periferias hay sufrimiento, hay sangre derramada, hay necesidades pastorales (…) La realidad de Puerto Carreño no es diferente”, añadió en otro momento del mensaje el Obispo de Riohacha. Más allá de estos desafíos, le pidió no temer, sino llegar con mucho optimismo a asumir su ministerio episcopal, como “profeta, testigo y servidor de la esperanza en ese territorio de misión”, siguiendo el ejemplo de Jesús. “La promesa de Jesús de acompañar a sus discípulos hasta el final de los tiempos, lo debe estimular a emprender tan fascinante y desafiante aventura pastoral con dinamismo misionero, propio de nuestra congregación, dinamismo misionero, la manera como hacemos frente a las urgencias pastorales; en eso nos distinguimos los redentoristas”, precisó monseñor Ceballos. Inspirado en las palabras del Santo Padre, el prelado invitó también al nuevo Vicario Apostólico de Puerto Carreño a ser siempre un pastor con olor a oveja, a caminar con el pueblo de Dios en sinodalidad, siempre priorizando su misión con los más pobres y necesitados, pues es allí donde, según monseñor, se activa y crece la gracia. “Asumo con confianza este nuevo ministerio que Dios me regala, porque siento el amor de Cristo en cada momento y en cada circunstancia”: monseñor Álvaro Mon Por su parte, el nuevo pastor de Puerto Carreño compartió la sensación de asombro que ha tenido desde que conoció la noticia de su nombramiento. Al tiempo, se refirió a una profunda gratitud con Dios por haberle concedido la gracia de nacer en una familia boyacense “creyente, humilde, trabajadora, con anhelos de superación y de servicio”; así como por poder ser parte de los redentoristas, a quienes, según lo expresó, conoció desde que tenía 12 años de edad, cuando dos misioneros de la congregación llegaron a su vereda. Durante su intervención, se dirigió también a los fieles, sacerdotes, diáconos, catequistas, agentes de pastoral, autoridades civiles y a cada una de las personas que conforman esta Iglesia particular de Puerto Carreño, a quienes envió su saludo y bendición. “Siento y compruebo su cariño y lo he experimentado en los efectos de las oraciones que han elevado por mí, Dios les pague, tengo la seguridad que puedo seguir contando con ellas”, manifestó el prelado. Transmisión de la celebración de ordenación: _______________ Sobre este tema, también le puede interesar:Papa Francisco nombra Vicario Apostólico para Puerto Carreño

Mar 23 Mayo 2023

Obispos rechazan masacre de los cuatro menores en el Putumayo y piden mayor protección para las comunidades

Ante los hechos presentados recientemente en diferentes regiones del país en materia de conflicto armado, y de manera especial, frente al reclutamiento y lamentable asesinato de cuatro menores de edad en el departamento del Putumayo, presuntamente, por parte del grupo ilegal denominado EMC-Farc, la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), a través de un comunicado rechaza categóricamente estas acciones, las califica como inaceptables y recuerda que el Estado colombiano está en la obligación de “velar por la protección de los niños, niñas y adolescentes, saldando la deuda histórica que ha tenido con ellos”. Al tiempo, expresa su solidaridad con los familiares y miembros de las comunidades a las que pertenecían estos menores, integrantes del pueblo indígena Murui. En el mensaje, los obispos piden, una vez más, respetar toda vida humana y recuerdan que la muerte no puede seguir siendo un instrumento “para lograr intereses mezquinos particulares”. Asimismo, describen como “escandalosa y cruel” la práctica del reclutamiento y uso de menores para la guerra; afirman que esta problemática indica el “alto nivel de degradación del conflicto armado en el país”. Los prelados recuerdan también en el comunicado que la “la búsqueda de la paz basada en el respeto por la vida, la dignidad humana y el diálogo, es el camino para superar las múltiples violencias del país”, por lo que invitan al pueblo colombiano a no desistir en el compromiso de la transformación social, a través de la no violencia, así como a seguir perseverando en la oración por esta importante causa. Lectura del comunicado por parte del padre Martín Sepúlveda, Director de Comunicaciones de la CEC:

