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reflexión

Vie 24 Ago 2018

"Señor tú tienes palabras de vida eterna"

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Jue 23 Ago 2018

Construimos paz sirviendo al Señor

Servir al Señor de manera concreta, vivir con Él, ofrecer parte de nuestro tiempo para servir en la Iglesia, compartir nuestros bienes con la acción evangelizadora de la Iglesia, ofrecer algo para ayudar a la Iglesia, hacer que nuestra familia sirva al Señor; es decir, que reciba los sacramentos: bautismo, primera comunión, confirmación; que los enfermos prontamente reciban el sacramento de la unción y el matrimonio. Esto es servir al Señor. Servir al Señor no es una "frase" para decirla, es ponerla en práctica. De esa manera decimos que el Señor es nuestro Dios. O como lo dirá Pedro en el evangelio: A quién vamos a ir Señor, si tú tienes palabras de vida eterna. Esa es la paz que se construye, esa es la paz de la familia y de la Iglesia. Tareas: Analizar y ver si cada uno y su familia de verdad sirven al Señor. Analizar y ver cómo se están viviendo los sacramentos en su familia para servir al Señor. Si Usted o alguien en su familia carece de algún sacramento, es hora de hacer la preparación para celebrarlo con gusto.

Vie 17 Ago 2018

Sólo Dios nos da vida plena

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Vie 10 Ago 2018

La fe es un don, una gracia y un regalo de Dios

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Vie 3 Ago 2018

Yo soy el pan de vida

Primera lectura: Ex 16,2-4.12-15 Salmo Sal 78 (77),3+4bc.23-24.25+54 (R. cf. Jn 6,32) Segunda lectura: Ef 4,17.20-24 Evangelio: Jn 6,24-35 Introducción: La palabra de Dios para este Domingo nos a plantea tres líneas de reflexión; en la primera, el pueblo de Israel sigue clamando ayuda y Dios sigue respondiendo con amor misericordioso. En la segunda línea, Pablo sigue insistiendo a los efesios en la importancia de alcanzar la configuración con el amor de Cristo en un espíritu renovado, la comunidad debe ser fiel a los principios propios de la vida en el Espíritu; y la tercera línea, es guiada por Juan en el evangelio, que presenta a Jesús que se auto denomina “el pan de vida”. ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El pueblo de Israel, en su camino a la tierra prometida, sentía que las vicisitudes apremiaban y las carencias aparecían, lo que llevó a los Israelitas a sublevarse contra su líder y padre Moisés. El hambre y la sed se convierten en más que una necesidad apremiante, en una realidad que lleva al pueblo al sufrimiento. Israel es un pueblo que vive de los recuerdos, por ello añoran volver a comer las cebollas amargas de Egipto como un signo del malestar por el que estaban atravesando. Pero es allí donde sale a relucir que, una de las expresiones más grandes del amor de Dios en el Antiguo Testamento, está centrada en la figura de un Dios clemente y misericordioso, que, al escuchar el clamor del pueblo, acude con respuestas concretas a satisfacer las necesidades de sus creaturas. La primera lectura del libro del Éxodo presenta al pueblo israelita en el desierto que ante el hambre que padece, no solo murmura contra Moisés, sino que añora la amargura de la esclavitud en el país de Egipto y en signo de rechazo a lo que están viviendo, piensan en la miseria en la que vivían y orquestan una irrupción. Pero, Dios se adelanta a los acontecimientos y en un gesto de bondad, le habla al gran patriarca de la ley, a Moisés, y le promete, después de ver la aflicción de su pueblo, una lluvia copiosa de alimento que cae del cielo. Es así como el texto nos narra, la manera en que Dios responde a su pueblo y cumpliendo su palabra, da de comer a los mismos que alzaban su voz contra él. El pueblo después de ser saciado, frena su ímpetu y posteriormente, aclama sobre él la clemencia de su Dios y Señor. Pero ese mismo pueblo como muestra de su fidelidad al Señor, está llamado a la alabanza, por los dones recibidos, en especial aquellos que sacian las necesidades básicas de aquel que alaba a Dios. En una manifestación del amor que el pueblo de Israel siente por su Dios y Señor, se canta la historia, el legado y el trasegar de la acción de Dios a su pueblo. Las alabanzas a Yahvé por las maravillas que ha realizado, casi que, evocando literalmente las acciones de Dios por sus elegidos, cuando en la travesía por el desierto, encontraron la paz y pudieron suplir sus necesidades por la fidelidad que mantuvieron al Dios de sus generaciones. Por su parte, Pablo apóstol de los gentiles, sigue recomendándole a los Efesios, la importancia de la renovación en el Espíritu y que ello, será la manera de ser hombres nuevos, dispuestos a participar del gran banquete del amor que Jesús nos trae en su manifestación como pan bajado del cielo. Continuando la reflexión sobre las palabras del gran discurso del pan de vida, presentado por evangelio de Juan, se encuentra la razón del porqué se puede hacer de Jesús, el verdadero pan para vivir en abundancia. Para penetrar más en esta reflexión y para acercar a la comunidad a participar en el banquete prometido por Jesús en el evangelio, el Papa Benedicto XVI, en la exhortación apostólica Sacramentum Caritatis, nos invita a contemplar la eucaristía como misterio que se ha creer, misterio que se ha de celebrar y misterio que se ha de vivir En efecto, dice el Papa Benedicto XVI que la eucaristía es un misterio que se ha creer: La obra de Dios es que crean en quien él ha enviado… para participar de la abundancia del alimento que nos viene del cielo en la persona de Jesús, nos hace un llamado a centrarnos en el creer, y ello se realiza en la medida en que sigamos en nuestras vidas las obras que realiza Jesús; no podemos desconocer la fuerza que nos da el saber que en la persona Divina de Jesús encontramos la fortaleza para ser verdaderos testigos de sus obras. Si tenemos fe, la celebración de la eucaristía se nos convierte para nosotros en un verdadero banquete en el que Dios se entrega en su Hijo amado en bien de la humanidad. Celebrar la eucaristía sin creer, se convierte en un signo de religiosidad sin compromiso alguno. La celebración dominical es una ruta, es un mapa espiritual en la vida del creyente. Por ello el creer en el misterio de un Dios que se hace pan para alimentar a su pueblo, es evocar al pueblo de Israel saciándose del pan del Cielo. Ya no es pan celeste, ahora es Cristo mismo, quien ha bajado del Cielo y se queda en el corazón de la comunidad que se nutre de su palabra, su ejemplo y amor. Continúa también afirmando Benedicto XVI que la eucaristía es un misterio que se ha de celebrar: Señor danos siempre de ese pan… Nuestra actitud de cara a la eucaristía debe estar centrada en una experiencia profunda de alegría y fraternidad, el cristiano está llamado a optar por la vida, pues la eucaristía celebra la vida. Como todos los sacramentos tienen una dimensión social/comunitaria, la eucaristía va más allá del rito, ella es un compromiso real con la fe del otro. Celebrar es acoger con amor aquello de lo cual hacemos memoria. Finalmente, expresa el Papa Benedicto XVI que la eucaristía es un misterio que se ha de vivir: Yo soy el pan de vida… El mismo Jesús en el texto de Juan, nos da una respuesta a muchos interrogantes. La proclamación de Jesús como el pan de vida, es mucho más que una metáfora, Dios es el pan de vida, en medio del sin sentido de la vida, que las comunidades muchas veces experimentan, la evocación reiterada al Éxodo, nos hace conectarnos con el nombre de Dios; de nuevo resuena en el corazón de los creyentes la respuesta de Yahvé: “Yo soy el que soy”, Dios es el que es, y en esa dimensión lo descubrimos cercano, dando vida en el pan. El Papa Francisco insiste también, en que la esencia de nuestra fe debe estar centrada en la alegría de acoger con amor el gozo del evangelio y celebrar esa experiencia del amor en la eucaristía.