Vie 19 Mayo 2023

“Seguimos siendo obispos preocupados por el pueblo de Dios”: monseñor Iván Marín

Tras el encuentro de veinticinco de los cincuenta obispos eméritos que actualmente tiene la Iglesia colombiana, sostenido los días 15 y 16 de mayo en la sede de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), monseñor Jorge Jiménez Carvajal, arzobispo emérito de Cartagena y Cardenal del país, monseñor Iván Marín López, arzobispo emérito de Popayán y monseñor Leonardo Gómez Serna, obispo emérito de Magangué, compartieron algunas impresiones sobre esta reunión, a la que fueron invitados por el arzobispo de Bogotá y presidente del episcopado colombiano, monseñor Luis José Rueda Aparicio. De acuerdo con los prelados, se trató de un encuentro muy especial. “Han sido días muy plenos porque hemos tenido ocasión de compartir con los demás lo que ha sido nuestra vida, particularmente, una vez que hemos cumplido con la misión apostólica en las diócesis a las que nos han asignado”, afirmó monseñor Gómez Serna, quien es obispo emérito desde hace 11 años. Asimismo, refiriéndose a sus experiencias, manifestó la alegría de estar durante este tiempo en el convento de los frailes dominicos en Boyacá. Al respecto, dijo: “es una bendición de Dios para nosotros los obispos religiosos, al terminar nuestra misión, retornar a la comunidad, al convento donde uno quiera y, naturalmente, que yo volví a la casa materna: Chiquinquirá”. De acuerdo con monseñor Marín, durante el encuentro compartieron también sus reflexiones y posturas sobre algunas de las situaciones difíciles que vive el país actualmente y que la Iglesia acompaña, de manera especial, en términos sociales y humanitarios; “seguimos siendo obispos preocupados por el pueblo de Dios”, agregó el prelado. Sobre dichos temas asociados a la coyuntura del país que fueron protagonistas durante la reunión, el obispo emérito de Magangué afirmó que la paz fue uno de ellos, “insistimos en que la paz sigue siendo un don de Dios y por lo mismo, hay que orar para que el Señor nos dé la paz. Pero como la paz es también conquista humana, el compromiso de trabajar por la paz es de todos”. En este sentido, recordaron la importancia que tienen para la Iglesia los diálogos pastorales, tema en el que monseñor Gómez Serna ha profundizado por muchos años. Varios de los pastores eméritos de Colombia aún siguen apoyando, de manera activa, distintas actividades de evangelización y formación de la Iglesia en diferentes jurisdicciones eclesiásticas, instituciones y comunidades religiosas. Al respecto, el Cardenal Jiménez manifestó: “¡Qué bueno poder seguir colaborando con la Iglesia! Pues ella tiene tantos lugares donde podemos prestar un servicio así de tantas necesidades del mundo de hoy. Qué bueno que el Señor nos regale salud, alegría y entusiasmo para seguir sirviendo”. Cabe precisar que la Iglesia Católica fija la edad de 75 años para que los obispos presenten la solicitud de renuncia al Papa de su encargo episcopal, que puede aceptarla de inmediato o pospuesta, de acuerdo a las necesidades pastorales. Para conocer más detalles del encuentro, vea el video:

Vie 28 Abr 2023

Fallece madre de monseñor Juan Carlos Barreto Barreto

El presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), monseñor Luis José Rueda Aparicio, en nombre de todos los obispos del país, expresa sus más sentidas condolencias por el reciente fallecimiento en el municipio del Guamo (Tolima) de la señora Blanca Aurora Barreto, madre de monseñor Juan Carlos Barreto Barreto, obispo de la Diócesis de Soacha y Presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social. Al tiempo, pide orar por monseñor Juan Carlos y por toda su familia. Brille para ella la Luz Perpetua. Comunicado de condolencias por parte de los presbíteros, religiosos, religiosas y comunidad de fieles laicos de la Diócesis de Soacha. .

Jue 27 Abr 2023

Iglesia colombiana invita a orar este 3 de mayo por la reconciliación del país

El próximo miércoles 3 de mayo Colombia conmemorará el Día Nacional por la Reconciliación. Se trata de una jornada de oración en favor de la reconciliación y la paz del país que viene animando la Iglesia Católica desde el año 2018 y que, en el contexto actual, ante la compleja situación que viven diferentes territorios por cuenta de situaciones asociadas al conflicto armado y la violencia, sigue teniendo una gran relevancia. De manera especial, la Iglesia invita a todos los fieles para que durante este día se retomen los llamados y oraciones hechas en este sentido por el Papa Francisco durante su visita apostólica en septiembre de 2017, acontecimiento sobre el cual se inspiró dicha conmemoración, establecida posteriormente por los obispos colombianos durante la Asamblea Plenaria del Episcopado, realizada de manera extraordinaria en noviembre del 2017. Dicha jornada se anima también cada 3 de mayo en el contexto del Día de la Santa Cruz, la Fiesta de las Cruces o la Cruz de mayo, como es conocida en nuestro país y en otros, como el caso de España, Chile, Ecuador, El Salvador, Guatemala, México, Paraguay, Perú, Argentina y Venezuela, a partir de la cual se revive esta tradición religiosa, cuyas raíces se remontan a tiempos remotos del cristianismo en la ciudad de Jerusalén. En este contexto, para acompañar la oración desde la dimensión social de la evangelización y, a manera de insumo, la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) pone también a disposición de todos el texto titulado “Hacia una pastoral para la reconciliación y la paz”, un documento desarrollado a través del Secretariado Nacional de Pastoral Social (SNPS) que presenta a los católicos del país, orientaciones del episcopado para comprender y trabajar por esta importante misión desde las diferentes diócesis y parroquias.El documento está estructurado en cinco secciones: 1. Marco conceptual para la reconciliación y paz 2. Importancia y alcance de una pastoral para la reconciliación y la paz 3. Criterios eclesiales para la construcción de la paz 4. Pedagogía para la construcción de la paz 5. Acciones conjuntas para construir la paz integral