Jue 19 Jul 2018

"Yo mismo reuniré el resto de mis ovejas"

Primera lectura: Jr 23,1-6 Salmo Sal 23(22),1-3a.3b-4.5-6 (R. 1) Segunda lectura: Ef 2,13-18 Evangelio: Mc 6,30-34 Introducción: Identifiquemos tres ideas temáticas en esta dominica: Las cualidades del Pastor, El descanso y la profunda razón del reunir Ser solidarios entre los hombres. El tema que hoy hemos elegido y es fontal a todas las lecturas de este Domingo se sintetiza en la palabra reunir. "Yo mismo reuniré el resto de mis ovejas", dice Dios (primera lectura). Jesús ve la multitud con compasión y exclama: "son como ovejas que no tienen pastor" (Evangelio), pero El, buen pastor, las reunirá en un solo rebaño (Jn 10,16). Jesús, buen pastor, reúne también en un solo rebaño a los que "estaban lejos" (paganos) y a los que "estaban cerca" (judíos) por medio de su sangre derramada en la cruz (segunda lectura).

Jue 19 Jul 2018

Jesús trae la noticia de la paz y él es la paz

Jesús vino a destruir el muro de separación que existía entre los hombres y con Dios. Jesús vino a destruir el odio y la enemistad para construir la paz. Es necesario que nosotros le creamos a Jesús este mensaje de salvación. Tareas: Haz un momento de silenciamiento, entra en contacto contigo mismo, cierra los ojos y toma conciencia que eres oveja en las manos de Dios, que eres hombre nuevo y que eres hijo de Dios. Luego de ese silenciamiento, toma conciencia de los muros, las enemistades y odios que hay en tu corazón y que te impiden relacionarte con los demás y con Dios. Confronta tus muros con tu identidad de hijo de Dios y toma la decisión de hacer algo para mejorar esa relación en construcción de paz.

Jue 12 Jul 2018

Dios anuncia la paz y nos habla de un futuro

Para que ese futuro sea posible envía mensajeros, profetas, anunciadores y misioneros para que comuniquen la Buena Noticia y nos hablen de un mensaje de reconciliación y de paz. Ese es el futuro que Dios quiere, sin embargo, sus enviados muchas veces se enfrentan con el rechazo, la imcomprensión, incluso con la persecución. Recuerda que este anuncio no lo hacemos por gusto propio, sino por convicción y fidelidad a Jesús. Tareas: Hagamos un momento de oración por todos los evangelizadores que conocemos en nuestra Iglesia. Te invito para que formes parte de un grupo parroquial y si el Señor te ha llamado, responde y hazte sacerdote, consagrado o consagrada. Toma tu Biblia, ábrela en el Salmo 85 y ora con él...