Mar 25 Abr 2023

Soacha recibió al cardenal Michael Czerny

Entre el 20 y el 24 de abril, Colombia recibió la visita de uno de los líderes de equipo de la Curia Romana al servicio de la misión del Papa Francisco en calidad de pastor de la Iglesia Universal. Se trata del cardenal jesuita Michael Czerny, prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, quien el pasado jueves 20 se acercó a la Diócesis de Soacha para conocer, en compañía del obispo de esta jurisdicción, monseñor Juan Carlos Barreto, algunas de las principales problemáticas humanitarias, sociales, medioambientales y económicas que afectan gravemente a las comunidades de este territorio. La primera parte de la actividad se dio con un recorrido que inició en la curia de la diócesis, pasó por un tramo del rio Bogotá y llegó hasta el Salto del Tequendama. Con este paso, se buscaba poner en contexto al cardenal, muy interesado en los temas asociados al cuidado de la casa común, al respecto de la grave situación de contaminación que padecen fuentes hídricas tan importantes para el país, como esta. Una oportunidad de encuentro y escucha en Altos de Cazucá El principal interés del cardenal Czerny durante esta visita fue escuchar a quienes viven y acompañan estas realidades de manera directa. Por ello, posteriormente, guiado por el equipo de la diócesis, del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam) y de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), el cardenal Czerny se desplazó hasta un sector ubicado en la comuna 4 del municipio de Soacha, conocido como Altos de Cazucá. Allí, el purpurado estuvo presente en un espacio de encuentro con varios líderes sociales, religiosas y sacerdotes, así como con representantes de la Defensoría del Pueblo, quienes, con su testimonio, le dieron a conocer de manera concreta problemáticas asociadas a temas como: pobreza extrema, presencia de actores armados ilegales, microtráfico, minería de arrastre, ilegal, desplazamiento, migración, problemas medioambientales, ausencia o deficiencia en la atención de necesidades básicas y derechos, así como explotación laboral y sexual de su población. La presencia del Prefecto del organismo de la Santa Sede encargado del Desarrollo Humano Integral en esta zona, ha sido una oportunidad para evidenciar los sufrimientos que padecen estas comunidades, pero también y más allá de la estigmatización, los procesos de resiliencia que valientemente viven muchos de ellos, apoyados por diversos actores ahí presentes, como los eclesiales. Esto, desde la necesidad sobre la que tanto ha insistido el Papa Francisco de hacer una Iglesia cada vez más samaritana, misericordiosa y con presencia en las periferias. Esta visita se dio en el contexto de la participación del cardenal Czerny en el tercer Congreso Latinoamericano de Doctrina Social de la Iglesia organizado por el Celam. Evento en el que, durante una ponencia, el purpurado se refirió a la importancia de Aparecida para toda la Iglesia, al rostro que va tomando la sinodalidad promovida por el Santo Padre, así como a los retos y nuevos impulsos que van surgiendo para que este camino se haga realidad. Los dolores de Soacha son el reflejo de los dolores de Colombia El municipio de Soacha es el más poblado de Cundinamarca y el sexto más grande de Colombia. De acuerdo con el censo oficial del 2022, habitan allí cerca de 808.300 personas. En cuanto a Altos de Cazucá, es una de las zonas de la localidad que padece mayores condiciones de precariedad social. Allí, la infraestructura educativa es tan deficiente, como la atención en salud. Tanto el territorio, como las personas, se ven obligados a convivir diariamente con los efectos del deterioro ambiental producido por prácticas como la ganadería y la minería. Más allá de los registros oficiales, se cree que en este sector hay presencia de cerca 300 mil migrantes, principalmente provenientes de Venezuela. Al tiempo, es un territorio que recibe continuamente población desplazada de otras regiones del país que llegan allí, generalmente, porque encuentran una opción de mayor alcance económico para vivir. La mayor parte de los empleos a los que acceden sus habitantes son de carácter informal, por lo que no cuentan con suficientes garantías y, en muchas oportunidades, se ven sometidos a condiciones de explotación. Según se ha indicado en este espacio, Altos de Cazucá es una zona urbana con ciertas condiciones de asilamiento en términos de vías, acceso a servicios básicos y seguridad, pero al tiempo, de fácil penetración para grupos delincuenciales o estructuras armadas que permean pequeñas estructuras de las comunidades. Según se conoce, allí hay presencia de miembros de ELN y el Clan del Golfo, lo que también representa un grave riesgo en términos de reclutamiento de niños, niñas y adolescentes. Ante estas y otras realidades, la Diócesis de Soacha, conformada por los municipios de Soacha y Sibaté; por la localidad de Bosa y por las UPZ 65 Arborizadora y 69 Ismael Perdomo de Ciudad Bolívar en Bogotá, adelanta una importante tarea evangelizadora con fuerte enfoque social. “Lo que sucede en Soacha es un reflejo que, casi a manera de espejo, evidencia las difíciles situaciones de vida de la mayoría de los colombianos” ha dicho durante este encuentro en Altos de Cazucá monseñor Juan Carlos Barreto, quien es también el presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social de CEC y que, por su misión durante nueve años como obispo de la Diócesis de Quibdó, pudo conocer de cerca muchas de estas realidades que tanto le duelen a la Iglesia. “Yo palpo a Dios aquí todos los días”, afirmó durante el encuentro la hermana Beatriz Charria Angulo, dominica de la presentación, quien está presente en Cazucá desde hace 23 años. Aunque el enfoque del acompañamiento que brinda junto a sus hermanas de comunidad y gracias al apoyo del Banco de Alimentos de la Arquidiócesis de Bogotá, está basado en ayudar a aliviar la difícil situación alimentaria que padecen muchas personas de la zona, su misión, según ha dicho, consiste en promover integralmente a la persona, no desde el asistencialismo sino desde el empoderamiento, donde buscan también que la mujer tenga un rol protagónico. Así como la hermana Beatriz, junto a los sacerdotes y agentes de pastoral de las siete parroquias por las que está compuesto el arciprestazgo número 5 de la Diócesis de Soacha, son varias las comunidades religiosas que hacen presencia en este sector, entre ellas, las hermanas de San Juan Evangelista y las religiosas de la Congregación de las Hermanas del Niño Jesús Pobre - Clara Fey. Todos los consagrados y laicos comprometidos con esta misión en Altos de Cazucá apoyan también tareas concretas con niños, jóvenes y adultos desde niveles como: la educación, la promoción de la dignidad humana, el acompañamiento espiritual y psicosocial. Los mensajes del Cardenal para el país Según lo ha indicado monseñor Juan Carlos Barreto, la presencia sencilla del cardenal Michael Czerny los ha llenado de profunda alegría y esperanza. Su mensaje ha estado basado en la hermandad universal, la paz, la reconciliación y el cuidado de la casa común que se inspira en el Evangelio de Jesús y en el magisterio del Papa Francisco a partir de encíclicas como Laudato si’ y Fratelli tutti, y también su Exhortación apostólica Evangelii gaudium, entre otros llamados del Santo Padre que han sido inspiración directa para el trabajo de la Iglesia colombiana ante estas complejas realidades.En este sentido,el prefecto ha invitado a todos dentro y fuera de la Iglesia a tener cada vez más una actitud de escucha: "Ya todos sabemos pero si escuchamos, aprendemos más", ha puntualizado. Al cierre de su visita en Colombia, el lunes 24 de abril, el cardenal Czerny estuvo en la sede de la Conferencia Episcopal de Colombia en Bogotá, donde durante una reunión con los directivos del Secretariado Permanente del Episcopado pudo conocer, de manera especial, el trabajo que desde áreas como el Secretariado Nacional de Pastoral Social (SNPS), la Comisión de Conciliación Nacional (CCN) y la Delegación para las Relaciones Iglesia – Estado, adelantan actualmente en favor de la reconciliación y la paz del país, temas propios de su misión. _______ Conozca más detalles de esta importante visita en el siguiente informe audiovisual:

Vie 21 Abr 2023

La paz esté con ustedes (Jn 20, 19)

Por Mons. José Libardo Garcés Monsalve - La primera palabra de Jesús para los discípulos fue de paz, y solo esa palabra fue suficiente para que se llenaran de alegría, para que todos los miedos, dudas e incertidumbres que tenían, quedaran atrás y se convirtieran en fuente de esperanza y consuelo para muchos que estaban atentos al mensaje de salvación. Un mensaje de paz que contiene la misericordia y el perdón del Padre Celestial. Con este mensaje los discípulos fueron enviados a anunciar la misericordia y el perdón: “A quienes les perdonen los pecados les quedan perdonados” (Jn 20, 23), dejando la paz a todos, porque no puede existir paz más intensa en el corazón. que sentirse perdonado. Dejemos a un lado nuestras amarguras, resentimientos y tristezas. Oremos por nuestros enemigos, perdonemos de corazón a quien nos ha ofendido y pidamos perdón por las ofensas que hemos hecho a nuestros hermanos. Deseemos la santidad, porque he aquí que Dios hace nuevas todas las cosas. No temamos, no tengamos preocupación alguna, estamos en las manos de Dios. La Eucaristía que vivimos con fervor es nuestro alimento, es la esperanza y la paz que nos conforta y una vez fortalecidos, queremos transmitir la vida nueva a nuestros hermanos, a nuestra familia, porque la paz que viene de lo alto está con nosotros y desde nuestro corazón se transmite a todos los que habitan con nosotros. La esperanza en la resurrección debe ser fuente de consuelo, de paz y fortaleza ante las dificultades, ante el sufrimiento físico o moral, ante las contrariedades, los problemas familiares y cuando vivimos momentos de cruz. Un cristiano no puede vivir como aquel que ni cree, ni espera. Porque Jesucristo ha resucitado, nosotros creemos y esperamos en la vida eterna, en la que viviremos dichosos con Cristo y con todos los santos. Tenemos esta posibilidad gracias a su Resurrección, que verdaderamente nos da paz. La Resurrección de Jesucristo es la revelación suprema, la manifestación decisiva para decirle al mundo que no reina el mal, ni el odio, ni la venganza, sino que reina Jesucristo Resucitado, que ha venido a traernos amor, perdón, reconciliación, paz y una vida renovada en Él, para que todos tengamos la vida eterna. Si Cristo no hubiese resucitado realmente, no habría tampoco esperanza verdadera y firme para el hombre, porque todo habría acabado con el vacío de la muerte y la soledad de la tumba. Pero realmente ha resucitado, tal como lo atestiguan los evangelistas: “Ustedes no teman; sé que buscan a Jesús, el Crucificado. No está aquí, ha resucitado como lo había dicho” (Mt 28, 5-6). Es la fuente de la verdadera vida, la luz que ilumina las tinieblas, la paz que renueva a todo ser humano que se abre a la gracia de Dios. La vida del Resucitado hace que nuestro corazón esté pleno de gracia y lleno de deseos de santidad. La voluntad de Dios es que seamos santos, recordando que la santidad es ante todo una gracia que procede de Dios. En la vida cristiana hemos de intentar acoger la santidad y hacerla realidad en nuestra vida, mediante la caridad que es el camino preferente para ser santos. El profundo deseo de Dios es que nos parezcamos a Él, siendo santos. La caridad es el amor, y la santidad una manifestación sublime de la capacidad de amar, es la identificación con Jesucristo Resucitado. El caminar de hoy en adelante afrontando los momentos de prueba, lo vamos a hacer como María al pie de la Cruz. Recordemos que toda la fe de la Iglesia quedó concentrada en el corazón de María al pie de la Cruz. Mientras todos los discípulos habían huido, en la noche de la fe, Ella siguió creyendo en soledad y Jesús quiso que Juan estuviera también al pie de la Cruz. Lo más fácil en los momentos de prueba es huir de la realidad, pero por la gracia del Resucitado que está en nosotros, vamos a permanecer todo el tiempo al pie de la Cruz, ese es nuestro lugar, ese es el lugar del cristiano que se identifica con Jesucristo, y estando con Él, contemplando y abrazando la Cruz, encontramos paz en el corazón, que es el tesoro más grande que hemos recibido del Resucitado. Aspiremos a los bienes de arriba y no a los de la tierra, vivamos desde ahora el estilo de vida del Cielo, el estilo de vida de los resucitados, es decir, una vida de piedad sincera, alimentada en la oración, en la escucha de la Palabra, en la recepción de los sacramentos, especialmente la confesión y la Eucaristía, y en la vivencia gozosa de la presencia de Dios; una vida alejada del pecado, de los odios y rencores, del egoísmo y de la mentira; una vida pacífica, honrada, austera, sobria, fraterna, edificada sobre la justicia, la misericordia, el perdón, el espíritu de servicio y la generosidad; una vida, cimentada en la alegría y en el gozo de sabernos en las manos de nuestro Padre Dios que nos da la paz. Debemos procurar llevar la alegría de la Resurrección a la familia, a nuestro lugar de trabajo, a la calle, a las relaciones sociales. El mundo está triste e inquieto y tiene necesidad de la paz y de la alegría que el Señor Resucitado nos ha dejado. ¡Cuántos han encontrado el camino que lleva a Dios en el testimonio sonriente de un buen cristiano! La alegría es una enorme ayuda en el apostolado, porque nos lleva a presentar el mensaje de Cristo de una forma amable y positiva, como hicieron los Apóstoles después de la Resurrección. Los invito a que caminemos juntos en oración, en alegría pascual y gozo por la Resurrección del Señor. Que la oración pascual, de rodillas frente al Santísimo Sacramento, nos ayude a seguir a Jesús Resucitado con un corazón abierto a su gracia, para dar frutos de fe, esperanza y caridad. Pongámonos siempre en las manos de Nuestro Señor Jesucristo, que es nuestra paz, y bajo la protección y amparo de la Santísima Virgen María y del glorioso Patriarca san José, que nos protegen. En unión de oraciones, caminemos juntos, con nuestros sacerdotes. +Mons. José Libardo Garcés Monsalve Obispo de la Diócesis de Cúcuta